(Prende los parlantes por favor)

Deseo

Capítulo 11: "¿Realmente un nuevo amanecer?"

Abrió los ojos de golpe, unos ojos azules, intensos, algunas lágrimas brotaban de ellas, se levanta y se sienta sobre su cama, tendida en el piso, lleva su palma de la mano a su frente, estaba algo sudada y su respiración era algo agitada:

-Que sueño- susurró.

Luego de eso giró su cabeza hacia su derecha y vio la luz entrar por su puerta, la luz de la mañana, se escuchaban el pequeño alboroto de los pajaritos, como cada mañana, miró a su alrededor.

-Mi habitación- susurró nuevamente.

Se levantó y se dirigió a donde el espejo, se miró, sus cabellos eran de color castaño y sus ojos... azules, se destapó un poco su pecho izquierdo:

-Nada...- susurró otra ves.

Su piel estaba lisa, ni una marca extraña, blanca y suave. Desarmó la trenza de su cabello, tomó un cepillo y empezó a cepillárselo, luego de unos momentos y comprobar que ya no tenía ningún nudo, se hizo su típico peinado: El de una moño bien alto y arriba, su rostro era de una chiquilla de 11 años.

Después de eso miró y se encontró con su kimono, lo tomó y empezó a vestirse. Luego de eso se dirigió a su puerta y la abrió lentamente. Se dirigió al baño, para lavarse un poco, rutina de cada mañana. Después de eso, fue a la cocina, pero no encontró a nadie, entonces se dirigió al comedor, efectivamente allí estaban todos: Megumi, Sanosuke, Yahiko, Tae, Tsubame... ¿Kenshin y Kaoru?

-¿Mamá...? ¿Pa- papá?- estaba más que confundida ¿O será porque el sueño la confundió? Sus padres habían muerto... ¿O no? ¿O era parte de aquel largo sueño? Entonces sí que fue un sueño largo... muy largo... casi una completa vida...

-¡Hija! ¡Buenos días!- saludó Kaoru con una sonrisa- ¿Empezamos?- refiriéndose a empezar a desayunar.

Ella se sentó en un lugar libre y empezó a desayunar despacio.

-Esto es extraño- pensó- ¿Tanto podía confundir un simple sueño?

-¿Qué ocurre pequeña Kenru?

-Kenru- susurró ella misma su nombre.

-Te veo preocupada hija- habló esta ves ¿Kenshin? ¿Realmente ese era Kenshin?

-Es que...- balbuceó- esto es extraño, tuve un sueño y los sueños son irreales, pero sentí como si el sueño hubiera sido tan real... en cambio esto que se supone que es la realidad... lo siento tan irreal.

De pronto todo desapareció, las paredes, los platos, la mesa, la casa, todo, excepto las personas...

-¡¿Qué ocurre?!- gritó Kenru- ¡¿Qué pasa?!

-Hija... no querías ese mundo, pues desapareció- dijo llorando ¿Kaoru?

-¡No!- y corrió hacia ella- yo si lo quería, solo que... no podía creerlo y considerarlo real.

-¡Basta! ¡Ya no te soporto!- gritó Kaoru.

-M-ma- mamá...- tartamudeó y vio como cada imagen de las personas que más quería desaparecía- ¡No se vayan!- y trató de correr hacia ellos, llegó hasta Kenshin, iba a tocarlo cuando... notó que era solo aire la imagen, luego se dio cuenta de un cambio, de la nada alrededor suyo aparecieron dos espejos, allí se vio, tenía unos 18 años.

De pronto ella empezó a retroceder y luego sintió que algo caía tras de ella y era algo helado, se giró y a unos milímetros de su rostro estaba un frío metal, era enorme...

-¡¿Qué... qué es esto?!- miró hacia su derecha y al final pudo ver una empuñadura, una mano gigantesca que la tomaba, un rostro surgió de la oscuridad era también enorme...- ¿Quién... quién eres?

-Yo soy tú, tú eres yo, las dos somos Miyu...- sus ojos eran fríos, tenebrosos, los de un asesino a sangre fría.

-¡No!- gritó, mientras se sujetaba el rostro y sus ojos eran de absoluto terror ante aquella imagen- ¡No! ¡Yo no puedo ser así!- estaba fuera de control, la imagen desapareció, pero ella quedó con el trauma...- no... no...- susurraba sin cesar- no...

Las imágenes de su infancia vinieron y se fueron, ella podía verlos, recordó momentos felices y tristes, pero... ¿Por qué todos se iban?

-No...- seguía susurrando.

