--Capítulo III--
Era aproximadamente medio día cuando Cho regresó a comisaría después de haber dirigido toda la operación de levantamiento de los cadáveres de los policías. Llamó a la puerta de Buntaro con el ceño fruncido. No llevaba una mañana especialmente agradable; además tenía hambre, y se había vuelto a mojar con la llovizna que caía...
El comisario estaba escribiendo unas cartas al Ministerio cuando el policía entró dispuesto a contarle todo lo que había pasado
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"Me está diciendo que Fujita tiene un hermano que es casi igual a él?" Le preguntó el comisario casi sin creer lo que oía
"Sí. Eso es lo que he dicho" Sopló el otro cruzándose de brazos en la silla
Buntaro parpadeó sorprendido unos segundos y se frotó el pelo "En realidad ese hombre es un total desconocido al igual que usted, apenas sí sabemos lo esencial. Por orden de Kawaji-san y del general Yamagata-san no tenemos ninguna de sus fichas... De usted lo entiendo, pero de Fujita?" Se encogió de hombros
Cho cerró los ojos en una de sus muecas características, riéndose por dentro de su superior, ya que no tenía ni la más remota idea de a quien mandaba "Quien sabe qué esconderá..."
"Usted es alto secreto. Imagínese lo que pensaría la gente si se enterara de quién es en realidad..."
Entonces fue el turno de encogerse de hombros de Cho "Me da igual lo que piensen de mí. Realmente sería mejor que lo descubrieran, así no tendría que hacer este asqueroso trabajo..."
Buntaro frunció el ceño y decidió dejar la conversación antes de que acabara encerrando a su subordinado en la celda más mugrienta de la carcel... otra vez "De modo que ahora tenemos a dos posibles sospechosos... Quién sabe si el mismo Fujita no le llamó para que fuera y así confundirnos"
"O quizá fue una coincidencia y ese tío tenía algo que arreglar con el jefe... Lo único que podemos hacer es esperar a que vuelva tal y como amenazó"
"Habló con el otro testigo?"
"Con Weasel Girl? Sí, claro que hablé con ella, y me contó que vio al asesino y que uno de sus kunais le rozó en la pierna"
"Lo bastante como para hacerle cojear?"
Chou abrió un ojo "No lo sé --al ver la expresión de su superior sopló-- Oiga, si quiere un informe sobre el tal Satoshi, por qué no le pregunta al jefe? Yo no sé más que usted"
El pequeño comisario sopló y tamborileó con los dedos en la mesa. Por qué sus mejores agentes eran siempre los que más problemas le daban....?
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Perfectamente avisada, a esas horas de la mañana Moe ya estaba en casa de su nee-chan, haciendo la comida con ella mientras charlaban ligeramente. Después de que el doctor se marchara, Tokio se había apresurado a soltar una de las palomas mensajeras para urgirle a que fuera a su casa, y cuando la mujer llegó lo más rápido posible, le contó todo lo sucedido mientras reposaban junto al hombre dormido
"No puedo creer que derrotara a Hajime... --agitó la cabeza mientras daba vueltas al puchero donde cocinaba-- Tu marido siempre me ha parecido invencible, ese tío tiene que ser un portento con la kodachi para derrotar a su nihontou"
"No sé, chica... pero desde luego tiene que ser muy bueno..." Dijo Tokio apoyándose en una de las paredes y soplando ligeramente
"Y dices que va a volver? Y qué vamos a hacer? Si Hajime no pudo vencerle nadie de la policía podrá...."
"Ya..." Asintió la mujer mirando al techo. Entonces se escucharon golpes en la puerta, y fue a abrir, dejando a la otra a cargo de todo allí. Por la hora que era seguramente serían los niños.... Además, le parecía escuchar sus voces...
Cuando abrió la puerta, vio efectivamente a los tres críos, y también a dos policías
"Chicos, id a la cocina con Moe-nee, vale? --les dijo sonriendo ligeramente --Decidle quién ha llegado con vosotros..."
