Capitulo 3: El Reto

Parecería que Malfoy estuviese encantado con aquel reto, nada lo satisfacería más que tener un duelo con alguien de su rango y sobre todo que le contestasen tan coherentemente como aquella chica. Anteriormente solo Potter lo había hecho enfadar con un comentario suyo en su cuarto curso ("¿y tu mamá siempre tiene esa expresión de estar oliendo mierda, o es solo cuando tu estás cerca?") pero en esta ocasión los comentarios de la chica le molestaban casi sin razón ¿estaría enloqueciendo? No, seguramente sería porque era de Gryffindor sin ser sangre sucia o de bajo status social. Draco sabía que su madre no hablaría con nadie que no tuviera un rango menor que el de los Malfoy, así que si Lady Valmont había ayudado a su madre en una ocasión como aquella, no habría por que despreciar a la chica.

-Vamos Marian, te respeta porque eres del mismo status que él- dijo Ron con una voz de depresión

-Bueno, es solo un punto a mi favor, pero ¡estoy con ustedes! Hermione lo puede callar cuando ella quiera

-No lo creo, se burlaría de mí. Repuso ella con amargura

-Es solo porque no dices lo que realmente piensas, y Neville es más listo y valioso de lo que deja ver, lo tiene de familia, pero su situación no lo ha dejado adoptar una buena confianza...

-¿qué situación?

-Algún día lo sabrán, es algo que él les tiene que contar ¿cierto Harry?

-Eso dijo Dumbledore ¿no?

-si, pero dense cuenta, si realmente dijesen lo que piensan de Malfoy quedaría tan humillado que no les volverá a decir nada

-Pero eso sería rebajarnos a su nivel- objetó Hermione tratando de parecer coherente

-¡Vamos Granger! ¡deja a un lado el orgullo! ¿no querrás que Malfoy te joda toda la vida o sí?

-¡Señorita Granger!- era la voz de Snape que retumbó muy fuerte en el aula, Hermione se incorporó asustada -¡veo que trata de distraer la atención de personas que se esmeran en su trabajo ¿me equivoco?

-Eh... Profesor Snape...- la voz de Marian no sonaba vacilante ni insegura, solo trataba de encontrar las palabras correctas para no ofender al profesor -Yo estaba distrayendo a Granger- repuso por fin -trataba de que me explicara el efecto de la sangre de murciélago en su poción, no pude entenderle bien a usted

-¿por qué no me lo preguntó?- repuso Snape con un tono más dulce en la voz

-No quería interrumpirlo, pero disculpe, no volverá a pasar

-¿le ha explicado bien la señorita Granger?

-Claro que si, gracias por preocuparse

-en ese caso 5 puntos más para Gryffindor

Malfoy, que apenas dos minutos antes sonreía con una expresión de satisfacción en su rostro, miraba a Marian con expresión molesta pero casi alegre. Marian se limitó a sonreír triunfante por detrás de Snape, quien a su vez lanzaba otra siniestra sonrisa a la chica.

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-¡Te has salido con la tuya! ¡Cierto Marian!

-Lo siento "Dragoncito" solo creo que hice lo correcto

-Ella sabe como ser una amiga Malfoy, sabe de estas cosas

-¿a ti quien te metió Granger?

-Ella solo se mete en lo que le incumbe, y como buena amiga, lo que nos pase a cualquiera de nosotros le incumbe Malfoy- era Harry, que había salido de atrás de ellas como un verdadero fantasma, y no iba solo, lo acompañaban Neville y Seamus que parecían más decididos que nunca a enfrentarse a Malfoy.

-Potter, ¡Me extraña que tengas el valor y las agallas de enfrentarte a mí frente a Snape!

-es sólo que estamos hartos de que nos estés jodiendo la vida Malfoy- repuso Neville con enfado

-es hora de que te hagamos pagar

-¡Fignian! ¡qué sorpresa!...

-Cállate Malfoy- dijo Ron más furioso que nunca, llevaba la cara tan colorada que casi pareciera que le hubieran echado un balde de pintura carmesí en la cabeza -ahora no estás en posición de enfrentarte a nosotros

-Está bien- dijo Malfoy y le temblaba la voz -No sé de donde hayan sacado ese valor para enfrentarse a un Malfoy, pero poco les va a durar el gusto- diciendo esto, Draco Malfoy salió huyendo como un pequeño ratón asustado ¿por qué había huido? ¡era un Malfoy!... era un Malfoy... un Malfoy...

Esa misma noche, ala hora de la cena, se dispuso a encontrar a Marian en el comedor para hablar con ella, estaba con sus amigos, así que la llamó aparte susurrándole unas palabras al oído.

-¡Tengo que hablar contigo! ¿Me permites unos momentos?