Tienen razón con lo q me dijeron de las oraciones, espero q en este capítulo no se haya repetido. No me gustó mucho la parte con Leyla, pero necesitaba ponerla. Para todos los q me preguntaron quién es Leyla, les digo una cosa: vayan al primer capítulo! (no la introducción, el otro).
Para todos los q me dejaron reviews una bolsa llena de caramelos, y para los q no, espero q esta vez lo hagan. Respuestas:
Moon Dragon: Me alegro q hayas leido los capítulos, aunq la introducción no te gustó!
Zelgadiss: Cuanto? Por qué? Je,je Graüben es muy 'malula'!!!!! Tiene trucos bajo la manga!!! (cómo lo hizo lo vas a descubrir después!!).
Cali-Chan: Esta es una citación para el velorio de todos los antiguos profesores... NO!!! no se murieron, pero quice hacer unos cambios! Digamos q se jubilaron. Quise hacer algo muy extraño *Agus pone cara misteriosa* y por algo es q puse esos profes.... je,je! Me parece q parpadeaste demasiado, andá al cap. 1 a ver quién es Leyla.
Nimph: Para Hermione tengo otros planes... y lo de Leyla es todo parte de una estrategia, q vas a descubrir más tarde. Dentro de unos capítulos, decime si vas a seguir queriendo lo de Harry y Hermione...
Ange: Bueno, me alegro q hayas leido mi historia. Me encanta dejar los capítulos en suspenso, se dieron cuenta???
Megawacky Max: Gracias por tus consejos!! Sí, lo escribí bastante apurada. Me encanta q pienses q está buena, gracias!
Jade: Gracias! Lo voy a seguir, la primera cosa que se me ocurrió para hacer este fic va a venir dentro de un tiempo, así q se vienen muchos capítulos!!
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Capítulo 5: Códigos en el bosque
Harry la miró, sorprendido. Ella estaba mirando la ventana y no lo había visto, así que el la llamó: -Hola, Srita. Leyla. Disculpe que sea descortés,... ¿pero que está haciendo aquí?
- Hola, Sr. Potter. Vine acá para hablar con usted. Me gustaría que me acompañe a tomar algo a Las Tres Escobas, así hablamos.
Él aceptó, y una hora más tarde se hallaban sentados en una mesa en Las Tres Escobas, tomando una reconfortante taza de cerveza de manteca. Como la muchacha no hablaba Harry decidió ir directo al grano, para saber por qué Leyla había estado en su habitación esperándolo.
- Bueno... ¿y qué es eso tan importante sobre lo que tenía que hablarme?
- ¿Ha visto la nueva ley que los duendes piden? Yo no estoy de acuerdo con ellos, aunque es peligroso oponerse porque podrían armar otra rebelión... –empezó ella, ignorando su pregunta. A Harry no le molestó, simplemente le llamó la atención que ella quisiese evadir ese tema.
Continuaron hablando hasta que se hizo de noche, y Harry le ofreció dar un paseo por el lago. Ella aceptó, encantada y recorrieron toda la orilla, fascinados por el reflejo de la luna en el agua, que parecía una largo camino hacia las profundidades del lago.
- Mire, Sr. Potter... ¿es una sirena?- le preguntó Leyla, señalando una figura debajo de la superficie.
- Dime Harry... sí, es una sirena. Te aseguro que vistas de cerca no son tan lindas. –dijo con una sonrisa, recordando la segunda prueba del Torneo de los Tres magos que tuvo que vivir en cuarto año. – Bueno, parece que se ha hecho un poco tarde... ¿te puedo acompañar al lugar en donde puedas volver a tu casa?
- Claro, estoy en una pensión en Hosmeade, si no es molestia, claro. –le respondió Leyla.
Harry la acompañó hasta Hosmeade y volvió al castillo. Cuando se acostó, bastante cansado, los relojes marcaban la una de la mañana.
