Capítulo 10: Historias de Amor

- "Ese es el nombre de mi mamá"- respondió Sara tranquilamente
- "Oh Dios mío. Estas son demasiadas coincidencias"- dijo Tai mientras se acercaba a la niña- "En serio te pareces a ella"
- "Supongo que ustedes la conocen"
- "Así es Sara, ella era parte de nuestro equipo"- Denis y Calvin se quedaron con la boca abierta. Ahora tenían mucho más en común con la chica que antes.
- "Pues creo que tenemos que hablar con Sora"- dijo TK- "Explicarle por qué llegó este huevo. Ella debe recibirlo"
- "Yo lo haré"- dijo Tai- "Y creo que debo ir ahora"
- "Creo que todos debemos irnos"- dijo Davis- "Kari necesita que la revisen en un hospital. Aquí no estamos en las mejores condiciones"
- "Estoy de acuerdo contigo Davis"- agregó Cody- "Vamos a mi consultorio"

Davis tomó a Kari entre sus brazos y salió de la cabaña. Denis salió con el recién nacido en sus brazos. Cody, Calvin, Sara y TK salieron con los huevos y al final Tai, el cual estaba muy pensativo.

- "No vamos a caber en el coche"- dijo Davis
- "Creo que lo mejor será que ustedes tres vayan al hospital en el coche. Nosotros tomaremos el camión"- dijo TK mientras señalaba a Tai, Kari, Davis y Cody.
- "Que vaya Denis. Yo me voy en camión"- dijo Tai
- "¿Está seguro?"- dijo el niño
- "¡Claro! Tienes que estar con tu hermano"
- "No te preocupes por Calvin. Yo lo llevaré a casa"- comunicó TK a Cody.
- "Muy bien, gracias. Será mejor que nos vayamos"

Davis acomodó a Kari en la parte trasera del coche y le entregó a su bebé. Denis se sentó a su lado mientras que los dos adultos se sentaron enfrente.

-"Nos vemos después"- se despidió Davis mientras arrancaba el coche.

Una vez que se perdió de vista.

-"Bueno, vámonos"- dijo Tai

Caminaron a través del bosque y llegaron a la parada de camiones. Una vez ahí esperaron al camión que los llevaría de regreso a la ciudad.

- "Bueno Tai, aprendí dos cosas de esta experiencia"- dijo TK
- "¿Y cuáles son?"
- "Uno, pedir un vehículo a la redacción cuando me manden fuera de la ciudad y dos, no volverle a hacer caso a tu hermana cuando esté a punto de dar a luz. De no haber sido por Patamón, quién sabe que habría pasado"
- "Creo que habrías tenido que recibir al bebé"- dijo Tai con una risita. TK palideció
- "¿Yo? No tienes idea de lo que estás hablando. Odio la sangre. El solo verla me marea, de hecho...me desmayé durante el parto cuando nació mi hija"
- "¿En serio?"
- "Sí. Estaba grabando todo y entonces me puse blanco y ¡pas! me caí. A Anya le encanta contar esa historia y mostrar el video. Hasta tengo una cicatriz"- TK se levantó un poco de cabello del frente y mostró una pequeña cicatriz en la frente- "Siete puntos. Creo que Anya expulsó a la niña de la impresión"- finalizó su historia todo colorado.
- "Ay TK, al menos tu historia tuvo un final feliz. La mía en cambio...fue algo terrible. No pude entrar al parto de mi esposa y murió sin que pudiera despedirme de ella"- dijo Tai con amargura
- "Lo siento mucho"
- "Gracias...ya pasaron seis años pero aún así lo recuerdo vivamente. No creo que ame a otra persona como lo hice con Jin"
- "Ten fé Tai, a lo mejor la mujer de tu vida está por aparecer"
- "Ojalá TK...ojalá"

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40 minutos después el cuarteto llegó a la Unidad Habitacional.

- "Bueno Tai, me despido. Debo llevar a Calvin con su madre"- dijo TK tomando al niño de la mano- "Si tienes novedades de Kari llámame"
- "Lo haré, cuídate"
- "Hasta luego"

Pronto quedaron solos Tai y Sara.

- "Bueno Sara, llévame con tu mamá"
- "Sígame"- dijo la niña tímidamente

Entraron al edificio y subieron los cuatro pisos que separaban al departamento de Sara del suelo. Pronto estaban frente a la puerta del departamento.

