Parte I "Pin-Pon-Papas; saca la manos y ¡Escapa!"
- Se supone que ya deberían estar aquí - dijo Takeru al mirar su reloj, estaba muy feliz por la visita de sus amigos, eso haría más ameno su doceavo verano - ¿No, abuela?
La Abuela Ishida estaba parada junto a su alto nieto en la estación de tren, lo usaba como bastón, con la otra mano sostenía una sombrilla, Takeru se cuidaba de que la abuela no le sacara el ojo izquierdo con los picos del objeto que cubre a los seres del sol. Yamato estaba sentado alejado de ellos, tocaba la harmónica y seguía lamentándose estar una semana más en el campo.
- y dime, abuela, ¿Qué te pareció mi amiga Hikari? - indagó el rubio con simpatía.
- ¿Pues qué quieres que te diga, Takerito?, la niña se invitó sola, pero parecía amable.
Era la tercera vez que preguntaba eso y era la tercera vez que la abuela le respondía diferente, la primera vez había entendido otra cosa, la segunda vez dijo que no sabía de quien le hablaba, y ahora, por fin, recordaba el "compromiso" con su mejor amiga.
A lo lejos observó un tren, debían venir en ese. Sonrió con algo de lástima al ver el estado del transporte, y descartó que en él vinieran los chicos, era un ferrocarril del carga, donde transportaban cajas, cosas y animales.
"pohhh, puhhh" habló el tren, y se paró en la estación; un hombre prieto y de aspecto tenebroso se bajó del sitio del conductor y caminó hacia los vagones.
- Disculpe, ¿Por qué han parado aquí? - dijo el viejo guardagujas de la estación, caminó con calma hacia el conductor - No tenían que descargar aquí, sino hasta Osaka.
- Hubo cambio de planes - avisó el conductor y le tronó los dedos al temible hombre moreno que había bajado - Takeshi, baja la "mercancía".
Takeshi, el ayudante de conductor, asintió y abrió el vagón. En cuanto lo hizo, y entre los cerdos, Takeru y compañía vislumbraron a varias cabezas de seres humanos, éstos comenzaron a bajar del tren torpemente: eran los elegidos.
- ¡Eso no se ve todos los días! - exclamó Yamato, antes de estallar la carcajada; se levantó de su asiento y corrió hacia donde podía tener una mejor vista - ¡Cómo no me traje la cámara para fotografías! - se lamentó sonriendo, su hermano también reía, la abuela parecía extrañada.
La primera en bajar fue Mimi, Estaban más cerca Jyou e Iori, pero ésta los pisoteó sin importarle nada más que salir de ese infierno. Mientras bajaba y saltaba cerdos y humanos, maldecía al viaje, a Taichi, y a la vida, su traje estaba hecho mugre y su maquillaje arruinado, así que las injurias y berrinches no eran para menos.
Puso el pie fuera del tren, y le falló la coordinación al sacar el otro, ya que se estampó en el suelo.
- ¡Todo es tu culpa!,¡Te voy a matar, Taichi! - gritó histérica.
- ¡Dios mío, una asesina! - se alteró la abuelita al oír a Tachikawa.
- No te preocupes, abuela - explicó Takeru entre risas - Es mi amiga Mimi, sólo está enojada porque el viaje no resultó cómodo.
- Yamato, háblale a la policía - ordenó la abuela, el nieto no hizo caso debido a que seguía disfrutando la escena, pero la viejecita creyó que su orden había sido cumplida, lucía satisfecha.
- Disculpa que no ayude a levantarte, Mimi - excusó Takeru - pero soy el "Bastón" de mi abuela.
El siguiente en bajar fue Koushiro, traía rostro verde, como mareado, abrazaba fuertemente su amada laptop, y sus ojos estaba llorosos, como si acabara de llegar de un funeral.
Le quitó el exceso de paja a su aparato adorado y siguió ido del mundo, extraviado entre miradas.
- Vamos, no es para tanto - dijo Taichi, que acababa de bajar.
- ¡Shhh!, respeta el dolor ajeno - ordenó Miyako, bajando con cara molesta y ojos desorbitados, una patita de sus lentes estaba rota y la había improvisado con un trozo de mecate con el que amarraban a los puercos.
- ¿Qué fue lo que pasó? - preguntó Yamato.
- Que por culpa de Taichi, un cerdo se sentó en la computadora de Koushiro y la descompuso - informó Iori, que acababa de pisar tierra firme.
- ¡Y eso no fue lo peor! - avisó Daisuke - cuando el cochino cerdo se hizo en el vestido de Mimi la cosa se puso drástica y fea.
- La culpa es de Taichi - agregó Sora - ¿Cómo se le ocurre comprar pasajes en un tren de carga?
- ¡Oye!, siempre me culpan de todo, deberían agradecer que quise ayudar con eso de la economía, este viaje tenía que salir casi gratuito - se disculpó Taichi.
