Acá está el prometido segundo capÃtulo. Espero que les guste...
CapÃtulo 2. Primer Encuentro
CorrÃa septiembre del año 3001 (1401, CronologÃa de la Comarca). Se acercaba el otoño, y con él la tan esperada celebración: El cumpleaños 111 de Bilbo.
HacÃa varias semanas que se hablaba de la fiesta, y toda Hobbiton estaba conmocionada. Los vecinos se preguntaban cuando llegarÃan sus invitaciones, y qué tan buenas serÃan la bebida y la comida (Bilbo siempre se habÃa caracterizado por la excelencia de sus fiestas).
Desde Bolsón Cerrado comenzaron a emitirse pedidos de órdenes de comida y bebidas a todos los comercios de Hobbiton, Delagua y alrededores. Una gran cantidad de carros cargados subÃa a diario la colina de Bolsón Cerrado. Hasta se comentaba que habrÃan fuegos artificiales, tal como no los habÃan visto desde épocas legendarias.
En la casa de Bilbo se habÃa prohibido la entrada a toda persona ajena a la organización de la fiesta, y la oficina de correos estaba bloqueada debido a la gran cantidad de invitaciones y confirmaciones a esas invitaciones que se enviaban.
En medio de toda esta conmoción, una mañana clara y hermosa de la primera semana de septiembre, Frodo se hallaba en la puerta de Bolsón Cerrado, fumando en su pipa una excelente hierba de la Cuaderna del Sur, cuando vio una figura gris subiendo la colina por el camino. Le pareció que venÃa cantando algo ininteligible, y sintió algo extraño al mirarla, pero se dijo: - Estos parientes molestos... ya comienzan a molestar desde temprano...
La figura siguió acercándose, y a medida que lo hacÃa, Frodo se dio cuenta que cantaba en la lengua de los elfos, con una hermosa voz, y que no era ningún pariente, ni nadie que hubiera sido visto antes en la Comarca.
Llegó finalmente hasta el lugar exacto donde estaba Frodo, y hablando en la Lengua Común le dijo: - Buenos dÃas, Frodo, es decir, Señor Bolsón...
Frodo se quedó sorprendido mirándola por unos instantes, hasta que atinó a decirle: - Pero... pero... ¿quién eres?... ¿de dónde vienes?... ¿cómo sabes mi nombre?... Es imposible...
- Cálmate, joven hobbit. Responderé a todas tus preguntas cuando sea oportuno. Por ahora sólo voy a decirte- aquà ella se quitó la capucha y reveló su identidad. Era de la raza de los hombres, aunque parecÃa una elfa, y era joven y bella- que soy una viajera, que vengo desde muy lejos y que simplemente... sé quién eres.
Frodo la miró, mitad con desconfianza y mitad sorprendido por la belleza de la joven.
- De acuerdo- dijo ella- no me mires asÃ. En la Tierra Media me conocen como Lindalwen. Vengo desde las Tierras Mortales, más allá de los Mares, donde los Tiempos son distintos de los de aquÃ. No puedo decirte mi verdadero nombre, pues no me está permitido pronunciar mi lengua fuera de los lÃmites de mis tierras. Pero he vivido mucho tiempo en Lothlórien, y aprendà las lenguas y las artes de los Elfos; y entre todas mi preferida es la música, por eso me llaman Lindalwen.
- Bien- dijo Frodo- eso me deja más tranquilo, pero tal vez más adelante puedas decirme cómo es que sabes mi nombre.
-Tal vez...
-Pensé que eras uno de esos molestos parientes, ¿sabes? Mi tÃo Bilbo dará una fiesta pronto, y desde que se difundió la noticia, a diario se llena de curiosos y parientes que vienen en el momento más inoportuno.- Frodo hizo un gesto de fastidio- Realmente me molestan.
-No quise molestarte- dijo ella, y la gema que le habÃa dado Galadriel relució en su pecho.
-No me referÃa a ti- repuso Frodo, sonriendo, y en ese momento vio la gema y sintió curiosidad por saber qué era. - ¿Qué es eso que llevas?
-Es una gema élfica. Lleva la luz de la estrella de Eärendil. Me la dio la Dama Galadriel la última vez que estuve en Lórien.
