Parte VI "Bombazos acuáticos"
Hikari Yagami había tenido una brillante idea, nada mejor pudo haber pensado. La tarde de ayer había salido al pueblo con el propósito de comprar un nuevo rollo de fotografías, Takeru y Daisuke la habían acompañado, aunque no es necesario recalcar ese hecho, carece de importancia. Entonces el día pasado, entre sus compras, había optado por adquirir una bolsa con 500 globos de plástico (de diversos colores n_n), ya que /como buena niña que era/ tenía pensado agradecer a la abuela Ishida todas las atenciones dadas con una fiesta sorpresa, fiesta que actualmente había olvidado; sus intenciones para el uso de los globos, habían cambiado.
"Si llenamos de agua estas bombas de plástico, tendremos con que defendernos" había dicho a su desanimado equipo, que ya no sabía qué hacer, ni como actuar.
- ¡Bravo, Hikari! - había felicitado Yamato, Mimi aplaudía y sonreía bobamente
- Creo que no me agrada del todo la idea de atacar, supuestamente tenemos que huir de los ataques de ellos.
- Pero Iori, ellos son casi más rateros que nosotros; mira que robar la computadora de Koushiro no fue un acto legal -se defendió la hermana de Taichi - bueno, si no están de acuerdo, propongan algo.
Todos sonrieron con malicia, por supuesto que aceptaron.
Ahora se hallaban llenando las bombas con agua, Yamato había jalado la manguera del jardín más cercano y entre Hikari y Mimi, llenaban los globos; Iori se había dispersado para que no se sospechara que andaban todos juntos y Yamato cuidaba que Koushiro no huyera locamente para rescatar su laptop.
Las chicas ladronas se tomaban muy en serio su papel, y con agilidad torpe, pero rápida, fueron llenado esos globos, las futuras balas de sus armas.
- Le estrellaré uno a Sora en donde más le duela - dijo Mimi con malicia.
- Como digas, aunque no entiendo tu resentimiento - replicó su compañera, que trabajaba el doble que la desobligada de Mimi - creo que con estos son suficientes, los demás los dejaremos como reserva, ¿Te parece?
- Mejor, así no trabajaremos más - se quejó la de cabello rosa falso.
La mujer Yagami se levantó y comenzó a jalar el costal donde había guardado las bombas mojadas y repletas de líquido vital (Elegidos desconsiderados, estaban desperdiciando agua), nadie sospecharía que esa bolsa gigante, en vez de contener paja o vegetales, estaba repleta de material peligroso.
- Me voy adelantando - avisó, luego revisó que no hubiera cerca enemigos, sonrió al ver despoblado el camino, y comenzó a avanzar - te das prisa.
- Sí, sí, lo que digas.
Cuando Hikari se fue, Mimi sonrió, tomó dos de las bombas más gorditas de agua, las palpó con sus manos, y al sentirlas tersas se le iluminaron los ojitos miel. Sin que nadie la viera (Según ella), fue introduciendo los globos en su sostén, de modo que, sus pechos se veían mucho más... abundantes, lucía casi desbordante; sacó su espejito y observó su nueva y temporal figura.
- Mmmm, no se nota que son postizos - dijo para sí misma, sin notar que se veía exageradamente falsa... la vanidad la cegaba - cualquier chico caerá a mis pies.
Terminó de guardar la mercancía y siguió el camino de su amiga de la Luz.
--
Iori Hida tenía la misión de despistar al enemigo, el pequeño de 9 sentía que lo espiaban, tal vez Ken Ichijouji lo seguía; no había intentado esconderse "Espero las chicas ya hallan terminado".
- ¡Ahí estás, Iori! - gritó Sora desde unos metros, sin querer casi habían chocado - ¡Una de mis víctimas!
La pelirroja comenzó a perseguirle, ella era una chica ágil y mucho mayor que la pobre presa.
- ¡Demonios, debo evitar que me pesque! - dijo Iori medio desesperado, pero eso sí, no quería pedir ayuda.
Cuando se vio rodeado no tuvo más opción que gritar:
- ¡Caracoles uno, Montaña!
- ¿Qué es eso?, ¿una especie de clave? - preguntó Takenouchi.
- Eso que lo averigüe tu equipo - respondió el cuestionado, con una sequedad grande.
No podía confiar en nadie. Sabía que las chicas estaban ocupadas; Yamato cuidaba que Izumi-san no hiciera locuras y Daisuke estaba en zona enemiga. Comenzó a trepar un árbol, pero al recordar lo que Takeru había hecho, se detuvo, le dio una especie de ** cus cus **, o sea, y en pocas palabras: miedo.
- Iori, no quiero ser brusca, ríndete - pidió Sora, recordando su feroz encuentro con Mimi.
- Sora, yo se Kempo (o Kendo... mm, no sé cómo se escribe) - anunció Hida con seriedad, Sora no pudo evitar dar un pasito hacia atrás, ese movimiento pareció un paso de baile.
Al mover el pie, Sora no se dio cuenta de que se estacionó en un hormiguero gigante, lleno de hormigas rojas y grandotas (claro, para ser hormigas). La chica sintió un cosquilleo, pero no le dio importancia, le molestó la amenaza por parte del niño castaño de ojos verdes.
- Iori, tú no serías capaz de golpearme, no amenaces - regañó como si fuera su madre.
El niño se dio cuenta de que más de 20 animalitos subían por la pierna de Takenouchi, abrió la boca para avisarle.
- Este, Sora...
- No he terminado, ¿O qué?, ¿Usarás una rama tirada para darme un golpe?, los jovencitos no le pegan a las mujeres.
- Ya sé, pero...
- ¿Pero qué?
- Te van a picar.
- ¿Qué dices?, ¿Es otra de esas ridículas claves?
- Sora, estás repleta de hormigas.
El niño apuntó a Sora, y ella miró hacia abajo, al verse amenazada por esos animalejos sin cerebro y trabajadores, se asustó, pegó un grito que llegó al cielo, y comenzó a quitárselas.
