El crimen de Monte Fuji.

Por: Ariadna

Basado en la novela "El crimen de la Hipotenusa" de Emili Teixdor.

Me miraba directo a los ojos, sin parpadear.

-demuéstralo. – le dije. – demuestra que eres Yamato.

-¿quieres una demostración como cuando el profe de matemáticas demuestra un teorema? Hikari no aprobará por más que le demuestren la necesidad de pasar las matemáticas, hasta que alguien elimine la causa que le hace odiar la asignatura.

-y tú… ¿qué hecho quieres eliminar que te obliga a actuar de esa manera tan extraña?

-tendrás que adivinarlo.

-no importa. Demuéstrame, de todos modos, que tú no eres Takeru.

-en el orfanato, a muchos niños de padres desconocidos nos ponían el mismo apellido. A Takeru y a mí, por ejemplo. Por eso, y porque nos criamos juntos desde muy pequeños, nos considerábamos como hermanos. Cuando empezaron las adopciones y nos dimos cuenta de que en cualquier momento nos separarían y dejaríamos de vernos, decidimos intercambiar nombres. Takeru se llamaría Yamato, y Yamato se llamaría Takeru.

-¿por qué?

-es como decir que yo sería él y él sería yo. Una manera de seguir juntos. Más que eso, si nos hacíamos pasar el uno por el otro, era como si decidiéramos un poco nuestro futuro. Nuestras vidas dependían de la voluntad de desconocidos, de si nos adoptaban o no, y nosotros decidíamos ser Takeru o Yamato, a nuestro antojo. Así quedaba claro que nuestra decisión también contaba.

-pero…

-él viviría la vida que me habían preparado a mí, y yo la suya.

-pero… ¿y los papeles, documentos, certificados…?

-la administración del orfanato era un desorden y enredamos a partir de cambios y líos todos los documentos que pudimos. Pasamos por tantas manos que al final se fiaban más de nosotros que de los papeles que nos acompañaban… ni se fijaban en el papeleo, ¿qué interés podíamos tener en engañarlos? Y los apellidos eran idénticos.

-¿se parecen?

-de pequeños, sí. No hay muchos rubios de ojos azules en Japón, ¿sabes? De mayores, ya no nos parecemos tanto. Lo más importante es que nos consideramos como verdaderos hermanos, como la única familia que tenemos, la verdadera.

-sigue.

-¿ves como de verdad soy Yamato, aunque deje que me llamen Takeru y yo mismo haya escogido llamarme así?

-¿y la paliza al capitán de Tamachi, y las llamadas a Mimi, y la joya para Hikari, y la idea de robar los exámenes…?

-eran cosa de Yamato.

-¿de ti?

-sí, claro. Imagina un hermano que realice todo lo que tú no te atreves a hacer y que cargue con toda la rabia y la violencia y los malos humores que llevas dentro…

-entonces, la doctora Takaishi tenía razón.

-no, ella creía que yo hacía eso porque estaba loco o para divertirme.

-o para prolongar el grito de injusticia.

-y no es eso. Toda la historia del robo de los exámenes no era más que una tapadera para poder entrar sin mayores problemas en el despacho del Monte Fuji. Takeru, es decir, Yamato…, bueno, mi hermano de orfanato, necesitaba unos programas de computador muy valiosos que el profesor había preparado. Se trataba de sacar varias copias y devolverlos la misma noche. Lo mismo que habíamos planeado con los exámenes… es decir, lo mismo que yo quería hacer creer que iba a hacer mi hermano.

-¿Por qué dices que "necesitaba"? ¿Lo obligaba alguien?

-Monte Fuji es consultor o ayudante de una compañía de programas para computadores – aunque no sé cómo, si el tipo es peor que yo para esas máquinas -, y la familia con la que vive actualmente mi hermano se dedica a piratear programas. Tienen una oficina de consulta para empresas, pero la verdad es que se dedican al espionaje industrial.

-¿espías industriales?

-cuando una marca de perfumes, por ejemplo, da con la fórmula de un nuevo perfume, las demás marcas pagan una millonada para saber cómo se obtiene el nuevo producto y sacarlo al mercado antes que la competencia. Es una simple guerra comercial. Y lo mismo ocurre con los nuevos modelos de motos, zapatillas, o cualquier cosa que venda bien. En este momento, el negocio más fácil y rentable y menos peligroso es la piratería de programas.

-¿y… tu hermano espía?

-lo obligan.

-con tu ayuda.

-no puedo negarme. Él hace lo que me hubiera tocado hacer a mí si no nos hubiéramos cambiado.

-¿y no lo han atrapado nunca?

-una sola vez. Lo llevaron a la comisaría. La familia con la que vive hizo magia para sacarlos lo antes posible. Saben que somos amigos y me llamaron. Yo fui con ellos a la comisaría, por si servía de algo, y allí debió verme aquel baka de Tamachi.