De pronto vio una fuerte luz que le dañó los ojos, así que tuvo que tapárselos con un brazo mientras estaba arrodillada en el piso oscuro.

*************

-¡¡Ah!!- fue lo primero que se escuchó en aquel lugar, luego era un aire agitado, sus manos subieron a su frente, notó que tenía una venda, no veía nada, todo era oscuro, trató de buscar algo que fuera luz pero no encontró nada su alrededor. Se quedó allí, acostada, pensando- ¿En donde estoy? ¿Qué me pasó?- de pronto se desesperó y casi gritó la pregunta- ¡¡¿Quién soy?!!- escuchó unos pasos venir a ella y luego una vos:

-¿Te encuentras bien?- y recostó a la chica, ya que se había levantado cuando gritó.

-No sé ¿En donde estoy? ¿Quién soy? ¿Cómo llegué hasta aquí? ¿Qué hora es? ¿Por qué está tan oscuro?- esas eran las primeras preguntas que hacía...

-¿Hija? ¿Perdiste la memoria?- dijo algo asustada la anciana, se podía deducir por su vos.

-¿Cómo llegué hasta aquí? ¿De donde soy? ¿Qué hago aquí?- y empezó a llorar.

-Primero que nada cálmate, esto no será bueno para tu salud- la anciana estaba más asustaba por la salud de la jovencita principalmente, había llegado muy herida.

-Esta bien- intentó hacer lo que le pedía la anciana.

-Escucha, no sé de donde eres, ni que te pasó, lo único que sé es que un día Lecky, mi mascota, te trajo de la nada hasta aquí, él y tú estaban cubiertos de sangre, pero tú estabas a la ves cubierta de heridas- la anciana intentó calmarla un poco más- debes tener hambre, llevas dos días desde que te trajo Lecky hasta aquí sin comer, quien sabe cuanto más, después de que te hayas alimentado bien, hablamos- dijo eso antes de que ella pudiera preguntar algo más, pues lo había adivinado al ver el rostro de ella.

Luego de unos momentos la anciana entró con un aroma exquisito.

-Disculpe... ¿Cómo puede ver con tan poca luz?- de pronto se escuchó un ruido, a la anciana se le había caído los platos.

-¡Oh! lo siento... pero pequeña ¿Estás segura?- mientras se le acercaba y pasaba sus manos y lo movía frente a los ojos de ella.

-¿Qué hora es?- preguntó ya más preocupada por la repentina pregunta de la anciana.

-Las...- dudaba si responderle o no.

-¡Dígame!- empezó a asustarse y desesperarse- por favor...

-Pequeña, es probable que no te guste mi respuesta, pero creo que perdiste algo más que la memoria...

-No... no... ¡No!- empezó a asustarle realmente y las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas.

-Lo siento...- dijo la anciana- traeré algunas velas para ver.

Luego de unos momentos regresó, encendió las velas y al puso frente a la chica, quien abrió los ojos e intentaba parar de llorar.

-¿Sientes algo o ves algo?- preguntó preocupada.

-Solo siento algo cálido frente a mi pero nada más- bajo su rostro, acercó sus rodillas y se apoyó allí para llorar en silencio.

-Pequeña cálmate y come algo- y salió nuevamente para buscarle algo que comer, luego regresó, aparte con la comida trajo a Lecky, para que se comiera lo que se había caído- toma...

-No tengo apetito.

-Es para que te mejores, abre la boca, vamos...

Ella hizo caso, entonces la anciana empezó a darle de comer, estaba rico debía admitirlo, pero realmente no tenía ganas de nada...

-Pequeña, debemos ponerte un nombre mientras tanto ¿No crees?- y la anciana sonrió, pero se apenó ya que la niña no la podría ver.

-Sí- susurró.

-Déjame pensar... mmm... a ver... ¿Qué tal... Rumi?- preguntó la anciana.

-Cualquiera estaría bien- susurró sin ánimos.

-Vamos anímate Rumi- ya habían acabado y la chica se acostó- te cambiaré las vendas- nuevamente salió y luego regresó con una caja- vamos levántate.

Ella obedeció:

-Gracias...- no sabía como llamar a la anciana y ella lo entendió a sí que de inmediato le respondió.

-Puedes llamarme abuelita si quieres.

-A- abuelita... le he causado muchos problemas.

-Vamos trátame de tú... no es necesario tanto respeto- y rió haciendo que Rumi esbozara también una pequeña sonrisa y algo vino a su mente, eran voces, dos, una de un hombre y otra de una niña:

-Bien déjame pensar... que tal Miyu, sí Miyu.

-¿Por qué Miyu?