-"Dígame una cosa Señor Kamiya, ¿usted era un amigo cercano de mi madre?"
- "Más de lo que te imaginas Sara, la conozco desde que era muy pequeño...creo que cuando tenía la edad de Teki. Ella siempre fue mi mejor amiga y cuando ocurrió lo de los digimon...nos acercamos más"
- "¿Qué tanto?"
- "No es lo que piensas. Nunca llegamos a eso"- Sara estudió al hombre por unos segundos.
- "Muy bien. Sólo le pido una cosa: No altere a mi madre"
- "No lo haré"
- "Está bien"- Sara sacó una llave de su bolsillo y abrió la puera del departamento. En ese momento el aroma de pan recién hecho rodeó a los dos. Cuando no estaba en la tienda Sora probaba nuevas recetas en su casa. Sabía que tenía que renovar su surtido constantemente si quería mantener a su clientela.
- "Mamá, ven aquí"-gritó Sara
- "Voy hija, ¿dónde has estado?"- dijo una voz que hizo que a Tai se le parara el corazón. 'Es su voz'

Y antes de que dijeran "agua va" una mujer salió de la cocina. Tenía el cabello rojizo recogido en una especie de chongo (moño) un poco mal hecho. Vestía una blusa sencilla y unos pantalones pescadores azul oscuro y un mandil verde. Tenía la cara chapeada (sonrosada) por el calor del horno y las manos llenas de harina. Sus ojos, a pesar de que ya estaban rodeados por algunas arrugas tenían la expresión de una chica muy joven. Tai inmediatamente la reconoció como la mujer que fue a recoger a Sara a casa de TK el día que Botamón se convirtió en Koromón.

- "Buenas tardes. ¿Qué se le ofrece?"- dijo en cuanto se dió cuenta de que Sara traía un acompañante, un hombre de su misma edad con el cabello castaño. Vestía muy elegantemente, traje y corbata. Su rostro también estaba rojo por el calor, o al menos eso pensó Sora al ver como él hombre se aflojaba el nudo de la corbata. Lo que no sabía era que lo que tenía ese hombre no era calor...sino nervios.

- "Sora..."- murmuró Tai mientras se jalaba aún más la corbata. Su conducta era la de un chavito de 14 años.
- "¿Disculpe?"- preguntó Sora amablemente
- "Sora soy yo...Tai"- dijo secamente. Sora no captó el mensaje inmediatamente. Sólo se quedó viendo.
- "¿Sora?"- repitió Tai. Fue entonces cuando Sora cayó en cuenta y sus ojos se pusieron como platos.
- "¿Tai? ¿En serio?"
- "Sí...soy yo"

La mujer se lanzó a su amigo y lo abrazó fuertemente.

- "¡Qué agradable sorpresa! No sabes el gusto que me da verte"- para ese entonces el abrazo ya había sido correspondido por el abogado. Cuando se separaron Sora notó que los hombros de Tai estaban manchados de blanco...harina.
- "Oh ¡Qué pena! Déjame te limpio"- dijo mientras intentaba sacudirlo. Tai le tomó la mano en el aire.
- "No te molestes Sora. Un poco de harina no me hará daño"- dijo sonriendo pero entonces se puso serio- "Tenemos que hablar"

Sora le señaló el sillón y su amigo se sentó. La antigua elegida del amor se sentó junto a él.

- "¿Quieres algo de tomar?"
- "No Sora, muchas gracias"- Tai levantó la vista y vió que su amiga lo miraba fijamente y le sonreía. Una vez más reaccionó como cuando tenía 14, poniéndose rojo y nervioso.- "¿Qué pasa?"
- "Nada. Es sólo que me da mucho gusto verte. Casi no has cambiado"
- "A mi también me da mucho gusto verte Sora. Te he extrañado mucho"- esta última frase la dijo bajando la vista. Sora le tomó la mano.
- "¿Y se puede saber cómo me encontraste?"
- "Sara es la novia de mi sobrino Denis"- dijo Tai
- "¿Sobrino?"
- "BUeno...no exactamente, es hijo de mi cuñado, pero casi es mi sobrino"
- "¿CUñado? ¿QUieres decir que es el esposo de Kari?"
- "Sí. Su esposo es Davis"
- "¿Qué? ¿Quieres decir que el novio de Sara es el hijo de Davis? ¡No puedo creerlo!"
- "Y ahí no terminan las cosas Sora, recuerdas el día que fuiste a recoger a Sara al edificio de enfrente"
- "Sí...¡Qué tonta fuí! Tú me abriste la puerta y ni idea de que que fueras tú. ¿Ahí vives?"
- "No. Como te dije ese día, yo sólo estaba de visita. Ahí vive TK"
- "¿TK es mi vecino? ¡Igual que Cody! No sé si sepas..."
- "Eso lo descubrí hoy Sora. Pero volviendo a lo que te dije, ese día Sara fue a casa de los Takaishi para que conociera a algunos amigos"
- "¿Qué clase de amigos?"
- "Estos"- Tai sacó al digihuevo de su bolsillo. A Sora casi se le salen los ojos cuando los vió.
- "Ese digihuevo...es el de Biyomón. ¿De dónde lo sacaste?"
- "Ponte cómoda Sora, porque esto va a ser muy largo"

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Martes en la mañana. Mimí estaba en su escritorio revisando unos planes de estudio. El reloj marcaba las nueve de la mañana. Tenía hambre. Disimuladamente sacó un paquete de galletas saladas de un cajón y mordisqueó una.

