Parte V "El Rapto de la Pineapple"
- ¡Auch!
- Eso es Koushirito, me gusta que los hombrecitos sean valientes ante el alcohol - dijo la abuela Ishida, mientras vendaba el brazo izquierdo del antiguo poseedor del conocimiento.
Al lado de Koushiro, se hallaba Takeru, el niño de 12 lucía algo consternado, pero sobre todo, arrepentido, no sabía que era lo que lo había llevado a actuar así, a poner en peligro la vida de uno de sus amigos.
- Y Takerito, espero hayas aprendido tu lección - reprendió Kyoko Ishida, moviendo su dedito índice de forma graciosa e innata.
- En verdad lo siento mucho, Koushiro, me dejé llevar por el juego de una manera inadecuada, ni siquiera me di cuenta de lo que hice - se disculpó el nieto menor, haciendo una reverencia - espero puedas perdonarme
Izumi asintió con rapidez, tenía cierto rencor, pero ante arrepentimientos verdaderos, Dispensaciones reales, además, estaba algo bloqueado.
- Supongo que tampoco debí trozar la escalera, en parte es mi culpa - dijo con una indiferencia extraña y hasta cierto punto patética.
- Es bonito que dos jovencitos, como ustedes, se reconcilien, pero esa no era la lección, Takerito.
- ¿A no?, ¿Cuál era?
- ¡¿Qué no te diste cuenta?!, acabaste con una tradición familiar, esa casa tenía casi un siglo de construida.
"Vaya, con razón estaba tan endeble" pensó Koushiro. La abuelita cambió de expresión y sonrió inesperadamente.
- Bueno... no importa, después de todo nunca la usábamos - admitió mientras seguía "Curando" al pelirrojo, que se aguantaba las ganas de quejarse y retenía las lágrimas que querían engañarlo y correr por su liso rostro - ¡bien, ya estás listo, Koushirito!
- Muchas gracias, abuela - replicó amablemente el accidentado.
- Por cierto, ya van dos ladrones accidentados hoy que son capturados.
- ¿A qué se refiere? - indagaron Takeru y Koushiro en unísono.
- Hace un rato Ken trajo a Daisukito, que se había golpeado la cabeza, ¡Hasta sangre le salió al chamaco!
- ¿Y está bien? - preguntó Takeru, con curiosidad.
- ¡Oh, sí!, nunca había visto a un niño con una cabeza tan dura como la de su amigo, eso sí, varias neuronas se le debieron haber muerto.
- Pobre... es claro eso de que no tiene muchas - admitió Takeru, sonriendo.
- ¿Está capturado?
- Creo que sí - respondió la abuela - y espero que ahora que sigan jugando, no se pongan tan violentos, niños.
- Trataremos, abuela, pero hay gente que se obsesiona con ganar - replicó el rubio, casi con hipocresía - pero bueno, será mejor que te vayas, Koushiro.
- ¡Pero si soy tu prisionero!
- Por mi culpa casi te matas, lo menos que puedo hacer es dejarte libre, después de todo, era mi deber traerte a la enfermería, digo, con la abuela.
- De acuerdo, gracias Takeru.
- ¡Eso sí!, la próxima vez te atraparé, lo mismo que a Hikari - le anunció al verlo irse, casi cojeando.
La abuela le hizo un cariño a su nieto.
- Eso es nobleza, Takerito - admitió orgullosa de su sangre - pero los que son MUY nobles, se vuelven estúpidos.
- Ehhh, como digas, abuela.
--
- ¡Espérate, tranquila! - ordenó Taichi - Entonces, a ver si entendí. Takeru taló el árbol donde el ladrón Koushiro estaba, ¿No?
- Sí - respondió Miyako, trayendo en sus manos un tesoro amarillo, entonces Yagami continuó.
- Después de que el árbol cayó, Takeru llevó a Koushiro a que la abuela lo curara... por cierto, ¿Cómo es que sobrevivió?
