6 de Septiembre de 1998.
Querido diario:
Estamos a jueves. Mañana terminará mi primera semana en Hogwarts, ¡Ha sido estupenda! Excepto ciertas cosas, pero por lo general, me siento genial. Claro que voy a contártelo todo, y como siempre, desde el principio:
El día después de la selección, me desperté llena de ganas por empezar aquél nuevo día. Fué descorrer las cortinas de mi cama y ver que Hermione estaba sentada en su cama, vestida ya con la túnica. Me fijé que también llevaba una corbata a rayas doradas y rojas, y un escudo insignia en el pecho, enganchado a la túnica, todo rojo excepto por los bordes y una gran "G" en el centro, que eran dorados. Estaba leyendo, al parecer, pero al verme, dejó su lectura y se levantó de golpe.
-¡Hola, Harriet!-Me saludó, feliz-¿Qué tal, dormilona? ¿Sabes qué hora es?
-No...-Admití.
-Las nueve de la mañana.
-¿Y?
-¿Y? ¡Chica, que las clases empezarán dentro de poco! ¡Y tú no has desayunado aún! Bueno, la verdad es que yo tampoco, pero como cuando yo me levanté estabas todavía dormida, quise esperarte, mientras leía un libro.
-Para variar... ¿Y a qué hora te despertaste tú?
-A las siete menos cuarto.
-¡Las siete menos cuarto! ¿Cómo puedes madrugar tanto? Yo sería incapaz...
Hermione sonrió. Ella y yo nos llevamos muy bien, aunque ella es más estudiosa que yo y no le gusta romper las reglas de la escuela, de hecho, me persuade constantemente para que no pueda cometer ninguna infracción. Pero es que me tienta tanto... además, como dicen algunos: Las reglas... ¡Están hechas para romperse! Pero me temo que Hermione no es de mi misma opinión. Aún así, yo la aprecio mucho, y si se meten con ella, yo no lo consiento de ningún modo. Después de todo, es mi mejor amiga.
-Venga, vístete, y vámonos a desayunar. No podemos permitirnos el lujo de llegar tarde a clases el primer día...
-Ya... Oye, Hermi, ¿cómo te sabes la hora en la que entramos a clases?-Le pregunté, mientras me quitaba el camisón y me ponía la falda plisada gris, junto con la camisa blanca. Hermi es como acostumbro a llamar a Hermione.
-No es que me lo sepa realmente, pero ayer estuve hablando con Percy. Ya sabes, el prefecto... y me dijo que los de primer año siempre solíamos entrar a clases a eso de las nueve, o nueve y cuarto-Explicó ella.
-¿Hablaste con el hermano de Ron?-Inquirí, mientras me ponía el jersey y me ataba la corbata, idéntica a la de Hermione.
-¿Es el hermano de Ron?
-Uno de los tantos que tiene...
-No lo sabía... Bueno, en fin, sí, estuve hablando con él. Parece un chico responsable, y digno de su cargo... ¿Ya estás lista?
-"Eh"-pera-Farfullé, tenía en la boca la pluma para escribir, y estaba metiendo los libros de texto a toda prisa en mi mochila de manera desordenada(algunos se me estaban cayendo), mientras que tenía la túnica(que la tenía a medio poner) bastante descolocada. Hermione rió.
-Eres un desastre-Dijo, riendo-. Trae, te ayudo con eso-Me ayudó a poner mis cosas como Dios manda en la mochila, mientras que yo pude quitarme la pluma de la boca y colocarme bien la túnica.
-Gracias-Le agradecí a mi amiga, cuando ya tenía todo listo.
-De nada... Venga, ya que lo tienes todo listo, vámonos.
Hermione y yo nos fuimos del dormitorio, escaleras abajo, y nos dirigimos al Gran Comedor. Allí, entre otras personas, estaban Harry y Ron, éste último bastante adormilado.
-Buenos días-Nos saludó Harry, cuando Hermione y yo nos sentamos a la mesa-. ¿Vosotras también os habéis despertado tarde?