Iori corrió para ayudarla. La chica había comenzado a sentir muchas picadas porque con sus manos había alterado a los insectos.
- ¡Con agua, las hormigas se ahogarán con agua! - sugirió Hida, sin saber qué hacer.
Sora tenía los ojos llorosos y se quejaba con valentía, se fue corriendo a buscar agua, no sabía que pronto estaría harta de ella.
- Esta vez te salvaste, Iori, sólo esta vez - avisó antes de volver a gemir, de dolor.
- Como digas.
--
Daisuke Motomiya no era tan ingenuo como la gente creía, es sólo que su comportamiento lo hacía verse así: acelerado e inocentón.
El muchacho de tez morena y sonrisa grande, había estado riendo como idiota por más de 7 minutos, Miyako se había encargado de hacer mover esa peluda pluma en sus pies para causarle risa falsa, más tarde, la chica morada se había calmado porque anunció que le dolía el brazo por realizar el acto de las cosquillas, por eso decidió darse un descanso, cosa que fue muy benéfica para el pobre ladrón de Daisukito.
Le dolía la cabeza, casi podía quejarse, pero él no era de esos chicos quejones, ese trabajo se lo encomendaba a las damas.
- ¿Qué haces? - le preguntó a Miyako, que había sacado la computadora de Koushiro de un ropero (que no sé porqué diantre estaba en el dojo) - ¿Robaste la computadora de Koushiro?
- Mm, sí, y guarda silencio, a Taichi no le gusta que el prisionero hable.
- ¿Y no me vas a interrogar por el cofre?
- No, tenemos otros planes - dijo ella, encendiendo la máquina con pereza - me pregunto si Koushiro tendrá algo entretenido en su aparato, me estoy aburriendo, eres aburrido, Daisuke.
- Uy, sí, ya quisieras - rezongó el bocón greñas paradas - anda Miya, tráeme comidita, a los presos se les da alimento.
- Sí, tienes razón, debería ir a comer algo.
- ¡Tú no, yo sí!, me duele la cabeza.
- Daisuke, cállate, me desconcentras - ordenó la carcelera, a Daisuke sólo le quedaba la remota esperanza de que alguien lo salvaría..
El niño sabía que las cosas estaban complicadas:
1.- Por lo que había oído, Koushiro casi muere.
2.- Los Policías eran más mañosos que Demidevimon.
3.- Seguro habían ido con la abuelita a comer... ¡Y él se moría de hambre!
Miyako dio clic a **inicio** y se dirigió a la sección de **Documentos**, quería ver qué era lo último que había hecho su maestro Izumi, no dudaba que el chico tuviera cosillas prohibidas por ahí.
En la sección de documentos, encontró muchos juegos grabados de solitario, Miyako no sabía que Koushiro perdía su tiempo en eso, más arriba, había un texto con la extensión -.doc-, el archivo se llamaba:
- "Claves Yahikouiomidai" - dijo en voz alta - ¿Qué es eso?
Daisuke abrió los ojos muy asombrado, rápidamente recordó que así se llamaban las claves que su equipo y él habían diseñado.
- Hey, tú, no seas metiche - le dijo.
- Mmm, interesante, ¿Por qué no quieres que lea?
- Po-porque... habla de cosas ... personales, del loquito de Koushiro.
- Koushiro no está loco, ahhh, ¿Con que cosas personales, eh?, tal vez hable de la chica que le gusta, ¿verdad?
- Ehhh, sí, sí, es eso.
- Podría ser yo, ¿No crees?, a Koushiro siempre le he caído bien - Miyako notó lo nervioso que estaba Daisuke, el pobre era TAN obvio, ella sonrió satisfecha - pero porqué tan alterado, ¿De cuándo a acá no eres chismoso?, recuerda que una vez quisiste robarte el diario de Hikari, así que esa "honestidad" repentina me asusta... un momento: Ya-Hi-Kou-Io-Mi-Dai. Es muy obvio, corresponde a Yamato, Hikari, Koushiro, Iori, Mimi y Daisuke, jeje, los descubrí.
- ¡Ahhhhhhh!, deja eso, vieja loca - gritó.
Miyako se levantó y le metió a Daisuke un calcetín sucio, mismo que le había quitado del pie derecho.
- Oye.. wuaca... - pero el pobre ya no pudo quejarse, al sentir el pestilente objeto casi dentro de su cavidad bucal.
- Iré a hablarle a los demás, jeje... mmm, antes daré una leída
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- ¡Todo listo, príncipe ladrón! - avisó Mimi, al unirse a sus demás amigos, que estaban en otro escondite, se la vivían ocultos en madrigueras, como manadas.
Tanto Koushiro como Yamato, observaron la llameante figura acuática de su amiga, se veía muy... diferente.
- ¿Oigan, qué me miran? - dijo haciendo notar sus pechos falsos con un movimiento voluntario, le encantó acaparar la atención.
Hikari miró algo confundida y comenzó a analizar el cambio de figura de su amiga, pero no le dio importancia.
- Nada que se pueda ver - admitió Yamato, con voz seca e indiferente - y ya te dije que no me digas príncipe ladrón, te oyes escalofriante cuando lo dices.
- Yo creo que te recuerda a Jun - dijo Koushiro, Yama le dio un coscorrón, con eso bastó para callarlo.
Iori llegó agitado, se notaba que había sido atacado, traía una facha asustadiza, impropia del mismo.
- La nueva clave es Montaña... la cambié, pero nadie fue e ayudarme.
- ¿Quién te atacó?, no te oímos
- Sora, pero se fue porque la afectada resultó ella. Le picaron muchas hormigas.
- Pobre... ¿Es alérgica a esos bichos? - preguntó Mimi con esperanza, que había declarado a aquella pelirroja como su "rival" (aunque no sabemos bien en qué y por qué).
