CAPÍTULO 33: El enfrentamiento. ¡Aydiene, no!
El remolino fue aumentando de tamaño, acercándose cada vez más a los guerreros, que se esforzaban por mantenerse en pie, pese a las fuentes corrientes de aire que generaba el remolino. Aydiene se puso en pie, desafiante, observando con determinación el centro del remolino, que cada vez se veía más cercano.
La figura que se encontra dentro avanzó unos pasos, caminando por el interior del recién formado tunel, mientras las sombras y las corrientes de aire impedían ver su rostro. Solo se podía distinguir una figura humana de increible tamaño, cada vez mas proxima. A lo lejos, los tres gatos observaban la escena.
- Se acerca el momento de la verdad...- murmuró Artemis, con preocupación.
Cometa asintió sin mediar palabra, mientras Luna miraba a los guerreros con preocupación.
- Bunny...- murmuró.- Ten cuidado.
Cuando Protech terminó de atravesar el remolino, este empezó a deshacerse, permitiendo a los guerreros, por fin, relajar sus musculos. Aydiene no dijo nada, permaneciendo inmovil, mirando fijamente al recién llegado. Este avanzó hacia ella, haciendo lo mismo.
- Protech...- murmuró Aydiene.
- ¿Ese es Protech?.- preguntó Sailor Moon, en voz baja, observando al recién llegado. Ante ellos, mirando fijamente a Aydiene, había un hombre enguantado en una robusta armadura corpulento, que muy bien podría medir dos metros y medio de altura, de unos 50 años, con largos bigotes blancos. Sus manos eran grandes, poderosas, que permanecían cerradas. Pero lo realmente aterrador eran sus ojos: azules y frios con el hielo, parecian paralizar con tan solo posarse sobre un ser vivo, al tiempo que unas pobladas cejas blancas daban aún mas dureza a su rostro. Sailor Moon no pudo evitar dar un paso hacia atrás, impresionada por el aspecto de su enemigo, pero eso no parecía pasarle a Aydiene, que permanecía firme ante él.
- Aydiene.- respondió Protech, con voz grave.- Te ordené matar a estos guerreros... y no lo has hecho...
- Lo sé ... Protech. Al oir el modo irreverente con el que Aydiene se dirigía a él, Protech apretó mas los puños y frunció el ceño, pero Aydiene no se mostró interesada.
- Aydiene... ten cuidado...- murmuró Sailor Mercurio.
- Sabes cual es castigo por desobedecer mis ordenes, Aydiene.- insistió Portech.
- Si, lo sé.- asintió Aydiene.- Pero tengo dudas, Protech... y sólo tú puedes responderlas.
La tensión que había en el aire era casi insoportable. Los guerreros se mantenian inmóviles, paralizados, analizando todos los movimientos y gestos que hacian Aydiene y Protech, preparados para atacar y defenderse en cualquier momento.
- Protech...- continuó Aydiene.- ¿Quiénes atacaron mi planeta?
Durante unos instantes, los guerreros pudieron ver el el rostro de Protech la sorpresa y ¿el pánico?. Luego volvió a recobrar su expresión anterior, mientras alzaba una mano en un gesto que parecía amable y fraternal.
- Aydiene...- murmuró, mientras acercaba la mano hacia ella.- Ya te lo dije... tu planeta fue destruido... por gente de otro lugar... que solo deseaban destruir y matar... millones de personas fueron asesinadas... y nadie, salvo yo, acudio en vuestra ayuda...
Aydiene miró la mano que Protech le ofrecía.
- Tanto sufrimiento...- continuo Protech, mientras un extraño brillo aparecía en sus ojos.- ... tanta muerte... pudo haberse evitado.
- ¡Oh, no!.- gritó Guerrero Marte.- ¡Lo está volviendo a hacer!
- ¡La está controlando mentalmente!.- exclamó Sailor Marte.
- ¡Aydiene, no le escuches!.- trató de avisarla Sailor Venus.
- ¡Es una trampa!.- lloró Sailor Moon.
Pero Aydiene no les escuchaba. Sólo miraba la mano que Protech le extendía.