-¡Cómo me gustarÃa poder ver la Ciudad del Bosque de Oro!
-Felices son en verdad los que pueden ver el Reino del Bosque, y a la Dama- dijo una voz que provenÃa desde la puerta de Bolsón Cerrado.
-¡Bilbo!- dijo Frodo, sorprendido.
-Asà es, mi querido sobrino. ¿No vas a presentarme a tu amiga?
-Bueno, ella es...- comenzó a decir Frodo.
-¡No, no! ¡Sólo bromeaba!- lo interrumpió Bilbo- No pude evitar oÃr toda la conversación. Frodo, me sorprendes- Frodo comenzaba a poner cara de sopresa una vez más...- No puedo creer que seas tan descortés con una dama. DeberÃas haberla invitado a pasar.
-Eso iba a hacer â€"dijo Frodo mirando a Bilbo con una expresión acusadora.
-Bueno, señorita, si mi querido sobrino Frodo no quiere presentarme,- dijo Bilbo olvidando completamente lo que habÃa dicho hacÃa algunos instantes- lo haré yo. Soy Bilbo Bolsón, de Bolsón Cerrado (como si ella no lo supiera), y estoy encantado de conocerle.
Le tomó la mano y se la besó, como era la costumbre para saludar a las damas.
-Mucho gusto, señor Bolsón- contestó ella.
-Nada de eso. Soy Bilbo para los amigos, y si usted viene de la Tierra de los Elfos, entonces puede considerarse mi amiga.
-De acuerdo, BILBO.
-Ahora sÃ, tal vez quiera pasar a comer algo. Estaba por tomar mi segundo desayuno. Pase, adelante. Luego podrá contarme de sus aventuras y de Lothlórien.
Bilbo y Lindalwen entraron en Bolsón Cerrado, pero Frodo se quedó afuera, pensando... HacÃa sólo unos minutos era un hobbit como cualquier otro de la Comarca, a punto de alcanzar la mayorÃa de edad (33 años, entre los hobbits), y ahora se sentÃa tan extraño... ParecÃa que la recién llegada habÃa cambiado su manera de ver las cosas. Antes amaba los paseos por la Comarca y alredeores con Bilbo, o con sus jóvenes amigos, Meriadoc Brandigamo, Peregrin Tuk, Gordo Bolger, e incluso Samsagaz Gamyi, el jardinero. Ahora todo aquello le parecÃa lejano. Por un instante pensó que sólo querÃa estar con ella, con Lindalwen, seguirla donde fuera... Se sentÃa casi estúpido.
-Estás loco, Frodo- se decÃa- No puedes estar ... ¡enamorado? de ella... NO.
Pensando en esto estaba Frodo cuando una voz lo sacó de sus reflexiones y cayó en la cuenta de que alguien además de Bilbo habÃa oÃdo su conversación con Lindalwen.
-Buenos dÃas, señor Frodo- dijo alegremente Samsagaz Gamyi (vecino y sirviente de Bilbo y Frodo)
Frodo se sobresaltó, temiendo que Sam hubiera oÃdo sus pensamientos en voz alta.
-Ho... hola Sam, ¿Cómo estás?
-Muy bien, Señor, pero... quisiera preguntarle algo, si usted me permite...
-Adelante, Sam- dijo Frodo, convencido de que Sam lo habÃa oÃdo pensar en voz alta.
-...Quisiera saber quién es esa mujer que entró a la casa con el señor Bilbo, si usted me entiende...
Frodo se sintió aliviado, después de todo Sam no lo habÃa oÃdo.
-Pensé que habÃas presenciado toda la conversación- dijo.
-Pues, no, señor, sólo vi cuando ella entró a la casa, y discúlpeme por entrometido, pero ya sabe que no me gustan los extraños...
-Tranquilo, Sam. Ella no va a arruinar tus flores ni a hacernos daño. Es buena y amable (y bella, pensó Frodo, aunque no lo dijo). Vive en Lothlórien, aunque no es de la raza de los elfos. Se llama Lindalwen... ¿no es un hermoso nombre?
-SÃ, lo es, aunque no sé qué significa. Tal vez usted pueda decÃrmelo, señor, si usted desea.