Tsutomu miró un poco extrañado a Cho y a Buntaro, que estaban en la puerta y no habían dicho nada aún. Se preguntó qué harían esos dos allí, si tendría algo que ver con su padre, pero al ver que su madre parecía estar del humor de siempre se encogió de hombros y entró en la casa seguido de los otros dos
"Adelante, por favor" Les dijo entonces con una ligera inclinación. Los dos hombres entraron entonces y siguieron a la anfitriona hasta el salón
Distinguían perfectamente las voces de los críos y de Moe charlando en la cocina mientras hasta allí llegaba el rico aroma de la comida "Quieren quedarse a comer con nosotros?" Le preguntó la mujer servicial
El policía rubio miró al comisario, y éste, tras pensarlo unos momentos, aceptó su invitación. Seguramente, de haberse encontrado en otras circunstancias jamás ninguno de los dos habría aceptado la invitación de la mujer de Saito, pero aquél día era algo excepcional
Tokio asintió ligeramente y fue a la cocina a avisar de que tendrían dos comensales más. Ya que sus hijos estaban allí, aprovechó para resumirles la historia por encima. Tenían que saber lo que había pasado, después de todo, eran hijos suyos también....
Tsutomu escuchó la historia con el ceño fruncido, mientras que Tsuyashi y Eiji la miraban con la boca abierta, sin poder creérselo "Así que, no arméis mucho escándalo, de acuerdo?" Les dijo una vez hubo acabado
"No me creo que haya alguien más fuerte que Padre" Dijo Tsutomu escéptico
"Yo creo que Himura-san lo es..." Contestó Eiji, con lo que se ganó una fiera mirada de ojos ámbar
Moe puso una mano sobre un hombre del hijo mayor de la pareja "Tu padre no puede ganar siempre, cariño"
El crío frunció el ceño y se cruzó de brazos, y su madre le revolvió el pelo ligeramente antes de marcharse a atender a sus invitados "No te preocupes, Tsu-chan..."
Sabía lo que estaba pensando su hijo; para él, Hajime era su héroe, el mejor, y por eso no podía aceptar su derrota.... Pero en esos momentos tenía otras cosas más importantes de qué preocuparse, como la visita de los policías. Llegó hasta el salón y se sentó frente a ambos, que dejaron la queda conversación que mantenían al verla llegar
"Perdonen por haberles hecho esperar. Qué desean?"
Buntaro tosió ligeramente para aclararse la garganta "Antes de nada, agradecerle su invitación --Tokio inclinó la cabeza ligeramente-- Verá, ya que Fujita-san no puede hacerlo, querría que nos contara qué es lo que sabe de Fujita Satoshi-san"
"Realmente no sé mucho más que ustedes.... Sabía que Goro tenía un hermano, pero nunca me habló de él. Miento, sí me dijo que nunca se llevaron bien, pero nada más"
"Cuéntenos qué paso exactamente esta mañana" Pidió Cho claramente aburrido con su trabajo y deseando que llegara el momento de comer. Tokio suspiró ligeramente y comenzó a contar la historia, intentando no darle importancia a las continuas interrupciones de los dos policías. Si había algo que odiara, era cuando Hajime quería saber algo y comenzaba a preguntarle de esa manera, como si estuviera interrogándola tal y como sus compañeros estaban haciendo en esos momentos
De todo lo que la mujer les contó, Buntaro sacó poco en claro; que Satoshi era su hermano mayor, que siempre se había llevado mal con él, que siempre había sido patriota y que luchaba usando una kodachi y el kempo, pero nada que ayudara en la investigación. De pronto, Cho dio con la clave que a su superior se le había escapado
"Tokio-san, ha dicho usted que Satoshi-san cojeaba, verdad?"
"Sí... por lo que dijeron creo que Goro sabe por qué..."
"Fujita-san estaba perfectamente esta mañana..." Comentó el comisario
"Y
otra cosa más, el jefe anoche no tenía ninguna herida, o
sí?"
"No..."
Su
respuesta fue negativa, incluso cuando Buntaro le volvió a preguntar
instándola a hacer memoria. Ambos policías se miraron; entonces
Satoshi tenía que ser el asesino... aunque no cojeara por los kunais
de Misao. Tokio sonrió contenta de que al fin hubieran aclarado
que Hajime no era quien asesinaba a esos políticos...
