Capítulo 12: Sacrificio

Mimí se movió nerviosamente en su asiento. Ya eran casi las 11 de la mañana. Sacó un espejo de su bolso y se revisó. Lo guardó rápidamente cuando escuchó unos pasos afuera, pero no iban rumbo a su despacho.
- "Calma Mimí, baja esos nervios"- la profesora Izumi se reprendió a sí misma. Pero la verdad es que tenía dos importantes razones: El padre de Joey iba a venir en pocos minutos para hablar con ella. Mimí estaba casi segura de que se trataba de Joe, lo cual la tenía muy contenta ya que era uno desus mejores amigos y hacía mucho tiempo que no se veían. La segunda razón era su fax, en el transcurso de la mañana Mimí había estado esperando unos resultados que de ser positivos, cambiarían su vida y la de su familia.
Fue entonces cuando finalmente dieron las 11 y alguien tocó a la puerta.
- "Adelante"
La puerta se abrió y Mimí se puso de pie para recibir a su invitado. Y fue así como entró un hombre con 40 años aproximadamente de edad. Tenía el cabello azul y usaba lentes. Era él. La proferosa Izumi sonrió tristemente, ya que por un lado le alegraba ver a su amigo, pero por el otro le entristeció ver su condición: Joe estaba en una silla de ruedas.
- "Buenos Días profesora Izumi"- dijo Joe muy serio mientras le tendía la mano.
- "Buenos Días Joe"- dijo Mimí sonriendo, ocultando su sorpresa.
- "¿Perdón?"
- "Me da mucho gusto verte Joe"- continuó la mujer
- "¿Nos conocemos?"
- "¡Vamos Joe! Soy yo, Mimí"
El señor KIdo estudió a la dama enfrente de él. Esa mujer de aproximadamente 35 años de edad, cabello castaño claro recogido en un moño, ojos grandes cafés y vestía una falda azul y una blusa rosa.
- "¡Realmente eres tú Mimí!"- exclamó Joe mientras abrazaba a Mimí, quien se agachó para ello.- "¡Qué sorpresa!"
- "Lo mismo digo yo"
- "Un momento Mimí...¿Tú eres la profesora Izumi?"
- "Así es. Desde que trabajo aquí uso mi nombre de casada"
- "Pero entonces...¿quieres decir que tú...?"
- "Velo por tí mismo"- dijo Mimí alegremente mientras le enseñaba la foto del día de su boda que siempre tenía encima de su escritorio. Joe la estudió mientras una amplia sonrisa se dibujaba en su rostro.
- "¡No es cierto! ¡No puedo creerlo! ¿Cómo es que ustedes...?"
- "Es una larga historia Joe"- dijo Mimí mientras se sentaba detrás del escritorio. Su semblante se puso serio.- "Y te la contaré cuando hallamos tratado el asunto que te trajo aquí"
- "¿Qué pasa Mimí?"
- "Se trata de Joseph"