- "No sé que me ocurre últimamente, pero cómo se me antojan estas galletas"- murmuró mientras guardaba el paquete.

Trabajó unos pocos minutos más y fue entonces cuando su mente se desvió a otros asuntos.

- "A la salida voy a pasar a la florería. Quiero llevarle unas flores a Kari. Ya quiero conocer al pequeño Ködai. "Gran Luz", ese nombre realmente le queda muy bien. Tai dice que se parece a sus dos padres. Pero tiene razón Izzy, mejor esperar a que saliera del hospital para no hacer bulto en el hospital. Y como ayer la dieron de alta hoy voy a ir con Mik a visitarla. Seguramente Sora va a estar ahí. ¡Tengo tantas ganas de verla! Cuando Anya me platicó lo de Sara y el huevo casi me desmayo. Sora era mi mejor amiga...tengo tanto que hablar con ella. Preguntarle por qué desapareció. Por qué nunca respondió a mis cartas ni fue a mi boda. ¡Cómo la extrañé ese día!...bueno, creo que la extrañé aún más en los meses anteriores a ese día...cuando tuve que tomar una decisión..."

*Flashback al año 2011* (La narradora es Mimí)

Tenía 22 años y toda una vida por delante. Estaba terminando la Licenciatura en Letras, estaba comprometida con un joven prometedor, estudiante de medicina e incluso tenía una pequeña carrera en el mundo de modelaje. Modelaba medias, por lo que mis piernas habían aparecido en varios anuncios de revistas, nunca mi rostro, pero eso era lo de menos. Pagaban bien y hacía muchos años que había dejado a un lado mis sueños de ser estrella. Ahora añoraba una vida tranquila, casarme con mi novio, establecerme en los Estados Unidos (donde estaba mi prometido en ese momento estudiando), formar una familia y dar clases. Suena poco glamouroso, ¿verdad?. Puede que sí, pero ese era mi sueño...había cambiado mucho con los años. Al cumplir 18 me fuí al Japón a estudiar la carrera. Me costó mucho trabajo separarme de mis padres, quienes se quedaron en Nueva York. Al llegar intenté localizar a mis antiguos amigos pero por alguna razón todos se habían ido de casa e incluso del país. Perdí el contacto con ellos mientras estuve en N.Y. Pero pronto hice nuevos amigos, conocí a mi prometido y me dediqué a estudiar. No era la mejor estudiante, pero mis notas sobresalían. Un par de años después mi novio me pidió matrimonio y se fue a los Estados Unidos a terminar la carrera. Quería que nos casáramos inmediatamente para que me fuera con él, pero preferí terminar mi carrera. El plan era que en cuanto la terminara lo alcanzaría en California, donde se celebraría nuestra boda.

Ya había pasado un año desde su partida y me faltaba sólo un semestre para terminar la carrera, por lo que ya estaba trabajando en la Tesis. Pasaba horas enfrente de la computadora tecleando página tras página de ese documento que me convertiría en una Licenciada en Letras.

Un día estaba redactando la página 156 de la Tesis cuando de pronto la pantalla se congeló. No era una experta en computación pero sabía que si presionaba Ctrl+Alt+Supr se podía cerrar el programa que estaba causando problemas. Perdería un par de páginas, ni modo. Presioné las teclas pero ocurrió algo que no esperaba, apareció un mensaje de ¿ESTÁ SEGURO DE QUE DESEA ELIMINAR ESTE DOCUMENTO?, por supuesto traté de cancelar la acción pero no reaccionaba. Entré en pánico y estuve a punto de desconectar el aparato infernal. Afortunadamente recapacité y decidí llamar a un técnico. Hacía unas semanas me había llegado un folleto de un taller de computación que estaba a pocas cuadras del edificio donde vivía. Tomé el teléfono y llamé al taller, describiendo en pocas palabras mi problema. El encargado me pidió la dirección y me informó que mandaría a uno de sus aprendices a resolver mi problema. Colgué el aparato y me senté en el sillón a esperar al técnico. Era un día muy caluroso y yo estaba vestida en "fachas". Vestía un short viejo y una playera blanca, no estaba maquillada y me había peinado con una cola de caballo mal hecha. No pensaba salir ese día por lo que no había hecho un esfuerzo en arreglarme. Pasaron varios minutos y me puse nerviosa...¿y si se perdía mi Tesis? Estuve imaginando las horas extras que tendría que trabajar para ponerme al corriente. Fue entonces cuando finalmente sonó el timbre.

