mencionados en este texto son
Copyright (c) CLAMP Jugando A Ser Dios
POR: Darkness
Un sentimiento íntimo que en algunas ocasiones se apodera
de nuestro ser y nos grita en todas las direcciones y en todos los
tonos posibles que se cierne sobre nosotros una gran desgracia.
A. DUMAS en "Los tres mosqueteros".
TERCERA PARTE:
"Que Comience La Cacería De Brujas!!!".
ADVERTENCIA:
Este fic maneja el Yaoi ( o_O Sí, un Yaoi... pero no es muy fuerte... ), por lo que puede resultar ofensivo para algunas personas....
El sol de mediodía se filtraba intenso entre las hojas de los árboles. Sus rayos eran cálidos y llenos de vida, anunciando el principio de una nueva estación.
La hierba húmeda daba un agradable masaje a sus pies descalzos mientras que el arroyuelo, en invierno congelado, ahora cantaba y silbaba alegremente para ellos... Todo a su alrededor estaba tranquilo; no había viento, ni algún sonido ajeno a sus propias respiraciones y al cantar de algunos pájaros.
Alejados así como estaban del pueblo no había nadie que les molestara. Sólo ellos tres...
- Concéntrate.-
Lo intentaba. Realmente lo intentaba Trataba de concentrarse en la luz del sol, en la voz de su amo, sin embargo...
- Concéntrate. Piensa sólo en la luz.-
Su cuerpo comenzó a emitir pequeños destellos de luz blanca. Su cabello color plata resplandecía y se agitaba a los lados. Temblaba: el esfuerzo superaba sus fuerzas.
- No... puedo... .-
- Sigue el sonido de mi voz.-
- Eso... intento... .-
- Concéntrate. Piensa solo en mi voz; la luz cada vez es más luminosa, piensa, como te lo he dicho: en una noche negra, todo esta oscuro a tu alrededor, pero hay un pequeño punto de luz y tú tienes que ayudarle a brillar... .-
Seguir el sonido de su voz... concentrarse... era imposible!... ¿Cómo quería que se concentrara si él tenía las manos sobre sus hombros? ¿Cómo quería que se concentrara con su aliento en el rostro? ¿Con él tan cerca?... Lo único en lo que podía pensar era en el movimiento de sus labios a escasos centímetros de los suyos.
- ...La luz... .- Murmuró, pero la luz desapareció.
- Está bien. Puedes dejarlo ya. No te estás concentrando.-
Esa mañana su amo le había levantado un poco más temprano de lo normal, para entrenar sus habilidades, después de eso habían comenzado un nuevo "entrenamiento".
- ¿Para qué es esto, Amo?.-
El hechicero le sonrió – ¿Recuerdas que en el concilio Ted mencionó que eras tan hermoso como un Elfo?.-
Yue trató de recordar.
- Creo que insinuó algo parecido.-
- Los Elfos para estar en este mundo adoptan una forma, pues su verdadero aspecto es deslumbrante, hecho de luz pura. Bueno, creí que sería interesante ver desprender de tu cuerpo la misma luz.-
El ángel le miró sin comprenderlo del todo. Había veces en las que las ideas extravagantes (por que eso eran) de su amo lo desconcertaban. Sin embargo su trabajo era obedecer y no cuestionar las ordenes.
Mientras tanto el mago cruzó el arroyo, mojándose los pliegues del pantalón y los pies desnudos, para dirigirse a la orilla opuesta de donde estaba, pues ahí descansaba Keroberos. El león bostezó perezosamente mientras él se acostaba apoyando la cabeza en su barriga.
Yue desplegó las alas y voló hacia ellos, para después sentarse junto al hechicero.
Read Clow pensaba (mientras tanto) en sus cartas. No podía utilizarlas muy seguido sin arriesgarse a que estas dejasen escapar más de su energía positiva, atrayendo así, la negativa. Tenía que encontrar la manera de darles un equilibrio.
Tosió levemente, tratando de aclarar su garganta, la cual estaba seca
¿Cómo? No lo sabía. Pero tenía que existir una forma.
Sin darse cuanta volvió a toser. En ese momento sintió tres gotas caer y deslizarse sobre su rostro. Al abrir los ojos se encontró con el rostro serio del guardián de la Luna, que sostenía en sus manos juntas, un poco de agua del arroyo. Se la ofreció.
El mago la aceptó, agradeciendo con una sonrisa y se inclinó a beber.
No lo comprendía. Últimamente el guardián había estado demasiado servicial. Se anticipaba a sus deseos (a veces antes de decir o insinuar algo). Y cuando daba alguna orden el ángel la cumplía al pie de la letra, o por lo menos eso intentaba. Lo que más le desconcertaba era que todo lo hacía en silencio total...
-Ah!! Siento que podría dormir toda la tarde.- Dijo el león estirándose de pronto.
-Sí es una tarde bastante agradable.- Contestó el mago limpiando el resto de agua de sus labios.
-Lo que pasa es que es un holgazán.- Agregó fríamente el ángel. No le gustaba participar mucho en las pláticas pero Keroberos no perdía oportunidad alguna para hacer algún comentario y fastidiarlo; así que esta vez se le adelantó.
-¿Qué dijiste?!?.- El león se incorporó rápidamente y miró frunciendo el ceño al guardián lunar.
Yue se inclinó sobre él. "Holgazán" le dijo, y se volteo hacia su amo.
"...A mí..." murmuró el león pecho sobre tierra y moviéndose sigilosamente entre la hierba "...Nadie..." y con su agilidad felina saltó sobre la espalda del ángel jalando su cabello ".. Me llama holgazán!!!".
-Suéltame!.- Chilló Yue.
-Retira lo dicho!!.-
-NO!.-
-Retíralo ya!!.-
-NUNCA.-
Y el ángel jaló de la cola al león.
-Si no me sueltas te arranco el rabo!.-
-Si lo haces te quedas calvo!.-
Clow sólo miraba divertido aquella escena. Esos dos se comportaban como un par de chiquillos.
-Me has dejado el cabello lleno de tus asquerosas babas!.- Le reprochó el guardián de la luna una vez que se hubo liberado de las mandíbulas de Keroberos. Ahora estaba parado cerca de la orilla del riachuelo.
-Pues entonces.- Dijo el león.- ¡Date un baño, delicado!.-
Y empujó al joven al agua.
El hechicero soltó la carcajada; adoraba las "discusiones" infantiles de sus guardianes.
Yue hizo un pequeño puchero, ¡No le gustaba hacer el ridículo! ¡Y mucho menos enfrente de su amo!.
Al ver la expresión del guardián, Clow se acercó hasta él, pero justo cuando le iba a decir algo cayó de boca al riachuelo: Keroberos le había utilizado de piedra para pasar al otro lado.
El león se sonrió triunfal. Claro que el gusto no le duró mucho: a los pocos minutos se encontraba dentro del riachuelo, empapado y jugando con su amo.
El día declinaba ya. El sol se ocultaba y la luna salía. Siguiendo aquel ciclo interminable ya se encontraban a finales de Marzo, el invierno era suplido por una prospera primavera... o eso parecía.
Recorrió la habitación con la escasa luz del atardecer. Se detuve frente al escritorio, sobre el cual había una cajita. Esa cajita siempre lo había intrigado. No era de oro, ni tenía joyas de adorno, era una simple y vieja caja de madera con las iniciales R.W., pero por alguna razón su amo la guardaba como a un tesoro. No se la dejaba ver ni a él, y eso que casi siempre le permitía todo. Era por eso que tenía un poco de curiosidad sobre qué habría en el interior o quien se la había dado.
-Hey! Con cuidado, duele!!.-
-No te muevas tanto, Keroberos.-
Sentados en la cama estaban Clow y el león, al cual le estaban cepillando el pelo. Una vez terminado el guardián del sol saltó al suelo y se sacudió.
-No me gusta que me peinen.-
-Tú te lo buscaste. Además así luce más tu pelaje.-
-Yo luzco bien como sea. Y odio el agua!.-
-En eso debiste haber pensado antes de tirarme a mí al arroyo.- agregó el ángel apartando la vista de la cajita de madera.
- Fue tú culpa.-
-Ya, ya, no se peleen más - El mago acarició la cabeza del león y miró al ángel – Ahora te toca a ti Yue. Ven.-
El joven dudó un poco, pero se sentó en la cama cerca de él. Se estremeció al sentir las manos del mago acariciar su cabello y posteriormente su cuello.
- Voy a trenzarlo.-
-Sí.-
Clow se sorprendió del cabello del chico, era sedoso al tacto y delicioso el aroma (el cual ya había experimentado en el carruaje) : como la vainilla. Habló sin pensar...
- Yue-chan... .-
El chico se petrificó y el león alzó la cabeza.
-... Tienes un cabello hermoso.-
- G-gracias.- El guardián se ruborizó, por el cumplido y por la manera en que le habían llamado. Su amo jamás le había dicho "Yue-chan".
Keroberos los miró un momento pensativo. Había prometido al otro guardián que le ayudaría a que su amor fuera correspondido, pero no había hecho nada útil... todavía.
- Bien, ya es tarde. Vete a tu habitación Yue.-
El león vio que el ángel se retiraba, obediente, pero sus ojos se apagaban. Esta era una oportunidad.
- Por qué no te quedas?... Nunca has pasado una noche aquí...- preguntó vacilando un poco, pero al cabo de unos momentos agregó con cinismo.- Además tengo curiosidad por saber como duermes... Apostaría a que roncas!.-
El ángel le lanzó una mirada fulminante. Después buscó tímidamente la mirada de su amo, buscando aprobación. El mago le miró y sonrió.
- Quieres dormir aquí?.- preguntó.
Qué si quería? Que si quería? Por supuesto que sí!! Hubiera dado sus alas por estar ahí con él TODA la noche... Pero sólo hizo un indiferente movimiento de hombros, " Como sea " murmuró.
Estaba sentado sobre la hierba, el viento revolvía sus cabellos mientras sus ojos marrones estaban fijos en un solo punto luminoso, aunque en realidad no veían nada. Cómo había llegado hasta ese punto? Había sido su padre con sus represarías... o simplemente su naturaleza cruel? No estaba seguro y ya no importaba.
Hacía tres días que había encontrado a Torchia y aquel extraño hombre había modificado su forma de pensar... En ese momento se encontraban en Norwych y juntos habían ejecutado a más de treinta mujeres en un sólo día... Sorprendentemente él y Torchia tenían más en común de lo que había pensado. Sin embargo algo tenía el impresor que le daba miedo... era misterios e insensible, incluso más cruel que él... Cuando lo encontró, bueno, realmente fue Torchia quien lo encontró a él, lo estaba esperando en las embarcaciones, cuando regresó de Italia... Pero bien, cuando se conocieron, le pareció ver que su sombra no era humana, no podía describirlo, pero era anormal... desde ese momento supo que no era una persona normal.
Inesperadamente aquel punto luminoso se había extendido y pudo ver y oír claramente a dos niños discutir. Y distinguió al impresor cerca de ellos.
- No... no le creas.- susurraba Aristide al oído de uno de los niños.- Te esta mintiendo.-
- Mientes!!.- Le gritó el chico al otro chiquillo.
- ¿Cómo puedes permitir que el te diga eso? ¿Acaso no eres hombre?.- La voz del impresor resonó fuerte y clara dentro de la cabeza del otro niño.
- Yo te dije la verdad y nadie puede contradecirme, menos tú!.-
- Míralo... orgulloso y altanero.- Volvió a susurrar.- ¿No crees que deberías cerrarle la boca? ¡Con un golpe todo se arregla!.-
El niño se acercó lentamente al otro. Deteniéndose justo delante suyo.
- Golpéalo antes de que el lo haga!.- Nuevamente la voz se escuchó dentro de la cabeza del niño.- Se nota que es un traicionero!.-
Los niños se enfrascaron en una pelea. Torchia sonrió triunfal y se dirigió hacia Matthew.
-Molestando a los niños?.- preguntó el cazador.
- Sólo hago mi trabajo.... por cierto, hablando de trabajos, no crees que ya deberías empezar el tuyo?.-
- Empezar qué?.-
- La cacería... tu sabes.-
El chico descansaba a su lado. Su rostro serio incluso cuando dormía... parecía una bella estatua de mármol blanco, de hecho la hubiera confundido por una a no ser por los labios, una delgada línea rosada. Pasó sus dedos por aquellos labios, dibujándolos con cuidado; estaban deliciosamente calientes. Subió por sus mejillas apartando algunos mechones de cabello, ahí la piel era suave y fresca... ¿Qué se sentiría...? ... Retiró la mano con un rápido movimiento: La carta Escudo no estaba haciendo bien su trabajo.