Hikari saltó fuera del tren, luego espero a que Ken Ichijouji le pasara el equipaje, la mayoría llevaba una maleta, Mimi y Miyako más de tres.
- Bueno, ya estamos aquí - dijo Taichi haciéndose el simpático - ¡Ánimo, Koushiro!, ese cerdo sólo le dio experiencia a tu computadora, seguro que tiene la batería baja y por eso no prendió... de cualquier forma, ya sabes que con unos cuantos golpecitos...
- Será mejor que guardes tu distancia - amenazó Koushiro - en estos momentos no respondo por mi conducta.
Takeru y Yamato seguían riendo.
- ¿Qué no pueden callarse?, ¡Ha sido una pesadilla! - les dijo Jyou.
- Al menos aprendiste que no quieres ser veterinario, Jyou - agregó Takeru, tratando de calmarse - Bien... Abuela, te presento a mis amigos.
La ancianita se acercó a Sora para tocarla, ésta retrocedió asustada.
- Son seres humanos - dijo convencida - pensé que eran cerdos.
- Será mejor que le pongas los lentes a la abuela, Takeru - avisó Yamato - Abuela, son nuestros amigos.
- ¡Oh! - se admiró la señora - ¡Cuánto gusto!
- Mira abuela, ella es Hikari, ayer hablaste con ella. Te presentaré a los demás: el más alto y con antiparras es Jyou, le sigue Sora, él es Ken, la de los lentes chuecos es Miyako, ahí está Mimi, a su lado está Daisuke, seguido por Iori, el que abraza algo es Koushiro, y por último, el de los pelos desordenados, Taichi.
- Mucho gusto - dijo la anciana - Yo soy la Señora Kyoko Ishida, pueden decirme abuela.
- ¡hola, abuela! - respondieron los chicos, tratando de ser educados.
- Jovencito, ¿Qué no le enseñó su mamá a peinarse? - Regañó a Tai, luego miró a Daisuke - para usted va lo mismo. Vayamos al coche, nos esperan.
Los chicos se encontraron con una camioneta vieja, la escalaron sin quejarse, era un paraíso comparado con el viaje anterior, pues seguro que concuerdan conmigo con que la compañía porcina no es la más adecuada. La única que luchó por ir en cabina, fue Mimi, quien en compañía de la abuela y uno de los tíos de Takeru y Yamato, quería ir en más comodidad. En cuanto subió al auto, la abuela dijo:
- Cualquier lugar es muy peligroso hoy en día, jovencita - comentó muy animada, dirigiéndose a Mimi - fíjate que hoy había un asesino en la estación de tren, lo bueno es que mi nieto Yamato llamó a la policía y todo se puso en orden.
La chica Tachikawa frunció el ceño y le siguió la corriente.
--
La estancia en casa de la abuela había despertado en los chicos todo, menos el espíritu de la naturaleza; la mayoría de ellos pasaban el rato jugando baraja y esperando la hora de la comida. Hikari había acabado casi con sus rollos de fotos, Mimi terminó modelando todo su guardarropas (se cambiaba tres veces al día). En ocasiones iban a nadar al estanque, por las noches hacían fogatas y contaban cuentos, Koushiro había conseguido arreglar su aparato y estaba más tranquilo. Por su parte, la abuelita Kyoko, gozaba con la casa invadida. El problema surgió al tercer día, cuando los elegidos había repasado todos sus juegos y comenzaban a aburrirse.
- Una semana es mucho - dijo Miyako, quien ya había logrado arreglar sus gafas - ¿Qué haremos en todo este tiempo?
- No lo sé, disfrutar del ambiente, Miyako - propuso Iori, no muy convencido - la naturaleza y todo eso.
- ¡Estoy aburrida! - siguió quejándose la del cabello lila.
Taichi había salido de ducharse, se había asegurado de embarrar su pelo de gel, se estaba cansando de que la abuela siempre lo regañara por el estado de sus greñas.
- Creo que me excedí con el tiempo del viaje, ya quiero regresar.
- No te quejes, a veces paso meses aquí - interrumpió Yamato, que caminaba junto a él.
Entraron a la cocina, olía rico.
- ¿Qué hará de comer, abuela? - preguntó el confianzudo de Taichi mientras olía agrandando los poros de su nariz - ¿A qué hora comeremos?
- ¡Vaya con estos jovencitos!, váyanse a jugar.
- ¡Abuela, tenemos 15 años!, no es tan sencillo encontrar un juego divertido.
- En mis tiempos se jugaba hasta los 25, no importaba si uno tuviera hijos.
- Abuela, ¿Qué juego nos aconsejas? - agregó Takeru, que acababa de entrar al sitio donde se comen los alimentos - la mayoría de nuestros amigos se están aburriendo.
Extrañamente la Sra. Ishida sonrió como maniática.
