Capítulo 18: Riding On Fire
-Badguy, ¿de veras estás seguro de lo que vas a hacer? Por mucho que me duela decirlo, si fallas voy a tener que rascar tus restos del timón de cola con una cucharita. Así que más te vale que midas bien la distancia...
Las sorpresas que Sol Badguy solía dar al capitán Jonathan Stephens no solían hacerle mucha gracia al receptor, pero esta vez le habían trastocado toda opinión que pudiera tener de él. Se había negado a darle cualquier explicación lógica para su viaje y el de sus pintorescos acompañantes, alegando que cuanto menos supiese, mejor. A Baiken ya la conocía, pero los otros se llevaban la palma en rareza. Una asesina de LaSombra, un Caballero Cruzado y un ninja con aspecto de no haber comido decentemente en años. Le habían hecho cruzar el continente entero a todo trapo, y ahora se estaban preparando para saltar en paracaídas desde una altura de casi tres mil metros justo en la parte más inaccesible de los Urales Rusos. Contando que alguno sobreviviese a la caída, les esperaban vendavales de más de 150 km/h, una temperatura inferior a los cero grados y toda clase de criaturas mutadas tras la radiación nuclear. No era ningún campamento de verano. Pero seguían en sus trece. Era de locos.
Johnny se volvió a mirar de nuevo a todo el grupo mientras se preparaban para la caída libre. Baiken no se había separado de su raído kimono, y si pensaba sobrevivir en aquella zona con ese pedazo de tela, iba a pasarlas muy mal. Chipp se había colocado ropas nuevas, pero tampoco pensaba que un pantalón gris de entrenamiento y una cazadora negra sin mangas fuesen excesiva protección contra el frío. Millia vestia un corto traje blanco y azul con guantes que tampoco ofrecía garantías contra el viento. Sol se había deshecho milagrosamente de su chupa roja y se había puesto una camiseta negra de manga larga que marcaba cada uno de sus músculos, pero nada más de abrigo. Y Kyske se había enfundado su traje reglamentario de la Orden Cruzada, consistente en un conjunto blanco y azul con botas a juego que recordaba vagamente a las vestiduras de un templario medieval.
-¿Piensas bajar pregonando a todo el mundo que eres un Caballero Cruzado, Ky? Puede que ahí debajo no se lo tomen muy bien...
-Ya era hora que lo desempolvase, y es una ocasión perfecta para lucirlo. Además, puede que sea la última vez que lo lleve, así que no me lo he pensado mucho.
Un minuto para el punto de caída. Millia se había pasado tres horas revisando punto por punto los planos digitalizados que poseían en el Ulysses de toda la zona, y había sido muy exacta en sus cálculos. Una desviación de 500 metros en el punto de desembarco eran diez minutos andando, en condiciones normales. En una zona así, podía implicar dos días de rodeo o tener que escalar a pulso una roca de más de tres mil metros de altura.
-Bueno, gentes, ¿todo el mundo preparado?. No quiero que nadie se me queje a mitad de camino diciendo que se ha olvidado el paracaídas...
Nadie rió. Sol se lo esperaba, pero tenía que intentarlo. Según su propia teoría, había que enfrentarse al destino con una sonrisa en los labios. Lástima que todo el mundo andase tan taciturno. Las compuertas posteriores se abrieron y notó un fuerte viento de cola. Hacía un frío del carajo. Menos mal que dentro de poco iban a entrar en calor. Sol odiaba el frío.
-Señores, lanzamiento en diez segundos. Recordad que los paracaídas deben abrirse por debajo de los setecientos metros, si no os desviaréis demasiado. Y colocad la cabeza hacia atrás, podríais desnucaros con el tirón.
-Oye, Johnny, ¿tienes un cigarro?
-Sí, cógelo del paquete. Un momento, ¿piensas fumar mientras caes? ¿Estás loco?
-No, sólo te mango el paquete entero de manera que no puedas seguirme. Ya nos veremos. Chao.
Y se lanzó a plomo con el paquete todavía entre las manos. Sin decir palabra, todos saltaron tras de él. Únicamente Ky musitó alguna palabra de agradecimiento por el viaje antes de lanzarse al vacío. Johnny les deseó toda la suerte del mundo allá donde se dirigiesen. Por muchas guarrerías que Sol le hubiese hecho en el pasado, tenía que admitir que le caía bien. Las correrías por el cielo serían mucho más aburridas sin aquel tipo.
Mil metros más abajo, Sol sentía como el corazón se le subía a la garganta mientras continuaba su vertiginosa caída. El cielo era endiabladamente negro, y las nubes que atravesaba parecían anunciar una tormenta en escasos minutos. Esperaba que nadie acabase frito al cruzarlas. Necesitaba a todo el personal disponible allí abajo si al final se complían sus expectativas más oscuras. Sol confiaba plenamente en su intuición, y aquella vez le decía que nada bueno iba a resultar de aquella noche. También le extrañó no haber visto todavía la luna. Según el calendario, debía aparecer una hermosa luna llena, pero no la veía por ninguna parte. Otro mal augurio. Divisó a Chipp bajando velozmente unos cientos de metros más abajo y sonrió. Aquel chaval lo hacia todo deprisa.
Un cuarto de hora más tarde, todos habían llegado al suelo y se habían reunido en la ladera de una colina. Ky aparentaba un ligero dolor de hombros por el tirón del paracaídas, pero no era nada de lo que preocuparse. Le importaba mucho más la negra abertura que divisaba doscientos metros más arriba. Según Millia, era la entrada principal a LaSombra misma. No había ni un solo guardia. O las medidas de seguridad adentro eran realmente lo último, o su grupito no despertaba ninguna alerta.
