Harry miró a su alrededor. Los Gryffindors que habían invadido la habitación de Snape empezaban a volver en sí. Tenían los ojos desenfocados, como si el fogonazo les hubiera cegado temporalmente. Poco después estaban preguntándose que hacían allí.
Snape soltó las manos de Serena y les dirigió una mirada amenazadora. Apuntó hacia ellos con la varita, gesto que hizo que retrocedieran asustados.
-¡Accio!, ¡accio! – fue repitiendo el conjuro convocador hasta que tuvo todas las varitas en sus manos.
- ¿Qué ha pasado? – preguntó el chico que había atacado a Snape, dirigiéndose a Serena.
- Pues si tú no lo sabes, yo menos... – respondió ella. Fue interrumpida por un potente bramido.
- ¡TODOS A SUS DORMITORIOS! ¡DE INMEDIATO!
Los chicos empezaron a salir de la habitación apresuradamente. Serena salió tras ellos. La puerta se estaba cerrando cuando de repente surgió la cabeza de la chica.
- Profesor Snape, ¿ya no puede quitar puntos a Gryffindor por esto, verdad?
- No, el curso terminó anoche. – refunfuñó Snape, obviamente frustrado.
- Y yo mañana dejo el colegio... – añadió Serena. – Solo quería decirle algo... no es usted tan idiota como yo creía.
- Muy amable por su parte.
Serena sonrió, y su cabeza desapareció por el hueco de la puerta, para reaparecer un segundo después.
- Por cierto, profesor Snape...
- ¡QUÉ!
- ... unos pectorales magníficos – dijo ella, mientras se besaba las yemas de los dedos – Exquisitos.
- ¡GREENWOOD!
La puerta se cerró rápidamente y Harry oyó las carcajadas descontroladas de la joven alejándose por el pasillo.
- Maniática de la última pa...
La imagen se fue de golpe, y todo quedó a oscuras. Un súbito dolor en los riñones le indicó a Harry que volvía a estar en el despacho de Defensa contra las Artes Oscuras.
* * *
- ¿Alguien tiene una linterna?
A pesar de que en el comedor no se veía nada en absoluto, Serena pudo sentir cómo las miradas burlonas de alumnos, profesores y amigos confluían en ella.
- Vale, lo apuntaré en mi lista de "cosas que no hay que preguntar en Hogwarts" – repuso – Álex, ¿aún tienes el zippo que te regalé, o voy a tener que frotar dos varitas para conseguir algo de luz?
Se oyó un chasquido, y una pequeña llama iluminó el rostro del aludido. Serena fue hacia él guiándose por el débil resplandor. Al llegar, un rostro pálido y descompuesto apareció a su lado. Dio un respingo. Con esa luz, Snape parecía un vampiro.
- ¡Severus! – exclamó, sobresaltada. - ¿Qué pasa?
- ¿Dónde está Amy? – preguntó.
- ¡Aquí! – gritó Dumbledore desde el otro extremo del comedor.
- ¿Y tu varita?
- En... en mi apartamento. ¿Por qué?
- ¡Maldición!¿Se puede saber por qué no la llevas siempre contigo, como cualquier mago que se precie?
- Porque la última vez que la usé, me cayó encima un abeto de dos metros y medio. ¿No te parece razón suficiente? – respondió ella, bajando la voz. Un murmullo de frustración recorrió el comedor - ¿Es necesario que se entere todo el colegio?
- Te lo explicaré de camino a la torre este. No hay tiempo.
- Necesitaremos algo más de luz.
Snape le tendió una antorcha, y ella trató de encenderla con el mechero, sin éxito.
- Esto tardará años en prender... – gruñó Serena.
- ¿Por qué no pruebas a remojarla en el ponche? – sugirió Álex.
- No tiene alcohol – respondió Serena, sorprendida.
- No lo tenía hace dos horas. Pero a juzgar por lo que he visto mientras tocaba, diría que ahora podrás encenderla con el mechero a medio metro de distancia.
Medio minuto más tarde, la antorcha ardía alegremente.
Mientras los dos profesores salían corriendo del comedor, Ginny notó como alguien le quitaba la capa invisible de las manos.
- No te muevas de aquí – susurró la voz ligeramente arrastrada de Draco Malfoy – Esto es peligroso.
Ginny recordó su segundo año en Hogwarts, se encogió de hombros, y salió del comedor.