- Pensé que nunca pedirían mi consejo - argumentó con audacia, dándose la vuelta como una experta ninja - por supuesto que podría aconsejarles el juego ideal.
- ¿En verdad? - preguntó Daisuke - ¡Qué bien! - exclamó con inocencia - le avisaré a los demás.
- Haces bien, Daisukito, y ustedes chicos, esperen en el patio, la abuela tiene que ir por los instrumentos.
Kyoko se retiró con una velocidad asombrosa, Yamato se aseguró de apagar la estufa antes de obedecer el mandato de la ancianita.
- ¡Cada vez tengo menos duda: tus abuelos están locos! - opinó Taichi - de ahí viene tu demencia.
Yamato no se preocupó por contestar, mejor golpeó a su mejor amigo.
--
Y ahí estaban los 12, reunidos cerca del estanque del patio, de esos donde de repente saltan pececillos feos y de agua dulce. La casa era vieja y típica, el estilo japonés estaba enfrascado en el más mínimo detalle, incluso había un viejo dojo abandonado, ese era el sitio favorito de Iori, que solía practicar Kendo.
- Ya estamos todos, abuela - avisó Sora, haciéndose la simpática, traía puesta unos pantalones de mezclilla, y una blusa blanca - ¿Qué quería decirnos?
- Sí, abuela, díganos a qué jugaremos - pidió Daisuke, siguiendo con su inocencia ridícula.
La abuelita llevaba en sus arrugados brazos una caja de cartón llena de polvo, sopló con fuerza desparramando las partículas y haciendo estornudar a Jyou Kido.
- Es un juego legendario en la familia y se usa en varias partes del mundo - informó como si hablara de un tesoro - es el juego de "Rateros y Policías"
- ¿En qué consiste? - preguntó Mimi
- Lo más seguro es que se trate de lo que su nombre indica - dijo Ken.
- ¿Representar el sistema de justicia del país?, ¡Eso no es tan divertido! - interrumpió Miyako.
- Chicos, dejen termina a la abuela - juzgó Koushiro.
- Gracias, Koushirito - agradeció Kyoko Ishida - bien, en éste cofre, ¡Yamato!
- Sí, abuela.
- Saca el cofre - el nieto mayor obedeció inmediatamente, de la arcaica caja sacó un cubo de madera con función de caja fuerte. - Aquí se guardará un tesoro, que los ladrones hurtarán a los policías.
- ¡Ohhhh! - hubo una exclamación casi general.
- Entonces el fin del juego es que... - comenzó a decir Hikari, pero se detuvo al notar la mirada reprendedora de la abuela.
- El juego comienza cuando los rateros esconden el cofre, los policías intentarán capturarlos y recuperar el tesoro - replicó la anciana - para eso necesitamos dos equipos.
- Como somos 12, cada equipo será de 6, ¿Verdad? - preguntó Iori, no ilusionado, pero sí conforme.
- Así es.
- ¿Y cómo elegiremos los equipos? - indagó Sora.
- De eso me encargo yo - contestó la abuela - ¡Niños, formen un círculo, ahora!
Los adolescentes cuyas edades oscilaban entre los 9 y 16 años, obedecieron ciegamente, no les gustaba imaginarse a la abuela enojada, sería temible.
Entonces la Sra. Ishida sacó un arrugado papel, se colocó en el centro de la rueda silueteada por humanos, y con su arrugada y pequeña mano comenzó a señalar a Jyou.
- Apunten con su mano derecha hacia el frente - imperó muy contenta de su ritual, más extrañados que nunca sus nietos y nietos postizos, obedecieron - Eso es, ¡Más arriba, Mimi!, ¡Eso!
- Abuela, ¿Qué harás ahora? - preguntó Takeru, con una sonrisa divertida, escuchando cómo Taichi Yagami se repetía en voz tenue que los abuelos de Yamato estaban locos.
Hubo un silencio sepulcral, la ancianita siguió apuntando a Jyou, mientras revisaba su escrito.
- "Comenzamos la selección" - avisó, entonces tomó aire y tocó la mano de Kido, comenzando una ridícula frase: - "Pin-Pon-Papas" - los chicos comenzaron a reí "¿Pin-Pon-Papas?", ¿Qué eran esas palabras?, la abuela comenzó a molestarse - ¡Niños, no es un juego!
- ¿Ah, no?, y entonces qué es - dijo Daisuke, Sora le dio un codazo para callarlo - ehhh... perdón, abuelita, continúe.
- ¡Y no más risas!, ¿Entendido?
- Sí, abuela - contestaron casi al mismo tiempo, como periquitos sin cerebro
Kyoko Ishida volvió a comenzar su oración extraña, a cada sílaba cambiaba de persona, porque cuando dijo "Pin", estaba tocando a Joe, pero cuando pasó a "Pon", ya estaba su índice sobre la nívea mano de Mimi.