Desde cuando utilizaba la carta Escudo? Desde hace 3 años. Por algún motivo que antes no había comprendido, sentía una increíble atracción hacia Yue. Por qué utilizar aquella carta? Bien, había descubierto un pequeño contratiempo en el cual no reparó a la hora de hacer el hechizo durante la creación del guardián: El poder de la Luna. Se había equivocado vergonzosamente en las palabras!! La Tierra es la que atrae a la Luna, no la Luna atrae a la Tierra. Durante el nacimiento del ángel él había estado demasiado distraído (la muerte de Rebecca le había perturbado) por lo que no se dio cuenta que dijo el conjuro invertido. Ahora todo ser que tuviera poderes mágicos y se acercara a Yue sentiría de inmediato el Poder de la Luna. Entre mayor sea el poder mayor sería la atracción; Y quien tenía más poder que Read Li? Pues [siendo honestos] nadie... así como nadie era tan idiota como para tejerse semejante telaraña alrededor.
- Ah! Pero aquí ya terminamos... me parece que tendremos que movilizarnos.-
- Exacto chico! Tu si sabes.- Torchia palmeó la espalda del cazador.- ¿Y cual es nuestro siguiente punto?.-
- Anglia del Este.- Contestó Hopkins dejando relucir su colmillo.
- Tu eres de los míos.-
- ¿De los tuyos?.-
- Eh? Es un decir por supuesto.- Lo miró durante unos momentos.- ¿Sucede algo?.-
- ¿Quién eres tu realmente?.-
- Aristide Torchia.-
- Ya veo... .-
- No. No vez nada. Eres igual de ciego que todos los mortales.- Sus ojos relampaguearon con un fuego verde.
- Eres alguna especie de demonio, verdad?.-
- Tu no crees en eso, mi querido Hopkins. Por eso te elegí.-
- ¿Donde esta el verdadero Aristide?.-
El impresor señaló su cabeza -Aquí.- dijo. – En lo más profundo de mi subconsciente.-
- A bueno.- Matthew hizo un movimiento indiferente antes de recostarse sobre la hierba.
- No parece importarte mucho.-
- Me da igual quien seas... sólo llamaste mi atención con tu manera de actuar.-
- Pero te lo estas preguntando, verdad? Te estas preguntando cómo es posible.-
Permanecieron un momento en silencio. Por fin Torchia volvió a hablar.
- Conoces el gnosticismo?.-
Hopkins negó con la cabeza.
- El gnosticismo es un movimiento según el cual la existencia del mal en el mundo es la mejor prueba de que los hechos no ocurrieron del modo que establecen las escrituras judeocristianas.-
- ¿qué?.-
- En pocas palabras que el mundo que conocemos es un mundo degradado, mundo de dolor, angustia, enfermedad y muerte. Es obvio entonces que Dios no creó este mundo, ¿ pero entonces quién? Para los gnósticos es evidente que El Diablo es el creador de semejante universo tan "a su imagen y semejanza". Definitivamente Satanás sí es "el dios de este mundo". ¿Tu que dices?.-
- Sabes que puedo llevarte a la hoguera por decir eso?.-
- Pero no lo harás.-
- ¿Qué te hace pensar eso? ¿Qué te hace pensar que me conoces?.-
- Solamente eso, que yo te conozco. ¿Sabes? Adoro esta época.-
- ¿Por qué? Qué tiene?.-
- Los siglos XVI y XVII son la época del esplendor de la teología, la época en que auxiliada por la fe, la razón intenta dar cuenta de todos los enigmas que implica la historia de Satanás. Es también la época de esos maravillosos ejercicios de imaginación que están llamando "las herejías".-
- Sin embargo.- Objetó Matthew.- es en este tiempo también en el cual la visón, a la que popularmente se llama "racionalista moderna" , tiene más y más seguidores, y ellos no conceden ningún lugar a lo sobrenatural.-
- Eso es lo hermoso. Para este hombre "moderno" todo cuanto existe es naturaleza, naturaleza y más naturaleza, Dios sólo es una fantasía producto de la ignorancia de los siglos anteriores y -por supuesto- Satanás sólo es una creación folclórica de esa misma "época oscura". No importa a que clase pertenezcan o a que se dediquen, casi todos piensan así .-
- Pero ahora que hablamos del diablo.- Dijo el cazador sentándose otra vez.- en esta época se esta jugando mucho con su imagen. ¿Sabes por qué? Por que para la gran mayoría la figura de Satanás ha dejado de ser la de una persona sobrehumana totalmente dedicada al mal, y El diablo pasa a ser tan sólo un significante que se puede llenar con cualquier significado. ¿Recuerdas a San Agustín? -
- Cierra la boca, soy alérgico a ese nombre.-
- San Agustín dejó claro que la existencia del Demonio no le quitaba responsabilidad al hombre en el pecado. Para Agustín era claro que si el Demonio le había puesto al hombre la cáscara de plátano del pecado donde el hombre había resbalado, era responsabilidad del hombre y no del Diablo, el continuar caído en el pecado o intentar ponerse otra vez de pie. En cuanto a Satanás mismo, Agustín afirmó que ya era un caso cerrado, que su condenación era inexorable y su castigo irreversible por cuanto en su época anterior a la caída, Satán había poseído una inteligencia superior a la humana y él no contaba así con el atenuante humano de la ignorancia. Dado que su responsabilidad era mayor a la humana, su castigo era mayor al humano. Agregó Agustín también, que debido a su auto-degradación, El Demonio no sólo se había vuelto irrefrenablemente malvado sino también irrefrenablemente idiota.-
- Calla de una vez que me da urticaria!.- Se quejó Aristide, sus ojos se inflamaron nuevamente con el fuego verde.
- En alguno de sus textos, Agustín asevera que afortunadamente Satanás está muy maniatado por Dios, ya que si se le dejara suelto sólo por un segundo, con un único soplo borraría el mundo.-
- En eso si estoy de acuerdo. Jamás me han dejado divertirme!! Pero llegará el día en que me vengue! Tengo planes muy buenos... un campo de concentración, bombitas (oh Hiroshima espérame!!), enfermedades... etc.-
Hopkins abrió grandemente los ojos y lo miró sorprendido.
- ¿Qué te pasa? ¿Por qué me miras así? No querías saber quien era?.-
- Si, pero me has dejado totalmente impactado. Si realmente existes, por qué no estas destruyendo pueblos, azotándolos con tempestades o plagas, males o guerras?-
- Eso fue hace mucho tiempo, y lo único que conseguí fue que el hombre quisiera conocer más acerca de Dios. Por lo tanto ahora he cambiado mi estrategia.-
- ¿Tu estrategia?.-
- Sí. ¿Quién crees que inició el rumor de que Satán no existe y que lo sobrenatural no es sino un atavismo de tiempos más ignorantes?.-
- ¿Tu? ¿Por qué harías eso?.-
- Para cumplir mejor con mis propósitos. Al acabarse la idea tanto de Dios como del Diablo, se acaban los parámetros desde los cuales definir tanto el bien como el mal y se concluye que el bien y el mal son relativos, puras invenciones humanas. Si el bien y el mal sólo son palabras sin contenido efectivo, los hombres no tienen ninguna ética por seguir y por ende son libres para hacer lo que les dé la gana.- Sonrió maliciosamente.- ¿No te has dado cuenta que últimamente en todas las escuelas y universidades del mundo se repite lo mismo "Haz de tu vida lo que desees" ; últimamente todos los grupos de amigos aconsejan lo mismo "Haz de tu vida lo que desees"; últimamente en todos los padres de familia repiten lo mismo a sus hijos "Haz de tu vida lo que desees" ; últimamente todos los medios de comunicación venden la misma idea: "Haz de tu vida lo que desees"? Lo curioso - y lo aterrador- de este masivo acuerdo de opiniones en el mundo desde hace poco, es que desde el comienzo de los siglos, El Diablo fue definido como aquel que hace de su vida lo que él desea, no lo que es bueno. ¿Qué te parece? ¿Verdad que mi plan esta funcionando?.-
El cazador se quedó con la boca abierta.
- Mi querido Hopkins, Nadie me ve aunque me tenga frente a sus narices, nadie cree en lo sobrenatural, y se ridiculiza como "ignorantes" a quienes no piensan como piensa la mayoría. Inclusive tu no habías logrado verme, hasta que me hice un poco más obvio.- Se detuvo un momento para pensar y luego continuo.- El hombre "moderno" está dedicado a sacarle hasta la última gota de placer a la vida, a amasar todo el dinero que pueda, a conseguir todo el poder que le quepa en las manos. Salvo excepciones, todos en el mundo esta dedicados al placer, al dinero, al poder y al ego ¿Así qué pueden esperar sino lo que ya se ve el mundo? La mayoría de las personas ve como bueno lo que es malo y como malo lo que es bueno, y parece que la confusión aumentará incluso más en años futuros.-
- Pero... Para obtener eso tuviste que renunciar a tu poder sobre los hombres... eso no es estúpido?.-
- "Con tal de que los hombres olviden a Dios, el Diablo está dispuesto a aceptar que los hombres lo olviden a él. Con tal de borrar a su enemigo, Satán está dispuesto a borrarse a sí mismo".-
A la mañana siguiente el primero en despertar fue Keroberos, quien bajó con cuidado de la cama y salió de la habitación. No quería permanecer ahí, cuando los veía no podía evitar sentir celos. Celos de que Yue adorara tanto a su amo; celos de que prefiriera su compañía a la suya; celos por que tal vez, si no se equivocaba, podían llegar a corresponderle. Aunque eran sólo suposiciones suyas, creía que al mago podría interesarle el ángel, claro, sólo había que dirigir correctamente su atención a el...
Keroberos había hecho una promesa, le había prometido a su compañero que lo ayudaría, y se mantendría fiel a esa promesa.
Mientras bajaba las escaleras pensó en la relación que llevaba con el otro guardián; siempre peleando. A veces, por más que intentara llevarse bien con él, no podía, no estaba a gusto si no lo oía reclamar, aunque no dijera el ángel muchas cosas... y, ahora que lo pensaba bien, esa era una de las razones por las cuales discutía tanto con Yue, el chico casi no hablaba y esa era la única manera de hacer que su atención se centrara sobre el león.
Cuando llegó al final de la escalera creyó escuchar una voz. Si, una hermosa voz estaba cantando. Rápidamente se encaminó a la cocina. Llegó hasta él un extraño olor, pero no del todo desagradable, de hecho abrió su apetito. Al traspasar la puerta pudo ver a una figura de espaldas.
- Anne?.- preguntó.
La chica se dio la vuelta.
- Buen día lindo Keroberos!.- Ella lo miró con una sonrisa de perlas blancas.- Me alegra que hayas despertado tan temprano.-
- ¿Qué haces aquí?.-
- Estoy preparando el desayuno. Le pedí de favor a Danna que me dejara.-
- Oh bueno, ¿Qué comeremos? Me muero de hambre!!.-
- He preparado chuletas de cordero, sazonadas con un poco de vino, pimienta y especies varias. Además una ensalada verde y de postre una tarta de fresas.-
- Se oye bien! ¿Pero no es un poco pesado para el desayudo?.-
- No lo creo... Ah! Ya termine!.-
- Por cierto, ¿tu estabas cantando hace unos momentos?.-
- Si. Tomé lecciones de canto, me gusta mucho. Por cierto, voy a ir a despertar al Sr. Read, ya es tarde y no queremos que se enfríe la comida... .- Dijo esto mientras se quitaba el delantal de tela y daba pequeños saltitos taradeando una canción, realmente se veía muy feliz.
- Aja.- Keroberos se acercó a ver que tan bien lucía la comida, cuando analizó las palabras. – Eh! Espera un momento!.- Se movió con agilidad, interponiéndose entre la puerta y ella.- Este, mejor yo lo levanto.-
- Eh? ¿Por qué? ¿Hay algo que no quieres que veo?.- La chica volvió a sonreír.- ¿El Sr. de la casa duerme sin ropa?.-
- No precisamente.- Dijo Keroberos pero pensó "digamos que tiene cierta compañía a la cual no le agradaría mucho verte... ni a ti verla. Además cuando lo levantan se pone de un carácter que sólo él se aguanta".
