CAPÍTULO 26: ¡Todos los guerreros juntos! Sailor Plutón, herida de muerte.
El monstruo caminaba hacia ellos aplastando todo lo que se encontraba en su camino, ya fuesen árboles, casas o coches. Los guerreros y las sailors lo miraban, preocupados.
- ¿¡Y cómo se supone que vamos a vencerle si no pueden unir sus fuerzas y están agotados?!.- aulló Sailor Moon.
- ¿Y yo qué sé? ¿Tengo cara de ver el futuro?.- protestó Guerrero Sol.
Todos se quedaron callados durante unos instantes y luego, lentamente, fueron mirando a Guerrero Marte. Este les fue mirando nervisamente uno a uno y luego dio un paso atrás, mientras, ruborizado, movía freneticamente las manos.
- ¡Nononononono!.- balbuceó.- ¡Yo no puedo ver el futuro!
- ¿Y cómo sabías que iban a atacar aquí?.- inquirió Guerrero Sol, con suspicacia.
- ¡Fue un presentimiento! En... en ocasiones puedo ver cosas que van a pasar... o presentirlas... y leer la mente de las personas... ¡pero eso no es ver el futuro a voluntad! ¡Nadie puede hacer eso!
En ese momento, el monstruo lanzó un rayo de nergía especialmente poderoso que rápidamente se dirigió a los guerreros. Pero otro rayo lo deshizo antes de llegar, al tiempo que se oían unos chasquidos.
- Somos las que aparecen en medio de la oscuridad de la noche...
-... y traemos un halo de libertad.
- Somos las tres estrellas fugacez sagradas ¡Guerrero Estelar Luchadora!
- ¡Guerrero Estelar Creadora!
- ¡Guerrero Estelar Curadora!
- ¡STAR LIGHTS, A ESCENA!
- ¡Habeis venido!.- exclamó Sailor Moon con alegría, mientras que Guerrero Sol hacía una mueca de desagrado.
Las Stars Lights bajaron de un salto y se pusieron al lado de los guerreros.
- Parece que tenemos follón...- dijo Luchadora con una sonrisa.- ¿Y el resto?
- Ahora vendrán.- gruñó Guerrero Sol.
Luchadora, Creadora y Curadora lo miraron de malos modos, al igual que él a ellas. Sailor Moon, Sailor Júpiter y Guerrero Sol los miraron con algo de miedo.
- ¡Ya hemos llegado!
En ese momento vieron llegar a todos los guerreros y a las sailors, junto al Señor del Antifaz.
- ¡Ya estamos todos!.- murmuró Sailor Moon, aliviada, al haber cambiado de tema y haberse evitado, de ese modo, una discusión entre Guerrero Sol y las Stars Lights. Pero Guerrero Sol no se mostró igual de entusiasmado que la sailor.
- Para lo que nos va a servir...- volvió a gruñir Guerrero Sol.
Los recién llegados lo miraron extrañados y sorprendidos.
- ¿Qué quieres decir?.- preguntó Sailor Mercurio.
- Miraros: estáis agotados de la última batalla.- respondió Guerrero Sol.- En esas condiciones es inútil tratar de recurrir a los Guerreros Eternos.
- Es sólo un soldado.- murmuró Guerrero Urano.- Tal vez no sea necesario recurrir a nuestra mayor fuerza.
Los demás lo miraron con escepticismo.
- ¿Se os ocurre algo mejor?.- se defendió él, algo ruborizado.
De nuevo, el monstruo se acercó a ellos, lanzando rayos.
- ¡Flechas de fuego!.- gritó Sailor Marte, disparando su llameante arco... sin obtener ningún resultado.- No puedo... estoy demasiado débil para que mis flechas puedan ser efectivas...
- Probaré yo.- se adelantó Guerrero Saturno.- ¡Golpe espacial destructor!
Pero de nuevo fue completamente inútil.
- Eres un debilucho.- gruñó Sailor Saturno.- Deja paso a la Sailor más poderosa: ¡Golpe de Silencio!
