Capítulo 14: Join me in Death.

Ky Kyske estaba furioso. Más que furioso, al borde de estallar de rabia. Tales arrebatos eran sumamente extraños en su persona, tan calmada y reflexiva. Por eso su comportamiento resultaba sumamente extraño hasta para él mismo. Había agarrado a un desconocido por el cuello y estaba a punto de cortarle la cabeza. Le daba igual los kilómetros que había recorrido hasta aquella base perdida en Korea, los dolores que todavía recorrían su cuerpo o que su amigo Chipp le estuviese sujetando mientras le gritaba algo que él no quería oír. Había visto a aquel tipo solamente una vez en su vida. Y casi había arruinado su carrera, su prestigio y su capacidad de razonamiento. Solamente la mano firme de Millia le impidió que hiciese lo obvio, es decir, acabar con aquel miserable que sonreía estúpidamente como si no estuviese a punto de morir.

-Por Dios, Ky ¿se puede saber que cojones estás intentando hacer? ¿Conoces a este tipo? ¡¡¡Pero te quieres calmar y empezar a pensar con la cabeza!!! ¡¡Baja el arma!!

-Tranquila, Millia. No voy a cargármelo. Solamente voy a cortarle las manos u puede que una pierna o las dos. Lo necesito vivo para limpiar mi nombre en la Orden.

Sol seguía sin dejar de sonreir. Poner de los nervios a aquel niñato iba a ser aún más divertido que a Jhonny. Y si su intuición no le fallaba, iba a ser mejor aún que Anji. Era temperamental, joven, aparentemente tímido y con mujeres a su alrededor. Sol se lo iba a pasar pipa a costa de él.

-Vaya, nene, cuanto tiempo sin vernos. Has crecido en estatura, pero veo en madurez no tanto. ¿Todavía llevas ese cacharro lanzachispas demasiado grande para tí?. Por lo menos has mejorado en gustos femeninos...

Chipp tuvo que poner a prueba sus resentidos músculos para contener a Ky de nuevo. El combate que había librado minutos antes con un soldado esclavo de Zepp le había dejado hecho polvo, no tanto por los golpes recibidos como por la penosa forma física en la que se encontraba. Y aquel idiota de Sol seguía provocando a Ky sin importarle que su vida estuviese pendiendo de un hilo. Chipp sabía que era muy difícil enfadar a su amigo, pero que en combate era todo un maestro de indudable habilidad. Una semana antes, Ky había acabado con dos soldados esclavos similares al suyo, en la mitad de tiempo y sin recibir ni un roce. Únicamente había perdido el enfrentamiento con el tercero por un ataque a traición. Por eso se preguntaba qué demonios le había hecho aquel deslenguado para cabrearle tanto. Estaba realmente fuera de sí...

-Vosotros dos, escuchad: me alegro de corazón que ya os conozcáis, pero estamos a menos de un kilómetro de la base militar de la que me acabo de escapar, así que ¿os importaría dejarlo para más tarde?

Ky volvió la cabeza, sin separar un centímetro la punta de su espada del cuello de Sol. No pensaba dejarle escapar por las buenas.

-Ni hablar. Este malnacido se escaparía como lleva haciendo tres años. Vamos a solucionar esto aquí y ahora...

-Mira, nene, comprendo que todavía estés cabreado por lo del Canal de La Mancha, pero si sigues con esa excitación te va a reventar una vena en el cerebro, así que baja este juguete y larguémonos. Luego tendrás tu pelea, palabra. Especialmente si no encuentro tabaco antes. Además, no querrás que ese bombón que va contigo te vea morder el polvo ¿verdad?

Los demás apenas habían notado la presencia de Millia en el desorden del incidente. Era todo un halago para sus habilidades el que en medio de una situación de tensión nadie la percibiese. Pero aquel tipo se había dado cuenta. Más tarde tendría que cruzar algunas palabras con él. Si es que sobrevivían al día, claro estaba.

-Ky, baja el arma. Tendrás tu pelea más tarde, cuando se explique todo. Pero ahora reconoce que ya tenemos lo que venías a buscar, es decir, a tu amigo. Y parece que lo han soltado ellos. Larguémonos de aquí antes de que nos manden un par de patrullas de helicópteros.

-Chipp, ¿y Dizzy? ¿La han...?

-No, tranquilo. Al menos por ahora. La trasladaron a otro lugar más especializado. Me han sacado de allí, y puede que los necesitemos para rescatar a Dizzy. Me apunto a la moción, salgamos por piernas.