- Voy a subir!.-
- No! Este... cuando yo bajé él estaba despertando... que tal si mejor cantas una canción y seguramente al oírte bajara.-
- Mmm... Tu ocultas algo. Pero te haré caso.-
Cerró los ojos unos momentos y comenzó a cantar con suave acento ingles (con aquella voz angelical) una canción; la cual trataba de un marinero que se hizo a la mar dejando en su espera a una joven que lo amaba sobre todas las cosas, sin embargo el mar estaba enamorado de la muchacha y por sentir celos del marinero lo encerró en sus aguas. La joven lo espero siempre, durante muchos años, hasta que terminó por convertirse en una estatua de sal.
La canción todavía la recuerda Keroberos, iba más o menos así:
No ha salido el sol
y Ana y Miguel
ya prenden llama.
Ella sobre él,
hombre y mujer
deshacen la cama.
Y el mar que está loco
por Ana
prefiere no mirar.
Los celos no perdonan
al agua, ni a las algas, ni a la sal.
Al amanecer
ya está Miguel
sobre su barca.
Dáme un beso amor,
y espera quieta
junto a la playa.
Y el mar murmura en su
lenguaje:
-¡Maldito pescador!
Despídete de ella,
no quiero compartir su corazón-.
Y llorar y llorar, y
llorar por él.
Y esperar, y esperar, y esperar de pie
en la orilla a que vuelva Miguel.
Dicen en la aldea
que esa roca blanca es Ana.
Cubierta de sal y de coral
espera en la playa.
No esperes más niña de
piedra.
Miguel no va a volver.
El mar le tiene preso
por no querer cederle a una mujer.
Y llorar y llorar, y
llorar por él.
Y esperar, y esperar, y esperar de pie
en la orilla a que vuelva Miguel.
Incluso hay gente que
asegura
que cuando hay tempestad,
las olas las provoca
Miguel luchando a muerte con el mar.
Y llorar y llorar, y
llorar por él.
Y esperar, y esperar, y esperar de pie
en la orilla a que vuelva Miguel.
Y
llorar y llorar, y llorar por él.
Y llorar, y llorar y llorar sobre el mar
Desde su habitación, Clow escuchaba. Siempre le había gustado la voz de Anne, era por eso que había creado a la carta "Canto" para que imitara la voz de la chica.... que por cierto, no le sorprendía en lo más mínimo que estuviera a esas horas en la casa.
Miró de reojo al joven que yacía a su lado, todavía sumido en un profundo sueño. "¿Qué soñará?" se preguntó el mago y al cabo de un momento se puso en pie y se cambió. Cuando se disponía a salir vio la cajita de madera que estaba sobre su escritorio.
- Rebecca... .- Ya casi se cumplían cuatro años desde la muerte de la mujer. Agitó lo cabeza tratando de alejar un pequeño sentimiento de culpabilidad.
Abrió la puerta y bajó por las escaleras.
Yue lo vio retirarse; cuando la puerta se hubo cerrado se sentó en la cama y miró la caja de madera. " Rebecca?" Murmuró frunciendo el ceño. Ese era un nombre de mujer y coincidía con las iniciales de la caja "R. W." ¿Quién sería Rebecca W.? ¿W? ¿Walcott? ¿Weizman? ¿Wilson? ¿Wurtz? ¿West?... ¿Como Anne West? . Que raro no sabía que Anne (aquella chica odiosa) tuviera una hermana, ella nunca lo había mencionado... y su amo jamás hablaba de alguien con ese nombre... sin embargo, cuando la menciono su voz bajó un poco de tono, tal vez con algo de tristeza...
"¿Quién es Rebecca West? ¿O quién fue Rebecca West?"
- Hermoso como siempre tu canto, querida Anne.-
El hechicero entró a la cocina y sentó al lado del león, en una pequeña mesa, que tenía ya muchos años, pues la madera esta llena de distintas marcas, cicatrices.
- Ah! Buenos días Sr. Read... Clow.-
- Muy buenos días.- Y dirigiéndose al león.- Hola Keroberos te levantaste temprano hoy.-
- Pues sí, ya ve, a veces es bueno levantarse temprano. ¡Hoy comeré tarta de fresas!.-
- ¿Eh? Danna a dejado tarta?.-
- No.- Se adelantó a decir Anne.- Yo la he hecho. También preparé el desayuno.-
- Que bien, muchas gracias.-
Momentos después les sirvió de comer. Ella se sentó frente al hechicero, viéndolo con una sonrisa. Clow le regresó la mirada, realmente parecía una muñeca de porcelana: Los rizos rubios caían graciosamente sobre su pecho y espalda, la piel blanca, las mejillas sonrosadas, los labios rojos carmesí y un par de ojos azules y brillantes, como un par de diamantes pulidos.
- ¿Tu no vas a comer?.- preguntó al fin.
- Oh! No. Ya desayuné.-
- Oye Anne.- Interrumpió Keroberos.- ¿Por qué no nos cantas otra canción?.-
- Si usted lo permite... .- Comenzó Anne mirando al mago.
- Adelante.-
La chica aclaró su garganta y comenzó su canción, de la cual sólo daré unas estrofas.
Amor, amor de hombre
puñal que corta mi puñal, amor mortal
te quiero
no preguntes por que ni por que no
no estoy hablando yo
te quiero
porque quiere quererte el corazón
no encuentro otra razón
canto de gorrión
que pasea por mi mente
anda ríndete
si le estás queriendo tanto
La joven se ruborizó al darse cuenta de lo que cantaba; ¿Por qué había elegido aquella canción?
Ay,
amor de hombre
que estás haciéndome reír una vez más
nube de gas, que me empuja a subir más y más
que me aleja del suelo
me clava en el cielo
con una palabra
Cuando terminó advirtió que el mago la miraba con aquella sonrisa entre seria y burlona, como si él la conociera mejor que ella misma, como si hubiera adivinado sus pensamientos; Clow la hacía sentir como una chiquilla de ocho años.
Keroberos se dio cuenta del rubor de la chica y de la mirada de su amo. "Oh, oh, oh!" pensó "Esto complica las cosas". El león supo que si aquello continuaba así el ángel perdería su oportunidad con el mago. Había que actuar cuanto antes.
El viaje fue rápido, cabalgaron durante toda la noche y en unas cuantas horas más ya se encontrarían en tierras de Anglia del Este. Ahora marchaban a paso lento, para no cansar demasiado a los caballos. Mientras continuaban avanzando Hopkins volteo a mirar al impresor y dijo:
- ¿Puedo hacerte una pregunta?.-
- Como quieras.-
- ¿por qué la posesión? ¿Por qué Torchia?.-
- Necesitaba unas vacaciones, estoy harto del infierno.-
- ¿Vacaciones?.-
- ¿Recuerdas a Laurentin?.-
- Ah! Ya. "El Diablo posee a ciertas personas como una suerte de "alivio" a su desdicha eterna. Cuando El Demonio posee a una persona, generalmente lo hace para tomarse unas "vacaciones" de ese "lugar" de angustia eterna que es El Infierno. Permaneciendo en una persona y no en su hórrida morada, El Demonio no sólo se da el gusto de contagiar algo de su dolor a algún individuo, sino que consigue por un tiempito que su dolor se apacigüe un tanto" o me equivoco?.-
- No, estas en lo cierto.-
- ¿Y es verdad?.-
- Pues... .- El impresor desvió la mirada, que volvió a centellear.
- ... ¿Por qué Torchia?.-
- El tipo este ya había intentado comunicarse conmigo, y me llamó la atención el libro que estaba escribiendo. Necesitaba un poco de ayuda así que también me dedico a afinar bien el librito. Sobretodo las imágenes.-
- ... mm... .-
- ¿ahora que sucede?.-
- Me estaba preguntando, si es cierto que lo que buscas es la perdición del ser humano. Sobretodo de las almas que continúan en el "camino del bien".-
- Cierto y falso. Sí busco la perdición del hombre y también las almas. Pero no siempre las que están por "el camino del bien"; me gustan cualquier tipo de almas, sobretodo las fuertes. Y me alimentan mejor cuando "me las venden"... de hecho, te estoy utilizando para conseguir más, y ando detrás de una en especial.-
- Imaginé que hacías eso... .-
El día pasó sin ninguna otra novedad. Cuando llegó la noche Keroberos decidió hablar un rato con su amo. Anne ya se había ido y Yue andaba por algún lado (realmente el león no sabía donde estaba).
- Oiga amo, ¿Podríamos hablar un rato?.- Preguntó desde la puerta de la habitación del hechicero, viendo como su amo se cambiaba de ropa, poniéndose su traje de hechicero.
- Por supuesto.- Contestó Clow, volviéndose para ver al león.- ¿De qué quieres hablar?.-
- ¿Qué va a hacer? ¿Por qué se cambia de ropa?:-
- Pienso crear otra carta... pero una muy especial, desde la mañana estaba pensando en esto... pero ¿De qué quieres hablar?.-
- De Yue... y de usted.-
- ... ¿Qué sucede con nosotros?.-
- Vera.- El guardián del Sol se sentó en la cama junto a su amo.- He notado algunas cosas, primeramente nada más en Yue, pero después de un tiempo... bueno, en usted también.-
- ¿Qué cosas?.-
- No tiene que mentirme.- El león vaciló un poco y después continuó.- Yo se que usted sabe que le gusta a Yue.-
El mago no contestó.
- Y me preguntaba, ¿Qué opina al respecto?.-
- Eso es un tema delicado Keroberos... .-
- Y yo lo sé!!, pero talvez pueda (pero no deba) ignorarlo o no darle importancia, pero sigue ahí... el cariño de Yue es verdadero, yo lo sé.-
- Yo se que es verdadero. El primer amor siempre es verdadero.-
- ¿y entonces!!!?.-
- Yo lo quiero mucho, pero no de la manera que el desea.-
- No creo eso. A veces, yo los he observado, y puedo apostar que a usted también le gusta.-
- Eso es muy imprudente e inapropiado de tu parte.-
- ¿Y? Yo nunca he sido educado.-
- Pero lo que tu no sabes es que a la hora del nacimiento de Yue yo cometí un error.-
- Un error?.-
- Invertí una parte del hechizo. El Poder de La Luna.-
- ¿El Poder de la Luna?.- EL león alzó las cejas y fijó en el sus ojos felinos.
- ... Sí, todo aquel ser que se acerque a Yue se siente atraído por el, pero quienes más lo resienten son los seres con poder mágico.-
- ¿Todo ser? Pues no cero que Anne tenga mucho interés en el.-
- Ella tiene sus motivos y si eres tan suspicaz como dices ya sabrás cuales.-
- Je. Sí. Pero aún así, no creo que tenga algo que ver el Poder de La luna, en lo que usted siente por Yue.-
- ¿Qué te hace pensar eso?.-
- Usted ya comienza a mirarlo como él lo hace siempre que puede.-
Clow permaneció un momento en silencio. Era cierto. Su manera de tratar a Yue poco a poco había cambiado. Además ¿De que otra forma explicaba el por qué la carta Escudo no estuviera haciendo su trabajo?.
- No, no lo creo.-
- De acuerdo, puede seguir negándolo todo lo que quiera, pero le suplico que le de una respuesta a Yue. Esta sufriendo ¿Sabe?.-
Keroberos sonrió ante la mirada indecisa de su amo. Aquello lo confirmaba todo: Clow quería al ángel, pero no lo aceptaba.
- ¿Lo hará?.-
El miró unos momentos y después sonrió. – Esta bien, pero déjame pensarlo.-
- Pero no lo piense mucho.-
Clow abrió la puerta y se topó con Yue quien venía llegando. El mago se sorprendió al verlo, pero después volteo el rostro y pasó a su lado. El guardián de la Luna se quedó aturdido y vio al león echado sobre la cama.
- ¿Qué le dijiste?.- Preguntó, de pronto asustado.
- Nada.- Murmuró el león.
- ¿Se lo dijiste??.-
No hubo respuesta.
- Se lo dijiste desgraciado!! Pero tú lo prometiste!!!!!!!.-
- No! El YA lo sabía!!.- Gritó el león poniéndose de pie.
- ¿cómo pudiste?.- El ángel lo miró con sus ojos dolidos, traicionados.
Keroberos sintió como se le oprimía el corazón, en ese momento el ángel se lanzó contra el, produciendo un sonido sordo al caer al suelo.
- Te odio por que por tu culpa ÉL me odia!.- Le gritó.
- Te equivocas! El ya lo sabía! Y no te odia al contrario te quiere!!.-
- ¿QUÉ?.-
- Si dejas de atacarme puedo explicártelo!!!!!!.-
El guardián de la Luna cedió. "Habla".