- ¡Taichi, no andes diciendo eso!, ¡Qué imprudencia! - lo reprendió Sora, ya vestida como Dios manda - ¿Está bien Koushiro?
- Bueno, no lo sé - replicó Miyako, algo contrariada - está vivo y hasta puede caminar, aunque no sé si haya quedado retrazado mental, cuando Takeru y Iori lo llevaban con la abuela, tenía los ojos volteados, como bizcos.
- Pobrecito - lamentó Sora Takenouchi.
- Espera, espera, espera.... Dices IORI, ¿Cómo no lo cazaste?, ¡Me decepcionas, Miyako!
- Taichi, tú sólo piensas en eso - dijo Ken, mirando de reojo a Daisuke, que estaba amarrado en el sitio donde anteriormente estaba Yamato, el moreno de pelos parados estaba medio mareado, una gasa adornaba su amplia frente, lucía atarantado, como que no entendía lo que pasaba. - pero la verdad es que si ves a un amigo enfermo, lo menos que puedes hacer es ayudarlo, ¿No?, hiciste bien, Miyako.
- ¡Gracias, Ken! - gritó agradecida la anteojuda, entonces sonrió pícaramente - pero escúchenme bien, hice bien en no atrapar a Iori.
- ¿Y eso por qué? - cuestionó Sora.
- Bueno, porque traje esto - anunció mostrando a todos una computadora amarilla, con una piña como logotipo.
- ¡La computadora de Koushiro! - exclamó Jyou, que estaba entrando al recito, traía el rostro pálido, pero se veía muy recuperado de su antiguo golpe (él no había ido con la abuela porque le había dado vergüenza nombrar el sitio afectado).
- ¿Eso no es robar? - indagó Ken, algo molesto - ¡Debemos regresársela!, ya parecemos los ladrones.
- ¡A callar, Ken! - dijo Taichi - ¿Qué no ves que es nuestra oportunidad de ganar?, porque, ¿Qué no haría Koushiro por su aparatito?
- O sea, que piensas chantajearlo - agregó Sora, algo impuesta a la forma impropia de actuar de su mejor amigo.
- Vamos a chantajearlo todos, no anden diciendo que soy la mente diabólica aquí. Lo que sí es seguro es que Koushiro, con tal de que no le pase nada a su Computadora, es capaz de decir donde está el cofre, así ganaríamos.
- No estoy seguro de que esto sea leal - opinó Jyou.
- ¡Bah!, no me salgan con eso, los policías tienen que usar trucos sucios para atrapar a los cochinos, ¿No creen?
- Tiene lógica - admitió Miyako - pero entonces, ¿Qué haremos para enterar a Koushiro de que tenemos su más grande pertenencia?, Takeru me dijo que lo dejaría libre.
- Apuesto a que él se dará cuenta solito - replicó Sora.
- Además, tienen que rescatar a Daisuke, ¿Verdad?, dejaremos que los pececitos, caigan en el anzuelo.
- Bueno, es un buen plan, ¡Esos rateros no merecen consideración!, menos tu hermanita - dijo Jyou con rencor - lo mejor será ir a hacer guardia, ¿Vamos Miyako?
- Está bien - respondió ésta.
- Yo iré a espiarlos, sirve de que veo si sobrevivió Koushiro. - informó Ken.
Takeru entró al dojo con rostro extraño.
- Hola, equipo - saludó cordialmente - bueno, antes de informarles lo que aconteció, tengo que darles el recado de la abuela.
- ¿Qué dice la abuelita? - preguntó Sora.
- Nos aconseja no usar violencia en el juego, puede haber accidentes...
- ¿Cómo el que causaste? - preguntó Taichi, con ironía.
- Es verdad, como el que yo produje con mis tonterías - dijo triste, con melancolía; los demás guardaron silencio.
- ¡Ea!, quita esa cara Takeru, y deja te explico las buenas nuevas, no hay porqué sentir remordimientos, ¿Ehh?, fue un accidente - replicó Taichi.
