Capítulo 9 .- Tristeza
Cuando Legolas, Glorfindel y Nandor entraron en la casa se encontraron con una escena horrible: Melian estaba tendida en el suelo, inconsciente y Tyndor empuñaba un largo cuchillo muy cerca del corazón de la elfa.
Nandor disparó una flecha que fue directa al torso del hombre.
- Coge a Melian y llévatela! – gritó Glorfindel a Legolas – Nandor y yo nos encargaremos de él.
Legolas corrió a coger a Melian en brazos y salió de la casa. La llevó a un claro de un bosque muy cercano y la dejó con cuidado en el suelo.
Con algunos pedazos de tela que él mismo rompió de su tela le vendó las heridas del brazo y de la pierna.
Cerca de allí corría un arroyuelo. Legolas fue hasta él, y con la habilidad típica de todos los elfos recogió un poco de agua con las manos para dársela a Melian...
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Un liquido refrescante corría por sus labios. Que confortante era... Su mente se despejaba rápido, ya no sentía el sopor de aquella luz azul que había visto cuando Tyndor se le abalanzaba encima. Ahora podía sentir el aire, estaba mas relajada, el dolor
había desaparecido. Lo mas probable era que ahora si pudiera abrir los ojos pero no quería hacerlo... tal vez estaba muerta y eso era el cielo... porque infierno no era, de eso estaba totalmente segura. Sintió que algo del "liquido refrescante" se derramaba mas allá de sus labios y los movió un poco para no dejarlo caer.
- Melian... Melian, estas despierta?
Quién le hablaba? No podía reconocer esa voz, era mejor no responder, aun no se sentía del todo bien y disfrutaba la caída de ese increíble liquido en su boca.
- Vamos, Melian... despierta...
Abrió los ojos y vio el brillo del sol que atravesaba las ramas de los árboles, era temprano, de eso no había duda, se tocó la cara y tomando aire, logró incorporarse.
- Despertaste!
Agudizó los ojos para ver de quien se trataba... no podía creerlo! Legolas estaba hincado en frente de ella, se veía pálido pero su mirada estaba alegre.
- ¿Legolas? Que... qué pasó? – se levantó con ayuda de la mano de él - tu estas bien?
La pierna le dolía y se tuvo que sostener con una mano en el tronco de un árbol
Pero Legolas no respondió, cuando ella estuvo totalmente de pié, la atrajo con la misma mano con la que la había ayudado y la abrazó. Los corazones de ambos latían apresuradamente, Melian podía sentir el de Legolas y él, el de ella, los dos sentían que podían pasarse así la eternidad entera, fundidos en ese abrazo, sintiendo el corazón del otro y oyendo su respiración tan cerca.
- Perdóname... Por haberte mezclado en todo esto... – fue lo único que se le ocurrió decir a ella, con los ojos cerrados y deseando que esas palabras no arruinaran lo que estaba viviendo.
- ¿Perdonarte? No tengo que perdonarte nada...
Legolas la separó con cuidado y con una mano le levantó la cara, ella no quería mirarlo, no se sentía capaz, pero a la vez si lo deseaba, no sólo quería verlo quería memorizarlo por completo, abrió los ojos y encontró al ser que amaba y que amaría siempre no importa lo que pasara.
Él fue acercándose poco a poco, parecía que temía espantarla y eso era lo ultimo que hubiera deseado, ya sentía su aliento, estaba apunto de hacer lo que había querido hacer desde la primera vez que la vio... estaba cerca, muy cerca, había sólo una milésima entre sus labios...
- ¿Melian? ¿Legolas?
Merry, Pippin y Gimli se acercaban corriendo a ellos. Los dos se separaron muy sonrojados, sintiendo como si les hubieran aventado un balde de agua helada.
Melian pudo oír que Legolas dejaba escapar un bufido el cual tenia aire de molestia o de alguna especie de reproche.
- ¿Qué estáis haciendo? – preguntó Pippin con una sonrisa maliciosa
- ¿Y vosotros? – dijo Legolas evitando la pregunta de Pippin
- Ya acabamos con todos esos hombres – dijo Gimli
- ¿Dónde están Nandor y Glorfindel? – preguntó Merry
Legolas volvió a pensar entonces en ellos y echó a correr hacia la casa. Melian lo siguió como pudo, ya que cojeaba a causa de la herida en la pierna.
En el momento en que llegaban en frente de la casa, Glorfindel salió de ella con una mirada extraña
- ¿Qué ha pasado? – preguntó Melian
- Matamos a Tyndor pero...
- ¿Pero qué? – preguntó Legolas que parecía desesperado - ¿Dónde está Nandor?