- Tantas vidas que podían haber sido salvadas...- continuó Protech.- Si alguien hubiese acudido en vuestro auxilio...
- Tantas vidas...- murmuró Aydiene, acercando su mano a la de Protech.
- ¡Aydiene!.- la llamó Sailor Moon, pero fue en vano.
- Tantas... – dijo Protech en voz baja, mientras esbozaba una sonrisa de satisfacción.
Aydiene apretó su mano, mientras su expresión se cargaba con odio.
- Muchas vidas pudieron salvarse...- murmuró Aydiene.
- Si, Aydiene, muchas.- asintió Portech. Soltó la mano de Aydiene y ambos se giraron para mirar a los guerreros.
- Y ellos, que tan poderosos son y a tantos de tus compañeros han matado, tienen una gran culpa.
- Ellos...- murmuró Aydiene, apretando los puños con rabia.
- Mátalos, Aydiene.- escupió Protech.- Mátalos, y venga a tu discipula. Venga a tu maestro. Venga a tu marido. Venga a todas esas personas que perdieron la vida en tu planeta. Venga a tu pueblo.
Aydiene alzó los brazos, mientras empezaba a acumular energía.
- Mierda...- juró Guerrero Sol, haciendo aparecer su espada de luz.- Ha vuelto a dominar su mente...
- ¡Aydiene, no le escuches!.- gritó Sailor Júpiter.
- ¡Nosotros queremos ser tus amigos!.- imploró Sailor Moon.
La bola de energía en las manos de Aydiene continuó aumentando, mientras la mirada de esta mostraba cada vez más odio y rencor.
- ¡Aydiene, por favor!.- suplicó Guerrero Urano.
La Maestra Sagrada empezó a elevarse, sin decir nada.
- No podemos hacer nada...- murmuró Guerrero Venus, preparándose para crear un escudo protector lo más poderoso posible.
- Tantas muerte que pudieron evitarse...- logró decir Aydiene.
Protech esbozó una sonrisa.
- Adiós, guerreros.- murmuró con crueldad. - ¡¡¡¡¡¡¡TANTAS VIDAS INOCENTES!!!!!!.- gritó Aydiene mientras lanzaba la bola de energía con toda la fuerza de la que fue capaz.
- ¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOO!!!!!.- gritó Sailor Moon, cerrando los ojos con fuerza.
- La guerra ha comenzado.- murmuró Luna.- El destino del mundo está en manos de los chicos.
- Sólo espero que la historia no se repita...- murmuró Artemis.
Protech apenas tuvo tiempo de evitar el impacto, dando un gran salto hacia atrás.
- ¡¡Aydiene!!.- gritó, mientras volvía a caer sobre el suelo.- ¿¡Que haces?!
Aydiene fue descendiendo lentamente hasta ponerse a la altura de Protech, al que miró a los ojos con odio.
- Mataste a millones de personas inocentes...- murmuró Aydiene.- Las mataste... solo por sentir el placer del poder, la gloria y la destrucción...
Los guereros miraban a Aydiene incrédulos.
- Pero... como es que... – murmuró Guerrero Sol, sorprendido.
La expresión de Protech era muy similar a la de los guerreros.
- ¿¡Como es posible?!.- gritó.- ¡¡Deberias obedecer todas mis órdendes!
- ¿¡Acaso me consideras tan estúpida como para caer dos veces en el mismo truco!?.- le gritó Aydiene.- Conseguiste controlar mi mente una vez, Protech... pero no volverá a pasar.
Tu intento de manipularme es una prueba lo suficientemente consistente para mi como para estar segura de que fuiste tu, y no habitantes de algun otro planeta lejano, los que destruyeron el mio, lo que llevó a mi gente a la muerte. Y luego, a los pocos que logramos sobrevivir a tus terribles ataques, nos engañaste, nos manipulaste, para que sirviesemos a tu servicio y pudiesemos destruir más planetas, como tú hiciste con el nuestro. Con nuestras mentes débiles, agotadas, deshechas tras esa dura guerra, no te debió de ser muy dificil engañarnos...
