En fuga...

Capítulo onceavo -"Fugazmente locos II" --

"LA CARTA DE YÍNBEE"

Después de que pensamos o sentimos estar en una nube sublime de felicidad, es muy común que un rayo la desvanezca, ese fue el caso de Takeru Takaishi, pues mientras besaba con intensidad a Hikari Yagami, recordó que el peligro se acercaba a su cuerpo y al de su amada, la imagen misteriosa de Yoshisaki Yínbee y la carta que le dio, tomaron posesión de sus recuerdos, y la melódica excitación pasional que lo acogía, desapareció. Se frustró de inmediato y se separó de ella, de su diosa, pero la tormenta amorosa no se fue del cuerpo de Kari, quien siguió prodigándole las caricias más profundas jamás dadas.

- Si tú murieras, nunca me lo perdonaría - dijo Tk casi en susurro, acariciando el rostro de Hikari.

- Yo no voy a morir - respondió ella - Hoy no.

- Pero no sabemos del mañana - afirmó muy preocupado, alejándose y poniendo su mano en la bolsa del pantalón - ¿Qué pasaría si se tuviera la capacidad de vislumbrar el futuro?.

- ¿A qué te refieres?, ¿Qué sucede contigo?

- Lamento haber roto la burbuja que habíamos creado, era mágica, maravillosa y cálida... pero temo perderte y los remordimientos me azotan, como si fueran los verdugos y yo el prisionero.

- Te entiendo - dijo Kari, usando su inteligencia, captando lo necesario - ¿Con qué material cuentas?

- Con este sobre - dijo mientras lo sacaba y se lo mostraba - Me lo dio la chica que estuvo prisionera con Izzy, se portó muy misteriosa, creo que tiene datos muy importantes sobre la misión... - dijo el rubio notablemente consternado - La chica insistió que no lo abriera hasta hoy... pero he sido egoísta, no he querido preocuparme, mucho menos abrirlo; quizá tenga miedo, o posiblemente quería cumplir la promesa hecha por todos nosotros, esa de pensar en la batalla, en los problemas, al menos por hoy, ¡Pero los remordimientos no me dejan!, me carcomo dudando, ¿Y si por mi inconsciencia perdemos una gran oportunidad?, no me lo perdonaría; por esa imprudencia mía podría perderte o causar un caos: voy a abrir el sobre.

Hikari sonrió con nerviosismo y optó por abrazar a Takeru para darle ánimos.

- Abramos el sobre todos juntos - propuso dulcemente.

- Pero todos están divirtiéndose, incluso algunos están semi-ebrios; mínimo Mimi me asesta una merecida cachetada por interrumpir la paz del ambiente.

- Entonces vayamos a ver la situación, en dado caso que los chicos estén mal, lo abriremos tú y yo, leeremos y ya mañana los pondremos al día; es posible que no sea nada malo, así que no te angusties.

- ¡No, Kari!, ¡Yo quiero divertirme!, y por este maldito comunicado secreto cesará nuestro romance nocturno - se quejó molesto, luego suspiró resignado - bueno... después de todo, éste es el comienzo, ¿verdad?

- Claro que sí, el inicio de algo que no tiene fin.

- Es extraño, se dice que el amor es eterno, aunque tiene un comienzo, un conocer.... y carece de final.

--*--

Sora Takenouchi tenía sus mejillas ardiendo de color escarlata, sus ojos brillosos y rojizos parecían alterados por algo desconocido; su boca húmeda de alcohol sonreía, como recordando o imaginando hechos prohibidos o situaciones embarazosas. Sudaba con intensidad y su "tupé" (Flequillo o copete) estaba embarrado en su frente, como mermelada untada en pan fresco. Su respiración se estaba nivelando, descansando de su rudo baile con Tai.

La chica desparramaba alegría censurada tal vez por mucho tiempo, era como si su cuerpo y alma hubieran esperado el momento adecuado para desatarse y descontrolarse, pero no era molesta su momentánea felicidad, porque había armonía entre sus "yo", sólo estaba disfrutando de su juventud, más interna que externa (según mi opinión). En esos instantes le valía un comino a quien amaba, podía acostarse con Tai y Matt y gritar en público que los quería a ambos, que se le antojaba poseerlos y mimarlos; pero justamente descansaba de sus enredos mentales y enfocaba su ligera borrachera en cosas superfluas y fugaces, tanto insignificantes como estúpidas, quería demostrar que podía volverse una niña pequeña e inmadura, yo no sé si lo lograba.

Joe Kido , en cambio, parecía presenciar una de sus más oscuras facetas conocidas, bebía sin cesar y escuchaba (o fingía escuchar) a Jun Motomiya, que contaba animadamente la historia de su vida, también acompañada de la bebida. El silencio propio era el mayor enemigo de Joe en esos momentos y le había prohibido aullar para quejarse; cada vez que recordaba que era educado se limitaba a mover la cabeza afirmando a Jun, lo hacía con extraña expresión y vacío innegable, claramente se veía que su paciencia se agotaba y que cada palabra replicaba por su interlocutora se acumulaba a un pozo con muy poca capacidad de aguante, llegó el momento en que se hartó de oírla y exclamó con histeria:

- ¡Oh, cállate!, no haces mas que alucinar que mil hombres te quieren o te quisieron; sé realista, niña: Yamato no te quiere, ¿Entiendes?, y es probable que los otros tampoco.

