Capítulo 11: Full Moon.

Una bombilla desnuda, colgando de un cable mohoso en un techo que no era el de su habitación.

"Pero, ¿dónde demonios estoy? Si esto es un hospital, yo he vuelto a beber…"

Desde luego que aquel sitio no era un hospital, era de locos. Y en el hipotético caso de que sí lo fuese, era el primero que veía con telarañas en las paredes y un olor a desechos digno de una cloaca. Pero allí estaba, en un mugriento catre y Ky Kyske estaba cada vez más confundido. Porque si fuese una prisión la puerta no estaría abierta de par en par, ni sus heridas estarían vendadas como lo estaban. No era un trabajo de cirujano, pero era bastante competente. Aun así, tenía la impresión de que su hombro izquierdo se había dislocado y se lo habían colocado de nuevo, porque le dolía horrores. Era el más agudo de todos los calambres que tenía por el cuerpo, pero desde luego le habían dado una buena paliza. Cierto era que aquel tipo le había enganchado por la espalda a traición, pero ello no le consolaba. No mientras sus amigos Chipp y Dizzy estuvieran en paradero desconocido, seguramente muertos o en el mejor de los casos, prisioneros camino de Zepp. Y el glorioso Caballero Cruzado que se suponía era, tirado en un camastro oliendo a mierda. Habría de solucionar eso.

Con mucho cuidado, Ky empezó a levantarse. Cuando consiguió ponerse de pie, la descarga que le recorrió toda la médula espinal le enseñó un nuevo mundo de dolor desconocido para él. Aguantó rechinando los dientes, mientras montones de agujas eléctricas atormentaban su cabeza. Quizás estaba peor de lo que pensaba, pero un poco de agua fresca ayuda a cualquiera. Empezó a tambalearse por la habitación, buscando un grifo o una cocina. Notaba humedad en el ambiente, así que debía haber agua cerca. Poco a poco llegó al pasillo más cercano. Y tuvo que pararse, mientras notaba una sensación que ya casi había olvidado. El famoso nudo de tripas. Otra vez.

En el pasillo se encontraba la asesina de dorados cabellos, la tal Millia. Completamente desnuda, secándose con una toalla. La humedad que había notado era vapor de una ducha.

-Caramba, Kyske, bienvenido de vuelta al mundo de los vivos. ¿Has tenido buenos despertares?

"Como los ángeles," pensó, pero claro, tuvo que morderse la lengua. Alcanzó a balbucear alguna incoherencia y volvió a paso ligero al cuarto de donde había salido. Por la velocidad que cogió al volver al catre, debería estar en el suelo retorciéndose por el dolor, pero milagrosamente no notó nada. Aquel cuerpo suyo empezaba a inquietarle. Al poco rato pasó la mujer, esta vez ya vestida. Llevaba una palangana con agua y unos cuantos trapos en una mano. En la otra portaba una botella de whisky.

-Supongo que estarás algo aturdido, así que no te muevas y escucha. Lo de no moverse va en serio, tienes suerte de poder seguir usando las piernas. Tuve que recolocarte dos vértebras y el hombro. Veo que no sueles hacer mucho caso de los consejos que te dan. Te dije que te mantuvieses al margen, y no se te ocurre más que atacar a pecho descubierto a tres soldados de Zepp. No eres muy listo ¿verdad?

-Cuando se trata de ayudar a mis amigos, no suelo andarme con miramientos. No soy ningún cobarde.

-Un acto loable, aunque estúpido. No eras rival, y aun así tuviste suerte. Si te refieres al tipo escuchimizado de pelo blanco y a la niña de las coletas, me parece que están camino de Zepp. Un hermoso helicóptero llegó cuando te tiraron a la bahía. Tuve que sacarte antes de que alguna langosta empezase a hacer sushi con tus ojos. Date la vuelta, he de limpiar eso o se infectará.

Ky se volvió lo mejor que pudo, y agradeció el darle la espalda. Demonios, se veía incapaz de mentirle, pero también le agotaba ese constante ataque a sus habilidades. Puede que fuese joven e inexperto, pero lo único que le faltaba a su ya baja moral era esa charla.

-Como te habrás dado buena cuenta, la descarga eléctrica que te lanzó aquel bruto estuvo a punto de partirte por la mitad. Saliste muy bien parado, pero tienes una quemadura abierta en la espalda. Así que ahora viene la parte fácil, que es limpiarla. Luego vendrá lo difícil.

"Todavía no sé por qué me estás ayudando, pero te lo agradezco. Bastantes problemas tienes ya para encima cargarte con un enfermo.