Aydiene miró a los ojos a Protech, que le sostuvo la mirada con dureza... hasta que finalmente esbozó una sonrisa llena de crueldad.
- Bien, de todos modos, ya no te necesito para nada.- respondió.- Si, tienes razón, Aydiene: yo destruí tu planeta, de igual manera que tu has colaborado conmigo en destruir tantos otros.
Fue tan ridiculamente fácil... atacar un planeta debil y alejado de los demas e impedir que emitiesen señales de auxilio... y luego aparecer como un héroe ante vuestros ojos... tienes razón, Aydiene: estabais tan desesperados, tan necesitados de un héroe, que no me fue dificil manipularos para que no ataseis los cabos sueltos. Y luego convenceros para que os unieseis a mi ejército... no lo habeis hecho mal. Lástima que estos guerreros lo hayan estropeado todo... podria haber llegado a dominar todos los universos existentes
- ¡Maldito bastardo!.- gritó Guerrero Sol, mientras empezaba a correr hacia Protech con su espada.
- ¡¡Quieto!!.- gritó Aydiene.
Guerrero Sol se detuvo al instante, mirando sorprendido a la mujer.
- Pero...- murmuró el guerrero.
- Este asunto no te concierne, guerrero.- dijo Aydiene, sin dejar de mirar fijamente a Protech.- Mi orgullo y el de mi pueblo debe ser vengado y no será con vuestra participación. Es algo que debo hacer. Y debo hacerlo sola.
- Pero... Aydiene...- murmuró Guerrero Urano.
- ¡Tu sola no podrás con él!.- dijo Sailor Neptuno.
- La union hace la fuerza, Aydiene.- insistió Sailor Mercurio. - Deja que te ayudemos.
- No.- replicó Aydiene, con dureza.- Vosotros no debisteis veors implicados en esto en ningún momento. Si nosotros no nos hubiesemos dejado manipular por Protech, ni siquiera nos habriamos llegado a conocer. Es mi pueblo el que ha sido ultrajado, no el vuestro. No os metais en esto.
- Pero...- insistió Sailor Moon.- Aydiene, eres nuestra amiga y queremos ayudarte...
Como toda respuesta, Aydiene alzó un brazo y de este surgió una suave luz blanquecina, que les envolvió a ella y a Protech rápidamente. En unos pocos segundos, la luz bajó de intensidad y se pudo ver a través de ella.
- ¿Qué es eso?.- preguntó Guerrero Jupiter, extrañado, mientras Sailor Mercurio hacia aparecer rapidamente sus gafas especiales y tecleaba en su mini-ordenador.
- Es una barrera entre dos universos.- explicó la sailor, sin dejar de teclear.- Aydiene a hecho entrar una parte de otro universo en el nuestro, de tal modo que, aunque nosotros podemos verla, oirla y hablar con ella, no podemos acercarnos. Esa debil luz que vemos es el punto de union entre ambos universos. Si la tocamos, recibiremos una fuerte descarga eléctrica.
- ¿Eso quiere decir que se ha aislado a ella y a Protech de nosotros?.- tradujo Guerrero Saturno.
- Exactamente.- respondió Aydiene desde el interior.- Esa barrera protectora no permite ni entrar ni salir a nadie y, a diferencia de vuestra barrera, que es posible deshacerla, esta separacion de los universos sólo desaparecerá cuando uno de los dos guerreros del interior muera.
- ¿¡QUÉ?!.- exclamaron todos los guerreros.
- ¡Aydiene, no puedes hacerlo sola!.- insistió Sailor Urano.
- Ya es tarde.- replicó Aydiene, poniendose en posición defensiva ante Protech.- Ya no hay marcha atrás. Este es mi combate.
Apenas había terminado de decir esta frase, cuando de un salto se avalanzó sobre Protech, que se apartó de su camino rápidamente, al tiempo que lanzaba un rayo de energía contra la maestra sagrada. Aydiene se apoyó sobre el suelo y se lanzó contra Protech, evitando al mismo tiempo su ataque.