El rubio suspiró y siguió a su amigo.
- iré a perseguir a alguien - avisó Sora, más que nada quería olvidarse de haber sido una mujer "seductora".
- Bueno, entonces me quedaré con Daisuke - agregó Miyako - cuando despierte haremos sesión cosquillas.
--
- ¿Que qué? - se admiró Yamato al cuestionar a Mimi.
- ¡Lo que oyes, Príncipe ladrón!, estoy rezando por el alma de nuestro amigo Koushiro... - dijo Mimi, casi con simpatía, parecía que esa chica era incapaz de sentir dolor ajeno.
- Pe-pero, ¿Takeru hizo caer el árbol? - preguntó Hikari, muy consternada.
- Pues sí.
- No me lo esperada de mi hermano... digo, de Taichi sí, pero de Takeru no.
- Bueno, tengo que admitir que concuerdo contigo - admitió Hikari - mi hermano sí sería capaz.
Iori y Koushiro aparecieron en el escondite de Mimi (donde actualmente estaban casi todos los ladrones).
- ¡Koushiro-kun, estás vivo! - gritó Mimi, lanzándose a los brazos de su amigo con falsa preocupación - sabía que kamisama me haría el milagro.
- Mimi, me estás lastimando - se quejó Koushiro, sintiendo asfixiarse entre los brazos locos de Tachikawa.
- Suéltalo, Mimi, ¿No ves que está convaleciente? - regañó Hikari, separando a los amigos con un movimiento rudo - Pensamos que estarías de prisionero, bueno, en caso de que estuvieras en condiciones de jugar.
- Takeru lo dejó libre - anunció Iori - al final admitió haberse equivocado...
- Bueno, ya sabía yo que mi hermano no iba a ser tan salvaje.
- ¿No será plan con maña? - preguntó Mimi - Tal vez lo dejó libre porque tiene intenciones macabras.
- Pues no sé, se veía sincero - acotó Koushiro, sentándose en la hierba - pero no quiero hablar más de eso, ¿Cómo vas las cosas?
- ¿Seguro que puedes seguir? - indagó Iori.
- Claro que sí, nada más estoy cansado, pero ahora me siento más atraído por este juego, casi me dan ganas de vengarme.
- ¡Pues yo sí me quiero vengar! - gritó Yamato, recordando la serie de tentadoras torturas que lo atosigaron.
- No es necesario vengarse, lo único que hay que hacer, es ganar. - replicó Iori, que era el que menos había intervenido en el juego - lo primero es salvar a Daisuke, la abuela le dijo a Koushiro que está herido de la cabeza, pero está bien, sólo más tonto.
- Seguro no se nota la diferencia - agregó Yamato - y bien, ¿Qué proponen?
- Diseñaré una estrategia en mi laptop, o tal vez podamos encontrar algo en Internet - Koushiro intentó ponerse de pie, quería ir a buscar su computadora en el caído árbol que Takeru había derrumbado - espero esté ilesa, según yo, me aseguré de protegerla en la caída.
- Yo te la traeré - se ofreció Yamato, no por gusto, se sentía algo mal por la acción malévola de su hermanito.
Mimi se adelantó al chico y le prohibió el paso.
- No tiene caso que vayas - anunció mientras sacaba un lima-uñas de su bolso y comenzaba a usarlo - Vi claramente que Miyako se la llevó.
- ¡¿Qué?! - reaccionó Izumi, olvidando su heridas y encaminándose hacia el tronco roto - ¡No puede ser!, ¿Por qué no hiciste algo para detener a Miyako?
- No estoy loca, ya sufrí mucho cuando me atrapó Sora, además, Iori me dijo que espiara, no que ayudara.
- ¡Oye, no me eches la culpa! - exclamó el niño Hida.
Koushiro palideció, de modo que su rostro contrastaba mucho con sus ojos y cabellos, comenzó a zangolotear a Mimi con desespero, Yamato los separó.
