Miré fijamente a aquél chico, y me produjo una sensación extraña verle. Era como si le conociera de algo. Como si... fuese algo mío, como un pariente lejano, o algo así... Pero, ¿Qué estaba diciendo? ¡No le conocía de nada! No podía haberle visto en otra ocasión.

Sin embargo, el chico era muy parecido a mí. Tenía el pelo negro y revuelto(como yo), solo que él lo tenía corto, ojos verdes, escudados tras unas gafas de montura redonda, y era delgado y bajo, como yo. Era como mirarse al espejo, pero como si en éste se reflejase un chico que llevaba, además, gafas incorporadas.
Los Walker y los Dursley se fueron al salón a hablar, y ahí yo tuve la oportunidad de hablar con ése chico que se parecía a mí(que por cierto, me había estado mirando también).
-Hola-Le saludé.
-Hola-El chico me devolvió el saludo, tímidamente.
Nos quedamos en silencio unos segundos, sin saber que decir. Al final, fue él el que se decidió a hablar:
-Esto está muy aburrido, ¿No te parece?
-Tienes razón-Le apoyé-. Pero, ¿Qué hacemos?
-¿Quieres... venir a mi cuarto?-Propuso él, un tanto vacilante.
-Vale-Accedí. Los dos subimos las escaleras hasta llegar a su cuarto, y nos metimos dentro.
-Lo siento si está muy desordenado-Dijo el chico, apartando un papel que había en el suelo-. Es que antes, ésta era una de las habitaciones que mi primo usaba para guardar todos los juguetes que no caben en su cuarto, y casi todos están estropeados...
-¿Ése tío gordo e hipócrita es tu primo?-Inquirí, sorprendida-No tenía ni idea...
El chico se echó a reír.
-¿Qué pensabas que era?-Me dijo, cuando cesó su ataque de risa.
-No sé... tu hermano o algo así...
-Sinceramente, ¿Piensas que puedo ser hermano de Dudley?
Miré al chico de arriba abajo.
-La verdad, es que no-Confesé-. No os parecéis en nada. Dudley... ¿Así se llama tu primo?
-Sí-Asintió el chico-. Oye, eso de "ése tío gordo e hipócrita" estuvo muy bien. No había oído a nadie llamarle así.
Yo esbocé una sonrisa. Aquél chico era muy simpático y divertido. Me caía muy bien.
-Entonces, el señor y la señora Dursley... ¿Son tus tíos?-Le pregunté.
-Exacto: Mi tío Vernon y mi tía Petunia. No es la mejor gente del mundo, puedes creerme.-Esbozó una sonrisa triste.
-No hace falta creerte-Le dije-. Yo vivo casi tu misma situación en casa. Vamos, no es que me maltraten, pero no me encuentro a gusto con ellos. Ya sabes, con Matthew y Hannah.
-¿Llamas a tus padres por su nombre?
Mi rostro se ensombreció un poco.
-Ellos no son mis padres-Dije con amargura-. No, ellos me acogieron en su familia, pero yo realmente no pertenezco a ella-Aclaré, ante la mirada extrañada del chico.
-Ah... Ya veo. ¿Y tus verdaderos padres?
-Murieron los dos cuando apenas era una niña pequeña-Confesé, con un nudo en la garganta.
El chico me miró como pareciendo comprenderme.
-Lo siento mucho-Me dijo-. Yo sé lo que es eso. También soy huérfano.
-¿De veras?
-Sí, por eso vivo con los Dursley.
-Ah... entiendo.
El chico se pasó la mano por el flequillo distraídamente mientras hablaba. Y entonces, vi que en su frente había una cicatriz alargada y delgada... ¡Con forma de rayo!
-¿Qué es eso?-Quise saber, sin ocultar mi perplejidad.
El chico pareció algo incómodo.
-Ehhh... ¿Te refieres a mi cicatriz?-Dijo, tapándose con el flequillo la frente de nuevo.
-Eh... sí. ¿Puedo preguntarte cómo te la hiciste?
-Bueno... Mis tíos dicen que me la hice en el accidente de tráfico donde murieron mis padres-Explicó el chico-. Pero si te soy sincero, no estoy seguro. Ya, ya sé que suena muy paranoico y todo eso, pero...
-No es paranoico-Le interrumpí.
El chico me miró.