Me puse de pie y abrí la puerta. Del otro lado estaba un chico de mi edad y estatura. O al menos eso deduje por su voz. Vestía una gruesa bata gris (uniforme del taller) y una gorra negra con el logo del taller cubría su cabeza, hasta los ojos.

- "Vengo del Taller, Señorita"- dijo muy quedamente.
- "Pasa, por favor"- dije mientras abría la puerta para dejarlo pasar. Lo conduje a mi escritorio mientras le explicaba el problema. El técnico sólo decía "ajá" y "entiendo". Era tan tímido que ni siquiera me volteó a ver. Tenía la vista hacia abajo (por lo menos eso alcancé a ver). Finalmente lo dejé frente a la computadora y me puse a leer en el sillón. El chico se puso a trabajar. Sacó un disco raro de su maletín y lo introdujo en la Unidad de discos y después se puso a teclear. No tenía ni idea de lo que hacía pero si eso iba a salvar mi archivo por mí que se parara de cabeza.

- "¿Se te ofrece algo de tomar?"- le dije unos pocos minutos después
- "Un vaso de agua por favor"- dijo secamente. Fuí a la cocineta y serví dos vasos de agua. Le llevé uno al técnico.
- "Aquí tienes"
- "Gracias. No se preocupe señorita, su archivo está bien"
- "¡Qué bien!"- suspiré aliviada. Jalé una silla y me senté a su lado- "¿Y qué estás haciendo entonces?"
- "Corrigiendo la inestabilidad del sistema, para evitar que se congele la computadora de nuevo"
- "Oh..."- no entendí muy bien a que se refería, pero asentí. No quería que pensara que no sabía de comptadoras...a pesar de que era verdad, de lo contrario no lo hubiera llamado. Estuve un rato viendo como trabajaba, hasta que me sorprendí observando al técnico. No lo veía bien, pero me pareció lindo. Él se dió cuenta porque me dijo.
- "¿Pasa algo malo?"
- "¿Qué? ¡No! Claro que no"- dije poniéndome roja. Me levanté y regresé al sillón para seguir leyendo.

Poco después me dió mucho calor, después de todo ya eran las 2 de la tarde y el sol estaba brillando con todo su esplendor. Fui a abrir la ventana para que entrara el aire y fue cuando vi al técnico pasándose la mano por detrás del cuello, para limpiarse el sudor. Ese uniforme era muy grueso y probablemente tenía calor.

- "No es que quiera ser entrometida"- dije sentándome de nuevo a su lado- "Pero creo que tienes mucho calor. No te culpo, estamos como a 30 grados. ¿Por qué no te quitas esa bata?"
- "Q...qué?"- lo agarré distraido porque apenas y pudo balbucear una respuesta.- "No..no, es el uniforme. Es obligatorio y..."
- "Oh vamos...no estás en el taller. Si quieres morirte de calor cuando salgas, allá tú, pero por favor quítate esa cosa mientras estés en mi casa. Me da calor de sólo verte"- ahora que lo recuerdo, debo haber sonado muy atrevida. ¡Qué pena!.
- "Bueno... está bien"- dijo el otro poniéndose de pie. Parece que el calor pudo más que la vergüenza. Se quitó esa horrible bata y la gorra y fue finalmente cuando pude verlo bien. Efectivamente, era un chico de mi edad y medía lo mismo que yo, por lo que pude verlo directamente a los ojos, los cuales era muy oscuros, tanto que cualquiera pensaría que eran negros. Era un chico muy atractivo, de una manera excéntrica, eso sí, pero atractivo de todos modos. Sus mejillas estaban encendidas, yo lo adjudiqué al calor, pero seguramente era la pena. Se pasó la mano por el cabello, el cual tenía pegado a la cara por el sudor. Era rojo...¡¿rojo?!, Eso me puso en alerta...