- ¡Otra vez me salvaste, príncipe ladrón! - gritó como desquiciada.
- No malinterpretes, Mimi, lo hice porque no quiero desgracias en mi equipo... Koushiro, cálmate, usa tu lógica.
- ¡Al diablo con la lógica!, Taichi va a matar a mi aparato, no puedo estar tranquilo, ¿Te imaginas las cosas horribles que le hará?, "Todo se arregla con golpes", eso es lo que siempre dice... pero juro que lo mato si...
- ¡Ya, Koushiro, basta!, mi hermano no le hará nada a la computadora, primero te manipulará.
- ¡Con eso ganarán el juego!, claro, ganarán si les dices algo verídico - opinó Iori.
- Oh... no - recordó Koushiro, dándose un manotazo en la frente.
- ¿Y ahora qué es lo que te pasa? - cuestionó Yamato, bastante irritado.
- Tengo... tengo apuntadas las... claves de dónde hallar los tesoros en la computadora... si Ken o Miyako usan mi laptop, seguro descubrirán nuestros planes.
Ahora había más gente lívida.
--
Fin de la parte V
--
Notas: Bueno, no estuvo precisamente interesante o gracioso, eso porque se necesitaba un receso, el próximo episodio quedará mucho mejor, al menos eso quiero y eso espero... se titulará: "Bombazos acuáticos"
Y vamos a las incógnitas: ¿Lograrán rescatar a la laptop... y a Daisuke?, ¿Seguirá llamando Mimi "Príncipe ladrón" a Yamato?, ¿Ken y Miyako descubrirán las claves en la computadora robada?, ¿Por qué la casa del árbol duró tanto tiempo y no la tumbó un ciclón?, ¿Recordarán los elegidos que es hora de comer?, ¿Quién ganará?
No olviden dejarme comentarios, sólo así puedo mejorar, y muchas gracias por seguir leyendo este escrito tan loco y fuera de orden, no creo que falte mucho para darle fin.
Mi correo: ziddycm@hotmail.com
¡Sigan leyendo!
- ¡Auch!
- Eso es Koushirito, me gusta que los hombrecitos sean valientes ante el alcohol - dijo la abuela Ishida, mientras vendaba el brazo izquierdo del antiguo poseedor del conocimiento.
Al lado de Koushiro, se hallaba Takeru, el niño de 12 lucía algo consternado, pero sobre todo, arrepentido, no sabía que era lo que lo había llevado a actuar así, a poner en peligro la vida de uno de sus amigos.
- Y Takerito, espero hayas aprendido tu lección - reprendió Kyoko Ishida, moviendo su dedito índice de forma graciosa e innata.
- En verdad lo siento mucho, Koushiro, me dejé llevar por el juego de una manera inadecuada, ni siquiera me di cuenta de lo que hice - se disculpó el nieto menor, haciendo una reverencia - espero puedas perdonarme
Izumi asintió con rapidez, tenía cierto rencor, pero ante arrepentimientos verdaderos, Dispensaciones reales, además, estaba algo bloqueado.
- Supongo que tampoco debí trozar la escalera, en parte es mi culpa - dijo con una indiferencia extraña y hasta cierto punto patética.
- Es bonito que dos jovencitos, como ustedes, se reconcilien, pero esa no era la lección, Takerito.
- ¿A no?, ¿Cuál era?
- ¡¿Qué no te diste cuenta?!, acabaste con una tradición familiar, esa casa tenía casi un siglo de construida.
"Vaya, con razón estaba tan endeble" pensó Koushiro. La abuelita cambió de expresión y sonrió inesperadamente.
- Bueno... no importa, después de todo nunca la usábamos - admitió mientras seguía "Curando" al pelirrojo, que se aguantaba las ganas de quejarse y retenía las lágrimas que querían engañarlo y correr por su liso rostro - ¡bien, ya estás listo, Koushirito!
- Muchas gracias, abuela - replicó amablemente el accidentado.