-Sólo yo-Contesté-. Hermione se despertó a las siete menos cuarto.
-¡A las siete menos cuarto!-Gimió Ron-¿Quién es capaz de despertarse a ésa hora?
-Tú no, desde luego-Hermione observó a Ron, que trataba de untar mermelada en su servilleta.
-Ron... eh... ¿A qué hora te has despertado tú?-Pregunté, mirando perpleja como Ron metía el tenedor en su vaso, que estaba lleno de zumo.
-A las ocho y media-Contestó él, con voz somnolienta-. Pero aun así... Tengo un sueño que me caigo...
-No, si se nota...
-Pues despertarse a las ocho y media ya es decir-Comentó Hermione-. Teniendo en cuenta que nuestras clases empiezan alrededor de las nueve... No deberías tener sueño, te has levantado bastante tarde.
Ron miró a Hermione con el entrecejo fruncido.
-¿Levantarse a las ocho es levantarse tarde?-Replicó, algo más espabilado-Pues no sé qué es para ti levantarse, por ejemplo, a las doce y pico...
-Bueno, ya vale-Dije yo, que me venía venir una discusión entre Hermione y Ron-. Mirad, están repartiendo el horario a los de primero...
Así era. Entre más personas, nos repartieron a Harry, a Ron, a Hermione y a mí los horarios.
-¿Qué te he dicho, Harriet? Las clases empiezan a las nueve y media-Me dijo Hermione, triunfal.
-Tú me dijiste que empezaban alrededor de las nueve o nueve y cuarto...-Objeté.
-Bueno, es lo mismo.
-Hoy, a primera hora, tenemos Transformaciones-Dijo Harry, leyendo el horario-. Esperemos no llegar tarde...
-¿Qué hora es?-Preguntó Ron.
Como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, Harry y yo miramos nuestros respectivos relojes, para después mirarnos entre nosotros dos.
-¡Las nueve y cuarto pasadas!-Exclamamos a la vez. Hermione dio un gemido.
-Oh, no, oh, no, vamos a llegar tarde el primer día... ¡Vamos, Harriet, corre!-Me tiró de un brazo y empezó a correr, arrastrándome.
-¡Oye, suéltame! ¡Que sé correr!-Me solté de la mano de Hermione, ofendida.
-Vale, vale, ¡pero tú corre!-Hermione salió corriendo del comedor.
-Cómo se pone-Comentó Harry, acercándose a mí-.Si apenas quedan unos minutos para y media...
-De cualquier manera, tenemos que irnos yendo hacia el aula de Transformaciones...-Me di cuenta de algo-¡Un momento! ¡No sabemos donde está el aula de Transformaciones! ¡Hermione, espérame!-Grité, echándome a correr tras ella.
-¡Y espéranos tú a nosotros!-Harry y Ron me siguieron lo más rápido que pudieron.
Los chicos y yo tratamos de seguir lo mejor que pudimos a Hermione. Pero Hogwarts tiene un problema: Tiene un montonazo de escaleras, varias de las cuales se mueven a voluntad, tiene puertas que no se abren, o puertas falsas, y todo parece cambiar continuamente de sitio, así que nos llevó bastante tiempo encontrar el aula de Transformaciones. Y la encontramos de milagro, gracias a las instrucciones de Nick Casi Decapitado, el fantasma de Gryffindor, que pasaba por allí(Las cuatro casas tienen un fantasma que corresponde a cada una de ellas, me di cuenta el día anterior, además de que Hermione me habló de ello). Pero al abrir la puerta del aula...
-Los mellizos Potter y Weasley... Llegáis tarde-Dijo una voz severa. Levantamos la mirada y vimos que era la profesora McGonagall, la jefa de la casa Gryffindor.
-Lo siento, profesora... Nos hemos perdido-Intenté disculparme.
-Bien, pero que no vuelva a suceder-Dijo la profesora-. Sentaos.
