IIº capítulo     

 

 

Atenea y el Candelabro

 

Hacía ya dos escasas horas que Harry había cumplido quince años, pero él y Ron no se habían enterado: estaban profundamente dormidos. De repente algo picoteó las mejillas de Harry, era Hedwig, su lechuza mensajera. Cuando Harry abrió los ojos se encontró con que Errol, la vieja lechuza de Ron, descansaba en el alfeizar de la ventana, y Pigwidgeon, la nueva, zumbaba cerca de la lámpara del techo, y supuso que los paquetes que había encima de la mesa los habrían traído ellas. Harry despertó a Ron, el cual antes de abrir los ojos le pegó un manotazo. Después se disculpó y le felicitó. Pigwidgeon empezó a revolotear sobre su cabeza, y Ron la atrapó en su mano y le echó una buena regañina. Mientras lo hacía, otra lechuza entró por la ventana abierta. Era completamente negra, con unos ojos del color de la yema de los huevos, y mirada astuta. Llevaba atado en la pata izquierda un sobre, y en la derecha un paquete. La hermosa lechuza dejó el paquete junto a los otros, se apoyó en el hombro de Harry y levantó la pata de la que colgaba la carta. Harry cogió el sobre y lo abrió; en seguida reconoció aquella letra, era la de Hermione. Harry comenzó a leer en voz alta: Querido Harry.¿Qué tal te lo estás pasando con Ron?, espero que los muggles no os estén acarreando demasiados problemas. Lamento mucho no estar allí con vosotros, pero han surgido algunas cosas y no he podido ir. Casi se me olvida ¡FELICIDADES!. Deseo que te guste mi regalo, y creo que te será muy útil este curso. Abrazos y besos para los dosHermione P.D.: Atenea es mi nueva lechuza ¿os gusta? Harry dobló la carta y la metió en el sobre.

-¡Rápido, abre el paquete! - gritó Ron entusiasmado.

-¡Shhh! - chistó Harry - se van a despertar mis tíos - Mientras Harry desenvolvía el gran paquete, un colorido pájaro tropical dejó caer a su lado otro regalo. Ron le quitó al pájaro la carta de la gran zarpa y empezó a leer. Harry:¡Felicidades!.

¿Qué tal estás? Espero que bien, de todas formas si tienes algún problema mándame una carta en seguida. ¿Está Ron contigo?, si es así salúdale de mi parte. Ojalá que te guste mi regalo. Se despide con un fuerte abrazoSirius P.D.: No pienses demasiado en Voldemort. Harry continuó desenvolviendo el regalo de Hermione. Ron se llevó una mano a la boca cuando el contenido del paquete quedó al descubierto.

-¡Un equipo completo de Quidditch! - susurró entusiasmado Harry - Hermione es genial...

-Te gusta Hermione, te gusta Hermione - volvió a canturrear Ron.

-Ja, ja - dijo sarcástico Harry.

-Abre ya el regalo de Sirius - le ordenó Ron - me muero de impaciencia. Harry le hizo caso al instante. Estaba deseoso por saber que le había regalado Sirius. Harry despedazó el papel en el que estaba envuelto el pesente, y dejó a la vista una caja de cartón. La destapó y en su interior encontró un candelabro de oro blanco con unas velas negras algo gastadas. Ron se asomó por encima del hombro de Harry para saber que era lo que había en la caja.

-¡Un Candelabro de Salem! - se impresionó Ron - ahí hay un sobre, ábrelo. - El sobre contenía un pedazo de pergamino en el que se leía:

Esto era una de las posesiones más queridas de tu padre, si Ron está contigo, ya te habrá informado de que es un Candelabro de Salem. La leyenda cuenta que fue creado por una bruja muy poderosa en aquellos tiempos llamada Betsabeth Waterson, y que solo hay trece ejemplares en todo el mundo. Los únicos que conocían la utilidad de este instrumento eran tu padre y Lupin, así que supongo que tu también la conocerás pronto. Tu padrino Sirius Black. Harry agarró el Candelabro con fuerza y lo acaricio.

-Así que esto perteneció a mi padre...

-Harry, ahí ponía que sabrás para que sirve el Candelabro en este curso...

-Entonces...- dijo entusiasmado Harry - eso quiere decir que Lupin volverá al colegio... ¡genial! - Después de estar un rato observando el precioso candelabro, continuó abriendo los otros regalos. Fred y George también le habían enviado un regalo; este contenía algunos de los Sortilegios Weasley, entre ellos varitas falsas, galletas de canario, o caramelos longuilinguos. La señora Weasley le había remitido, como siempre, un gran pastel de cumpleaños. Y Hagrid, bueno, él era un caso perdido; le había mandado un pequeño huevo de escreguto de cola explosiva, y algunos pasteles caseros, que Harry prefirió dejar apartados. Ron y Harry siguieron durmiendo después de haberle contestado a Hermione y a Sirius. Harry soñó con su padre y con su madre, y también con Lord Voldemort. En el sueño, o mejor dicho la pesadilla, aparecía lo que siempre recordaba cuando los dementores estaban cerca suya; moría su padre, su madre suplicaba, y después, la fuerte luz verde del Avada Kedavra. Cuando el mal sueño terminó continuó soñando, lo único que recordaba algo nítido, era a Hermione arreglada como en el baile, diciéndole algo, pero Harry no sabía qué era ese algo, después llegaba Cho, y le preguntaba porque no había salvado a Cedric. Puesto a eso, Harry despertó con unas tremendas ojeras. Ron se había levantado con el pie izquierdo, y estaba insoportable, y a Hedwig le había molestado que Errol durmiera en su jaula, pero sobre todo que Harry le hubiera obligado a dejar beber a Pigwidgeon de su bebedero. Ron estuvo toda la mañana mosqueado y jugando con la video-consola, y Harry aprovechó para terminar unos cuantos deberes que le quedaban por hacer. A media tarde, a Ron ya se le había pasado el enfado matutino, y hablaba con Harry sobre su uniforme del colegio, que le estaba ya algo corto, y su madre se lo estaba arreglando. Entonces un gran búho real pardo golpeó la ventana.

-Es uno de los búhos de Hogwarts, voy a abrir - dijo Ron, y se acercó a la ventana. El búho llevaba sendos sobres en las patas, uno remitido al señor Harry Potter, y otro para el señor Ronald Weasley. Era la común carta de Hogwarts con los libros necesarios para cada curso, en ese caso para quinto.

-¡Oh no!, aquí pone que tenemos que volver a llevar las túnicas de gala, bueno, al menos Fred y George me regalaron una nueva con el dinero que sacaron de la apuesta de los Mundiales de Quidditch. En realidad, los gemelos se la habían regalado con el dinero que había ganado Harry en el Torneo de los tres magos, que ese año habían sido cuatro...

-¡¿Un bañador?! - exclamó Harry sorprendido leyendo la lista - ¿Hogwarts tiene piscina?

-Que yo sepa no - dijo Ron, y luego se encogió de hombros. Harry y Ron le enviaron la carta a la señora Weasley, para que les comprara lo necesario para comenzar el curso el uno de Septiembre.