Harry Potter
y la increible batalla de chascos
Por:
Megawacky Max
-o-
-Capítulo 2-
La visita de Hermione
-¡Hermione! -susurró aterrado Harry- ¿Qué... Qué estás haciendo aquí?
-¡Vaya, que amable! -replicó Hermione- Pensé en visitarte, porque...
-¡Si te ven aquí, me van a matar! -interrumpió Harry.
-¿Eh?
-¡Mis tíos! Casi me mataron cuando Ron llamó por teléfono... y si ven a un mago aquí...
-Bah, no te preocupes -dijo calmadamente Hemione-. Vine por algo importante, no creo que...
Pero no terminó la frase. Hermione abrió los ojos más de lo que podía, y parecía observar algo grande y peligroso por encima de la cabeza de Harry. Este se dio vuelta con lentitud, y se topó con tío Vernon, parado justo detrás de él.
-¿Quién -exclamó, notoriamente enfadado- es ella?
-Eh...
-Es uno de tus amigos magos, ¿¿verdad??
-Bueno...
-¡TE DIJE QUE NO LE DIERAS LA DIRECCIÓN DE LA CASA A NINGUNO DE ESOS LOCOS! -ladró Vernon, ya sin poder contenerse.
-Disculpe -dijo Hermione de repente-, señor... eh... señor Dursley -tío Vernon la miró con furia. Hermione continuó-. Estoy aquí para decirle que no volverá a ver a Harry hasta el verano siguiente.
Tanto Vernon como Harry la observaron con sorpresa.
-¿¿Qué?? -gritaron a dúo.
-En efecto. Otro compañero de Hog... -se detuvo al ver a Harry negar con la cabeza. En casa de los Dursley no se podía decir "Hogwarts"-, eh, de nuestra escuela... nos ha invitado a pasar el resto del verano en su casa.
Harry se quedó estupefacto. Definitivamente, ese otro compañero era Ron. Miró a tío Vernon para ver su reacción, pero parecía que aun no había comprendido.
-¿Y por qué habría de creerle? -dijo Vernon en tono desafiante.
Hermione sonrió.
-Bueno, si así lo quiere, Harry no irá, pero tendrá que pasar el resto del verano con ustedes.
Tío Vernon se mantuvo en silencio. Aun quedaban tres semanas de vacaciones, y definitivamente no lo querían en la casa. Además, se había planeado un fiesta para dentro de dos noches con todos los conocidos de la familia para que tío Vernon pudiese fanfarronear sobre su nueva parrilla. Por otro lado, siempre intentó estropearle la diversión a Harry a toda costa.
-Uhmm... -examinó a Hermione de pies a cabeza- ¿Hasta el verano siguiente? -preguntó- ¿Seguro que esto no es una broma?
Hermione negó con la cabeza. Tío Vernon hizo ademanes de decirle que no, pero, con un esfuerzo que Harry reconoció como sobrehumano, abrió la boca y se le alcanzó a escuchar...
-B-Bien... Puede irse -y se dirigió a Harry-. Llévate todas tus porquerías.
Harry no disimuló la sonrisa. Miró a Hermione.
-¿Quieres ayudarme a juntar mis cosas?
La aparición repentina de un mago en casa de los Dursley generó pánico. Tia Petunia dió un grito al enterarse, y Dudley escapó hacia su habitación con su singular paso de pato. Hermione se sorprendió al descubrir que los relatos de Harry sobre las exageradas dimensiones de su primo eran totalmente ciertos.
Harry trató de calmar a tia Petunia, pero fue Vernon el que lo hizo, mientras le gruñia a Harry que desapareciera de la vista... sin usar magia, por supuesto.
-¡Qué familia! -comentó Hermione mientras seguía a Harry escaleras arriba- ¿De verdad pasaste catorce años con ellos?
-No fue fácil, te lo aseguro.
-¡Y tu primo! Nunca pensé que fuese tan grave. Es como si... -pero se calló de repente. Había entrado a la habitación de Harry- ¿Duermes aquí? -dijo, ocultando un tono de compasión.
-Ajá...
-Es un poco... -hizo un ademán con las manos, buscando las palabras correctas.
-¿Reducido? -atajó Harry. Hermione se limitó a asentir con la cabeza-. Esto no es nada -dijo con una sonrisa-. ¡Deberías ver la alacena en donde dormía antes!
Los ojos de Hermione pasaban incómodamente de los libros en el piso a la cama deshecha, y de ésta al resto de la habitación, que estaba deteriorada.
-¿Para qué has venido? -preguntó Harry. Hermione reaccionó.
-¡Ah, sí! Ya me olvidaba... Harry, Ron me envió un mensaje. Su madre le dijo que podía invitarnos a pasar el resto del verano en La Madriguera.
La Madriguera era el nombre de la casa de Ron.
-¿Y por qué no me ha enviado una lechuza a mí? -inquirió Harry. Hermione observó a Harry a ojos.
-Algo está pasando con las lechuzas de todos -explicó-. Han... desaparecido.
Harry desvió la vista hacia la jaula vacía de Hedwig. De hecho, nunca se había ausentado tanto tiempo.
-¿Qué...?