Obedecimos. Yo me senté al lado de Hermione, quien me había guardado un sitio.
En aquella primera clase, tratamos de transformar una cerilla en una aguja, pero fue casi imposible. Sólo a la cuarta vez, mi cerilla se volvió puntiaguda, pero nada más.Harry y Ron tampoco hicieron gran cosa. Hermione tuvo más suerte: Había conseguido transformar su cerilla en algo más parecido a una aguja. No sé cómo lo hizo, era muy difícil.
Más tarde, tuvimos Defensa contra las Artes Oscuras, con el profesor Quirrell. El profesor Quirrell es algo extraño: Tiene un turbante morado en la cabeza, y su aula huele a ajo. En aquella clase, estuvimos estudiando los vampiros, y antes de empezar, nos hizo preguntas acerca de cuánto sabíamos sobre ellos. Hermione las contestó todas, porque estaba siempre con la mano alzada, mientras que yo pasé un apuro muy grande cuando el profesor se dirigió hacia mí:
-Señorita Potter, ¿Cuál es la forma más eficaz de evitar el ataque de un vampiro?
-Ehhh... Pues...-Había leído algo en los libros muggles de fantasía sobre los vampiros, pero en ninguno decía exactamente cómo evadirlos. Miré a Hermione, desesperada, y le susurré-¡Sóplame, que no sé nada!
-Eso no está bien-Me contestó ella, también susurrando.
-¡Por favor!
-No.
Menuda es Hermione. Es muy buena amiga y todo lo que quieras, pero no te echa una mano en los momentos difíciles. Hay que ver.
-Pues... no lo sé, profesor-Contesté, temblando de arriba abajo.
-Vamos, Potter, haz un intento, si es muy fácil-Me insistió el profesor.
-Está bien... vamos a ver...-Miré furtivamente la página dedicada a los vampiros, por la cual estaba abierta el libro, y después de buscar unos segundos, vi escrito en un párrafo: "Se puede evadir de los vampiros con ajo y una cruz de plata". ¡Bingo! La pregunta del profesor estaba respondida-.Con ajo y una cruz de plata-Dije al profesor.
-Muy bien, Potter. Diez puntos más para Gryffindor-Me dijo el profesor, para mi alivio. ¡Uf! Me había librado de una buena... Y eso, sin la ayuda de Hermione. Estaba algo resentida con ella porque no me quiso ayudar, y cuando acabó la clase, hablé con ella:
-¿Por qué no me has ayudado? ¡Lo he pasado muy mal!¡He hecho el ridículo delante de todos al no saberme la respuesta!
-Lo siento, Harriet, pero si te soplo, nunca aprenderás-Me contestó Hermione-. Tienes que afrontarte a ello sola.
-Bueno, sí, pero una ayuda de vez en cuando nunca hace daño, ¿no? Además, no me sabía lo que el profesor me había preguntado.
-Al final, contestaste correctamente.
-¡Sí, pero porque miré en el libro!
-Eso no está bien.
-Ya sé que no está bien-Estaba empezando a molestarme-. ¿Y qué querías que hiciera, si no sabía cómo evitar a un vampiro? No tenía otra salida.
-Está bien, tranquila. La próxima vez, trata de estar un poco más preparada y ya está-Dijo Hermione-. Ya verás, todo te saldrá mejor de ésa manera. Vamos, ahora tenemos Encantamientos...
Encantamientos se me dio mejor. Al menos, pude igualarme con Hermione, porque la primera clase consistía en tratar de realizar el encantamiento Lumos, y como yo ya lo había practicado en casa, me salió a la primera. A Harry, que estaba a mi lado, también le salió bastante bien, aunque la luz que salía del extremo de su varita era más tenue que la mía. Al pobre Ron no le fue tan bien como a Hermione y a mí, y no consiguió mucho, sólo un pequeño destellito en el extremo de su varita que se extinguió en pocos segundos. Y Seamus Finnigan, el chico al que había conocido en el andén nueve y tres cuartos, no logró ni un rayito de luz siquiera, sólo hizo estallar una de las patas de su pupitre. El profesor que imparte ésta clase era el profesor Flitwick, que es de muy baja estatura y se tiene que subir a un montón de libros para que le podamos ver bien. El profesor Flitwick me felicitó cuando vio que había logrado que mi varita irradiara por el extremo una luz en condiciones. Bueno, y a Hermione, ni te cuento...