- ¡Eres un insensible, Joe Kido! - gritó ella, haciéndose la ofendida, estrellando en el acto su vaso en la mesa, bajó la mirada, y sus entonces agresivos ojos cambiaron de expresión por unos de borrego herido - pe-pero tienes razón... nadie me quiere, y eso es porque soy fea.

- No quise decir eso, no eres fea, pero sí muy atolondrada - trató erróneamente de mejorar.

- Por favor, no sigas ¿Quieres?, me lastimas - replicó con un fuerte dolor en su pecho, soltando el inevitable llanto de ebria.

Se dejó caer en la mesa muy acongojada y berreando con desesperación graciosa, haciendo que el joven Kido se llenara de remordimientos.

- No llores, que no soy un patán.

- Sí lo eres - afirmó Jun con voz tartamuda.

- Yo no soy así - alegó - quería, quería... olvídalo, Jun, yo no te conozco, lo que sí se es que no estás fea, al contrario, te ves... ves... bien.

Pero no funcionó su intento de "reconciliación"

- Es que tengo mucho miedo de quedarme sola. Joe, ¿A qué es lo que más le temes?

"A la homosexualidad" pensó Joe sin esperarlo por primera vez en su vida, ese pensamiento corrió por su cabeza de manera rápida y torpe... tembló en un instante y siguió reflexionando "No quiero, no quiero resultar nada de eso... pero puede ser una razón por la que no puedo enamorarme de una chica, quise que Mimi me gustara, pero no resultó... tendré que darle tiempo al tiempo"

- Le temo a todo y a nada - le respondió en voz alta - tengo miedo a olvidar quien pretendo ser.

Joe siguió metido en esos atormentados pensamientos, quería conocer el amor, debía de darse esa oportunidad. Entonces meditó un instante, ¿Qué pasaba con él?, debía dejar de agobiarse por estupideces.

Su borrosa vista (se había quitado los lentes) enfocó a Jun, que seguía derramando líquido de su alma, se acercó a ella con aparente indiferencia, pretendiendo consolarla para dejar que esos gritos dejaran de aturdirlo.
Se acercó a ella y quedó estático, percibió en la joven un olor extraño, diferente, único, una esencia a mujer que lo conquistaba. Suavemente sobó la cabellera caramelo de la mayor Motomiya, cada vez se acercaba más, oliendo profundamente el excitante perfume que desprendía ella.

- Hueles muy bien - atinó a decir, sin capacidad coqueta pero con sinceridad segura.

Jun saltó muy asustada por la frase replicada.

- ¡Pero si no me puse perfume!

- No necesitas un perfume ajeno - susurró, pero ella, muy avispada, consiguió a oír.

Alzó su irritada carita y sonrió muy animada al notar que un chico tan lindo la tomara en cuenta, sintió flotar en un espacio estelar que tal vez no existía, pero que ella crearía.

- Me estás coqueteando - afirmó - te gusto, ¿No?

Jyou quedó estático, no sabía si el alcohol lo había obligado a actuar así o si era el "instinto masculino"; Jun no esperó respuesta y con desesperación se lanzó al azulado médico, lo besó apasionadamente.

--*--

La mesa /antiguamente vacía/ comenzó a llenarse de antiguos elementos; Sora y Tai regresaron de su sesión de "danza"; Miyako, Ken, Hikari y Takeru también. En tanto, Joe y Jun habían silenciado su esporádico romance al ver invadida la mesa de amigos.

Takeru estaba sombrío, se aferraba a la mano de Hikari con obsesión increíble, ella trataba de reconfortarlo, pero se notaba algo consternada.

- ¡Ey! - gritó Taichi - ¿Esas caras son dignas de una fiesta tan increíble como ésta?, ¡Claro que no!, Takeru, ¿Qué pasa?

- Varias cosas, Taichi - sinceró TK - pero prometí no mencionarlas.

Ken observó a Takeru con mucha atención, como la de un detective.

- Kari, ¿Me acompañas al baño? - preguntó Yolei

- Claro, vamos.

- ¿Estás bien, Miya-chan? - indagó su preocupado novio.

- No te preocupes, Ken - declaró con seguridad, el saber que contaba con Ken le ayudaba mucho, se retiró junto con Hikari.

El rubio Takaishi respiró agotado.

- Takeru, ¿Qué tienes en tu poder? - cuestionó Ichijouji en voz baja, apenas perceptible para Sora, Tai, Tk y él.

- No lo sé - informó débilmente.

- Una vez me dijiste o me hiciste ver que no estaba solo, ayudaste a que no quisiera ser el "mártir" y vencí mis remordimientos; ahora te repito lo mismo que tú me aconsejaste.

- No pretendo enfrentar las cosas solo, nada más trataba de cumplir con la promesa de liberarnos de los problemas...

- ¡Al diablo con eso, TK! - opinó Tai, con mucha alegría - No me importa romper mi palabra con tal de triunfar.

- Tai, cállate - regañó Sora - Esto es serio.

- ¿Y qué?, yo soy serio.