- Va a ser muy conocido si sí - replicó el pequeño de ojos verdes - ¿Ya está todo listo?
- ¡Sí!, es hora de actuar... - entonces Yamato soltó a Izumi (lo tenían amarrado en una roca porque temían que huyera como loco a rescatar su computadora) - Ya estás desatado, espero te muestres paciente, Koushiro.
- Ni que fuera yo un irracional - dijo encorvando la espalda y sonriendo sádicamente - me comportaré, lo prometo.
Cada uno llenó de provisiones sus respectivas mochilas, la venganza de los ladrones y el rescate de Daisuke, se acercaban.
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- Miyako, definitivamente te ascenderé, desde hoy eres la primera carcelera... Jyou será el guardián.
- ¡Oye!, de haber estado aquí yo habría descubierto las claves - rezongó Jyou Kido, molesto porque había cambiado de categoría.
- No lo creo, tú no eres aficionado a la computación, no te hubiera interesado usar la laptop - aclaró Ken, mientras leía en voz baja con mucho ánimo - de cualquier modo, Taichi no es nadie para despojar a alguien de su puesto, aquí no hay jefes.
- Pero hay líderes por naturaleza... por cierto, ¿Dónde está Sora?
- No lo sé - agregó Takeru - lo más posible es que ande persiguiendo a alguien, debería ir a ayudarla.
- Espera, Ken nos dará la información... primero tiene que analizarla - avisó Miyako, muy cerca del chico dueño de la bondad.
El prematuro detective seguía sonriendo, Daisuke veía todo desde lejos, se sentía impotente. De haber podido hablar seguro hubiera cantado para confundirlos o algo así. Ahora lo más que podía hacer era zangolotear la silla, moverse con inquietud para llamar la atención... con eso lo único que logró fue que la silla se cayera, ¡Pero no sólo sucedió eso!, sin pretender desatarse, la cuerda se aflojó y lo dejó libre. Se puso de pie con rapidez y una amplia sonrisa lo amparó, salió de esa guarida silenciosamente y nadie se dio cuenta. Lo que debía hacer entonces era encontrar a su equipo, y advertirles. "¿Dónde están los demás?" se indagó, mientras notaba que estaba transitando descalzo y traía un calcetín en la boca.
Los Policías habían descifrado el sistema de los ladrones, no era tan complejo como Ken había creído, pero era ingenioso.
- Los rateros nos han estado engañando todo este tiempo . informó - el cofre es una farsa.
- ¿Qué quieres decir? - preguntó Takeru.
- Que está vacío, es una trampa... los tesoros están repartidos entre ellos seis, cada uno tiene una parte y la tienen escondida, creo.
- ¡Son unos tramposos! - exclamó Taichi.
- En las reglas no dice que esté prohibido hacer eso, es sólo una estrategia - dijo Kido, mirando el "instructivo".
- Como sea, ahora lo malo es que tenemos que cazarlos por separado - se quejó Miyako
- No hay tanto problema, tenemos a Daisuke, podría decirse que a Koushiro tambien... y...
- Este... ¿Taichi? - interrumpió Takeru, notando la ausencia del prisionero.
- ¡No interrumpas al líder!
- Es que Daisuke se fugó.
- Sí, sí, lo que sea... ¿Qué?, ¿¡Cómo!?, ¡Miyako,¿Qué clase de carcelera eres?!, te desciendo de nuevo, Jyou tiene su puesto de vuelta.
- ¡Eso no es justo! - renegó la damita pelos lila.
- Claro que sí - contradijo Jyou, haciendo crecer su boca.
Sora entró cojeando al dojo, traía los ojos rojos, y en la piel ligeros puntitos también colorados.
- ¡Sora!, ¿Qué estuviste haciendo todo este tiempo? - gritó Taichi, todavía molesto por la huída de Daisuke.
La pelirroja frunció el ceño.
- Lo único que te importa es lo que haga y no lo que me pase... un buen líder no hace eso.
- A mí me importa más la justicia que ser líder.
- ¡Deja de tomarte esto tan enserio! - renegó Sora
- ¡Porque lo tomas a la ligera se nos escapó Daisuke! - siguió Taichi
- ¿A la ligera?, seduje a Yamato por la causa, ¡No me salgas con estupideces!
Los amigos estaban riñendo, ninguno de los demás parecía recordar haberlos visto pelear antes, incluso Takeru sabía que Taichi consideraba a Sora como "Su tesoro", claro que ahora el antiguo dueño del valor se veía algo poseído.
- ¡Cálmense los dos! - calló Ken - no es el momento para reñir entre nosotros... ¿Qué te pasó Sora?
- Le picaron hormigas - respondió Iori, entrando con descaro al Dojo.
- ¡un ladrón!, Jyou, Miyako, ¡Tras él! - ordenó Taichi
- ¿Y por qué no vas tú? - indagó Miyako, muy enojada - odio que te creas el jefe.
El Hida veía todo con despreocupación, hasta sonreía con ironía.
- Creo que Ken tiene razón, no es bueno que riñan entre ustedes - siguió diciendo, mirando sus unas, ya negras de tierra - es hora de... ¡Reñir con nosotros!
En ese momento, entraron los demás ladrones (menos Daisuke, que había huido por otro lado), todos con rostro complacido y sereno.
- ¡Enloquecieron, juro que enloquecieron! - afirmó Takeru.
- Ahora que sabemos que cada uno tiene un tesoro, debemos atraparlos - imperó el detective y se echó a correr tras Yamato, quien no perdió oportunidad y gritó:
- ¡Ataquen!
El equipo obedeció con un placer deleitante. Hikari lanzó su primer proyectil al azar y éste azotó en Miyako, quien huyó asustada y mojada, se escondió en la espalda de Ken y lo usó como escudo.
- ¡sálvame, Ken! - exigió como una damisela en apuros, el pobre Ichijouji recibió otro par de bombas con agua por parte de Iori.
- ¡Ah, quítate, Miyako, me voy a resfriar! - excusó abandonando a la chica.
