Capítulo 21: Ashes to Ashes.

-Bienvenida, compañera. Entra y ponte cómoda mientras presenciamos la resurrección de nuestro señor Justice...

Quien fuese que estuviera dentro de aquella habitación, había notado la presencia de Baiken antes de que ella terminase de recorrer el pasillo. Mala señal, su adversario era astuto y permanecía excepcionalmente alerta ante visitantes imprevistos. Ella era muy silenciosa cuando se trataba de meterse en la boca del lobo, y a pesar de todas sus precauciones, la había descubierto. Ya daba igual todo, así que entró a la estancia sin tapujos.

Su rival permanecía de espaldas suya, supervisando a través de un monitor ciertas operaciones en otra parte de la base. La habitación era circular y mediría unos veinte metros de diámetro desde su posición hasta el fondo de la sala. Estaba enfermizamente decorada con bajorrelieves y grabados en piedra representando diversas batallas en la guerra entre gears y humanos. Por supuesto, solamente narraban las victorias gear, y eran bastante explícitas al describir los cuerpos agonizantes de los caídos. Baiken se sintió enferma solamente de ver el grotesco espectáculo descrito.

-¿Te gusta la decoración? Es un pequeño breviario de mis victorias. Nueva York, Camberra, Praga, Marrakesh, Nazaret, Pekin... Algo así como mi álbum de fotos particular.

El que así hablaba todavía no se había dignado a mirarla. Seguía con mucha más atención las evoluciones de los diagramas que mostraba el monitor. Solamente se apreciaba su largo pelo negro, lo esquelético de su figura y el pestilente hedor que reinaba en la estancia. Baiken había olido antes esa fragancia. Era el olor metálico y cobrizo de la sangre. Sangre reciente.

-Lástima que se te haya olvidado representar Viena 2107. Creo que os lo pasásteis bomba.

-La debilidad humana representa aquella fecha como una victoria definitiva sobre nuestra raza. Cuán estúpidos pueden llegar a ser en su falta de evolución. Si uno es eterno, las fechas no significan nada. Viena fue sólo una parada temporal. Hoy lo demostraremos al mundo.

-¿Demostrar? ¿El qué? ¿Que un sólo hombre os puso de rodillas y exilió a vustro líder a un millón de años luz de nuestro planeta?

-Me hace gracia que nos trates como algo ajeno, querida. Tienes mucho más de gear que de humana. Lo que no entiendo es porqué te sigues aferrando a una humanidad perdida que tántas veces te ha vuelto la espalda.

-Eso no es de tu incumbencia, genocida. Será divertido aparecer ante Kotetsu con la cabeza de uno de sus lugartenientes bajo el brazo. Antes de que se la arranque a él, por supuesto...

-Ahh, que noche tan divertida fué aquella. El Creador me lo explicó paso a paso mientras me convertía. ¿Okinawa, 2039? Donde comenzó nuestra campaña, si no recuerdo mal... Tu debías ser aquella muchachita que El Creador abandonó como experimento fallido. Se quedará muy impresionado cuando sepa que sobreviviste. Sus habilidades no estaban del todo perfeccionadas por esa época. Afortunadamente, tú eres el experimento fallido, y yo el proceso completo.

-Bien, eso me alegra. Siempre es un placer enviar a traidores como tú al infierno de cabeza. Deben tener un lugar especial para vosotros.

-¿Estás segura de que no prefieres cambiar de bando? Te ofrezco un lugar entre la gente a la que realmente perteneces, un cargo de importancia y lo que es más importante: tu vida. ¿Que me dices a todo esto?

-En guardia.

-Veo que las célular gear no han eliminado de todo la estupidez humana congénita. En fin, sea como tú desees, muchacha. Tu muerte no será rápida ni agradable.

Por vez primera, el gear se volvió y miró directamente a Baiken. La palidez de su rostro era extrema, y los rasgos casi cadavéricos de tan poca carne tenía en la cara. Como humano podría haber sido atractivo, pero la mutada fisonomía gear le había otorgado una belleza ultraterrena, casi repulsiva a la vista. Sólo había una entidad en aquel cuartel que respondiese a esa descripción.

Testament. General Genocida de los Escuadrones de Exterminio. El Ángel Oscuro.

Se alzó pausadamente de su asiento y empuñó una negra guadaña que se hallaba olvidada en un rincón de la sala. En comparación, le sacaba casi cuarenta centímetros de altura a Baiken. Los largos brazos se flexionaron una vez para estirar los músculos, y una sádica sonrisa apareció, revelando unos dientes rojo oscuro. Ya sabía de donde venía el olor que había percibido antes.