Pero Frodo no contestó. Se habÃa quedado mirando al vacÃo con una expresión extraña y pensativa en sus hermosos ojos azules.
-Señor... ¿qué le ocurre?- preguntó Sam, un poco preocupado por su amo.
Frodo salió de sus ensoñaciones y le respondió con una voz triste y apagada que no parecÃa la suya:- Nada, Sam, nada...
-Se ve extraño, señor-dijo Sam
-Me siento extraño, en verdad- contestó Frodo- Tal vez quieras acompañarme, Sam, daré un paseo.
-De acuerdo, señor, pero tendrá que contarme qué le sucede, pues no parece el de siempre.
En verdad Frodo no deseaba hablar con nadie del asunto, al menos por el momento, pero Sam era tan insistente que se vio obligado a contarle, aunque no le dijo todo.
Mientras tanto, Lindalwen estaba en Bolsón Cerrado con Bilbo, relatándole sus viajes y aventuras.
-Me gustarÃa conocer Lothlórien algún dÃa- dijo Bilbo- pero por ahora sólo iré hasta Rivendel. Tal vez después de la fiesta... No lo sé. Quiero ver las montañas y los campos salvajes otra vez...
-Quizás yo también vaya a Rivendel, pero antes pasaré un tiempo en mi Hogar, en las Tierras Mortales, al menos unos dÃas.
-Olvidé decirle algo, señorita Lindalwen. Está invitada a la fiesta. Me agradarÃa mucho que asistiera, y sé de alguien al que le agradarÃa aún más... Y, además quisiera presentarle a Gandalf. Estoy seguro que él se interesará en hablar con usted.
-Me encantarÃa venir, es usted muy amable.
Se acercaba la hora del almuerzo, y Lindalwen habÃa salido a recorrer un poco de la Comarca, dejando a Bilbo con los preparativos para la fiesta.
Cerca del molino de Delagua se encontró con Frodo y Sam, que iban caminando y al parecer hablando de algo muy importante (...), y relacionado con ella, a juzgar por la expresión que pusieron los dos cuando la vieron.
-Bueno, Sam- dijo Frodo sin que Lindalwen pudiera escucharlo- te la presentaré para que te saques tus dudas con respecto a ella.
-De verdad es hermosa- dijo Sam asombrado.
-¿Lo ves?
-Hola, Frodo!!!- lo saludó Lindalwen- ¿no me vas a presentar a Sam?
-¿Cómo sabe mi nombre?- preguntó asombrado Sam a Frodo
-Shh... no lo sé- dijo Frodo a Sam entre dientes, y después se volvió a Lindalwen y agregó- Este es Samsagaz Gamyi, Sam.
-Hola, Sam. Soy Lindalwen, de Lothlórien.
-¿De Lothlórien? ¿Entonces conoce a los Elfos?- La opinión de Sam con respecto a ella comenzaba a cambiar.
-Claro que sÃ, soy amiga de los Elfos, y en alguna ocasión te contaré sobre ellos...
-También me contará sobre otras cosas, y sobre cómo sabe mi nombre
-Eso será tal vez más adelante, Sam, no puedo decir nada de eso hasta que no pasen todas las cosas que aún deben pasar...
Sam fue acostumbrándose de a poco a Lindalwen. Al principio le costó aceptarla, pero cuando ella comenzó a relatarle historias sobre los elfos, fue ganándose su confianza y hasta su amistad.
Lindalwen también hizo una gran amistad con Bilbo, con el que compartÃa anécdotas de sus viajes.
Pero lo que sin duda quedarÃa más grabado en su memoria serÃan sus largos paseos con Frodo, y los atardeceres que contemplaron juntos. Hablaban de cualquier cosa. A veces ella le contaba sobre sus tierras, y sobre Lórien, y él le contaba sobre sus aventuras en la Comarca con sus amigos.
Una mañana de fines de la segunda semana de septiembre, tras volver de un paseo sola, Lindalwen se encontró con un gran revuelo en Bolsón Cerrado. HabÃa llegado el tan famoso mago Gandalf, un gran amigo de Bilbo. En verdad eran muchas las historias extrañas que se contaban sobre él y poco lo que se sabÃa en realidad, pero Lindalwen se morÃa de ganas de conocerlo.