Se acercó a la ventana, pensativo. A fuera el fresco viento primaveral mecía con delicadeza las hojas de los árboles, ya en floreciendo. Eran alumbradas con una tenue luz plateada, ya que la Luna estaba por desaparecer.
- Rebecca... .- Murmuró en un suspiro.
Dentro de dos días se cumplían cuatro años desde la muerte de la mujer. Mientras observaba la Luna ocultarse entra algunas nubes, el amargo sabor de la culpabilidad le invadió. Habías sido su error. Si tan sólo hubiera estado ahí con ella, si no la hubiera dejado sola, si se hubiera preocupado más por ella... si hubiera....
- Vamos Clow.- Se dijo.- El hubiera no existe.-
Sin embargo la culpa no era de nadie más que suya. Se había dado cuenta demasiado tarde de lo importante que era su presencia para Rebecca. O tal vez sí se dio cuanta pero decidió ignorarlo, como solía... bueno, como solía hacerlo con Anne y con Yue... Yue...
Se encogió de hombros.
Era totalmente consciente de lo que sentían Anne y Yue por el. Y por supuesto él los amaba a ambos, al igual que a las cartas, que a Keroberos, que a Danna... Pero tenía miedo de profundizar en alguna relación. "Eres un cobarde Clow!" Le gritó su conciencia.
-Ya. Con la autocompasión no solucionaras nada.- Miró nuevamente al cielo.- Necesito un trago.-
Dio la vuelta y se dirigió a la cocina; ahí abrió una puerta. Prendió una vela y alumbró con su ligera luz una vieja escalera, más allá, en la oscuridad, unos estantes. La madera de las escaleras chillaba bajo sus pies. "Habrá que cambiarte" Dijo en voz alta. Al final había una habitación.
Fue directamente al final del sótano y observó unos anaqueles que estaban repletos de botellas de distintos estilos. El mago se sonrió. En aquel lugar tenía de todo: Vino (blanco o tinto), Ron, Coñac, Ginebra, Brandy, Whisky. Como buen inglés le gustaba la bebida. Recorrió con la punta del dedo las botellas y detuvo en una. La sacó. Alzó las cejas un tanto sorprendido; Ginebra pura.
- Bueno, ha de ser algo fuerte, pero no importa.-
Se recostó sobre su sillón y estiró los brazos, subiéndolos sobre su cabeza. Descansando sobre una mesita a su costado estaban una botella de ginebra y una copa. Volteo a sus lados, la casa estaba misteriosamente silenciosa desde hacía un rato no se volvió a repetir ningún ruido: ¿Dónde andarían Keroberos y Yue? Bueno, no importaba, ya regresarían. Con un rápido movimiento destapó la botella y llenó la copa. Miró el líquido rojizo y lo hizo girar unos segundos, para después beberlo too de un trago. La ginebra bajó en precipitada carrera por su garganta hasta el estómago, ahí rebotó directo al cerebro. Se sintió aturdido unos momentos: la bebida era fuerte.
De pronto recordó lo que el guardián del sol le había dicho. ¿Y si tenía razón? ¿Y si realmente le interesaba Yue y nada tenía que ver el Poder de la Luna?... no, no, no, eso no podía ser, no DEBÍA ser. Suficiente desafío a la naturaleza con el sólo hecho de crear seres vivos, como si él fuera Dios... aquel había sido un juego peligroso, violar directamente las leyes naturales. Desde ese momento había estado preparado para cualquier cosa, cualquier "venganza divina" que pudiera ocurrir.
"Sí, te preparaste para cualquier cosa, menos para lo que te sucedió"le dijo su mente.
¿Enamorarse? Ese si era un juego sucio... esa era una de las armas de doble filo que ni él podía (ni se atrevía a) utilizar... Enamorarse de Yue era... Enamorarse de SU creación era... Enamorarse de "algo" nacido de su propia energía era... Antinatural!!... Era muy, pero muy peligroso... Además, el guardián había elegido la forma de un HOMBRE; desde que él era niño le habían explicado (su abuela del lado paterno era una mujer cristiana) que las relaciones hombre-hombre estaban prohibidas, que fue por eso por lo que Sodoma y Gorroma fueron aniquiladas por Jehová... Sin embargo... no podía evitarlo... no podía controlar la cantidad de emociones que el joven comenzaba a despertar dentro de él.. ¿Por qué?...
Ocultó el rostro entre las manos. Junto a él la botella de ginebra cayó al suelo, ya totalmente vacía. Permaneció así durante algún tiempo, hasta que una mano tocó ligeramente su hombro.
-Amo?.-
No respondió.
-Amo, se encuentra bien?.-
Pudo sentir como el joven se arrodillaba frente a él. Y contuvo el impulsivo deseo de abrazarlo. Ya no permitiría ningún acercamiento. Por el bien de ambos.
Yue apartó lentamente las manos de su amo, encontrándose frente a frente con aquellos ojos grises, como la claridad de la noche. Repitió su pregunta. El mago se enderezó en el sillón, la cabeza le palpitaba; la ginebra estaba surtiendo efecto.
-Sí estoy bien.- Dijo mientras colocaba sus dedos índice y medio en su sien, apretando un poco para disminuir el dolor, le cual lentamente fue cediendo. No se dio cuenta de que el guardián se incorporaba hacia él.- Escucha Yue, tenemos que.-
La frase se quedó en el aire, el ángel apoyaba una mano contra el pecho del hechicero y con la otra le retiraba con cuidado los anteojos; comenzó a delinear, con la yema de los dedos, los rasgos del rostro. Clow le detuvo, tomando ambas manos entre las suyas.
-Tenemos que hablar Yue.-
-...De.. Nosotros?...- Preguntó el ángel; era paciente. Sí, muy paciente. Si había esperado durante cuatro largos años, podía esperar unos momentos más. Keroberos le había dicho que su amo hablaría con el y le diría lo que quería escuchar...
-. ... "Nosotros" es una palabra apresurada... .- Sin saber por qué comenzó a acariciar las manos el chico.
Yue se acercó un poco más y besó la frente del mago, después, con la misma delicadeza, besó el puente de la nariz y deslizó sus labios hasta cubrir los amados.
Aquel hecho lo tomó por sorpresa y por más que lo pensó no pudo detener al ángel, al contrario dejó libres sus manos y se dejó llevar, contestando al beso. Por qué lo hacía? No tenía idea. Por qué últimamente no coincidía lo que hacía con lo que pensaba o decía?... Maldita sea!! En ocasiones pensaba de una manera, sentía de otra y actuaba de manera contraria a lo que sabía y debía de hacer.
El guardián de la Luna se sobresaltó. Aquello era diferente a la primera vez que él lo había besado; ahora había algo más. Sin embargo algo no cambió, al sabor agridulce. No pudo evitar desear más, sus labios que tantos años habían estado en una sedienta espera, por fin podían saciarse... Lentamente sus manos comenzaron a acariciar por sobre la tela. Cuanto había esperado por aquello? Cuanto tiempo había suprimido la creciente necesidad de sentirlo? Cuatro años... Cuatro años de consumirse lentamente...
Mordió suavemente la parte inferior de los labios del guardián, y en seguida pasó su lengua por los mismos para después introducirla dentro de su boca y reanudar el beso. Yue gimió.
Aquel gemido, nota aguda de un pajarillo, fue excitante y placentero. Disfrutó cada sonido que lograba arrancar de la garganta del joven.
Las manos de Yue, torpes e inocentes (por no decir impacientes), se deslizaban de arriba a abajo por el pecho de su amo, desabrochando botones a su paso. Descendió después por los brazos, trazándolos, hasta sus manos, entrelazándolas con las suyas. Con un rápido y ágil movimiento se sentó sobre las piernas del mago, quien se detuvo sorprendido. El ángel gimió en protesta contra sus labios.
" Oh, Qué más da?" Pensó el hechicero soltando las manos de la joven criatura "Si de todas maneras ya estoy condenado al infierno..." continuó con su exploración por la boca el ángel y rodeó con los brazos su cintura, atrayéndolo hacia sí.
Yue no comprendió del todo lo que estaba sucediendo; la adrenalina recorrió su cuerpo y la sangre subió a su cabeza, impidiéndole pensar con claridad: lo único que quería hacer era sentir... sentir las caricias en su espalda, sentir aquel cuerpo estrujado contra el suyo, sentir, deleitarse con los besos, respirar el mismo aire...
Su amo depositaba pequeños besos en su cuello, besos calientes y expertos, por sus años de experiencia sabía exactamente que sensación producirían, mientras deslizaba su lengua por el mismo. El ángel acariciaba el cabello del mago, enredando sus dedos en él, gimiendo débilmente ante la deliciosa sensación.
De pronto la poca luz que había desapareció y fue sustituida por una resplandeciente lluvia de plumas. Clow abrió los ojos y se encontró envuelto en un capullo de plumas; el ángel lo había cubierto con sus alas. El interior de aquel capullo era hermoso: una dimensión creada por el dueño de las alas sólo para ellos dos... ante la confusión del mago, sonrió...
- Le gusta?.- preguntó quedamente mientras tomaba su rostro entre las manos y pasaba los dedos, largos y suaves, por sus cabellos negros.
- ... Sí... .- respondió maravillado ante la hermosa y cristalina sonrisa de Yue... era la sonrisa de los niños, pura, llena de amor y sin miedos ni malicia... Cómo pudo él crear un ser tan perfecto?... No... no lo merecía... Tomó una de las manos entre las suyas y besó la palma, sonriendo ante el estremecimiento del ángel.
- Yue-Chan.- Dijo lentamente manifestando sus pensamientos.- mereces algo mejor que yo... .-
La magia del momento se rompió.
- No!.- Negó energéticamente con la cabeza.- Yo lo quiero a usted amo y a nadie más!.-
- No, no, no.- Contestó el mago empujándolo suavemente, liberándose así del capullo.- Yue-Chan yo te dí vida para que fueras mi guardián, no mi criado, mucho menos mi esclavo.-
El ángel se abrazó contra su pecho.-No! Yo seré todo lo que usted quiera. Si no le gusta como actúo, dígame como quiere que lo haga y yo lo haré; dígame como pensar y yo pensaré de acuerdo a eso; dígame que salte y yo saltaré. Por favor, déjeme ser su criado, su esclavo, su guardián, su todo.-
Sin decir más Clow se levantó y entró en la habitación que se encontraba detrás del librero, donde mantenía sus libros de magia.
Yue permaneció sentado en el sillón, probando con tristeza el sabor a hiel de la realidad: sus sentimientos nunca serían correspondidos. Estúpido Keroberos que le había dado esperanzas!.
El barullo en la aldea aumentó de sobremanera. En medio de la gente estaba Matthew Hopkins hablando, convenciéndoles con unos argumentos impresionantes. Tanto era su poder de convencimiento, que hasta los más escépticos comenzaron a creerle. Ya habían soportado demasiado tiempo a las brujas, era la hora de liberarse de todas de una buena vez. No podían esperar ni un día más...
- ¡¡¡Que comience la cacería de Brujas!!!.- Gritó el cazador.
Los aldeanos aceptaron. Tomaron innumerables palos, los rosearon de aceite y con un poco de paja, después les prendieron fuego. También se armaron de varas, palos, piedras, cuchillos, herramientas para trabajas la tierra, entre otros.... todos comenzaron a avanzar.
A espaldas de Hopkins estaba Torchia y sonreía; como un padre orgulloso de su hijo. Sacó de una bolsa de cuero, que traía en la espalda, un manuscrito y apuntó en el como encabezado en una hoja blanca: "VIC. I.T VIR". Cerrándolo con cuidado volvió a meterlo a la bolsa y siguió a la muchedumbre.
La cosa resultó a pedir de boca; tal cual como se había planeado. Aunque para todos los demás (en especial hombres y mujeres) fue una pesadilla: la gente irrumpía en los hogares y sin importar si había o no familia presente, agarraban a garrotazos a la mujer de la casa. Los niños se ocultaban bajo las mesas, sollozando asustados, mientras escuchaban el siniestro silbido de las armas al romper el viento y estrellarse contra la blanda carne. Muchos escucharon el aterrador sonido que se produce al romperse un lápiz o una vara... el sonido de un hueso al quebrarse...
Varias casas ardieron lanzando al cielo bocanadas de cenizas y humo, que se expandieron por toda la región, oscureciendo las estrellas.
Dentro de ese caos total un hombre rompió una botella de vino y pensaba estrellarla contra la base del cráneo de su mujer, pero Hopkins lo detuvo.