Pero las entradas estaban bloqueadas.
- ¡No huyan, atáquelos, es sólo agua! - gritó Taichi, exasperado.
- ¿Eso crees, guapo? - le interrumpió Mimi, acercándose a él y lanzándole un globo negro.
Taichi notó un movimiento anormal en el cuerpo de la jovencita Tachikawa, había demasiado peso en cierto lugar. Detectó de inmediato que esa parte estaba demasiada crecidita.
- ¿Qué es lo que te metiste ahí? - dijo sin rodeos, y sin dejar de mirar "ahí".
- ¡Eres un grosero!, nada - rezongó ella.
- ¡Claro que sí! - siguió toreándola - sé mucho de atributos femeninos.
Mimi se molestó por el comentario y se lanzó con furia hacia el hombre de la ley (que en realidad era un corrupto), en el trayecto pisó un plástico reventado y se resbaló, Taichi corrió hacia ella y la sujetó para que no cayera de "nalgas"; la apachurró fuertemente, y las bombas que yacían en el sostén de la chica rosa, se reventaron, empapándola de agua.
- ¡Eres un estúpido!, me empapaste todita... ¡príncipe ladrón, ayuda!.. ¡Montaña cuatro, Policía-burro!
- Deberías agradecer que te salvé la vida, además, quien te manda andar poniéndote esas "cosas" justo en esa parte, ¡Estás loca! - dijo molesto el pelos parados. Mientras abrazaba a su nueva prisionera, sintió otra cosa anormal en el cuerpo de la chica, y al zangolotearla un poco (Mimi parecía una bestia salvaje cuando trataba de zafarse del agresor), de su falda rodó una gorra de pescador (la de Takeru).
- ¡Es uno de los tesoros! - gritó Sora, corriendo hacia el valioso objeto y sujetándolo como si fuera su osito favorito de peluche - ¡Tenemos un tesoro! - siguió diciendo, olvidando el dolor de los piquetes.
Yamato y Takeru tenían un enfrentamiento raro. El mayor lanzaba las bombas acuáticas y el menor, que era muy hábil, las cogía desde el cielo y las regresaba a su dueño, andaban corriendo por todo el dojo.
Ken y Yolei eran bombardeados por Iori, los tenía acorralados en una esquina, Miyako impedía que Ken huyera, y éste comenzaba a desesperarse porque según él, tenía las defensas de su organismo bajas y le iba a dar una neumonía.
Hikari surtía a los demás y de vez en cuando ayudaba a Koushiro a masacrar (término subjetivo) al despistado Jyou. Izumi le empapó los lentes y provocó que el mayor de todos se confundiera y chocara contra la pared (no me pregunten cómo).
Entonces el que fue dueño de un tentomon, comenzó con exasperación a buscar su computadora, ¡no se veía por ningún lado! . Miró a Taichi con un odio extraño y se acercó velozmente y con malicia, éste todavía festejaba con Sora (lo del tesoro) y sostenía a Mimi.
- ¡¿Dónde la tienes, canalla?!, ¡Dime, o te lanzaré mis proyectiles!
- Es sólo agua... Sora, atrápalo - ordenó Taichi.
Hikari salió de la nada y comenzó a atacar a Sora.
- ¿Y dónde tienen a Daisuke? - preguntó la chica de la luz, no veía a su amigo por ningún lugar.
- ¡Auch! - se quejó Takenouchi, al sentir que el plástico con agua chocaba en sus picaduras.
Koushiro estaba muy molesto como para atacar con globos, no sé como le hizo, ya que es más bajo y joven que Taichi, pero le quitó a Mimi de las garras y comenzó a sujetarlo de la ropa. Taichi reía como idiota al ver la rebeldía de Koushiro.
- Te diré donde la tengo, si me das tu tesoro.
- ¡No me manipules! - gritó el chico, estrellando a Taichi en el ropero, con ira.
En esos instantes la abuela Kyoko Ishida iba entrando y abrió asustada sus ojitos arrugados al ver empapado su amado dojo.
- Niños, ¿Qué es lo que pasa aquí?
Takeru y Yamato no la oyeron a tiempo, con eso de sus persecuciones, resbalaron y también se estrellaron en el ropero (curiosamente al mismo tiempo en que Koushiro aventó a Taichi). Del ropero resbaló un aparato amarillo, que cayó libremente hasta toparse con la cabeza gris de la abuelita.
"ZAZ", se oyó... la ancianita cayó al suelo, herida por una computadora portátil.
- ¡Abuela! - gritaron los nietos.
- ¡Mi computadora! - exclamó Koushiro.
- ¡Oh, no! - dijeron los demás.
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Fin de la parte VI
--
Incógnitas: ¿Por qué la casualidad hizo que del ropero cayera una Laptop que se estrelló en la cabeza de la abuela?, ¿Sentirían remordimientos los ladrones y policías?, ¿La abuela estaría bien... al menos viva?, ¿Dónde está Daisuke?, ¿Por qué Mimi deformó su figura con globos de agua? (¿tendrá algún trauma corporal?), ¿Se cancelará el juego con ese incidente?... si no, ¿Quién ganará?
Notas: ¡Por fin otro capítulo!, es extraño, pero tuve algo de bloqueo al hacer esta parte (Y quedó algo larga)... lo mejor será finalizar pronto esto para no sufrir falta de inspiración en cosas cómicas. Espero les haya gustado, a mí no del todo, pensé que quedaría más gracioso, pero quedé conforme. Prometo mejorar al próximo.
La parte de Sora con las hormigas está basado en un hecho de la vida real.
Les agradezco que sigan leyendo mis locuras, ya saben que acepto quejas, sugerencias, críticas (claro, constructivas, insultos no)... por favor, no dejen de darme su comentario.
También sigan votando por el que quieran que gane /Policías, o rateros/.
¡Sigan leyendo!