Entro en la casa y Bilbo la llamó y le dijo:
-Lindalwen, aquà está alguien que quiero presentarte y que también quiere conocerte
-Supongo que debe ser...- comenzó a decir Lindalwen
-Gandalf el Gris, mucho gusto.
-De verdad deseaba conocerlo, señor Gandalf. Soy Lindalwen de Lothlórien.
-Sé algo de ti, el viejo Bilbo me ha contado muchas cosas y en verdad me gustarÃa hablar contigo, cuando se dé la ocasión.
-A mi también me gustarÃa hablar con usted...
Finalmente se dio la ocasión. Justo un dÃa antes de la partida de Lindalwen, es decir, tres dÃas antes de la fiesta.
-Tengo entendido que no eres de aquÃ, Lindalwen- dijo Gandalf.
-Asà es, vengo de las Tierras Mortales- contestó ella.
-¿Y cómo es que estás aqu� ¿Cómo llegaste a la Tierra Media?
-En verdad ni yo misma lo sé muy bien. Fue hace mucho tiempo, la primera vez. Estaba tranquilamente durmiendo en mi casa y de repente me encontré caminando por el bosque de Lothlorien.... sé que sonará extraño y absurdo, o parecerá un sueño, pero asà fue. En realidad me habÃa pasado en sueños muchas veces antes, pero es real. Ahora puedo volver a las Tierras Mortales siguiendo un camino escondido, y regresar aquà por el mismo lugar.
-Cuéntame algo más de las Tierras Mortales. Conozco la Tierra Media , e incluso el Oeste Lejano, vine de allà en mi juventud... pero nada sé del lugar de donde vienes.
-En las Tierras Mortales los tiempos son muy distintos, y también las lenguas y las costumbres. Y sé algo de los acontecimientos que se acercan...
Gandalf la miró con interés
-Sé que usted también sabe algo. Pero allà todo esto que está por suceder está escrito, y no es más que una leyenda. Sé de todos los acontecimientos que están por venir y sin embargo no puedo hacer nada para cambiarlos, pues serÃa cambiar la Historia, y eso no le está permitido a nadie.
-Me sorprendes, en verdad, y te pido por favor que no digas nada a nadie de lo que sabes, y cuÃdate, porque cualquier cosa podrÃa cambiar el curso de la historia. Yo no sé lo que sucederá, sólo lo sospecho y temo. Vulevo a repetÃrtelo, jovencita: no le digas nada a nadie, ni de esta conversación tampoco.
-Está bien, señor, lo prometo. Usted es la segunda persona a la que le digo esto
-¡¿QUÉ?! ¿Alguien más lo sabe?
-Si, señor. Galadriel, la Dama de Lorien
Gandalf suspiró aliviado
-Espero que nadie más lo sepa. Shora que esto ya está aclarado, te advierto que tengas cuidado. Pues sabes lo que pasará con la Historia, mas no conoces tu destino.
-Lo sé- dijo Lindalwen- pues la dama Galadriel ya me lo dijo, y miré en su espejo.
-Entonces ya estás advertida. CuÃdate en tu viaje y vuelve para la fiesta. Bilbo te espera y él no es el único...
-Qué raro- pensó Lindalwen. Era la segunda vez que le decÃan que alguien estaba interesado en que ella asistiera a la fiesta.
Al amanecer del dÃa siguiente, Lindalwen se despidió de todos y partió en silencio, pero cuando bajaba la colina, una voz la sorprendió.
-¡Lindalwen!- la llamó Frodo- Prométeme que volverás para la fiesta
-Claro que volveré- dijo ella- te lo prometo, sé que también tú cumples años y no te dejaré solo en el dÃa que alcnazas la mayorÃa de edad. Pero debo advertirte que no soy muy buena bailando.
-No te preocupes por eso.
-Adiós, Frodo.
-Adiós, te esperaré aquÃ...
Entonces Lindalwen comprendió por qué Gandalf y Bilbo le habÃan dicho que alguien deseaba que ella fuera a la fiesta.
Bueno, hasta acá llega el capÃtulo 2. Tal vez sea un poco cursi, pero ¿qué más quieren? Es una historia de amor. Pronto el capÃtulo 3!!!!!!