-Te encontré en el río cerca del anochecer, Miyu significa "precioso anochecer" y tú eres preciosa- mostró una tierna sonrisa.

-Gracias pero el apellido también me gustaría cambiarlo...

-Veamos apellido... ¡Ya sé! Que te parece Shizaku.

-Miyu Shizaku...

-Miyu Shizaku- susurró.

-¿Si dime?- mientras dejaba las vendas de la cabeza en el piso y le ponía una nueva y limpia.

-No nada...- susurró, mientras pensaba- ¿Donde había escuchado eso...?

**Y así pasaron dos meses**

Rumi, vivía con la anciana, ella decidió quedarse como pago de su hospitalidad, la anciana trabajaba vendido bocadillos a los viajeros que pasaban por esa ruta, Lecky se había hecho un buen compañero para Rumi, la guiaba y la ayudaba a orientarse de ves en cuando afuera. Aunque de ves en cuando era algo flojo.

Rumi era muy bonita, su cabello castaño largos y ojos azules, más ese cuerpo, era como si el negocio de la anciana mejorara considerablemente y habían más viajeros que nunca, ahora vestía con un traje que fue regalo de la anciana, consistían en ser el mismo traje negro que usó, solo que esta ves era rojo con bordados amarillos, su peinado cambió ahora eran dos trenzas una a cada lado. La anciana vivía sola, su esposo había muerto hace ya mucho y sus hijos se habían marchado, nunca volvieron a visitarla después de haberse casados.

El ánimo de Rumi también había mejorado, se había acostumbrado al mundo de las sombras y sus otros sentidos se habían estado mejorando. La anciana había mejorado los ánimos de Rumi gracias a su paciencia y dedicación, cosa que impresionó mucho a la enferma y la inspiró para que viviera al máximo y no desperdiciaría el tiempo valioso que dedicó la ansiana para eso.

-¡Abuelita!- gritó desde afuera- ¡Otro pedido igual!

-¡Claro!- respondió.

-Muchas gracias enseguida se lo traigo- y entró nuevamente.

-Abuelita ¿Está bien?- preguntó en la puerta de la cocina.

-Sí, toma- y le entregó una bandeja.

Ella salió.

-Aquí está, gracias- nuevamente se marchó, no acostumbraba quedarse mucho afuera, se sentía insegura, más no podía ver.

-¡Lecky!- y pronto vino un perro- ¿Cómo estas pequeño?

El perro contestó con un pequeño ladrido apenas se le notaba el ánimo.

-Abuelita, saldré a comprar las cosas que debíamos al pueblito.

-Hija, yo te acompaño.

-No, abuelita, quiero intentarlo esta ves sola- su voz parecía muy decidida.

-Pero... ¿Te llevarás a Lecky? ¿Verdad?

-Sí- contestó con una sonrisa.

Ellas iban al pueblo cercano para comprar las cosas que le faltaban, pues llegó aquel cliente y tuvieron que posponerlo para después.

-Chica, cuídate, Lecky, cuídala ¿Bien?- Lecky contestó con un ladrido.

-Adiós abuelita.

-Adiós ¡Tengan mucho cuidado!- gritó la anciana.

*************

-Buenos días Rumi- saludó un señor de la tienda.

-¡Buenso días! Señor Fuyimino- lo identificó con la voz.

-Rumi ¿Deseas algo?- ofreció el señor- tengo lechugas frescas hoy.

-¿No tiene zanahorias frescas?- era una tienda de verduras.

-Claro también ¿Cuánto quieres?- preguntó el señor.

Rumi le dijo cuanto quería y luego recibió la bolsa con las zanahorias, ella confiaba en que no la engañaran.

-¿Vienes sola?- preguntó él.

-No vengo con Lecky.

-Y... ¿Dónde esta?- preguntó el señor.

-Eh... ¿Lecky?- mientras una gota aparecía en su cabeza- creo... creo que jeje... no sé se debe haber separado de mí. ¡Bueno adiós y gracias!- y se fue.

-Buenos días Rumi- la saludaron niños y madres, gentes de las tiendas, todos parecían conocerla y caerles muy bien. Cuando sin querer chocó con alguien.

-¡Oh! Lo siento- se disculpó Rumi y trataba de encontrar las cosas que habían rodado por el suelo.

-Disculpe fue mi culpa, le ayudo- y el joven la ayudó a recoger- ya está.

-¿Realmente no falta nada?- preguntó y luego se levantó con la ayuda del joven.

-No, no falta nada, estoy seguro- mientras daba un último vistazo a su alrededor.

-Muchas gracias.

