NOTA: ESDLA ( Personajes, Dialectos, Lugares, etc. ) son propiedad de J.R.R Tolkien. Nuravar, Personajes relacionados, Lenguaje de Unicornio, Canciones, Poemas, Hechizos, y cualquier otra cosa que no reconozcan.. son ideas originales mías.

CAPITULO 4: LAS SOMBRAS SE DESVANECEN Y EL HECHIZO SE ROMPE

Galahad subió a la colina, dónde horas antes habían estado Legolas y Gimli. Al llegar a la cima desmontó de su caballo y se quedó observando la puesta del sol. En la distancia se le podía ver erguido como árbol joven y fuerte. El viento ondeaba su capa color verde musgo y alborotaba sus rubios cabellos. Era increíble el gran parecido que tenía con su padre Glorfindel.

En su hermoso rostro se dibujó una expresión de preocupación y agotamiento, pues el manto de la noche caería muy pronto y el bosque se estaba tornando más oscuro de lo que solía ser a plena luz del día. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que él y sus compañeros se separaron buscando a Zullian? ¿Minutos, horas, días o una eternidad? El alboroto que hicieron tres de los jinetes, mientras subían, lo sacó de sus pensamientos e hizo que volteara a ver.

"Señor, hemos recorrido el camino de norte a sur y no hemos encontrado rastros de la Princesa. Es posible que haya usado magia para pasar desapercibida" dijo Tasarion

Galahad repondió con una sonrisa "Te equivocas mi buen Tasarion. Ella no necesita de magia para esconderse." – Se quedó un momento pensativo, recordando cuando la Princesa era una niña y jugaba con él y sus hermanos a las escondidillas. Suspiró y volvió a hablar " No perdamos la esperanza. Tenemos que continuar."

"Con todo respeto, Señor, creo que por esta noche tendremos que suspender la búsqueda. Los caballos no han descansado desde que salimos de Nuravar y ya no pueden dar un paso más" Sugirió Gildor

"¡Laithôn!" - Llamó Galahad – "Tú te quedarás a cargo de los caballos. Los demás seguiremos a pie. Con la luz de luna no nos será difícil avanzar"

"¡Mirad, allí viene Oroatar!" – Exclamó Gildor – "¿Qué nuevas traes. Has visto algo?"

Oroatar bajó del caballo y haciendo una reverencia respondió " No. Me interné por el Camino de Robles hacia el sur, pero los árboles me cerraron el paso. Algo raro ocurre en el bosque. Los Venerables no desean que encontremos a la Princesa"

Laithôn, que hasta el momento había estado callado, dijo a Galahad "Mi Lord, cuando venía de regreso descubrí unas huellas sospechosas que iban del pie de la colina y se internaban por el sendero de robles hacia el norte.. Si mi intuición no me falla, juraría que pertenecen a un enano".

"¿Un enano en Fangorn? Esto no puede ser" dijo Tasarion

El sonido de dos caballos, acercándose a todo galope, hizo que se sobresaltaran. Era Haldir acompañado por un jinete, ligeramente más bajo que él,. cubierto de pies a cabeza con una capa café. Escasamente se alcanzaba a ver el brillo de los ojos bajo la capucha.

"¡Mae govannen Mellyn! Mirad lo que me he encontrado" - Saludó Haldir y le indicó a su acompañante, que se descubriera el rostro.

"¡Luthany!" Exclamó Laithôn con sorpresa. Cambiando el tono de su voz por otro más severo dijo "¿Qué haces aquí? Es peligroso que te aventures a vagar sola por el bosque. Claramente te advertí que esperaras en Imarillian"

La doncella de cabellos color miel y ojos grises trató de justificarse "Hermano, no seas tan duro conmigo. ¿Cómo pretendías que me quedara en casa muy tranquila, mientras mi Princesa y mejor amiga esté perdida?"