- Se trata de esta carta - comenzó Takaishi, mientras sacaba el sobre - me la dio la chica que rescatamos junto con Izzy, pienso que tiene información importante.

- ¿Eso es todo?, ¿Por eso haces tanto escándalo? - cuestionó Tai medio molesto, arrebatándole el sobre a Tk.

- Tai, ten cuidado.

El estudiante Yagami de 23 años abrió con mucha prisa el sobre, una sonrisa babosa lo acompañaba.

- ¿Qué dice? - interrogó Sora - ¿Puedes leer en ese estado de bruteza?

Taichi decidió ignorar esas frases y leer la carta en voz baja; en segundos quedó mudo y sus chapetes rosas se tornaron amarillos, extravió sus pupilas del iris y estrelló su mano en la húmeda frente, guardó la carta en sus pantalones.

Los que lo rodeaban se asustaron al ver el radical cambio en su amigo, pero lo que sí es cierto es que nadie imaginó que el susodicho, Taichi Yagami, saldría corriendo como si fuera perseguido.

- ¡Tai! - gritó Sora - ¡Regresa!

- ¡Alcáncelo! - ordenó Ken, arrancando tras su castaño objetivo.

"Por Dios, ¿Qué pudo decir esa carta para alterarlo así?" pensó Takeru, antes de entrar en acción.

- ¿Y a dónde van todos? - pregunto Joe.

- Se han ido, ¡Se han ido!, ya puedes besarme de nuevo.

- Eh....

--*--

Yamato Ishida había querido desaparecer en esos instantes de muchas cosas, ahuyentar sus problemas amorosos y dejarse guiar por deseos carnales, hacer los problemas baratos, y prohibir la felicidad... no le incomodaba correr a ese sentimiento de su vida, era lo mejor, le gustaba estar en paz, pero desgraciadamente en la vida uno cursa por altibajos cansados e infinitos, eso lo asqueaba.

Estaba molesto por decidir no emborracharse, enojado consigo mismo por los deseos reprimidos de su corazón, lucía cansado de huir de la fiesta, de Jun, de Sora... pero escapar era lo más cercano a la soledad, y Matt quería esa paz superflua.

Caminaba injuriando el excesivo ruido, estaba invadido de sentimientos contrarios y chocantes, de luces apagadas y aire místico, ¡Y él odiaba a sentirse así!, de nada servía reflexionar, sólo se atiborraba la mente de mariposas confusas.

Una obesa y poco agraciada figura le llamó la atención, distinguió una mollera calva y desagradable, bajo esa bola de grasa oyó una voz gruesa y estúpida que distinguió como el Señor Toriyama, el imbécil jefe (o ex - jefe) de Tk, ¿Qué hacía ese animal aquí?, ¡Ese hombre quiso matar a su hermano llevándolo directo a una trampa!.
En un instante se llenó de ira contra el cerdo, aunque se contuvo milagrosamente para enterarse de lo que el hombre pretendía.

Cojeó discretamente hacia un pilar y se ocultó en él; nadie lo vio.

- ¿Estás segura?, ¿Recibió el sobre?

- Ya le dije que sí, yo misma se lo di a Takeru Takaishi, no encontré a Izumi, pero usted dijo que no importaba a quién lo entregara. Lo demás depende de ellos, Señor Toriyama.

- Más te vale, mocosa... porque si algo sale mal, yo mismo te aplastaré el pescuezo.

Matt se retiró torpemente y corrió buscando a Takeru, no averiguó quién era la mujer con la que el cerdo Toriyama hablaba (ustedes sí saben, ¿verdad?), lo esencial era quitarle a su hermano el famoso sobre, sin duda podría ser una trampa más.

--*--

- ¡¡Abre la puerta del baño, Kari, me urge entrar!! - suplicó Yolei.

- Está cerrada con llave, Yolei - dijo Hikari - ¿Qué hacemos?, ¿entrarás al baño de varones?

- Claro que no, vamos por el conserje, el baño de chicas no debe estar cerrado - renegó la anteojuda.

- De acuerdo, antes me aseguraré de que no haya alguien adentro.

Kari Yagami tocó con fuerza y firmeza la puerta, Izzy y Mimi quedaron helados del susto.

- ¿Hay alguien adentro? - indagó con su típica voz dulce.

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- Mimi... ¿qué haremos? - preguntó Izzy, preocupadísimo de que lo vieran en prendas menores con una de las portadoras de la pureza.

- ¡Shhhhh! - calló ella, mientras arrastraba a Izzy y sus ropas al sanitario - escóndete aquí.
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- ¿Ehh?, ¿Kari? - contestó nerviosamente - soy Mimi, ¿Qué es lo que sucede?

- Está cerrado Mimi, y a Yolei le urge entrar al baño, abre, por favor.

- Jeje, que descuidada, creo que se me pasó eso de quitarle el seguro a la puerta - replicó nerviosamente, mientras con mano temblorosa abría la cerradura.

Las otras dos chicas entraron, Mimi cerró la puerta con rapidez y volvió a ponerle seguro.

- ¡Mimí! - gritaron Kari y Miyako al mismo tiempo.

- ¿Qué pasa? - preguntó ella, con despiste

- ¡Estás casi totalmente desnuda!