-No hay de que...- de pronto sintió a su mascota ladrarle- no ladres así Kenru-chan

-¿Kenru-chan?

-Si, mi perrita ¿Te gusta?- y él bajó para acariciarla.

-¿Qué raza es?

-Es siberiano.

-Ah... ¿Qué color tiene?

-Perdón ¿Cómo?- levantó la vista, parecía raro que preguntara su color mientras estaba enfrente de ella, al menos que...

-¡Oh! Lo siento se me hace tarde, adiós- y se marchó corriendo.

*************

Sentía unas leves lágrimas...

-No, yo soy fuerte y no lloraré- se susurró a sí misma dejando de correr...

-Miren que tenemos aquí, a una bonita muñequita.

-¿Qui- quienes son? ¡Que alguien me ayude! ¡Auxi---!- no la dejaron terminar cuando le taparon la boca.

-¡Tú! ¡Qué no te atrevas ni a murmurar!- era al menos tres por lo que pudo identificar Rumi.

-Mmmmhhh, hhhmmmmhh- intentaba zafarse cuando unas voces vinieron a su mente:

-¡Defiéndete mejor! ¡Eres Kenru! ¡Puedes defenderte!

Al escuchar estas palabras más el miedo que sentía por lo que podrían hacerles esos pervertidos, empezó a llorar.

-¡No llores! ¡No te rindas! ¡Eres Miyu! ¡Usa la técnica Hiten Mitsurugi! ¡Es la mejor técnica con al espada! ¡O Futae Nokiwami!- la voz retumbaba en su mente, mientras trataba de resistirse a los abusos de esas personas, obviamente con muy malas intenciones sobre ella.

-Déjenme...- apenas era mayor que un susurro la palabra- basta...- sentía sus ropas rasgarse.

-No querida, eres muy bella para dejarte virgen...

-¡¡BASTA!!- ahora Rumi estaba furiosa, los hombres se asustaron, por un momento juraron ver unos ojos color ámbares- ¡¡Déjenme!!

Pero ellos nuevamente se acercaron creyeron que era solo su imaginación. El cabello de Rumi estaba revuelto, sus trenzas se habían desarmado con la brusquedad de ellos. De pronto un fuerte golpe sintió en la mejilla izquierda y un hilo de sangre se escurrió por sus labios.

-¡Quédate quieta o recibirás otra en la otra mejilla!- gritó unos de los sujetos.

-¡Defiéndete mejor! ¡Eres Kenru Kamiya! ¡Dale su merecido a esos sujetos! ¡Miyu Shizaku nunca permitiría eso! ¡Mátalos! ¡Desaste de ellos!

-¡No! ¡Yo no mato!

-¡Claro que no matas chiquilla insolente!- gritó otro de los abusadores.

-¡Dale sus merecidos! ¡No los mates, esta bien! ¡Pero al menos defiéndete! ¡Ellos no te merecen!

-¡¡No me merecen!!- y fue cuanto lanzó su primer golpe, como Rumi, claro, a uno que ya estaba prácticamente en cima de ella. La habían llevado a un callejón solitario.

-¡Cómo te atreviste!- y vieron que ella se levanta y al menos se tapa un poco con lo que le quedaba.

-...- ella no respondió solo se puso en pose de ataque y defensa.

-¡Jajaja! ¡Intentará golpearnos!- rió uno y sacó una daga.

-No me subestimes...- murmuró.

-¿Qué, qué?- preguntó con intensiones de burlas.

-Nunca te guíes por las apariencias- murmuró nuevamente.

De pronto Rumi saltó y con una pirueta en el aire sus pies cayeron sobre el rostro del abusador con la daga, dejándolo en el piso con la nariz sangrado.

-¡Niña insolente!- gritó uno y con una cuerda pescó el cuello de Rumi y empezó a ahogarla por la espalda.

Ella agarró como pudo la cuerda con las manos y levantó un pie hacia atrás para golpearle en la parte más sensible del chico.

-¡Aaahhhgggg!- y calló al suelo con la cara azul del dolor.

Rumi también, mientras respiraba un gran bocado de aire...

-No sabía que tenía estas habilidades...- se susurró, cuando escuchó algo, como no veía, su oído ahora era más sensible a cualquier sonido, aunque sea muy bajo.

Rumi, como estaba agachada, dio la vuelta así mismo con la pierna estirada y botó al primer hombre que había golpeado, el que estaba en cima de ella. Él cayó de espaldas y perdió el conocimiento al golpearse la cabeza.

Rumi después de eso salió corriendo del callejón, no se ubicaba bien pero al menos tenía un muy buen sentido de orientación.