- Esto el JUSTICIA.- Dijo.- Más no asesinato o venganza... ¡Nadie deberá morir de día de hoy!.-
El asalto a las viviendas continuó. Matthew era quien la dirigía: mandaba a las "brujas" ( o "brujos", ya tenían a dos hombres; uno había intentado defender a su esposa y el otro era un sacerdote) a las celdas de una vieja iglesia en el centro de Anglia del Este. Torchia sólo lo observaba, complacido.
El cazador volteó a su costado y vio como unos de los aldeanos forcejeaba con una joven mujer... los cabellos dorados, los labios rojos carmesí, las mejillas rosadas y los ojos azules, tan claros y luminosos como el día... él la reconoció en seguida.
-Anne West!!.-
-¡¡Hopkins!! ¡Por Dios, detén esta locura!.- Dijo la joven zafándose del hombre y acercándose al cazador .- ¡Tú bien sabes que ni yo, n ninguna de esas mujeres somos brujas!!.-
No contestó y regresó su mirada o Torchia. Después de unos momentos, sonrió.
-Lo siento querida.- Dijo dejándose a relucir su colmillo de lobo.- pero así son las cosas. Enciérrenla.-
"¿Por qué me haces esto, Dios? ¿Por qué me das un manjar si sabes que NO debo tocarlo?.... ¿Moriré de sed estando rodeado de agua?... ¡No es justo!"
No, realmente no era justo. ¿Por qué tenía que sucederle esto? Bien es cierto lo que dicen: "Afortunado en el juego, desafortunado en el amor"... o algo así. Él tenía un poder enorme y era reconocido por la gran mayoría de los magos (sobretodo por los jóvenes) como "El hechicero más poderoso de la historia", un título bastante ambicioso. Aunque casi no asistía a ningún concilio (excepto a la de los Wicca, pues era uno de los siete del estrado), todos conocían su trabajo. Tenía gloria, fama, vida, poder... si se lo proponía podía destruir el planeta o esclavizar a la humanidad: pero jamás lo haría, no tenía intenciones de convertirse en dictador o destructor; además eso iba en contra del voto que hizo "Haz lo que quieras , no dañes a nadie".
Sin embargo ese era sólo un lado de la moneda. Del otro lado era tristeza. Aunque no lo parecía, su vida emocional era un desastre. Para empezar jamás se llevó bien con su madre, como todas las mujeres del Clan Li era demasiado autoritaria; desde pequeño le había exigido más de lo que sus fuerzas podían dar, por que sería "el futuro jefe del Clan". Como resultado de aquella relación de caracteres opuestos, él había huido de casa a los quince años, eludiendo su dichosa responsabilidad. Vagó un tiempo por las tierras de China hasta que tomó una decisión: iría a Inglaterra a la casa de su padre (el cual había muerto en la hoguera hacía cosa de tres años). Pero el viaje era arduo y largo, sobretodo sin dinero. Fue en este tiempo cuando conoció a Tedrescher, quien era un vagabundo que practicaba la magia folklórica y prácticamente lo "adoptó" (aunque nunca lo consideró como un padre). Juntos llegaron a Francia, pasando por mil y un aprietos, cosa que los hizo buenos amigos. Para poder conseguir dinero y pagar el boleto del barco, ambos se pusieron a trabajar la tierra en distintas fincas. Un año y meses pasaron en Francia; con los diversos trabajos físicos que había realizado bajo el sol, su espalda creció fuerte y ancha, sus brazos eran delgados pero poderosos, había perdido la delicadeza de las manos pero también ganó un peculiar bronceado.
En los dos años que habían pasado desde que huyera de China, él había cambiado mucho. La vida lo había tratado con la punta del pie y eso le sirvió de experiencia; aprendió sobre la naturaleza humana (no se puede confiar en cualquiera... ) y sobre la vida salvaje... pero el golpe más duro vino en Inglaterra. Él fue a ese país buscando refugio ¿Y qué encontró? Desdén. Su familia lo había rechazado. Inclusive su abuela, a la que idolatraba, lo había negado. Aquello lo destrozó. Fue en ese momento de su vida en el que se dio cuanta que se encontraba totalmente solo (Se separó de Ted al llegar a la Gran Bretaña) y si quería su felicidad tendría que luchar por ella. Tenía 17 años cuando comenzó a estudiar (bueno, terminar sus estudios) por cuanta propia y a trabajar, sentía que se había dado cuenta de la realidad demasiado tarde, sin embargo era joven y tenía toda una vida por delante, puesto que hay gente que se da cuenta cuando ya es demasiado tarde, o que jamás se da cuanta o bien, que prefieren ignorarlo. También fue en esta etapa cuando conoció a Gandalf y con él adquirió sabiduría y aprendió a madurar emocionalmente. Después de eso vino un tiempo de relativa tranquilidad, en el cual se volvió a encontrar con Ted. Gandalf le enseñó la sabiduría y a pensar; Tedrescher a divertirse y a actuar... Sin embargo, llegó 1601... y sucedió lo del "Pez Dorado", ahora él y Ted lo tomaban como broma, pero lo que pasó no fue cosa de risa... él había MATADO intencionalmente... bien podía decir el ilusionista, que había sido un accidente, que fue en defensa propia o que aquellos sujetos lo merecían; pero eso no era más que ocultar el hecho... el hecho de que él había dado ese golpe, ese ataque mágico, con odio. Él había deseado matarlos...
Pasó nerviosamente las manos por su cabello y humedeció sus labios resecos. Vio que temblaba ligeramente.
- Oh! Vamos Clow!.- Se dijo.- Olvida ya eso. Pasó hace mucho tiempo.-
... Lo que siguió después de eso fue una serie de eventos encadenados entre si, que desembocaban en un mismo lugar: la muerte de Rebecca. Durante toda su vida él había conocido a una infinidad de mujeres, pero nunca se había preocupado ni interesado tanto por una como en ella... Se había enamorado de ella sin siquiera darse cuenta. No sabía como ni cuando había pasado, pero un día descubrió lo que ella significaba para él (y viceversa); que extrañaba hablar con ella, su silenciosa compañía, su aire ausente, su increíble fragilidad... perderla había sido una puñalada, la peor de todas... y así llegaba a ese momento, finales de marzo de 1645... así llegaba a Yue... de que el guardián lo amaba no tenía duda alguna; siempre con cada uno de sus actos se lo había gritado. ¿Y qué había hecho él? Ignorarlo. Había elegido taparse los oídos y cerrar los ojos ante todo el cariño que el ángel siempre había estado dispuesto a darle; lo mismo había hecho con Anne. ¿De qué tenía miedo? ¿De amar? ¿De arriesgarlo todo con alguien? ¿De volver a ser traicionado? ¿De que le negaran la ayuda en los momentos que más lo necesitara?.
Permaneció sentado sobre la silla mirando el techo. Después se puso en pie, alisando las arrugas de la bata. Llevaría a cabo lo que se había propuesto desde la mañana, antes de que todo aquello ocurriera.
Yue continuaba en la biblioteca, sobre el sillón. Ya no pensaba en nada. No tenía ganas de pensar en nada. Había gastado todas sus fuerzas pensando qué fue lo que hizo para que su amo lo odiara; por que estaba seguro de que lo odiaba, ¿De qué otra forma podía explicar que no quisiera estar cerca suyo ¡No era justo! ¡Él no había hecho nada , nada para ganarse su desprecio! Lo único que había hecho fue amarlo, ¿Eso era pecado? ¿Estaba mal haber intentado darle todo? Supuso que sí.
Se encogió en el sillón, como un niño asustado, y lloró en silencio. No sollozó, ni se estremeció, ni hizo algún sonido... solamente las lágrimas nacieron en sus ojos y fueron a morir a sus labios. En la oscuridad de la habitación, sentado sin hacer ningún movimiento ni emitir ningún ruido, parecía realmente una estatua de mármol.
Afuera no soplaba el viento y una oscuridad se había tragado las estrellas; inclusive los pocos rayos de luz lunar que quedaban estaban siendo opacados ya. Era una de esas noches en las que todo se te pinta con tristeza y melancolía; en las que te planteas preguntas y tienes posibilidad de responderlas como un verdadero poeta; pero también era una de esas noches en las que la esperanza se perdía.
La única luz de la habitación provenía de una vela. Él estaba echado sobre la cama, atento a la noche que se extendía a través de la ventana. Todo parecía presentársele en negro y una vocecita dentro de él le decía que las cosas entre su amo y Yue no habían resultado bien. Eso no le gustaba, por que era lo último que él podía hacer por su compañero... lo demás corría por cuenta del mago y de la manera en la que Yue aprovechara la situación... Sabía que al hacer eso perdería para siempre su oportunidad con el ángel, si es que alguna ves tuvo una, pero aun así se sentía feliz. Aunque tenía que admitir que en esos momentos sentía el doloroso aguijón de los celos traspasarlo.
Keroberos se desperezó de un salto y se acercó a la ventana. Sus ojos dorados pudieron ver que algo se incendiaba en el pueblo y también que pequeños puntos de luz roja, sin duda el fulgor de antorchas, se iban, no, venían por el camino. No le dio importancia y volvió a echarse en la cama, para continuar pensando.
Una columna de energía rodeaba su cuerpo y lentamente se acumulaba en el báculo en forma de sol. Su concentración era total y exclusivamente de lo que hacía; trasformaba su energía positiva en negativa y la pasaba en grandes proporciones a un solo punto. Trazó en su mente el rostro de una criatura; una niña de largos cabellos grises y ojos azules.
Abrió de pronto los ojos y con un movimiento brusco golpeo el aire frente a sí con el báculo, mientras gritaba un hechizo. Una explosión de luz se sucedió y él salió disparado hacia atrás chocando con la pared de piedra.
Tanto Yue como Keroberos sintieron el choque de la energía y se apresuraron a la habitación, donde habían sido concebidos.
Cuando la luz se disipó pudo ver una carta, igual a las demás: naranja-rojiza con los bordes dorados, al frente y centrado tenía una imagen, la criatura engendrada; a sus lados dos pequeñas estrellas doradas; sobre ella una runa sobre un sol y bajo la imagen una luna y un letrero "Vacío". Al reverso traía el símbolo que representaba a Clow (el mismo que aparecía cuando usaba un hechizo o el que traía al reverso de su capa ^ ^): un sol encerrado en un círculo con una luna al costado y diversas runas, vueltas a encerrar en otro círculo mayor.
La carta voló a sus manos. Y él se sintió cansado, terriblemente cansado. Por más que lo intentó no pudo ponerse en pie. Su respiración se volvió agitada.
La puerta que comunicaba la habitación de piedra con la que contenía los libros se abrió de golpe. El león dorado y el ángel entraron apresuradamente.
- Qué fue eso?.- Le preguntó el guardián del Sol, mientras ayudaba a Yue a sostenerlo.
- Lo que sucede es que tenía que... crear una carta que contrarrestara, el poder positivo de las demás, para crear un equilibrio... Esta nueva carta tenía que estar cargada de energía negativa... .- Hablaba con de dificultad, deteniéndose continuamente para tomar un poco de aire.- ... Y tuve que transformar mi energía positiva en negativa, eso requirió demasiado poder, por lo que ahora estoy exhausto.-
- No debería hacerlo... .- Habló tímidamente Yue, herido todavía por lo pasado en la biblioteca.-Eso podría acabar con su vida... .-
- No tienes nada que temer, no me pasará nada, con un poco de reposo bastará.-
Intentó sonreírle. No tenía caso que le tratara con desprecio, pues de todas maneras, no era culpa de él.
- Aún así... .- Insistió el guardián lunar.
- Ya.-
Un dedo se posó sobre su labios callándolo.
- Solamente necesito un descanso.-
En ese momento sintió que algo, algún peligro, se acercaba.
- Escúchenme.- Dijo avanzando hacia la puerta.- por favor quédense aquí unos momentos... .-
- Por qué?.- El león lo miró extrañado.
- Solamente... .-
Un ruido llegó hasta ellos. El sonido producido por las voces y pisadas de varios hombres. El mago frunció el ceño.
- ¿Qué sucede amo?.- preguntó Yue.
- no... puede ser...- murmuró el hechicero, comprendiendo de pronto que aquellas voces eran de los aldeanos del pueblo....- Sólo quédense aquí y no salgan... sin importar lo que oigan.-
- ¿Qué???.- Keroberos se sobresaltó.- ¿Por qué?.-
Clow tardó unos momentos en responder. "Confían en mi?" preguntó al fin.