Mimi Tachikawa se sonrojó inmediatamente, sus sentidos se bloquearon , ¡hasta ahora había caído en cuenta de su error!,

- Este... lo que pasa es que... me siento, acalorada...

- ¿Por eso te desnudas en el baño? - siguió Yolei, bastante entretenida y con toque de ironía

- Estaba mareada, eso es todo, entonces, decidí refrescarme un rato - era normal que la pobre no supiera que responder, a veces no era tan ingeniosa como creía - lo que pasa, es que, en Estados Unidos se usa esto...

- Creí que para eso eran las saunas - replicó la menor Yagami - por cierto Yolei, ¿No ibas a entrar al baño?

- ¡Ah, es verdad, con la impresión casi lo olvido!

La joven Inoue, de 21 años, comenzó a caminar hacia los baños, justamente parecía tener la intención de entrar al sanitario donde Mimi había escondido a Izzy; ella se dio cuenta de ello y corrió para impedirlo.

- ¡Espera, no entres a ese!

- ¿Qué dices?

- Es que, acabo de vomitar, no le he jalado a la palanca, te va a dar asco...

- Si tu dices...

- Sí, yo digo, es más, iré a dormirme, digo... a jalarle al escusado, jejeje

Mimi recogió su vestido y se introdujo al sanitario, Yolei entró a otro baño, Kari sonrió al escuchar murmullos en el baño donde estaba Mimi, luego reafirmó sus sospechas al ver la corbata de Izzy tirada por los suelos, comprendía la perfección la situación embarazosa en la que sus amigos se encontraban, más que juzgarlos, ella debía de ayudarlos.

- Yolei, ¿Ya terminaste? - preguntó

- Ya, Kari.

- Vámonos, creo que Ken te llama - argumentó mintiendo.

- ¿Qué pasó con Mimi?

- Ella ya se salió - siguió la portadora de la Luz - dijo que ya se había refrescado..

- Vaya, menos mal... jaja, ¡Soy una mal pensada!, te juro que me había imaginado otra cosa.

Las dos chicas salieron, Entonces, Mimi salió del baño, seguida por Izzy, que ya estaba vestido, ambos sudaban frío, pero cuando hubieron desalojado el baño les atacó una risa de alivio algo aturdidora.

- Admítelo Izzy, eso no se vive todos los días...

- Es verdad, esas vergüenzas son tan humillantes como irregulares - respiró más tranquilo, y sonrió dulcemente. - regresemos con los demás.

- ¿Quieres seguir bailando?

- Olvídalo, he tenido suficientes humillaciones el día de hoy.

--*--

Daisuke Motomiya estaba en la barra de las bebidas, bostezaba de forma curiosa mientras ingería una bebida extraña "dizque la especialidad de la casa", Makoto había ido a quejarse con el Gerente del lugar, ya que cuando quiso ir al baño a darse un "retoque", lo encontró cerrado.

"¿Cómo pueden tener cerrado el sanitario en este tipo de eventos?, iré a expresar mi queja, espérame aquí" había dicho con mucha determinación, mientras se alejaba de su jefe y amor platónico.

- Makoto ya se tardó - dijo para sí mismo - ¡Vaya con estas mujeres y sus retoques!... en fin...

No podía permitirse aburrirse, por eso había comenzado a tararear las canciones que se tocaban, se veía muy gracioso haciendo eso y aprovechando su rítmico estar, observaba todos los rincones que podía, quería enfocar algo interesante, fue entonces cuando vio que Taichi Yagami se aproximaba, traía el rostro serio, pálido y temible.

"¿Qué le pasa a éste?" se cuestionó, alejándose del Bar y acercándose al primer líder de los elegidos.

- Tai, ¿Qué te pasa? - interrogó, pero Taichi no pareció escucharlo . ¡Tai! - insistió Davis.

- Es que no hay tiempo - contestó Tai, siguiendo su camino con mucha prisa.

"Algo no anda bien aquí" pensó Daisuke, y comenzó a seguir a Yagami.

Salieron del sitio barroco, Daisuke iba a varios metros del mayor.

- ¿A dónde vas? - preguntó de nueva cuenta con pereza extraña, se le cansaba la voz al gritar, era como si le faltara aire en sus pulmones.

- Daisuke, alcanza a Tai - ordenó Sora, que también acababa de salir del salón de fiestas.

Los chicos se acercaron, Taichi volteó con determinación.

- Deténganse los dos - imperó con sequedad.

- ¡No!, ¿Qué pretendes? - renegó Sora - ¿Qué dice esa carta?

- Es un mapa que me llevará hacia el emblema de la Paz - aclaró Yagami.

- ¿En verdad? - indagó Daisuke - pero piensa que puede ser una trampa; ¿Por qué te vas solo?, ¡Somos un equipo!-

- Ustedes no lo entienden - replicó entre ebrio y trastornado - ¡Agumon, sal de ahí!

Su dinosaurio naranja salió de un frondoso y verde árbol, era como si él estuviera esperando a su compañero humano con anterioridad.

- Aquí estoy, Tai - dijo Agumon

- Bien, marchémonos.

- ¡Que no irás solo! - gritó Sora, acercándose a Tai y tomándolo del brazo - ¿Qué no recuerdas, Tai?, hiciste un trato donde dijiste que no actuarías en dos semanas, ¡Ofreciste tu vida a cambio!.