- ¡Aydiene!.- gritó Sailor Moon, mientras iba corriendo hacia la barrera. Alguien la agarró de la muñeca y la sailor se giró. En el suelo, aún debil, el Señor del Antifaz la sujetaba.
- No podemos hacer nada, Sailor Moon.- le dijo muy serio.- Sólo podemos esperar y rezar para que la suerte esté de su lado.
Sailor Moon lo miró con los ojos llenos de lágrimas y volvió a fijar su atención a lo que ocurría en el interior de la barrera. Aydiene se lanzó contra Protech y trató de golpearlo varias veces con brazos y piernsa, pero Protech extendió la palma de la mano y liberó una gran fuerza energética, que lanzó a Aydiene contra el suelo, que se hizo pedazos.
- Eres una estúpida, Aydiene.- se burló Protech, desde lo alto.- Tu única, aunque remota, posibilidad de vencerme, era con la ayuda de los guerreros. ¡Y tú misma lo has dispuesto todo para que no puedan interv...!
Un rayo de energía atravesó el hombro de Protech.
- ¡Argh!.- gritó este de dolor, mientras retrocedía. Desde el suelo, Aydiene le miraba desafiante, con la palma extendida y un hilillo de sangre recorriendo su rostro.
- Aún no me has vencido, Protech.- le respondió.- Tal vez no sea tan poderosa como tú... pero tambien fuiste tú el que dispuso que cada vez que uno de los nuestros muriese, los demas absorbiesen su energía y su fuerza. Y ahora mismo tengo un poder muy superior al que tenía cuando destruiste mi planeta.
Protech apretó el puño con rabia, mientras se sujetaba el hombro herido.
- ¿Por qué no se regeneran como hacía Zoydiene?.- preguntó Guerrero Venus.
- Creo que tiene que ver con el hecho de que estén encerrados en ese espacio de otro universo.- explicó Sailor Mercurio.- Para confirmarlo, tendría que estar dentro, pero creo que esa extraña bóveda no les permite la regeneración del cuerpo, por algún motivo.
- Entonces, realmente ganará el combate el que más agunate...- murmuró Luchadora, con semblante serio.
Sailor Moon miraba la escena intranquila, mientras agarraba su broche con fuerza.
- Aydiene...
Aydiene miraba fijamente a Protech, que por primera vez daba muestras de no estar tranquilo y seguro de su victoria. Finalmente, esbozó una sonrisa nerviosa, tratando de mostrarse seguro.
- Todo esto es una tonteria, Aydiene.- dijo Protech.- Mírate. Mira todo el poder que tienes. Eres una de las personas más poderosas que hay en todo el universo... y no solo este universo... seguramente sólo yo tengo un poder equiparable al tuyo. ¿Y vas a desperdiciarlo matándome? Si nos unimos, seremos invencibles.
- Yo no soy como tú, Protech.- le replicó Aydiene con voz gélida.- He estado trabajando para ti mucho tiempo. Y he matado. Y he destruido. Pero algo he aprendido. Y es que asi no se consigue nada. Solo muerte y destrucción. No quiero pasar el resto de mi vida así y mucho menos tener que estar huyendo de ti y tus posibles venganzas. O, simplemente, dejando que los remordimientos de haberte dejado vivo acabasen conmigo. Por eso, prefiero que todo termine aquí y ahora: uno de los dos morirá. Si eres tú, el universo se habrá salvado. Si soy yo, al menos lo habré intentado ¡y mi fuerza habrá servido para algo más que de instrumento de un loco con ansias de poder!
Al tiempo que decía esto, lanzó un nuevo rayo de energía que Protech evitó a duras penas. Casi al mismo tiempo, saltó y se colocó detrás de Protech, al que golpeó con dureza, derribandolo y luego lanzó varios rayos de energía, que le alcanzaron de pleno.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡AHHHHHHRGGGGGG!!!!!!!.- gritó Protech al recibir los golpes.
- ¡¡Lo está consiguiendo!!.- gritó Sailor Saturno.
- ¡¡Va derrotarle!!.- exclamó Guerrero Saturno.