- Sí.- La respuesta clara, inmediata y sin titubeos del guardián de la Luna lo dejo asombrado. El chico tomó una de sus manos entre las suyas y la estrujó contra el pecho. Keroberos asintió con la cabeza.
- Entonces... obedezcan... .-
- Pero.- Interrumpió Keroberos.- ¿Qué sucede?.-
El ruido se hizo más intenso y escucharon unos golpes en la puerta, los cuales resonaron, con un tétrico eco en toda la casa.
- ... ¿Recuerdan a los cazadores del brujas?.-
- Ajá.-
- ... Ellos son los que tocan la puerta... saldré a ver qué quieren... .-
- De ninguna manera!.- El león se interpuso entre la puerta y el mago.- Y menos en ese estado! Usted sabe lo que ellos quieren, lo mejor será que no vayamos.-
- No.-
-Amo, Keroberos tiene razón.- El ángel apretó con más fuerza la mano.
- Lo sé.-
-Vamonos.-
Ante las constantes insistencias de ambos el mago hizo un movimiento y murmuró una palabras: los guardianes cayeron inconscientes al suelo. Se liberó de la mano del ángel (que aun sostenía la suya) y dejó junto a ellos a las cartas, mientras salía de la habitación. De pronto todo se oscureció.
Al llegar a la casa Hopkins les hizo detenerse, no deseaba entrar, irrumpir con brusquedad... todavía. Además momentos antes habían visto un desprendimiento de luz, quizás algún hechizo, eso sirvió para disipar las dudas que tenían algunos aldeanos sobre si era o no un "brujo". Tocó a la puerta y no hubo respuesta. Volvió a tocar y todo continuo en silencio. Con un movimiento ordenó que la derrumbaran. Dentro todo estaba tranquilo, no había señales de vida. En eso creyó escuchar un ruido y corrió, seguido de los demás a la biblioteca de la casa; ahí vio de espaldas a un librero a una figura. Asentó un golpe a la cabeza de la figura.
- Quemen la casa.- Ordenó levantando en brazos al mago, ante las miradas sorprendidas de los campesinos al ver las extrañas ropas.
Lentamente lo fue despertando una sensación de calor en el cuerpo. Pero no pudo tomar conciencia de su alrededor, tenía un terrible dolor de cabeza y por algún motivo no podía mover las manos, ¿Las tendría amarradas?. Entreabrió los ojos y lo que vio lo dejó pasmado. A lo lejos vio una hoguera, enorme. El fuego se levantaba al cielo en grandes lengüetas, las llamas, mecidas por un viento ligero, estaban en tétrica danza mientras lamía a las copas de los árboles cercanos. La chimenea y varias partes más vomitaban bocanadas de humo. Su casa ardía. El techo cayó y rápidamente el fuego lo fundió.
- "Yue"... .- Murmuró antes de volver a perder la conciencia.
Un dolor en la pierna lo hizo levantarse de golpe. Con asombro vio que la tela estaba ardiendo. Con las manos apagó el fuego y se dio cuanta que estaban rodeados de llamas.
-Keroberos!! Despierta!!!.- Gritó y zarandeó al león.
El guardián del sol se puso en pie. Yue tomó las cartas, no podían utilizarlas, no sabían como.
- Salgamos si no queremos quedar rostizados.- Apuntó el león moviéndose con cuidado hacia la puerta.
- ¿No puedes parar esto?.- Preguntó el ángel y su semblante se entristeció un poco: los libros de magia de su amo estaban alimentando al fuego, de algunos ya no quedaba nada.
- ¿Qué te hace pensar que podría hacerlo?.- De un golpe con sus patas traseras derribó el estante de libros que obstruía el camino.
- Tu elemento es el fuego, pensé que tal vez... .-
- Entiendo, pero el fuego sólo aumentará el fuego... .-
Las llamas estaban a todo su alrededor: el sillón, los libros, la alfombra, las cortinas, todo ardía. Salieron como pudieron de la habitación, sin embargo cuando llegaron a la estrada se encontraron con que estaba obstruida por una enorme viga de madera. No podían pasar.
- Demonios! No moriré aquí!.- El ángel extendió sus alas plateadas y se encaminó a las escaleras, esquivando pedazos de madera que caían del techo. Keroberos lo siguió.
El único camino por el cual podían pasar era por el cuarto de su amo. Apenas alcanzaron a llegar puesto que el techo se derrumbó produciendo un ruido sordo. Una vez en el cuarto Keroberos se tuvo que lanzar contra el cristal de la ventana para poder abrirla. Cayó al suelo y comenzó a toser, había aspirado demasiado humo. Sin embargo tenía que alejarse de ahí antes que el fuego lo alcanzara. Cuando se disponía a irse se dio cuanta que el ángel no bajaba.
- Yue! ¿Qué estas haciendo?!?! Baja ya!!.-
No hubo respuesta. El guardián se disponía a volver a subir cuando una sombra plateada cayó junto a él. En sus brazos traía una pequeña cajita de madera.
Volvió a despertar, pero estaba en un lugar sin luz. Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad pudo distinguir que era una especia de habitación, de piedra, pero vieja. No había ningún mueble ahí. Pero no estaba solo, en diversos puntos pudo ver a mucha gente, casi en su mayoría mujeres. Fue extraño, lloraban, y él no pudo asimilar todavía el por qué.
- Hasta que despertó el bello durmiente. Llevas durmiendo toda la noche desde que te trajeron y la mayor parte del día.- Dijo una anciana mujer sentada a su lado.
- D-donde estoy?.- Preguntó sentándose, dándose cuanta que estaba acostado sobre un montón de paja.
- Estas en las catacumbas de Sta. Catalina.-
- La Iglesia del pueblo? Qué hago aquí?.-
- Vaya! Creo que te dieron más duro de lo que pensaban... Acabas de ser condenado a brujo.-
- Eh?.-
- Mira, es mejor que lo sepas ya y no te hagas ilusiones de que fue un error. Todos los que estamos aquí estamos condenados a la horca, hicieron los juicios mientras estabas inconsciente.-
- Ya veo... .-
- No estas muy preocupado por tu futura muerte, ¿verdad? ¿Cómo te llamas?.-
- Read Li Clow, señora.-
- Mucho gusto Sr. Read, yo soy Cristina Adam´s. Es bueno conocer a alguien más antes de la horca.-
El mago no respondió y dirigió su vista a los alrededores, dándose cuenta de que estaba dentro de una especia de celda. En eso escuchó un escándalo proveniente de más al fondo. Se acercó a las rejas a ver de donde provenía el ruido; unos hombres sacaban a la fuerza a distintas mujeres de sus celdas.
- Cuando caiga el sol se llevaran a cabo las primeras 15 ejecuciones.- Le dijo Cristina.- Mañana al despertar el alba seguiremos nosotros (quince también), y para terminar en la noche las últimas 15.-
Antes de que respondiera una de las figuras logró escapar y el pudo ver bien sus facciones.
- Anne!!.- Exclamó sorprendido.
- Clow!! ¿Usted también?!.- La joven se arrodillo frente a la celda, a la altura de él.
Los hombres trataron de ir por ella, pero una mano les detuvo, la de Hopkins.
- Yo tengo razones para estar aquí, pero tu?.-
- Ya ve... "así son las cosas" dijo Hopkins.- Ella tomó las manos del hechicero entre las suyas a través de las rejas. Sus ojos se cristalizaron.
- ¿a dónde te llevan?.-
- Yo lo amo!!!.- Exclamó de pronto la joven mujer y él se quedó estupefacto.- Lo siento. Pero no quiero morir con eso dentro de mi. Necesitaba decírselo.-
Las lágrimas surcaron sus ya enrojecidas mejillas. El mago las limpió con el dorso de la mano.
- No importa, querida Anne.-
La chica se acercó a él y besó sus labios a través de las rejas, y él se lo permitió. Sintió como ella sonreía débilmente.
Hopkins tronó los dedos y algunos aldeanos se acercaron a la pareja, agarrando a Anne.
- Suélteme!!.- chilló ella tratando de liberarse de los hombres.
- No!.- El mago la alcanzó a sujetar por la mano. – Ai... ai Shiteru Anne!!!.-
La chica sonrió y en ese momento sus manos resbalaron y ella desapareció en la oscuridad.
Golpeo con todas sus fuerzas la pared de la celda. La sangre escurrió por sus nudillos rotos.
- ¿Se encuentra bien?.- Preguntó Cristina acercándose a él.
- No!... Lo he perdido todo... .-
Y era la verdad. ¿Dónde estaban sus guardianes? ¿Dónde estaban las cartas? En las ruinas de su casa... habían sido reducidos a cenizas. Toda su compañía, las cosas que más quería, las había perdido... ¿Qué caso tenía entonces continuar alargando su existencia?... Sonrió con dolor al darse cuanta que moriría el mismo día en el que Rebecca...
Durante toda la noche él pensó. Pensó en lo que había pasado últimamente... pensó en Anne. "Ai Shiteru" había dicho, pero realmente él no la amaba de esa forma, no sabía por que lo había dicho, tal vez, para no romper más las ilusiones de aquella hermosa muñeca de porcelana... Y durante toda la noche estuvo a punto de llorar, pero no lo hizo, las lágrimas se rehusaban a salir. No podía llorar...
El día comenzaba ya. Prometía ser un hermoso día, prospero, lleno de ilusiones. Los pajarillos cantaban en los árboles y revoloteaban por un cielo gris, que despertaba. Sin embargo era todo lo contrario. Los acusados de brujas eran conducidos a un claro, rodeado de piceas, hermosos árboles parecidos al abeto, de tronco rojizo, agujas verdes y piñas colgantes.
En medio del claro había una plataforma, construida hace poco, pues casi no tenía marcas. En la plataforma había palos, grades, unos dieciséis en total y de los palos colgaban gruesas cuerdas, meciéndose oscilantes de un lado a otro.
Subieron a los acusados, atándoles las manos a la espalda y pasándoles la soga por el cuello.
Clow permaneció en silencio durante todo el camino... En ese momento sólo traía puesta su bata blanca, le habían quitado las demás ropas. Y por primera vez en muchos años, su mirada volvió a ser inexpresiva. Anne ya había muerto.
Hopkins se acercó a él, tomándole por el mentón para obligarlo a verlo de frente.
- ¿Qué se siente saber que morirás en mis manos?.- Preguntó con su sonrisa de lobo.
- Nada.- Contestó el mago clavando sus ojos grises en los de él.
El cazador arqueó una ceja confundido. El esperaba un insulto, algún alardeo o una sonrisa... Lo que no esperaba era esa respuesta suave, casi inexpresiva, que le pareció tan impropia de él.
Bajó de la plataforma y se colocó a un costado de uno de los árboles de picea. Observando, dispuesto a jalar una palanquita, con la que todo terminaría.
Mientras todos estaban ahí, vociferando, lamentándose, llorando, él permanecía en silencio. Un tétrico silencio que inundaba su cabeza , donde no escuchaba ni siquiera el sonido irregular de su respiración, ni el eco de los latidos alarmados de su corazón. Estaba lejos, ido. Muy lejos de aquel lugar, esperando. Sí, esperaba que todo terminara de una buena vez; no por que lo hubiera aceptado como su fin, sino por que se había resignado. No podía hacer nada para salir de aquella situación, pues sus poderes mágicos estaban demasiado debilitados y volverlos a utilizar sería un suicidio... Además sus guardianes y las cartas (todo su amor, dedicación, esfuerzo, angustia, alegría... ) había ardido junto con la casa.
De repente el cielo se oscureció y comenzó a tronar. Grandes líneas se dibujaban durante unos segundos en las nubes de tono grisáceo. Parecía un mar embravecido. No llovía, ni tampoco soplaba el viento.
Él levantó la cabeza, el lugar estaba impregnado con un poder mágico, el cual le parecía conocido pero al mismo tiempo distante. El aire se volvió pesado, viejo: como si se hubiera estado estancado ahí durante miles de años. Era casi irrespirable.
"Los relámpagos.." Pensó el mago viendo el cielo. Eran muchos, todos nítidos y certeros, como si hubieran sido pintados por el cincel de Dios... o del diablo.
Sonrió irónicamente ante pensamientos tan estúpidos. ¿Acaso moriría con aquella idea en la cabeza? Por supuesto que no. La sonrisa se le borró del rostro y trató de invocar recuerdos mucho más gratos.