Una gran energía empezó a acumularse en el báculo de la sailor, pero antes de que pudiese completarse, esta cayó al suelo, exhausta.
- ¡Sailor Saturno!.- gritaron todas las sailors.
- No... no puedo.- balbuceó la sailor, de rodillas en el suelo.- No... no tengo suficiente energía...
Desde el aire, Erdiene observaba todo con detenimiento. A traves de sus párpados cerrados trataba de captar todo ruido, señal o energía que apareciese.
- ¿Qué les ocurre?.- murmuró para si mismo.- Esta no la fuerza capaz de acabar con Lady Spider, Arabrab, Mizard, Áldinoc, Lamiyara y Yiria... ¿qué les ocurre? ¿Será por la batalla de hace unas horas? ¿Tan poca fuerza tienen que quedan exhaustos después de un combate contra una niña?
- ¿Estais diciendo que no podeis usar vuestro poder?.- repitió Luchadora, alarmada.- ¡Pero eso quiere decir...!
- Que está todo en nuestras manos.- resumió el Señor del Antifaz.- Aquellos que se unieron en el anterior combate no se han recuperado y Sailor Plutón...
Todos miraron a la sailor. Estaba sudaba copiosamente y a duras penas era capaz de mantenerse en pie. Las pequeñas manchas que habían aparecido cuando fue herida por Yiria ahora eran mucho mayores y las heridas se mostraban supurantes y sanguinolentas.
- No está en condiciones de luchar...- intervino Sailor Mercurio, mirando al Señor del Antifaz.- La han envenenado, ¿verdad?
Todos miraron alarmados al Señor del Antifaz y a la sailor. El primero bajó la cabeza con pesar.
- Ella... no me dejó decir o hacer nada...- trató de disculparse, apretando los puños con frustración.
Sailor Saturno miró durante unos instantes al Señor del Antifaz, asimilando lo que acababa de oir y luego corrió hacia Sailor Plutón y la agarró de los hombros con fuerza.
- ¡Plutón, dime que es mentira!.- aulló la niña, mientras la sacudía.- ¡Dime que no te han envenenado!
La sailor miró a los ojos de la joven y luego esbozó una triste y débil sonrisa, mientras le apoyaba la mano en el hombro.
- Me temo... me temo que así es, Saturno.- murmuró con un hilillo de voz.- No quería preocuparos...
- ¡Pero podríamos intentado hacer algo!.- lloró Sailor Saturno.
- No hubiese sido posible.- respondió Plutón.- Es un veneno... demasiado poderoso... no tiene cura... y yo no quería ser una molestia...
Los guerreros y las sailors miraron horrorizadas a Sailor Plutón. Eso significaba que Sailor Plutón iba a...
- ¡¡¡¡NOOOOOOO!!!!.- lloró Sailor Saturno.- ¡Seguro que se puede hacer algo! ¡No sabes qué veneno es! ¡Sailor Mercurio y el Señor del Antifaz saben medicina! ¡Y las Stars Lights vienen de otros sistema solar, seguro que tienen alguna cura!
Los aludidos bajaron las miradas con tristeza, tratando de controlar el llanto. Sailor Saturno las miró congelada, sin ser capaz de reaccionar. Sailor Plutón la agarró de la mano.
- No pienses en mi ahora, Sailor Saturno.- le dijo con un débil hilo de voz.- Ahora teneis que vencer al enemigo, derrotarle sin perder un segundo o Protech destruirá la Tierra. No dejes que mi sufrimiento haya sido en vano...
En ese momento, la sailor cayó al suelo inconsciente.
- ¡SAILOR PLUTÓN!
Sailor Mercurio rápidamente le tomó el pulso.
- Ha perdido el conocimiento...- murmuró.- Pero... no creo que pueda aguantar mucho más...
Todos se quedaron en silencio, mirando angustiados a la agonizante sailor. Guerrero Sol apretó los puños.