- Por cierto, ya van dos ladrones accidentados hoy que son capturados.
- ¿A qué se refiere? - indagaron Takeru y Koushiro en unísono.
- Hace un rato Ken trajo a Daisukito, que se había golpeado la cabeza, ¡Hasta sangre le salió al chamaco!
- ¿Y está bien? - preguntó Takeru, con curiosidad.
- ¡Oh, sí!, nunca había visto a un niño con una cabeza tan dura como la de su amigo, eso sí, varias neuronas se le debieron haber muerto.
- Pobre... es claro eso de que no tiene muchas - admitió Takeru, sonriendo.
- ¿Está capturado?
- Creo que sí - respondió la abuela - y espero que ahora que sigan jugando, no se pongan tan violentos, niños.
- Trataremos, abuela, pero hay gente que se obsesiona con ganar - replicó el rubio, casi con hipocresía - pero bueno, será mejor que te vayas, Koushiro.
- ¡Pero si soy tu prisionero!
- Por mi culpa casi te matas, lo menos que puedo hacer es dejarte libre, después de todo, era mi deber traerte a la enfermería, digo, con la abuela.
- De acuerdo, gracias Takeru.
- ¡Eso sí!, la próxima vez te atraparé, lo mismo que a Hikari - le anunció al verlo irse, casi cojeando.
La abuela le hizo un cariño a su nieto.
- Eso es nobleza, Takerito - admitió orgullosa de su sangre - pero los que son MUY nobles, se vuelven estúpidos.
- Ehhh, como digas, abuela.
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- ¡Espérate, tranquila! - ordenó Taichi - Entonces, a ver si entendí. Takeru taló el árbol donde el ladrón Koushiro estaba, ¿No?
- Sí - respondió Miyako, trayendo en sus manos un tesoro amarillo, entonces Yagami continuó.
- Después de que el árbol cayó, Takeru llevó a Koushiro a que la abuela lo curara... por cierto, ¿Cómo es que sobrevivió?
- ¡Taichi, no andes diciendo eso!, ¡Qué imprudencia! - lo reprendió Sora, ya vestida como Dios manda - ¿Está bien Koushiro?
- Bueno, no lo sé - replicó Miyako, algo contrariada - está vivo y hasta puede caminar, aunque no sé si haya quedado retrazado mental, cuando Takeru y Iori lo llevaban con la abuela, tenía los ojos volteados, como bizcos.
- Pobrecito - lamentó Sora Takenouchi.
- Espera, espera, espera.... Dices IORI, ¿Cómo no lo cazaste?, ¡Me decepcionas, Miyako!
- Taichi, tú sólo piensas en eso - dijo Ken, mirando de reojo a Daisuke, que estaba amarrado en el sitio donde anteriormente estaba Yamato, el moreno de pelos parados estaba medio mareado, una gasa adornaba su amplia frente, lucía atarantado, como que no entendía lo que pasaba. - pero la verdad es que si ves a un amigo enfermo, lo menos que puedes hacer es ayudarlo, ¿No?, hiciste bien, Miyako.
- ¡Gracias, Ken! - gritó agradecida la anteojuda, entonces sonrió pícaramente - pero escúchenme bien, hice bien en no atrapar a Iori.
- ¿Y eso por qué? - cuestionó Sora.
- Bueno, porque traje esto - anunció mostrando a todos una computadora amarilla, con una piña como logotipo.
- ¡La computadora de Koushiro! - exclamó Jyou, que estaba entrando al recito, traía el rostro pálido, pero se veía muy recuperado de su antiguo golpe (él no había ido con la abuela porque le había dado vergüenza nombrar el sitio afectado).
- ¿Eso no es robar? - indagó Ken, algo molesto - ¡Debemos regresársela!, ya parecemos los ladrones.
- ¡A callar, Ken! - dijo Taichi - ¿Qué no ves que es nuestra oportunidad de ganar?, porque, ¿Qué no haría Koushiro por su aparatito?