"Lo que más te duele es que ella no te haya llevado. ¿No sabías tú acerca de sus planes de escapar?" Preguntó Laithôn

La voz fría y la mirada inquisidora de él, hicieron bajar la vista a Luthany "Me duele que ella no haya confiado en mí. Zullian sabe que le soy incondicional y que sería capaz de acompañarla hasta el lugar más lejano y tenebroso"

"De eso estoy seguro. Gracias a tu incondicionalidad e imprudencia, hermana querida, pudimos atraparlas antes de que se fueran a la guerra"

"¡Laithôn y Luthany…terminen con esta discusión!" - Ordenó Galahad - " Tenemos asuntos más importantes en qué ocuparnos…Quiero escuchar las noticias que nos trae mi hermano Haldir"

"Mis noticias no son nada agradables. Descubrí que andan orcos merodeando por el bosque. Debemos estar alertas" Respondió él

"Es peligroso continuar con la búsqueda, más ahora que tenemos la compañía de una dama" Dijo Oroatar

Galahad admitió de mala gana, que Oroatar estaba en lo correcto. Además los caballos estaban cansados. "Muy bien, acamparemos aquí. Descansad todo lo que pod áis. Antes que el sol salga, reanudaremos la marcha. ¡Laithôn. Tú te harás responsable de la seguridad y el comportamiento de Lady Luthany! - Dijo

"Como usted lo ordene… Mi Lord" respondió él entre dientes

Las miradas hostiles de casi todos se clavaron en la doncella, haciendo que ella se sintiera mal. Sólo Haldir se le acercó y con voz amistosa le dijo "No te pongas triste. Sé que tus intenciones son buenas pues conozco el gran cariño que sientes por mi prima. ¡Luthany….tú actitud me hace recordar a un Hobbit llamado Sam Gamyi!"

"¿Hobbit? ¿Sam Gamyi?" Preguntó ella.

"Es una larga historia que te contaré en otra oportunidad…" Respondió él

Las horas transcurrieron lentamente. El ambiente estaba cargado de tensión. Una batalla se estaba librando a varias leguas de distancia, mientras Galahad y los jinetes aguardaban impacientes en la cima de la colina. Por un instante, el bosque se quedó en completo silencio. De pronto, se escuchó el rugido del viento y en la distancia se vió un haz de luz brillante subiendo en espiral hasta el cielo e iluminando la penumbra.

"Esto no es normal. Algo pasa en el norte y Zullian debe estar allí, tal vez defendiéndose de esos inmundos orcos." Pensó Galahad, caminando de un lado para otro, con nerviosismo.

La noche fue envejeciendo y con la aparición de la estrella de la mañana, mejoraron los ánimos de todos.

"Prepárense, llego la hora de partir. Vamos a descender la colina y nos dirigiremos hacia el norte. Les advierto que no quiero escuchar quejas. Esta vez no nos detendremos. ¿Está Claro?"

"¡Siiiiiii!" respondieron todos

"Hermano, pareces muy seguro del camino que hemos de tomar"

Galahad señaló la oscura arboleda "Sí, Haldir, nuestro objetivo está en el norte. Ese remolino y la luz no fueron producto de la naturaleza, Zullian utilizó magia"

Luego de eso, emprendieron la marcha. La espesa neblina, que se formó en la primera hora del día, les dificultó el descenso, no les permitía ver más allá de sus narices. Los caballos relinchaban asustados, sus cascos se resbalaban en las piedras sueltas. Era imposible avanzar más rápido.

"¡Hemos llegado al camino. A partir de aquí será más facil él trayecto! "

"Mmmm…Galahad, lamento decir esto, pero creo que nos topamos con otro obstáculo" Dijo Luthany, señalando un grupo de árboles, que se apretujaban unos contra otros.