* * *
Harry sacó la cabeza del pensadero, confundido. ¿Qué había pasado?,¿por qué estaba todo a oscuras?, ¿qué diablos hacía el pensadero de Snape en el despacho de Rich, si se odiaban a muerte?.
Sacudió la cabeza. Lástima que no tuviera su propio pensadero, en ese instante le hubiera ido de perlas. Sacó su varita.
- ¡Lumos!
Nada.
- Genial. Ahora sí que no entiendo nada.
Se dirigió a tientas hacia la puerta. Después de tropezar con la alfombra, y darse contra todos los muebles del despacho, consiguió alcanzarla y la abrió.
Dos figuras pasaron corriendo a toda velocidad frente a él, llevando una antorcha encendida. Salió al pasillo, para ver a dónde se dirigían.
Un segundo más tarde estaba en el suelo, sintiéndose como si le hubiera pasado por encima una manada de elefantes en estampida.
Notó cómo alguien le agarraba con fuerza del brazo y lo estiraba hacia arriba.
- Te dije que no me siguieras, Ginny. – dijo una voz.
- ¡Yo no soy Ginny! – exclamó Harry, ofendido.
- ¡No eres quién para darme órdenes! – exclamó Ginny a la vez.
- ¿Potter? – dijo Draco.
- ¿Ginny? – dijo Harry.
- ¿Harry? – dijo Ginny.
- ¿Quién más está ahí? – preguntó Harry.
Todo quedó en silencio.
- ¿Quién? – preguntó Ginny. Una cosa era espiar a Draco, y otra muy diferente reconocer que lo hacía delante de Harry.
- ¿Con quién hablabas?- preguntó de nuevo Harry.
- No sé. – repuso ella. Sabía que debía parecer tonta, pero le daba igual. – Estaba oscuro.
Harry suspiró con impaciencia.
- Vale, no me lo digas. ¿A dónde ibas?
- No estoy segura. – respondió Ginny, esta vez con total sinceridad. Oyendo el gruñido de Harry, continuó – Seguía a Snape y a la profesora Greenwood. Creo que iban a la torre este.
* * *
Snape y Serena se detuvieron frente a la puerta entreabierta del apartamento.
- ¿Crees que ya puede haberla encontrado? – susurró Snape.
Una línea blanquecina cruzó de lado a lado la antorcha que sostenía. La parte encendida cayó al suelo y se apagó lentamente.
- ¡Diría que sí! – exclamó Serena mientras le agarraba del brazo y lo estiraba hacia atrás.
Al retroceder, Severus se golpeó la espalda con un candelabro de pie. Lo esgrimió frente a sí mientras con el brazo derecho trataba de empujar a Serena tras su espalda. No la encontró.
La espada brillaba ligeramente, atravesando la oscuridad como un machete. Dirigió el candelabro hacia ella y su mirada a su derecha, para ver la silueta de Serena recortada contra la débil luz de las estrellas que se filtraba por una de las ventanas.
Unos segundos más tarde oyó un golpe seco y el sonido metálico de una armadura al desmontarse.
- ¡Ay!
Poco después la silueta de Serena, aunque ya no corría, sino que caminaba a paso rápido hacia él, dando pequeños saltitos.
¡Clink!
La espada golpeó con fuerza el candelabro. Snape lo lanzó hacia delante, pero no encontró más que aire. Sin embargo, Rich no podía haberse alejado mucho. Empuñó el candelabro de más abajo, para aumentar su alcance, y lo blandió de izquierda a derecha.
- ¡Aargh!
Al final del recorrido, había golpeado algo blando, probablemente la cintura de su oponente. Ahora ya lo tenía localizado. Por desgracia, él también había descubierto su posición. Con un grito de ira, Rich cargó contra él. La espada se elevó en el aire y cayó directa hacia su cabeza.
- ¡Mueeere!
¡Clink!
La hoja se detuvo en seco a pocos centímetros de su rostro.
- Hola cariño – dijo la voz de Serena. – Será mejor que te apartes. Ésta es mi especialidad.
Severus retrocedió, sin apartar la vista de Spellbreaker. Al parecer Serena estaba defendiéndose con la espada de la armadura. No podía atacar sin correr el riesgo de herirla.