El comisario se mesó ligeramente la perilla, complacido con la idea de haber aclarado el tema, pero pronto frunció el ceño, ya que tenían incluso un problema mayor que antes "Y cómo vamos a hacer para detener a Fujita Satoshi-san?"
Los tres se quedaron en silencio, ya que el inspector era el que siempre se encargaba de ese tipo de casos. Si él no había podido vencer, quién lo haría....?
Gracias a los dioses, Moe anunció la comida....
Aunque el ambiente fue algo tenso, el almuerzo se sucedió sin ningún incidente. Tokio les preguntó a los policías si no sería peligroso dejar que los niños fueran a clase aquella tarde, pero Buntaro agitó la cabeza
"Él dijo claramente que volvería, por lo que no tendría sentido intentar nada contra ellos. De cualquier forma estableceré una patrulla de policías de paisano para que vigilen los alrededores"
"No servirán de mucho, pero al menos podrán armar escándalo si le llegan a ver" Comentó Cho entre bocado y bocado con cierta ironía que no pasó desapercibida para su superior...
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Pasada la comida, los oficiales se marcharon, no sin pedirle antes a la dueña de la casa que de saber algo nuevo se lo comunicase. También los críos se fueron a sus clases de por la tarde, y un rato más tarde la misma Moe tuvo que marcharse, ya que Jigen, su marido, estaba a punto de llegar de trabajar y era costumbre estar esperándole en la puerta cuando eso sucedía.
De ese modo, a media tarde, la mujer se encontró sola en casa de nuevo, como todas las tardes. Fue a la cocina a prepararse un poco de cha, como siempre, y lo llevó, junto a una vasija y un montón de flores que había recortado del jardín, a su habitación.
Se sentó junto a la mesilla baja que había en la habitación, y echó un vistazo hacia atrás. Hajime seguía durmiendo...
Suspiró ligeramente y dio un trago a su cha calentito, paladeando su sabor dulzón unos segundos, luego puso la vasija en el centro de la mesa y se concentró en hacer un bonito ikebana. Iba alternando el colocar las flores con los sorbos del té, y mientras tanto, su mente divagaba, con lo que no conseguía que el centro quedara tan bonito como debería.
Estaba pensando en Satoshi, y en cómo se llevaban tan mal ambos hermanos. Para ella resultaba algo casi imposible de entender teniendo en cuenta lo mucho que quería a Moe... Pero en realidad no era eso lo que más la preocupaba, sino las cosas que le había dicho a su marido. Le había llamado mentiroso... Y recordaba perfectamente sus palabras **sólo eres capaz de matar muchachas indefensas...** Cuanto sobre su pasado no le habría contado Hajime? Primero lo del misterioso anillo, y ahora la acusación de su hermano.... qué vendría después?
Tokio suspiró de nuevo y colocó un largo lirio blanco en el centro del ikebana, flanqueándolo con pequeños capullos rojos mezclados con ramas de cerezo. De cualquier forma, estaba segura de que si no se lo había dicho era porque tenía una buena razón para no hacerlo. Su marido era de las personas que siempre actuaban por un motivo concreto...
"Más abajo"
"Qué?" Preguntó la mujer dando un respingo y acabando con sus pensamientos bruscamente
"Que la pongas bajo el lirio" Volvió a decir Saito
Tokio sonrió ligeramente y puso la florecilla de tonos malvas que tenía en la mano donde él le había indicado, bajo el lirio blanco y los capullos rojos, entre unas margaritas anaranjadas. Miró el ikebana con ojos críticos, y lo encontró bello y colorido después de todo....