-¿De veras lo crees así?-Dijo.
-Sí-Afirmé-. Es una anécdota como cualquier otra. Si vieras lo que me sucede a mí... eso sí que es paranoico. Como sacado de la peli de El Exorcista.
-¿Por ejemplo?
Le conté al chico que se parecía a mí la historia del cisne de cristal. Cuando acabé, se veía conmocionado.
-Por tu manera de contarlo, parece que vives casi en las mismas situaciones que yo-Dijo-. Ése Dennis se parece bastante a Dudley, excepto en eso de que es más pequeño que él... y menos gordo. Pero por lo demás... Sabes, te contaré que a mí me sucede lo mismo. Pasan cosas extrañas a mi alrededor, y no consigo nada por decir que no las provoco yo. Por ponerte un ejemplo... el otro día, en el zoo, entendí que... que una serpiente que estaba encerrada en un cubículo nunca había estado en Brasil y quería regresar allí. Entonces vino mi primo, me empujó, y segundos después... el vidrio del cubículo de la serpiente desapareció. No me preguntes cómo: Ni yo mismo lo sé. Pero tío Vernon creyó que fui yo quien hizo desaparecer el vidrio, y me encerró en la alacena de debajo de las escaleras, la que antes era mi cuarto. Fue el castigo más largo de toda mi vida.
-¿Y todo eso porque creía que tu fuistes quien hizo desvanecer el vidrio?-Pregunté, incrédula-Qué fuerte...
-Bueno, y no te cuento el barullo que tenemos ultimamente... Me llegó una carta dirigida a mí hace unos días, pero tío Vernon la destruyó para que no la leyese... al día siguiente, llegaron dos más, y tío Vernon las destruyó también. Pero al día siguiente, llegaron más cartas, y al otro, más, y al otro, y al otro... Hoy me llegaron nada más y nada menos que veinticinco cartas. Imagínate. Y aún no he podido leer ninguna. Me pregunto cuántas me llegarán mañana.
-Alucinante-Me había quedado impresionada-. Y yo que me quejaba de que Dennis era una criatura insoportable...
-Pues ya ves... Oye, por cierto, no nos hemos presentado. Me llamo Harry, ¿Y tú?
-Yo Harriet-Dije-. Qué curioso, nuestro nombres son casi iguales, pero con variaciones.
-Es cierto-Me apoyó Harry-. ¿Y tu apellido, cuál es?
-Potter-Respondí.
Harry se me quedó mirando, con la boca abierta.
-¿Qué?-Alcé los hombros, sin comprender.
-No puede ser...-Titubeó Harry-¿Tenemos... tenemos los mismos apellidos?
-¿Cómo? ¿A qué te refieres con eso de que "tenemos los mismos apellidos"?
-Pues eso... Que tú te apellidas Potter... Y yo también.
-¡¿QUÉ?!-Exclamé, sin dar créditos a mis oídos.
-¡Te lo prometo!-Me aseguró Harry-¿Crees que te mentiría en algo como ésto?
-No, no, si te creo... pero... ¿No crees que aquí pasa algo raro?
-La verdad es que... pensándolo bien... tienes razón-Dijo Harry, pensativo-. Tenemos los mismos apellidos, los dos somos huérfanos, y encima, nos parecemos...
-Bueno... pensaremos en ello más tarde-Dije yo-. Encantada de conocerte, Harry.
-Igualmente-Sonrió Harry-. Sabes, es una suerte que nos hayamos conocido. Yo creía que era el único a quien le pasaban cosas raras a su alrededor...
-Pues ya ves que no-Dije, sonriendo también-. ¿Puedo sentarme ahí?-Señalé la cama de Harry.
-Por supuesto, ponte cómoda. Estás en tu casa.
-Gracias-Me senté y le pregunté a mi nuevo amigo-.Dime, Harry, ¿Tienes muchos amigos en tu escuela?
-No-Harry esbozó una sonrisa triste-. No tengo amigos. Todos piensan que soy raro.
-Me pasa lo mismo-Confesé-. Bueno, aparte de Becky, que es una chica que me sigue a todas partes, pero no soy amiga suya. Sabes, tengo ganas de empezar la secundaria, a ver si me va mejor que en la primaria...
-Yo también.