-De acuerdo. Millia, conduce tú el coche. Chipp, ve con ella. Yo no pienso separarme ni un instante de este desgraciado. Tu conducirás, y si tú o tu amiga hacéis algún movimiento sospechoso, os rebano el cuello. ¿Está todo claro?

A los cinco minutos, ambos coches se dirigían hacia el norte. Resultaba curioso el contraste entre ambos vehículos. El conducido por Millia era un todoterreno de diseño militar con apariencia muy resistente y tracción a las cuatro ruedas. El conducido por Sol era una vieja carraca con piezas de varios vehículos con un parachoques que se sostenía gracias a una cadena oxidada. Para redondear el conjunto, uno de los pilotos conducía con una larga espada al cuello. Sol no creía que fuese ningún inconveniente. Le había resultado más incómodo la Katana de Baiken que aquel espadón de color blanquiazul. La espada japonesa estaba mucho más afilada. Claro que aquel arma no brillaba de energía eléctrica por su hoja.

-Bueno, Badguy. ¿No tienes nada que explicarme sobre este suceso en el que, como siempre, me has metido sin preguntarme siquiera?

-¿Badguy? ¿ése es tu nombre? Realmente profético. Le explicaré lo que pasó, señorita. El citado Badguy que está al volante tiene una orden de busca y captura vivo o muerto por invasión de propiedad privada, agresión a mano desnuda a miembros del orden público y robo con alevosía de material de alto riesgo. Cualquiera de ellas está penada con la muerte. Y pocas veces voy a cumplir mis obligaciones con más satisfacción...

-¿Te importa traducírmelo? Jamás he prestado atención a esa jerga de abogados...

Sol se dispuso a contestarle. Ya estaba mucho más calmado. Había descubierto que bajo un montón de papeles en la guantera el viejo Johnny tenía su reserva secreta de cigarrillos. Ahora mismo estaba disfrutando de uno de ellos. Sonrió para si mismo. Johnny debía estar acordándose de todos sus muertos cuando se enterase de que le había dado el coche equivocado.

-Yo te lo traduzco, cariño. Simplemente abordé un transporte de la Orden Cruzada en el Canal de La Macha, tiré al mar algunos principiantes demasiado seguros de sí mismos y me llevé un maletín. ¿Por eso me vas a condenar? Si ni siquiera me cargué a nadie...

-Si vuelves a llamarme cariño, seré yo misma quien te mate. Diría que lo realmente importante estaba en el maletín. ¿Se puede saber que diablos era?

-Estás sentada enfrente de ello, cariño.

Baiken se dió cuenta que hablaba de la insólita espada de Sol, la llamada HellSlayer. Nunca le había parecido algo excesivamente poderoso, quizás porque su propietario la usaba escasas veces. Sol parecía confiar mucho más en sus propios puños que en aquel artefacto de extraño diseño. No terminaba en punta, sino que poseía una hoja ancha y rectangular, con una larga protección roja de acero antiguo a lo largo del filo posterior. La empuñadura era cuadrada y de idéntico color rojo. Y para finalizar, la empuñadura parecía algo pegado en el último momento, alargada y semejante al mango de una pistola. Se asemejaba más a un palo de críquet que a un arma blanca. ¿Ése armatoste era el culpable de todo aquel berenjenal? Baiken no acababa de creérselo.

-Eso que mira con desconfianza, señorita, es una de las espadas más poderosas de la Orden Cruzada. Se me confió la tarea de llevarla a Londres para que fuese desmantelada, dado su incomprensible poder. Su pérdida me ha supuesto ser degradado, humillado ante mis compañeros e innumerables dolores de cabeza con mis superiores. Situación que pienso arreglar en breve, por supuesto.

-En resumen, que te echaron la bronca y estás resentido. Deberías habermelo dicho, nene. La habría devuelto y robado de nuevo a otro pardillo menos rencoroso dentro de la Orden. Seguro que como buen calzonazos me llevas buscando desde aquel día.

-Hablas mucho y con muy poco respeto para la situación en la que te encuentras. ¿No crees, Badguy?

-Mira, muchacho, yo sólo conozco dos idiomas: normal y con tacos. Así que si quieres llevar mi fugitivo culo a París más vale que te vayas acostumbrando. Eso contando con que me deje. Tengo cosas más importantes que hacer...

-Ah, ¿sí? ¿Cómo cuales?

-Encontrar a ese Gear que a todo el mundo parece caeros tan bien, hacerle unas cuantas preguntas sobre un amigo común, intentar ligar con Baiken y quizás salvar el mundo. ¿Te parece demasiado para tu paciencia?

Baiken alzó una ceja al oírse en la conversación, especialmente en un contexto tan extraño para ella.