DEJEN REVIEWS POR FAVOR
CapÃtulo 2. Primer Encuentro
CorrÃa septiembre del año 3001 (1401, CronologÃa de la Comarca). Se acercaba el otoño, y con él la tan esperada celebración: El cumpleaños 111 de Bilbo.
HacÃa varias semanas que se hablaba de la fiesta, y toda Hobbiton estaba conmocionada. Los vecinos se preguntaban cuando llegarÃan sus invitaciones, y qué tan buenas serÃan la bebida y la comida (Bilbo siempre se habÃa caracterizado por la excelencia de sus fiestas).
Desde Bolsón Cerrado comenzaron a emitirse pedidos de órdenes de comida y bebidas a todos los comercios de Hobbiton, Delagua y alrededores. Una gran cantidad de carros cargados subÃa a diario la colina de Bolsón Cerrado. Hasta se comentaba que habrÃan fuegos artificiales, tal como no los habÃan visto desde épocas legendarias.
En la casa de Bilbo se habÃa prohibido la entrada a toda persona ajena a la organización de la fiesta, y la oficina de correos estaba bloqueada debido a la gran cantidad de invitaciones y confirmaciones a esas invitaciones que se enviaban.
En medio de toda esta conmoción, una mañana clara y hermosa de la primera semana de septiembre, Frodo se hallaba en la puerta de Bolsón Cerrado, fumando en su pipa una excelente hierba de la Cuaderna del Sur, cuando vio una figura gris subiendo la colina por el camino. Le pareció que venÃa cantando algo ininteligible, y sintió algo extraño al mirarla, pero se dijo: - Estos parientes molestos... ya comienzan a molestar desde temprano...
La figura siguió acercándose, y a medida que lo hacÃa, Frodo se dio cuenta que cantaba en la lengua de los elfos, con una hermosa voz, y que no era ningún pariente, ni nadie que hubiera sido visto antes en la Comarca.
Llegó finalmente hasta el lugar exacto donde estaba Frodo, y hablando en la Lengua Común le dijo: - Buenos dÃas, Frodo, es decir, Señor Bolsón...
Frodo se quedó sorprendido mirándola por unos instantes, hasta que atinó a decirle: - Pero... pero... ¿quién eres?... ¿de dónde vienes?... ¿cómo sabes mi nombre?... Es imposible...
- Cálmate, joven hobbit. Responderé a todas tus preguntas cuando sea oportuno. Por ahora sólo voy a decirte- aquà ella se quitó la capucha y reveló su identidad. Era de la raza de los hombres, aunque parecÃa una elfa, y era joven y bella- que soy una viajera, que vengo desde muy lejos y que simplemente... sé quién eres.
Frodo la miró, mitad con desconfianza y mitad sorprendido por la belleza de la joven.
- De acuerdo- dijo ella- no me mires asÃ. En la Tierra Media me conocen como Lindalwen. Vengo desde las Tierras Mortales, más allá de los Mares, donde los Tiempos son distintos de los de aquÃ. No puedo decirte mi verdadero nombre, pues no me está permitido pronunciar mi lengua fuera de los lÃmites de mis tierras. Pero he vivido mucho tiempo en Lothlórien, y aprendà las lenguas y las artes de los Elfos; y entre todas mi preferida es la música, por eso me llaman Lindalwen.
- Bien- dijo Frodo- eso me deja más tranquilo, pero tal vez más adelante puedas decirme cómo es que sabes mi nombre.
-Tal vez...
-Pensé que eras uno de esos molestos parientes, ¿sabes? Mi tÃo Bilbo dará una fiesta pronto, y desde que se difundió la noticia, a diario se llena de curiosos y parientes que vienen en el momento más inoportuno.- Frodo hizo un gesto de fastidio- Realmente me molestan.
-No quise molestarte- dijo ella, y la gema que le habÃa dado Galadriel relució en su pecho.
-No me referÃa a ti- repuso Frodo, sonriendo, y en ese momento vio la gema y sintió curiosidad por saber qué era. - ¿Qué es eso que llevas?
-Es una gema élfica. Lleva la luz de la estrella de Eärendil. Me la dio la Dama Galadriel la última vez que estuve en Lórien.