Era un curioso espectáculo ver aquel combate, en el que sólo podía distinguirse una de las armas. Serena, que podía detener los golpes sin problemas, tenía una ligera ventaja. Sin embargo, en un momento de despiste, Spellbreaker trazó un arco bajo. Una línea blanca brilló en la oscuridad.
- ¡Serena! – gritó Severus. Era desesperante no ver lo que ocurría.
- Tranquilo... – respondió ella, mientras se oía un chirrido metálico.– Solo ... me ... ha rozado...
Spellbreaker se detuvo en el aire.
- ¡Te tengo! – exclamó Serena con voz triunfal.
Las antorchas se encendieron de golpe. Todos cerraron los ojos deslumbrados.
Cuando Severus volvió a abrirlos, vio a Cresus Rich y a Serena en medio del pasillo, con las espadas cruzadas frente al rostro y mirándose a los ojos con desafío.
La expresión alegre de Serena se desvaneció al instante cuando vio la varita que apuntaba a su rostro.
- Mier...
- ¡Expelliarmus!
* * *
Harry y Ginny subían lentamente por las escaleras, seguidos por Draco Malfoy que caminaba pocos metros detrás de ellos. Estaban a punto de llegar al rellano del cuarto piso, cuando de repente volvió la luz. Todos se llevaron las manos a los ojos. Cuando las apartaron, Ginny pudo ver de reojo como la cabeza de Draco desaparecía bajo la capucha de su capa invisible.
-...DAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
La profesora Greenwood pasó volando a toda velocidad delante de sus narices. Rápidamente entraron en el pasillo del cuarto piso. Serena estaba sentada en el suelo, frotándose la nuca.
- Siempre me pillan con el mismo – murmuró.
- Profesora... ¿se encuentra bien? – preguntó Harry.
Serena abrió los ojos aterrorizada, y miró a los dos alumnos que seguían visibles.
- ¿Qué coño hacéis aquí? ¡Largaos ahora mismo, esto es peligroso! – exclamó. Trató de levantarse de un salto, pero no le salió muy bien. Puso los ojos en blanco y volvió a dar con sus huesos en el suelo, inconsciente.
- Si tuviera un galeón por cada vez que podrían haberme dicho eso... – susurró Harry, encaminándose al punto de partida de la profesora voladora.
- ... serías lo rico que eres – añadió Ginny, siguiéndole.
- Ginny, deberías irte. Esto es...
- Oye, tío. A mí me fastidia que me digan eso tanto como a ti. – le interrumpió ella, apartándose de un guantazo la mano de Malfoy, que le había agarrado por el brazo y trataba de impedirle avanzar. – Un mosquito – afirmó, viendo la mirada inquisitiva de Harry.
Llegaron a la puerta del apartamento, ahora abierta de par en par. Asomaron la cabeza. Snape se había atrincherado tras un sofá, lanzando hechizos a discreción que Cresus Rich rechazaba con la espada.
- ¡Potter! – exclamó Snape, cesando en su ataque de la sorpresa. Momento que aprovechó Rich para apuntarle con la varita que llevaba en la otra mano.
- ¡Desmaius!
Genial, pensó Harry, mientras Rich se volvía hacia él con una sonrisa maléfica.
- Mi señor va a estar encantado. Dos por el precio de uno.
- ¡Impedimenta!
El hechizo se desvió a la otra punta de la habitación, dando de lleno a una lámpara que cayó al suelo con estrépito, y Harry vio cómo la hoja blanca se dirigía hacia él.
- ¡Aaargh!
Volvió a abrir los ojos. Rich había retrocedido. Se cubría los ojos con las manos, y un hilito de humo emergía de su bigote chamuscado. Ginny estaba a su lado, con una antorcha del pasillo encendida en la mano.
- ¡Aaargh! – volvió a gritar el hombre, mientras arqueaba la espalda hacia atrás, como si algo le hubiera golpeado los riñones. ¿El amigo invisible?.
El tipo abrió los ojos, buscando a su atacante. Entonces vio a Ginny, que se había quedado paralizada del susto con la antorcha en la mano.
- ¡Tú! – gritó, cargando contra ella.
Todo ocurrió muy rápido. Ginny notó cómo le agarraban por los hombros y la nuca y la tiraban al suelo.
- ¡Desmaius! – gritó Harry.
Por fin, Cresus Rich cayó al suelo con un ligero gemido.