- Eso no importa - excusó Tai

- ¡Claro que importa!, es el honor, tu honor - opinó Davis

- Mi vida y el honor son lo de menos - Tai sacó su digivice y se acercó a una computadora (De esas que había en cada cuadra, como si fuera un teléfono público).

- Eso no lo dirías tú - agregó Sora con voz rota y triste, casi decepcionada -Es que estás tomado.

- Nada de eso; "Hay un nuevo Tai", quise ser el de siempre, pero no sirve volver al pasado... es mejor así, acabaré con todo y quedaremos en paz, es mejor arriesgar a uno solo que a doce, ¿No?

- ¿Qué te quieres morir?

- No estaría mal - murmuró para sí mismo - ¡Puerta al Mundo Digital: ábrete!, Agumon, vámonos.

Un resplandor se apropió de Tai, trasladándolo al mundo de base de datos , al mundo donde se enfrentaría a algo desconocido, a donde buscaría la muerte, porque todo parecía indicar que ese chico quería morir.

- Llé-llévame contigo.... Tai - dijo Sora, también en voz muy baja, dejándose caer en el suelo y comenzando a estremecerse.

- ¡Tenemos que seguirlo! - comentó Daisuke con preocupación - debemos llamar a los demás.

--*--

Ishida llegó hasta la mesa número 9 de la fiesta, observó a Joe Kido en pleno beso con Jun, quedó estático, sin duda alguna eso no se lo esperaba.

- ¡Ejem! - tosió falsamente, repitió ese acto varias veces, hasta llamar la atención de los jóvenes.

- ¡Matt! - exclamó asustada la chica cabellos de escoba - Te lo puedo explicar - dijo como si el rubio fuera su dueño, el amor y señor de su cuerpo y alma.

- no es necesario - respondió secamente.

- ¡Es que descubrí que también amo a Joe! - volvió a decir, Yamato optó por ignorarla.

- ¿Qué me amas? - Joe estaba alterado - este...

- ¡Joe!, ¿Dónde está Takeru? - exigió al mayor de los elegidos - Por favor, dime, mi hermano corre peligro.

- ¿Qué sucede, Yamato?, te ves muy preocupado - replicó Kido, todavía colorado por haber sido descubierto haciendo esas "cosillas"

- Se trata de TK, ¿Dónde está?, tenemos que quitarle esa carta.

- Ahora que lo mencionas - dijo Joe haciendo un gran esfuerzo por recordar - Hace un rato los chicos estuvieron aquí, de repente salieron corriendo, persiguiendo a alguien.

- ¿A quién? - indagó angustiado.

- No sé... ¡A Tai!, sí, A Tai - contestó el muchacho miope, poniéndose de pie, olvidando la miel de la pasión y recordando la hiel seca de la paranoia y el peligro.

- ¿A Taichi? - Matt parecía confundido "¿Por qué a él?" - ¿No traía Takeru una carta?

- No sé, no oí, no observé, ¡no vi! - excusó el médico, algo asustado y a la vez molesto por el interrogatorio.

Jun veía a los chicos con curiosidad; era frágil su mente cuando se envenenaba de vino "¿Estarán peleando por mí bajo ese manto falso?" reflexionó muy contenta, sabiendo de antemano que se engañaba, pero ella, feliz de vivir en sueños, tomaba la mentira como una verdad personal

- ¿Qué pasa, Matt? - interrumpió Kari, mirando a los chicos discutir.

- Hablo sobre la carta con la que pueden o pretenden engañar a Takeru - dijo el hermano mayor de esperanza - Pero aquí Joe no sabe aclarar nada; me dice que todos salieron persiguiendo a Taichi.

- ¿A mi hermano? - cuestionó extrañada, luego cambió de frase - Yamato, yo... yo sé sobre esa carta - aclaró Hikari, totalmente contrariada; Miyako, que estaba a su lado, comenzó a asustarse - Se la dieron cuando estaba en el hospital diciendo que no la abriera hasta hoy, pero no sé si la leyó, habíamos quedado en esperar.

- Ahora sí que no entiendo - expresó Inoue.

- Lo importante es hallar al resto - imperó Yamato.

Davis apareció agitado, sonrió al notar que varios de sus amigos estaban juntos, así ahorraría tiempo.

- Chicos, qué bueno que los encuentro - dijo con ánimos y peligro mezclado - Tenemos que alcanzar a Tai.

- ¿Qué pasó con mi hermano? - preguntó Kari.

- Consiguió un mapa, que venía en una carta, que arrebató a Tk; es un mapa muestra el lugar exacto donde yace el emblema de la Paz... se ha ido solo, a morir - lucía agotado después de cesar esa larga oración.

- ¿Pero qué demonios piensa Tai? - explotó Matt - ¿Qué tiene en su diminuto cerebro?, ¡No hay duda!, se fue a buscar la muerte, y él lo sabe.

- ¡Oh, no! - susurró Hikari - ¡Hay que ir tras él!, está ebrio, debemos detenerlo.

- Iori fue por los digimons, vamos al Mundo Digital por Tai... vayamos afuera, nos esperan.

- ¡Sí! - dijeron comenzando a avanzar.

--*--

"Mimí es...