-¡Cómo me gustarÃa poder ver la Ciudad del Bosque de Oro!
-Felices son en verdad los que pueden ver el Reino del Bosque, y a la Dama- dijo una voz que provenÃa desde la puerta de Bolsón Cerrado.
-¡Bilbo!- dijo Frodo, sorprendido.
-Asà es, mi querido sobrino. ¿No vas a presentarme a tu amiga?
-Bueno, ella es...- comenzó a decir Frodo.
-¡No, no! ¡Sólo bromeaba!- lo interrumpió Bilbo- No pude evitar oÃr toda la conversación. Frodo, me sorprendes- Frodo comenzaba a poner cara de sopresa una vez más...- No puedo creer que seas tan descortés con una dama. DeberÃas haberla invitado a pasar.
-Eso iba a hacer â€"dijo Frodo mirando a Bilbo con una expresión acusadora.
-Bueno, señorita, si mi querido sobrino Frodo no quiere presentarme,- dijo Bilbo olvidando completamente lo que habÃa dicho hacÃa algunos instantes- lo haré yo. Soy Bilbo Bolsón, de Bolsón Cerrado (como si ella no lo supiera), y estoy encantado de conocerle.
Le tomó la mano y se la besó, como era la costumbre para saludar a las damas.
-Mucho gusto, señor Bolsón- contestó ella.
-Nada de eso. Soy Bilbo para los amigos, y si usted viene de la Tierra de los Elfos, entonces puede considerarse mi amiga.
-De acuerdo, BILBO.
-Ahora sÃ, tal vez quiera pasar a comer algo. Estaba por tomar mi segundo desayuno. Pase, adelante. Luego podrá contarme de sus aventuras y de Lothlórien.
Bilbo y Lindalwen entraron en Bolsón Cerrado, pero Frodo se quedó afuera, pensando... HacÃa sólo unos minutos era un hobbit como cualquier otro de la Comarca, a punto de alcanzar la mayorÃa de edad (33 años, entre los hobbits), y ahora se sentÃa tan extraño... ParecÃa que la recién llegada habÃa cambiado su manera de ver las cosas. Antes amaba los paseos por la Comarca y alredeores con Bilbo, o con sus jóvenes amigos, Meriadoc Brandigamo, Peregrin Tuk, Gordo Bolger, e incluso Samsagaz Gamyi, el jardinero. Ahora todo aquello le parecÃa lejano. Por un instante pensó que sólo querÃa estar con ella, con Lindalwen, seguirla donde fuera... Se sentÃa casi estúpido.
-Estás loco, Frodo- se decÃa- No puedes estar ... ¡enamorado? de ella... NO.
Pensando en esto estaba Frodo cuando una voz lo sacó de sus reflexiones y cayó en la cuenta de que alguien además de Bilbo habÃa oÃdo su conversación con Lindalwen.
-Buenos dÃas, señor Frodo- dijo alegremente Samsagaz Gamyi (vecino y sirviente de Bilbo y Frodo)
Frodo se sobresaltó, temiendo que Sam hubiera oÃdo sus pensamientos en voz alta.
-Ho... hola Sam, ¿Cómo estás?
-Muy bien, Señor, pero... quisiera preguntarle algo, si usted me permite...
-Adelante, Sam- dijo Frodo, convencido de que Sam lo habÃa oÃdo pensar en voz alta.
-...Quisiera saber quién es esa mujer que entró a la casa con el señor Bilbo, si usted me entiende...
Frodo se sintió aliviado, después de todo Sam no lo habÃa oÃdo.
-Pensé que habÃas presenciado toda la conversación- dijo.
-Pues, no, señor, sólo vi cuando ella entró a la casa, y discúlpeme por entrometido, pero ya sabe que no me gustan los extraños...
-Tranquilo, Sam. Ella no va a arruinar tus flores ni a hacernos daño. Es buena y amable (y bella, pensó Frodo, aunque no lo dijo). Vive en Lothlórien, aunque no es de la raza de los elfos. Se llama Lindalwen... ¿no es un hermoso nombre?
-SÃ, lo es, aunque no sé qué significa. Tal vez usted pueda decÃrmelo, señor, si usted desea.
