Capítulo 12: Hunting High and Low.
-Lo sé, es un tugurio. Pero conozco a la dueña. Espero que pueda darnos alguna pista, o al menos un poco de ropa decente.
Quien así hablaba era un poco confiado Ky Kyske tratando de explicar a su compañera las razones por las que habían conducido media noche a oscuras por las calles de Hong Kong. Millia estaba acostumbrada a lugares bastante tenebrosos, pero lo que no se esperaba era que un Caballero Cruzado (y menos alguien como Ky) pudiera tener algún tipo de trato con un local que parecía una casa de citas más que un bar. Especialmente con la propietaria. Aquello prometía ser divertido.
-No hace falta que te expliques, Ky. Todos tenemos nuestros pecadillos. ¿Pasamos o vas a seguir subiendo grados en la escala facial de rojo al granate?
Lo que faltaba, que su amor platónico le creyese un mujeriego. Primero por poco le dejaban inválido, luego se la encontraba desnuda en el pasillo. Finalmente un psicópata los perseguía por media ciudad y ahora Millia empezaba la coña. Su suerte estaba resultando pésima los últimos días, claro que tampoco es que Ky nunca hubiera sido un agraciado por los hados de la fortuna. A ver si El Creador se estiraba un poco…
Tuvieron que llamar tres veces para que les abriesen. El Dancing Queen debía haber cerrado hacía un par de horas. Con suerte todavía habría alguien dentro. Esperaba que Jam le dejase pasar la noche y le diese alguna información sobre el paradero de Chipp y Dizzy. Si no las cosas iban a ponerse muy negras para él y Millia.
Sonó una voz masculina desde detrás de la puerta:
-Si queréis fiesta, esto cerró hace tres horas. Dejadnos en paz de una vez, borrachos…
-Estoy buscando a la propietaria del local, a Jam. Dile que soy Kyske, es muy importante. Ella entenderá.
-Espero que no entienda, porque si no va a tener que darme explicaciones de porqué conoce a la joven promesa de la Orden Cruzada. Ya he tenido bastante esta semana para empezar con infidelidades…
Millia ahogó una risita. Aquel tipo que sonaba detrás de la puerta parecía mosqueado en cuanto nombraron a Jam. Por fin se abrió la puerta y pudieron ver a la propietaria del Dancing Queen. Tuvo que preguntarse como diablos una chica tan joven poseía tal negocio. Las casas en Hong Kong no eran baratas, un local como aquel mucho menos.
-Caramba, Ky ¿quién ha intentado borrarte la cara?. Eso tiene pinta de escocer bastante. Anda, pasad, por la cara que traéis los dos debe de pasar algo gordo. Tú, cariño, no me mires así. Es un amigo, nada más. Además, lo conozco desde hace una semana.
El "cariño" al que Jam se refería estaba sentado cerca de la barra, mirando tranquilamente a los recién llegados. Llevaba el pelo cortado por su peor enemigo, unas gafitas sin patillas y un vistoso traje chino azul marino. No tenía pinta de resultar peligroso, menos con las miradas que le dedicaba a Jam. Parecía japonés, pero hacía tanto tiempo que ninguno de los dos veía a alguien así que no podrían asegurarlo. No se le pasó por alto a ninguno de los dos el volumen dorsal de aquel tipo. Parecía tener dos espaldas en vez de una. Les saludó con una sonrisa.
-Lamento mis modales antes, la gente que se pasa a estas horas no suele ser nada de fiar, y me toca desalojarla normalmente. Si sois amigos de Jam sois mis amigos.
-Gracias, Jam, de veras. No quiero meterte en nada turbio, así que te daré los menores detalles posibles. Millia y yo estamos en un apuro bastante grande, y queremos pedirte si no es molestia acogida por una noche, ropa y un poco de información. Pero si es demasiado pedir nos largaremos tranquilamente, no te preocupes.
Jam no parecía molesta con la interrupción. Les habló mientras les indicaba un lugar junto a la barra donde sentarse. Ky agradeció el gesto. Aquella era una noche muy larga.
-Eso no es problema, tranquilos. También puedo daros algo para matar el dolor. La medicina tradicional china no es del agrado de mi novio aquí presente, eso no quita para que sea efectiva. Y tienes cara de estar necesitándola urgentemente.
-No sé como voy a pagarte esto, Jam, de veras. Si alguna vez necesitas algo, lo que sea, dímelo. Por cierto, encantado de conocerte, Jam me habló MUY esplicitamente de ti cuando nos conocimos.