Un ser humano, sin duda alguna, pero ustedes ya lo saben. Es una chica caprichosa, mimada y dulce, alguien a la que he querido ignorar y no siempre he podido. Ella es una invasora que llegó a mi mente para tomar posesión de la misma, para hacer huelga con mis deducciones y adentrarse más allá de mi cerebro, de modo que ahora, es parte de mi corazón.

No la entiendo y no pretendo comprenderla, se perdería el encanto que me une a ella.

Cuando habla del sol, yo pienso en la luna, y sin darnos cuenta, hacemos un eclipse donde tapo su luz y resplandezco mi oscuridad, aumentando mi Ego.

Es algo diferente, desconocido, casi prohibido; parece superflua y trivial, llorona y miedosa... lo contrario a mí, pero no estoy seguro de ser su anónimo, los dos tenemos en común en egocéntrico carácter: me encierro en mi curiosidad, y ella se cubre con sus niñerías.

Una chica que se adentra a mi curiosidad queriendo apagarla (y no lo logra); es un mosquito obstinado rondando mi cuerpo, queriendo picarme. Algo anhelado por mi ser que cultiva semillas de purezas en mi piel. Su inocencia es pilla y su carácter aparentemente debil, pues odia la violencia, en verdad puede ser fuerte, por terca y chillona.

Es una amistad infantil que no agrandé hasta enamorarme, porque sí, señoras y señores, es la mujer que quiero, el rayo de inocencia que atravesó mi cuerpo, siendo una bala eterna, causante del mal que da felicidad ."

- Koushiro, ¿En qué piensas? - preguntó Mimi, al verlo pensativo.

- En nada - respondió Izumi, no se acostumbraba a ser amoroso, ni siquiera había caído en cuenta de sus pensamientos -qué raro, no veo a ninguno de los muchachos cerca, parece que hubieran desaparecido.

- ¡Pero si eres Kousshhiroooo Izumi! - escuchó Izzy a sus espaldas, se dio la vuelta para ver a la que le hablaba; Mimi frunció el ceño al ver a una joven y bella mujer frente a ellos - Soy yo otra vez, Yoshisaki Yínbee, ¿Me recuerdas?.

- Por supuesto que sí - saludó Izzy, muy extrañado - No esperaba encontrarte aquí.

- Ni yo, pero el trabajo nos guía a lugares inesperados. - dijo con gracia - y dime, ¿Ya te entregó Takeru Takaishi el sobre?

- ¿Cuál sobre?

- ¿En verdad no lo sabes? - cuestionó acercándose al oído de Koushiro para secretearle, Tachikawa se interpuso.

- Lo que le quieras decir a MI novio, me lo dices a mí - replicó con celos notables, Izzy sonrió con satisfacción.

- Está bien, Srita. Tachikawa - Mimi abrió más sus ojos, ¿Cómo era que esa tipa sabía su nombre? - Esa carta tenía información que les servirá a ustedes, que son parte de ellos.

- ¿De quienes? - preguntaron en unísono Izzy y su chica.

- Que se sigan divirtiendo, tengo que irme - anunció la mujer, cambiando el tema - ¿Kousshhiroooo?

- Dime.

- Salúdame al mozo de Takeru Takaishi, por favor.

- ¿Eh?, está bien.

Yínbee se retiró rápidamente, sus apariciones eran tan inesperadas, como veloces y significativas.

- ¡Esa mujer es una coqueta múltiple! - opinó Mimi con firmeza.

- Lo que dijo fue muy misterioso, creo que buscaré a TK

- ¡Pero prometiste no pensar en los problemas!

- Mira, allá está Takeru, parece buscar a alguien, vamos.

- ¡Uy!, odio que me ignores, Izzy - renegó siguiendo a Izumi.

--*--

El malvado experto siempre ríe de forma maníaca, tétrica e irónica; ponen expresión cínica y tienen ojos irritados... caen en la trampa de su misa oscuridad, y a pesar de que la negrura los destruye, siempre buscan acabar con la luz.

El soldado Birdamon03 se acercó al cuarto tenebroso, al lugar oscuro donde se hallaba su señor, su "gran amo", al que debía obedecer. Llegó hasta el ser que anteriormente había sellado un trato con los elegidos.

- Funcionó, señor.

- ¿Y qué?, ya lo sabía - respondió con su voz sarcástica y aguda - Eso sí, se han entregado antes de lo esperado... Al menos ya tengo permiso para matar a Yagami, él mismo me dio su vida. Muy pronto nuestro sueño se hará realidad, es lo bueno de hacer uniones, llegamos más pronto a la cima.

--*--

Iori Hida, después de avisar a los Digimons que salieran de la guardería para esperar a los humanos, se había encontrado (gracias a la casualidad de la búsqueda) con Ken, Tk, Mimi e Izzy, quieren no sabían qué pasaba con exactitud. Después de ponerlos al corriente, salieron de la animada fiesta y corrieron a la esquina donde supuestamente los esperaban los demás para ir a Mundo Digital; no había nadie.

- Se supone que aquí nos esperarían - dijo Cody - No lo entiendo.

- Menos yo - se quejó Mimi acercándose a la computadora que permitía el acceso del hombre al Digimundo - algo debió pasar.