-pero… ¿por qué no se revela? ¿Por qué no huye?

-¿adónde? Está metido hasta el cuello en esos asuntos, su familia no lo dejaría ir tan fácilmente. Además, no es que sean unos monstruos… lo quieren, y él a ellos… son sólo… estafadores.

Me pareció que iba a decir "como nosotros". Puede que sea cierto, pero creo más bien que somos unos simples aprovechados…

-déjame pensar. – dije. – vamos a ver… tú fuiste preparando poco a poco la presentación de tu hermano, para hacernos creer que nos ayudaba, y de ese modo, si lo atrapaban en el despacho de Monte Fuji, todo se limitaría a la inocente sustracción de unos exámenes de matemáticas para ayudar a unos amigos con pocas ganas de estudiar… eso se le llama ir sobre seguro y preparar las cosas bien. Por cierto, ¿llegó a entrar o no, esa noche, para coger los programas?

-¿cómo quieres que entrara con el charco de sangre que encontró?

-¡ya lo tengo!

-¿qué?

-la solución para deshacerse de la familia de estafadores.

-dime.

-habla con tu padre, el abogado, y cuéntale el cambio de nombres. ¿Tienes confianza en él?

-ahora sí. Antes no lo conocía bien.

-que alguien remueva todo el papeleo de ustedes hasta que dé con algún documento equivocado y pueda demostrar que los nombres no coinciden. Y entonces que reclame a las autoridades y pida poner las cosas en claro: tú debes ser él, y él debe ir en tu lugar.

-pero yo no quiero ir a parar a la casa de esa gente, ¡si supieras…!

-¡no tendrás que pasar con ellos ni un segundo! Tú dijiste que los encargados pedían la opinión de los adoptados referente a sus adaptadores, ¿no es así? Pues simplemente dices que tú estás bien, que no piensas moverte, y él podrá decir que prefiere cambiar…

-¿y venirse a vivir conmigo? ¿Y si el abogado no acepta?

-aceptará.

-¿y la otra familia?

-se están enfrentando a un abogado, no creo que quieran líos que arriesguen su trabajo…

Takeru/Yamato movió las cejas, dudando.

-ya me gustaría…

-a eso se le llama un final feliz.

-imaginario.

-como los números imaginarios que nos explicaba el Monte Fuji, que no existen pero sirven para mucho.

-al final acabarán gustándote las matemáticas.

-tendremos que pedirle a Hikari que nos dé clases particulares, si queremos pasar el año…

-¿sabes? Quizá ese es el único modo de que vuelva a estudiar y que se reconcilié con las mates.

-tal como repite nuestro profe de Artes. "Se avanza más a golpes de entusiasmo que a golpes de látigo".

Yamato/Takeru puso de nuevo cara de enfado.

-sólo se trata de imaginaciones… no saldrá tan bien como pensamos…

-¡vamos! Si empezamos pensando que todo va a salir mal, no vale la pena ni mover un dedo.

-y lo de los números imaginarios… ¿tú lo has entendido alguna vez?

-muy poco.

-¿para que sirven?

-creo recordar que para resolver las raíces cuadradas de los números negativos…

-uf, creo que jamás entenderé nada de eso… es probable que la cabeza me estalle primero.

-espera a ver los resultados del último examen.

-¿para cuando están?

-creo que hoy.

-¡esperemos que esta vez el Monte Fuji califique con números imaginarios!

OWARI.

Notas:

Ah… y finalmente el final (valga la redundancia ^^).

Como dije al principio, este cuento no era fácil descubrir como terminaría… ¿pero les gustó este nuevo cambio? (¡otra vez!).

En conclusión Takeru era Yamato pero con el nombre cambiado, y existía un tercer Yamato (además del Takeru/Yamato y el Yamato/Takeru), que era el único imaginario… siendo que era el verdadero Yamato con el nombre de Takeru actuando como otro Yamato. Entonces, Yamato siempre fue Yamato para mí, sólo que ustedes jamás se enteraron, jaja.

Sólo quiero recordar que la idea y la trama en si no es mía. Al principio la hice distinta y la resumí, pero los últimos capítulos tuvieron que mantener los míos diálogos sino me perdía… también debo decir que en la trama original los "hermanos" eran supuestamente gemelos, pero me evité entrar en líos y simplemente mencionar a cada rato que "Yamato" tenía los ojos azules y el pelo rubio, igual que "Takeru" ^_~.

Le dedico este fic a Laura y Cris, ¡por ser las más entusiastas con el desarrollo de los hechos! Y también agradezco a Noemi, Joana, Nina y Cielo por sus reviews ^___^ espero que no hayan terminado con dolor de cabeza…