-Mira -interrumpió Hermione-, me ha telefoneado a casa -se frotó los oidos-. Se la pasó gritando. Creo que sigue sin entender cómo usarlo correctamente. Me dijo que no podía enviar a Pigwidgeon porque había desaparecido. No quería llamarte porque... bueno, ya recuerdas lo que pasó la última vez -Harry asintió con la cabeza-. El caso es que nos han invitado a La Madriguera, y parece que es importante; me dijo que Dumbledore podría andar de visita.
-¿Dumbledore? Entonces... debe ser cierto eso de las lechuzas, ¿eh?
-Estoy segura. No he recibido El Profeta desde hace una semana. ALGO le ha ocurrido a las lechuzas de Gran Bretaña.
-Entonces vamos. Quizá el padre de Ron sepa del asunto.
El señor Weasley trabajaba en el Ministerio de la Magia.
Hermione ayudó a Harry a ordenar su habitación mientras llenaban el baul con todo lo necesario para Hogwarts. La perspectiva de deshacerse de los Dursley había puesto a Harry muy eufórico. Le preguntó muchas cosas a Hermione. Que cómo estaba, que cómo había pasado las vacaciones hasta el momento, y que qué pensaba sobre la desaparición de lechuzas. Fue cuando se dieron cuenta que era hora de almorzar, y Hermione se veia fatigada.
En respuesta a la insólita petición de Harry de que Hermione almorzara en la casa, tia Petunia lanzó la mirada más desafiante jamás enseñada. Le estaba diciento "No te atrevas" con la mirada y Harry no iba a arriezgarse. Nunca, estando tan cerca de esfumarse de esa casa.
Así que en lugar de almorzar en companía de los tres más grandes muggles en la historia de la humanidad, Harry fue autorizado a llevar sandwiches y refrescos a su habitación, en donde disfrutó de un almuerzo rápido junto a Hermione.
Luego del almuerzo, Hermione le indicó que no iban a poder viajar hasta entrada la noche. Eso llevó a Harry a preguntar:
-¿Cómo vamos a llegar a La Madriguera?
Pero Hermione se limitó a sonreir y responderle con un enigmático "Ya verás", a lo que Harry prefirió confiar en ella. De todas formas, la conocía demasiado bien para saber que no haría nada fuera de las reglas.
Como debían esperar hasta la noche para el viaje a La Madriguera, y como Harry no estaba dispuesto a pasar el resto de la tarde en la casa, invitó a Hermione a un paseo por Privet Drive. No hubo rechazo a la invitación, así que el recorrido comenzó.
Pero no había buenos recuerdos en esas calles. Todo lo que Harry indicaba resultaban ser los muchos lugares en los que los amigotes de Dudley, si no el propio Dudley, lo habían cazado y golpeado. También le mostró las tiendas de la zona, aunque siendo ellos magos, no llegaban a sorprender. De vez en cuendo miraban hacia el cielo para ver si, por caualidad, veian alguna lechuza, pero no vieron más que una avioneta que volaba bajo y un par de pajaritos pequeños.
Regresaron a la casa cuando empezaba a oscurecer. Subieron a la habitación de Harry para bajar el baul. Una vez bajadas las escaleras, y acercándose ya a la puerta principal de la casa, se toparon con tío Vernon, que parecía estar esperando a que se vayan.
-¿Y quién es esa, de todas formas?
Harry se dió cuenta, algo enfadado, que se refería a Hermione. Ella contestó antes.
-Mi nombre es Hermione Granger, señor Dursley.
-Y ya nos vamos -agregó Harry-. Hasta el próximo verano.
-Sí, sí... Adiós -exclamó Vernon.
Hermione y Harry salieron por la puerta que muy amablemente mantenía abierta el tío Vernon. A Harry le sorprendió esa amabilidad, pero todo volvió a tener sentido en cuanto Vernon cerró de un portazo en el instante que Harry salió de la casa. También se escuchó el sonido del cerrojo al trabarse.
-Realmente te adoran -bromeó Hermione.
-Más o menos. Eh... ¿Cómo dijiste que íbamos a llegar a La Madriguera?
Hermione no contestó. En lugar de eso, arrastró el baul hasta llegar a la calle. Harry la ayudó. Una vez ahí, Hermione se sentó en el baul.
-¿Y? -preguntó Harry- ¿Cómo llegaremos?
Hermione sacó su varita mágica de la manga de su camisa. Harry se sorprendió.
-No podemos usar magia -le indicó-. Aun no somos muy adultos para hacerlo.
-Bah, no es magia lo que voy a hacer -dijo Hermione, sin preocuparse. Acto seguido, elevó su varita en el aire en un rápido movimiento.
Dos segundos más tarde, Harry era aturdido por un ensordecedor bramido y una potente luz le cegaba la vista. Sintió que Hermione tiraba de su manga para indicarle que se hiciese a un lado, y así lo hizo. El bramido se detuvo con un estridente chirrido, parecido al freno de un vehículo grande y pesado. Harry observó que no estaba muy equivocado.
-Oh... no... -suspiró.
Frente a él se encontraba, por segunda vez en su vida, el Autobús Noctángulo.