- "Pin-Pon-Papas; saca la mano y escapa" - acabó de decir, terminando esa primera parte del ritual, sobre la mano de Koushiro - ¿Qué esperas?, ¡Escapa!, saca la mano.
Izumi sacó su mano asustado, la abuela sonrió.
- Bien, él es del equipo uno - avisó, mostrándole a Koushiro, un sitio donde decía esperar. - ahora, otra vez: "Pin-Pon-Papas; saca la mano y escapa".
Ahora el elegido fue Ken, la señora informó que éste era el miembro uno del equipo dos... y así sucesivamente fueron formándose los dos equipos, hasta quedar de la siguiente manera:
*Equipo 1: Koushiro, Daisuke, Mimi, Yamato, Hikari y Iori.
*Equipo 2: Ken, Sora, Takeru, Taichi, Jyou y Miyako.
- Ahora que ya tenemos los equipos, es hora de averiguar quienes serán los ladrones, y quienes los policías - explicó igual de contenta la mujer - manden dos representantes.
Daisuke y Taichi se auto-nombraron, dieron un paso al frente, pero la Señora Kyoko los detuvo.
- ¡No, que pasen mis nietos! - reclamó, entonces Takeru y Yamato sonrieron y se acercaron a la madre de su padre.
- ¡Eso es preferencia, fraude electoral!
- Daisuke, cállate.
- De acuerdo, Iori.
La abuela ni se inmutó si siguió:
- Aquí en mis manos tengo dos trozos de madera, el que saque el más largo, será el que lleve a su equipo a la delincuencia, o sea, serán los ladrones.
Los hermanos obedecieron y tomaron los palillos.
- El mío es el más largo - anunció Yamato - significa entonces que somos los ladrones, equipo.
- Y nosotros los policías - agregó Takeru.
La abuela aplaudió un poco, se veía feliz.
- Oye, abuela - dijo el nieto Takaishi - ¿De donde sacaste eso de "Pin-Pon-Papas..."?
- Es una larga historia, Takerito - dijo la anciana - ¡Y qué flojera explicarla!, ahora lo que tenemos qué hacer es llenar el cofre.
Kyoko arrebató el cofre que traía Taichi, caminó hacia Hikari, y le quitó su cámara fotográfica.
- Pero... es que esa cámara... - comenzó a explicar, pero la abuela no hizo caso y echó el aparato en el cofre.
- ¡Takerito, dame esa gorra tuya! - ordenó de nuevo, Takeru obedeció y la señora metió el gorro al cofre.
Y así sucesivamente siguió, a Jyou le quitó sus libros, a Taichi su binocular, a Miyako su pañoleta (esa que se pone en el pelo), y a Sora su cartera.
Entonces le dio el cofre a Yamato.
- Aquí están los tesoros, el juego puede iniciar - propuso - Los policías deberán darle una hora a los ladrones para organizarse, luego pueden iniciar la búsqueda y la captura.
- Oiga, abuela, ¿Y podemos torturar a los prisioneros? - preguntó Taichi, muy entusiasmado
- Claro que sí; Los policías tendrán una cárcel y un cuartel, les presto el Dojo para eso.
- ¿Hay límites espaciales? - preguntó Koushiro - Es decir, ¿Hasta dónde puede ir un ladrón?
- No deben salir de mis territorios, eso es todo. - la abuela se dio la vuelta, antes de irse, le dio a Jyou un folleto - Esas son las reglas, ¡Empiecen a jugar!
--
Y fue así como los elegidos comenzaron el juego más real de sus vidas, ¿Lograrán los policías cazar a los ladrones?, ¿Qué clase de mañas diseñaran los miembros del equipo?, ¿Quién ganará?, ¿De dónde sacó la abuela eso de "Pin pon papas..."?
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Continuará en el capítulo dos.
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Notas: ¡Está bien, lo admito!, es lo más ridículo que he escrito en toda mi vida, pero no me culpen, a veces le dan ganas a uno de escribir cosas que no tienen ni pies, ni cabeza, pero al menos es un escrito muy ligero en medio de un mar de tragedias.
El juego de "Ladrones y Policías" se usaba mucho cuando estaba más chica, y consistía (a como a mí me lo enseñaron) en como lo expliqué en el fic. Eso del "Pin-pon-papas, saca la mano y escapa" era un método que usábamos para elegir a los miembros del equipo siendo imparciales (Método mexicano algo incoherente, lo sé); sobra decir que en realidad sí hice eso con los elegidos, y fue así como me quedaron los equipos, según yo, muy nivelados.
Espero no esté TAN mal, si tienen sugerencias, díganmelas, las necesito. (Por cierto, la abuela Ishida se me figura un poco a la abuela de Arnold en la serie de #Hey Arnold!#).
Dejen Review, por favor; por lo pronto les prometo que el siguiente capítulo estará mejor, ya que empezará la "guerrilla" entre elegidos.