"Qué tal estás?" Le preguntó acercándose hasta él. Había estado durmiendo desde que se fuera el doctor, y de eso hacían unas... siete u ocho horas. Su diagnóstico había sido claro; no era grave, pero tenía que descansar para que el par de costillas que Satoshi le había partido con uno de sus golpes soldaran adecuadamente. Le recomendó además que le impidiera todo ejercicio físico durante unos días y usara el brazo derecho lo menos posible para dar tiempo a que los músculos de la articulación dislocada se recuperaran
El hombre sopló ligeramente, contestándole que bien antes de cerrar los ojos. Había visto las preguntas pintadas en el rostro de su esposa mientras hacía el centro de flores y contestarlas era lo que menos le apetecía en aquél momento
"Cho-san y Buntaro-san vinieron esta mañana. Han retirado los cargos contra ti... --comenzó ella-- Vinieron a preguntarme por Satoshi. Querían que les contara lo que sabía sobre él --al ver que no decía nada, Tokio suspiró ligeramente-- Quiero que me lo cuentes todo"
"Todo el qué?"
"Ah, vamos, no te hagas el tonto conmigo, Hajime. Me mentiste?" Le preguntó suavemente
"No"
Ella puso una mano sobre su brazo y apretó un poco "Sabes que no me importa lo que hicieras, pero me gustaría saber a lo que se refería Satoshi...."
El policía suspiró resignado. Conocía a Tokio, y sabía que hasta que no se lo contara todo perfectamente explicado no dejaría de insistir en el tema. La noche anterior había funcionado, pero sabía que no funcionaría más.... Suspiró de nuevo. A pesar de que no le hacía ninguna gracia hablar de su adolescencia y de lo que pasó entonces, decidió que cuando antes se lo contara, mejor sería. Así, además mataba dos pájaros de un tiro "Querían emborracharme para reírse de mí y resultó que acabé matando a la novia de mi hermano y a él casi también..."
---Flasback---
Saito Atsumu, el cabeza de familia, estaba harto de las desigualdades sociales, harto de pagar tantos impuestos, harto de ser un samurai tan asquerosamente pobre que toda su familia tuviera que trabajar para poder mantenerse. Veía en los aires de revolución la solución a todos sus problemas; se acabarían las clases sociales, nadie sería mejor que nadie, todos podrían vivir dignamente... Creía en el Emperador, en que traería una nueva era al Japón abriendo las fronteras a los gaijins.... Por eso, que su hija mayor defendiera las ideas del Shogun que había arrebatado el porder divino del Emperador hacía ya varias generaciones, le parecía un acto de traición contra su país y contra su propia familia, y eso no estaba dispuesto a tolerarlo. Pero la gota que colmó el vaso fue cuando se dio cuenta de que su hijo pequeño estaba comenzando a retener sus malditas ideas.
Mariko tenía que marcharse. Y cuando lo hizo, Atsumu respiró tranquilo.
Hacía poco más de una semana que Mariko se había marchado de casa, alentada por las amargas palabras de su padre en contra del Shogun Tokugawa y sus movimientos, y la vida de la familia en el pequeño pueblo donde residían continuó como siempre.
Muchas tardes, tras sus clases de kendo, Hajime se sentaba a la puerta de su casa con papel y carboncillo y dibujaba para matar el tiempo hasta la llegada de la cena. Cierto que en el pueblo había gente joven, de su edad, pero todos eran amigos de su hermano mayor, y por consiguiente, "enemigos" suyos.
No es que él les tuviera una especial aversión, realmente apenas sí les conocía, pero su hermano se las había apañado para ponerles a todos en contra suya y de Mariko. A ninguno les importó nunca, se tenían el uno al otro y con eso era bastante. De pequeños siempre jugaron mucho juntos, y cuando Hajime fue más mayor ella misma le ayudaba con su entrenamiento. A pesar de haber sido instruída para ser una señorita, lo que más le gustaba a Mariko era pelear, y siempre que podía dejaba de lado sus tareas en la casa para entrar en el dojo que había en el pueblo y practicar con sus espadas
Realmente los tres hermanos habían heredado mucho de su padre, que era un amante de las armas y seguía el bushido al pie de la letra todos los días de su vida. Él mismo había sido el maestro de los tres en lo más básico, aunque cuando tuvieron más edad se buscaron sus propios maestros; Mariko se llevó a su hermano pequeño con ella y Satoshi, para diferenciarse lo más posible de sus hermanos, fue en busca de sensei fuera del pueblo.