En ese momento y de improviso, un relámpago se estrelló contra uno de los árboles de picea, el cual se derrumbó envuelto en llamas frente a la plataforma. Los aldeanos retrocedieron gritando, sorprendidos y aterrizados... aunque no tanto como las pobres victimas, pues las llamas subieron rápidamente y se esparcieron con increíble facilidad, como cuando se derrama un vaso de agua sobre una mesa lisa.
Hopkins, quien no se había movido en ningún momento, miraba atentamente las llamas. Sintió la desesperación de los infelices acusados, vio como se retorcían tratando de huir del fuego, llegó hasta él el tenue aroma de carne asada; todos sus sentidos estaban atentos y por una razón que no comprendió aquello fue el alimento más nutritivo que recibiese su alma. Miró la antorcha que tenía en su mano izquierda y al momento la arrojó a la plataforma, inmediatamente se fundió con las llamas.
A pesar del calor que desprendía el fuego un escalofríos le recorrió. A sus espaldas se encontraba Torchia, con el manuscrito de "De Vmbrarum Regni Novem Portis" (Las Nueve Puestas del Reino de las Sombras) bajo el brazo, el rostro inmutable, la sonrisa maliciosa, la mirada fija y los ojos sin pupilas. Parecía estar rodeado de un aura verde. Aunque Torchia no lo miraba, el cazador sintió terror.
Las llamas se alzaban frente a Clow como muros impenetrables, las lengüetas de fuego rozaban su cuerpo. No se movía, pues sabía que eso sólo acercaría las llamas y de paso la cuerda podría cerrarse sobre su cuello. Pero estaba desesperado: una cosa era morir en la horca, donde la cosa duraría unos segundos, en lo que la soga le quitaba el aire; y otra muy diferente era morir en la hoguera, quemado vivo, donde el dolor sería insoportable. Bien podría decir algunas personas que el fuego no es el que los mata en sí, sino el humo, que asfixia. Suposiciones. ¿Quién había sobrevivido a la hoguera y afirmado tal cosa? ¡Nadie! Y los gritos de los condenados no eran suposiciones, los rostros horrorizados y comprimidos por el dolor no eran suposiciones, ni tampoco eran suposiciones el nauseabundo olor a carne humana carbonizada. No. Las suposiciones estaban fuera de lugar en ese momento.
Mordió sus labios reprimiendo un grito, cuando el fuego hizo contacto con sus antebrazos. Instintivamente dio un paso al frente pero la soga le impidió irse y se vio obligado a retroceder: sintiendo como el fuego chamuscaba sus ropas y amenazaba a sus pies desnudos; le ardían las manos y los antebrazos, así como el rostro y el cuello. ¡Y tenía un calor insoportable!
Su nariz comenzó a sangrar: había demasiado humo en sus pulmones y esto provocaba una hemorragia...
Fue entonces cuando se dio cuenta de algo curioso; el fuego lo rodeaba pero no se acercaba. Como si hubiera una barrera invisible a su alrededor. De pronto una voz sonó fuerte y clara dentro de su cabeza y los ruidos exteriores desaparecieron. Decídete. Clavó los ojos en la cortina de llamas y distinguió una figura. Sombría e inhumana. Lo que jamás olvidaría serían sus ojos animales, con una franja dividiéndolos verticalmente. Eran diferentes a los felinos de Yue, fríos y distantes (pero debajo de todo aquello colmados de ternura).O a los de Keroberos, astutos y juguetones. Estos eran como el de las serpientes, salvajes y listos para saltar sobre su arrinconada presa, llenos de una maldad injustificada.
El mago echó la cabeza hacia atrás y enseguida la regresó adelante, como si hubiera recibido el disparo de un arma de fuego... El pensamiento de aquella criatura había vuelto a penetrar en su cerebro. Decide. Ya no hay tiempo.
-¿Decidir qué?.- preguntó y al instante la criatura se desvaneció.
Y como si hubiera sido liberadas de alguna urna de cristal, las llamas se abalanzaron sobre él, incendiando la bata blanca. Reprimió otro grito mordiendo sus labios hasta hacerlos sangrar. De pronto, surgió una duda, gritando desde lo más profundo de su ser: "¿Deseo morir?". Abrió un ojo, la sangre goteaba y escurría por la herida arriba de la ceja. "No. Pero es inevitable" Se dijo. "Y... si yo vendiera mi...". "...Alma?" Acompletó. Negó firmemente con la cabeza. El alma era lo más preciado que cualquiera pudiera poseer, pues el cuerpo era algo transitorio, algo prestado que tendría que devolver algún día al polvo... en cambio, el alma era inmortal. No importaba en que situación estuviera JAMAS vendería su alma. Hacerlo sería como traicionarse a si mismo y a un poder superior. Se irguió orgulloso, esperando que las llamas terminaran de devorarle.
Y sucedió que comenzó a llover.
Hopkins observó con asombro la lluvia, pero más asombrado estaba al ver a Torchia retroceder tres pasos, sus ojos regresando a la normalidad, el ceño fruncido y la sonrisa borrada. Parecía decepcionado. Aristide le regresó la mirada y se desvaneció entre las sombras.
Los gritos de los aldeanos no tardaron en aparecer: una niebla sobrenatural rodeo el lugar imposibilitándoles para ver. Detrás de ellos distinguieron una figura con alas, hecha de luz pura... la atención se centró en ella. Mientras nadie estaba mirando otra figura, felina, se acercó a la plataforma y con un movimiento rompió la soga que sujetaba el cuello del hechicero, el cual cayó a su espalda. El león se retiró.
No duró mucho la niebla, pero cuando se disipó (desapareciendo junto con la figura de luz), Hopkins (y los campesinos) pudieron advertir que la plataforma estaba hecha pedazos, la madera chamuscada y los cuerpos calcinados; sin embargo en el lado izquierdo donde la madera estaba menos quemada, faltaba un cuerpo.
El cazador crispó las manos y enrojeció se cólera.
- ¡Desgraciado!.- Aulló.- ¡Regresa! ¡Te encontraré y luego te mataré! ¡Juro que no descansaré hasta que te tenga en mis manos, aunque tenga que vender mi alma al diablo!.-
Verlo en aquel estado tan deplorable le comprimía el corazón. Su amo entre su brazos parecía agonizante: la piel enrojecida, la respiración irregular, serías quemaduras, la ropa chamuscada y humeante. Lo depositó con sumo cuidado sobre la hierba. El hechicero se quejó débilmente.
- ¿Cómo está?.- Preguntó Keroberos acercándose a él.
- Mal. Sólo míralo.- Respondió Yue limpiando con sus ropas la sangre del rostro del mago.
- Sí... pero ¿Qué vamos a hacer?.-
- No lo sé.-
Una vez que lograron salir de la casa en llamas estuvieron escondidos en el bosque, pero siempre cerca del pueblo, sobretodo de la iglesia... Se habían enterado que ahí llevaron a los acusados de brujas. Estuvieron vigilando el lugar. Y cuando salieron los aldeanos escoltando a varias mujeres ellos los siguieron, hasta el claro de piceas... Les sorprendió ver a Anne entre aquellas en la horca, pero no pudieron hacer nada... inclusive Yue se había sentido un poco culpable por haberla abandonado... Después había llegado la mañana del día siguiente y encontraron a su amo. ¿Pero cómo rescatarlo? Pensaron en crear una ilusión para distraer a los aldeanos, pero "algo" estaba obstaculizando el poder, ellos no podían acercarse. Eso los desesperó, y más aun cuando comenzó el fuego. Sin embargo cuando todo parecía perdido la barrera desapareció, fue entonces que improvisaron, Keroberos activó a las cartas agua y niebla, mientras Yue concentraba su energía para "brillar" tal como se lo había enseñado su amo tiempo atrás.
El hechicero se movió en la hierba y comenzó a toser. Escupiendo un poco de sangre con cada movimiento.
- ...Me duele... .- murmuró mientras apretaba con una de sus manos su pecho.
- ¿Qué le duele mi amo!?!.- Preguntó el guardián inclinándose sobre el.
- ...El pecho... .-
Se retorció un poco en la hierba, volviendo a toser. Emanaba sangre tanto de su boca, como de la nariz y los oídos... respirar era cada vez más difícil.
- ¿¿Qué hago Keroberos??.- El ángel volteo a ver a su compañero, con preocupación y miedo en sus ojos.
- No sé!.- Contestó el león con igual preocupación.
- Ker... Kero... beros?.- el mago entreabrió los ojos... .- ¿Y-yue?.-
- Sí, mi amo... descanse... .- El ángel colocó su mano sobre los ojos de Clow y los cerró, sintiendo la piel caliente...
- Está hirviendo, tenemos que refrescarle.-
- Como? Sabes que el único riachuelo por aquí está cerca de la casa, en la cual todavía hay muchos curiosos. Si vamos nos arriesgamos a que nos vean... A menos que... .-
- A menos que?.-
- Podríamos intentar utilizar las cartas.-
El ángel asintió y sacó a las cartas. Las cuales los rodearon, formando un circulo a su alrededor.
- Por favor.- Dijo Keroberos.- Necesitamos de su ayuda... Sobretodo la tuya llovizna.-
Una de las cartas comenzó a brillar y apareció una nievecita sobre la cual iba una pequeña niña. La criatura, casi siempre juguetona y alegre ahora tenía un rostro preocupado; fruncía su pequeño ceño mientras miraba al hechicero. "¿Qué le paso?" preguntó sin necesidad de abrir los labios, comunicándose a la mente de los guardianes.
- Un accidente. Pero necesitamos que lo refresques.-
La carta asintió y de la nube cayeron pequeñas gotas de agua fresca. El mago se quejó, cada gota de agua era como una daga contra su cuerpo caliente. La carta se detuvo y miró a los guardianes otra vez.
- Continua.-
La carta obedeció.
Llegó la noche y ellos se preguntaron que podrían hacer. Entonces como caída del cielo les llegó una idea, bueno, más bien fue un nombre: Danna. Ella vivía a orillas del pueblo y de seguro estaría dispuesta a ayudarles!.
Su casa, una pequeña y alegre construida de madera, se asomaba a la orilla del camino. Desde dentro llegaba una luz pálida, pero agradable, la chimenea echaba pequeñas fumarolas de un humo gris. También les llegaba un tenue olor a incienso.
- Ve tu.- Dijo el ángel al león.
- ¿Por qué yo?.- Replicó.
- Por que si.-
- Grr... .- El guardián del sol se alejó murmurando quien sabe que cosas.
Cuando se hubo encontrado en el umbral de la puerta, tocó. En el interior se oyeron una voces y momentos después la puerta se abrió dejando ver a un muchacho, de no más de doce años. El chico miró sorprendido al león, quien le dedicó una gran sonrisa nerviosa, pero lo único que vio el joven fueron sus dientes afilados. Le cerró la puerta de golpe y el guardián pudo oír inmediatamente después un grito, seguido de un "Nana!! Hay un animal salvaje en la puerta y quería comerme!!". La voz que le dio respuesta Keroberos la reconoció en seguida "Davis! Te he dicho mil veces que dejes esos juegos! Ya sabemos que tienes mucha imaginación pero no nos estropees el cerebro a nosotros!". "No es un juego ni lo imaginé, hay un león en la entrada y me amenazó!". Después de unos cuantos alegatos más la puerta volvió a abrirse, pero esta vez se asomó la anciana mujer.
- Oh! Danna!.- Exclamó Keroberos.
- Por Dios Keroberos!!.- La mujer cubrió su boca y se agachó a la altura del león.- Me alegra tanto verte! Creí que habías muerto cuando incendiaron la casa.-
- No. Nos logramos salvar.-
- ¿Logramos? El chico con alas también?.-
- Sí. -
- Bueno, no quisiera ser yo quien les diera la noticia, pero... saben lo que pasó con el Sr. Read verdad?.-
- Sí. Pero el amo no murió, pero creemos que está agonizando.-
- ¿Qué??? Está vivo?? Donde está?? Está aquí??.-- Está allá atrás con Yue. Necesitamos tu ayuda urgentemente!-
- Por supuesto!.- Se volvió al interior de la casa.- ¡Davis!! Ven para acá pequeño holgazán!.-
- No estaba holgazaneando! Sólo descansaba los pies!.- Dijo el joven acercándose a ellos.
- Es lo que menos importa, quiero que prepares tres camas, tendremos visitas.-
- Visitas! Qué bien!.- Exclamó con alegría el chico.