Sin previo aviso, Testament movió su brazo derecho y su arma lanzó un mortal tajo directamente hacia el cuello de Baiken. Ésta lo paró sin muchos problemas, y contraatacó moviendo su Katana en rápidos movimientos a la altura del pecho y la cabeza. El gear se limitó a pararlos con el mango de su arma, y contestó con un simple ademán de su mano izquierda, que no sostenían la guadaña. Sus rojas uñas aumentaron de longitud veinte centímetros en un instante, y sajaron la cara de la samurai, dejando tres sangrantes surcos en su mejilla derecha. Baiken retrocedió, sorprendida por el inesperado contraataque. Ahora combatía contra dos armas en vez de una: la guadaña y los mortales cuchillos de la mano izquierda. Observó como Testament se llevaba su mano ensangrentada a la boca, y lamía con deleite sus uñas.

-Una mezcla interesante. Hacía muchos años que no probaba la hemoglobina japonesa.

-Disfrútala. Dentro de poco no podrás distinguirla del sabor de tu infecta sangre.

Esta vez Baiken no esperó a que la atacasen. Avanzó con la Katana por delante en una variación de la clásica pose de defensa-ataque del Kenjutsu. Los tres golpes que Testament le dirigió fueron desviados de manera limpia, y en el cuarto movimiento el filo de su espada abrió una profunda marca en las costillas del Gear. Aquello le imposibilitaría moverse tan rápidamente como lo estaba haciendo hasta el momento.

Para su sorpresa, Testament ni se inmutó ante la sangrante herida de su costado, y atacó con una fiereza animal. Movió su guadaña combinada con su afilada mano a izquierda y derecha, barriendo amplias porciones de la defensa de Baiken. Con un salvaje grito de triunfo, hendió con sus largas uñas el antebrazo izquierdo de Baiken, y en el siguiente movimiento cercenó el miembro con la guadaña por encima del codo.

-Vaya, es una pena que sea una prótesis. No resulta tan satisfactorio como cuando son miembros auténticos. La presa no grita lo bastante.

Baiken hincó una rodilla en tierra. Podía ser un brazo mecánico, pero los implantes conectados a sus nervios enviaban mensajes de error por todo su organismo. Si aquello no era dolor, que bajase Dios y lo viera. Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no perder la consciencia. Las había pasado peores, se recordó. Mucho peores.

-¿Y ahora que piensas hacer, niña? ¿Enarbolar esa katana con una mano?¿O quizás pasarás de ella y usarás tus piernas para correr y gritar pidiendo ayuda?

-Mucho me temo que vas a llevarte una pequeña sorpresa por tu soberbia, asqueroso engendro. ¿Crees que me importa mucho la pérdida de un brazo cuando llevo más de cien años practicando esgrima sin él?.

Y para otorgar mayor peso a sus palabras, volvió a abalanzarse contra su rival, blandiendo su espada con una sola mano. Por paradójico que pareciese, la samurai estaba tan acostumbrada a manejar su Katana con un miembro en exclusiva que aumentó su velocidad y ligereza. La hoja plateada ya no apuntaba constantemente hacia arriba, sino que giraba y serpenteaba como si estuviese viva en la palma de Baiken. Con aquella oleada logró una multitud de cortes y punciones a lo largo de todo el cuerpo de Testament, junto a la amputación de uno de los dedos de la mortal mano-cuchillo. La fuerza de sus embestidas era menor, pero ganó en efectividad y velocidad. Algunos de los ataques ya conseguían atravesar la férrea defensa circular que Testament producía girando su guadaña. Poco a poco, fué llevando a su rival a lo largo de la sala hasta que lo arrinconó contra una pared.

Aquel era el momento que Baiken había estado preparando. Sujetó con fuerza la empuñadura de su espada e invirtió su posición, colocando la punta en dirección al suelo, y descargó tres brutales tajos contra su oponente. Los dos primeros tenían como única función romper la defensa del contrario, abriendo un hueco en su espacio protegido. Y así lo hicieron ,separando del centro del cuerpo tanto la guadaña como las agujas de la mano izquierda.El tercer golpe era el bueno, el que partiría por la mitad aquella fétida sonrisa rojiza. Con un potente grito de guerra, bajó su Katana directa al desprotegido rostro de Testament.

Cuando éste tocó la pálida cara, estalló en líquido rojo. Una verdadera lluvia de sangre la roció de cabeza a los pies. Baiken no daba crédito a sus ojos. El tipo se había desvanecido, dejando tras de sí un gran charco de sangre maloliente. No podía haber huido, ya que tenía la pared enfrente suya, a menos de dos metros. Su golpe había sido potente, pero no había sentido el choque del acero contra el hueso. Ni mucho menos era capaz de hacer reventar a alguien de esa manera...

-Mon petíte, el juego ha acabado.