Al salir cayó de rodillas y respiró con dificultad mientras sus pescadores rasgados y su blusa también, su cabello revuelto que caía sobre su rostro de asombro y terror. Ya era suficiente vivir en un mundo de sombras y ahora casi la violan, empezó a llorar, mientras se tapaba la cara con las manos sucias.

-No llores- una voz reconfortante sonó a su lado- toma- y le ofreció un pañuelo.

-¿Tomar que?- preguntó, no veía.

-Un pañuelo para que te limpies- dijo él.

Ella trató de alcanzarlo y como no veía no sabía dónde estaba. Él simplemente tomó con delicadeza la mano de ella y le pasó el pañuelo.

-Gracias, eres el mismo chico de la perrita Kenru-chan ¿No?

-¿Me reconociste?- preguntó él asombrado.

-Sí- mientras se limpiaba un poco con el pañuelo intentaba como nunca taparse un poco.

-¿Te llevo a casa?- preguntó.

-Esta bien gracias... ¡Las compras!- mientras se paraba.

-No te preocupes, aquí está todo.

-¿Lo tienes?- y sus ojos se llenaron de lágrimas que no aguantaron más, se desbordaron y corrieron por sus mejillas algo raspadas, lo abrazó y empezó a llorar. (Estilo Meiling de CCS, sobre las piernas de Tomoyo).

*************

-¡¡POR DIOS SANTO!! Pequeña ¡¿Qué te pasó?!- gritaba un ansiana que venía corriendo al ver esas 4 siluetas, dos eran perros y dos eran personas y unas de ellas era Rumi.

-Abuelita- susurró ella entes de caer al piso.

-¡Llévala de inmediato a la casa, rápido, ayúdame!- el chico obedeció.

-Kenru-chan quédate afuera- dijo él.

-¡Guaf!- obedeció y puso aire de guardia, mientras Lecky... solo se acostó y empezó a dormir...

-Traeré agua- dijo la anciana.

-Sí- y él la puso en una habitación que indicó la anciana.

Así estuvieron un momento, limpiándole las heridas la anciana, mientras el chico esperaba afuera.

-Espero que esté bien... pobrecita- susurró el chico.

-Listo- la mujer mayor había salido.

-¿Está bien?- preguntó.

-Nada grave, solo algunos que otros rasguños leves- abrió los ojos e inspeccionó de arriba hacia abajo la mujer mayor al chico- y tú ¿Quién eres?

-Yo...- una gota apareció en su cabeza- bueno... la vi allá en la calle y la ayudé a llegar hasta aquí.

-Ya veo, eres un chico sincero y de buen corazón, quédate a tomar una taza de té- le ofreció la anciana.

-Disculpe ¿Es su abuela?- preguntó.

-No precisamente, la encontré un día, Lecky la trajo- al mencionar ese nombre Lecky sólo bostezó- él ya es viejo.

-Ah ya veo.

-Veo que tú tienes también a un perro.

-Sí- y en su rostro apareció una agradable sonrisa- su nombre es Kenru, pero yo la llamo Kenru-chan de cariño ¿Verdad Kenru-chan?

-¡Guaf!

-Es muy linda- y puso las dos tazas de té en la mesa.

Al rato después Rumi despertó y salió de su habitación encontrándose al chico y a su abuela conversar animadamente, por lo que pudo escuchar. Llevaba vestida ahora con un kimono.

-¡Rumi!- gritó la abuela y la fue a abrazar.

-Abuelita...

-M- Mi... Mi... ¡Miyu!- exclamó y casi bota la taza de té.

-¿Miyu?- preguntaron al mismo tiempo la anciana y Rumi.

-¡Miyu! ¡Sí! ¡Eres ella!- exclamó- tu cicatriz en forma de cruz, esa forma de vestir un kimono y el cabello suelto... ¡Eres ella!

-¡Guaf!- Kenru-chan parecía ladrar con orgullo, ya la había reconocido con solo toparse en aquel lugar del pueblo, por eso ladró.

-Lo siento pero confundes...- se disculpó la abuela.

-No abuelita, creo que está bien, hace poco rato en mi mente susurraban nombres como: "Tú eres Miyu Shizaku", "Tú eres Kenru Kamiya"- dijo Rumi.

