Capítulo 13: Wolf and Raven.
-A buen sitio me has llevado esta vez, Badguy. Un cubo de cemento perdido en mitad de la nada. ¿Alguna razón de peso para ello?
Baiken estaba otra vez de mal humor, y Sol lo comprendía. Llevaban cuatro días de viaje sin apenas parar para repostar y comprar comida. Se habían ido turnando para conducir y dormir, con lo que el stress acumulado tenía que saltar por algún poro. Bueno, él tampoco estaba como las rosas, así que un poco de acción no le vendría mal. Según el disco de Anji, aquella había sido la última localización donde estaba retenido el Gear capturado que andaban buscando. Las últimas noticias de su amigo habían sido bastante desesperanzadoras. Por ayudar a un Caballero Cruzado había sufrido una paliza considerable y debería guardar cama durante un par de meses. Sus heridas eran graves. Mentalmente, Sol se juró arreglar las cuentas con el tipo que lo había dejado postrado en una cama. Pero ahora tenía cosas más importantes de qué preocuparse. Como la fortaleza que tenía delante de sus ojos.
Casi todas las bases que Zepp tenía desperdigadas por el mundo tenían una estructura parecida. Cuadradas, feas y grises. Alambradas, minas y cámaras por todos lados. Montones de material caro para compensar la falta de efectivos humanos competentes. Eso lo hacía más fácil para infiltrarse. Aquello iba a ser gracioso. Tanto dinero gastado en capturar a un Gear al que iban a liberar un harapiento y una tuerta. Sí, definitivamente merecía un pitillo la ocasión. Lo encendió con deleite.
-¿Y bien?¿Algún plan para entrar?
-Tengo uno que me funciona desde hace muchos años, y estoy pensando en ponerlo en práctica.
-¿Cuál es?
-Entrar caminando por la puerta principal. Es infalible.
-Si me quedaba alguna duda sobre tu estabilidad mental, me la acabas de resolver. ¿Pretendes entrar a saco, arramblar con todos los soldados y que nadie te detenga?
-¿Por qué no? Es un plan tan sumamente estúpido que nadie tiene sistemas de defensa eficaces contra ello. Algún día te contaré lo bien que me funcionó en el Canal de La Mancha.
Y efectivamente, lo estaba dando. El guardia de la entrada nunca supo lo que le golpeó, y su compañero sólo alcanzó a ver una sombra blanquirroja antes de caer inconsciente. Por lo menos tuvo el cuidado de librarse de ellos después de la comprobación que se hacía cada media hora por radio. Eso les daba venticinco minutos para entrar, husmear, conseguir lo que querían y largarse sin armar demasiado alboroto. Si lo armaban… bueno, la cosa se pondría bastante más peliaguda. Según su intuición, Sol creía que los prisioneros, los laboratorios biológicos y en general la zona de alta seguridad estarían bajo tierra. Era lo lógico, y además ya lo había visto en otras bases durante sus viajes y correrías. Menos mal que había tenido un buen pálpito y era cierto. Ahora sólo faltaba encontrar al famoso gear fugitivo entre el maremágnum de celdas.
Sol levantó al incauto guardia que yacía en una esquina y trató de preguntarle cuál era la celda correcta, pero parece que le había atizado demasiado fuerte y tardaría en despertar.
-Badguy, te estás luciendo por momentos. Ahora pretenderás que nos pongamos a buscar a ese Gear entre todo este complejo ¿no?
.Eh, idiotas. ¿Andáis buscando al Gear que tenían aquí? Llegáis tarde, tres días para ser exactos…
La voz provenía de una de las celdas más al fondo. Baiken distinguió un par de lastimosos brazos saliendo de entre los barrotes. Supuso que tendrían que hablar con el inquilino para sacarle información, así que Sol de dirigió hacia el habitáculo.
El tipo que había dentro era el hombre más delgado que Sol había visto en muchos años. Apenas tenía carne sobre los huesos, pero los músculos se le marcaban como tensas cuerdas bajo la tirante piel. Tenía un aspecto horrible, quizás por la falta de sueño que parecía arrastrar, o quizás por las marcas de golpes por todo el cuerpo. Debían haber estado interrogándole duramente. No llevaba puesto mas que un raído pantalón gris de chándal, bastante roto. No debía pasar de los venticinco, aunque aparentaba más dada su penosa condición. Pero sus ojos llameaban de furia. Sol decidió ir con cuidado, porque aquel tipo parecía capaz de escurrirse entre los barrotes como una anguila.
-Y bien, chico. ¿Algo que decir?
-Sacadme de aquí y puede que os diga algo. Una buena operación la vuestra para colaros aquí dentro. No muy sutil, pero efectiva.
-¿Y por qué tendríamos que sacarte? No estamos para cargar con heridos, ni venimos buscándote.
-Porque yo sé donde está el Gear que buscáis. ¿Por qué creéis que me tiene aquí preso? ¿por mi cara bonita? Yo era el protector de ella, se crió conmigo. Ahora que la tienen, soy prescindible. Si me ayudáis a liberarla y me prometéis no hacerle daño, podréis hablar con ella.