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Joey se paseaba por los pasillos de la escuela. Estaba muy enojado y al mismo tiempo asustado. No quería que su papá se enterara de sus problemas escolares y ahora esa directora metiche le contaría todo. Su papá no merecía una desilusión, ya que el siempre ha considerado a Joey como un niño modelo. O al menos esa es la imagen que Joey le hacía creer. Su papá creía firmemente en lo correcto, era de esas personas que cumplen con sus tareas de la mejor manera. Si le pides un favor, ten por seguro que lo hará. Joey siempre se sentía a gusto con su papá, en confianza. Porque eso es lo que era su papá, una persona confiable y bondadosa.
¡Y de qué le sirvió ser así! Después de terminar la carrera de Ingeniería, Joe entró a trabajar en una importante constructora y se casó con su novia de 3 años. Poco después tuvieron a Joseph. Cuando Joey tenía 7 años su papá tuvo un terrible accidente en una obra. Estaba ayudando a unos obreros que se habían quedado atrapados en un túnel. Joe estaba a cargo de la obra y por lo tanto sentía que era su deber velar por la seguridad de los obreros. Entró con una linterna para sacarlos y entonces hubo un derrumbre y desde entonces Joe quedó inválido. No pudo continuar con su mismo empleo, pero la compañía le ofreció un puesto como asesor y una compesación económica. Seis meses después su esposa lo dejó argumentando que no pensaba gastar los mejores años de su vida cuidando a un inválido. Y ni siquiera se llevó a Joey con él, cosa que Joe agradece ya que una mujer tan fría y egoista no podría cuidar a su hijo como debe. A Joey siempre le sorprendió la forma en que su padre manejó esa crisis. En lugar de deprimirse y odiar a media humanidad, Joe siguió siendo el mismo, echándole todas las ganas a su nuevo empleo y tratando de pasar la mayor parte del tiempo con Joey, ya que ahora tendría que ser padre y madre para el niño.
¡Su padre seguía siendo confiable y bondadoso a pesar de que la vida lo había tratado así! A lo largo de los años, Joe tuvo que dejar su antiguo departamento y mudarse a uno más pequeño ya que el sueldo de asesor era escaso y sus medicamentos eran caros. Desafortunadamente, Joey aprendió la lección equivocada de esa experiencia. El creía que el mundo es malo y por lo tanto el tenía que ser más malo para sobrevivir. Desde entonces era rudo en clases y extorcionaba a los débiles. Le encantaba portarse mal y que todos lo supieran, excepto su papá: La única persona en el mundo que siempre había estado a su lado.
¡Y ahora esa Profesora Izumi iba a hacer sentir mal a su papá! ¡No es justo! Y por lo tanto ella iba a pagar. Ya que ella iba a sufrir como su papá y por la misma razón: Un hijo.

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- "¡Qué peste la de este limpiador!"- se quejó Mik mientras limpiaba uno de los teclados de la sala de computación. Los sábados esa sala quedaba vacía temprano y por lo tanto el encargado, Izzy, tenía que darles mantenimiento. Esa mañana había ido al centro a comprar material para la sala, por lo que había encargado a su hijo el mantenimiento. Mik refunfuñó ya que no le apetecía pasar la mañana encerrado, pero aceptó. Desde que había escuchado la historia de los Digimon Mik le tenía más respeto y admiración a sus padres.
- "¡Hola Mik!"- escuchó la voz de Fiori por detrás. Mik giró y vio a su amiga entrar a la sala, de la mano de una nenita con el cabello azul y los ojos castaños. Ella era Harumi Ichijouji, la hija menor de Ken y Yolei.
- "¡Hola Fiori! ¿Qué haces aquí?"
- "La señora Ichijouji está comprando el mandado afuera y pensé que podríamos visitarte un momento. Haru prometió portarse bien ¿verdad?"
- "¡Tí!"- dijo la nena
- "Pues que bueno que vinieron. Estoy limpiando las computadoras, ¿me ayudas?"
- "Claro. Haru quédate sentada en esa silla"
- "¡Nene!"- gritó Harumi
- "¿De qué hablas?"
- "Creo que se refiere a mí"- dijo una nueva voz. Era Joey quien entró a la sala de computacíon con postura desafiante- "¿Tu eres Izumi, verdad?"
- "Sí. ¿Qué quieres?"- dijo Mik acercándose al chico.
- "Mandarte al hospital para hacer que pague tu mamá"- y dicho eso Joey le tiró un puñetazo al chico más bajo
- "¡Mik! ¡Alguien ayúdennos!"- gritó Fiori. Pero Mik no era ningún debilucho a pesar de su corta estatura y le contestó el golpe y pronto estaban los dos en el suelo.