Galahad se puso verde de coraje y gritó "Desmonten todos. Seguiremos a pie. No me daré por vencido"

"Hermano, está muy oscuro. Esperemos a que salga el sol" Aconsejó Haldir

"NO. Encenderemos antorchas" Vociferó el elfo

"Mi Lord…" - Dijo Tasarion con temor – "…Eso será imposible. La madera está mojada. No se puede encender ni siquiera una astilla. Además el espacio que hay entre cada árbol es muy estrecho y nos arriesgaríamos a provocar un incendió"

"Grrrrrrrrrr" Gruñó Galahad

Después de vencer varios contratiempos, los jinetes de Nuravar, llegaron al Claro de pinos. Allí encontraron los despojos de los orcos. El sol de mediodía hizo secar la sangre negra y un olor nauseabundo se expandió por el lugar.

Luthany ahogó un grito y se cubrió el rostro y la nariz "¡Qué horroribles criaturas! Espero que Zullian se encuentre bien"

"Zullian es excelente guerrera. Aprendió bien mis lecciones y desde hace mucho tiempo, la alumna superó al maestro" Dijo Galahad con orgullo.

"Mirad, estas no son flechas de la Princesa" - Señaló Gildor - "Otro elfo estuvo aquí…uno que no es de Nuravar"

"Estos Uruk–hai tienen heridas de hacha y aquí hay huellas parecidas a las que encontré en la colina. ¡ Estoy completamente seguro que pertenecen a un enano!"

"Laithôn, deja ya esos cuentos de enanos" - Bromeó Tasarion

"Yo sí te creo…." - Dijo Oroatar, apoyando a su amigo – "…pero… ¿Por qué vendría un enano a Fangorn? Y ¿Quién será el elfo que ayudó a nuestra Princesa?"

Haldir rió "¡Vaya, después de todo, creo, el destino alcanzó a nuestra pequeña Niphredil!"

"¿A qué te refieres, hermano?" Preguntó Galahad, un tanto desconcertado.

" A su debido momento lo sabrás…." - Respondió él, con voz misteriosa

Oroatar examinó uno de los dardos envenenados y pensando en voz alta dijo " Todavía tienen sangre…¿Quién resultaría herido?"

Luthany se apartó del grupo. Nadie la tomaba en cuenta. Para no aburrirse, decidió ayudar a buscar pistas. Con alegría llamó a los jinetes para mostrarles un descubrimiento "Venid caballeros, he encontrado algo interesante.." - Cuando ellos se acercaron, dijo – " Son huellas de caballo que se alejan de este claro en dirección norte y luego retornan hacia el sur"

"Nos topamos con otro misterio" Dijo Gildor

Galahad perdió la calma y agitando los brazos gritó "¡Zullian y estos enigmas me va a volver loco! Nada tiene sentido… enanos acompañados de elfos, orcos, dardos envenenados, huellas que vienen y van. ¡ Grrrrrrr!"

Al verlo fuera de sí, todos se asustaron y retrocedieron. Sólo Haldir se atrevió acercarse " ¡Por Ilúvatar, esas rabietas no son propias de un caballero. Controla tus emociones! - Cuando Galahad se hubo tranquilizado, Haldir volvió a hablar " Ya tengo la solución de todo este rompecabezas "

"Habla pronto Haldir" Dijo Luthany, con mirada suplicante

"Muy bien…aquí está mi interpretación de los hechos… Legolas, hijo del Rey Thranduil, es el único elfo que conozco, cuyo mejor amigo es el enano Gimli.. Ellos fueron miembros de la Comunidad que se formó en Imladris y combatieron contra El Enemigo. Según lo que escuché en Lothlórien, esa Comunidad se disolvió en los límites de Fangorn, al finalizar la guerra. Tal parece que Legolas y Gimli tomaron como atajo estos bosques para regresar a sus hogares y el destino los hizo toparse con nuestra prima." - Haldir caminó hacia donde estaban los dardos y siguió explicando - " Supongo que Gimli resultó herido. Sus huellas desaparecen en este punto. El círculo de hierba quemada es producto de la magia de Zullian, tal vez ella hizo algún conjuro para salvar al enano…"

"¿Y las huellas de caballo?" Interrumpió Tasarion

"No estoy muy seguro, creo que eso se relaciona con el herido. Si miran con atención, las huellas más frescas son las que se dirigen al sur y van arrantrando algo. ¿Una parihuela para transportar a Gimli?"