- Se supone que ya deberían estar aquí - dijo Takeru al mirar su reloj, estaba muy feliz por la visita de sus amigos, eso haría más ameno su doceavo verano - ¿No, abuela?
La Abuela Ishida estaba parada junto a su alto nieto en la estación de tren, lo usaba como bastón, con la otra mano sostenía una sombrilla, Takeru se cuidaba de que la abuela no le sacara el ojo izquierdo con los picos del objeto que cubre a los seres del sol. Yamato estaba sentado alejado de ellos, tocaba la harmónica y seguía lamentándose estar una semana más en el campo.
- y dime, abuela, ¿Qué te pareció mi amiga Hikari? - indagó el rubio con simpatía.
- ¿Pues qué quieres que te diga, Takerito?, la niña se invitó sola, pero parecía amable.
Era la tercera vez que preguntaba eso y era la tercera vez que la abuela le respondía diferente, la primera vez había entendido otra cosa, la segunda vez dijo que no sabía de quien le hablaba, y ahora, por fin, recordaba el "compromiso" con su mejor amiga.
A lo lejos observó un tren, debían venir en ese. Sonrió con algo de lástima al ver el estado del transporte, y descartó que en él vinieran los chicos, era un ferrocarril del carga, donde transportaban cajas, cosas y animales.
"pohhh, puhhh" habló el tren, y se paró en la estación; un hombre prieto y de aspecto tenebroso se bajó del sitio del conductor y caminó hacia los vagones.
- Disculpe, ¿Por qué han parado aquí? - dijo el viejo guardagujas de la estación, caminó con calma hacia el conductor - No tenían que descargar aquí, sino hasta Osaka.
- Hubo cambio de planes - avisó el conductor y le tronó los dedos al temible hombre moreno que había bajado - Takeshi, baja la "mercancía".
Takeshi, el ayudante de conductor, asintió y abrió el vagón. En cuanto lo hizo, y entre los cerdos, Takeru y compañía vislumbraron a varias cabezas de seres humanos, éstos comenzaron a bajar del tren torpemente: eran los elegidos.
- ¡Eso no se ve todos los días! - exclamó Yamato, antes de estallar la carcajada; se levantó de su asiento y corrió hacia donde podía tener una mejor vista - ¡Cómo no me traje la cámara para fotografías! - se lamentó sonriendo, su hermano también reía, la abuela parecía extrañada.
La primera en bajar fue Mimi, Estaban más cerca Jyou e Iori, pero ésta los pisoteó sin importarle nada más que salir de ese infierno. Mientras bajaba y saltaba cerdos y humanos, maldecía al viaje, a Taichi, y a la vida, su traje estaba hecho mugre y su maquillaje arruinado, así que las injurias y berrinches no eran para menos.
Puso el pie fuera del tren, y le falló la coordinación al sacar el otro, ya que se estampó en el suelo.
- ¡Todo es tu culpa!,¡Te voy a matar, Taichi! - gritó histérica.
- ¡Dios mío, una asesina! - se alteró la abuelita al oír a Tachikawa.
- No te preocupes, abuela - explicó Takeru entre risas - Es mi amiga Mimi, sólo está enojada porque el viaje no resultó cómodo.
- Yamato, háblale a la policía - ordenó la abuela, el nieto no hizo caso debido a que seguía disfrutando la escena, pero la viejecita creyó que su orden había sido cumplida, lucía satisfecha.
- Disculpa que no ayude a levantarte, Mimi - excusó Takeru - pero soy el "Bastón" de mi abuela.
El siguiente en bajar fue Koushiro, traía rostro verde, como mareado, abrazaba fuertemente su amada laptop, y sus ojos estaba llorosos, como si acabara de llegar de un funeral.
Le quitó el exceso de paja a su aparato adorado y siguió ido del mundo, extraviado entre miradas.
- Vamos, no es para tanto - dijo Taichi, que acababa de bajar.
- ¡Shhh!, respeta el dolor ajeno - ordenó Miyako, bajando con cara molesta y ojos desorbitados, una patita de sus lentes estaba rota y la había improvisado con un trozo de mecate con el que amarraban a los puercos.
- ¿Qué fue lo que pasó? - preguntó Yamato.
- Que por culpa de Taichi, un cerdo se sentó en la computadora de Koushiro y la descompuso - informó Iori, que acababa de pisar tierra firme.
- ¡Y eso no fue lo peor! - avisó Daisuke - cuando el cochino cerdo se hizo en el vestido de Mimi la cosa se puso drástica y fea.
- La culpa es de Taichi - agregó Sora - ¿Cómo se le ocurre comprar pasajes en un tren de carga?
- ¡Oye!, siempre me culpan de todo, deberían agradecer que quise ayudar con eso de la economía, este viaje tenía que salir casi gratuito - se disculpó Taichi.