-Haré como que no te he oído, Badguy. Si no, mañana podrías levantarte con alguna pieza de menos.

-Háblame más sobre Dizzy. ¿Qué se supone que sabe para que te tenga tan intrigado?

-Ese gear, o Dizzy como a tí te gusta llamarle, es un híbrido. Mitad humano, mitad gear. Tengo mis sospechas de que es un engendro nacido de una humana y del propio Justice, el Gear que armó la gorda hace cien años. Todos los gears tienen una memoria genética colectiva. Cuando uno nace, sabe todo lo que ha aprendido el anterior y el anterior hasta los primeros días de su especie. Teniendo en cuenta que proviene directamente del primer Gear operativo, seguramente sepa donde se encuetra Kotetsu. Y cuando lo encuentre, arreglaré ciertos asuntillos pendientes entre él y yo.

-¿Kotetsu? ¿El traidor a la raza humana? Debe llevar muerto más de un siglo. Estás en un callejón sin salida y tus mentiras no van a salvar tu apestoso cuello...

-Si llevase muerto un siglo ¿por qué tu Orden esconde tan celosamente el emplazamiento de la pared dimensional que encierra a Justice? ¿Por temor a que otros gears lo liberen? Sin liderazgo, esos bichos son completamente estúpidos. Estáis cagados de miedo porque buscan a Kotetsu y no lo encuentran. Parece mentira que yo sepa más cosas internas de la Orden que un acólito.

-No me creo ni una palabra. No obstante, tu inventiva es estupenda. Quizás cuando me retire use este cuento para hacerme escritor y forrarme.

-¿Ah, sí? Vale. Entonces dime, privilegiado y espabilado Caballero Cruzado. ¿Como es que detrás tuya tienes sentada a una semi-gear y ni siquiera te has dado cuenta?

Ky tragó saliva. Aquello era un inesperado giro en los acontecimientos. Sin poder evitarlo, miró hacia atrás buscando las pupilas de la mujer sentada en el asiento trasero. En cuanto volvió la cabeza, Sol agarró la punta de la espada que le amenazaba y tiró de ella, arrebantándosela de las manos. Sin miramientos, la lanzó encima del coche, dejándola sujeta en la vetusta rejilla porta-equipajes del techo del vehículo. Ky se sentía como un estúpido al haber caído en una trampa tan simple.

-Estarás de acuerdo, cariño, en que mi teoría sobre los planes idiotas dá resultado una vez más. Ahora, ya que somos tan amigos y no hay armas de por medio que coaccionen nuestra lengua, ¿vas a unirte a nosotros o volverás a París a contar como me he escapado otra vez?".

-Badguy, si vuelves a repetir ese término refiríendote a mi persona, vas a conseguir una fulminante voz de soprano en menos de un minuto. Hablo en serio.

Sol no pudo evitar otra de sus sonrisas. Le costaba más, pero tampoco estaba mal sacar de sus casillas a Baiken. Por lo menos hacía que fuese algo más comunicativa. En condiciones normales, si se ponía un vaso de agua al lado de Baiken, era el vaso el que parecía rebosante de actividad vital. Sol agradeció mentalmente que su otro colega japonés tuviese mejor talante. Hizo señales al otro vehículo para que se parasen en un cruce cercano. No se le escapó la cara divertida de la chica rubia que conducía al distinguir a StormSlayer en una posición tan poco honrosa para su propietario.

Unos minutos más tarde, el grupo se encontraba detenido en un claro, con los coches escondidos tras un montón de árboles caídos. Sol echó una ojeada al conjunto, para sopesar ánimos. Ky estaba junto a su acompañante, sin dejar de mirarle y con una expresión de tensión extrema en sus ojos. La chica llamada Millia no se perdía detalle de los alrededores, como si estuviese esperando un ataque inminente, pero era mucho más hábil a la hora de ocultar sus sentimientos. Su mano derecha estaba en el hombro de Ky, tratando de infundirle algo de calma. Chipp se estaba rociando con spray analgésico todo el brazo derecho, mientras mantenía una mueca de dolor en su rostro. Según sus cálculos, necesitaría una semana como mínimo para recuperarse del todo, y dos meses para recuperar su peso ideal, aunque no creía que tuviesen tanto tiempo. Baiken apretaba los cordajes de la empuñadura de su Katana, ausente a todo. Él mismo se había dejado su espada en el coche, y se estaba encendiendo otro cigarrillo. Hora de los discursitos.