- O sea, que piensas chantajearlo - agregó Sora, algo impuesta a la forma impropia de actuar de su mejor amigo.
- Vamos a chantajearlo todos, no anden diciendo que soy la mente diabólica aquí. Lo que sí es seguro es que Koushiro, con tal de que no le pase nada a su Computadora, es capaz de decir donde está el cofre, así ganaríamos.
- No estoy seguro de que esto sea leal - opinó Jyou.
- ¡Bah!, no me salgan con eso, los policías tienen que usar trucos sucios para atrapar a los cochinos, ¿No creen?
- Tiene lógica - admitió Miyako - pero entonces, ¿Qué haremos para enterar a Koushiro de que tenemos su más grande pertenencia?, Takeru me dijo que lo dejaría libre.
- Apuesto a que él se dará cuenta solito - replicó Sora.
- Además, tienen que rescatar a Daisuke, ¿Verdad?, dejaremos que los pececitos, caigan en el anzuelo.
- Bueno, es un buen plan, ¡Esos rateros no merecen consideración!, menos tu hermanita - dijo Jyou con rencor - lo mejor será ir a hacer guardia, ¿Vamos Miyako?
- Está bien - respondió ésta.
- Yo iré a espiarlos, sirve de que veo si sobrevivió Koushiro. - informó Ken.
Takeru entró al dojo con rostro extraño.
- Hola, equipo - saludó cordialmente - bueno, antes de informarles lo que aconteció, tengo que darles el recado de la abuela.
- ¿Qué dice la abuelita? - preguntó Sora.
- Nos aconseja no usar violencia en el juego, puede haber accidentes...
- ¿Cómo el que causaste? - preguntó Taichi, con ironía.
- Es verdad, como el que yo produje con mis tonterías - dijo triste, con melancolía; los demás guardaron silencio.
- ¡Ea!, quita esa cara Takeru, y deja te explico las buenas nuevas, no hay porqué sentir remordimientos, ¿Ehh?, fue un accidente - replicó Taichi.
El rubio suspiró y siguió a su amigo.
- iré a perseguir a alguien - avisó Sora, más que nada quería olvidarse de haber sido una mujer "seductora".
- Bueno, entonces me quedaré con Daisuke - agregó Miyako - cuando despierte haremos sesión cosquillas.
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- ¿Que qué? - se admiró Yamato al cuestionar a Mimi.
- ¡Lo que oyes, Príncipe ladrón!, estoy rezando por el alma de nuestro amigo Koushiro... - dijo Mimi, casi con simpatía, parecía que esa chica era incapaz de sentir dolor ajeno.
- Pe-pero, ¿Takeru hizo caer el árbol? - preguntó Hikari, muy consternada.
- Pues sí.
- No me lo esperada de mi hermano... digo, de Taichi sí, pero de Takeru no.
- Bueno, tengo que admitir que concuerdo contigo - admitió Hikari - mi hermano sí sería capaz.
Iori y Koushiro aparecieron en el escondite de Mimi (donde actualmente estaban casi todos los ladrones).
- ¡Koushiro-kun, estás vivo! - gritó Mimi, lanzándose a los brazos de su amigo con falsa preocupación - sabía que kamisama me haría el milagro.
- Mimi, me estás lastimando - se quejó Koushiro, sintiendo asfixiarse entre los brazos locos de Tachikawa.
- Suéltalo, Mimi, ¿No ves que está convaleciente? - regañó Hikari, separando a los amigos con un movimiento rudo - Pensamos que estarías de prisionero, bueno, en caso de que estuvieras en condiciones de jugar.
- Takeru lo dejó libre - anunció Iori - al final admitió haberse equivocado...
- Bueno, ya sabía yo que mi hermano no iba a ser tan salvaje.
- ¿No será plan con maña? - preguntó Mimi - Tal vez lo dejó libre porque tiene intenciones macabras.
- Pues no sé, se veía sincero - acotó Koushiro, sentándose en la hierba - pero no quiero hablar más de eso, ¿Cómo vas las cosas?