Así, Harry y yo estuvimos hablando sobre cómo nos iba a cada uno. Le enseñé a Harry el medallón que tengo desde que era muy pequeña, de plata y en forma de luna menguante, la cual se puede abrir, y contiene en cada una de sus mitades una foto de mis padres.
-Mira, ésta era mi madre. Se llamaba Lily. ¿Verdad que era guapa?
-Sí, desde luego... ¿Éste era tu padre?
-Ajá... Se llamaba James.
-Se parece mucho a tí.
-Sí... Tú también te pareces mucho a él.
-Harriet... He estado pensando... Si tus padres son Lily y James Potter... También debieron de ser los míos. Tengo una especie de corazonada.
-¿Qué insinúas? ¿Que somos... hermanos?
-Puede. No estoy seguro.
-Podrías estar en lo cierto... ¿Cuál es tu fecha de nacimiento?
-El 31 de Julio de 1988.
Miré a Harry asombrada.
-¡La misma que la mía!-Exclamé, con una voz casi ahogada.
-Tantas coincidencias ya son sospechosas. Tenemos que ser hermanos, porque si no, no me lo explico...
-Sí, y además... ¡Hermanos mellizos! Pero no sé si estamos realmente en lo cierto...
-Tiene que ser cierto. No es una casualidad que coincidamos en tantos aspectos. Cada vez lo veo más claro...
-Pero... ¿Mis padres también son los tuyos?
-Es lo más probable... Quizás los Dursley lo sepan, aunque tengo prohibido hacer preguntas, sobretodo acerca de mis padres.
-Bueno, no pierdes nada con preguntar cuáles eran los nombres de tus padres, ¿No crees?
-Tienes razón. Hay que probar... ¿Te vienes?
-Claro.
Harry y yo bajamos al salón, donde aún estaban los Dursley y los Walkers conversando.
-Eh... tio Vernon...-Empezó Harry.
Todos pararon de conversar. El señor Dursley se le quedó mirando a Harry con cara de desprecio.
-¿Qué quieres, insolente? ¿No ves que estoy hablando?
-¡Esto es importante!-Exclamé, perdiendo los estribos.
El señor Dursley nos miró a ambos y luego le dijo a Harry:
-Habla ya.
-Bueno... eh... ¿Cuáles eran los nombres de mis padres?-Pudo preguntar Harry al fin.
El rostro enorme del señor Dursley se ensombreció.
-Ya te he dicho que no hagas preguntas, chico-Gruñó.
-¡Pero necesito saber ésto! Sólo por ésta vez...-Insistió Harry.
La señora Dursley miró a Harry también con desprecio.
-Lily y James Potter-Contestó-. ¿Contento ya?
Harry no respondió. Se había quedado conmocionado. Y la verdad, es que yo estaba igual que él. Al cabo de unos segundos, me miró.
-¡Harriet...!-Musitó, emocionado-¿Estás... pensando lo mismo que yo?
-Creo que sí...-Dije, emocionada yo también. No había duda. Harry y yo éramos hermanos. Sin poderme contener, lancé un grito de alegría y abracé a Harry.
-¡Somos hermanos!-Exclamé, separándome de él-¡Esto es increíble...!
-Te lo dije, ¿no? ¡Te dije que tenía una corazonada!
Los demás nos miraban sin comprender.
-Esto habría que celebrarlo, ¿No?-Dijo Harry, que estaba tan contento como yo.
-Desde luego-Asentí. Sin darme cuenta, me cayeron unas pocas lágrimas por la cara.
-Harriet, ¿Estás llorando?
-Es sólo la emoción-Dije, enjugándome los ojos-. Bueno, ¿Nos vamos?
-Será lo mejor...
Y nos fuimos de allí, dejando a todo el mundo sin entender nada.
Así que ya ves, diario: Tengo un hermano mellizo, y yo no lo sabía hasta ahora. Seguramente, al morir nuestros padres, tuvimos que separarnos, y por eso vivimos en sitios diferentes. Pero Harry y yo tuvimos que volver a separarnos cuando la cena concluyó y los Walkers y yo tuvimos que regresar a la casa de Londres. Nosotros no lo pudimos evitar. Pero algo en mi interior me dice que, muy pronto, volveré a ver a mi hermano otra vez. Ojalá y así fuese...

Buenas noches. Es medianoche, y estoy cansada. Ya te escribiré más.

Besos,
Harriet Potter