Sailor Moon no dijo nada... tenía un mal presentimiento...
Aydiene miró el cuerpo malherido de Protech, mientras este se retorcía de dolor.
- A... Aydiene...- logró decir. Pero esta se limitó a mirarlo de forma inexpresiva.- A... Aydiene, escúchame.
- Ya te he escuchado bastante, Protech.- respondió Aydiene, mientras alzaba la mano para terminar de una vez con él.
- Lo... lo siento... Aydiene se detuvo al instante.
- ¿Qué has dicho?.- le preguntó.
- Yo... yo... lo siento...- balbuceó Protech.- Tenía... un gran deseo... de poder... y no me importaba lo que me llevase... por delante... no me di cuenta... del sufrimiento... y el dolor... que estaba causando... lo siento...
Aydiene lo miró, inmovil.
- Tienes... dercho a odiarme... he destruido... todo lo que significaba algo... para ti... matame, Aydiene... no merezco vivir...
Aydiene bajó un poco el brazo.
- Protech, espero que si existe un Dios te perd...
Aydiene no pudo terminar la frase, pues un rayo de energía atravesó su pecho justo en ese momento.
- ¡¡¡¡¡¡¡AYDIENE!!!!!!.- gritó Sailor Moon, mientras, ignorando los gritos del Señor del Antifaz, se dirigía rapidamente hacia el punto de union de los dos universos y, nada más tocarlo, recibía una enorme descarga electrica que la lanzó contra el suelo. Aydiene miró la herida. Era muy grave.
En el suelo, Protech empezó a reirse, mientras se incorporaba lentamente.
- ¡Jajajajajajajajajajajajajajajajaja!.- se burló.- ¡Eres realmente estúpida, Aydiene! ¿Realmente creiste que estaba arrepentido? ¡Que idiota! Pero gracias a eso... ahora estas en mis manos... Antes de que Aydiene pudiese hacer o decir nada, Protech la agarró del cuello y la lanzó al otro extremo de la zona sellada. Sailor Moon se levantó del suelo con esfuerzo.
- ¡A... Aydiene!.- gritó, mientras volvía a acercarse a la barrera.
- ¡Sailor Moon, no lo hagas!.- le gritó el Señor del Antifaz. Pero ella ignoró sus gritós y golpeó con los puños la pared de la barrera, recibiendo una nueva descarga.
- ¡¡¡¡Ahhhh!!!.- gritó Sailor Moon, cayendo nuevamente al suelo. Pero enseguida volvió a levantarse y a tratar de golpear la barrera, pero esta vez, Guerrero Sol la agarró para impedirselo.- ¡Déjame! ¡Tengo... que ayudarla!
- ¡No puedes hacer nada por ella!.- gritó Guerrero Sol, mientras ccerraba los ojos para detener las lágimas de frustración que tenía en los ojos.- No podemos... hacer nada...
Protech se acercó a la agonizante Aydiene con una sonrisa sádica y burlona en el rostro.
- Vaya, Aydiene...- murmuró.- Parece que se han cambiado las tornas. Aydiene trató de levantarse, pero no pudo. Estaba demasiado débil.
- Ha llegado tu final.- continuó Protech.- Y con tu final, yo adquiriré mayor poder. Y dominaré todo el universo. La agarró del cuello y la levantó sin esfuerzo.
- ¿No te sientes orgullosa de haber participado en esta guerra?.- dijo con sonrisa cruel, mientras empezaba a almacenar energía en la mano libre.- Ah, es cierto: a ti te parece horrible. Bueno, no te preocupes: no vivirás para ver el final.
Antes de que pudiese hacer nada, todo empezó a temblar de un modo terrible y una luz llenó el interior de la barrera.
- ¿¡Que está pasando?!.- gritó Sailor Jupiter, mientras caía al suelo.
- ¡¡No lo sé!!.- respondió Sailor Mercurio.- ¡¡Algo a alterado el equilibrio del interior de la barrera!!
Lentamente, el temblor fue desapareciendo y el brillo del interior de la barrera desapareció. Dentro, sólo pudieron ver a Protech, que estaba totalmente desconcertado.
