Capítulo 15: Crying.

-Ky, ¿estás bien?

No, Ky Kiske no estaba nada bien. De hecho, estaba a ponto de vomitar. Sufría una náusea agarrada a las tripas conjuntada con un dolor de cabeza como pocos había tenido en su vida. Después de la accidentada misión de rescate de su amigo Chipp (y vuelto a ver a su peor pesadilla, el ladrón Sol Badguy); y las últimas revelaciones, Ky Kyske se sentía como si un edificio de cincuenta plantas le hubiese caído encima y alguien estuviese bailando en la terraza. Había caminado unos cien metros en el bosque en el que se encontraban todos los que se habían metido en aquel lío esperando que la búsqueda sobre sus cabezas se relajase un poco. Las posibles acciones policiales que el ejercito de Zepp tomase contra ellos le traían sin cuidado en aquel momento. Necesitaba pensar sobre todo lo que había pasado y podría ocurrir, y la presencia de Millia le incomodaba. Era la primera vez que se enamoraba en toda su vida, y tampoco estaba seguro de sus sentimientos. En su estado de ánimo, las cosas podían reventar en cualquier momento.

Decidió sentarse en la orilla de un río que atravesaba el lugar. Era un paraje impresionante, pero Ky no prestaba atención a ello. Simplemente agradeció que la corriente le cortase el camino y no pudiese vadearlo. Así podría poner en orden todos sus planes de acción. La verdad es que le hacía más falta que respirar, tal era como se encontraba.

-Millia, ¿qué tienes pensado hacer respecto a todo esto? Ya no es algo relativo a una venganza o un ajuste de cuentas. ¿Tienes algo en mente?

-Ky, el que mi maestro posiblemente ya no sea humano es algo circunstancial. Me he propuesto acabar con LaSombra, y ése es mi objetivo. Yo voy a ir. Soy la única capaz de atravesar todas las trampas y escondrijos que LaSombra tiene en su emplazamiento principal. Una vez allí, me enfrentaré a mis demonios internos y acabaré con Zato. A mí la Humanidad no me interesa lo más mínimo. Si me hubiese interesado, no me habría dedicado al asesinato. Lo único que espero es que al acabar con aquel gear pueda ofrecer paz al alma del hombre que me crió desde niña.

Ky estaba sumido en un mar de dudas sobre qué hacer. Tenía claro que Millia iba a viajar con Sol para dar el golpe de gracia a la organización criminal LaSombra. Pero iba a meterse de lleno en un conflicto de magnitudes desconocidas para él. Ya no se trataba de una escaramuza como las anteriores, podía depender de sus actos la Humanidad entera.

-¿Y qué crees que debería hacer yo?

-Eso es algo que debes decidir por tí mismo. Yo soy huérfana, y no tengo a nadie que pueda echarme de menos. Ni siquiera sé que voy a hacer cuando todo esto termine, si es que sigo viva después de todo. Tu has vivido menos tiempo, eres joven y con toda la vida por delante. Tienes padres, amigos y una carrera. Y creo que la responsabilidad te está desbordando.

¿Desbordando? Hacía rato ya que se había roto la presa entera. Una cosa es que tengas una tarea por delante y otra que arriesgues la vida de quienes te importan. Millia atravesaba sus pensamientos como un hierro al rojo el hielo, pero parecía triste. Nunca se había parado apensar en la tremenda soledad que rodeaba la existencia de la asesina.

-Opino que estás equivocada en varias cosas, Millia. Aunque no tengas familia, siempre hay algien que se entristecerá si mueres, por fuerza. Hablas como si solamente te quedase una cosa por hacer en la vida. ¿Nunca hiciste planes de futuro para cuando terminase todo?

-La verdad, nunca me paré a pensarlo. Lo veía todo demasiado lejano, como un sueño al que agarrarme para no volverme loca. Supongo que me iría a algun lugar lejano para establecerme, donde nadie me conociese. Siempre me ha gustado la química, pero en esta ocasión me gustaría usarla para salvar vidas en vez de arrebatarlas.

-Yo pienso en ello a menudo. Mis padres tienen una casa rural en Lyon, con unas tierras donde plantamos vides y árboles frutales. Es una zona encantadora, porque está en la zona francesa que no se vió afectada por la radiación nuclear. Mi sueño era establecerme allí con mi familia cuando los gears fuesen exterminados definitivamente y el mundo viviera en paz. Ya sabes, la mujer, los hijos y la pareja de perros. Supongo que es lo típico que piensa toda la gente de mi edad...

-Suena bastante bonito. Tienes suerte, Ky. Tienes un lugar al que perteneces y que puedes llamar hogar. Te envidio...

-No me tengas tanta envidia. A las dos semanas siempre lo he considerado muy aburrido, especialmene cuando era niño. Pero acabo de darme cuenta de qué es lo que me impedía llegar a conseguir ese sueño.

-¿Cuál es?

-La conciencia. Esa voz que te hace dar vueltas en la cama cuando te acuestas. Sería un buen final para una vida mediocre. Y no quiero pasar por esta vida recordándome a mí mismo que pude haber hecho algo grande, algo que influyó en las vidas de los demás y lo dejé pasar. Esa es la diferencia. Siempre he admirado a mi maestro Kliff por lo que hizo en las guerras anti-gear, pero él me repetía continuamente que lo más importante no está en los libros de historia, está dentro de nosotros mismos.