Notó el paso del trapo húmedo por toda la herida. Le ayudaba a refrescarse por fuera, y por dentro aunque no quisiese reconocerlo.

-¿Dónde estamos?

-Mi refugio en lo que llevamos de mes. No es el Rizt-Carlton ni el Caesar Palace, pero me mantiene lejos de visitas indeseadas. Lo único que me gustaría cambiar es el olor. Esto de vivir en los túneles del metro cercanos al río es bastante desagradable para la nariz. Hablando del tema, será mejor que te vayas preparando, porque no pienso permitirte un solo grito. Hay demasiada gente deseando encontrarme para que lo anuncies a voces…

Millia destapó la botella de whisky, le echó un buen trago directamente de la botella y empapó el trapo con una gran cantidad. Sí, aquello iba a escocer bastante.

Quince minutos más tarde, todavía tenía que hacer esfuerzos para contenerse. Estaba empapado en sudor y de vez en cuando temblaba, pero no había abierto la boca. Se dejó caer en el camastro sin fuerzas. Seguía oliendo mal, pero era la última de sus preocupaciones.

-Todavía no me has contado por qué me has ayudado. Corres un gran riesgo, y además estoy metido en política. Zepp no me va a dejar marchar tan tranquilo.

-Zepp piensa que estás muerto, así que eso no me preocupa. En principio, todavía te debía la de aquella noche, y lo de ser una asesina con conciencia es un gran problema a veces. Y supongo que no me apetecía perder al único poli que conozco que cuando me mira no me apunta a la cabeza.

-Que manía tienes con lo de policía. Soy un Caballero Cruzado, no un agente de tráfico. Me dedico a cazar Gears, no a detener gente.

-¿Y por qué investigabas lo de los asesinatos aquí en Hong Kong? Dejame adivinar… ¿Te degradaron por algún acto heróico y estúpido como el de hace dos días?

-Sí, me degradaron.

-Entonces eres poco más que un guardia de tráfico, cariño. Ahora voy a hacer la ronda de seguridad. Espera aquí, Estaré en la habitación de al lado.

Millia apuró el último trago de whisky y salió de la habitación. Ky empezaba a sentirse mejor. Había dejado de temblar y se sentía con ánimos para ponerse sus ropas. Se levantó con cuidado y se acercó hacia el sucio montón, pero entre lo mojado, los desperdicios pegados y la camisa completamente quemada poco podía vestirse. Sorprendentemente, había alguna ropa en un armario cercano que le podía valer. ¿Era de algun conocido? Sintió una ligera punzada de celos. El caso es que le iban. El raído pantalón vaquero y la camiseta no eran nada elegantes, tendría que aguantarse. Oyó de improviso la voz de Millia. No sonaba contenta.

-¡¡Oh DIOS!! ¡¡Mierda!! ¡¡¡Ky, ven pitando!!!

Ky corrió hacia la proveniencia de la voz. Millia estaba levantada cerca de una mesa con varios monitores de seguridad. Recogía algunas cosas y buscaba otras, mientras pulsaba frenéticamente teclas. Escuchó el sonido de varias puertas realmente pesadas al cerrarse, metros más allá. Se asomó a uno de los monitores. Alguien paseaba por los corredores del metro, con un estrafalario aspecto. Alguien con el pelo albino y abundante sobre la cara, enfundado en un impecable traje blanco y negro. Portaba en su mano un maletín de amenazador aspecto.

-Recoge tu espada, nos vamos. A toda leche. Tengo un 4x4 a cien metros de aquí. ¡¡Vamos!!

-Espera un momento. ¿Estamos huyendo de un solo hombre que encima no parece fuerte?

-Definitivamente eres estúpido. Yo conozco a ese hombre, si es que se le puede llamar así. Es Venom, la mano derecha de LaSombra mismo. Nos haría pedazos sin sudar a ambos, no digamos ya estando tú herido. ¡¡Y déjate de debates, salgamos de aquí!!.

La voz sonaba asustada. Terriblemente asustada. Quizás aquel tipo no era lo que parecía. Para corroborar sus pensamientos, oyó un estruendo terrible. Ky no pudo evitar mirar a uno de los monitores de seguridad. Aquel desconocido del que huían acababa de cargarse una compuerta de metal templado de treinta centímetros de ancho. Con las manos desnudas. Sí, definitivamente era hora de irse.

Tres minutos más tardes, Millia conducía a toda velocidad por la costa hongkongesa, dirigiéndose a las afueras casi a 150 Km/h. Ky estaba sentado al lado suya, notando en su espalda cada uno de los baches del camino.