- ¿Qué a pasado?.- preguntó Sailor Moon.- ¿Dónde está Ayd...?
De entre la polvareda, pudo ver dos siluetas. Una de ellas llevaba en brazos a Aydiene.
- Pero quien...- murmuró Guerrero Sol. No hizo falta continuar la frase: ante ellos, se encontraban Sailor y Guerrero Pluton, con Aydiene.
- Plutón...- murmuró Sailor Moon, sin terminar de creerselo. Sailor Saturno se puso en pie, con los ojos llenos de lágrimas.
- Plutón...- murmuró.- Estás... ¡estas bien! Echó a correr hacia la sailor al tiempo que estallaba en lágrimas y la abrazó, mientras esta la rodeaba con sus brazos.
- Si, estoy bien...- respondió.- Pero... Aydiene... Sailor Moon se volvió hacia Guerrero Pluton rápidamente: en sus brazos, estaba Aydiene.
- ¡Aydiene!.- gritó, mientras iba rapidamente a su lado.
Guerrero Plutón la dejó cuidadosamente en el suelo, con gesto abatido.
- Lo siento.- murmuró.- No he llegado a tiempo.
Sailor Moon notó cómo el corazón se le paraba y toda la sangre de sus venas se helaba. Miró a la mujer. Estaba llena de heridas y sangre y respiraba con mucha dificultad.
- No puedo hacer nada por ella.- se lamentó el recién llegado guerrero.
- ¡No! ¡Aydiene!.- sollozó Sailor Moon mientras empezaba a llorar sobre el cuerpo de la maestra sagrada. Los guerreros, con lágrimas en los ojos, se fueron acercando hasta rodearlas.
Sailor Moon notó una mano sobre su cabeza y la levantó, sorprendida, con los ojos llenos de lágrimas. Aydiene la miraba, tratando de esbozar una sonrisa.
- No llores.- dijo con apenas un susurro.- Esto es una guerra. Y en una guerra hay heridos. Y en una guerra hay muertos. Yo solo soy una más entre tantos.
- ¡Aydiene, no te mueras!.- le suplicó Sailor Moon.
- No es momento de lamentaciones.- insistió Aydiene.- He cometido muchos errores en mi vida. Y es justo que pague por ello. Pero... antes de irme... debo advertiros sobre algo, guerreros. Protech... no es vuestro único enemigo.
- ¿Qué?.- se extrañó Sailor Moon.- ¿Qué quieres decir?
- Hay... hay alguien más.- murmuró Aydiene, tratando de controlar el dolor.- Está el... el Gran Hombre...
- ¿El Gran Hombre?.- se extrañó Curadora.
- ¿Quién es el Gran Hombre?.- preguntó Creadora.
- Nadie... salvo Protech... lo sabe.- respondió Aydiene.- Pero su poder... es realmente sorprendente... tened cuidado... con él...
Sailor Moon asintió, mientras trataba de no llorar, sin demasiado éxito.
- Tengo que irme...- murmuro Aydiene.- Me reuniré con mis amigos... y mi familia... espero que Zoyidiene... aun me quiera...
- Zoydiene me pidoó que te dijese que te perdonaba.- lloró Sailor Moon.
Aydiene la miró sorprendida y luego sonrió con dulzura, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. - Gracias, Sailor Moon.- murmuró, mientras iba cerrando los ojos.
- Gracias... por... todo...
Su mano no llegó a caer del todo, pues su cuerpo se desvaneció entre los brazos de la Sailor.
- ¡No! ¡Aydiene!.- gritó esta, mientras los demas guerreros giraban los rostros, llenos de lágrimas.- Aydiene...
A su espalda oyeron un extraño ruido y Guerrero Pluton agarró con firmeza su báculo.
- Sailor Moon, me temo que tendrás que dejar las lágrimas por Aydiene para mas tarde.- señaló.
Sailor Moon alzó la mirada. Ante ellos, se encontraba Portech, que ya se había regenerado y era más poderoso que nunca.
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