Capítulo 8: Tonigth is what it means to be young.
Una bonita noche de verano.
Si hubieran sido otros tiempos, claro. Y hubieran estado en otro sitio. La costa caribeña, por ejemplo, o las FalkLands. En ese momento la noche hongkongesa no se diferenciaba mucho del día, es decir, sucia, ruidosa y agobiante hasta decir basta. "Algún día me retiraré de toda esta mierda y me iré a un castillo escocés lleno de mujeres desnudas," se dijo Sol BadGuy mientras miraba la ciudad. Había buscado un sitio más o menos acogedor para dormir, pero lo más que había encontrado era un parque abandonado en las afueras. Si a Baiken le molestaba el suelo de hierba, siempre podría dormir en el coche. De todas maneras, Sol no habría entrado en un hotel local ni aunque le pagasen. Los conocía demasiado bien. Oyó que su acompañante le llamaba, y se volvió hacia ella a la vez que se sacaba de los pantalones el paquete de cigarrillos. Bien sabía que esta noche iba a necesitarlos.
Baiken estaba cerca del hornillo eléctrico que Sol había mangado del taller de Anji mientras éste le creaba un brazo nuevo. Empezaba a refrescar, no estaban muy lejos de la época del monzón. Ahora que poseía dos manos, podía permitirse algo que llevaba una eternidad deseando repetir. Sacó de su kimono una vetusta pipa japonesa que parecía tener más de cincuenta años, acomodó un poco de picadura en la cazoleta y la prendió. Al tercer anillo de humo volvió a hablar.
-Y bien, BadGuy. ¿Vas a tener la dignidad de explicarme de una vez la razón de que me estés arrastrando por medio mundo?. Mi paciencia se acaba rápido. De hecho, se me acabó la noche que te conocí. Así que empieza a desembuchar rápido o mañana nuestros caminos se separarán, muy alegremente por mi parte. hablaba completamente en serio. Y era la frase más larga que le había dirigido en cerca de una semana. Por lo menos empezaba a mostrarse más abierta. Eso era un avance.
-Estupendo. Ya que estamos más habladores te lo diré. No sé si estarás al tanto de las últimas noticias, pero en las montañas de Korea del Norte han encontrado un gear la mar de curioso. El aspecto humanoide es increible, sería capaz de pasar por cualquiera de nosotros. Y lo más jocoso es que se dejó atrapar tranquilamente sin cargarse a nadie. Lo llevaron directamente a un centro de investigación, porque estaban temerosos de que fuese una mutación nueva capaz de camuflarse entre humanos. El hecho es que el bicho se escapó a la semana, Dios sabe las perrerías que le hicieron allí dentro. Ahora ha huido y los gobiernos de medio mundo andan tras él como locos. Se cree que cuenta con algún aliado humano, porque no entienden como se oculta tan bien. Ignoro qué es lo que les preocupa tanto, pero la recompensa más leve por llevarlo vivo no baja de los diez millones. Me dedico a cazar gears, es una afición que tengo. Quiero que me ayudes a cogerlo. Naturalmente, compartiré la recompensa al cincuenta por ciento contigo. ¿Qué dices?
-Que eres un mentiroso asquerosamente malo. No necesitas mi ayuda de ningúna manera. Si crees que voy a ir detrás tuya lavándote los platos estás muy equivocado. Mañana me largaré.
La chica era tozuda, desde luego. Tendría que ser menos sutil. A ver que contestaba a ésto.
-De acuerdo, no te lo estoy diciendo todo. Pero tú a mí tampoco. ¿Desde cuando conoces a Kotetsu?
La sola mención de aquel nombre provocó el efecto esperado. Baiken desenvainó su katana y se la puso en el cuello. Demonios, aquel temperamento le estaba dando muchos problemas a alguien como él, acostumbrado a no andarse por las ramas.
-Hijo de mala madre. ¿Qué sabes de ése hijo de puta? ¿Eres un enviado suyo? Habla o tendrás que recoger tus intestinos. Me dá igual lo que hayas hecho por mí hasta ahora.