Esta vez Baiken habló. Su voz fue firme, pero Sol pudo notar el leve matiz de sorpresa que apreció en su rostro. Aquel tipo hablaba del Gear como si fuese un humano. Demonios, hablaba como si se tratase de un familiar directo.
-Espera un poco, chaval. ¿Ella? ¿me estás diciendo que pretendes proteger a un bicho salido del infierno porque te has encaprichado con él? Si queremos encontrarlo es para sacarle información y luego enviarle de vuelta allá donde lo creasen.
-No tienes ni idea de nada, estúpida. Dizzy no es un gear puro. Es medio humana. No ha hecho jamás daño a nadie. Y ya tuvieron su oportunidad de hablar con ella para comprobarlo. Les dio igual. Así que tenéis dos opciones. O me sacáis de aquí y apechugáis con el trato, o yo me quedo y os resta buscar en cerca de cinco mil bases distintas por todo el mundo. Vosotros mismos.
El tipo era terco, desde luego. Pero sabía muchas cosas que les interesaban. Y no había tiempo para debates, porque la alarma empezó a sonar cuando el preso dejó de hablar. Algún guardia tenía que haber despertado y dado la voz de alerta. Ya no tenía el punch de antes, no señor. En fin, uno más tampoco iba a ser tanta molestia, ya tendrían tiempo de renegociar el contrato más tarde.
Sol se acercó a la pesada puerta de poliacero y la agarró con una mano por los barrotes. A la tercera sacudida, las bisagras estaban arrancadas, y tiró la puerta desdeñosamente a un lado. Si el tipo se había sorprendido, no lo aparentó. Baiken le miró desdeñosamente.
-Los controles de apertura estaban a la derecha, a unos treinta centímetros del picaporte. ¿Era necesaria la exibición?
-Sí, las computadoras y yo no nos llevamos bien. Tenemos una relación de odio-odio. Y tú, chico, ¿tienes nombre?
-Chip Zanuff. Que no se te olvide. Detesto que me llamen chico.
-Encantado, chaval. Sol Badguy y Baiken. Yo soy el guapo.
Chipp abrió un armario en la recepción y buscó algo de ropa y su arma, mientras miraba a Baiken. Le extrañaba que alguien como ella fuese la acompañante de aquel voceras.
-¿Es siempre así de idiota?
-Me temo que sí. Más vale que te acostumbres, por mucho que te cueste. Créeme, lo sé por experiencia.
Chipp acabó de vestirse con una sencilla cazadora negra sin mangas y unas protecciones para los antebrazos. Lentamente, abrió un portaplanos que había en el montón y extrajo de él una cuchilla de terrorífico aspecto. Medía casi noventa centímetros, y tenía aspecto de cortar como una navaja de afeitar. Mediante una pinza la colocó pegada a su antebrazo de manera que el filo quedaba hacia fuera y la punta miraba hacia el hombro. No era la primera vez que Sol veía esa configuración de combate.
-¿Estilo Kadaimachi?¿o es Ninjitsu tradicional?
-Zantetsuryu. Ahora, salgamos de aquí de una vez. Llevamos dos días de desventaja.
La salida no trajo demasiados problemas. Algún pelotón de incautos soldados con más miedo en el cuerpo que valor y alguna trampa laser, nada que Chipp no supiese esquivar ni Sol aplastar. A Baiken no le interesaban esas naderías. Su lucha era contra los gears. Los humanos no le aportaban nada.
Pero la aparición que se cruzó en su camino antes de llegar a la compuerta principal sí era algo de peso. Más que de peso, de auténtico tonelaje. Todos habían visto en alguna ocasión soldados esclavos de Zepp, pero aquel se salía de la norma. Casi tres metros de puro músculo inflado de esteroides y coraza en el que apenas podía apreciarse la cabeza. Sus brazos eran grandes como dos apisonadoras, y con una fuerza superior. Chipp lo reconoció al instante. Era el soldado que había derrotado a Ky y trasladado a Dizzy y a él mismo a aquella prisión. Bueno, la disputa iba a ser encarnizada.
-Sol, déjamelo a mí. Lo conozco.
-Por mi propia experiencia, reconozco que los asuntos personales deben dejarse al margen de los negocios. Pero esto no es un negocio, sino una pelea, así que te dejo. Pero no te duermas, que me he quedado sin tabaco.
-Muy bien. Seré rápido.
Chipp sonreía extrañamente. Parecía que aquello se estaba tornando algo muy personal. Sol se echó contra una pared e instintivamente echó mano al paquete de cigarrillos, sin darse cuenta de que ya no le quedaban. Más le vale que aquello fuese rápido, o tendría que intervenir. Aunque siempre podía buscar las cocinas de la base. En la cantina seguramente tendrían algo…
De improviso, Chipp avanzó corriendo hacia su rival. El enorme bruto cyborg lanzó ambos brazos hacia delante, pero Chipp sabía ya como contrarrestar ese golpe. Agachó la cabeza, se deslizó bajo ellos y se colocó a distancia de cuerpo a cuerpo, golpeando sin cesar en torso con una rápida sucesión de puños y patadas. El gigante no pareció darse cuenta de sus golpes, y de un brutal revés con su brazo izquierdo lo arrojó volando contra la pared más cercana.