-Acabemos con esto cuanto antes y volvamos a casa, ¿de acuerdo? Entramos, nos cargamos a Testament y a Zato, agarramos a Dizzy y adiós muy buenas. He bajado sin cenar y tengo hambre.
-No has cenado porque habrías devuelto todo en la bajada, Así que búscate otra excusa, Sol.
Baiken estaba empezando a conocerle más de lo que a él le gustaba, pero se tragó una posible respuesta. Silenciosamente se encaminaron hacia la entrada. No se veía un alma. Dentro la cosa no iba a mejor. Atravesaron el primer pasillo y se encontraron con una enorme estancia. Columnas de mármol negro se alzaban hasta el techo situado a gran altura. Antorchas iluminaban toda la sala, reflejando extraños juegos de sombras por las oscuras paredes. Al fondo, tres corredores se internaban en lo más profundo de la cordillera. En ninguno de ellos se veía el final u otra sala contígua.
-Millia, ¿Es normal esto? No hay nadie, ni siquiera guardias o sirvientes. Si no fuese por las antorchas, diría que esto está abandonado desde hace años...
La voz de Ky sonaba nerviosa. Esperaban un recibimiento caluroso por parte de los asesinos de LaSombra, y allí no quedaban ni las ratas.
-No, no es nada normal. En conciciones óptimas, ya deberíamos habernos cruzado con al menos tres patrullas. Además, esta sala no es como yo la recuerdo. El vestíbulo central ha sido tapiado e ignoro dónde llevan esos tres corredores. Parece que quieran separarnos.
-Debían esperar que te tuviesemos como guía. Bueno, la cosa se alargará bastante hasta que demos con todo el mundo.
-No va a demorarse demasiado. Todos vosotros estáis ya muertos.
La voz que había exclamado aquello venía desde arriba. Todos miraron hacia el techo y no vieron más que una descarga de explosiones dirigirse hacia sus cabezas. Las paredes temblaron mientras recibían todo aquel impacto pirotécnico. Cuando el humo se disipó, vieron al causante de de aquella brutal deflagración.
Dizzy.
Decir que estaba cambiada era completamente accesorio. Ky tuvo que frotarse los ojos para asociar aquella imagen con la de la muchacha dulce y tímida que recordaba. Le habían puesto un traje sacado de la pesadilla de cualquier sadomasoquista. Parecía como si hubiesen forzado su genética gear a manifestarse prematuramente. Una larga y oscura cola le crecía desde el final de la espalda. Sus dorados ojos estaban perdidos en el vacío, como si aquello que tenían delante fuese un muñeco controlado desde lejos. Le habían crecido un par de alas semjantes a las de cualquier ave, con la diferencia de que la izquierda era azulada y la derecha era completamente oscura. Y les estaba atacando a los cinco simultáneamente. Mejor dicho, les estaba machacando simultáneamente. Oyó a Chipp gritar su nombre entre las descargas láser que Dizzy lanzaba en todas direcciones mientras se movía por la habitación como una ave de presa cercana a su comida.
-¡¡¡KY!!! Llévate a los otros por los corredores. Yo me ocupo de ella. ¡¡¡No os preocupéis!!!
-¿¡Estás loco!? ¡¡Vamos a necesitar a todo el mundo para vencerla!! ¡¡Tu sólo no podrás!!
Sol le apartó de un golpe del siguiente chorro láser que recorrió la sala. Gracias a su intervención se había salvado de una desintegración segura. Se refugió detrás de una columna mientras observaba como Baiken y Millia se dirigían cada una por los corredores izquierdo y derecho respectivamente. Así por lo menos tendrían un respiro.
-Ky, el plan del chico es bueno. Se mueve lo bastante rápido para esquivar a Dizzy y darnos un tiempo suficiente. Parece que le han lavado el cerebro o la están controlando mentalmente. Te apuesto lo que quieras a que si nos cargamos a Zato volverá a ser ella misma...
-¡¡¡No lo aguantará!!! ¡¡Es un acto idiota!!
-Respeta sus decisiones. Esto parece un asunto de familia.
Ky observó como Sol salía corriendo hacia el pasillo central y lo atravesaba. Se dispuso a seguirle, pero cuando estaba a punto de alcanzar el pasillo derecho una explosión lo lanzó hacia el centro de la sala. Cuando recuperó la visión periférica, se dió cuenta que los tres túneles habían sido cegados con un derrumbamiento de la estructura. Ahora quedaban Chipp y él contra Dizzy.
-¿Kyske?¿Sigues en el mundo de los vivos?
-Sí, Dizzy. Esto va a ser una reunión familiar, como en los viejos tiempos. Hermano mayor, hermanita y tío Kyske que está de permiso.
-Los gears lo denominamos funeral. Guarda tus lamentos para la hora de tu agonía...
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Comentarios del autor:
¿Saben aquel dicho de que no va a quedar ni el apuntador?. Jamás me lo tome en serio hasta que me puse a escribir esto. Los siguientes van a ser de combate puro y duro, así que agarrense los machos. Encima estoy en berserk por la falta de nicotina, así que espero me queden sumamente bastos. Son las doce de la noche y me voy a poner con el siguiente episodio. Benkiooooo...
Kim Kapwham 2001-09-18