-Ky, déjame que te cuente una pequeña historia. ¿Sabes lo que dijo una vez un sabio filósofo a un joven que marchaba a la guerra? Le dijo "No trates de ser un gran héroe. Sé solo un hombre, y que tu conciencia te juzgue". Por esa razón dejé la Hermandad, para vivir mi vida sin tener que preocuparme de que alguien vaya a apuñalarme por la espalda. No debería importarte tanto lo que dirán los demás. Has estado toda tu vida a la sombra de Kliff. Quizás sea hora de que empieces a decidir por tí mismo.

-Eres mucho más profunda de lo que pensaba, Millia. Ves a tarvés de la gente como si fueran un libro abierto.

-Leo a través de TI como si fueses un libro abierto. No te creas tan complejo. Supongo que no te habrás cruzado con muchas asesinas que dediquen su tiempo libre a leer a Gertrud Stein.

-No me he cruzado con muchas mujeres, punto. He estado ocupado en mi carrera. Eso es algo de lo que ahora me arrepiento. Resuta bastante incómodo darse cuenta de tantas cosas cuando lo ideal sería no tener nada que te estorbase para tomar tu decisión...

-¡¡¡Decisiones, decisiones!!! ¡No sabes más que gimotear sin sacar nada en claro!. ¡¡No sabes si dar la cara y completar la misión para la que te llevas preparando toda tu vida y por la que has sacrificado tanto simplemente porque no se ajusta a la idea que te habías hecho de ella!! Lo que te pasa, Ky Kyske, es simple: ¡¡te falta valor!! ¡¡Valor para hacer lo que de verdad te importa pero que toda la mierda caballeresca que te han metido en la cabeza desde enano no te deja realizar!!".

-¿Que me falta valor!? Es lo más hiriente que me han dicho nunca. ¿Crees que saldré huyendo en cuanto un gear asome la cabeza?¿Es ése el concepto que tienes de mí!?

-No, no me refiero a esa clase de valor. Eso ya me lo has demostrado muchas veces. Me refiero a otras cosas para las que no eres capaz de mover un dedo aunque lo estés deseando.

-¿Y puede saberse qué cosas son esas?

-Esto.

Millia se acercó a él y le besó. No fué un beso romántico, fué un beso salvaje, apasionado y furioso. Ky al principio no supo como reaccionar, pero luego cerró sus brazos en torno a la cintura de Millia y la respondió en el beso. Ella parecía tener casi tanto miedo como él.

Hora y media más tarde, Ky alargó la mano para coger su cazadora y ponerla sobre los hombros de Millia. La tarde estaba cayendo y empezaba a refrescar. Irónicamente, pensó que no era recomendable acudir al infierno con una gripe. Millia estaba tumbada encima suya, y parecía haberse dormido. No quiso despertarla. Bien sabía que ambos necesitaban descansar. No podía recordar cuando había visto dormir a Millia por última vez. Ahora que lo pensaba, jamás la había visto dormir, ni siquiera en los días de trayecto desde Hong Kong a Korea. Debía estar realmente asustada con aquel tipo que les iba persiguiendo, el tal Venom. Y Dios sabe cuantas más noches en vela habría pasado con escuadras de asesinos pisándole los talones. Ky se tomó como todo un elogio el que ella confiase en él de tal manera que pudiese caer dormida entre sus brazos. A lo mejor no era tan inútil como él mismo creía. Por lo menos estaba seguro de una cosa: no era el único enamorado al cien por cien en esta relación, y era todo un alivio para él. Quizás ambos habían aprendido mucho durante aquella tarde, no sólo sobre el otro sino sobre ellos mismos. Por primera vez, Ky estaba seguro de lo que iba a hacer en su futuro. Acompañaría a Millia allá donde fuese. Y que se hayan confesado aquellos que quieran hacerles daño a cualquiera de los dos, puesto que por fin tenía algo por qué luchar de corazón. Mentalmente tuvo que corregirse, mientras lanzaba una sonrisa al ocaso. No era algo. Era alguien.

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Comentarios del Autor:

De acuerdo, no más capones, me he vuelto a levantar romántico de la siesta. Hala, las fans de Ky estarán que echan chispas, pero era inevitable. Si hay una verdad universal, es que cualquier hombre hará lo que sea, gilipolleces y locuras varias incluidas en el lote, con tal de lograr o mantener el amor de una mujer. Ahora me estoy poniendo filosófico. Debe ser la falta de nicotina en mi organismo. Me niego en redondo a detallar más la escena de sexo entre Ky y Millia. Que esté salido no significa que esto vaya a convertirse en un Lemon fanfic. Si queréis tetas y culos, leed Hentype que también escribo allí. Voy a ver si encuentro un sustituto decente del tabaco y mañana seguiré con los introspectivos, esta vez Chipp. Por cierto, he reescrito este episodio tres veces hasta quedarme contento, y aún así creo que le falta punch.

Kim Kapwham 2001-09-16.