-¡Kenru Kamiya!- gritó el chico, mientras se ponía pensativo y a analizar todo lo que sabía- a ver, tu abuelita me acaba de comentar que llegaste aquí y se enteró que perdiste la memoria... y... la vista- Rumi bajó su rostro- yo conozco a una Kenru Kamiya, la aprecio mucho, ella desapareció, luego apareció Miyu Shizaku, muy parecida a ella, sé que Miyu estaba tras unos asesinos, y hace unos dos meses y medio, en los periódicos dicen que... encontraron la fortaleza de: El filo del Dragón y que todos estaban muertos y Miyu había desaparecido... y ahora me encuentro a una chica muy parecida a ellas dos y... que perdió la memoria pero de pronto recuerda eso... entonces eso significa... Que eres... de algún modo tienes relación con ellas o eres una de ellas, o simplemente... ¡Kenru, Miyu y Rumi son la misma persona!

-A ver...- Rumi pestaneó un par de veces- más lento, pareces conocerme mucho, abuelita... se puede quedar un tiempo aquí... para contarme sobre Kenru y Miyu y a ver si me acuerdo de algo...

-Claro, si es para tu bien, claro que se puede quedar- y la abuelita sonrió.

-Ya cuéntame más y desde el principio.

Y así pasaron toda la mañana y la tarde, no pararon de hablar, primera ves que la anciana veía a Rumi tan interesada, contenta y también hablaba bastante, Rumi se enteró que el nombre del chico era Lee Mikaita, había sido un amigo de la infancia, ellos practicaban Kendo con el maestro Yahiko, ella además Karate con otro maestro, luego se separaron por un viaje a Kyoto y nunca más la volvió a ver... luego se encuentra con una Miyu y le cuenta sobre lo que alcanzó a conocer de ella, pero aquí viene el problema... cuando Lee contaba sobre Kenru, Rumi recordaba todo lo que él comenzaba y ella lo terminaba, contádole algunos detalles que Lee no había contado y otras cosas más pero en Miyu... Rumi no recordaba absolutamente nada, solo una ves que de algún modo que no entendía se cambió de nombre, aprendió otra técnica de espada y el Futae Nokiwami, nada más, no recordaba su herida del hombro, ni la cicatriz en como se la hizo, ni que hubiera perdido a su única familia a causa de ese viaje, no recordaba nada más de Miyu, ni lo que ocurrió una noche en aquella cueva....

-No importa si no sabes sobre Miyu- Lee tenía una voz que sonaba algo triste, Rumi pudo sentirlo, sonaba distinto a cuando contaba sobre Kenru, era más alegre pero sobre Miyu... era más triste.

-¿Por qué?- preguntaba ella haciendo que Lee recordara la conversación con Miyu en aquel hospital.

-La vida de Miyu... era... muy...

-Triste... ¿Verdad?- Rumi terminó la frase- se te nota en el tono de tu voz.

-Sí, cuando tuve la oportunidad de conversar con ella, vi en sus ojos: Vacío, soledad, miedo, frialdad... Ella además me contó que conmigo fue la única ves que pudo mostrarse abiertamente... ella sufría, lloró mucho... aquella ves.

-No es necesario, no recuerdo nada de ella- y una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

-Es lo mejor- dijo él y también sonrió, luego se sonrojó...- no... no recuerdas... lo que te dije antes de que te fueras...

-Mmm...- pensó por un momento y luego respondió- no, todavía no...

Lee suspiró.

-¿Qué ocurrió esa ves?- preguntó.

-Esa ves... esa ves...- su corazón estaba saltando a mil latidos por segundo, sus mejillas estaban levemente tenidas de rojo.

-¡A comer niños!- exclamó la abuela.

-¡Ya vamos abuelita!- gritó Rumi- vamos Lee.

-Claro Rumi- mientras pensaba y era jalado por Rumi- qué salvada, aunque no puedo negar que todavía la amo... mañana será otro día.

*************

Y así pasaron algunos días, Lee contaba todos los días un poco más sobre Kenru o Miyu, aunque la última era un total fracaso, no había caso en que se acordara de ella...

Todos se despertaron y empezaron a trabajar después de asearse y desayunar, Rumi reía más que nunca, Lee se sonrojaba más que nunca a esas sonrisas, hace tanto tiempo que no veía una. La anciana estaba feliz de la llegada de ese joven.

El atardecer llegó pronto, otro día estaba por acabarse:

-Rumi... ven- dijo tímidamente Lee, se le notaba en la voz por lo que pudo distinguir Rumi.

-Claro- dejó el paño que estaba usando para secar los platos y se fue con Lee.

En el camino Lee tomó la mano de Rumi, habiéndola sonrojar.

-Llegamos- dijo Lee.

-¿En donde estamos?- preguntó Rumi, algo apenada por no poder ver.

-Está atardeciendo y quiero que subas conmigo a este árbol.

-¿No es un poco peligroso?- preguntó.

-No lo he comprobado varias veces hoy.