"Tu explicación me tranquiliza" Dijo Galahad " Es tiempo de reanudar nuestra búsqueda. Iremos hacia el Sur."

"¿Cuál será la reacción de Zullian cuando se entere que el elfo que la acompaña es el prometido del que está huyendo?" – rió Luthany – "Espero no estar cerca cuando eso suceda. Todavía recuerdo el alboroto que ella causó cuando el Rey le dió la noticia del compromiso"

"Estoy seguro que ambos se llevarán bien. Ya lo verás Lady Luthany, nosotros asistiremos a la boda de Legolas y Zullian" respondió Haldir guiñando el ojo

Montaron en sus caballos y siguieron el rastro, sin mayores complicaciones. Cuando estaban por llegar al Lago de los Sauces, aconteció un extraño suceso. La algarabía se apoderó de Fangorn. Las voces del viento, agua, flora y fauna se alzaron, anunciando con alegría el triunfo del amor sobre las sombras.

*************************

Zullian recorría en sueños, las ruinas de un castillo de piedra oscura. El sentimiento que la embargaba era mezcla de tristeza y miedo. No sabía dónde estaba o hacia dónde se dirigía. Ni sus penetrantes ojos élficos, podían distinguir mucho entre la luz mortecina que se filtraba por los altos ventanales, ennegrecidos por el polvo y las telarañas. Subió por unos escalones estrechos, hasta llegar al Salón de Armas. Por aquí y por allá, jirones de estandartes, armaduras viejas, espadas quebradas y escudos hendidos, yacían en el suelo descascarado, que alguna vez estuvo decorado por bellos mosaicos. Tip tap….tap tip…tip tip… en el silencio que imperaba en el lugar, el sonido de las goteras, se escuchaba diez veces más fuerte de lo que en realidad era. Numerosas sombras danzaban en las paredes y tomaban formas caprichosas y amenazantes que se inclinaban hacia ella.

"¡Tengo que salir de aquí!" - Pensó Zullian, mientras caminaba por laberintos de corredores amplios, bordeados por gruesas columnas.

El viento frío sopló y abrió de golpe una gran puerta de bronce, adornada con misteriosos símbolos, pertenecientes al antiguo Reino de las Brujas de Angmar. El rechinido y una voz sepulcral, hicieron retrocer a la Princesa - "Eres mía…nunca podrás escapar de mí. Ese es tu destino…la soledad sin esperanza" -

"¡Yo no le pertenezco a nadie! Múestrame quién eres, no te escondas en las sombras de esta pesadilla" Gritó Zullian con actitud retadora, empuñando una espada que encontró tirada en el suelo.

Una silueta fantasmal avanzó flotando. Era la bruja Sibelle, una mujer delgada y alta, con cabellos negros y mirada de hielo, vestida con una túnica amarillenta, que más parecía mortaja. Alzando una mano transparente, tocó con sus largas uñas la espada, reduciéndola a cenizas. Su horripilante risa burlona, hizo correr a la Princesa por un pasadizo angosto que subía en espiral, hasta llegar a una torrecilla semi destruída.

"No escaparás….Magia magia has mi voluntad…" La voz de la bruja resonaba por todo el castillo, repitendo el hechizo que había lanzado sobre los descendientes de Laicir y Skylar.

La doncella sintió que el aire se le acababa, su corazón latió viólentamente y su vista se nubló. Tropezó en un escalón y cayó incada. Su angustia aumentaba a cada segundo.

Tip tap…tap tip… tip tip… el goteo era insoportable e hizo que ella se cubriera los oídos. En la distancia escuchó el susurro de una voz familiar, que le hizo recordar las estrofas de una canción "… No importa la oscuridad, siempre habrá la luz de una estrella que te iluminará…"

"¡Elbereth, Gilthoniel. Erin le hîn dad síla. Tog ammen tri i fuin! ( Elbereth, Reina de las Estrellas. Brilla sobre tus hijos. Guíanos en la oscuridad )" - Dijo Zullian incorporándose y venciendo el miedo.