El chico de la barra no pudo evitar soltar un suspiro de alivio. Sabía bien que una chica como aquella encargada de una barra en un bar de Hong Kong recibía presiones, coacciones y proposiciones de matrimonio a diario.
-Corta el rollo, Ky. ¿Cómo es de grande el problema en el que estáis metidos?
-¿En una escala de uno a diez? Treinta y cinco, posíblemente más y subiendo a cada minuto. Oye, ¿pretendes que me beba eso? Hay un lagarto dentro y un trozo de rama de algo…
-Es mejor que la morfina, créeme. Anji, por favor, busca en la trastienda un baúl de color marrón. Hay ropa que creo que le valdrá. Chico, tienes un gusto en ropa horrible. ¿La idea de la camiseta de vacas fue tuya?
-No, de Millia. Mejor eso que ir en pelota picada por la calle. En cuanto a la información que quería pedirte…
-Tú bebe y calla. Cuando venga Anji pregúntale a él, se tira el día entero conectado a la red. ¿Y la compañía? ¿quieres algo para matar el rato mientras me explicas como conociste a Ky?
-Vodka, gracias. La cosa es simple, me colé por su ventana cuando estaba en calzoncillos. A partir de esa experiencia surgió todo.
No, aquello no estaba resultando nada bien. Aunque el que se acordase de sus calzoncillos era una buena señal, pensó. Quizás de todo aquel berenjenal todavía pudiese sacar algo de provecho. Menos mal que el llamado Anji regresaba de la trastienda.
-Eh, cariño, Ky quiere preguntarte algunas cosas comprometidas. ¿Estás al tanto de los últimos rumores?
-Como siempre, Jam. Bueno, Ky, suelta.
-¿Sabes la situación exacta de las últimas operaciones de Zepp por la zona? Unos amigos han sido capturados y quiero sacarles de donde estén. ¿Te suena el tema?
-Mejor para ti que no me sonase. Si te refieres a aquel tipo del servicio secreto que era freelance buscado por Zepp y el misterioso agente patógeno que custodiaba, están en una de las bases que tiene el Gobierno en Korea. Es más fácil entrar en Fort Knox, y eso que se libró de las radiaciones en los USA. Muy mal asunto.
¿Agente patógeno? ¿Ahora llamaban a Dizzy de esa manera? Definitivamente se estaban pasando de rosca. Pero iba a sacarles de allí costase lo que costase. Nunca le había gustado dejar las cosas a mitad.
-¿Podrías elaborar un plan de rescate?
-Si contáis con un par de helicópteros, planos detallados, alguien infiltrado y quizás un mínimo de quinientos marines equipados como Dios manda, quizás idease algo poco suicida. Yo reparo cosas, no hago milagros. No tienes ninguna posibilidad, Ky, sinceramente.
-Con un horario de guardias y un plano de los conductos de aire me basta.
-Estás loco. Completamente loco. Conseguirás que te maten por nada. Pero si te empeñas, aquí tienes. Fue un placer conocerte, Ky. Avisa donde quieres que te entierren.
Le tendió un disco con todo lo que deseaba. Ky supuso que se había imaginado que lo intentarían de todas maneras. Aquel Anji estaba resultando alguien bastante listo. Era una pena que no lo hubiese conocido antes.
Alguien llamó a la puerta de manera pausada. Seis toques con algo que parecía un bastón de madera, según sonaba. Millia se puso de pie en el acto y habló rápidamente:
-Jam, ¿tienes algún medio de transporte? Nos han descubierto, vámonos antes de que haya alguna desgracia.
-Yo os llevaré atrás. ¿Lo has deducido por el toque en la puerta?
-Sólo hay un hombre en la Tierra que llame de esa manera. ¡¡Vamos, Ky, CORRE!!
Volvieron a llamar con idéntico ritmo. Al minuto, la puerta estalló. No se abrió de un portazo, literalmente saltó hecha astillas. El que llamaba era un hombre alto y desgarbado, con un traje blanco y negro. Su cara estaba cubierta con una lacia melena de pelo albino. Se apoyaba en un largo bastón a juego con el traje. Anji se quedó atrás, con la esperanza de poder entretener un poco al persecutor. Se alegró de que hubiesen salido pitando. El desconocido habló de manera pausada, con un ligero acento inglés.
-Estoy buscando a la traidora Millia Rage. Entrégamela o atente a las consecuencias.
-Tienes muy poca educación, amigo, Cuando alguien entra en casa ajena lo menos es presentarse y dar las buenas noches, no reventar la puerta. Millia hace rato que se largó, así que vete y no vuelvas.