Baiken se volvió todo lo velozmente que pudo para encontrar la enfermiza sonrisa de Testament detrás suya. A continuación notó un agudo dolor en su pecho. Testament había clavado las agujas de su mano izquierda profundamente en la parte derecha de su pecho. Notó las puntas salir a través de su homóplato y continuar su camino hasta incrustarse en el bajorrelieve de piedra enquistado en la pared. El dolor hizo que soltase su arma, y la hoja produjo un leve sonido al chocar contra el suelo.

Atravesada como una mariposa en la colección de aquel psícópata. Hermosa manera de morir. Y aquel tipo tendría incluso el lujo de marcarse su discursito de victoria mientra ella agonizaba.

-¿Notas el dolor subiendo por tu columna vertebral? Es una experiencia deliciosa. Niña estúpida, podías haber llegado lejos en mi ejército. Mírate ahora. Quizás haga que te arrepientas más aún, déjame pensar...

Baiken tosió, y notó como su sangre teñía sus labios. Debía haberle perforado el pulmón. Dolía como mil demonios. Aquello batió su récord particular, en sus más de cien años de vida jamás había sentido nada semejante.

-Veamos... te anuncié que tu muerte no sería rápida, y siempre cumplo con mis promesas. ¿Ves la uña que asoma del dedo índice? Te estarás preguntando porqué cambia de tonalidad roja a púrpura oscura. Es mi sangre, pequeña. Mi sangre tóxica como el veneno de mil serpientes. Está pasando a tu sistema circulatorio. Garantiza sufrimiento inenarrable durante seis horas antes de una muerte por explosión de todos los vasos sanguíneos...

Ahora sí que no pudo evitar gritar de dolor. Aquello era como si le hiciesen a uno una transfusión de ácido sulfúrico en vena. Mentalmente, Baiken esperó que alguno de sus compañeros la vengase. Empezó a perderse en la oscuridad que nublaba sus ojos. Oyó algo a lo lejos, como un muro de piedra derrumbándose, y se forzó a mantenerse consciente, a pesar del dolor que recorría todo su cuerpo.

Era Badguy. Sol Badguy. Había atravesado uno de los bajorrelieves a golpes, y se erguía en el umbral de la estancia. Su cuerpo aparecía manchado por cinco clases distintas de sangre, incluyendo la suya propia.

-Muy bien, perro. Suéltala y enfréntate a alguien de tu talla.

Testament ni giró la cabeza. Movió su brazo a una velocidad fulgurante y arrojó su guadaña directa a la cabeza de Sol. El choque lo lanzó tres metros hacia atrás y cayó al suelo de bruces. Baiken pudo ver como la placa roja que protegía la frente de Sol caía al suelo, partida en dos mitades.

-Una penosa distracción. ¿Por dónde íbamos, querida? Ah, si, ya recuerdo. Estabas gritando de dolor...

Movió su uña en círculo y esta vez Baiken sí que tuvo que cerrar los ojos. Cuando sacase aquella púa se llevaría un buen trozo de pulmón pinchado en ella. Volvió a gritar...

Apenas pudo apreciar lo que sucedió a continuación. Sólo distinguió un objeto flamígero giratorio lanzado a toda velocidad hacia ella. Vió aquella rueda de fuego clavarse profundamente en el pecho de Testament, hacer que aflojase su presa y propulsarlo hacia el fondo de la sala. Recorrió volando casi diez metros, dejando una estela de llamas a su paso. Cuando chocaron contra la pared y las llamas se disiparon, divisó al objeto incrustado en mitad de la caja torácica de Testament:

HellSlayer.

-Eso por ignorarme. No hay nada que me joda más que el que me ignoren.

Baiken vió a Sol levantarse. No estaba muy segura de lo que veía, pero Badguy parecía más alto y mucho más fornido. Sus heridas ya no sangraban, únicamente un hilillo de sangre atravesaba su frente y goteaba entre sus ojos. Aparentaba haber crecido diez centímetros. El largo pelo, de tonalidad castaña clara de nuevo, le cubría casi todo el rostro. La voz sonaba extraña, más profunda de lo acostumbrado. Acercándose a grandes zancadas, se situó justo delante del destrozado cuerpo de Testament y asió a HellSlayer por el mango que sobresalía de la tremenda herida ardiente. Testament le miró fíjamente y sus ojos se abrieron en un gesto de sorpresa.

-¿¿¡Tú!??¿Cómo es posible?¿Porqué precisamente tú...?

-Porque me gusta este mundo tal como es. Es un estercolero, pero es MI estercolero. Saludos a Justice en el infierno.

-Le verás tú antes. Faltan diez minutos para la apertura de la compuerta dimensional. Podréis saludaros antes de que te vaporize. Es inevitable...

-Eso ya lo veremos.