-Muy bien, gentes, esto es lo que hay. Parece que todos andamos buscando lo mismo, es decir, el dichoso gear con apariencia humana. Para tranquilizar al personal, diré que sólo me interesa hablar con él, nada más. ¿Alguien puede decirme donde lo tienen retenido?

Chipp habló con tono enfadado. Aquel tipo le ponía de los nervios, no podía evitarlo. Simbolizaba todo lo que él aborrecía: los vicios dañinos, el comportamiento irreverente, la falta de respeto y el desprecio al peligro.

-Se llama Dizzy, y según creo, está en los Urales. No sabía que hubiese una base de Zepp allí, y me conozco la situación de casi cinco mil bases por todo el mundo, incluidas las submarinas y las móviles. Hace tres dias aparecieron un par de tipos con la orden de traslado, y se llevaron el sarcófago. La tienen en hibernación para no tener que despertarla y probar su poder.

Millia sintió un escalofrío por todo su cuerpo. Aquello era demasiada coincidencia.

-¿Estas seguro de que no conoces la existencia de ninguna base de Zepp en los Urales? ¿Absolutamente seguro?

-Al ciento por ciento, Millia. ¿Qué sucede?

-Describe a los tipos que fueron a recogerla, si es que los vistes.

-Por supuesto que los vi, pasaron por delante mía y les grité de todo. Uno medía cerca de metro ochenta con pelo rubio largo y aspecto elegante. El otro tenía aspecto afeminado y una tez pálida como pocas he visto. Medía casi dos metros. Ambos llevaban gafas de sol y trajes de oficial. No se quitaron las gafas en ningún momento.

Aquello se complicaba por momentos. Ya no era coincidencia, pero quedaban muchos misterios por resolver.

-No eran oficiales de Zepp. Pertenecían al clan asesino LaSombra. Al segundo no lo conozco, pero el primero era Zato-One, el cabecilla. El cuartel general de LaSombra está en Los Urales rusos, en unas cuevas de la cordillera. Lo que ignoro son las razones que pueden tener para secuestrar a Dizzy...

Sol tiró el cigarrillo a medio consumir. Hacía diez años que no tiraba un cigarrillo por la mitad. Si sus sospechas daban en el clavo, el asunto era aún más gordo de lo que esperaba...

-Creo que al otro lo conozco. Es Testament, general de los Escuadrones Genocidas de Gears de Justice. La tropa de élite de máxima confianza. Poderoso hasta decir basta. Se suponía que Kliff Andersen se lo había cargado, así que el viejecillo no debía ser tan bueno como cuenta la propaganda. Creo que andan detrás de lo mismo que yo, o quizás algo peor...

-¿Peor? ¿Que puede ser peor que la reaparición del mayor y más malvado genio científico que ha pisado este planeta?

-Sólo una cosa. La resurrección de Justice. Sería una pena otro siglo de guerra.

Las palabras de Sol dejaron un sordo silencio entre los reunidos. Lo que había empezado como una misión de rescate empezaba a tornarse algo de lo que podía depender el futuro de millones de personas. Demasiada responsabilidad para gente como ellos, con sus propios problemas por resolver. Chipp estaba acostumbrado a manejar problemas de escala nacional, pero era un absoluto novato en la guerra contra gears. Los únicos experimentados en el tema Gear eran Sol por sus experiencias y Baiken por su edad. Antes de meterse en algo así todo su entrenamiento le gritaba que sacase el máximo de información posible.

-Espera un momento. De acuerdo, tenemos la hipótesis de que a través de Dizzy se puede liberar a Justice. Pero, ¿qué pinta LaSombra en todo esto? ¿Qué hace un clan asesino apoyando a la causa Gear? Por no hablar de Testament. Jamás se ha oido que un Gear activo se aliase con humanos. LaSombra necesita civilización para continuar existiendo...

Una bombilla se encendió en la cabeza de Ky. Llevaba una semana jurando que le faltaban piezas en el rompecabezas que trataba de componer en su mente, y por fin habían aparecido. Habló con firmeza, con un tono que revelaba la seguridad de sus pensamientos.

-Millia, decías que Zato, tu maestro y líder de LaSombra empezó a comportarse de manera extraña a partir de la pérdida de su vista. Entonces es cuando obtuvo los terribles poderes de los que hablas ¿No?

-En efecto. Sucedería hace cosa de dos años.

-Entonces tu maestro ya no existe. Un gear ha tomado su forma o ha poseído su cuerpo. Solamente los gears son capaces de convocar tales poderes. De ahí el constante acoso al que te tiene sometida. Venom es su mano derecha, pero no tuvo tanta confianza ni había sido personalmente entrenado por el Maestro. Eras la única capaz de notar el cambio en mil matices distintos que sólo podías apreciar tú, la más cercana a su verdadera personalidad humana. Por eso es tan importante tu eliminación. Sin duda se trata de una conspiración para liberar de su encierro a Justice. Que Dios nos ayude.