(por cierto, mi correo es: ziddycm@hotmail.com)
Hikari Yagami había tenido una brillante idea, nada mejor pudo haber pensado. La tarde de ayer había salido al pueblo con el propósito de comprar un nuevo rollo de fotografías, Takeru y Daisuke la habían acompañado, aunque no es necesario recalcar ese hecho, carece de importancia. Entonces el día pasado, entre sus compras, había optado por adquirir una bolsa con 500 globos de plástico (de diversos colores n_n), ya que /como buena niña que era/ tenía pensado agradecer a la abuela Ishida todas las atenciones dadas con una fiesta sorpresa, fiesta que actualmente había olvidado; sus intenciones para el uso de los globos, habían cambiado.
"Si llenamos de agua estas bombas de plástico, tendremos con que defendernos" había dicho a su desanimado equipo, que ya no sabía qué hacer, ni como actuar.
- ¡Bravo, Hikari! - había felicitado Yamato, Mimi aplaudía y sonreía bobamente
- Creo que no me agrada del todo la idea de atacar, supuestamente tenemos que huir de los ataques de ellos.
- Pero Iori, ellos son casi más rateros que nosotros; mira que robar la computadora de Koushiro no fue un acto legal -se defendió la hermana de Taichi - bueno, si no están de acuerdo, propongan algo.
Todos sonrieron con malicia, por supuesto que aceptaron.
Ahora se hallaban llenando las bombas con agua, Yamato había jalado la manguera del jardín más cercano y entre Hikari y Mimi, llenaban los globos; Iori se había dispersado para que no se sospechara que andaban todos juntos y Yamato cuidaba que Koushiro no huyera locamente para rescatar su laptop.
Las chicas ladronas se tomaban muy en serio su papel, y con agilidad torpe, pero rápida, fueron llenado esos globos, las futuras balas de sus armas.
- Le estrellaré uno a Sora en donde más le duela - dijo Mimi con malicia.
- Como digas, aunque no entiendo tu resentimiento - replicó su compañera, que trabajaba el doble que la desobligada de Mimi - creo que con estos son suficientes, los demás los dejaremos como reserva, ¿Te parece?
- Mejor, así no trabajaremos más - se quejó la de cabello rosa falso.
La mujer Yagami se levantó y comenzó a jalar el costal donde había guardado las bombas mojadas y repletas de líquido vital (Elegidos desconsiderados, estaban desperdiciando agua), nadie sospecharía que esa bolsa gigante, en vez de contener paja o vegetales, estaba repleta de material peligroso.
- Me voy adelantando - avisó, luego revisó que no hubiera cerca enemigos, sonrió al ver despoblado el camino, y comenzó a avanzar - te das prisa.
- Sí, sí, lo que digas.
Cuando Hikari se fue, Mimi sonrió, tomó dos de las bombas más gorditas de agua, las palpó con sus manos, y al sentirlas tersas se le iluminaron los ojitos miel. Sin que nadie la viera (Según ella), fue introduciendo los globos en su sostén, de modo que, sus pechos se veían mucho más... abundantes, lucía casi desbordante; sacó su espejito y observó su nueva y temporal figura.
- Mmmm, no se nota que son postizos - dijo para sí misma, sin notar que se veía exageradamente falsa... la vanidad la cegaba - cualquier chico caerá a mis pies.
Terminó de guardar la mercancía y siguió el camino de su amiga de la Luz.
--
Iori Hida tenía la misión de despistar al enemigo, el pequeño de 9 sentía que lo espiaban, tal vez Ken Ichijouji lo seguía; no había intentado esconderse "Espero las chicas ya hallan terminado".
- ¡Ahí estás, Iori! - gritó Sora desde unos metros, sin querer casi habían chocado - ¡Una de mis víctimas!
La pelirroja comenzó a perseguirle, ella era una chica ágil y mucho mayor que la pobre presa.
- ¡Demonios, debo evitar que me pesque! - dijo Iori medio desesperado, pero eso sí, no quería pedir ayuda.
Cuando se vio rodeado no tuvo más opción que gritar:
- ¡Caracoles uno, Montaña!
- ¿Qué es eso?, ¿una especie de clave? - preguntó Takenouchi.
- Eso que lo averigüe tu equipo - respondió el cuestionado, con una sequedad grande.
No podía confiar en nadie. Sabía que las chicas estaban ocupadas; Yamato cuidaba que Izumi-san no hiciera locuras y Daisuke estaba en zona enemiga. Comenzó a trepar un árbol, pero al recordar lo que Takeru había hecho, se detuvo, le dio una especie de ** cus cus **, o sea, y en pocas palabras: miedo.
- Iori, no quiero ser brusca, ríndete - pidió Sora, recordando su feroz encuentro con Mimi.
- Sora, yo se Kempo (o Kendo... mm, no sé cómo se escribe) - anunció Hida con seriedad, Sora no pudo evitar dar un pasito hacia atrás, ese movimiento pareció un paso de baile.
Al mover el pie, Sora no se dio cuenta de que se estacionó en un hormiguero gigante, lleno de hormigas rojas y grandotas (claro, para ser hormigas). La chica sintió un cosquilleo, pero no le dio importancia, le molestó la amenaza por parte del niño castaño de ojos verdes.
- Iori, tú no serías capaz de golpearme, no amenaces - regañó como si fuera su madre.
El niño se dio cuenta de que más de 20 animalitos subían por la pierna de Takenouchi, abrió la boca para avisarle.
- Este, Sora...
- No he terminado, ¿O qué?, ¿Usarás una rama tirada para darme un golpe?, los jovencitos no le pegan a las mujeres.
- Ya sé, pero...
- ¿Pero qué?
- Te van a picar.
- ¿Qué dices?, ¿Es otra de esas ridículas claves?
- Sora, estás repleta de hormigas.
El niño apuntó a Sora, y ella miró hacia abajo, al verse amenazada por esos animalejos sin cerebro y trabajadores, se asustó, pegó un grito que llegó al cielo, y comenzó a quitárselas.