Pero éso es sólo el principio. Luego tenemos Herbología, donde tenemos que aprendernos las propiedades de las plantas más raras que haya visto nunca, los martes y jueves; tres veces por semana tenemos Astrología, donde aprendemos los nombres de los planetas, satélites y constelaciones... Por ahora, en la única asignatura que destaco(y no es que destaque impresionantemente, de eso nada, la que destaca más es Hermione) es Encantamientos.
Pero la peor asignatura de todas es Pociones. Y si no, deja que te lo cuente...
*****************
Bueno, a contestar rewiews!
Cali-chan: Conque Dennis te recuerda a tu hermano? Jejeje... Bueno, te voy a dejar con las ganas de ver la clase de Snape, que será en el próximo capítulo, y... El sapo de Neville lo encuentra él en el castillo. ¿No te acuerdas?
Selene: Jejeje, sí, te garantizo que nunca pintaré a Malfoy en mis fan-fiction siendo alguien agradable... O bueno, quién sabe? Quizás dentro de mucho...
Jade: Gracias por la definición de Mary Sue... Por cierto, espero que wilbur estuviese siendo sarcástica, porque yo no soy superficial! Seré cualquier cosa, desordenada, marimacho, como queráis calificarme, pero jamás de los jamases superficial! Antes me muero! jejejeje
Pues nada, hasta el noveno capítulo! Veréis algo relacionado con el quidditch... y sí, la clase de Snape.
Kisses!!! Os kiero mucho a todos! Gracias por los rewiews que me dejáis, me animáis la moral!
Harriet
Querido diario:
Estamos a jueves. Mañana terminará mi primera semana en Hogwarts, ¡Ha sido estupenda! Excepto ciertas cosas, pero por lo general, me siento genial. Claro que voy a contártelo todo, y como siempre, desde el principio:
El día después de la selección, me desperté llena de ganas por empezar aquél nuevo día. Fué descorrer las cortinas de mi cama y ver que Hermione estaba sentada en su cama, vestida ya con la túnica. Me fijé que también llevaba una corbata a rayas doradas y rojas, y un escudo insignia en el pecho, enganchado a la túnica, todo rojo excepto por los bordes y una gran "G" en el centro, que eran dorados. Estaba leyendo, al parecer, pero al verme, dejó su lectura y se levantó de golpe.
-¡Hola, Harriet!-Me saludó, feliz-¿Qué tal, dormilona? ¿Sabes qué hora es?
-No...-Admití.
-Las nueve de la mañana.
-¿Y?
-¿Y? ¡Chica, que las clases empezarán dentro de poco! ¡Y tú no has desayunado aún! Bueno, la verdad es que yo tampoco, pero como cuando yo me levanté estabas todavía dormida, quise esperarte, mientras leía un libro.
-Para variar... ¿Y a qué hora te despertaste tú?
-A las siete menos cuarto.
-¡Las siete menos cuarto! ¿Cómo puedes madrugar tanto? Yo sería incapaz...
Hermione sonrió. Ella y yo nos llevamos muy bien, aunque ella es más estudiosa que yo y no le gusta romper las reglas de la escuela, de hecho, me persuade constantemente para que no pueda cometer ninguna infracción. Pero es que me tienta tanto... además, como dicen algunos: Las reglas... ¡Están hechas para romperse! Pero me temo que Hermione no es de mi misma opinión. Aún así, yo la aprecio mucho, y si se meten con ella, yo no lo consiento de ningún modo. Después de todo, es mi mejor amiga.