Pero Frodo no contestó. Se habÃa quedado mirando al vacÃo con una expresión extraña y pensativa en sus hermosos ojos azules.
-Señor... ¿qué le ocurre?- preguntó Sam, un poco preocupado por su amo.
Frodo salió de sus ensoñaciones y le respondió con una voz triste y apagada que no parecÃa la suya:- Nada, Sam, nada...
-Se ve extraño, señor-dijo Sam
-Me siento extraño, en verdad- contestó Frodo- Tal vez quieras acompañarme, Sam, daré un paseo.
-De acuerdo, señor, pero tendrá que contarme qué le sucede, pues no parece el de siempre.
En verdad Frodo no deseaba hablar con nadie del asunto, al menos por el momento, pero Sam era tan insistente que se vio obligado a contarle, aunque no le dijo todo.
Mientras tanto, Lindalwen estaba en Bolsón Cerrado con Bilbo, relatándole sus viajes y aventuras.
-Me gustarÃa conocer Lothlórien algún dÃa- dijo Bilbo- pero por ahora sólo iré hasta Rivendel. Tal vez después de la fiesta... No lo sé. Quiero ver las montañas y los campos salvajes otra vez...
-Quizás yo también vaya a Rivendel, pero antes pasaré un tiempo en mi Hogar, en las Tierras Mortales, al menos unos dÃas.
-Olvidé decirle algo, señorita Lindalwen. Está invitada a la fiesta. Me agradarÃa mucho que asistiera, y sé de alguien al que le agradarÃa aún más... Y, además quisiera presentarle a Gandalf. Estoy seguro que él se interesará en hablar con usted.
-Me encantarÃa venir, es usted muy amable.
Se acercaba la hora del almuerzo, y Lindalwen habÃa salido a recorrer un poco de la Comarca, dejando a Bilbo con los preparativos para la fiesta.
Cerca del molino de Delagua se encontró con Frodo y Sam, que iban caminando y al parecer hablando de algo muy importante (...), y relacionado con ella, a juzgar por la expresión que pusieron los dos cuando la vieron.
-Bueno, Sam- dijo Frodo sin que Lindalwen pudiera escucharlo- te la presentaré para que te saques tus dudas con respecto a ella.
-De verdad es hermosa- dijo Sam asombrado.
-¿Lo ves?
-Hola, Frodo!!!- lo saludó Lindalwen- ¿no me vas a presentar a Sam?
-¿Cómo sabe mi nombre?- preguntó asombrado Sam a Frodo
-Shh... no lo sé- dijo Frodo a Sam entre dientes, y después se volvió a Lindalwen y agregó- Este es Samsagaz Gamyi, Sam.
-Hola, Sam. Soy Lindalwen, de Lothlórien.
-¿De Lothlórien? ¿Entonces conoce a los Elfos?- La opinión de Sam con respecto a ella comenzaba a cambiar.
-Claro que sÃ, soy amiga de los Elfos, y en alguna ocasión te contaré sobre ellos...
-También me contará sobre otras cosas, y sobre cómo sabe mi nombre
-Eso será tal vez más adelante, Sam, no puedo decir nada de eso hasta que no pasen todas las cosas que aún deben pasar...
Sam fue acostumbrándose de a poco a Lindalwen. Al principio le costó aceptarla, pero cuando ella comenzó a relatarle historias sobre los elfos, fue ganándose su confianza y hasta su amistad.
Lindalwen también hizo una gran amistad con Bilbo, con el que compartÃa anécdotas de sus viajes.
Pero lo que sin duda quedarÃa más grabado en su memoria serÃan sus largos paseos con Frodo, y los atardeceres que contemplaron juntos. Hablaban de cualquier cosa. A veces ella le contaba sobre sus tierras, y sobre Lórien, y él le contaba sobre sus aventuras en la Comarca con sus amigos.
Una mañana de fines de la segunda semana de septiembre, tras volver de un paseo sola, Lindalwen se encontró con un gran revuelo en Bolsón Cerrado. HabÃa llegado el tan famoso mago Gandalf, un gran amigo de Bilbo. En verdad eran muchas las historias extrañas que se contaban sobre él y poco lo que se sabÃa en realidad, pero Lindalwen se morÃa de ganas de conocerlo.