-Yamatano Henrich Kotetsu. Premio Nobel de la Ciencia a los 17 años, el más importante galardón entregado jamás a alguien de su edad. Sus investigaciones sobre nanotecnología y biología asombran al mundo entero. No tanto como su ego, desgraciadamente. En el 2035 comienza sus investigaciones sobre el Proyecto Justice. Su bebé llega al mundo en el 2038. El interés por el Proyecto Justice es enorme en todas las naciones del mundo, especialmente en sus militares. La creación de falanges Gear creadas por eugenesia prometen una nueva era de prosperidad para la raza humana. En 2040 Justice toma conciencia de sí mismo y arrasa el archipiélago de Okinawa. Las naciones de todo el mundo envían a sus unidades de élite, estúpidamente formadas por Gears de creación posterior. Simplemente aumentan su ejército. Los mantiene esclavos por control mental. La decisión global es drástica: atomizar las islas. Justice sobrevive al fuego nuclear y emprende la guerra contra la Humanidad. Cien años más tarde, Justice es encerrado en una celda dimensional de paradero desconocido por la Orden de los Caballeros Cruzados, más por chiripa que por otra cosa. Kliff Andersen se lleva toda la gloria. Los miles de millones de muertos no hacen que la humanidad escarmiente. Y aquí estamos.
-Bonita lección de historia, pero no me has respondido. Y como dije antes, mi paciencia se agota.
-Te diré lo que pienso. Pienso que eres mucho más vieja de lo que aparentas. Pienso que eres la única japonesa nacida en su país de origen que queda en este mundo. Pienso que eres medio inmortal porque aquel loco te hizo algo cuando eras joven. Su laboratorio estaba precisamente en Okinawa. Y pienso que desde entonces andas buscándolo para vengarte. Llevarás más de un siglo dando tumbos, con la esperanza de que si tú has sobrevivido, él también lo habrá hecho y siga maquinando por ahí- hora de encenderse otro cigarro. Iba a ser divertido. Era la primera vez que fumaba mientras alguien mantenía una espada sobre su cuello.
-¿Y todo eso cómo lo has deducido?. ¿La nicotina te dá poderes paranormales?
-Por el tatuaje que llevas en la frente. Es un diseño curvo bastante curioso, pero no tiene nada de étnico. Es el logo que aparecía en las cabezas de los primeros experimentos de Kotetsu. Justice tenía uno igualito. Ahora nadie se acuerda, pero la primera generación de Gears llevaban todos un símbolo igual. Dejaron de verse en el 2055, cuando los gears empezaron a reproducirse por medios naturales.
-¿Y cómo sabes tú todo eso? No tienes pinta de rata de biblioteca- maldita sea, no se le escapaba una. Tenía razón, no era muy bueno mintiendo. Tendría que practicar más a menudo, aunque no sabía como. Nadie aguantaba cerca suya más de un mes.
-Como te he dicho ya, cazo gears. En uno de mis viajes por Inglaterra me encontré con un tío bastante majo. Llevaba un tatuaje semejante al tuyo. Decía que era uno de los primeros cobayas que había tenido Kotetsu tras la creación de Justice. Llevaba huyendo más de un siglo, y estaba casi loco. No podía mezclarse con humanos por mucho tiempo porque descubrirían que no envejecía. Los militares le buscaban para diseccionarle. Y Kotetsu también andaba tras él, porque los experimentos fallidos hay que abortarlos y esterilizar los restos. Me pidió que me lo cargase, no podía aguantar la presión ni su conciencia. Y tuve que hacerlo, lamentandolo terriblemente. Fué el tipo que me aficionó a Queen. El cinturón era suyo. Ahora que ya lo sabes, ¿vas a contarme tu historia?
Baiken le miró lentamente, y más lentamente aún separó la katana de su cuello. Otro paso adelante, no estaba mal. Ahora esperaba que no entrase en un estado depresivo y se cerrase aún más. Ya se había ganado su respeto, lo siguiente era ganarse su confianza.