-Venga, vístete, y vámonos a desayunar. No podemos permitirnos el lujo de llegar tarde a clases el primer día...
-Ya... Oye, Hermi, ¿cómo te sabes la hora en la que entramos a clases?-Le pregunté, mientras me quitaba el camisón y me ponía la falda plisada gris, junto con la camisa blanca. Hermi es como acostumbro a llamar a Hermione.
-No es que me lo sepa realmente, pero ayer estuve hablando con Percy. Ya sabes, el prefecto... y me dijo que los de primer año siempre solíamos entrar a clases a eso de las nueve, o nueve y cuarto-Explicó ella.
-¿Hablaste con el hermano de Ron?-Inquirí, mientras me ponía el jersey y me ataba la corbata, idéntica a la de Hermione.
-¿Es el hermano de Ron?
-Uno de los tantos que tiene...
-No lo sabía... Bueno, en fin, sí, estuve hablando con él. Parece un chico responsable, y digno de su cargo... ¿Ya estás lista?
-"Eh"-pera-Farfullé, tenía en la boca la pluma para escribir, y estaba metiendo los libros de texto a toda prisa en mi mochila de manera desordenada(algunos se me estaban cayendo), mientras que tenía la túnica(que la tenía a medio poner) bastante descolocada. Hermione rió.
-Eres un desastre-Dijo, riendo-. Trae, te ayudo con eso-Me ayudó a poner mis cosas como Dios manda en la mochila, mientras que yo pude quitarme la pluma de la boca y colocarme bien la túnica.
-Gracias-Le agradecí a mi amiga, cuando ya tenía todo listo.
-De nada... Venga, ya que lo tienes todo listo, vámonos.
Hermione y yo nos fuimos del dormitorio, escaleras abajo, y nos dirigimos al Gran Comedor. Allí, entre otras personas, estaban Harry y Ron, éste último bastante adormilado.
-Buenos días-Nos saludó Harry, cuando Hermione y yo nos sentamos a la mesa-. ¿Vosotras también os habéis despertado tarde?
-Sólo yo-Contesté-. Hermione se despertó a las siete menos cuarto.
-¡A las siete menos cuarto!-Gimió Ron-¿Quién es capaz de despertarse a ésa hora?
-Tú no, desde luego-Hermione observó a Ron, que trataba de untar mermelada en su servilleta.
-Ron... eh... ¿A qué hora te has despertado tú?-Pregunté, mirando perpleja como Ron metía el tenedor en su vaso, que estaba lleno de zumo.
-A las ocho y media-Contestó él, con voz somnolienta-. Pero aun así... Tengo un sueño que me caigo...
-No, si se nota...
-Pues despertarse a las ocho y media ya es decir-Comentó Hermione-. Teniendo en cuenta que nuestras clases empiezan alrededor de las nueve... No deberías tener sueño, te has levantado bastante tarde.
Ron miró a Hermione con el entrecejo fruncido.
-¿Levantarse a las ocho es levantarse tarde?-Replicó, algo más espabilado-Pues no sé qué es para ti levantarse, por ejemplo, a las doce y pico...
-Bueno, ya vale-Dije yo, que me venía venir una discusión entre Hermione y Ron-. Mirad, están repartiendo el horario a los de primero...
Así era. Entre más personas, nos repartieron a Harry, a Ron, a Hermione y a mí los horarios.
-¿Qué te he dicho, Harriet? Las clases empiezan a las nueve y media-Me dijo Hermione, triunfal.
-Tú me dijiste que empezaban alrededor de las nueve o nueve y cuarto...-Objeté.
-Bueno, es lo mismo.
-Hoy, a primera hora, tenemos Transformaciones-Dijo Harry, leyendo el horario-. Esperemos no llegar tarde...
-¿Qué hora es?-Preguntó Ron.
Como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, Harry y yo miramos nuestros respectivos relojes, para después mirarnos entre nosotros dos.
-¡Las nueve y cuarto pasadas!-Exclamamos a la vez. Hermione dio un gemido.
