Enseguida se paró, tirando su silla. Volvió a leer la carta:
Harry, te mando esta carta para decirte que
mi padre a fallecido. El funeral será hoy, a las doce del mediodía. Lo
enterraremos junto a mi
madre, en el cementerio de Londres... vos sabés. Luego nos
reuniremos en mi casa.
Hermione.
Sin molestarse en levantar la silla, salió corriendo de la
habitación, para llegar al escritorio de la secretaria de la sección aurores, Cho
Chang, y le dijo:
- Cho, avísale a Hompikns que hoy me iré
temprano. Mañana trabajaré horas extras, pero ahora tengo una urgencia. Por
favor, no te olvides.
- - Sí Harry, iré inmediatamente. –le
contestó ella, levantándose y caminando hacia el final del pasillo.
Harry caminó apresuradamente hasta la chimenea y regresó a su casa para ponerse un traje negro que había comprado en un tienda de
Londres, porque el entierro sería con muggles. Luego, bajó y tomó el subte hacia la casa de Hermione. Todavía era temprano, así que sabía
que ella estaría allí.
Al llegar, tocó el timbre. Luego de unos minutos, Ron salió a abrirle.
- ¡Hola! ¿También viniste temprano, no? Pobre... está destruida. –le dijo su amigo, saludándolo.
- Lo supuse. ¿No sabes qué pasó? Nada más me llegó la carta...
- Viste que Hermione está custodiando como directora general a Gringotts... –Harry asintió- bueno, se ve que unos ladrones quedaron con
rencor, y quisieron mandarle una advertencia a través del padre, pero les salió mal.. –Ron bajó la voz.
Harry entendía lo mal que debía estar Hermione... él también se había quedado sin padres. Lo peor de todo, era la proximidad entre las
fechas en que murieron su padre y su madre. Ella todavía no se había recuperado de la enfermedad de su mamá, hace ya unos meses.
Al entrar, vio todas las mesas llenas de comida, seguramente para la reunión después del funeral. Hermione estaba sentada en uno de sus
grandes sillones, mirando hacia la nada con ojos llorosos.
- Hermione... lo siento mucho. –le dijo Harry mirándola como a un frágil diamante, que debía ser cuidado.
- ¡Ah! Hola Harry. –le dijo ella, con vos temblorosa. Se levantó para saludarlo, y Harry la rodeó en un reconfortante abrazo.
Luego de separarse, Harry la ayudó para que se volviera a sentar. Ella lo miró agradecida.
- No deberías haber venido temprano. Tu jefe te matará.
- Hermione, lo menos que me preocupa en este momento es mi jefe. ¿Somos amigos o no? –le dijo cariñosamente.
En ese momento entró Ron, llevando en sus manos una bandeja con un humeante té con miel. Acercó una mesita y la dejó frente a
Hermione. Ésta, agradecida, empezó a tomarlo de a sorbos. Cuando Harry estaba por hablar, una lechuza entró volando por la ventana y le
dejó un carta en el piso. Él la levantó y observó la puntiaguda letra.
- ¡Maldición!, ¿me disculpan un momento?
- ¿Qué pasa Harry? –le preguntó Hermione.
- Nada, nada... es que Malfoy... no te preocupes, yo lo arreglo. –le contestó Harry, que fue hacia el hall de entrada para no molestar a
Hermione.
Enojado, leyó la carta de Malfoy:
Potter, ¿a dónde fuiste? Acá hay
trabajo que hacer, no nos podemos ir porque tenemos ganas de irnos, ¿entendés?
Y hay que tener
autorización del jefe.
Esta vez no ganas, Potter. Más te vale
que tengas una buena explicación, o te irá mal.
Draco Malfoy.
Como si él fuera un trabajador perfecto, pensó, furioso. Encontró una pluma y un frasco de tinta en la mesita al lado del perchero y la
tomó para escribirle una seca contestación a su compañero de trabajo, diciéndole que era su problema a dónde se iba y por qué, y que si
tenía algún problema, hablara con el jefe.
Cuando volvió, Ron había ido a buscar el abrigo de Hermione, porque ya era hora de ir yendo. Harry fue a ayudarla a pararse y luego la
acompañó hasta la puerta, en donde esperaron que Ron trajera el auto, ya que el de Harry estaba en el taller.
Luego del triste entierro, en donde se encontraron con bastantes ex compañeros de Hogwarts, volvieron a la casa de Hermione. Toda la
gente estaba triste por la pérdida del padre de Hermione, así que la reunión fue tranquila y llorosa. Harry se quedó hasta que se fueron
todos, incluso Ron, que se disculpó diciendo que debía volver a Hogwarts.
Mientras llevaban la comida restante y los vasos a la cocina, Harry miraba de reojo a Hermione. Se la veía tan necesitada, se notaba que le
faltaba alguien en quien poder apoyarse. Harry volvió la cabeza hacia ella, llegando a ver el momento cuando, en un momento de depresión,
Hermione tiró las tazas. Mirando lo que había hecho se puso a llorar desconsoladamente, dándose cuenta de su reacción. Harry, tratando de
calmarla, se acercó y la rodeó con sus brazos.
Ella se acomodó, reconfortándose frente a esos brazos fuertes, como una soga ayudándola para que no se deje caer.
Luego de unos minutos, Hermione, insinuando que ya estaba mejor, se soltó del amistoso abrazo. Sin embargo, Harry, se quedó quieto.
Mientras estaba consolando a Hermione, una fugaz imagen había invadido su mente. Era como una clave, un código que le daba pistas
para poder interpretar algo. Pero él no sabía qué. Sin notar la mirada interrogante de Hermione, se quedó parado, mirando al vacío, sumido
en sus pensamientos. No reaccionó hasta que ella apoyó una mano en su hombro y le dijo:
- Harry, ¿pasa
algo? –él la miró, como saliendo de un sueño, y se negó, dispuesto a seguirla
ayudando. Pero Hermione, que no se contentó
con esa respuesta, se lo quedó mirando,
tratando de averiguar qué era lo que su amigo le ocultaba.
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Bien, les agradezco a los q me dejaron
un review. Espero q los q estén leyendo este mensaje también lo hagan.
Nimph: quiero contestarte tu pregunta en
privado, así q mandame un mail o dame el tuyo.
Mega...: Gracias! Usé la bola de cristal...
Albax: Alguna vez pensaste q podría hacer
un Malfoy no repugnante?
Cali Chan: Lo de dejar intrigas es una buen plan para q sigan leyendo y dejando reviews, je, je. Gracias, nunca pensé q le podría gustar a alguien mi "estilo poético"!