Harumi se acercó a los dos chicos sin que Fiori se diera cuenta.
- "¡Nenes! Juegan, ¿tí?"- dijo la chiquita mientras se reía.
- "Aléjate Haru"- gritó Fiori asustada. Pero entonces, la nena tocó a los dos chicos que se estaban peleando y una luz brillante los cegó. Poco después vieron que la luz provenía de una de las lozas del piso del salón.
- "¿Qué significa esto?"- dijo Joey mientras se limpiaba la sangre de la nariz
- "¿Podría ser un sello?"- preguntó Fiori
- "Veamos"- Mik tomó las dos manos de Haru y las puso sobre la loza, junto con las suyas- "Pon tu mano ahí"
- "¡Tu no me puedes ordenar nada!"
- "¡Sólo hazlo!"
Joey obedeció y en ese instante la loza se movió, revelando cuatro huevos. Uno era verde con flores, otro era gris con lunares, otro tenía franjas verdes y negras y el último tenía corazones rojos.
- "Son...los huevos de los padres de Harumi"- dijo Fiori
- "Y el huevo de mi madre"- agregó Mik
- "¿Y el otro?"- fue entonces cuando los dos niños vieron a Joey, quien miraba al huevo gris muy confundido.
- "¿Será?"- preguntó Fiori
- "Este tipo es hijo de un niño elegido"- afirmó Mik.

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- "Muchas gracias"- dijo TK mientras cerraba la puerta de su departamento. Afortunadamente la casera había accedido a que pagara la renta con una prórroga. Patamón salió de la cocina.
- "La comida va bien"- informó.
- "Bien, sigamos trabajando. ¿Dónde está Caro?"
- "No sé"
- "¡Ah! recuerdo que quería una hoja, Debe estar en la recámara"

Pero TK entró al cuarto y no encontró a Caro. Tampoco en el cuarto de la niña, ni en el baño, ni en la cocina.
- "¿Caro? ¿Dónde estás?"- gritó TK- "No tengo tiempo para jugar a las escondidas"

Silencio.

- "Esto es muy extraño"- dijo Patamón- "No me gusta nada"
- "A mí tampoco"
- "¡MENOS TE VA A GUSTAR LO QUE ESTÁS POR VER!"- rugió una voz a sus espaldas. Humano y digimon notaron inmediatamente que la voz provenía de la computadora.
- "¿Qué significa esto?"- dijo Patamón mientras se acercaba al monitor, el cual parpadeó en rojo y negro y mostró la imagen de alguien a quien TK y Patamón no deseaban ver jamás.
- "¡Devimón!"- exclamaron los dos. TK se puso rojo de ira.
- "Exactamente, listo para terminar nuestro asunto"- dijo el monstruo.
- "¡Qué quieres! ¿Dónde está Caro?"
- "¿Tu hija? Le hice una proposición que no podía rechazar. La oportunidad de vivir una aventura exactamente igual a las que tú le cuentas"

El monitor parpadeó y entonces TK vió una imagen del digimundo. Una montaña para ser exactos. Era de noche y había una tormenta. Y ahí, en la falda del monte, oculta tras una roca, estaba Caro temblando de miedo. La chiquita lloraba en silencio y se tapaba el rostro con sus manos.

- "¡Caro!"
- "Tranquilo"- dijo Devimón de nuevo- "La invité a un mundo que he creado especialmente para revivir la historia de los niños elegidos. Pero la pequeña está sorprendida porque no recuerda esta parte de la historia. ¿Qué nunca le contaste de nuestro pequeño encuentro justamente en el lugar donde se encuentra tu hija?"

TK permaneció en silencio. Nunca le había contado esa parte a Caro porque era muy triste y aterradora. A pesar de que habían pasado muchos años desde entonces, el propio TK todavía tenía pesadillas de esa vez. Y ahora ese desgraciado quería que Caro viviera esa misma experiencia.

-"¿Por qué ella?"- finalmente dijo, tratando de no perder los estribos
- "Porque es necesario que conozca la verdadera versión de la historia. Verás, dicen que la historia la cuentan los ganadores, pues en esta ocasión YO la voy a contar. Y el final va a ser distinto"
- "¡¿Por qué ella?!"- volvió a preguntar TK, alterándose más- "¡Sólo tiene 4 años! No te ha hecho nada"
- "Claro que ha hecho algo. Su presencia me desagrada porque esa niña en primer lugar no debió haber nacido. Su papá debió haber muerto hace muchos años. Pero ahora, voy a arreglar esa situación"- Devimón se giró hacia Caro y murmuró- "¿Estás a gusto pequeña? ¿No te gustarían unos truenos?"