Hikari saltó fuera del tren, luego espero a que Ken Ichijouji le pasara el equipaje, la mayoría llevaba una maleta, Mimi y Miyako más de tres.
- Bueno, ya estamos aquí - dijo Taichi haciéndose el simpático - ¡Ánimo, Koushiro!, ese cerdo sólo le dio experiencia a tu computadora, seguro que tiene la batería baja y por eso no prendió... de cualquier forma, ya sabes que con unos cuantos golpecitos...
- Será mejor que guardes tu distancia - amenazó Koushiro - en estos momentos no respondo por mi conducta.
Takeru y Yamato seguían riendo.
- ¿Qué no pueden callarse?, ¡Ha sido una pesadilla! - les dijo Jyou.
- Al menos aprendiste que no quieres ser veterinario, Jyou - agregó Takeru, tratando de calmarse - Bien... Abuela, te presento a mis amigos.
La ancianita se acercó a Sora para tocarla, ésta retrocedió asustada.
- Son seres humanos - dijo convencida - pensé que eran cerdos.
- Será mejor que le pongas los lentes a la abuela, Takeru - avisó Yamato - Abuela, son nuestros amigos.
- ¡Oh! - se admiró la señora - ¡Cuánto gusto!
- Mira abuela, ella es Hikari, ayer hablaste con ella. Te presentaré a los demás: el más alto y con antiparras es Jyou, le sigue Sora, él es Ken, la de los lentes chuecos es Miyako, ahí está Mimi, a su lado está Daisuke, seguido por Iori, el que abraza algo es Koushiro, y por último, el de los pelos desordenados, Taichi.
- Mucho gusto - dijo la anciana - Yo soy la Señora Kyoko Ishida, pueden decirme abuela.
- ¡hola, abuela! - respondieron los chicos, tratando de ser educados.
- Jovencito, ¿Qué no le enseñó su mamá a peinarse? - Regañó a Tai, luego miró a Daisuke - para usted va lo mismo. Vayamos al coche, nos esperan.
Los chicos se encontraron con una camioneta vieja, la escalaron sin quejarse, era un paraíso comparado con el viaje anterior, pues seguro que concuerdan conmigo con que la compañía porcina no es la más adecuada. La única que luchó por ir en cabina, fue Mimi, quien en compañía de la abuela y uno de los tíos de Takeru y Yamato, quería ir en más comodidad. En cuanto subió al auto, la abuela dijo:
- Cualquier lugar es muy peligroso hoy en día, jovencita - comentó muy animada, dirigiéndose a Mimi - fíjate que hoy había un asesino en la estación de tren, lo bueno es que mi nieto Yamato llamó a la policía y todo se puso en orden.
La chica Tachikawa frunció el ceño y le siguió la corriente.
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La estancia en casa de la abuela había despertado en los chicos todo, menos el espíritu de la naturaleza; la mayoría de ellos pasaban el rato jugando baraja y esperando la hora de la comida. Hikari había acabado casi con sus rollos de fotos, Mimi terminó modelando todo su guardarropas (se cambiaba tres veces al día). En ocasiones iban a nadar al estanque, por las noches hacían fogatas y contaban cuentos, Koushiro había conseguido arreglar su aparato y estaba más tranquilo. Por su parte, la abuelita Kyoko, gozaba con la casa invadida. El problema surgió al tercer día, cuando los elegidos había repasado todos sus juegos y comenzaban a aburrirse.
- Una semana es mucho - dijo Miyako, quien ya había logrado arreglar sus gafas - ¿Qué haremos en todo este tiempo?
- No lo sé, disfrutar del ambiente, Miyako - propuso Iori, no muy convencido - la naturaleza y todo eso.
- ¡Estoy aburrida! - siguió quejándose la del cabello lila.
Taichi había salido de ducharse, se había asegurado de embarrar su pelo de gel, se estaba cansando de que la abuela siempre lo regañara por el estado de sus greñas.
- Creo que me excedí con el tiempo del viaje, ya quiero regresar.
- No te quejes, a veces paso meses aquí - interrumpió Yamato, que caminaba junto a él.
Entraron a la cocina, olía rico.
- ¿Qué hará de comer, abuela? - preguntó el confianzudo de Taichi mientras olía agrandando los poros de su nariz - ¿A qué hora comeremos?
- ¡Vaya con estos jovencitos!, váyanse a jugar.
- ¡Abuela, tenemos 15 años!, no es tan sencillo encontrar un juego divertido.
- En mis tiempos se jugaba hasta los 25, no importaba si uno tuviera hijos.
- Abuela, ¿Qué juego nos aconsejas? - agregó Takeru, que acababa de entrar al sitio donde se comen los alimentos - la mayoría de nuestros amigos se están aburriendo.
Extrañamente la Sra. Ishida sonrió como maniática.