Dos semanas después parecía que todo regresaba a la normalidad. El pueblo se aquietó puesto que Hopkins y Torchia abandonaron el lugar... Aunque realmente Torchia se fue Venecia, dejando al cazador con su cacería en Inglaterra. Muchos de los que habían participado en la ejecución de brujas se lamentaron por el resto de sus vidas, mientras que otros decidieron simplemente ignorarlo.
Las heridas de Clow sanaron rápido gracias a los cuidados de Danna y a su magia, que poco a poco se volvía a incrementar. Además, durante aquel tiempo logró ganarse a un admirador, el joven Davis quería conocer todo sobre la magia...
Hasta que por fin decidieron que dejarían Inglaterra e irían a vivir a Japón. El viaje sería largo y difícil pero una vez en el país nipón las cosas se mejorarían. Danna y Davis se entristecieron, puesto que eso significaba que ya no volvería a verlos, pero después de pensarlo comprendieron que eso sería lo mejor para todos... Después de mil bendiciones y otro tanto de consejos se dispusieron a partir.
El agua chocaba contra las rocas del acantilado, produciendo un hermoso sonido, tan potente como el rugido de los leones. Llegaban hasta él pequeñas gotitas de agua salada mientras veía hacia el mar... era inmenso, dominante, bello, salvaje, perfecto...
Estaba parado sobre aquel declive observando más allá del mar, donde les aguardaba un largo viaje. Traía puestos unos pantalones color caqui, que Danna confeccionó para él, una blusa de vestir blanca y sobre ella un saco del mismo color de los pantalones, en el lado izquierdo tría un broche dorado en forma de luna y del derecho uno en forma de sol, que se conectaban con una cadena de oro.
- Amo.- La voz del guardián lunar le hizo regresar la mirada. Traía en las manos una cajita de madera. – Tomé esto antes que la casa ardiera... es suyo.-
El mago tomó la cajita y la abrió. "Rebecca West" murmuró. Entonces tomó los aretes y dejó caer la caja al acantilado.
- Pero amo!.-
Clow sonrió y se acercó al ángel. Colocando en su oreja izquierda uno de los aretes, el de color azul-violeta, besó sus labios tiernamente.
- Se te ve bien.- Dijo y el ángel se ruborizó.
En ese momento llegó Keroberos. Y el mago le colocó en una de las orejas el arete de la piedra roja. Se levantó y arrojó los que sobraron al mar.
- Bien.- Dijo volteando a verlos .- Iremos a Japón, como ya les había dicho. Pero para viajar necesitaré crearles una forma falsa... .-
- Forma falsa?.- Preguntaron los guardianes sin comprender bien.
- Así es. Por ejemplo estaba pensando para ti Keroberos, una especia de muñeco de Felpa, para que no llames la atención... .-
- Un muñeco de felpa?!?!?!? De ninguna manera!! Yo soy hermoso así como estoy!.- Replicó.
- No me parece mala idea.- Dijo el ángel viéndolo con su expresión seria.- Creo que te quedaría bien como un osito gordo, hasta cierto punto tierno, así te pondríamos un lazo y podríamos regalarte al primer niño mimado que encontremos.-
- Miserable!!! .- Gritó el león, preparándose para atacar.- Pero hablando de niños, yo creo que a ti te vendría mejor la forma de un chiquillo en pañales, de esos que se chupan el dedo... ¡Así podríamos abandonarte en cualquier puerta! Claro sí es que aceptan a un nene tan feo!.-
La respuesta no se hizo esperar. Clow los contempló divertido, definitivamente adoraba a sus maravillosas creaciones... De pronto llegó a él nuevamente la imagen de la hermosa niña de los ojos verdes, y supo que aquello no podría durar para siempre... no estarían juntos para siempre.
FINNOTAS FINALES DE LA AUTORA:
Konnichi wa!!
Espero esto haya terminado bien, pues es mi primer fic de Card Captor y el primero (y no por eso el último ^0^) tipo Yaoi.
Ya tenía tiempo que quería escribir algo así, sobre todo después de ver el cap. 68 de la serie. El problema era que no sabía cómo empezar, pero ocurrió que vi, días después, un especial en la TV. sobre las brujas y hablaba de la forma de tortura más comunes y los más destacados cazadores de brujas: Matthew Hopkins encabezaba la lista! (Así es Hopkins fue un personaje real, al igual que Anne y Rebecca West, pero no se si serían hermanas) . Y como las CLAMP no especificaron en qué época vivió el hechicero (ni cuantos años), así que mejor tiempo que durante las cacerías de brujas!.
Pequeñas aclaraciones sobre el capítulo dos:
¯ Aristide Torchia fue un hombre que publicó un libro llamado "El umbral de las Nueve puertas del reino de las sombras" en 1666, lo que lo llevó a la hoguera en 1667, pues el libro trataba sobre la manera en que se puede invocar al diablo... Bueno esto es según "El Club Dumas" [Copyright © Arturo Pérez-Reverte].
¯ Gandalf es un personaje de "El Señor de los anillos" [Copyright © John Ronald Reuel Tolkie]. Ok. Al final del libro se va con Frodo y Elrond a quien-sabe-donde, pero de todas maneras aquí esta ^ ^ (él y Arargon son mis personajes preferidos)
¯
"Wicca
es un viaje positivo hacia la iluminación por medio de la veneración del Dios y
la Diosa y el arte místico de la magia. Es una religión chamánica orientada
hacia la naturaleza, así como una mezcla única y excitante de lo tradicional y
lo ecléctico que no busca ni convertir, ni confortar y tampoco controlar.
A diferencia de muchas otras religiones, Wicca no afirma ser el único camino
que existe y no es proselitista en contra de otras tradiciones religiosas (a pesar
de que a veces, por desgracia, lo inverso sea el caso). Wicca no es
anticristiana pero desconoce la existencia del pecado, del Diablo o la
existencia de un Dios juzgador y vengativo, como lo define la cristiandad.
Wicca es una palabra anglosajona que significa "someter" o
"tener sabiduría". Wicca promueve el pensamiento libre, la
creatividad artística, la individualidad y el crecimiento personal, espiritual
y psíquico. Es una celebración del ciclo de las estaciones y de la vida. Wicca
es respetar y vivir en armonía con todas las cosas vivas. Wicca es luz. Wicca
es amor. Wicca es llamada el arte del sabio y es tanto antigua como nueva.
Wicca es un sendero como no existe otro en el mundo.
En mi opinión, Wicca no es exactamente una religión (como concepto) sino un
sendero espiritual. Este camino es una forma de vida, una forma de vivir.
Nosotros no tenemos libros sagrados o iglesias (tenemos libros para nuestro
aprendizaje y círculos de reunión para compartir nuestras ideas y escuchar
otras, pero eso está muy lejos del punto original) como otras religiones pero
eso no significa que no tengamos una base". Por Dillon
Más información en: http://maxpages.com/ciudadoscura/Wicca
¯ La capoeida [Que por cierto está mal escrito debería ser: "Capoeira"] es un arte marcial que involucra el baile de una forma muy artística .
Pequeñas aclaraciones del cap. 3:
¯ El diálogo que sostienen Matthew y Aristide en Norwych, la información es sacada de diversos artículo, pero el más reciente (y del cual me basé más) es el de Campo Ricardo Burgos López, llamado " ¿Y si el Diablo existe?".
¯ La primera canción que Anne canta (a Keroberos) se llama " Ana y Miguel" y la segunda es un fragmento de "Amor de Hombre" ambas pertenecen a Mocedades (todos los derechos reservados).
¯ Lo que Torchia escribe en su libreta cuando Hopkins grita "Que comience la cacería de brujas!!" es latín abreviado (VIC. I.T VIR) y quiere decir Victa Iacet Virtus o La virtud yace vencida. Es el título de una lámina de su librito, en la cual se ve (en algunas) a un santo vestido con armadura sosteniendo en lo alto una espada a punto de degollar a una mujer arrodillada, al fondo un castillo y al lado una rueda dando vuelta a una rueda con tres hombres amarrados...
Demás aclaraciones para los muy, muy observadores:
¯ Cometí dos errores en cuanto a tiempo.
¯ Uno: En el capítulo dos al principio menciono que "después de la derrota de Carlos I" la cual sucedió el 14 de junio de 1645 (en Naseby) pero más adelante (en el cap. 3) el tiempo cambia y no están en Junio, sino en Marzo. Esto sucedió por que me pareció mejor que la cacería de brujas ocurriera en primavera
¯ Dos: El Big Ben (que le debe su nombre a Benjamin Hall )se construyó hasta 1858 (han de recordar que la historia se desarrolla en 1645). Esto fue un error de documentación.
Bien, pasando a la relación Clow/Yue: al principio realmente lo que tenía en mente era que el mago no le correspondiera al guardián, sin embargo conforme fui escribiendo me di cuenta que hacían una linda pareja, no pude evitar enamorarme de ambos ^^. Es una verdadera lástima que en Internet sea escaso el material sobre ellos como pareja. De hecho me parece que he leído como 4 o 5 fics nada más tanto en español como en ingles... a ver: BS y Vértigo ambos escritos por Sparkle, en ingles (haré un pequeño paréntesis para decir que el segundo (vértigo) me mata. Es un lemon pero más que nada muy sugestivo, sin caer en la vulgaridad; además tiene escenas realmente fascinantes, un pequeño ejemplo es al final cuando ya todo paso el guardián mira a su maestro y dice "Por qué me dio tanto? Yo... yo no necesitaba tanto" Ah!!! (;_;) El único pero que yo le pondría es que no me gusta la actitud de Clow, sinceramente me da la impresión que violó a Yue -_-U) ... Y en español pues... "Recueros del primer amor" y "Touya, Clow y el pasado de un ángel" ambos escritos por Isilme. El primero es sencillamente divino no doy ni un pero. El segundo... pues para empezar he de decir que fue el primer fic que leí sobre Yue (no me llamaba mucho la atención el personaje. Pero ahora Sí ^ ^). Bueno, realmente no me gusta la relación Touya/Yue (lo siento fanáticos pero Kinomoto me cayó como patada al hígado desde los primeros capítulos) pero soy una especie de masoquista (lo digo por que he leído "Soñando con un ángel", "Azul o Violeta?" [O_O], "El corazón de un guardián" [excelente fic, por cierto] Etc.) así que lo leí hasta el final.
Pero he de admitir que mi pareja favorita es y seguirá siendo Sakura+Shaoran ^^. Pensaba escribir mi segunda historia sobre ellos dos pero después de ver la infinidad de fic's que existen en Internet mejor decidí concentrarme en otro personaje, que igualmente me gusta mucho.
Después de haber leído la historia se preguntaran : "¿Le gusta Clow?". Y la respuesta es: ¡¡¡¡Sí!!!! ¡¡Lo adoro!! ¡¡Lo idolatro!! ¡¡Me encanta!!. Y como siento que es un personaje al que casi nadie toma para sus historias, pues yo escribiré, y escribiré y escribiré (hasta que me harte) sobre él ^ ^, así que no se sorprendan si encuentran la continuación de este fic...
Y eso es todo por que esto ya salió muy largo.
Atte:
Darkness
La Paz B. C. Sur, Agosto del 2001
Para cualquier comentario, duda, recomendación, tomatazo, jugosas donaciones para una noble causa (yo) etc., escribirme al: darknessc@mechpilot.com o al darknesskm15@tokyo-3.com
-*-*- Cancioncita promocional -*-*-*-*-*
Casi 400 años han pasado desde aquel incidente con la horca, ahora son nuevos los tiempos, nuevos las maneras de pensar y nuevos los maestros de cartas... Eriol Hiragizawa, la reencarnación de Clow, tendrá que enfrentarse a su pasado como Clow y a su futuro como Eriol, lo que le causará tremendos problemas de personalidad (el por qué ya lo leerán).
Esto y mucho (mucho) más en:
"Una Sombra En El Pasado"
UNA SOMBRA EN EL PASADO:
PRIMERA PARTE: "Sigue el mundo su paso, rueda el tiempo"
En Inglaterra hay un pequeño niño bastante extraño: ¿Su nombre? Eriol Hiragizawa, ¿Su edad? 6 años, ¿ Su problema? Predicciones e Insólitas Visiones de un pasado lejano y desconocido para él y quienes lo rodean.
Sin embargo es sólo un niño y no sabe controlar sus poderes sobrenaturales y hay que enseñarle (aunque eso signifique un gran sacrificio), los encargados para esta misión serán Misuki Kaho y Tedrescher.
Con el paso del tiempo él logra superar sus límites... pero tendrá que pagar las consecuencias de un error cometido en el pasado...
*-*-*-*- Fin de la Cancioncita -*-*-*-*-*