-Eh, chaval, ¿necesitas ayuda?. Ese gordo parece más de lo que puedas manejar…
-Si te pones en medio, Sol, recibirás tu también. Esto sólo ha sido la primera sangre.
Y volvió al lanzarse de nuevo al combate, con una velocidad como pocas había visto nunca. Esquivó los torpes pero contundentes golpes del cyborg con ligereza, y descargó una larga serie de puños y patadas a lo largo de su brazo izquerdo y derecho, terminado con un puño ascendente en salto hacia la acorazada cabeza. Una vez más, el soldado esclavo recibió los golpes sin inmutarse, y con otro derechazo lo mandó volando de nuevo hacia la pared.
Pero esta vez Chipp no se estrelló de cabeza contra el cemento, lo que le hubiese matado. Giró sobre sí mismo y tomó impulso con ambas piernas en la pared, lanzándose de nuevo vertiginosamente hacia su rival con la cuchilla de su brazo extendida. La figura era borrosa de tal velocidad que llevaba. El cyborg intentó rematarle con un nuevo golpe, pero se dio cuenta que no podía mover ya sus reforzados brazos. Chipp le golpeó como un cohete en pleno pecho, derribando al soldado de espaldas. Pero no se detuvo ahí. El impulso había sido tan grande que le acercó a la otra pared, y repitió de nuevo la secuencia, tomando empuje y volviendo de nuevo hacia su adversario que todavía estaba en el aire. Le traspasó de nuevo tajando con la cuchilla otra vez en el acorazado pectoral, resquebrajándose por el impacto. Aquella maniobra había hecho perder bastante velocidad a Chipp, así que se dejo caer en el suelo y volvió a saltar, esta vez verticalmente para alcanzar a su dañado rival.
Chipp se sentía confiado en sus posibilidades, así que superó en altura al cyborg y se dispuso a rematarlo en el aire. De improviso, el soldado recuperó el control de sus brazos, y asió a Chipp con ellos, planeando caer sobre él y aplastarle con su masa corporal. Aquello empeoraba a ojos vista, y el ninja sintió que su vista empezaba a nublarse por la fuerza centrífuga que estaba aguantando. Logró escurrir del abrazo mortal de su oponente, y aprovechar su fuerza para que provocase su fin. Consiguió situarse encima del cyborg mientras caían a una velocidad vertiginosa, y situó su cuchilla justo encima de la grieta en la coraza del cuello que había logrado en su anterior pasada.
Al tocar ambos el suelo con gran estrépito, la hoja de acero se introdujo casi por completo en el cuello del pesado cyborg, que no tuvo tiempo de gritar. Todo había terminado.
-Esa ha sido por Ky- musitó en voz baja. El combate lo había dejado agotado.
-Eh, chaval, no ha estado mal, reconoce que has tenido la potra del siglo. Te has aprovechado muy bien de que le pesaban los brazos a esa masa grasa…
Baiken miró a Sol con furia. Estaba ya bastante harta de la situación, y aquel giro de acontecimientos le obligaba a permanecer junto a aquel descarado un tiempo indefinido.
-Realmente eres idiota, BadGuy. No le pesaban los brazos. Chipp ha golpeado a propósito los nervios cableados de cada extremidad para inutilizarlos temporalmente. Fue una maniobra muy hábil y precisa. Tú no habrías sido capaz de realizarla.
-Yo no lo habría necesitado. En fin, larguémonos de aquí. Este lugar me aburre penosamente…
Salieron de la invadida estación a paso ligero mientras un par de fuegos se declaraban por doquier. Eso les entretendría un buen rato, el suficiente para poner una prudencial distancia de por medio. Desgraciadamente, no se habían acabado las sorpresas esa mañana. Junto a su coche acababa de detenerse otro. Abrióse la puerta y Sol reconoció una cara que no había visto en mucho tiempo, desde hacía ya casi tres años. Un rostro aniñado y rubio, que tenía una expresión de sorpresa. En escasos segundos, la sorpresa se transformó en cólera. Cerró la puerta, le agarró por la cazadora y lo tiró al suelo, poniéndole la punta de la larga espada que portaba en el cuello. Sol no pudo evitar una sonrisa sarcástica.
-Kyske, muchacho ¿cómo van las cosas por la Orden? Oye, ¿no tendrás un pitillo?
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Comentarios del autor:
Este es el último episodio que escribo hasta dentro de al menos dos semanas, así que espero que os guste para matar el rato. La pelea contra Potemkin no me ha quedado del todo mal, ya empiezan a gustarme más como quedan, incluyendo hasta supers. Y una cosita más: me gustaría agradecer desde aquí a toda la gente que me está apoyando y ayudando en la finalización de esta chorrada, incluyendo a Renge_Nara (edición salvaje), Spike (apoyo moral), Neko Yasha (ayuda sobre fanfics), Clarens (mala hostia), Jaeger (mucha más mala hostia) y toda la peña. A vosotros, gracias.
Kim Kapwham, 2001-09-14.