- "Disculpa, ¿nos conocemos?"- le dije de pronto
- "¿Qué? No lo sé..."- me examinó detenidamente y de pronto lo ví sonreír por primera vez. Se veía muy lindo- "Creo que sí"
- "Yo también creo lo mismo. Soy Mimí Tachikawa"- dije mientras le devolvía una de mis sonrisas más coquetas. ¿Pero que me estaba pasando? ¡Le estaba coqueteando al técnico!
- "Entonces sí que nos concemos Mimí. Soy Izzy, me da mucho gusto verte"
- "¡Vaya!"- fue lo único que se me ocurrió decir. Lo abracé con mucho cariño, después de todo era un amigo cercano y hacía 7 u 8 años que no lo veía.- "¡Esto es increíble! Mira dónde nos encontramos"
- "Eso veo"- para ese entonces ya no estaba tenso como cuando entró a la casa. Lo llevé a la salita y lo senté junto a mí.
- "¿Y bien? ¡Cuéntame que ha sido de tu vida!"- le exigí.
- "No mucho..."- y fue cuando me contó un poco de su vida. Tal como todos lo predecían, este chico acabó la preparatoria con altas calificaciones, las cuales le hicieron ganar una beca en una escuela especializada en ¿qué creen?. ¡Computadoras! (a que están sorprendidos, ¿verdad?). En ese momento le faltaba un año para acabar la carrera y ya estaba preparando la Tesis, la cual consistía en un proyecto de programación muy complicado que por más que trató de explicármelo no le entendí ni media palabra. En sus ratos libres trabajaba de técnico en el taller que estaba cerca de mi Universidad.
- "¿Tienes novia?"
- "¿Yo?...bueno...tuve una...terminé con ella hace 3 meses y...."- balbuceó mientras se pasaba la mano por el cuello por millonésima vez. Ya me estaba poniendo nervisosa.- "¿Y tú?"
- "¿Qué si tengo novia?"- dije abriendo los ojos como platos. Sabía a que se refería pero me dieron ganas de molestarlo un poquito.
- "¡No! Quise decir novio"
- "Cálmate, estaba bromeando. Pues sí, tengo un novio y estoy comprometida con él"- dije mostrándole mi anillo. Izzy casi no le prestó atención, sólo me miró a los ojos.
- "Pues muchas felicidades Mimí. Ese chico es muy afortunado. Ahora si me disculpas, debo terminar el trabajo"- y así fue como cortó nuestra plática. Definitivamente no había aprendido diplomacia en estos años. Aunque físicamente los años le habían sentado muy bien...¡vaya que sí!. Eso pensé mientras lo veía trabajar. ¡Qué demonios me estaba pasando! ¿Era acaso atracción lo que sentía en ese momento?

Me senté a su lado y lo ví trabajar. Le hice muchas preguntas y le saqué pocas respuestas. Al igual que yo, Izzy dejó de ver a los muchachos hacía mucho tiempo. Ocasionalmente recibía noticias de Joe, pero un día desapareció y nunca más le contestó su e-mails.

- "Listo Mimí. Si tienes otro problema llama al taller y vendré a revistarte la computadora sin costo, ya que tienes garantía"- dijo mientras me daba un papel rosado con la cuenta.
- "Muy bien"- abrí mi monedero y le pagué- "¿El precio incluye propina?"
- "Este...no. Pero no te preocupes por eso, ya que somos amigos y..."
- "Te propongo una cosa: Qué te parece si en vez de propina te invito una chela en el local que está en la esquina y nos ponemos al corriente. Aún no te he contado todo y estoy un poco nostálgica, me gustaría hablar de los viejos tiempos"- le habría invitado un café, pero hacía demasiado calor.
- "Bueno...pero"
- "No te preocupes por el taller. Les puedes decir que el problema de mi computadora te tomó mucho tiempo. ¡Y no me digas que no tomas porque no te voy a creer! ¡Vamos!"
- "Está bien"- dijo mientras se ponía la gorra
- "Deja esas cosas horribles. No las necesitas ahorita. Bueno, me voy a poner algo más decente. ¡Qué pena que te ví con estas fachas!"
- "Pues yo creo que te ves muy hermosa"- eso lo dijo de corrido. Prácticamente se le salió. Alcé la vista y lo ví directamente a los ojos. Estaba todo rojo y miraba al suelo. Yo también sentí mis mejillas enrojecidas. Nunca me imaginé que este chico pudiera decir un cumplido. Además de que no lo dijo por complacerme, le salió del alma.
- "Gracias"- dije mientras le sonreía- "Bueno, ponte cómodo. No tardo"
- "Está bien"

Para no hacer largo el cuento fuimos a tomar un par de chelas, mismas que él acabó pagando a pesar de mis protestas, y platicamos por horas. Me la pasé muy bien, ya que las diferencias que me tenían alejada de él en la adolescencia ya no importaban ahora que éramos adultos e incluso encontramos cosas en común, además de lo obvio.