-Oh, no, oh, no, vamos a llegar tarde el primer día... ¡Vamos, Harriet, corre!-Me tiró de un brazo y empezó a correr, arrastrándome.
-¡Oye, suéltame! ¡Que sé correr!-Me solté de la mano de Hermione, ofendida.
-Vale, vale, ¡pero tú corre!-Hermione salió corriendo del comedor.
-Cómo se pone-Comentó Harry, acercándose a mí-.Si apenas quedan unos minutos para y media...
-De cualquier manera, tenemos que irnos yendo hacia el aula de Transformaciones...-Me di cuenta de algo-¡Un momento! ¡No sabemos donde está el aula de Transformaciones! ¡Hermione, espérame!-Grité, echándome a correr tras ella.
-¡Y espéranos tú a nosotros!-Harry y Ron me siguieron lo más rápido que pudieron.
Los chicos y yo tratamos de seguir lo mejor que pudimos a Hermione. Pero Hogwarts tiene un problema: Tiene un montonazo de escaleras, varias de las cuales se mueven a voluntad, tiene puertas que no se abren, o puertas falsas, y todo parece cambiar continuamente de sitio, así que nos llevó bastante tiempo encontrar el aula de Transformaciones. Y la encontramos de milagro, gracias a las instrucciones de Nick Casi Decapitado, el fantasma de Gryffindor, que pasaba por allí(Las cuatro casas tienen un fantasma que corresponde a cada una de ellas, me di cuenta el día anterior, además de que Hermione me habló de ello). Pero al abrir la puerta del aula...
-Los mellizos Potter y Weasley... Llegáis tarde-Dijo una voz severa. Levantamos la mirada y vimos que era la profesora McGonagall, la jefa de la casa Gryffindor.
-Lo siento, profesora... Nos hemos perdido-Intenté disculparme.
-Bien, pero que no vuelva a suceder-Dijo la profesora-. Sentaos.
Obedecimos. Yo me senté al lado de Hermione, quien me había guardado un sitio.
En aquella primera clase, tratamos de transformar una cerilla en una aguja, pero fue casi imposible. Sólo a la cuarta vez, mi cerilla se volvió puntiaguda, pero nada más.Harry y Ron tampoco hicieron gran cosa. Hermione tuvo más suerte: Había conseguido transformar su cerilla en algo más parecido a una aguja. No sé cómo lo hizo, era muy difícil.
Más tarde, tuvimos Defensa contra las Artes Oscuras, con el profesor Quirrell. El profesor Quirrell es algo extraño: Tiene un turbante morado en la cabeza, y su aula huele a ajo. En aquella clase, estuvimos estudiando los vampiros, y antes de empezar, nos hizo preguntas acerca de cuánto sabíamos sobre ellos. Hermione las contestó todas, porque estaba siempre con la mano alzada, mientras que yo pasé un apuro muy grande cuando el profesor se dirigió hacia mí:
-Señorita Potter, ¿Cuál es la forma más eficaz de evitar el ataque de un vampiro?
-Ehhh... Pues...-Había leído algo en los libros muggles de fantasía sobre los vampiros, pero en ninguno decía exactamente cómo evadirlos. Miré a Hermione, desesperada, y le susurré-¡Sóplame, que no sé nada!
-Eso no está bien-Me contestó ella, también susurrando.
-¡Por favor!
-No.
Menuda es Hermione. Es muy buena amiga y todo lo que quieras, pero no te echa una mano en los momentos difíciles. Hay que ver.
-Pues... no lo sé, profesor-Contesté, temblando de arriba abajo.
-Vamos, Potter, haz un intento, si es muy fácil-Me insistió el profesor.
-Está bien... vamos a ver...-Miré furtivamente la página dedicada a los vampiros, por la cual estaba abierta el libro, y después de buscar unos segundos, vi escrito en un párrafo: "Se puede evadir de los vampiros con ajo y una cruz de plata". ¡Bingo! La pregunta del profesor estaba respondida-.Con ajo y una cruz de plata-Dije al profesor.