Glorfindel bajó la mirada.
Legolas entró corriendo en la casa. Melian fue detrás de él.
La elfa se quedó completamente petrificada al ver a Nandor tendido en el suelo, con una herida en el costado que sangraba muchísimo.
Se arrodilló con Legolas junto a él
Vio con cierto alivio que aun tenía los ojos medio abiertos.
Nandor esbozó una débil sonrisa al ver a su mejor amigo
- Creí que te habrías muerto!!! – exclamó Legolas
- Poco me falta... – dijo Nandor con voz entrecortada
- No digas bobadas... Rivendel está muy cerca; allí seguro que te recuperarás
- Aún así, Rivendel está demasiado lejos para mí.... Gracias por tu amistad durante tantísimos años...
- No hagas eso... – dijo Legolas reteniendo sus lágrimas – No te despidas
- Es verdad – dijo Melian – Te pondrás bien, ya verás...
Nandor miró a Melian
- Me alegro de que no te haya pasado nada malo...
- Oh Nandor... Es por mi culpa que ahora estás así... – Melian empezó a llorar
- No quiero que llores por mí ¿entendido? – dijo Nandor – Sabes que nunca me han gustado las cosas tristes...
El elfo le limpió las lágrimas de las mejillas con una mano.
- Cuida de Legolas ¿eh? – le dijo al fin – Yo ya no podré hacerlo...
Nandor cerró definitivamente los ojos.
Melian cerró con fuerza los ojos para que las lágrimas no salieran, pero una sola consiguió salir, resbaló por la mejilla de la elfa y cayó sobre la frente de Nandor. Al momento otra lágrima cayó más o menos en el mismo sitio.
Legolas también estaba llorando.
Melian le estrechó una mano, para demostrarle que compartía su tristeza.
Merry, Pippin, Glorfindel y Gimli estaban de pie detrás de ellos; la mirada fija en el suelo.
Melian se quitó el silmaril y se lo puso con cuidado a Nandor.
- Tu te lo mereces más que yo...
El frasco empezó a brillar con una intensa luz blanca que hizo que Legolas y Melian tuvieran que apartar los ojos.....
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Bueno, sé que este capítulo es un poco corto... y un poco triste... Pero era necesario para el argumento de la historia (ya se verá más adelante...)
En el próximo se acabará de descubrir todo.... pq ahora mismo no todo es lo que parece.... Ya veréis... No os perdáis por nada el siguiente!!!!
Dejen reviews por favor!!!
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Cuando Legolas, Glorfindel y Nandor entraron en la casa se encontraron con una escena horrible: Melian estaba tendida en el suelo, inconsciente y Tyndor empuñaba un largo cuchillo muy cerca del corazón de la elfa.
Nandor disparó una flecha que fue directa al torso del hombre.
- Coge a Melian y llévatela! – gritó Glorfindel a Legolas – Nandor y yo nos encargaremos de él.
Legolas corrió a coger a Melian en brazos y salió de la casa. La llevó a un claro de un bosque muy cercano y la dejó con cuidado en el suelo.
Con algunos pedazos de tela que él mismo rompió de su tela le vendó las heridas del brazo y de la pierna.
Cerca de allí corría un arroyuelo. Legolas fue hasta él, y con la habilidad típica de todos los elfos recogió un poco de agua con las manos para dársela a Melian...
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Un liquido refrescante corría por sus labios. Que confortante era... Su mente se despejaba rápido, ya no sentía el sopor de aquella luz azul que había visto cuando Tyndor se le abalanzaba encima. Ahora podía sentir el aire, estaba mas relajada, el dolor
había desaparecido. Lo mas probable era que ahora si pudiera abrir los ojos pero no quería hacerlo... tal vez estaba muerta y eso era el cielo... porque infierno no era, de eso estaba totalmente segura. Sintió que algo del "liquido refrescante" se derramaba mas allá de sus labios y los movió un poco para no dejarlo caer.
- Melian... Melian, estas despierta?
Quién le hablaba? No podía reconocer esa voz, era mejor no responder, aun no se sentía del todo bien y disfrutaba la caída de ese increíble liquido en su boca.
- Vamos, Melian... despierta...
Abrió los ojos y vio el brillo del sol que atravesaba las ramas de los árboles, era temprano, de eso no había duda, se tocó la cara y tomando aire, logró incorporarse.
- Despertaste!
Agudizó los ojos para ver de quien se trataba... no podía creerlo! Legolas estaba hincado en frente de ella, se veía pálido pero su mirada estaba alegre.
- ¿Legolas? Que... qué pasó? – se levantó con ayuda de la mano de él - tu estas bien?