Devimón tronó los dedos y al instante un trueno de gran magnitud iluminó el cielo, cuyo estruendo asustó tanto a Caro que se puso a gritar aterrada.

-"¡Caro! ¡Maldito monstruo déjala en paz!"
- "Papito"- murmuró Caro. Ella no podía escuchar a TK- "Mamá...ya no quiero jugar. Quiero ir a casa..."
- "¡Caro!"- TK tomó su D3 y gritó a la computadora- "Puerta al Digimundo ábrete"

Pero nada sucedió

- "Tonto, ¡Yo no estoy en el Digimundo! Estoy justo donde tú me mandaste mequetrefe, ¡En el mundo de la oscuridad!, exactamente en una dimensión que he creado para la pequeña Caro y para mí. como te dije anteriormente"
- "¡Voy a localizar a Izzy o a Ken"- dijo Patamón mientras dejaba la recámara, pero en eso vio el rostro rojo y efurecido de su amigo- "Cálmate TK, vamos a salvar a Caro, todo va a estar bien"
- "¡Cómo pretendes que me calme si mi hija de sólo 4 años de edad está encerrada en el mundo de la oscuridad con Devimón!. Está sola, no tiene a un digimon que la proteja y no creo que entienda bien lo que ocurre. Así que no me pidas que me calme, ¡¡¡PORQUE DEFINITIVAMENTE NO LO VOY A HACER!!!"- Patamón se asustó de la reacción de su amigo. Sabía que TK siempre actuaba violentamente cuando se trataba de las fuerzas de la oscuridad pero nunca de esa forma. TK se sentó en la cama y puso su cabeza entre sus brazos. Patamón escuchó algunos sollozos desesperados pero decidió no molestar a su amigo y mejor fue a localizar a Izzy.
- "Esto es hermoso"- gruñó Devimón- "El antiguo elegido de la esperanza está desesperado. Me encanta"
TK levantó el rostro y se acercó al monitor.
- "¡Deja en paz a Caro! ¿Qué es lo que quieres? ¡Haré lo que sea por sacarla de ahí!"
- "¿Lo que sea?"
- "Sí"- dijo TK sin dudar
- "Muy bien. Esto es muy divertido, pero no es como la historia original. Me encantaría destruir al verdadero niño elegido de la esperanza, como comprenderás"
- "¿Qué quieres decir?"
- "Dejaré salir a Caro, con la condición de que TÚ tomes su lugar. Sin digivice ni digimon. Quiero tenerte en mis manos tan indefenso como eras hace varios años"
TK se quedó en silencio. Sabía perfectamente lo que la oferta de Devimón significaba. Su vida a cambio de la de Caro. Y ya había tomado una decisión.
- "Probablemente necesites un poco de convencimiento"- dijo Devimón volteando a ver a Caro
- "¡Basta! Iré"- TK tomó su D3 y su D-terminal y los puso sobre la cama- "Patamón no está, así que no hay ningún problema"
- "Excelente. Realmente ustedes los humanos son patéticos, capaces de dar la propia vida que por la de sus crías. Hagamos el intercambio entonces"

Una luz negra invadió a TK y lo jaló hacia la computadora. En ese momento Patamón entraba a la habitación.

- "Ya localicé a Izzy. Dice que viene para....¡TK! ¡NOOOOOO!"

Su amigo ya se había ido.

-Continuará-

¡Hola! Como habrán visto este capítul fue más breve que los anteriores, pero es que a partir de aquí ocurren tantas cosas que mejor hago capítulos breves para tratar pocas cosas a la vez. Claro que esto implica que saldrán un poco más rápido. Por el momento me voy a enfocar con el capítulo 9 de "Y así nos convertimos en....".
Con respecto al concurso, me temo que lo voy a cancelar por falta de competidores. Ni modo. Pero eso sí, Cielo Criss, te debo un fic porque participaste. Dime de qué lo quieres en un review o e-mail para que me ponga a trabajar inmediatamente, ¿de acuerdo? Muchas gracias