-Resultas bastante arrogante dada tu situación. Disculpa por la puerta, aunque debería ser la menor de tus preocupaciones. Dime donde está Millia de inmediato o tendré que ponerme serio…
-Yo soy el arrogante, pero tú eres el que va exigiendo. Yo soy el que debería darte explicaciones pero tú estás en casa ajena. Definitivamente esos no son buenos modales. Salgamos, tendré que enseñarte a comportarte de manera acorde a las circunstancias.
Y sin decir más Anji se encaminó hacia la puerta, dándo la espalda a Venom. Aquello le enfureció, y lanzó un golpe directo a la cara del joven con su stick. Anji lo paró limpiamente con su mano derecha, sin apenas girarse.
-No seas impaciente además de maleducado. Ya te has cargado la puerta, salgamos y peleemos afuera. No quiero que el bar quede dañado.
Finalmente, el extraño accedió y salieron a la calle. Estaba empezando a amanecer y una ligera niebla se percibía en el ambiente. En la acera se podía ver la humedad proveniente del puerto. Anji se limitó a sacarse la camisa, apretarse un poco los zapatos y sacar un par de abanicos. Mientras tanto, Venom repasó una vez más su stick de billar, comprobando que estaba en perfecto estado.
-Cuando desees, extranjero.
-Lucha con toda tu habilidad, con toda tu alma. Quizás así consigas que el combate se prolongue más de un minuto.
Venom se lanzó hacia delante golpeando a fondo con su stick, en un rápido movimiento, esperando coger desprevenido a su rival. Pero Anji no era novato en estas lides, se limitó a esquivar moviendose hacia la derecha, y amagó un golpe de codo con la intención de estudiar al contrario. Tenía dos intenciones en este combate: prever todos los movimientos de su enigmático contrincante, y ganar tiempo para que sus amigos puediesen poner un par de millas de distancia entre aquél tipo y ellos. Pero según veía, la velocidad de Venom no iba a darle muchas oportunidades. Tuvo que contraatacar con una serie corta de dos golpes directos de puño y una patada circular, que su oponente paró sin ningún esfuerzo. La expresión de Venom era impenetrable, pero Anji juraría que estaba emitiendo risitas. Sí, aquel iba a resultar un trago de lo más correoso.
-¿Eso es todo lo que sabes hacer chaval? Me estás decepcionando enormemente. Te daré otra oportunidad, pero será la última…
Esta vez Venom no se andó con miramientos. Empezó a girar su stick en golpes circulares abarcando todos los espacios posibles con tal fuerza que Anji no podía pararlos, sino limitarse a esquivarlos. A la tercera tanda notó que empezaba a cansarse, y se estaba quedando sin espacio donde maniobrar. Un par de metros más y se daría de espaldas con un muro. Bueno, era hora de empezar a repartir tortas. Ya que no podía escapar ni hacia delante, ni hacia los lados, ni hacia atrás, tendría que improvisar. Cuando vió que Venom recogía su palo para iniciar su demoledora serie de nuevo, Anji cogió fuerzas y saltó hacia arriba, esquivando el sigiente giro. A continuación cayó sobre Venom con los pies por delante, propinando una elegante patada con ambas piernas en el pecho del asesino. Venom notó el impacto, pero ni cayó al suelo ni retrocedió, sino que levantó su stick en vertical para golpear a Anji de abajo arriba. Ante esta maniobra, el joven volvió a saltar, esta vez más alto, y lanzó los abanicos que portaba en la mano, más los que ocultaba en los pliegues de su amplio pantalón. Aquellos abanicos no erar normales, sino que estaban especialmente modificados por Anji con un filo de polialuminio capaz de cortar una plancha de madera de 50 cm de ancho como si fuese mantequilla. Esperaba que aquello detuviese definitivamente a aquel psicópata. Por eso se quedó tan sorprendido.
Donde un instante antes estaba Venom, ahora ya no había nada. Nadie. Había desaparecido, esfumado en el aire como humo. Medio segundo después Anji averiguó dónde se había metido, al notar el brutal impacto de un objeto contundente en sus costillas izquierdas. El asesino había saltado a la vez que él y se había situado en su angulo muerto de visión. Él había picado como un pardillo. Mal asunto.