La pierna le dolía y se tuvo que sostener con una mano en el tronco de un árbol
Pero Legolas no respondió, cuando ella estuvo totalmente de pié, la atrajo con la misma mano con la que la había ayudado y la abrazó. Los corazones de ambos latían apresuradamente, Melian podía sentir el de Legolas y él, el de ella, los dos sentían que podían pasarse así la eternidad entera, fundidos en ese abrazo, sintiendo el corazón del otro y oyendo su respiración tan cerca.
- Perdóname... Por haberte mezclado en todo esto... – fue lo único que se le ocurrió decir a ella, con los ojos cerrados y deseando que esas palabras no arruinaran lo que estaba viviendo.
- ¿Perdonarte? No tengo que perdonarte nada...
Legolas la separó con cuidado y con una mano le levantó la cara, ella no quería mirarlo, no se sentía capaz, pero a la vez si lo deseaba, no sólo quería verlo quería memorizarlo por completo, abrió los ojos y encontró al ser que amaba y que amaría siempre no importa lo que pasara.
Él fue acercándose poco a poco, parecía que temía espantarla y eso era lo ultimo que hubiera deseado, ya sentía su aliento, estaba apunto de hacer lo que había querido hacer desde la primera vez que la vio... estaba cerca, muy cerca, había sólo una milésima entre sus labios...
- ¿Melian? ¿Legolas?
Merry, Pippin y Gimli se acercaban corriendo a ellos. Los dos se separaron muy sonrojados, sintiendo como si les hubieran aventado un balde de agua helada.
Melian pudo oír que Legolas dejaba escapar un bufido el cual tenia aire de molestia o de alguna especie de reproche.
- ¿Qué estáis haciendo? – preguntó Pippin con una sonrisa maliciosa
- ¿Y vosotros? – dijo Legolas evitando la pregunta de Pippin
- Ya acabamos con todos esos hombres – dijo Gimli
- ¿Dónde están Nandor y Glorfindel? – preguntó Merry
Legolas volvió a pensar entonces en ellos y echó a correr hacia la casa. Melian lo siguió como pudo, ya que cojeaba a causa de la herida en la pierna.
En el momento en que llegaban en frente de la casa, Glorfindel salió de ella con una mirada extraña
- ¿Qué ha pasado? – preguntó Melian
- Matamos a Tyndor pero...
- ¿Pero qué? – preguntó Legolas que parecía desesperado - ¿Dónde está Nandor?
Glorfindel bajó la mirada.
Legolas entró corriendo en la casa. Melian fue detrás de él.
La elfa se quedó completamente petrificada al ver a Nandor tendido en el suelo, con una herida en el costado que sangraba muchísimo.
Se arrodilló con Legolas junto a él
Vio con cierto alivio que aun tenía los ojos medio abiertos.
Nandor esbozó una débil sonrisa al ver a su mejor amigo
- Creí que te habrías muerto!!! – exclamó Legolas
- Poco me falta... – dijo Nandor con voz entrecortada
- No digas bobadas... Rivendel está muy cerca; allí seguro que te recuperarás
- Aún así, Rivendel está demasiado lejos para mí.... Gracias por tu amistad durante tantísimos años...
- No hagas eso... – dijo Legolas reteniendo sus lágrimas – No te despidas
- Es verdad – dijo Melian – Te pondrás bien, ya verás...
Nandor miró a Melian
- Me alegro de que no te haya pasado nada malo...
- Oh Nandor... Es por mi culpa que ahora estás así... – Melian empezó a llorar
- No quiero que llores por mí ¿entendido? – dijo Nandor – Sabes que nunca me han gustado las cosas tristes...
El elfo le limpió las lágrimas de las mejillas con una mano.
- Cuida de Legolas ¿eh? – le dijo al fin – Yo ya no podré hacerlo...
Nandor cerró definitivamente los ojos.
Melian cerró con fuerza los ojos para que las lágrimas no salieran, pero una sola consiguió salir, resbaló por la mejilla de la elfa y cayó sobre la frente de Nandor. Al momento otra lágrima cayó más o menos en el mismo sitio.
Legolas también estaba llorando.
Melian le estrechó una mano, para demostrarle que compartía su tristeza.
Merry, Pippin, Glorfindel y Gimli estaban de pie detrás de ellos; la mirada fija en el suelo.
Melian se quitó el silmaril y se lo puso con cuidado a Nandor.
- Tu te lo mereces más que yo...
El frasco empezó a brillar con una intensa luz blanca que hizo que Legolas y Melian tuvieran que apartar los ojos.....
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