Una luz intensa llenó el lugar, obligándola a cerrar sus ojos por un instante. Cuando los abrió, descubrió que había aparecido, a pocos pasos de ella, un enorme espejo ovalado enmarcado en plata, bellamente decorado con motivos de hojas y flores. "Atraviésalo, preciosa. Es tiempo de resolver tus dudas" Le ordenó una voz clara y musical.

Al acercarse, notó que la brillante superficie se movía, como si estuviera hecha de agua. Ella contempló su reflejo y con horror vió que por detrás venía Sibelle, con las garras listas para capturarla. En ese preciso momento, una mano blanca, con anillo de diamante en el dedo, salió del espejo y la haló hacia el otro lado.

Ahí el panorama era muy distinto al castillo tenebroso. Incluso Zullian había cambiado y ahora se veía a sí misma, como una niña que corría y reía por una avenida de árboles dorados, muy altos y frondosos.

"Niphredil, regresa"

"El juego ya terminó"

"No nos obligues a castigarte"

"¡Niphredil!"

Los cuatro jóvenes elfos iban y venían buscándola y llamándola. Rúmil era el hermano mayor, Orophin era el segundo, Haldir el tercero y Galahad el más pequeño, aunque era 600 años mayor que ella.

La chiquilla logró esconderse tras un mallorn y con una mano se tapó la boca para contener la risa. Estaba muy entretenida observando a sus primos y no vió llegar a la hermosa doncella de cabellos oscuros, la cual dijo "Ya te descubrí, pequeña traviesa".

"¡Arwen!" Exclamó Zullian asustada

"Sal de tu escondite y no hagas correr más a tus primos"

La niña cruzó los brazos y protestó "Eso no es justo. El juego acaba de empezar"

"Compórtate como buena Princesa y no hagas caprichos"

Zullian suspiró y llamó a sus primos "¡Aquí estoy!"

"¿Por qué no respondías?"

"Estábamos preocupados"

"No nos vuelvas a hacer esto"

"Por favor, hermanos. No la reprend áis. Es su primer semana en Lothlórien y además es solo una niña" La defendió Haldir

"La consientes demasiado" Dijo Rúmil

"Ahora que apareció nuestra Niphredil, ¿Les parece si vamos a merendar?" Sugirió Orophin

"Siiiiiiiii" Gritaron Zullian y Galahad

"Temo que la pequeña no podrá acompañarlos. Galadriel desea conocerla"

Zullian preguntó "¿Crees que me vaya a reprender?"

"Quien sabe" – Dijo Arwen, sonriendo.

Tomando a la niña de la mano, la condujo hasta el Jardín del Espejo, dónde fueron recibidas por la Dama con estas palabras:

"Mis ojos se llenan de alegría, al contemplar a las dos estrellas más bellas de nuestro pueblo" – Vió a la niña y le preguntó – " Los unicornios dan el nombre de Zullian a la Estrella de la Mañana ¿No es así?"

"Sí, Majestad" Respondió la Princesa, con una reverencia

"Bienvenida sea a Lothlórien, Zullian Nuvardariel, la joya más preciada de Nuravar" Dijo Galadriel, acariciando la dorada cabellera de la niña y viéndola fijamente a los ojos.

Dentro de su cabeza, la Princesa, escuchó la voz de la Dama que preguntaba "¿Tienes miedo?"

Ella respondió mentalmente "No. El hermoso resplandor de la Dama de Lórien me llena de paz y no me inspira miedo" Esta respuesta fue del agrado de Galadriel.

"Hija mía, puedes retirarte. Deseo hablar en privado con la niña"

"Vuestros deseos, son órdenes" Dijo Arwen, inclinando ligeramente su cabeza.