- En ese caso... será mejor que hagamos lo que ella desea...- murmuró, mientras se daba la vuelta y se encaraba con el monstruo.- Si es así como tiene que ocurrir, que no sea en vano.
Con gesto decidido, hizo aparecer su espada de luz y la alzó, apuntando al monstruo.
- Tú vas a pagar por todos... – dijo, apretando los dientes.- ¡Espada de Luz!
De un salto, se lanzó contra el monstruo, lanzando un grito de guerra, apuntando a los ojos.
- ¡Guerrero Sol, no!.- gritó Sailor Júpiter.
- ¿¡Que hace ese loco!?.- se extrañó alarmandose Sailor Neptuno.- ¡Lo va a matar!
El monstruo extendió la mano y lanzó un rayo directamente contra Guerrero Sol.
- ¡¡NOOO!!.- gritó Sailor Júpiter.
Erdiene movió la cabeza con gesto apenado y decepcionado.
- Esto está resultando demasiado fácil...- suspiró.- Creí que había entrenado mejor a Lamiyara y a Yiria, pero está claro que ellas también debían de ser unas guerreros mediocres...
Guerrero Sol apretó los dientes y alzó su espada, dispuesto a hacer frente al rayo en vez de esquivarlo.
- No estoy dispuesto a ceder...- murmuró.- ¡¡AHHHH!!
Con toda la energía que fue capaz de reunir en ese momento, hizo que su espada cortase en dos el rayo desintegrándolo por completo sin recibir un solo arañazo... pero antes de poder volver a prepararse, el monstruo lo agarró con uno de sus enormes puños y lo estrelló, sin soltarlo, contra la casa más cercano.
- ¡Guerrero Sol!.- gritó Guerrero Saturno corriendo hacia el monstruo.- ¡Anillo cortante!
El anillo salió volando en dirección a la muñeca del monstruo, pero cuando la alcanzó, rebotó en ella, incapaz de cercenar la piel de la criatura. Sudando por el cansancio y el esfuerzo se detuvo y miró impotente cómo Guerrero Sol era brutalmente golpeado una y otra vez.
- ¡Cadena de Amor!.- gritó Sailor Venus. La cadena de corazones rodeó la muñeca del monstruo, sujetándola. La sailor apretó los dientes y los puños, dispuesta a sujetar al monstruo... pero la cadena cedió antes, rompiéndose y haciendo que la sailor saliese disparada y chocase contra un arbol que, milagrosamente, todavía seguía en pie.
- ¡Hojas de Roble!.- gritó Sailor Júpiter... pero de nuevo fue inútil: su ataque a duras penas alcanzó al monstruo.
- Yo probaré ahora.- intervino Luchadora.- ¡Laser Estelar!
- ¡No, deten el láser!.- gritó el Señor del Antifaz.
Luchadora se detuvo inmediatamente y vio cómo el monstruo ponía a un seminconsciente Guerrero Sol delante de él, de tal manera que todos los golpes y ataques que le lanzasen alcanzasen directamente al guerrero.
- Maldito...- murmuró Sailor Urano.- ¡Eres un maldito cobarde!
- ¡Guerrero Sol, reacciona!.- lloró Sailor Moon.
- ¡Tienes que defenderte!.- imploró Sailor Júpiter.
- Nosotros... no podemos hacer nada...- murmuró Guerrero Júpiter, apretando los puños con frustración.- ¡Reacciona de una maldita vez, Guerrero Sol!
Pero el guerrero apenas era capaz de oirles, pues estaba al límite de sus fuerzas.
Erdiene suspiró, desanimado.
- Será mejor terminar con esto de una vez.- murmuró.- Soldado Militar, acaba con él de una vez y luego continua con los demás.
El monstruo puso un brazo derecho, en el que sujetaba firmemente a Guerrero Sol y con la otra mano sacó una pistola que puso a pocos metros de la cabeza del guerrero.
- ¡¡¡¡NO, GUERRERO SOL!!!!.- aulló Sailor Júpiter.