- Pensé que nunca pedirían mi consejo - argumentó con audacia, dándose la vuelta como una experta ninja - por supuesto que podría aconsejarles el juego ideal.
- ¿En verdad? - preguntó Daisuke - ¡Qué bien! - exclamó con inocencia - le avisaré a los demás.
- Haces bien, Daisukito, y ustedes chicos, esperen en el patio, la abuela tiene que ir por los instrumentos.
Kyoko se retiró con una velocidad asombrosa, Yamato se aseguró de apagar la estufa antes de obedecer el mandato de la ancianita.
- ¡Cada vez tengo menos duda: tus abuelos están locos! - opinó Taichi - de ahí viene tu demencia.
Yamato no se preocupó por contestar, mejor golpeó a su mejor amigo.
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Y ahí estaban los 12, reunidos cerca del estanque del patio, de esos donde de repente saltan pececillos feos y de agua dulce. La casa era vieja y típica, el estilo japonés estaba enfrascado en el más mínimo detalle, incluso había un viejo dojo abandonado, ese era el sitio favorito de Iori, que solía practicar Kendo.
- Ya estamos todos, abuela - avisó Sora, haciéndose la simpática, traía puesta unos pantalones de mezclilla, y una blusa blanca - ¿Qué quería decirnos?
- Sí, abuela, díganos a qué jugaremos - pidió Daisuke, siguiendo con su inocencia ridícula.
La abuelita llevaba en sus arrugados brazos una caja de cartón llena de polvo, sopló con fuerza desparramando las partículas y haciendo estornudar a Jyou Kido.
- Es un juego legendario en la familia y se usa en varias partes del mundo - informó como si hablara de un tesoro - es el juego de "Rateros y Policías"
- ¿En qué consiste? - preguntó Mimi
- Lo más seguro es que se trate de lo que su nombre indica - dijo Ken.
- ¿Representar el sistema de justicia del país?, ¡Eso no es tan divertido! - interrumpió Miyako.
- Chicos, dejen termina a la abuela - juzgó Koushiro.
- Gracias, Koushirito - agradeció Kyoko Ishida - bien, en éste cofre, ¡Yamato!
- Sí, abuela.
- Saca el cofre - el nieto mayor obedeció inmediatamente, de la arcaica caja sacó un cubo de madera con función de caja fuerte. - Aquí se guardará un tesoro, que los ladrones hurtarán a los policías.
- ¡Ohhhh! - hubo una exclamación casi general.
- Entonces el fin del juego es que... - comenzó a decir Hikari, pero se detuvo al notar la mirada reprendedora de la abuela.
- El juego comienza cuando los rateros esconden el cofre, los policías intentarán capturarlos y recuperar el tesoro - replicó la anciana - para eso necesitamos dos equipos.
- Como somos 12, cada equipo será de 6, ¿Verdad? - preguntó Iori, no ilusionado, pero sí conforme.
- Así es.
- ¿Y cómo elegiremos los equipos? - indagó Sora.
- De eso me encargo yo - contestó la abuela - ¡Niños, formen un círculo, ahora!
Los adolescentes cuyas edades oscilaban entre los 9 y 16 años, obedecieron ciegamente, no les gustaba imaginarse a la abuela enojada, sería temible.
Entonces la Sra. Ishida sacó un arrugado papel, se colocó en el centro de la rueda silueteada por humanos, y con su arrugada y pequeña mano comenzó a señalar a Jyou.
- Apunten con su mano derecha hacia el frente - imperó muy contenta de su ritual, más extrañados que nunca sus nietos y nietos postizos, obedecieron - Eso es, ¡Más arriba, Mimi!, ¡Eso!
- Abuela, ¿Qué harás ahora? - preguntó Takeru, con una sonrisa divertida, escuchando cómo Taichi Yagami se repetía en voz tenue que los abuelos de Yamato estaban locos.
Hubo un silencio sepulcral, la ancianita siguió apuntando a Jyou, mientras revisaba su escrito.
- "Comenzamos la selección" - avisó, entonces tomó aire y tocó la mano de Kido, comenzando una ridícula frase: - "Pin-Pon-Papas" - los chicos comenzaron a reí "¿Pin-Pon-Papas?", ¿Qué eran esas palabras?, la abuela comenzó a molestarse - ¡Niños, no es un juego!
- ¿Ah, no?, y entonces qué es - dijo Daisuke, Sora le dio un codazo para callarlo - ehhh... perdón, abuelita, continúe.
- ¡Y no más risas!, ¿Entendido?
- Sí, abuela - contestaron casi al mismo tiempo, como periquitos sin cerebro
Kyoko Ishida volvió a comenzar su oración extraña, a cada sílaba cambiaba de persona, porque cuando dijo "Pin", estaba tocando a Joe, pero cuando pasó a "Pon", ya estaba su índice sobre la nívea mano de Mimi.