-Anda, tira ese tabaco apestoso de pipa. Si no tiene cincuenta años poco le faltará. Creo que en el macuto tengo algo mejor, o por lo menos no sabrá a cuerno quemado.
Por una vez, Baiken le hizo caso. A Sol no se le escapó el ligero temblor de mano que notó al encender la pipa. Debía de estar condenadamente nerviosa. Que hablara tranquilamente. Bien sabía él que podía resultar doloroso lo que iba a relatar.
-Escucha atentamente, BadGuy, porque no pienso repetirlo. Hace más de ciento diez años que no hablo de esto con nadie, y desde luego que no pensé que se lo relataría a alguien de tu calaña. Nací en la prefectura de Okinawa, en Japón, en el 2026. Mis padres eran científicos en una laboratorio de MediaTech, una sucursal de las instituciones que hacían de mecenas al Doctor Kotetsu. Cuando tenía trece años ocurrió el desastre. Todos los modelos de Gears con los que se estaba experimentando se volvieron locos y solamente aceptaron órdenes de Justice, por aquel entonces apenas acabado de formarse. Ví como el Doctor Kotetsu soltaba los cierres de protección y liberaba a aquel demonio, mientras reía y gritaba que nadie le robaría su trabajo. Vi a Justice salir de aquel tubo de crecimiento e inclinarse ante él. Toda la jodida guerra no fue idea de Justice, fué de Kotetsu. Y a continuación aquellos bichos la emprendieron con todo aquello que se movía. No tenían los sistemas de armamento activados, pero dió igual. Atrapaban a la gente y reventaban sus cabezas contra el suelo o los desmembraban como si fuesen muñecos de trapo. A mi padre le arrancaron los brazos y lo lanzaron conta una pared. A mi madre supongo que la partieron por la mitad, nunca encontré la parte superior de su cuerpo. No hicieron distinciones de ningún tipo. A mi hermano Shojii le rebanaron la cabeza limpiamente como si fuese una fruta madura. Nos encontraron a pesar de que nos ocultamos en los túneles de ventilación...
Baiken hablaba con voz desapasionada, como si los horrores que contaba no le hubiesen sucedido a ella. Pero no podía evitar el temblor de la mano que sujetaba la pipa. Puede que aquello hubiese sucedido hace cien años, pero ella lo estaba reviviendo como si fuese ayer. Y seguía entera. Chica dura.
-... Recuerdo que cuando me sacaron a la fuerza del tunel de ventilación fue cuando perdí el brazo. De la paliza posterior perdí el ojo derecho. Esos bichos no eran muy aficionados a cortarse las uñas, desgraciadamente. Kotetsu decía que necesitaba un conejillo de indias joven y que no estuviese demasiado roto. Todavía me hace gracia la expresión. Me sujetaron contra el suelo boca abajo y aquel hijo de puta me inyectó algo en la columna vertebral. Debía ser alguna de sus soluciones genéticas, o vete tú a saber. Caí inconsciente por el dolor y la pérdida de sangre. Supongo que pensó que me había muerto, ya que se marchó con sus creaciones. Ya sabes lo que hizo después. Aguante allí una semana entera, con dolores inimaginables por todo el cuerpo. Cuando desperté, los cuervos ya habían hecho un buen trabajo con los cadáveres, pero a mi no se acercaron. Notaron que estaba... manchada. Lo más gracioso es que desperté con el aspecto que tengo ahora. El organismo debío pensar que mi forma actual era la más indicada para que sobreviviese, y me hizo crecer el equivalente a una década en ese tiempo. Me encontré siendo una mujer de venticinco a los trece años, huérfana y mutilada. Pero viva. Recogí lo poco que quedaba entero que me fuese útil y me largué de la isla en una lancha. Al mes exacto, atomizaron mi país.
Sol decidió que ya era suficiente. Ya le había contado suficiente, y sabía que podía confiar en ella. Ahora, a sincerarse del todo, o entrará en crisis.