Pronto encontró maestro; había una serie de ninjas que defendían el castillo de Edo que al ver su potencial estuvieron de acuerdo en adiestrarle para que sirviera al Shogun. A pesar de que el joven no estaba de acuerdo con su ideología, ya que era patriota, pronto se dio cuenta de que con aquellos ninjas podría aprender mucho más que en cualquier dojo...
Algunos
de esos ninjas también eran patriotas en secreto, y pronto hicieron
buenas migas....
Aquél día, estaba Hajime en el dojo del pueblo practicando el kendo como todos los días cuando de pronto se abrieron las puertas. El muchacho paró en lo que estaba haciendo y se volvió a mirar. Allí estaba Satoshi con sus amigos y amigas, todos sonriendo. Frunció el ceño, desconfiando de sus sonrisas, ya que estaba casi seguro de que algo estaban tramando contra él...
"Qué tal lo llevas hermanito?" Le preguntó entrando en el recinto con la kodachi al cinturón; acababa de llegar de su entrenamiento
Hajime se encogió de hombros "Qué quieres, Satoshi?"
"Veníamos a ver si querías venir unirte a nosotros --dijo una chica de pelo castaño oscuro y alborotado-- Voy a dar una pequeña fiesta, ya sabes, mañana es mi cumpleaños"
Miró a la chica, que no era otra que la novia de su hermano, con los ojos más entrecerrados que de costumbre "No Yukio, no me apetece" Dijo al fin envainando la nihontou y preparándose para marcharse a casa
Satoshi pasó un brazo sobre sus hombros "Encima que venimos a buscarte no pienses que voy a dejar que te vayas... --murmuró en su oído para que nadie más lo oyera. Hajime sopló, y su hermano continuó esta vez hablando normal -- Lo pasaremos bien, verdad Hajime?"
El muchacho volvió a soplar, nada conforme con la idea, y cada vez más receloso de sus intenciones. Satoshi nunca quería nada con él, y menos llevarle a una fiesta, para colmo la de su novia. Pero qué podía hacer? Si le decía que no, querría pelear con él por ofender a Yukio. Satoshi tenía más experiencia que él peleando, y era más grande y fuerte que él y, aunque nunca habían entrechocado sus espadas estaba seguro de que perdería... Y lo que menos le apetecía era quedar en ridículo frente a todos los chicos del pueblo, dándole a su hermano un motivo más para meterse con él
"Está bien..."
Satoshi le dio una fiera palmada en la espalda y sus compañeros entonces se acercaron hasta donde estaban ellos. No se había dado cuenta antes, pero varios de ellos llevaban jarras de sake. Se sentaron en el suelo de tatami haciendo un gran círculo, y todos reían, jugueteaban entre ellos.... El que estaba a su lado intentó entablar conversación con él, pero Hajime no se veía con ánimo suficiente como para hacer como que tenía interés por lo que hacían los demás.
En un momento dado, todos comenzaron a felicitar a la chica castaña de ojos de gato, quien a su vez levantó una jarra de sake y brindó con ella. Otros 10 hicieron lo mismo, y pronto las jarras comenzaron a rodar de mano en mano, llegando pronto hasta donde estaba él. Su hermano mayor le dio una fuerte palmada en la espalda
"Vamos, que ya eres mayorcito para beber sake" Le dijo con burla, con lo que se ganó una fiera mirada
De pronto se dio cuenta de que todos se habían callado y le miraban con expresión ansiosa. Hajime desvió la mirada de ellos a la jarra que sostenía y, tras dudar unos segundos, hizo lo que todos estaban esperando que hiciera. Satoshi, Yukio y sus amigos explotaron en una gran algarabía, y el sake siguió corriendo por la sala durante un par de horas más
"Eh, la mitad de esa jarra es mía!" Exclamó Satoshi cuando Shingo quiso bebérsela. Ambos comenzaron a discutir y a tirar de la jarra hasta que escucharon un sonido silbante, y luego un destello entre ellos. De pronto, la mitad de abajo de la jarra cayó sobre el tatami, mojándolo con su contenido
Ambos chicos se miraron estupefactos unos segundos, luego comprobaron que sus manos seguían enteras y por último miraron a ver qué había sucedido. Hajime enfundó la nihontou con un sonoro clac y se volvió a sentar como si nada hubiera pasado
"Has sido tú?!" Exclamó Satoshi tomándole de un hombro
"Aparta la mano" Le respondió el otro cogiendo de nuevo la katana y mirándole directo a los ojos. El mayor frunció el ceño unos segundos; había visto un extraño brillo en los ojos de su hermano, pero luego sonrió enseñando sus colmillos
"Buscas pelea, Hajime?-- le preguntó entonces con tomo mordaz-- Quieres que te de una lección de cómo se debe usar una espada?"
