Vº capítulo                    

 

 

Nuevamente: Lupin

 

Harry decidió irse a dormir después de estar ojeando un rato el libro de los Chudley Cannons, se lo había releído ya tantas veces, que en cierto modo le aburría. Se mareó un poco cuando subió la escalera de caracol, algo que nunca le había pasado. Ron estaba tumbado boca abajo en su cama dosel sin echar las cortinillas. Cuando Harry entró en la habitación se sobresaltó.

-Ah - dijo más tranquilo - eres tú.

-¿Quién si no podría ser? - Harry estiró los músculos e hizo crujir los huesos de los dedos de las manos, al terminar el ritual se dejó caer en la cama.

-Si no te muestras algo más discreto, Hermione notará que ella te gusta.

-Ya... no puedo evitarlo, al menos no me trabo, pero me sudan las manos, y me pongo muy nervioso... no puedo evitarlo...- volvió a repetir. Se levantó, abrió el baúl que había a los pies de su cama, y cogió el pijama, seguidamente se lo puso y se metió entre las sábanas.

-Buenas noches - añadió, y cerró los ojos mientras Ron le contestaba:

-Que duermas bien â€" dijo.

La primera clase que tenían al día siguiente era Transformaciones, que la daban con los de Ravenclaw. La profesora McGonagall entró en la clase llevando con sigo muchos libros, de distintos tamaños y colores.

-Sentaos todos - dijo, ella se quedó de pie, y empezó a observarlos-. Este año hay un libro que no es común entre los de quinto, ¿quién me dice cual es?-Hermione levantó la mano antes de que la profesora terminara la pregunta-¿si Hermi...-la profesora movió la cabeza, como corrigiéndose- Granger?

-Animagos; características fundamentales para reconocerlos, de Rita Watson.

-Así es, y os voy a explicar por qué: Como ya sabéis algunos-les dirigió una mirada a Harry, Ron y a Hermione-recientemente se han descubiertos animagos ilegales. Así que el Ministerio nos ha obligado a transformaros en vuestro animal predilecto, y apuntar vuestras características, por si acaso, a alguno de vosotros, se le ocurre en el futuro, convertirse en uno de nosotros, y no dar parte de ello. Pero hay un problema, podemos transformaros en animales, pero no en el concreto de cada uno, así que tendréis que estudiar como otro mago cualquiera que quiera serlo. Empecemos; salid aquí todos los que tengáis un familiar animago-dos chicas de Ravenclaw levantaron las manos, y de Gryffindor las alzaron Ron y Neville-he dicho que vengáis aquí, conmigo, no os voy a comer-los aludidos se acercaron-¿nadie más?-dijo dando un golpecito en la mesa de Harry como aviso, este se levantó y se hacia donde estaban Ron y Neville-Hermione, te he enseñado mucho este verano, para que ahora me hagas esto-le susurró a la chica, pero Harry, que estaba pasando por su lado, lo oyó perfectamente, y le extrañó bastante que la llamara por su nombre, y además, ¿cómo que en el verano?

-Sí, pero usted ha dicho que solo salieran los que tuvieran familiares animagos y yo...

-Bien, bien, pues que salgan los que sepan transformarse-otro chico de Ravenclaw salió junto con Hermione a la pizarra-¿seguro que ya no hay nadie más?-ningún chico alzó la mano ni se fue con los otros, la profesora apuntó los nombres de los estudiantes que estaban en pie. Claro que... yo creo que si nunca habéis pensado en ser algún día animagos... ¿por qué tenéis que estudiar?, venga, levantad las manos los que no queráis aprender a transformaros-excepto Seamus Finnigan y Viernes, todos los alumnos alzaron sus brazos. La profesora McGonagall apuntó sus nombres-, pues siento decepcionaros, porque tendréis que estudiar exactamente lo mismo que los otros. Después os haremos olvidarlo todo.