- Es verdad, sólo eso explica el porqué no están aquí si era lo indicado, Cody, ¿Seguro de que aquí era?

- Por supuesto, Izzy.

Ken comenzó a revisar el lugar, se asomó a unos arbustos debido a que oía ruidos (aunque mínimos).

- ¡Sora! - gritó asustado, al ver el estético cuerpo de Takenouchi tirado sobre el césped.

- ¡Cómo que Sora! - exclamó Mimi, acercándose con rapidez, al igual que los demás.

Entre Koushiro y TK la levantaron, Sora no estaba desmayada, tenía los ojos entreabiertos, cuerpo estático y su pierna sangraba, tiñendo de naranja su pálido vestido ocre. Temieron que estuviera muerta.

- ¡Amiga! - chilló la dama consciente, recostando a la inconsciente en sus piernas - ¡responde, Sora!, ¡No te puedes morir!, ¡Sora!

- No está muerta - anunció Ken - parece estar en shock, paralizada por algo... debió sufrir un impacto mental.

- Si ella está así, no quiero ni pensar en lo que les pudo pasar a los demás - replicó TK preocupadísimo por la situación, estremeciéndose del miedo que revoloteaba en sus costillas - Kari... - susurró.

- Tenemos qué hacer reaccionar a Sora - dijo Iori, golpeando la mejilla de la pelirroja con precisión, ¡había que hacerla volver!.

- No podemos esperar a que reaccione, vayamos al Digimundo - opinó Ken, Izzy asintió - lo único que sabemos sin dudar es que Taichi está allá, debemos hallarlo.

- ¡Pero no tenemos a nuestros digimons! - dijo Mimi como reclamando - y no podemos llevar a Sora.

Koushiro se acercó a la computadora pública, checó los últimos datos de ésta.

- Efectivamente; aquí muestra que el equipo de cómputo fue usado por una gran masa de seres, debieron ser los muchachos.

- Pero no entiendo porqué dejaron a Sora, está herida y paralizada.

- Mimi, no la dejaron por gusto, eso te lo aseguro.

- Yo estoy de acuerdo con Ken - dijo Cody - Transportémonos al Mundo Digital, nada más así sabremos qué fue lo que le pasó a Sora; vayamos todos juntos, si nos fragmentamos las cosas empeorarán.

Asintieron, no tenían muchas opciones. Izzy comenzó a teclear en la computadora, cuando iba a sacar su digivice, un disparo que casi lo toca, lo detuvo.

- ¡Izzy, al suelo! - avisó Ken, al notar que las balas salían de la nada, a una velocidad muy limitada (pues bien pudo Ichijiouji darse cuenta de ellas y advertir), Izumi obedeció casi por inercia e instinto, se arrastró hasta sus amigos; los tiroteos cesaron, como si hubieran sido una ligera llovizna.

- ¿Qué fue eso? - indagó Cody, mientras Izzy normalizaba su agitado respirar.

- No sé, pero claro está que no nos dejarán pasar por esa PC - informó Ken.

- Pero, ¿Quién?, ¿Por qué?, ¿Qué no el enemigo no actuaría hasta dentro de varios días? - replicó el menor Hida.

- Las promesas se rompen, el mismo Tai lo hizo - dijo TK - lo extraño es que se hayan dado cuenta de que rompimos el trato... ojalá no hayan atacado a los demás.

El detective de ojos azules se acercó al resto de residuos de balas, las observó desde lo más cerca que pudo, sin tocarlas, olían a droga, a una artificial y cruda.
"Los disparos iban a una velocidad menor, éstas balas deben pesar mucho... ¿De qué material están hechas?", una idea cruzó por su ágil mente y gateó hasta el cuerpo de Sora.

- ¿Qué haces, Ken?

- ¿Dónde tiene la herida Sora, Mimi?

- En la pierna derecha, justo aquí - informó ella.

Ken observó la pierna, tenía internada una de las balas que acababa de revisar.

- Me lo suponía.

- ¿Qué sucede, Ken?; no nos tengas en ascuas.

- Sora fue herida por una de las balas que nos atacaron hace unos instantes, éstas paralizan al humano: es veneno hecho de cuernos de Mamutmon, cocaína y más sustancias tóxicas que chocan sus efectos y colapsan a la víctima por un tiempo, además, tomemos en cuenta que Sora bebió alcohol

- ¿Eso empeora las cosas?

- No sé, Cody.

- ¡Qué horrible! - dijo Mimi.

- Son nuevas armas diseñadas por traficantes y cazadores; pero no matan.

- Menos mal que eres policía, Ken - dijo Takeru - Si no estaríamos pero que náufragos abandonados en una isla virgen.

- Es posible que nuestra amiga haya intentado ir por Tai antes que los demás, o después... no sabemos; lo que sí es que no podremos viajar al Digimundo por esta máquina si siguen los ataques.

- Tampoco podemos hacer ruido, el enemigo debe estar cerca, escondidos y espiándonos - agregó Izzy.

- Tengo una idea - dijo Ken, sacando una pistolita de su tuxedo.

- ¿No me digas que siempre estás armado?

- No es un arma - informó - Es el regalo que Yolei te iba dar, Cody.

- Vaya regalito - opinó Mimi.

- Es una pistola que arroja fuegos artificiales, ¿Verdad? - preguntó Takeru.