Pasaron dos semanas desde ese día. Pero las secuelas no tardaron en hacerse notar. En las noches, cuando estaba en la cama a punto de dormir, me sorprendía pensando en él, en sus ojos. Había hecho buena química con él. O por lo menos eso creía. ¿O sería acaso efectos del alcohol?. Para comprobarlo, "descompuse" mi computadora y mandé traer al técnico otra vez.

- "Hola Mimí"- dijo mientras entraba a mi casa- "¿Qué le pasa a la computadora?"
- "Nada. Fue una mentirita blanca para que me vinieras a visitar"
- "¡Pero Mimí!"- dijo poniéndose rojo- "Podrías haberme llamado. Te dí mi número de teléfono"
- "Cada vez que te he hablado suena ocupado. Es el Internet, ¿verdad?"
- "Sí...perdona, pero no tengo dinero para contratar el sistema por cable y..."
- "Calma, de todos modos estás aquí. ¿Qué te parece si vamos al cine?"

Pasaron las semanas y pronto quedamos de vernos cada viernes para salir. Fuimos al cine y a tomar café. Un día lo llevé a una disco y el pobre sufrió para bailar tecno porque nació con 2 pies izquierdos y cero coordinación. Pero cuando llegaron las canciones lentas demostró tener talento ya que lo hizo muy bien. Estar cerca de él me hacía sentir tranquila y me olvidaba de la tristeza que tenía por no estar cerca de mi novio. Poco a poco nos fuimos involucrando y nos convertimos en grandes amigos, mucho más íntimos que cuando éramos niños.

Y entonces ocurrió. Esa tarde que realmente cambió todo. Izzy estaba en mi casa como todos los Viernes y yo me estaba arreglando porque íbamos a ir a una exposición de computación. En eso recordé que ese día cumplía 3 años 6 meses con mi novio y decidí llamarlo a los Estados Unidos.

- "Espera un momento, voy a hablarle a Shimo"- dije mientras tomaba el auricular del teléfono de mi cuarto.
- "Adelante, yo te espero afuera"- dijo mientras salía de mi cuarto y cerraba la puerta. Marqué los 20 dígitos que me comunicarían con Shimo y esperé a que contestaran. En ese momento eran las 4 de la mañana en California. Escuché como descolgaban el teléfono pero la voz que escuché me congeló.

- "¿Hello?"- dijo una voz femenina en perfecto inglés, se escuchaba adormilada como si se acabara de despertar. No me quise saltar a la peor conclusión.
- "May I speak with Shimo?"- pregunté. Traté de hacerme a la idea de que probablemente era una amiga. Shimo solía estudiar hasta tarde con sus compañeros.
- "Just a minute"
- "Who's there?"- escuché la voz de mi novio al lado. También escuché unos sonidos de succión...como besos.
- "Not now honey, not in the neck"- gimió la chica- "It's a girl"
- "A girl? Tell her to call later, I'm busy with you"- dijo el imbécil de Shimo. No sé si era que aún estaba dormido o a lo mejor estaba borracho pero no se le ocurrió que YO podría estar escuchándolo.
- "He's busy"- me dijo la chica
- "Oh yeah? Well, tell him to rot in HELL!!!"- grité enojada mientras azotaba el teléfono en el suelo. Ví el hermoso anillo de compromiso brillar en mi dedo. Me lo quité y lo dejé en mi buró. Salí corriendo de mi recámara y de mi casa. Quería caminar para descargar mi enojo, de lo contrario explotaría.

Caminé largo rato hasta que llegué al parque y me senté en una banca a llorar. Me sentía tan mal, ¿qué había hecho mal? ¿Por qué me había engañado?. Fue entonces cuando sentí a alguien sentarse junto a mí. Era él. No me dijo nada. Sólo me escuchó llorar y me sostuvo cuando lo abracé para llorar en su hombro. No dijo nada porque no había necesidad de hacerlo. Su presencia y apoyo bastaban y él lo sabía. Al llanto le siguió un episodio de rabia que me hizo maldecir a Shimo con todas las malas palabras que conocía. Izzy sólo me escuchó.