-¿Vas a darme más detalles sobre ese tipo o esperarás a que estemos en Pekín?

-Esperaré hasta que haya puesto una distancia prudencial entre él y nosotros. Supongo que no tendrá apoyo aéreo. Si no ya lo tendríamos encima.

-¿Apoyo aéreo? ¡Pero, por Dios! ¡¡Sois asesinos, no militares!!

-Tenemos pasta a montones, eso es lo que nos diferencia de los militares. Por lo demás, LaSombra está mucho mejor equipada que el Ejército. Lo que me extraña es que haya acudido solo en mi busca. Las reglas sobre mi caso son tajantes, siempre se debe actuar en equipo, algo así como la fidelidad eterna al Clan y sus componentes. Es muy extraño que aparezca solo, más siendo quien es.

-¿Pero quién es ese maldito Venom?

-LaSombra está dirigida por una única persona, mi maestro. Yo era su mano izquierda, encargada de los trabajos delicados. Venom es su mano derecha. La mano fuerte. Entró en la Hermandad antes que yo, supongo que andará cerca de los treinta. Se rumorea que antes era un buen tipo y no se cargaba gente. Estuvieron a punto de liquidarlo por sus escrúpulos. El nuevo líder le perdonó, y Venom en agradecimiento le dedicó su vida. Hoy es seguramente uno de los hombres más peligrosos del planeta. Es el único de toda la Hermandad que no he conseguido vencer. Nos enfrentamos tres veces, y las tres acabaron en tablas. El Maestro nos separó y nos prohibió combatir, alegando que eramos demasiado valiosos para que nos matásemos el uno al otro. Le he visto machacar escuadrones enteros militares de un plumazo. Usa como arma un palo de los que se usan en el billar, y puede sonar ridículo, pero es más mortal que la lepra. Disfruta con el combate, de una manera extraña y perversa. Cuanto más lejos de él, mejor.

-A lo mejor se ha tomado tu huída como algo personal y ha desobedecido a tu maestro. Tiene pinta de ser bastante amoral…

-¿Desobedecer Venom a Zato? ¿Por mí? Sería más fácil que nevase en el infierno. Su lealtad al antiguo maestro es absoluta. Si le pidiese que se arrancase una mano, le preguntaría cuál.

-Espera un momento, espera… Dices: al antiguo maestro. Pero ese tal Zato es ahora el jefe de toda la banda. Debe estarse subiendome el whisky a la cabeza, pero no entiendo nada.

-No te he dado los bastantes detalles. LaSombra era antes una organización delictiva, pero regida por un férreo código de honor. La escuadra de asesinos solo se usaba para escarmentar a otros clanes mafiosos. Pero desde que el Maestro Zato se convirtió en Zato-One, los estamentos cambiaron tanto que decidí irme. Aquello ya no era un negocio, era sadismo y corrupción. El maestro parecía como poseido.

-Quizás Venom se ha dado cuenta también del mismo cambio en el lider y se ha revelado. Vosotros dos sois los más cercanos a Zato…

-Entonces habría llamado a la puerta, no la habría desintegrado. Sería demasiada casualidad. Si confías en las casualidades, en mi trabajo estás muerto. Bueno ¿Dónde quieres que te deje?

Ky frunció el ceño. No iba a librarse de él tan fácilmente. Ni aunque estuviese hecho un guiñapo y tardase más de una semana en recuperar su forma física.

-¿Estás de coña? ¿Crees que te voy a dejar sola con ese psicópata detrás? No me conoces todavía., me temo. Puede que ahora no esté en mi mejor momento, pero con mi ayuda podrás vencerle. Enfila al barrio viejo. Busca un bar llamado Dancing Queen. Espero que allí sepan ocultarnos.

-Apenas puedes andar y vas de caballero de la brillante armadura. ¿Es tu última palabra?.

-Sí, lo es.

-Muy bien. Al Dancing Queen. Tendrás que indicarme el camino, hace casi seis meses que no conduzco…

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Comentarios del autor:

Este episodio ha tardado mucho en aparecer, pero mi vuelta a la capital y retomar las actividades típicas dejan poco tiempo. Intentaré escribir más rapido, esto no acaba como Bastard XD. La verdad es que saber que este legajo se va a colgar en un par de webs hace que me esmere más, ya no parece un acto de masturbación mental, como lo catalogó un colega. En finx, a Sol lo voy a dejar quietecito un rato, y en el próximo episodio hostias a tutiplén. Antiguos conocidos y nuestro amiguito del taco de billar.

Kim Kapwham 1-9-2001