- Sí - respondió Ken.

- ¡Ah!, ya entendí - expresó Izzy - ¡Qué ingenioso, Ken!

- Con esto distraeremos al enemigo, y aprovecharemos para introducirnos en el Mundo Digital.

- ¿Qué pasará con Sora?

- Ella irá en mis espalda - propuso Tk - a menos que alguien pelee mi función.

Nadie replicó. "Espero que no pese mucho", pensó el rubio.

- Manos a la obra.

Ichijiouji iba a hacer disparar la pistola, pero antes de hacerlo sintió que alguien lo jalaba del cuello.

- No se muevan, o sufrirán las consecuencias.

No sólo a él lo habían atacado por la espalda, también a los demás, incluso a la estatua de Sora.


- ¿Qué quieres? - dijo Ken bruscamente. De reojo vio que Mimi pataleaba de forma berrinchuda, Koushiro trataba de calmarla; el resto estaba más tranquilo.

- Queremos el cartucho - dijo uno de ellos.

- No lo tenemos - respondió Izzy, con sequedad.

- Sabemos que Koushiro Izumi lo debe de tener.

- No aquí - siguió Izumi, cada vez más nervioso.

- ¡El enigma cartucho ya me tiene harta! - exclamó Mimi, y a pesar de lo cruda de la situación, Takeru sonrió con simpatía al oír dicha queja.

- Carecen de palabra, No pueden actuar ahora, hicimos un trato - expuso Cody.

- Un trato que su líder rompió - dijo el humano disfrazado, esta vez vestido de Elecmon - Ahora, ¡Denme el cartucho!

- Qué no lo.... ¡Auch! - se quejó Kou-kun, al sentir vacío su cuerpo de aire; el de la máscara de Etemon lo había golpeado en el estómago - revísalo, Elecmon87

- Sí, Etemon15

- Muchachos.... huyan, traigo el cartucho conmigo - avisó Koushiro con desesperación.

- ¡Pardiez! - renegó Tk.

Los rufianes descuidaron un poco a sus demás rehenes para revisar /sin nada de cuidado/ el cuerpo del antiguo Koyama. Ken no perdió tiempo, y en menos de lo que canta un gallo, hizo disparar los fuegos artificiales de su "Arma"

Gritos de asombro se oyeron por parte de los agresores; más aún, cuando Takeru fingió la voz de un "rudo" policía y gritó casi bromeando: **Manos arriba, patas en la barriga, ¡Somos la policía y están rodeados!**

"Sí que son tontos" pensó Iori "Digo; bien se nota que Takeru está jugando" .

Mimí se soltó y corrió a la computadora, abrió su bolso y comenzó a sacar su digivice. Cody y Ken golpearon a los hombres que espiaban el cuerpo de Izzy, lograron alejarlos, y después de eso arrastraron a su amigo hasta la PC. Por su parte, Takeru logró llevar a Sora hacia Mimí y los demás.

- ¡Ábrete, puerta al Digimundo! - gritó la antigua dueña de la Pureza.

Fue así como el resto del equipo comenzó su travesía u odisea rumbo el sitio donde se hallaba el emblema de la Paz.

- El jefe va a molestarse, fallamos como con los otros, Elecmon87

- No te preocupes, el jefe nos perdonará , porque ya sabemos quien tiene el cartucho.

--*--

- ¡Taichiiii!, ¡¡Soraaaa!! - gritó Yamato con exasperación - ¿En dónde se metieron?. "Nunca me perdonaré si le pasa algo a Sora".

- ¡Oh!, si tan sólo supiéramos la dirección que apunta ese mapa, todo fuera más sencillo - se quejó Yolei - El Digivice no muestra ninguna pista.

- Sora no debe estar lejos - opinó Hikari.

- Es verdad - apoyó Joe, sosteniendo su cabeza y simulando estar cuerdo, hacía un excelente papel - y falta esperar a los demás.

- Es mi culpa - dijo Daisuke - No debí dejar sola a Sora...

- No, no te culpes. Ha sido culpa de ella, debió esperarnos - la sentenció Matt, con el corazón ardiendo de desesperanza y frustración - sólo espero que a ella no la hayan atacado, como a nosotros.

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Fin del capítulo 11
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Notas: ¿Qué pretenderá Taichi buscando el peligro? , ¿Quién es el verdadero enemigo? , ¿Cuál es el papel de Yoshisaki Yínbee?, ¿Podrán reunirse los elegidos y hallar a Tai?, ¿Sora se recuperará?, ¿Qué contiene el cartucho?, ¿Es verídico el mapa?. Todo esto lo sabrás si sigues leyendo "En Fuga...".

Bueno, prometí un poco de acción y aquí la tienen, no quedé muy satisfecha, pero este capítulo servirá de introducción al siguiente. Había dejado de escribir este fic porque me había perdido en la trama; pero ahora he regresado con muchas ganas de darle forma a este escrito y de no hacerlo tan tedioso.
Muchas gracias por seguir leyendo mis loqueras, el próximo capítulo se titulará "Desastre natural" (o algo así), espero les guste.

No se olviden de dejar review, aunque ya saben que mi e-mail está abierto para sus comentarios (ziddycm@hotmail.com).

Hasta pronto.