Iori corrió para ayudarla. La chica había comenzado a sentir muchas picadas porque con sus manos había alterado a los insectos.
- ¡Con agua, las hormigas se ahogarán con agua! - sugirió Hida, sin saber qué hacer.
Sora tenía los ojos llorosos y se quejaba con valentía, se fue corriendo a buscar agua, no sabía que pronto estaría harta de ella.
- Esta vez te salvaste, Iori, sólo esta vez - avisó antes de volver a gemir, de dolor.
- Como digas.
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Daisuke Motomiya no era tan ingenuo como la gente creía, es sólo que su comportamiento lo hacía verse así: acelerado e inocentón.
El muchacho de tez morena y sonrisa grande, había estado riendo como idiota por más de 7 minutos, Miyako se había encargado de hacer mover esa peluda pluma en sus pies para causarle risa falsa, más tarde, la chica morada se había calmado porque anunció que le dolía el brazo por realizar el acto de las cosquillas, por eso decidió darse un descanso, cosa que fue muy benéfica para el pobre ladrón de Daisukito.
Le dolía la cabeza, casi podía quejarse, pero él no era de esos chicos quejones, ese trabajo se lo encomendaba a las damas.
- ¿Qué haces? - le preguntó a Miyako, que había sacado la computadora de Koushiro de un ropero (que no sé porqué diantre estaba en el dojo) - ¿Robaste la computadora de Koushiro?
- Mm, sí, y guarda silencio, a Taichi no le gusta que el prisionero hable.
- ¿Y no me vas a interrogar por el cofre?
- No, tenemos otros planes - dijo ella, encendiendo la máquina con pereza - me pregunto si Koushiro tendrá algo entretenido en su aparato, me estoy aburriendo, eres aburrido, Daisuke.
- Uy, sí, ya quisieras - rezongó el bocón greñas paradas - anda Miya, tráeme comidita, a los presos se les da alimento.
- Sí, tienes razón, debería ir a comer algo.
- ¡Tú no, yo sí!, me duele la cabeza.
- Daisuke, cállate, me desconcentras - ordenó la carcelera, a Daisuke sólo le quedaba la remota esperanza de que alguien lo salvaría..
El niño sabía que las cosas estaban complicadas:
1.- Por lo que había oído, Koushiro casi muere.
2.- Los Policías eran más mañosos que Demidevimon.
3.- Seguro habían ido con la abuelita a comer... ¡Y él se moría de hambre!
Miyako dio clic a **inicio** y se dirigió a la sección de **Documentos**, quería ver qué era lo último que había hecho su maestro Izumi, no dudaba que el chico tuviera cosillas prohibidas por ahí.
En la sección de documentos, encontró muchos juegos grabados de solitario, Miyako no sabía que Koushiro perdía su tiempo en eso, más arriba, había un texto con la extensión -.doc-, el archivo se llamaba:
- "Claves Yahikouiomidai" - dijo en voz alta - ¿Qué es eso?
Daisuke abrió los ojos muy asombrado, rápidamente recordó que así se llamaban las claves que su equipo y él habían diseñado.
- Hey, tú, no seas metiche - le dijo.
- Mmm, interesante, ¿Por qué no quieres que lea?
- Po-porque... habla de cosas ... personales, del loquito de Koushiro.
- Koushiro no está loco, ahhh, ¿Con que cosas personales, eh?, tal vez hable de la chica que le gusta, ¿verdad?
- Ehhh, sí, sí, es eso.
- Podría ser yo, ¿No crees?, a Koushiro siempre le he caído bien - Miyako notó lo nervioso que estaba Daisuke, el pobre era TAN obvio, ella sonrió satisfecha - pero porqué tan alterado, ¿De cuándo a acá no eres chismoso?, recuerda que una vez quisiste robarte el diario de Hikari, así que esa "honestidad" repentina me asusta... un momento: Ya-Hi-Kou-Io-Mi-Dai. Es muy obvio, corresponde a Yamato, Hikari, Koushiro, Iori, Mimi y Daisuke, jeje, los descubrí.
- ¡Ahhhhhhh!, deja eso, vieja loca - gritó.
Miyako se levantó y le metió a Daisuke un calcetín sucio, mismo que le había quitado del pie derecho.
- Oye.. wuaca... - pero el pobre ya no pudo quejarse, al sentir el pestilente objeto casi dentro de su cavidad bucal.
- Iré a hablarle a los demás, jeje... mmm, antes daré una leída
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- ¡Todo listo, príncipe ladrón! - avisó Mimi, al unirse a sus demás amigos, que estaban en otro escondite, se la vivían ocultos en madrigueras, como manadas.
Tanto Koushiro como Yamato, observaron la llameante figura acuática de su amiga, se veía muy... diferente.
- ¿Oigan, qué me miran? - dijo haciendo notar sus pechos falsos con un movimiento voluntario, le encantó acaparar la atención.
Hikari miró algo confundida y comenzó a analizar el cambio de figura de su amiga, pero no le dio importancia.
- Nada que se pueda ver - admitió Yamato, con voz seca e indiferente - y ya te dije que no me digas príncipe ladrón, te oyes escalofriante cuando lo dices.
- Yo creo que te recuerda a Jun - dijo Koushiro, Yama le dio un coscorrón, con eso bastó para callarlo.
Iori llegó agitado, se notaba que había sido atacado, traía una facha asustadiza, impropia del mismo.
- La nueva clave es Montaña... la cambié, pero nadie fue e ayudarme.
- ¿Quién te atacó?, no te oímos
- Sora, pero se fue porque la afectada resultó ella. Le picaron muchas hormigas.
- Pobre... ¿Es alérgica a esos bichos? - preguntó Mimi con esperanza, que había declarado a aquella pelirroja como su "rival" (aunque no sabemos bien en qué y por qué).
- Va a ser muy conocido si sí - replicó el pequeño de ojos verdes - ¿Ya está todo listo?