-¡Con razón desaparecías y no te encontraba!- exclamó con una sonrisa Rumi.

-Vamos ven conmigo y sube- Lee la ayudó a subirse.

Ya después de un rato estaban sentados en una rama al frente de ellos estaba el atardecer y el sol estaba a punto de tocar las montañas que habían más allá.

-¿Cómo es todo?- preguntó Rumi con un tono de tristeza.

-El cielo está anaranjado con algunas pintas de color lila... el sol... enormemente majestuosa de color anaranjado y las montañas allá- tomó la mano de Rumi e indicó con ella, haciéndola orientarse.

-Debe de estar hermoso, me lo puedo imaginar...- dijo ella.

-No más que tú- dijo él, mientras la miraba, le dolía mucho que ella no pudiera verlo, daría todo por que fuera al menos una sola ves.

-Lee... que cosas dices- mientras se sonrojaba considerablemente.

-¿Es la verdad o no?- preguntó este pícaramente.

-No sé, ni recuerdo mi rostro- mientras se lo tocaba.

Lee la abrazó, ella se asustó.

-¡Feliz cumpleaños! Kenru Kamiya- dijo este.

Rumi abrió los ojos de par en par, no recordaba su cumpleaños después de 8 años... no lo recordaba ni ella misma... pero él, él si lo hizo.

-¡He esperado 8 años para decirte estas palabras...! Además de estas otras- se separó de ella, estaba muy sorprendida, él sacó algo de su bolsillo- Kenru, recibe este regalo que he conservado durante 8 años solo para dártela un día como este- paso sus manos por su cuello y Rumi o Kenru sintió sus cálidas manos rozarle la piel y algo posarse sobre él.

-¿Qué... qué... qué es?- preguntó nerviosa.

-Un collar de oro en que gasté todos mis ahorros de pequeño- contestó con una sonrisa- consiste en una "K" con una "L" entrelazadas por una cinta...

-Lee...- susurró ella mientras posaba sus delicados dedos sobre el collar, recordó unas cosas más:

-¡Mira que hermoso!

-¿Qué?- mientras se paraba.

-Esto, ¿no te parece hermoso?

-¿Un collar? ¿Qué tiene eso de hermoso?

-¡No seas tonto! ¡Ese collar no, ese otro!- era un collar que tenía unas letras que eran entrelazadas con una cinta pero era entero de oro

-Chicos ¿Desean algo?- salió una señorita que a simple vista parecía muy simpática.

-Es que vi ese collar, es muy lindo.

-¡Ah! Ese collar, pues hay una leyenda acerca de ese collar, se dice que si regalas aquel collar a la mujer que más amas en la vida, junto a las iniciales de los nombres de cada uno, ella te será correspondida para siempre, se amarán mucho y serán felices para la eternidad, pero si se lo regalas a alguien que odias o detestas, la persona que recibirá el collar morirá...

Recordó hasta allí...

-¿Te puedo llamar Kenru? Como antes- susurró él.

-Sí.

-Hay algo más...- su voz parecía apenas audible pero para Kenru, sí lo era.

-Dime- y sonrió.

-Yo... yo... yo todavía...- si Kenru no hubiera perdido la vista todavía, hubiera visto lo rojo que estaba Lee- ¡Yo todavía te amo!

-Yo...- Kenru imaginaba algo así pero no tan pronto- yo... Lee...- no la dejó continuar...

Él con los ojos firmemente cerrados la besó, fue tierno y dulce, como pudo percibir Kenru, ella estaba sorprendida, sus ojos estaban abiertos como platos, pero luego los fue cerrando y disfrutando el beso, poco a poco le fue correspondiendo, se sentían los dos en las nubes, de pronto se escuchó un crujido... los dos se separaron de golpe.

-¿Qué... qué ocurre? ¿Qué fue ese sonido? Lee ¿Lo sentiste?- preguntó Kenru.

-Eh...- a Lee le apareció una gota cuando vio que la rama en donde estaban sentados, estaba por romperse...- Upss- fue lo único que alcanzó a decir antes de avisarle a Kenru- la rama...

-¡No me digas!- una vena apareció en la frente de Kenru y luego gritó- ¡¡BAKA!!- luego cayeron.

La anciana corrió rápidamente al escuchar ese ruido y fue a verlos.

-¡¿Qué...?!- no terminó la frase en su rostro apareció una cómica gota.

Lee estaba en el piso tirado, sus ojos hecho unas espirales y Kenru dándole la espalda con los brazos cruzados... parecía... ¿Enojada?