- Sayonara, Baby.- dijo el monstruo con voz lenta, apretando el gatillo.
- ¡¡¡¡¡NOOOOOOOO!!!!!
Se oyó una detonación. Las sailor cerraron los ojos, sin querer ver lo que había ocurrido.
- ¿¡Pero qué...?!.- oyeron decir, sorprendido, a Guerrero Neptuno.
Sailor Júpiter alzó la mirada y vio que, sobre el puño del monstruo, de pie, con tranquilidad, estaba Guerrero Plutón. Tenía el báculo apuntando al cañón de la pistola y a sus pies, una enorme bala. Guerrero Sol continuaba inconsciente.
- ¡Guerrero Plutón!.- exclamó Guerrero Venus, sin terminar de decidirse entre ponerse a llorar o a dar saltos de alegría.
Guerrero Plutón giró la cara y sonrió con tranquilidad. Acto seguido lanzó un rayo contra los ojos del monstruo y este, por el dolor, la sorpresa y el deslumbramiento de la luz, abrió el puño dejando caer a un maltrecho a Guerrero Sol, que rápidamente agarró el recién llegado.
En unos instantes, se puso al lado de las sailors y los guerreros que se apresuraron a comprobar el estado en el que se encontraba el guerrero.
- Tranquilos.- dijo Guerrero Plutón, mostrando su habitual sonrisa.- Enseguida se encontrará como nuevo.
- ¿Qué quieres decir con...?.- preguntó Sailor Marte, pero de pronto algo hizo que se detuviese. Notaba cómo algo estaba ocurriendo dentro de ella, algo cálido y que la llenaba...
Miró a su alrededor y pudo ver que todos los guerreros y las sailors estaban igual que ella, rodeados por un leve halo de luz que emanaba de su propia piel. El Señor del Antifaz y las Stars Lights miraban la escena sin ser capaces de comprender lo que ocurría.
Erdiene se disponía a marcharse cuando algo le hizo volverse, alarmado.
- Su energía...- murmuró asombrado.- Está... está creciendo de un modo desmesurado...
Los guerreros y las sailors se miraban asustados, sin comprender lo que estaba pasando.
- Dejaros llevar.- murmuró Guerrero Plutón, cerrando los ojos.- Dejad que esa energía salga libremente de vuestros cuerpos.
Sin estar muy convencidos todavía, las sailors y los guerreros le imitaron y cerraron los ojos, relajándose, mientras que la luz que emanaba de ellos se hacía más intensa a cada instante que pasaba.
- ¿¡Qué está pasando?!.- gritó Erdiene, alarmado, sintiendo la luz a traves de sus ojos ciegos.
Luna observaba toda la escena desde un rincón oscuro. Oyó unos ruidos a su espalda y se volvió, viendo llegar a Cometa y a Artemís.
- Ya están todos.- murmuró Cometa con satisfacción.- Ahora será todo más fácil.
- Eso espero...- respondió Luna.- Pero... Sailor Plutón...
Bunny notó cómo dentro de ella se formaban nuevas palabras y su poder incrementaba. En sus manos, el cetro de la Luna cambió de forma. Su mango se fue estrechando cada vez más hasta convertirse en un fino estilete en cuya empuñadura, blanca y dorada aparecía el símbolo de la luna. Todo el filo había pasado a ser de un fino cristal y se movía sin dificultad.
Abrió los ojos con decisión, animada con esa gran energía que sentía dentro de ella. Miró a sus compañeros. Todos ellos tenían la misma mirada.
Poco a poco, las luces que les envolvían fueron desapareciendo, pero no esas miradas llenas de decisión y fuerza. Volvió su mirada a Guerrero Sol y Sailor Plutón. Ella continuaba inconsciente, pero él parecía haberse recuperado por completo y observaba al monstruo con detenimiento.
- Ha llegado nuestro momento.- murmuró, con decisión, haciendo aparecer de nuevo su espada de luz. Pero algo había cambiado. En esta ocasión, la espada era más brillante que nunca y de ella emanaba una energía que Sailor Moon nunca jamás había visto anteriormente.