Arrancó a HellSlayer de un tirón vertical, y la espada cortó el cuerpo de Testament en dos mitades simétricas, desde la cintura hastra el cráneo. Los restos del gear cayeron al suelo, y se consumieron entre llamas anaranjadas. Testament, el Oscuro General, se había quemado en su propia locura.

Cuando Baiken recuperó la consciencia, lo primero que notó fué que alguien la estaba llevando en brazos. Era aquel chalado de Badguy. La transportaba como si su peso no importase entre las ruinas y los cadáveres que había sembrado por su pasillo. Baiken trató de hablar, pero sólo consiguió toses llenas de sangre.

-Badguy, déjame aquí. Testament me envenenó completamente. Tienes cosas más importantes que hacer...

-Eso lo decidiré yo. Además, no te preocupes por el veneno. Es mortal para los humanos, pero un cuerpo con tu fisonomía lo aguantará. Será doloroso, pero lo aguantarás. Créeme, te lo digo por experiencia.

Por primera vez Baiken se fijó en el rostro de su portador, parcialmente cubierto por aquella melena que cambiaba de tonalidad. Dos detalles la dejaron sin respiración, no sabría decir cuál más. Quizás eran las pupilas que ardían con una tonalidad dorada oscura. O el tatuaje de diseño curvo que recorría su frente antaño protegida por la placa metálica...

-Pero tú eres...

-El proyecto de eugenesia humana en el que se basaron para crear a Justice. Resulté demasiado inestable y propenso a desobedecer órdenes. Las historia que te conté sobre el tipo que me aficionó a Queen no era del todo cierta. Era yo.

-¿Entonces?

-Tengo más de ciento sesenta años, y una capacidad de recuperación semejante a la tuya. El problema es que al haberse aplicado el tratamiento con más edad las células gear son inestables. El propósito de la placa no era solo el de ocultarme. Impide mi desarrollo de combate pleno, osea, los ojos y la musculatura. Bueno, ya lo sabes, así que supongo que cuando salgamos de esta me matarás por mentirte.

-Si no te debiese ya dos veces la vida, lo haría. Esto es un extraño caso de deja-vú.

Millia aparecío por un pasillo exterior. Tenía una herida bastante fea sobre el ojo, y se sujetaba el brazo como si se hubiese roto algo. Soltó un suspiro de alivio al verles.

-Sol, Zato ha revivido a Justice. Yo me he encargado de Zato, pero el proceso ya es inevitable. ¿Crees que si combinamos nuestras fuerzas con las de Ky y...? Un momento... ¿Sol? ¿Qué demonios te ha pasado?

-Me he cortado al afeitarme. Encárgate de Baiken, está malherida. Llévala a la salida y si no he vuelto dentro de media hora llama a Johnny y dile que bombardee este lugar con todo lo que tenga. He dicho TODO, incluyendo termonucleares. Testament ya es historia. Justice es cosa mia. Asuntos de familia.

-Por Dios, ¿estás seguro de lo que dices?

-Al ciento por ciento. Todos habéis dado mucho más de lo que se esperaba. Lo que queda es cosa mía. ¡Ahora largaros Baiken y tú YA!

Baiken alzó la cabeza levemente. Le costaba un trabajo ingente articular palabras.

-Nat.. Natsuko.

-¿Cómo?

-Natsuko Kobayashi. Es mi nombre auténtico.

Si Sol Badguy era capaz de expresar una sonrisa sincera, lo hizo en ese preciso momento.

-Frederick Mars. Freddie para los amigos. Ahora tengo que encargarme de salvar esta jodida civilización, pero cuando termine tú y yo podremos hablar de cosas realmente importantes.

Dichas estas palabras, Sol Badguy, Freddie Mars en su pasado, se encaminó de vuelta por el pasillo, andando pausadamente en dirección a los estruendos que provenían de lo más profundo del sótano. Estruendos causados por la pared dimensional al resquebrajarse. Mientras tarareaba una canción, pudo distinguirse entre los ruidos el chasquido de un encendedor al prender un cigarro...

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Comentarios del autor:

Indiscutiblemente el capítulo más currado de todo el fanfic, en mi opinión. El más largo, el más bestia hemoglobínicamente hablando y el más revelador. Me he trabajado mucho la personalidad de Testament, un sádico de la vieja escuela directamente influido por Hannibal Lecter, Marv (Sin City) y Vicious (Cowboy Bebop). La verdad es que llevaba casi tres meses deseando escribir este episodio, y no he podido resistirme a hacerlo antes del veinte. Trankis, no dejaré a nadie colgado. Me lo he pasado teta representando el combate, incluido super de Baiken y movimientos diversos de Testament. No, Sol no hace el Tyrant Rave. Ese lo dejo para el final.

Kim Kapwham 2001-09-19