Se despertó a las nueve, a causa del sueño de siempre. Sin embargo, esta vez su subconsciente reaccionó de otra manera. Cuando Harry se levantó, no estaba enojado o intrigado por el muro, estaba completamente feliz, sin causa alguna. Mientras bajaba a desayunar, trató de pensar algún motivo, pero lo único en que pudo pensar fue en el rostro de Leyla iluminado por la luz plateada de la luna.
Luego de desayunar, Ron lo llamó, y se encontraron en el despacho de éste.
- Bueno, Harry, quería pedirte un pequeño favorcito. Me pareció que estaría bueno que los alumnos de los grados superiores tuvieran un contacto con un famoso y brillante Auror. ¿Qué te parece?
- Ron, vos siempre con tus ocurrencias... está bien, pero mira que a eso de las cuatro tengo un compromiso...
- Je,je... vos siempre tan mujeriego –dijo Ron, guiñándole un ojo
- Claro... no sabía que las mujeres se llamaban Albus Dumblendore, amigo- le contestó con una carcajada.
Las clases no fueron muy complicadas de manejar, porque sólo tuvo que contestar a las preguntas de los estudiantes. Al terminar el almuerzo, salió a dar una vuelta por los alrededores de Hogwarts.
Dejó que su mente volara mientras admiraba el lindo paisaje. Estaba caminando por el borde del bosque, que surgía imponente como desafiándola a entrar. Aunque era invierno, no hacía mucho frío, y el cálido sol le daba al prado un brillo especial.
Luego de un rato, divisó una figura a lo lejos. No llegó a reconocerla, pero vio que llevaba una más pequeña en los brazos, mientras que miraba a los lados para luego internarse en el bosque.
Harry lo siguió, y se entró en el bosque. No estaban en un sendero, y era dificultoso pasar entre toda la maleza. Había árboles extraños por todos lados, y se podían observar pequeñas criaturas mágicas correteando entre las hojas caídas del suelo. Al ver que el hombre se paraba y miraba alrededor, Harry se escondió detrás de un árbol gordo y lleno de huecos.
- Sí, la momia entró en juego –oyó que decía el hombre. No escuchó la voz de otra persona, así que supuso que estaba comunicándose con alguien que no se encontraba allí. Probablemente esas palabras eran una clave, porque al rato el hombre dijo: - El pajarito está enjaulado. Tengo a la ventana conmigo, sí, está tranquila, te la llevaré en cuanto pueda salir de aquí sin levantar sospechas. Esta noche, a medianoche. Quédate tranquilo. Adiós.
Cuando terminó de hablar, murmuró un conjuro y se oyó un grito ahogado, que enseguida desapareció. Harry se apretó contra el árbol, y vio pasar al hombre, que tenía una capucha negra rodeándole la cabeza. Éste salió del bosque, y se encaminó hasta la parte posterior del castillo, en donde Harry lo perdió de vista.
Recordando la figura pequeña que el encapuchado tenía en los brazos al entrar en el bosque, regresó al prado donde el hombre se había comunicado con su superior, según parecía. El lugar estaba desierto, pero Harry lanzó un hechizo en caso de que el hombre haya escondido a la pequeña, una vez inconsciente. Sin embargo, nada sucedió.
Harry volvió al castillo, y se enteró que Dumblendore no podía verlo esa tarde. No le molestaba, porque deseaba quedarse un tiempo más en el castillo.
Cenó apresuradamente y fue a su cuarto. Una vez allí, tomó la capa invisible, y varios artículos de Auror, como su peridoscotio y el radadercopio. El primera servía para poder ver lo que había detrás de uno, pero con unos arreglos mágicos especialmente para Aurores, y el segundo servía como una especie de imán cuando el dueño del objeto quería seguir a alguien.
Cuando se hicieron las once, salió del castillo con su capa invisible, y se quedó junto a la puerta de entrada. Al rato, una figura encapuchada salió mirando para todos lados, y Harry la siguió. El hombre rodeo todo Hogwarts, para llegar hasta el Sauce Boxeador. Harry no tuvo otra opción que seguirlo, porque había decidido averiguar quién era ese hombre, y qué quería.