Todos callaron de nuevo cuando Hajime sonrió también, imitando el gesto de Satoshi. Se miraron con ojos ámbar unos momentos y luego se levantaron llevando en su mano sus respectivas espadas
"Oye, Satoshi, no será peligroso que..." Comenzó Yukio preocupada, pero el moreno cerró los ojos y agitó la cabeza
"Apuesto una cena a que gana Satoshi!" Exclamó Aoi exaltado, poniendo como prenda sobre el tatami una pulsera que llevaba
Así, mientras los dos hermanos se alejaban del resto para poder luchar, ellos se divertían apostando... nadie estaba a favor del más joven, por supuesto...
Desenfundaron, lanzando la vaina hacia la gente para que no les molestara al luchar, y se pusieron en posición de ataque
Se miraron detenidamente unos instantes, estudiándose, buscando el mejor momento para lanzarse al ataque en medio de un silencio sepulcral roto tan solo por las respiraciones de los presentes
"Qué pasa, tienes miedo a enfrentarte a mi kodachi?"
"Claro que no" Sonrió el más joven afianzando las manos en su nihontou. Se acercó a él ligeramente, con pasos lentos y calculados para ver su reacción, y Satoshi subió la guardia con su espada, intentando adivinar lo que se traía entre manos su hermano. Al no conseguirlo decidió ser él quien atacara primero...
El muchacho recorrió a la carrera los pocos metros que les separaban y, cuando Hajime le atacó, utilizó su kodachi como su sensei le había enseñado. El otro arqueó las cejas sorprendido por la facilidad con la que su hermano podía parar sus lances con su corta espada, y entonces un puño muy duro le golpeó en la mandíbula, lanzándole hacia atrás
Satoshi sonrió maligno y volvió a la carga, pero el chico estaba preparado y detuvo el filo de la kodachi con su espada, desviando con la derecha el golpe que su hermano había lanzado contra él. Era toda una suerte que Mariko también le hubiera enseñado algo de defensa personal....
Los dos luchadores se separaron unos metros, y el mayor de los hermanos decidió que lo mejor sería cambiar de estrategia, ya que al parecer Hajime podía bloquear su kempo con más o menos habilidad....
Por su parte el otro muchacho pensaba para sí la forma de deshacerse de esa estúpida espada que no le permitía tocarle con su nihontou...
Satoshi salió corriendo hacia Hajime una vez más, y éste intentó atacarle, encontrando como siempre el escudo que suponía su espada. De pronto, su hermano dio un salto en el aire y trazó un arco en el aire con la kodachi mientras bajaba. Hajime se agachó rápidamente, aunque no lo bastante para evitar recibir un tajo en uno de sus brazos, y según su hermano caía se lanzó contra él con un hombro por delante
El súbito encontronazo lanzó al mayor hacia atrás e hizo que dejara caer su arma, y mientras Hajime preparaba otro ataque. Esta vez usaría la técnica favorita de su hermana. Tomó la nihontou con ambas manos, y la colocó en horizontal, a la altura de su pecho. "Estilo Murai" decía ella que se llamaba...
Con un fiero rugido se lanzó contra Satoshi, que estaba levantándose. El chico arqueó las cejas al verle llegar, y su mano echó en falta la kodachi más que nunca en su vida... Con un salto felino se lanzó hacia un lado justo a tiempo para no acabar empalado en la nihontou de su hermano, pero no lo suficiente como para esquivar el sesgo lateral que trazaron sus brazos de inmediato
Hajime sonrió con sadismo al sentir la pierna de su hermano contra el filo de su espada.....