*************

Al rato después Lee ya estaba despierto:

-¿Qué ocurrió?!- preguntó algo desorientado.

-¿Estás bien? Lo siento ¿Sabes?- era Kenru.

-¿Kenru? ¡Ah ya recuerdo!- mientras una gota aparecía en su cabeza- lo siento mucho fue mi culpa.

Kenru negó con la cabeza.

-Gracias... con ese beso me hiciste recordar lo que yo era y soy... gracias, recuerdo todo a la perfección como si nunca hubiera perdido la memoria.

-¡¿Enserio?!- y se levantó- ¡¡VIVA!!

Kenru solo sonrió, ella también se levantó:

-Lee Mikaita- parecía seria así que él se comportó- yo...- luego se sonrojó- yo aunque no pueda verte, se que eres sincero conmigo y que me amas, lo siento pero yo... no... te...

Lee empezó a asustarse y empezó a pensar:

-¿Dirá... yo no te amo? o ¿Yo no te puedo amar? ¡¡No por favor que no!!

-Yo no te... ¡Yo no te puedo decir que no te amo!- y lo abrazó, dejándolo sorprendido.

Kenru, dejó caer unas lágrimas...

-Kenru... yo pensé...- pero no terminó, sus labios fueron sellados esta ves con un dulce beso de ella.

*~^-^~* ...FIN... *~^-^~*

Notas finales de una autora llorando: °°o°° ¡¡Ohh!! ¡¡Ohh!! Estoy tan feliz... pero tuve que ser igual un poquito cruel... ^^Û este ha sido mi capítulo más largo jamás escrito hasta ahora, jejeje... y también mi fic más largo hasta ahora... ¡¡11 capítulos!!

*Aclaraciones:

-Kenru "JAMÁS" podrá volver a ver ¿Ok? (¬¬ un poco mala pero es la verdad)

-¿Qué cómo perdió la vista? ¬¬ ¿Recuerdan que cayó de espaldas y se golpeó la cabeza? Era lo más seguro (. ¡Del tercer piso, por favor!) Y la vista está ubicado en el "Lóbulo Occipital"... o sea en la parte de atrás de la cabeza ¿No? (**^-^** aplicando la materia de Ciencias...)

-Sé que este fic estuvo un poco trágico, pero ¬¬ supongo que nunca perdí el sentido ¿No? ¿O sí?

-Mmm... no es como muy, muy, muy relacionado con RK ¿Verdad? U.U Sí lo sé... pero en parte sí lo es.

-BAKA = Estúpido, idiota, tonto, etc.

-Por si a alguien se le olvido... Kenru-chan es de color blanco con gris (La perrita de Lee)

-*~* Si alguien se quiere vengar de mí, matarme, mandarme un virus o lo que sea, por favor ¡¡Olvídenlo y no lo hagan!! ¬¬ ya vieron lo que le pasó a "Kenru/Miyu/Rumi" jojojojo... U.U no fue gracioso ¿Ne?

-"Rumi" ¡Adivinen de donde lo saqué! De: Ken-ru + Mi-yu = Ru-mi o Rumi. ^^ ¿Ingenioso? O mi cerebro ya se hubiera incendiado pensando en un nombre adecuando si no fuera por eso, igual Rumi suena ¡GENIAL!

*Agradecimiento:

-Principalmente a Crystal, por estar tooooooodo el tiempo apoyándome jeje y diciendo: ¬¬ ¡¡Apúrate!! (^^Û fue toda una aventura con ella, jeje)

-A... las únicas personas que dejaron review en el lugar U.U -^o^- igual toy contenta ¬¬ no me voy a morir porque no dejaron review (Todo esto es en caso de que esté el fic en: fanfiction.net)

-^^Û y a todos(as) los (as) que en este momento no recuerdo (¿~¿ qué mala memoria...)

*Rutina:

-Comentarios

-Consultas

-Felicitaciones *^-^*

-Consejos

-Errores

-Cuentas pendientes

-Citas

-Declaraciones

-Otros

-TODO a mi mail please: kawai_hibari@lanota.com

¿¬¬Û La "Nota final de una autora llorando" esta muy larga? ^~^Û jeje lo siento... al menos... no aburren ¿O sí? Ok lo dejo hasta aquí que ya veo un tomate viniendo hacia mí ¡¡Aaaaahhh!! Y gracias por llegar hasta aquí ¡Bye!

21/07/2002 15:50 hrs.

Y releído con revisión ortográfica: 17:20 hrs.

(¬¬* No aleguen, ni se sorprendan,

mi computador esta lentísimo...)

¡¡O.ô 18 hojas!! Primera ves **^o^**