- ¡Sí!, es hora de actuar... - entonces Yamato soltó a Izumi (lo tenían amarrado en una roca porque temían que huyera como loco a rescatar su computadora) - Ya estás desatado, espero te muestres paciente, Koushiro.
- Ni que fuera yo un irracional - dijo encorvando la espalda y sonriendo sádicamente - me comportaré, lo prometo.
Cada uno llenó de provisiones sus respectivas mochilas, la venganza de los ladrones y el rescate de Daisuke, se acercaban.
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- Miyako, definitivamente te ascenderé, desde hoy eres la primera carcelera... Jyou será el guardián.
- ¡Oye!, de haber estado aquí yo habría descubierto las claves - rezongó Jyou Kido, molesto porque había cambiado de categoría.
- No lo creo, tú no eres aficionado a la computación, no te hubiera interesado usar la laptop - aclaró Ken, mientras leía en voz baja con mucho ánimo - de cualquier modo, Taichi no es nadie para despojar a alguien de su puesto, aquí no hay jefes.
- Pero hay líderes por naturaleza... por cierto, ¿Dónde está Sora?
- No lo sé - agregó Takeru - lo más posible es que ande persiguiendo a alguien, debería ir a ayudarla.
- Espera, Ken nos dará la información... primero tiene que analizarla - avisó Miyako, muy cerca del chico dueño de la bondad.
El prematuro detective seguía sonriendo, Daisuke veía todo desde lejos, se sentía impotente. De haber podido hablar seguro hubiera cantado para confundirlos o algo así. Ahora lo más que podía hacer era zangolotear la silla, moverse con inquietud para llamar la atención... con eso lo único que logró fue que la silla se cayera, ¡Pero no sólo sucedió eso!, sin pretender desatarse, la cuerda se aflojó y lo dejó libre. Se puso de pie con rapidez y una amplia sonrisa lo amparó, salió de esa guarida silenciosamente y nadie se dio cuenta. Lo que debía hacer entonces era encontrar a su equipo, y advertirles. "¿Dónde están los demás?" se indagó, mientras notaba que estaba transitando descalzo y traía un calcetín en la boca.
Los Policías habían descifrado el sistema de los ladrones, no era tan complejo como Ken había creído, pero era ingenioso.
- Los rateros nos han estado engañando todo este tiempo . informó - el cofre es una farsa.
- ¿Qué quieres decir? - preguntó Takeru.
- Que está vacío, es una trampa... los tesoros están repartidos entre ellos seis, cada uno tiene una parte y la tienen escondida, creo.
- ¡Son unos tramposos! - exclamó Taichi.
- En las reglas no dice que esté prohibido hacer eso, es sólo una estrategia - dijo Kido, mirando el "instructivo".
- Como sea, ahora lo malo es que tenemos que cazarlos por separado - se quejó Miyako
- No hay tanto problema, tenemos a Daisuke, podría decirse que a Koushiro tambien... y...
- Este... ¿Taichi? - interrumpió Takeru, notando la ausencia del prisionero.
- ¡No interrumpas al líder!
- Es que Daisuke se fugó.
- Sí, sí, lo que sea... ¿Qué?, ¿¡Cómo!?, ¡Miyako,¿Qué clase de carcelera eres?!, te desciendo de nuevo, Jyou tiene su puesto de vuelta.
- ¡Eso no es justo! - renegó la damita pelos lila.
- Claro que sí - contradijo Jyou, haciendo crecer su boca.
Sora entró cojeando al dojo, traía los ojos rojos, y en la piel ligeros puntitos también colorados.
- ¡Sora!, ¿Qué estuviste haciendo todo este tiempo? - gritó Taichi, todavía molesto por la huída de Daisuke.
La pelirroja frunció el ceño.
- Lo único que te importa es lo que haga y no lo que me pase... un buen líder no hace eso.
- A mí me importa más la justicia que ser líder.
- ¡Deja de tomarte esto tan enserio! - renegó Sora
- ¡Porque lo tomas a la ligera se nos escapó Daisuke! - siguió Taichi
- ¿A la ligera?, seduje a Yamato por la causa, ¡No me salgas con estupideces!
Los amigos estaban riñendo, ninguno de los demás parecía recordar haberlos visto pelear antes, incluso Takeru sabía que Taichi consideraba a Sora como "Su tesoro", claro que ahora el antiguo dueño del valor se veía algo poseído.
- ¡Cálmense los dos! - calló Ken - no es el momento para reñir entre nosotros... ¿Qué te pasó Sora?
- Le picaron hormigas - respondió Iori, entrando con descaro al Dojo.
- ¡un ladrón!, Jyou, Miyako, ¡Tras él! - ordenó Taichi
- ¿Y por qué no vas tú? - indagó Miyako, muy enojada - odio que te creas el jefe.
El Hida veía todo con despreocupación, hasta sonreía con ironía.
- Creo que Ken tiene razón, no es bueno que riñan entre ustedes - siguió diciendo, mirando sus unas, ya negras de tierra - es hora de... ¡Reñir con nosotros!
En ese momento, entraron los demás ladrones (menos Daisuke, que había huido por otro lado), todos con rostro complacido y sereno.
- ¡Enloquecieron, juro que enloquecieron! - afirmó Takeru.
- Ahora que sabemos que cada uno tiene un tesoro, debemos atraparlos - imperó el detective y se echó a correr tras Yamato, quien no perdió oportunidad y gritó:
- ¡Ataquen!
El equipo obedeció con un placer deleitante. Hikari lanzó su primer proyectil al azar y éste azotó en Miyako, quien huyó asustada y mojada, se escondió en la espalda de Ken y lo usó como escudo.
- ¡sálvame, Ken! - exigió como una damisela en apuros, el pobre Ichijouji recibió otro par de bombas con agua por parte de Iori.
- ¡Ah, quítate, Miyako, me voy a resfriar! - excusó abandonando a la chica.