-Pero profesora, no es justo, ¿por qué lo tenemos que olvidar?, ¿y si cuando sea algo más mayor se me ocurre hacerme animago?¡lo tendré que estudiar todo de nuevo!-se quejó Parvatti Patil.

-Sí, lo siento mucho, Patil, pero así será-Leavender Brown, y Padma, la hermana gemela de Parvatti, que estaba en Ravenclaw, abrieron la boca para soltar otra queja-. No quiero oír nada más. Vosotros ya podéis sentaros. Abrid el libro por la página 29. ¡Venga, no os hagáis los remolones! En Encantamientos, con los de Hufflepuff, comenzaron a dar los conjuros de movimiento, y se lo pasaron en grande haciendo bailar a un cactus con patas. Mientras comían Hermione les estuvo dando la vara diciéndoles que estaba deseando volver a ver a Dobby y a Winky, y...

-...saber que tal les va. Quizás Dobby haya conseguido que Winky acepte el Galeón a la semana que le ofrecía Dumbledore-les decía.

-Hermione-la paró Ron metiéndose un trozo de patata guisada en la boca-, go te og'esiones-tragó casi sin masticar y se explicó-:obsesiones, quería decir.

-Tú no lo entiendes, Ron.

-¿No estáis ansiosos por ver a Lupin?-cambió radicalmente de tema Harry-yo sí-pinchó un pedazo de carne, y antes de metérselo en la boca añadió más para sí mismo que para Ron y Hermione-:siempre a sido mi profesor favorito.

-Era genial, a lo mejor repetimos la experiencia con el Boggart.

-Ojalá-se esperanzó Hermione.

-Seguramente, tu Boggart se transformaría en un nueve de un examen.

-Ja, ja-dijo sarcástica Hermione-, eso ya lo habías dicho, nunca podríais saber en qué se transformaría...

-¡Ya sé! Serías tú-la chica frunció el entrecejo-, pero tus dientes abrían vuelto a crecer, y tus padres no podían hacer nada por remediarlo.

-¡Cállate!¡no sabéis nada!-y llorando salió corriendo del Gran Comedor.

-¿Qué he dicho?-dijo Ron extrañado. Harry se encogió de hombros. Terminaron de comer, Ron miró el horario, y se dirigieron a la clase de Defensa contra las Artes Oscuras, que desgraciadamente la daban con los de Slytherin. Llegaron justo cuando todo el mundo comenzaba a entrar. Todos se sentaron, y Harry, Ron y Hermione, que había llegado antes que ellos, no sabían cómo, se acomodaron en primera fila. Lupin estaba sentado en su mesa corrigiendo algo, levantó la vista para verlos a todos y le dirigió una sonrisa a Harry. Malfoy, levantó la mano, y cuando el profesor le dio la palabra pronunció en voz muy alta:

-Ni mi padre ni yo permitiremos que me de clases un licántropo.

-¿A no?

-Ni pensarlo.

-Pues ya te puedes ir yendo-le contestó abriéndole la puerta cortésmente- ¿alguien más?-Crabbe y Goyle le siguieron-entonces comencemos la clase. Lupin puso en la mesa una jaula con lo que parecía una bola de pelos negros, que de vez en cuando se movía de esquina en esquina.

-Parece inofensivo ¿verdad?, pues este Tropotophyto de las Galápagos es capaz de devorar una cosecha entera de calabazas el solito. La clase se les hizo muy amena, hubo un momento en el que Lupin introdujo un hueso de pollo en la jaula, y el bichejo lo engulló en menos de un segundo. Harry, Ron y Hermione salieron de la clase muy satisfechos, pero se desilusionaron al averiguar que la clase siguiente era Pociones. Entraron cautelosamente en el aula. Snape parecía demacrado, Harry recordó que Dumbledore le había pedido algo, y supuso que había sido que regresara con Lord Voldemort, que lo habría estado torturando todo el verano. Malfoy parecía decidido a fastidiar a Harry, Ron o a Hermione con cualquier descabellada idea que se le pasara por la cabeza. Snape comenzó a hablar, pero Harry no le prestó atención alguna, porque miraba a Malfoy, a Crabbe y a Goyle, que estaban tramando algo.