- "Shimo es un pendejo"- dijo de pronto. Lo dijo con mucha rabia, a decir verdad nunca le había escuchado ese tono de voz- "No sabe lo que está haciendo"
- "¿Qué dices?"
- "Lo que oíste. Es un pendejo por dejar ir a una chica bella e inteligente como tú"- me hizo un cumplido, tal como el primer día. Pero esta vez no se puso rojo ni desvió la mirada, al contrario, hizo algo raro en él: me la sostuvo con intensidad. Mi corazón latía a toda velocidad y me sentí mareada y confundida. ¿Qué me estaba pasando? No estaba segura de mis sentimientos. Mientras pensaba eso me acerqué poco a poco a Izzy, hasta que nuestros rostros estuvieran casi pegados. Unos cuantos milímetros separaban nuestros labios. Ahí estaba yo, a punto de besar por primera vez al chico que nunca pensé que lo haría, ni en mis más locos sueños. Me acordé de la primera vez que estuvimos sólos, 12 años atrás, como me había enojado tanto porque me ignoraba, porque no nos entendíamos, porque él hablaba un idioma marciano, pero al final me había salvado, su alucinada forma de ver el mundo me salvó. Esa noche pensé que aunque era un buen chico, simplemente no era mi estilo. Y ahora, 12 años después estaba a punto de besarlo. Mis pensamientos me pusieron alerta, ¿era esto lo correcto? ¿Qué sentía él? Más importante aún, ¿qué sentía YO?, acababa de terminar con mi prometido y me iba a besar con otro chico...probablemente por despecho. Y eso no se hace...no estaba dispuesta a lastimarlo. Era mi amigo. Así que volteé mi rostro justo cuando él me intentó besar.

- "Mimí..."- susurró
- "Perdona pero no puedo. No siento nada por tí, si te beso lo haría por despecho y no te lo mereces. Debo irme. Por favor, no me busques más"
- "Entiendo Mimí"- dijo tranquilamente, pero sus ojos se veían dolidos. Me puse de pie y dejé el parque sin voltear atrás.

Esa noche lloré como nunca lo he hecho, tenía rabia contra Shimo, desilusión porque mis planes se habían vuelto humo y tristeza...porque lo había perdido a *él*.

Pasaron varios meses y me centré al estudio. Terminé mi Tesis y metí los documentos para la titulación. En cuanto fuera el examen me mudaría a los E.U.A con mis padres. Pero en todo ese tiempo traté de poner orden a mis sentimientos. Superé a Shimo, aunque me dolió hasta el alma. Le devolví el anillo por mensajería. Pero más que nada pensé en Izzy. ¿Qué es lo que sentía yo por él? Pasé noches sin dormir tratando de responder a esa pregunta. Fue en esos meses cuando extrañé a Sora más que nunca. Necesitaba a mi amiga, alguien que me hiciera abrir los ojos y ver lo que realmente sentía. Pero ella no estaba, así que ese proceso lo tenía que pasar yo sola.

Me titulé y llegó el día en el que me iría a Nueva York. Mis cajas ya se habían ido. Mi departamento estaba vacío y sólo quedaba mi maleta en el centro de la sala. Miré el espacio donde había estado mi computadora y no pude evitar pensar en él. Estaba a punto de alejarme de él, y esta vez probablemente para siempre...sin haber podido resolver la gran interrogante de mi corazón. Salí del departamento y antes de dejar el edificio revisé por última vez mi buzón. Encotré el último recibo del agua, de la luz, del teléfono...y un paquete muy pequeño. Lo abrí y encontré un aparatito muy viejo, como un tamagotchi (juguete que fue muy popular a finales del siglo pasado)...era un digivice descompuesto, o por lo menos ya no tenía pilas. Y no era el mío, lo acababa de guardar en una de mis maletas. Junto a él encontré una nota. La abrí y leí las 4 ó 5 líneas escritas en él. Y fue entonces cuando me cayó el veinte ¿Cómo pensaba resolver mi problema si sólo estaba haciendo caso a mi cerebro? En ningún momento puse atención a mis tripas, a mi alma, a mi corazón. Mi cerebro no era el que sentía ese hormigueo que sentía cuando miraba sus ojos oscuros o escuchaba su voz. Esa nota me abrió los ojos y decidí hacer una última prueba antes de irme...

Llegué al taller. Un hombre amable me recibió y me preguntó que se me ofrecía. Le enseñé el digivice y me miró confundido.

-"¿Qué es esa cosa?"
- "Es una computadora pequeña, ¿qué no ve? Se me descompuso y me gustaría que lo arreglaran"
- "Pero señorita, eso parece una antigüedad, y nosotros no arreglamos esa clase de cosas en este taller"
- "Yo sé de alguien que sí lo puede arreglar. ¿Me permite pasar?"

El hombre se movió e hizo un gesto con la mano invitándome a pasar. LLegué a la parte trasera del taller y vi a muchos técnicos trabajando con una variedad enorme de aparatos. Y entonces lo ví, concentrado en una computadora Pentium 19, con el ceño fruncido. Avancé entre las mesas y los técnicos se me quedaron viendo. Finalmente me puse a su lado y le dije.