Pero las entradas estaban bloqueadas.
- ¡No huyan, atáquelos, es sólo agua! - gritó Taichi, exasperado.
- ¿Eso crees, guapo? - le interrumpió Mimi, acercándose a él y lanzándole un globo negro.
Taichi notó un movimiento anormal en el cuerpo de la jovencita Tachikawa, había demasiado peso en cierto lugar. Detectó de inmediato que esa parte estaba demasiada crecidita.
- ¿Qué es lo que te metiste ahí? - dijo sin rodeos, y sin dejar de mirar "ahí".
- ¡Eres un grosero!, nada - rezongó ella.
- ¡Claro que sí! - siguió toreándola - sé mucho de atributos femeninos.
Mimi se molestó por el comentario y se lanzó con furia hacia el hombre de la ley (que en realidad era un corrupto), en el trayecto pisó un plástico reventado y se resbaló, Taichi corrió hacia ella y la sujetó para que no cayera de "nalgas"; la apachurró fuertemente, y las bombas que yacían en el sostén de la chica rosa, se reventaron, empapándola de agua.
- ¡Eres un estúpido!, me empapaste todita... ¡príncipe ladrón, ayuda!.. ¡Montaña cuatro, Policía-burro!
- Deberías agradecer que te salvé la vida, además, quien te manda andar poniéndote esas "cosas" justo en esa parte, ¡Estás loca! - dijo molesto el pelos parados. Mientras abrazaba a su nueva prisionera, sintió otra cosa anormal en el cuerpo de la chica, y al zangolotearla un poco (Mimi parecía una bestia salvaje cuando trataba de zafarse del agresor), de su falda rodó una gorra de pescador (la de Takeru).
- ¡Es uno de los tesoros! - gritó Sora, corriendo hacia el valioso objeto y sujetándolo como si fuera su osito favorito de peluche - ¡Tenemos un tesoro! - siguió diciendo, olvidando el dolor de los piquetes.
Yamato y Takeru tenían un enfrentamiento raro. El mayor lanzaba las bombas acuáticas y el menor, que era muy hábil, las cogía desde el cielo y las regresaba a su dueño, andaban corriendo por todo el dojo.
Ken y Yolei eran bombardeados por Iori, los tenía acorralados en una esquina, Miyako impedía que Ken huyera, y éste comenzaba a desesperarse porque según él, tenía las defensas de su organismo bajas y le iba a dar una neumonía.
Hikari surtía a los demás y de vez en cuando ayudaba a Koushiro a masacrar (término subjetivo) al despistado Jyou. Izumi le empapó los lentes y provocó que el mayor de todos se confundiera y chocara contra la pared (no me pregunten cómo).
Entonces el que fue dueño de un tentomon, comenzó con exasperación a buscar su computadora, ¡no se veía por ningún lado! . Miró a Taichi con un odio extraño y se acercó velozmente y con malicia, éste todavía festejaba con Sora (lo del tesoro) y sostenía a Mimi.
- ¡¿Dónde la tienes, canalla?!, ¡Dime, o te lanzaré mis proyectiles!
- Es sólo agua... Sora, atrápalo - ordenó Taichi.
Hikari salió de la nada y comenzó a atacar a Sora.
- ¿Y dónde tienen a Daisuke? - preguntó la chica de la luz, no veía a su amigo por ningún lugar.
- ¡Auch! - se quejó Takenouchi, al sentir que el plástico con agua chocaba en sus picaduras.
Koushiro estaba muy molesto como para atacar con globos, no sé como le hizo, ya que es más bajo y joven que Taichi, pero le quitó a Mimi de las garras y comenzó a sujetarlo de la ropa. Taichi reía como idiota al ver la rebeldía de Koushiro.
- Te diré donde la tengo, si me das tu tesoro.
- ¡No me manipules! - gritó el chico, estrellando a Taichi en el ropero, con ira.
En esos instantes la abuela Kyoko Ishida iba entrando y abrió asustada sus ojitos arrugados al ver empapado su amado dojo.
- Niños, ¿Qué es lo que pasa aquí?
Takeru y Yamato no la oyeron a tiempo, con eso de sus persecuciones, resbalaron y también se estrellaron en el ropero (curiosamente al mismo tiempo en que Koushiro aventó a Taichi). Del ropero resbaló un aparato amarillo, que cayó libremente hasta toparse con la cabeza gris de la abuelita.
"ZAZ", se oyó... la ancianita cayó al suelo, herida por una computadora portátil.
- ¡Abuela! - gritaron los nietos.
- ¡Mi computadora! - exclamó Koushiro.
- ¡Oh, no! - dijeron los demás.
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Fin de la parte VI
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Incógnitas: ¿Por qué la casualidad hizo que del ropero cayera una Laptop que se estrelló en la cabeza de la abuela?, ¿Sentirían remordimientos los ladrones y policías?, ¿La abuela estaría bien... al menos viva?, ¿Dónde está Daisuke?, ¿Por qué Mimi deformó su figura con globos de agua? (¿tendrá algún trauma corporal?), ¿Se cancelará el juego con ese incidente?... si no, ¿Quién ganará?
Notas: ¡Por fin otro capítulo!, es extraño, pero tuve algo de bloqueo al hacer esta parte (Y quedó algo larga)... lo mejor será finalizar pronto esto para no sufrir falta de inspiración en cosas cómicas. Espero les haya gustado, a mí no del todo, pensé que quedaría más gracioso, pero quedé conforme. Prometo mejorar al próximo.
La parte de Sora con las hormigas está basado en un hecho de la vida real.
Les agradezco que sigan leyendo mis locuras, ya saben que acepto quejas, sugerencias, críticas (claro, constructivas, insultos no)... por favor, no dejen de darme su comentario.
También sigan votando por el que quieran que gane /Policías, o rateros/.
¡Sigan leyendo!
(por cierto, mi correo es: ziddycm@hotmail.com)