-¡Profesor!¡Weasley me ha tirado esta nota llena de insultos!

-¡Traiga acá!-Snape se la arrebató con brusquedad de las manos-esta letra no es del señor Weasley, más bien, yo diría que se parece más a la suya, señor Malfoy-este tragó saliva. Todos los alumnos estaban en silencio, ¿Snape echándole la bronca a su alumno predilecto?¡imposible!-¿Quién se cree que es para culpar a su compañero de algo que no ha hecho?¡treinta puntos menos para Slytherin!

-¡Cuando Potter me hace algo le quita menos puntos!

-¡ME DA EXACTAMENTE IGUAL LO QUE LE HAGA A POTTER, USTED NO ES ÉL!¡vaya ahora mismo al despacho del director por responderme!-Malfoy se levantó y salió de la clase con el orgullo destrozado-no quiero oír ninguna risa, ¿me habéis oído?-todos asintieron-así, pues, comencemos con la clase...Los temas fueron igual de aburridos de siempre, pero que no estuviera Malfoy, alegró la hora a Harry. Al terminar la clase, Harry se fue directamente al despacho de Lupin, aunque antes se acercó a su habitación a coger el Candelabro y la capa invisible, por si le hacía falta. Abrió la puerta del despacho sin llamar, y pilló un trozo de la conversación que Lupin estaba manteniendo con Snape.

-... ese chico, Malfoy, nos va a dar muchos pro... ¡Harry!¡¿por qué no has llamado antes de entrar?!-le riñó Lupin.

-Eeem... lo siento... no había pensado que ustedes...

-Bueno, Remus, creo que debo irme-dijo Snape observando el Candelabro-hasta otra-Abrió la puerta y salió de la habitación.

-Profesor Lupin, yo...-Harry fijó su vista en una fina copa de cristal muy humeante, supuso que era la poción para que, al convertirse Lupin en lobo, no hiciera daño a nadie, y que se la habría traído Snape

-No te preocupes Harry, y llámame Remus. ¿Me podrías decir qué has oído de la conversación?

-Nada-mintió Harry, pero el remordimiento de haberle mentido a uno de los amigos de su padre, y la mirada de Lupin le hizo decir-:bueno, en realidad sí que he oído algo... algo sobre Malfoy... que os puede dar muchos problemas.

-Sabes que su padre es un morítfago.

-Sí, lo sé, y conozco a más: Crabbe, Goyle, Nott...

-Esos no nos importan tanto, son muy estúpidos, únicamente siguen órdenes, pero Malfoy tiene mucha influencia en el ministerio. Pero no te preocupes. ¿A qué venías?-miró el Candelabro-ah, ya, Sirius te lo ha dado, ¿no?-Harry asintió-Betsabeth Waterson era una bruja muy lista... fue la primera mujer auror... Nicolás Flamel, te sonará su nombre, y su esposa la conocieron... creó este Candelabro para protegerse de los peligros... tu padre se salvó cientos de veces gracias a él... si enciendes sus velas, no te afectan muchos conjuros, excepto los imperdonables, y para apagarlas, lo único que tienes que pronunciar es: contrahechizo finalizado... tenía otro poder, pero siento decirte, que ese sí que solo lo conocía tu padre, Harry. Se pasaron horas y horas hablando. Lupin le contó a Harry muchas anécdotas de cuando él, Sirius, y James, el padre de Harry, eran jóvenes, y desgraciadamente, el traidor de Peter Pettigrew, era su amigo.

-¡Pero mira que hora es!, Harry, ya deberías estar durmiendo, te acompañaré a tu sala común, porque como te pille Filch andando solo a estas horas...- Harry levantó la capa invisible-ah, es verdad, ya no me acordaba. Bueno, pues...-miró un horario que tenía en la pared-hasta el miércoles. Harry volvió a la sala común, y aquella noche, soñó con su padre y sus amigos.