- ¿Seguro que puedes seguir? - indagó Iori.
- Claro que sí, nada más estoy cansado, pero ahora me siento más atraído por este juego, casi me dan ganas de vengarme.
- ¡Pues yo sí me quiero vengar! - gritó Yamato, recordando la serie de tentadoras torturas que lo atosigaron.
- No es necesario vengarse, lo único que hay que hacer, es ganar. - replicó Iori, que era el que menos había intervenido en el juego - lo primero es salvar a Daisuke, la abuela le dijo a Koushiro que está herido de la cabeza, pero está bien, sólo más tonto.
- Seguro no se nota la diferencia - agregó Yamato - y bien, ¿Qué proponen?
- Diseñaré una estrategia en mi laptop, o tal vez podamos encontrar algo en Internet - Koushiro intentó ponerse de pie, quería ir a buscar su computadora en el caído árbol que Takeru había derrumbado - espero esté ilesa, según yo, me aseguré de protegerla en la caída.
- Yo te la traeré - se ofreció Yamato, no por gusto, se sentía algo mal por la acción malévola de su hermanito.
Mimi se adelantó al chico y le prohibió el paso.
- No tiene caso que vayas - anunció mientras sacaba un lima-uñas de su bolso y comenzaba a usarlo - Vi claramente que Miyako se la llevó.
- ¡¿Qué?! - reaccionó Izumi, olvidando su heridas y encaminándose hacia el tronco roto - ¡No puede ser!, ¿Por qué no hiciste algo para detener a Miyako?
- No estoy loca, ya sufrí mucho cuando me atrapó Sora, además, Iori me dijo que espiara, no que ayudara.
- ¡Oye, no me eches la culpa! - exclamó el niño Hida.
Koushiro palideció, de modo que su rostro contrastaba mucho con sus ojos y cabellos, comenzó a zangolotear a Mimi con desespero, Yamato los separó.
- ¡Otra vez me salvaste, príncipe ladrón! - gritó como desquiciada.
- No malinterpretes, Mimi, lo hice porque no quiero desgracias en mi equipo... Koushiro, cálmate, usa tu lógica.
- ¡Al diablo con la lógica!, Taichi va a matar a mi aparato, no puedo estar tranquilo, ¿Te imaginas las cosas horribles que le hará?, "Todo se arregla con golpes", eso es lo que siempre dice... pero juro que lo mato si...
- ¡Ya, Koushiro, basta!, mi hermano no le hará nada a la computadora, primero te manipulará.
- ¡Con eso ganarán el juego!, claro, ganarán si les dices algo verídico - opinó Iori.
- Oh... no - recordó Koushiro, dándose un manotazo en la frente.
- ¿Y ahora qué es lo que te pasa? - cuestionó Yamato, bastante irritado.
- Tengo... tengo apuntadas las... claves de dónde hallar los tesoros en la computadora... si Ken o Miyako usan mi laptop, seguro descubrirán nuestros planes.
Ahora había más gente lívida.
--
Fin de la parte V
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Notas: Bueno, no estuvo precisamente interesante o gracioso, eso porque se necesitaba un receso, el próximo episodio quedará mucho mejor, al menos eso quiero y eso espero... se titulará: "Bombazos acuáticos"
Y vamos a las incógnitas: ¿Lograrán rescatar a la laptop... y a Daisuke?, ¿Seguirá llamando Mimi "Príncipe ladrón" a Yamato?, ¿Ken y Miyako descubrirán las claves en la computadora robada?, ¿Por qué la casa del árbol duró tanto tiempo y no la tumbó un ciclón?, ¿Recordarán los elegidos que es hora de comer?, ¿Quién ganará?
No olviden dejarme comentarios, sólo así puedo mejorar, y muchas gracias por seguir leyendo este escrito tan loco y fuera de orden, no creo que falte mucho para darle fin.
Mi correo: ziddycm@hotmail.com
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