Entro en la casa y Bilbo la llamó y le dijo:
-Lindalwen, aquà está alguien que quiero presentarte y que también quiere conocerte
-Supongo que debe ser...- comenzó a decir Lindalwen
-Gandalf el Gris, mucho gusto.
-De verdad deseaba conocerlo, señor Gandalf. Soy Lindalwen de Lothlórien.
-Sé algo de ti, el viejo Bilbo me ha contado muchas cosas y en verdad me gustarÃa hablar contigo, cuando se dé la ocasión.
-A mi también me gustarÃa hablar con usted...
Finalmente se dio la ocasión. Justo un dÃa antes de la partida de Lindalwen, es decir, tres dÃas antes de la fiesta.
-Tengo entendido que no eres de aquÃ, Lindalwen- dijo Gandalf.
-Asà es, vengo de las Tierras Mortales- contestó ella.
-¿Y cómo es que estás aqu� ¿Cómo llegaste a la Tierra Media?
-En verdad ni yo misma lo sé muy bien. Fue hace mucho tiempo, la primera vez. Estaba tranquilamente durmiendo en mi casa y de repente me encontré caminando por el bosque de Lothlorien.... sé que sonará extraño y absurdo, o parecerá un sueño, pero asà fue. En realidad me habÃa pasado en sueños muchas veces antes, pero es real. Ahora puedo volver a las Tierras Mortales siguiendo un camino escondido, y regresar aquà por el mismo lugar.
-Cuéntame algo más de las Tierras Mortales. Conozco la Tierra Media , e incluso el Oeste Lejano, vine de allà en mi juventud... pero nada sé del lugar de donde vienes.
-En las Tierras Mortales los tiempos son muy distintos, y también las lenguas y las costumbres. Y sé algo de los acontecimientos que se acercan...
Gandalf la miró con interés
-Sé que usted también sabe algo. Pero allà todo esto que está por suceder está escrito, y no es más que una leyenda. Sé de todos los acontecimientos que están por venir y sin embargo no puedo hacer nada para cambiarlos, pues serÃa cambiar la Historia, y eso no le está permitido a nadie.
-Me sorprendes, en verdad, y te pido por favor que no digas nada a nadie de lo que sabes, y cuÃdate, porque cualquier cosa podrÃa cambiar el curso de la historia. Yo no sé lo que sucederá, sólo lo sospecho y temo. Vulevo a repetÃrtelo, jovencita: no le digas nada a nadie, ni de esta conversación tampoco.
-Está bien, señor, lo prometo. Usted es la segunda persona a la que le digo esto
-¡¿QUÉ?! ¿Alguien más lo sabe?
-Si, señor. Galadriel, la Dama de Lorien
Gandalf suspiró aliviado
-Espero que nadie más lo sepa. Shora que esto ya está aclarado, te advierto que tengas cuidado. Pues sabes lo que pasará con la Historia, mas no conoces tu destino.
-Lo sé- dijo Lindalwen- pues la dama Galadriel ya me lo dijo, y miré en su espejo.
-Entonces ya estás advertida. CuÃdate en tu viaje y vuelve para la fiesta. Bilbo te espera y él no es el único...
-Qué raro- pensó Lindalwen. Era la segunda vez que le decÃan que alguien estaba interesado en que ella asistiera a la fiesta.
Al amanecer del dÃa siguiente, Lindalwen se despidió de todos y partió en silencio, pero cuando bajaba la colina, una voz la sorprendió.
-¡Lindalwen!- la llamó Frodo- Prométeme que volverás para la fiesta
-Claro que volveré- dijo ella- te lo prometo, sé que también tú cumples años y no te dejaré solo en el dÃa que alcnazas la mayorÃa de edad. Pero debo advertirte que no soy muy buena bailando.
-No te preocupes por eso.
-Adiós, Frodo.
-Adiós, te esperaré aquÃ...
Entonces Lindalwen comprendió por qué Gandalf y Bilbo le habÃan dicho que alguien deseaba que ella fuera a la fiesta.
Bueno, hasta acá llega el capÃtulo 2. Tal vez sea un poco cursi, pero ¿qué más quieren? Es una historia de amor. Pronto el capÃtulo 3!!!!!!
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