Ginny oyó un suspiro de alivio, y un cálido aliento le rozó el rostro. Sintió el peso de algo invisible que la abrazaba.
- ¿Por qué nunca haces lo que te digo? – le susurró Draco al oído.
Ginny sonrió. Notó como una mano recorría suavemente su mejilla y durante unos breves instantes, la presión de unos labios sobre los suyos. Luego la soltó con delicadeza y se apartó de ella.
Cerró los ojos. Cuando volvió a abrirlos, Harry la miraba divertido.
- Ginny, eres la primera persona que conozco que parece tener un amante invisible.
* * *
Serena se sentó de nuevo en el suelo, preguntándose que hacía en medio del pasillo. En cuanto recordó lo ocurrido, se levantó de un salto –esta vez sin problemas – y echó a correr hacia su apartamento.
Lo primero que vio fue a Harry y a Ginny junto a la puerta. Esta última parecía flotar alegremente en otra dimensión. Serena reconoció rápidamente la expresión.
- Extraño momento para un primer beso – comentó, mientras recogía la espada y la varita de Rich. Observó atentamente a éste último, que parecía totalmente noqueado. - ¿Vosotros solitos?
- Más o menos – dijo Harry.
- Caray, no está mal... – afirmó, con un gesto de aprobación. De repente se dio cuenta de algo. Les miró asustada - ¿Y Severus?
Se oyó un leve gruñido y la cabeza de Snape apareció tras el respaldo del sofá. Serena sonrió aliviada.
- Diablos, qué mala cara tienes.
Snape se dejó caer pesadamente sobre el sofá.
- ¿No dijiste que tu eras la única que podía manejar esa espada? – gruñó.
- Bueno, teóricamente sólo yo puedo convertir la varita en espada. No entiendo cómo... – se detuvo, pensativa, y agarró la espada con fuerza con las dos manos, cerrando los ojos. El brillo de la hoja fluctuó ligeramente, pero no ocurrió nada más. – Ay, Dios.
- ¿Qué? – preguntaron Snape, Harry y Ginny a la vez.
Serena se dirigió rápidamente a la chimenea y miró un calendario que colgaba sobre la misma.
- Ay, Dios. – repitió, al ver un circulito negro dibujado encima del 25 de Diciembre.
Saltó por encima del sofá y fue corriendo al balcón que daba al lago. Miró al cielo, miró al suelo, y se volvió hacia Snape, que se había levantado del sofá y la miraba con preocupación.
- Severus, le ha aparecido una hebilla al cinturón de Orión, y hay un iceberg en el lago. Pásame los patines.
- ¿De qué rayos están hablando? – le preguntó Ginny a Harry.
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¡Hola de nuevo!. Estimados miembros del club de fans Draco/Ginny: espero que hayan quedado satisfechos. Señores y señoras del club de fans Ron/Hermione: un poquito de paciencia, me encargaré de ellos en el próximo capítulo.
Antes de que se me olvide, la canción que cantaba Snape en el capítulo pasado, se titula "Can´t take my eyes out of you", y al parecer la cantaba un tal Frank Valli allá por el 1967 (muy bien Wilbur, acertaste). La puse como un pequeño homenaje a una de las pocas películas de "High School" americanas en que los protagonistas tienen personalidad propia, a saber, "Diez razones para odiarte". La traducción al castellano la saqué de allí.
Muchísimas gracias a todos por los reviews:
Alpha, cali-chan (¿contenta?), sailorangi, Sakura_corazón, Arwen, Polgara, May Potter, Gata Lunar (¿nombres de Sailor Moon?. Mmm... no sé. Cuando vi la serie aquí en España, la protagonista se llamaba Bunny Sukino y la hija Chiriusa, pero también es cierto que aquí los traductores les ponen a los personajes los nombres que les da la gana – pobre guerrero Luna, llamarla 'Bunny'), Hermione12, Leia-Pandora (es curioso que menciones a Ulrich Von Leinchestain, porque el actor que lo interpreta es el mismo que canta la canción de Snape en Diez razones...), Lina Saotome, Ucchan (yo tampoco sé quién tiro el colmillo... alguien que le tenía manía, supongo), Tomoyo (leí tu fic, me encantó – y que conste que no es peloteo. Sigue pronto!), Spacey, Wilbur, Lali, Nimph y Ossobucco.