El monstruo los observó de modo completamente inerte y luego lanzó un nuevo rayo de energía contra ellos.
- ¡Cuidado!.- gritó Creadora.
- ¡Escudo protector!.- gritó a su vez Guerrero Venus.
Sobre ellos se formó de inmediato una enorme cúpula transparente que ni tan siquiera tembló al recibir el impacto del rayo. Es más, hizo que este rebotase, chocando violentamente contra el monstruo, que se tambaleó por el golpe.
- ¿¡Pero cómo es posible?!.- exclamó Erdiene.- ¡Hace unos instantes estaban al límite de sus fuerzas y su derrota era inminente!
Guerrero Venus deshizo el escudo y Guerrero Sol se adelantó unos pocos pasos, apuntando con su espada al monstruo.
- Prepárate a morir.- dijo con voz fría.
En lugar de eso, el monstruo sacó su pistola y le disparó varias veces seguidas.
- ¡Furia Infernal!.- gritó Sailor Marte, sorprendiendo a todos (tal vez incluso a ella misma). De sus manos salieron varias bolas de fuego de gran tamaño que hicieron desaparecer prácticamente de inmediato las balas del monstruo.
Pero el monstruo, lejos de rendirse, puso una rodilla en el suelo y colocó el bazooka sobre su hombro, sin variar de expresión.
En apenas unos instantes, apuntó a los guerreros y disparó contra ellos.
Lejos de sentirse intimidada, Sailor Urano dio un salto y sacó su espada y de un solo golpe, hizo explotar en el aire el proyectil, cayendo sin problemas en el suelo.
El monstruo frunció el ceño y caminó con decisión hacia ellos. Guerrero Sol le miró a los ojos sin miedo y alzó su espada.
- Sayonara, Baby.- dijo, justo antes de dar un salto y cortarlo por la mitad de arriba abajo.- ¡Ahora, Sailor Moon!
Esta se adelantó un par de pasos y alzó su espada sin miedo, todo lo más que pudo y luego, sin doblar el brazo, apuntó al monstruo.
- ¡Espada de cristal, sesga el mal de mi enemigo!.- gritó con fuerza.
Alrededor de la punta de la espada se formó un remolino de plumas, destellos de luz y energía, que rápidamente fue aumentando de tamaño y poder. Sailor Moon agitó su brazo como si fuese a atacar a alguien con su espada y esta energía salió disparada contra el monstruo, al que envolvió rápidamente.
- ¡Desaparezcooooo!.- gritó el monstruo mientras iba desintegrándose poco a poco.
- Ya entiendo por qué Yiria y los demás fueron derrotados.- murmuró Erdiene.- Pero ese poder no será nada comparado con el del Gran Protech.
Acto seguido, se esfumó del aire, regresando a la base.
Pronto, la calma reinó en la calle. Todo estaba destruido, pero no se oía absolutamente nada. Todos los guerrros y las sailors se mantenían en silencio, ergidos, sin decir ni una palabra.
Las Stars Ligths y el Señor del Antifaz los miraban sin saber qué decir o hacer. Jamás habían visto una fuerza como aquella...
La primera en reaccionar fue Sailor Saturno, que fue corriendo a ver a Sailor Plutón, que continuaba en el suelo, inconsciente.
- ¡Sailor Plutón!.- lloró la joven, agarrándola.- ¡Sailor Plutón, por favor, despierta!
Lás lágrimas empezaron a aparecer en los ojos de los presentes.
- ¡Por favor...!.- lloró Sailor Saturno.- Tienes que despertar...
Guerrero Plutón se abrió camino entre los guerreros y las sailors y se puso al lado de la inconsciente sailor, apoyando una mano en su frente. Sailor Saturno lo observaba sin ser capaz de decir o hacer nada al respecto, mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas.
El guerrero miró con detenimiento las manchas de la piel de la sailor y luego se levantó.