-Escucha, quiero que sepas que no sólo te rescaté por este trabajo. Yo tambien estoy buscando a Kotetsu. Llevo toda mi vida tras él, también por motivos personales. Y creo que no te has dado cuenta de la importancia de tu papel en su captura. O más concretamente, del cacharrito que llevas encima.
Baiken no se sorprendió, ya se esperaba algo así. Pero la mención a su Katana hizo que recobrase el interés por lo que Sol decía.
-Es una katana de acero forjada 1000 veces. El grano y el filo son excelentes, pero tiene más de 200 años. No sé que interés puedes tener en ella.
-La cosa es simple. No sé si sabrás que los Gears se diseñaron específicamente para hacerlos resistentes a las armas de fuego. La práctica de la esgrima estaba muy poco difundida en el siglo XXI. Pero las espadas de aquella época hendían la carne de esos bichos como si fuese mantequilla. Las sucesivas generaciones de gears se adaptaron al poliacero, el duraluminio y toda la mierda que le echan ahora para hacerlas más resistentes. Por eso es importante. Actualmente hay tres espadas conocidas con esas características. La primera y sin duda más famosa es la DragonSlayer, propiedad del Maestro de la Orden Cruzada Kliff Andersen. Invocaba el elemental de tierra. En un gesto tan bonito como estúpido la enterraron con su propietario. La segunda es la Stormslayer, manejada actualmente por Ky Kyske, el alumno y protegido de Andersen, y capaz de invocar el elemental del trueno. Es una espada magnífica, pero el propietario es un calzonazos imberbe que dentro de un lustro quizás sea merecedor de llevarla. Y la menos conocida es la HellSlayer, que es la espada sobre la que estoy sentado e invoca llamas que es un gusto. Pero tú apareces de la nada y llevas un cacharro semejante a ellas. Es un gran mérito. ¿Cómo se llama?
-Youzansen. Se me acaba de ocurrir ahora. Nunca tuve necesidad de nombrarla, cuando la necesitaba estaba ahí. Esas denominaciones me parecen estúpidas.
Sol quiso encenderse otro cigarro, pero el infiernillo hacía rato que se había apagado. Tendría que encenderlo por su cuenta. Se dió cuenta de que llevaban casi cuatro horas hablando. Todo un récord, tendría que anotarlo en su libreta. Pero mañana sería un día duro, y la muchacha necesitaba descansar. Y él ordenar sus ideas.
-Escucha: mañana, si todavía te encuentro aquí, tendremos que partir hacia Korea. No es un viaje breve, tardaremos casi una semana sin apenas parar. Allí atraparemos a ese Gear, y antes de entregarlo a las autoridades le haremos unas cuantas preguntas. Digamos que un par de horas mínimo. Y me apuesto mi colección de CD´s de Queen a que sabe darnos alguna información sobre el paradero de Kotetsu. ¿Estarás cuando me levante?
-Por mucho que me duela decirlo, sí. Estaré.
Para Sol fue suficiente. Echó su espalda hacia atrás y al instante roncaba como un bendito. Las preocupaciones para él eran cosa ajena. Ya había tenido bastantes tensiones por hoy. Y antes de echarse Baiken, no pudo evitar recordar algo que había oído hacía mucho tiempo, en su niñez, cuando todavía era inocente...
"Demonios, o acabaré matándolo, o acabará cayendome bien..."
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Comentarios del autor:
Otro capítulo introspectivo. La afición se me tira al cuello por hacer un episodio sobre Guilty Gear con dos personajes hablando en torno a una hoguera. Trankis, mañana vais a tener hostias a tutiplen, porque el amigo Zanueff aparece y estará cabreado. Quizás me haya pasado con el gore relatando las escenas del pasado, pero los Gear no son hermanitas de la caridad, son bestias diseñadas para sembrar el terror, como ya sabéis. La cita es de Han Solo, no he podido evitarlo. Estoy deseando saber info del Episodio II. El menda se va a acostar, que es de madrugada otra vez y tengo sueño. A estas horas ni Steve Vai es capaz de mantenerme despierto.
Kim Kapwham 24-8-2001