Cayó al suelo golpeándose el hombro con la calzada. Aquello dolió, y mucho. Anji tuvo que apretar los dientes y tragarse su orgullo, a sabiendas de que si se permitía un parpadeo de debilidad estaba muerto. Distinguió la blanquinegra figura aterrizar a un par de pasos de su situación, y la vió levantar de nuevo el mortífero stick de billar. Anji volvió a saltar, esta vez mucho más alto, y de nuevo el asesino volvió a desaparecer de su campo de visión. Oyó una voz por un costado, retándole…
-¿Otra vez intentas lo mismo, chaval? Esta vez te daré el golpe de gracia…
-¿De veras me crees tan estúpido? ¡¡¡No importa donde te metas, acabaré contigo!!!
Venom tiró su stick a fondo directo a la cabeza de Anji. Si le llegaba a tocar, le arrancaría la cabeza, tal era la fuerza con la que se movía. Anji juntó sus manos, se concentró y empezó a generar una gran bola de energía de color azul en torno a ellas. La bola aumentó rápidamente de tamaño, llegando a rodearle entero. Sin poderlo evitar por el impulso del golpe, Venom chocó contra el borde de la esfera energética, saliendo despedido contra el suelo a gran velocidad. Anji cayó al suelo también, completamente desfallecido por el excesivo uso de la energía Ki que había realizado. Si Venom podía levantarse después de aquel golpe, él mismo no podría ni mover una ceja para detenerle.
Pero se levantó. Aquel asesino parecía ser inmune a todo daño. Solo parecía afectado por la ligera quemadura en partes de su atavío. Se acercó a él pausadamente y dejó caer el bastón. Anji esta vez no pudo evitar gritar de dolor. Venom le había atravesado el muslo derecho con la punta del stick, dejándolo clavado al suelo como una mariposa en la colección de algún loco. Mentalmente deseó que no le hubiese rajado ninguna arteria importante.
-Bien, chico, espero que ahora estés dispuesto a hablar, dado que no vas a ir a ningún sitio. Ese golpe de antes ha sido realmente hábil. Hacia más de un lustro que nadie me duraba más de minuto y medio. Te felicito. Y ahora dime donde está la traidora Millia Rage o traeré aquí a tu novia y la haré pedazos delante tuyo.
-Se fueron con un 4x4 que guardábamos en el garaje trasero dos minutos antes de que aparecieses tú. No estoy seguro de adónde iban, pero creo que hacia el Oeste, muy lejos. Yo solo intentaba ganar un poco de tiempo para mis amigos. Ni siquiera me gusta pelear.
-Sabias palabras. En condiciones normales serían las últimas, pero me has proporcionado un buen calentamiento para el duelo con Millia. Seré generoso y te dejaré sólo esa cicatriz de recuerdo. Si me das la dirección concreta hasta dejaré en paz a esa preciosidad que cree que no la he visto dirigirse a mis espaldas en busca de un arma.
-A Korea. No me preguntes más, no me dieron más detalles. Apenas estuvieron diez minutos.
-Muy bien. Cumpliré mi palabra y me iré. Mi rencilla es con Rage, no con vosotros, aficionados. La próxima vez que os crucéis con LaSombra, permaneced al margen.
-Eran cosas de honor. Siempre lo he tenido en estima, algo que tú no pareces valorar mucho, asesino.
-Mi honor es mi vida. Y si ambos seguís viviendo, es gracias a esa máxima. Cúrate, Anji Mito. Quizás llegues a algo en esta vida…
De un tirón desincrustó el stick del pavimento, acompañado de un chorro de sangre procediente de la pierna de Anji. Se limitó a volverse y recoger algo de su maletín. Con una gamuza limpió casi amorosamente la punta manchada de hemoglobina y sin mirar atrás abrió uno de los coches y se marchó del lugar. Anji improvisó un torniquete con un pedazo de tela que arrancó de su traje.
-Ky, Millia, dondequiera que vayáis, por amor de Dios, cubríos las espaldas…
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Comentarios del autor:
Esto está empezando a retrasarse demasiado. Antes redactaba un episodio al día y ahora casi me cuesta semana y media, pero prometo enmendarme. Trataré de escribir el siguiente episodio antes de desaparecer cuantos más días mejor a sacar perras para el Salón del Manga de Barcelona. Sol, Baiken y Chipp aparecerán de nuevo, y esta vez las hostias van a ser menudas. Por cierto, que las escenas de artes marciales me están costando cojón y medio de narrarlas adecuadamente, porque es muy difícil poner en palabras las basteces que hago en el juego, especialmente hoy en día que en Madrid me quedan 3 rivales decentes. Para los no espabilados, el golpe de la esfera de Anji es el bien conocido golpe de 214+P en salto, el Blue Illusion. De Venom retrato el Teleport y el Mad Straggle, entre algunos. Weno, me piro a papear.
KimKapwham, 10-9-2001