El corte fue profundo, pero la fuerza del golpe no fue suficiente como para partirle el hueso. Satoshi aulló de dolor al intentar moverse, y apretó una de sus manos contra la herida, que sangraba abundantemente
"Joder...! Has... ganado! Mierda!!" Comenzó a renegar el mayor de rabia y de vergüenza que sentía, y su hermano se sonrió, aún más cuando volvió a la posición inicial del estilo Murai
"Ahora te mataré"
Todos los espectadores estaban asombrados, perplejos, anonadados por la derrota de su amigo, y muchos de ellos salieron corriendo del dojo al escuchar las palabras del chico. Yukio, en cambió corrió hasta donde estaban ellos
"Dejadlo ya, por todos los dioses!" Exclamó temiendo por la vida de su novio, ya que en la expresión del joven se leía sed por la sangre de su hermano
El muchacho no la hizo caso, al menos no hasta que en el momento en que se iba a lanzar contra él le agarró del kimono, deteniéndole. Con un rugido, Hajime tomó la espada con la izquierda y se giró, tomándola por el pelo. Yukio abrió los ojos atemorizada por su expresión, aún más cuando sintió el frío acero bajo su mentón
"Ya no molestarás más"
La sangre de la chica les salpicó a ambos cuando seccionó el cuello a sangre fría, mientras miraba en sus ojos. Su cabeza quedó separada del cuerpo, colgando de su mano, enmarañada en cabellos sucios de savia. Casi a cámara lenta, la cadena que llevaba al cuello, aquella que llevaba un anillo de plata, quedó colgando de la hoja de la espada, sucia de sangre, penduleando
Satoshi no podía creer lo que estaban viendo sus ojos, y tampoco su hermano parecía muy dispuesto a dar por válido lo que había sucedido allí, a pesar de que aún tenía su cabeza tomada del pelo. Sus ojos, brillantes por el efecto del alcohol, estaban prendidos en el cuerpo sin vida que se desangraba sobre el tatami...
De pronto, la corredera del dojo se abrió bruscamente, y cuatro chicos y dos adultos se pararon en seco bajo el dintel al contemplar la escena. Saito Atsumu fue el primero en salir del estupor, y el que anduvo por la habitación con firmes pasos hasta llegar hasta donde estaban sus dos hijos. Miró a uno, luego al otro, formando su juicio a través de lo que veía y de lo que le habían contado, y le dio un puñetazo tal al menor que le lanzó al suelo
"Eres una vergüenza para esta familia! No te bastaba con seguir las enseñanzas de Mariko, sino que además tenías que convertirte en un asesino de inocentes?! Tan mal profesor he sido, Hajime, que no te enseñé a respetar el Camino del Samurai?!"
El chico iba a responder algo, pero Satoshi por fin logró salir de su ensimismamiento y gritar con furia "Cabroooónn!!!!! Te juro que te mataré por esto!!!"
Atsumu sopló y miró a Hajime, que ya se había levantado, con mucha seriedad en sus ojos ámbar "No quiero más sangre en esta familia así que vete y no regreses nunca. A partir de hoy sólo reconoceré a Satoshi como mi hijo" Con estas palabras ayudó a Satoshi a levantarse y le dejó apoyarse en él para que pudiera andar.....>>
--Flashback--
El policía miró a Tokio, quien tenía los ojos bajos, prendidos en su kimono estampado. No tenía ni idea de cómo se lo habría tomado... A pesar de que ella sabía perfectamente cómo era él, Hajime nunca le había contado con tantos detalles ninguna batalla en la que había luchado, y mucho menos una parte de su turbulenta adolescencia...
La mujer le miró con sus ojos verdes, mientras le acariciaba el pelo. La forma en que había degollado, ejecutado a aquella pobre muchacha inocente, a sangre fría, había sido horrible. Al fin entendía los motivos de Satoshi contra Hajime, y los respetaba aún a pesar de que haría lo que estuviera en su mano para que su marido venciera.
Hajime puede ser muchas cosas malas, pero no un asesino de inocentes, lo sé... Es un Shinsengumi, su misión es proteger a la gente... Aquello fue un desgraciado accidente por culpa del alcohol, nada más....