Sol ahogó una maldición. Las cartas estaban sobre la mesa, tenía la mano del muerto y encima andaba corto de tiempo. Sus posibles compañeros estaban demacrados y uno de ellos quería matarle. El enemigo estaba bien organizado, era poderoso y jugaba en su terreno. Bueno, era un experto en el póker, especialmente en las jugadas arriesgadas y con altas apuestas. Y siempre jugaba a ganar.

-Dios no tiene nada que ver en esto, Ky. Se trata de nosotros, nuestras vidas y nuestros intereses. ¿Vamos a huir y buscar refugio o vamos a llevar el combate a sus puertas?. Yo tengo una deuda con los gears y lo tengo claro, pero no sé nada de vosotros ni de vuestras razones para meteros en esto. Os propongo algo: queda mucho camino para los Urales, mínimo dos semanas apretando mucho el coche. Si hago un par de llamadas estaremos allí en dia y medio, quizás dos. Pero tardarán en llegar otras venticuatro horas. Id a meditarlo. Pensad en lo que os estáis metiendo y por qué o quién lo vais a hacer. Mañana a estas horas vendrá un helicóptero a recogerme. Quienes estén aquí y deseen venir conmigo, podrán hacerlo. Pero no quiero arrepentimientos de última hora. Pensadlo bien. Yo mientras voy a ver si consigo dar con ese canalla volador...

Y sin decir más, Sol se volvió hacia el coche y empezó a buscar el aparato de radio que lo mantenía en contacto con la aeronave Ulysses, capitaneada por su amigo Johnny. Ky estaba completamente perplejo. Aquel tipo no podía estar hablando en serio. Tendría que poner las cosas más claras...

-Eh, ¿Badguy?¿Vas a dejarlo así?

-¿Mmm?¿El qué?

-Lo nuestro. Nuestra rencilla. ¿Como piensas solucionarlo?

-Kyske, ya te he dicho que tengo problemas para traducirte la jerga caballeresca, así que no me confundas más de lo que estoy. Intento lograr un medio de transporte directo hacia mi tumba, y como te dije antes, tengo varias prioridades antes que pelearme contigo. Quizás dentro de diez años, cuando tengas el cuerpo completamente formado y aprendas a pelear de veras en vez de tanta esgrima chorra puede que tengas tu combate. Eso contando con que sigamos ambos vivos, lo que sinceramente dudo. Pero hoy no. Ni mañana tampoco. Este tiempo os lo he dado a todos para que reflexionéis. Y a tí te meto en el grupo. Piensa en lo que de veras te interesa. Si estás dispuesto a sacrificar tu vida por quienes te importan. Eso no se enseña en la Orden Cruzada. Se aprende en el día a dia. Me sorprende que Kliff Andersen no te lo dijese nunca. Para ser el único tipo que me ha derrotado en toda mi vida, era un vejete agradable.

-¿Conocíste a Kliff? Pero si murió hace ya casi cinco años y no ejercía de caballero desde hace veinte. No puede ser que te peleases con él teniendo diez años...

Sol esbozó otra de sus enigmáticas sonrisas, se volvió y retomó de nuevo su búsqueda del irritante aparatejo. Que le diese vueltas estos días. A lo mejor el estirado muchacho no era mala persona. Que estaba falto de guía desde la muerte de Andersen era un hecho comprobado, pero podría llegar lejos. Podría llegar realmente alto. Lástima que las perspectivas de futuro fueran tan negras para todos...

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Comentarios del autor:

La calma antes de la tempestad, uséase, el fin de semana que estoy pasando en mi pueblo tranquilamente hasta que empiece a romperme la espalda vendimiando. Espero avanzar bastante en este inesperado trámite, así que vienen unos cuantos episodios reflexivos en el que veremos los últimos retazos de cada uno de los caracteres. Incluso me estoy pensando en incluir a Axl, pero la aparición a lo Terminator se me hace muy jodiente. A ver como lo apaño para que no quede demasiado cutre. Esta tarde más, yo me piro a papear que hay gazuza ingente. Por cierto, espero que me disculpéis si notais que el fanfic se va de bares. Estoy dejando el vicio del tabaco y alguna neurona puede que se ponga graciosilla. Ea, supongo que lo comprenderéis, es por una buena causa (la de mis pulmones, no te jiba XD).

Kim Kapwham 2001-09-150.