- "Pin-Pon-Papas; saca la mano y escapa" - acabó de decir, terminando esa primera parte del ritual, sobre la mano de Koushiro - ¿Qué esperas?, ¡Escapa!, saca la mano.
Izumi sacó su mano asustado, la abuela sonrió.
- Bien, él es del equipo uno - avisó, mostrándole a Koushiro, un sitio donde decía esperar. - ahora, otra vez: "Pin-Pon-Papas; saca la mano y escapa".
Ahora el elegido fue Ken, la señora informó que éste era el miembro uno del equipo dos... y así sucesivamente fueron formándose los dos equipos, hasta quedar de la siguiente manera:
*Equipo 1: Koushiro, Daisuke, Mimi, Yamato, Hikari y Iori.
*Equipo 2: Ken, Sora, Takeru, Taichi, Jyou y Miyako.
- Ahora que ya tenemos los equipos, es hora de averiguar quienes serán los ladrones, y quienes los policías - explicó igual de contenta la mujer - manden dos representantes.
Daisuke y Taichi se auto-nombraron, dieron un paso al frente, pero la Señora Kyoko los detuvo.
- ¡No, que pasen mis nietos! - reclamó, entonces Takeru y Yamato sonrieron y se acercaron a la madre de su padre.
- ¡Eso es preferencia, fraude electoral!
- Daisuke, cállate.
- De acuerdo, Iori.
La abuela ni se inmutó si siguió:
- Aquí en mis manos tengo dos trozos de madera, el que saque el más largo, será el que lleve a su equipo a la delincuencia, o sea, serán los ladrones.
Los hermanos obedecieron y tomaron los palillos.
- El mío es el más largo - anunció Yamato - significa entonces que somos los ladrones, equipo.
- Y nosotros los policías - agregó Takeru.
La abuela aplaudió un poco, se veía feliz.
- Oye, abuela - dijo el nieto Takaishi - ¿De donde sacaste eso de "Pin-Pon-Papas..."?
- Es una larga historia, Takerito - dijo la anciana - ¡Y qué flojera explicarla!, ahora lo que tenemos qué hacer es llenar el cofre.
Kyoko arrebató el cofre que traía Taichi, caminó hacia Hikari, y le quitó su cámara fotográfica.
- Pero... es que esa cámara... - comenzó a explicar, pero la abuela no hizo caso y echó el aparato en el cofre.
- ¡Takerito, dame esa gorra tuya! - ordenó de nuevo, Takeru obedeció y la señora metió el gorro al cofre.
Y así sucesivamente siguió, a Jyou le quitó sus libros, a Taichi su binocular, a Miyako su pañoleta (esa que se pone en el pelo), y a Sora su cartera.
Entonces le dio el cofre a Yamato.
- Aquí están los tesoros, el juego puede iniciar - propuso - Los policías deberán darle una hora a los ladrones para organizarse, luego pueden iniciar la búsqueda y la captura.
- Oiga, abuela, ¿Y podemos torturar a los prisioneros? - preguntó Taichi, muy entusiasmado
- Claro que sí; Los policías tendrán una cárcel y un cuartel, les presto el Dojo para eso.
- ¿Hay límites espaciales? - preguntó Koushiro - Es decir, ¿Hasta dónde puede ir un ladrón?
- No deben salir de mis territorios, eso es todo. - la abuela se dio la vuelta, antes de irse, le dio a Jyou un folleto - Esas son las reglas, ¡Empiecen a jugar!
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Y fue así como los elegidos comenzaron el juego más real de sus vidas, ¿Lograrán los policías cazar a los ladrones?, ¿Qué clase de mañas diseñaran los miembros del equipo?, ¿Quién ganará?, ¿De dónde sacó la abuela eso de "Pin pon papas..."?
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Continuará en el capítulo dos.
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Notas: ¡Está bien, lo admito!, es lo más ridículo que he escrito en toda mi vida, pero no me culpen, a veces le dan ganas a uno de escribir cosas que no tienen ni pies, ni cabeza, pero al menos es un escrito muy ligero en medio de un mar de tragedias.
El juego de "Ladrones y Policías" se usaba mucho cuando estaba más chica, y consistía (a como a mí me lo enseñaron) en como lo expliqué en el fic. Eso del "Pin-pon-papas, saca la mano y escapa" era un método que usábamos para elegir a los miembros del equipo siendo imparciales (Método mexicano algo incoherente, lo sé); sobra decir que en realidad sí hice eso con los elegidos, y fue así como me quedaron los equipos, según yo, muy nivelados.
Espero no esté TAN mal, si tienen sugerencias, díganmelas, las necesito. (Por cierto, la abuela Ishida se me figura un poco a la abuela de Arnold en la serie de #Hey Arnold!#).
Dejen Review, por favor; por lo pronto les prometo que el siguiente capítulo estará mejor, ya que empezará la "guerrilla" entre elegidos.