Suspiró
ligeramente "Entiendo que no me lo quisieras contar... En fin...
si una vez le ganaste... por qué no dos?"
****************
"Estoy buscando a Weasel Girl" Dijo Chou a una de los miembros de la Banda Oni, tomándola por un brazo para llamar su atención y que le hiciera caso
Omasu le miró frunciendo el ceño ligeramente "A quien?"
"A la chiquilla, esa, cómo se llama.....?" El policía se rascó ligeramente la cabeza, pero no logró acordarse
"Siéntese allí un momento, de acuerdo? Ahora mismo vengo...."
La chica se marchó de allí con bandeja y todo, y unos momentos después apareció acompañada de Aoshi
"Lo siento pero Misao no está ahora en casa. Quizás quiera hablar con Aoshi-sama..."
"Por favor, Omasu... No me llames así" Le dijo el ninja sin violencia
"Perdón, Aoshi-sam... Aoshi-san" Respondió ella bajando la cabeza avergonzada
El rubio se rió entre dientes un poco y agitó la cabeza "De acuerdo. Siéntate, Shinomori, y hablemos"
De esta forma, la mujer se marchó a seguir con su tarea y dejó a los dos hombres solos en la separación para que hablaran de lo que fuera que hiciera falta hablar
"En realidad me viene bien hablar contigo, sabes?"
"Ah, sí?"
"Sí, pero empecemos por el principio. Ya tenemos a nuestro asesino. O mejor dicho, sabemos quién es. Aunque no te lo creas es hermano de mi jefe"
"Hermano de Saito?" Preguntó Aoshi con curiosidad
"Sí. Y lo más interesante de todo.... utiliza una kodachi y el kempo para luchar, igual que tú. Qué escuelas conoces que enseñen esa técnica?"
Aoshi frunció el ceño ligeramente bajo su flequillo oscuro y se tomó el mentón con una mano, pensativo. Al rato, Chou le llamó la atención
"Eh, no tengo todo el día para esperar a que me digas algo, sabes?"
El ninja le miró con fríos ojos azules y se cruzó de brazos "La Oniwabashu es la única escuela que conozco que use esa técnica. Mejor dicho, mi maestro y...."
Chou abrió ambos ojos y le miró con curiosidad, intentando adivinar por qué se había callado tan de golpe "Sí?" El policía le vio fruncir el ceño, e intuyó que Aoshi sabía algo del tal Satoshi....
"Mi maestro tenía un hermano más pequeño que él. Recuerdo que aspiraba a ser el Okashira cuando el clan elegió a su hermano, ya que al resto no les hacía ninguna gracia que fuera simpatizante del Emperador. Ambos eran expertos en esa técnica... Sé que Masahiro tenía un discípulo mayor que yo, pero nunca le llegué a ver"
"Ese... discípulo podría llamarse Satoshi, por un casual?"
"Podría ser... En cualquier caso, si el hermano de Saito sabe utilizar las técnicas de la Oniwabashu sólo pudo aprenderlas con Masahiro, ya que mi maestro sólo me tenía a mí como discípulo"
El policía asintió "Realmente encaja, ya que además Satoshi es patriota, como el tal Masahiro..."
"La Oniwabashu es un clan muy cerrado, y es muy raro que a un extraño se le deje entrar... Seguramente por ser Meiji le aceptó como discípulo..."
"Qué pasó con Masahiro?"
"Él y otros ninjas que le apoyaban intentaron asesinar al Okashira... Desgraciadamente lo consiguieron, pero acabamos fácilmente con ellos..."
"Entiendo. Crees que podrías vencer a Satoshi en combate?" Le preguntó agitándose ligeramente el pelo, como si le diera vergüenza preguntar
"Seguramente sí. Por qué?"
"Porque....
tal vez tengas que echar una mano a la policía" Dijo el ex Juppongattana
levantándose. Aoshi le miró con los ojos un poco entrecerrados,
y se encogió de hombros ligeramente mientras veía al policía
salir del Aoiya
Capítulo
IV