- Sólo tiene una oportunidad.- les dijo a los demás.
- ¿Puedes hacer algo por ella?.- imploró Sailor Neptuno.
- Hay un planeta.- respondió Guerrero Plutón.- Su atmósfera y su vegetación pueden ayudarla a sanar si no es demasiado tarde. Pero tardará.
- ¡No importa!.- le interrumpió Sailor Urano.- Llévala donde sea necesario. Pero cúrala, haz que se recupere.
- Pero más te vale que no le pase nada.- señaló Sailor Npetuno.- O serás tú el que lo pague.
El guerrero se limitó a sonreir. Alzó su báculo y abrió un túnel. Sin dejar de sonreir, cogió en brazos a la sailor y se fue encaminando al tunel.
- No os preocupeis: jamás osaría hacerle daño.- les respondió.- Tendrá los mejores cuidados.
- ¡Espera!.- le paró Sailor Moon.- ¿Quién eres tú?
El guerrero se limitó a sonreir, mientras, sin decir ni una sola palabra, se adentraba en el tunel, que se cerró detrás de él.
- ¡Nuestra casa... hecha pedazos!.- lloró el padre de Bunny, mientras se llevaba las manos a la cabeza.
- Bueno...- murmuró Bunny.- Sólo está el tejado en el jardín, nada más... las casas de los vecinos están mucho peor...
- Pero Bunny, hija, no podemos vivir en una casa en esas condiciones.- lloró Ikuko, enjuagándose los ojos en un pañuelo.- ¿Dónde vamos a vivir mientras tanto?
Bunny miró a Armando ilusionada... y luego vio la mirada cargada de furia de su padre, por lo que optó por no hacer la sugerencia...
- Si quieren, Bunny puede quedarse en mi casa.- ofreció Amy.
- O en el templo.- añadió Ray.
- O en mi apartamento.- señaló Patricia.
- O en nuestra casa.- intervino Vicki.- Bunny tendrá lugar donde dormir. Pero ¿y ustedes?
- Bueno...- murmuró la madre de Bunny.- Supongo que mi marido y yo podríamos irnos con mis padres y Shingo puede quedarse en casa de sus primos...
- Entonces ya está todo arreglado.- dijo Tim, sonriendo.- Bunny, ¿por qué casa te decides?
- Creo que me quedo con la de Patricia.- afirmó Bunny.- Se come muy bien. Por cierto, ¿dónde está?
Patricia se acercó a Alex, que observaba el amanecer desde el parque y se mantuvo a unos metros de él, mirándolo. Alex se mantuvo inmovil.
- Es un bello amanecer, ¿no crees?.- dijo, sin desviar la mirada.
Patricia sonrió.
- Alex, ¿por qué te lanzaste contra esa criatura?.- preguntó al final.- Pudo haberte matado.
Alex estuvo unos segundos en silencio.
- No lo sé.- respondió finalmente.- Supongo que era tal la frustración de no poder estar contigo que tenía que desahogarme de algún modo.
Patricia se ruborizó y bajó la mirada.
- No lo hagas más, por favor.- le pidió.- Yo... no podría vivir si tú...
Por primera vez, Alex se movió y se acercó a ella.
- ¿Estás llorando?.- le preguntó, preocupado.
Patricia rápidamente alzó el rostro.
- No.- dijo con decisión.- Jorge me dijo que si lloraba te hacía sufrir más. Y yo no quiero que sufras.
- Ni yo quiero hacerte llorar.
- En ese caso, no vuelvas a hacer lo que has hecho hoy, porque entonces no podré aguantar las lágrimas.- dijo ella, sonriendo dulcemente.
Alex también sonrió.
- Han dicho que no podemos estar juntos, ¿pero crees que podremos ser amigos?
- Seguro que sí.- respondió Patricia.- Además, tengo obligaciones con el grupo. Simplemente, tendremos que esperar.
Se miraron sonriendo y estuvieron así durante unos segundos, hasta que finalmente regresaron junto a los otros.
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