- "Si me vas a regalar algo, por lo menos verifica que aún funcione"

Él se giró sobre su silla y me miró. Me sonrió y se puso de pie. Tomó el digivice de mi mano y me dijo.

- "No te preocupes. Te lo voy a arreglar"- abrió un cajón y sacó una pila de calculadora y un desarmador. Le cambió la batería al digivice y el aparato hizo unos ruiditos.
- "Listo. Como nuevo"- dijo depositando el aparato en la mano. En ningún momento me quitó los ojos de encima...cosa muy extraña en él. EN cuanto sentí el calor de su piel cerré la mano atrapando la suya entre mis dedos. Lo miré fijamente a los ojos.
- "Gracias por arreglarlo...y no me refiero al digivice"- le quité la horrible gorra y el se quitó la bata. Me acerqué y él pasó su mano por mi rostro, acercándolo al suyo.

Y nos besamos. En ese momento me olvidé de todo: del avión que debería estar abordando, de mis padres, de Shimo, de los técnicos que estaban aplaudiendo, cantando "aleluya" y rechiflando como locos. Para mí en ese cuarto sólo estábamos él y yo.

¿Qué pasó después? Bueno, pues nos hicimos novios. No me fuí a los Estados Unidos y me mudé con él. Mis padres casi se mueren cuando les comenté mi decisión pero se tranquilizaron al saber quién era mi nuevo novio, después de todo lo conocían desde que era un niño. Entré a trabajar a la primaria de Odaiba, donde trabajo actualmente. Izzy terminó sus estudios y se graduó cuando cumplimos 8 meses de noviazgo. Me pidió matrimonio la noche del baile de graduación y nos casamos 1 año después. Mis padres vinieron desde Nueva York así como toda mi familia. No fue la gran fiesta, no teníamos tanto dinero.

Poco después intentamos tener un hijo y fue algo muy difícil. Creo que fue una de las mayores crisis por las que ha pasado mi matrimonio. No soy muy fértil por lo que gastamos parte de nuestros ahorros en clinicas y médicos, de los cuales muchos nos estafaron. Me sentía muy mal y eso me volvió muy agresiva. Peleábamos casi cada noche y un día estuve a punto de dejarlo. Pero un día salí embarazada. Fue como un milagro, los médicos no lo podían creer. Mi embarazo fue muy peligroso y el parto muy difícil pero al final tuve en mis brazos a Mik, quien era un bebé muy pequeñito. Mi hijo se parece a los dos pero tiene mi caracter.

*Finaliza flashback* (volvemos al año 2025)

Mimí estaba metida en sus recuerdos mientras contemplaba la foto que le tomaron el día de su boda. En eso tocaron a la puerta y la directora se acomodó en su silla.

- "Adelante"- un profesora entró visiblemente agitada
- "Profesora Izumi ya no lo soporto. ¡Tiene que expulsar a ese muchacho!"
- "Cálmese y cuénteme qué pasó"
- "¡Es un demonio! Es lo peor que pudo haberme pasado en mi historia como profesora. Es rebelde, no trabaja, parece pandillero y lo acabo de cachar fumando en los baños. ¡Ya no lo soporto!"
- "Llámelo. Quiero hablar con él y con sus padres. ¿Cómo se llama este chico?"
- "Es nuevo en el colegio Profesora Izumi, se llama Joseph Kido"

- CONTINUARÁ-

Muy bien, termino aquí el capítulo ya que de lo contrario me habría salido enorme. Espero que les haya gustado esta historia alterna. Este fic aún tiene mucho por delante así que esperen más capítulos como este, donde contaré con más detalle el pasado de cada uno de los personajes.

Tengo dos cosas que comentar, lo primero es que quiero agradecer a Ariadna por el nombre del bebé de Kari y Davis. Ködai siginifica "Gran Luz". ¡Muchas gracias!

La otra es que seguramente algunos de ustedes se estarán preguntando qué decía la nota que encontró Mimí en su buzón. Bueno, pues no lo escribí adrede porque esta historia va a tener un "mini-concurso". Consiste en que los que se animen me pongan en su "review" lo que creen que decía la nota, tomando en cuenta quién la escribió. En el capítulo 12 voy a publicar el o la ganador (a). ¿Qué premio puedo ofrecer? Bueno, pues puedo escribirles un fanfic de lo que quieran (pequeño) o incluir un personaje suyo en esta historia, así que los que se animen a entrar a este concurso por favor pónganme qué tipo de fic les gustaría que les escribiera si ganaran o la edad del personaje que incluiría, para ir planeando una historia lógica para el personaje.


¡Muchas gracias y nos vemos!