-Muy bien, Potter. Diez puntos más para Gryffindor-Me dijo el profesor, para mi alivio. ¡Uf! Me había librado de una buena... Y eso, sin la ayuda de Hermione. Estaba algo resentida con ella porque no me quiso ayudar, y cuando acabó la clase, hablé con ella:
-¿Por qué no me has ayudado? ¡Lo he pasado muy mal!¡He hecho el ridículo delante de todos al no saberme la respuesta!
-Lo siento, Harriet, pero si te soplo, nunca aprenderás-Me contestó Hermione-. Tienes que afrontarte a ello sola.
-Bueno, sí, pero una ayuda de vez en cuando nunca hace daño, ¿no? Además, no me sabía lo que el profesor me había preguntado.
-Al final, contestaste correctamente.
-¡Sí, pero porque miré en el libro!
-Eso no está bien.
-Ya sé que no está bien-Estaba empezando a molestarme-. ¿Y qué querías que hiciera, si no sabía cómo evitar a un vampiro? No tenía otra salida.
-Está bien, tranquila. La próxima vez, trata de estar un poco más preparada y ya está-Dijo Hermione-. Ya verás, todo te saldrá mejor de ésa manera. Vamos, ahora tenemos Encantamientos...
Encantamientos se me dio mejor. Al menos, pude igualarme con Hermione, porque la primera clase consistía en tratar de realizar el encantamiento Lumos, y como yo ya lo había practicado en casa, me salió a la primera. A Harry, que estaba a mi lado, también le salió bastante bien, aunque la luz que salía del extremo de su varita era más tenue que la mía. Al pobre Ron no le fue tan bien como a Hermione y a mí, y no consiguió mucho, sólo un pequeño destellito en el extremo de su varita que se extinguió en pocos segundos. Y Seamus Finnigan, el chico al que había conocido en el andén nueve y tres cuartos, no logró ni un rayito de luz siquiera, sólo hizo estallar una de las patas de su pupitre. El profesor que imparte ésta clase era el profesor Flitwick, que es de muy baja estatura y se tiene que subir a un montón de libros para que le podamos ver bien. El profesor Flitwick me felicitó cuando vio que había logrado que mi varita irradiara por el extremo una luz en condiciones. Bueno, y a Hermione, ni te cuento...
Pero éso es sólo el principio. Luego tenemos Herbología, donde tenemos que aprendernos las propiedades de las plantas más raras que haya visto nunca, los martes y jueves; tres veces por semana tenemos Astrología, donde aprendemos los nombres de los planetas, satélites y constelaciones... Por ahora, en la única asignatura que destaco(y no es que destaque impresionantemente, de eso nada, la que destaca más es Hermione) es Encantamientos.
Pero la peor asignatura de todas es Pociones. Y si no, deja que te lo cuente...
*****************
Bueno, a contestar rewiews!
Cali-chan: Conque Dennis te recuerda a tu hermano? Jejeje... Bueno, te voy a dejar con las ganas de ver la clase de Snape, que será en el próximo capítulo, y... El sapo de Neville lo encuentra él en el castillo. ¿No te acuerdas?
Selene: Jejeje, sí, te garantizo que nunca pintaré a Malfoy en mis fan-fiction siendo alguien agradable... O bueno, quién sabe? Quizás dentro de mucho...
Jade: Gracias por la definición de Mary Sue... Por cierto, espero que wilbur estuviese siendo sarcástica, porque yo no soy superficial! Seré cualquier cosa, desordenada, marimacho, como queráis calificarme, pero jamás de los jamases superficial! Antes me muero! jejejeje
Pues nada, hasta el noveno capítulo! Veréis algo relacionado con el quidditch... y sí, la clase de Snape.
Kisses!!! Os kiero mucho a todos! Gracias por los rewiews que me dejáis, me animáis la moral!
Harriet