Cuando estuvieron solas, la Dama dijo "¡Eres sorprendente pequeña! Es la primera vez que me encuentro a alguien que no siente temor de mí. Otros en tu lugar, hubieran temblado como chiquillos ante mi mirada. Ah! Pero veo que tú eres diferente. Tu alma inocente, irradia gran belleza. Eres muy afortunada niña, pocos son los que poseen la gracia y protección del unicornio" – Hizo una pausa. Con un jarrón de plata, llenó el pilón que se encontraba en medio del jardín. Sopló el agua y continuó hablando – "En mi juventud, yo fui la Estrella del Amanecer, la que alumbró el viaje de nuestro pueblo a estas tierras. Hoy, llevo el título de Dama de la Luz y mañana, cuando emprenda mi viaje a Valinor, tú serás la Estrella que iluminará y dará esperanza, a los pocos que permanezcan aquí. Estarás rodeada de muchos admiradores, que desearán conquistar tu corazón, sin embargo éste ya tiene dueño…¿Sábes tú a quién le pertenece?"

"Eso no puede ser, Su Alteza. Mi corazón es libre y no le pertenece a nadie, sólo a mí" - Respondió la Princesa – "Además soy una niña, para saber esas cosas"

Galadriel sonrió. Tomó en su mano un poco de agua, del pilón y la lanzó a la niña diciendo "Dejad los recuerdos del pasado y volved al presente". Las gotas brillaron con luz plateada y quedaron suspendidas en el aire, transformándose nuevamente en el espejo ovalado. Zullian vió su reflejo y descubrió que ya no era una niña.

"Este es el espejo de tu corazón. Busca allí la respuesta a mi pregunta"

La superficie se tornó oscura y ella dijo "No veo nada"

"El fantasma de Sibelle, es el que nubla tu mente con dudas. Vence su influencia y busca dentro de ti la luz de la verdad. El futuro de dos reinos depende de esa respuesta" Dijo Galadriel

Ella obedeció y cerrando sus ojos, trató de pensar en cosas agradables para alejar las sombras.

"El tiempo se está acabando así como esta visión. Mira el reflejo de tu corazón ¿Quién es al que ves en sueños?"

Zullian respiró profundamente y vió la imagen que se estaba formando dentro del espejo. Con alegría, exclamó "¡Legolas!"

"¿Legolas?" - Dijo ella en voz alta y despertándose bruscamente.- "¿Qué fue lo que me pasó?" Y se llevó una mano a los ojos porque la luz del sol de mediodía, reflejado en las cristalinas aguas del lago, dañaba su vista. Se levantó desorientada y se apoyó contra el tronco del árbol que le estaba dando su sombra. "¡Qué sueño!…o debería decir pesadilla. El castillo, Sibelle, Galadriel, el espejo y….él" - Pensó – " Cada detalle está grabado en mi mente. No he olvidado nada. Vi dentro de mi corazón y por fin descubrí quién es él" - Sonrió y buscó al elfo con ansiedad.

"¡Gimli!" Dijo ella, al enano que la miraba fijamente. Usando su telepatía le preguntó "¿Sabes dónde está Legolas?"

"¡Esto es intolerable! Desde que ese maldito orco me hirió, no tengo la privacidad de mis pensamientos….¡Elfos brujos, eso es lo que son!" Pensó el muy indignado.

"Dísculpame. No quise importunarte" - Dijo la dama – "Lo buscaré yo misma"

Gimli sintió remordimiento. Sabía que sin la ayuda de ella, él no hubiera sobrevivido "Mi Lady, yo soy el que debo disculparme. Soy un insensato y malagradecido. Vos habéis sido muy amable conmigo."

"Te comprendo señor enano. Debe ser molesto que lean tus pensamientos…. no te preocupes, ya ví dónde está él"

Mientras caminaba hacia el elfo, ella pensó "¿Qué estará haciendo, trepado en ese árbol?"

*************************

Gimli se despertó con la boca reseca y con el pensamiento llamó a Legolas, el cual se acercó rápidamente.

"¿Qué sucede, Gimli?"

"Tengo mucha sed. ¿Serías tan amable de darme agua?"

"Con gusto, amigo. Oh, pero antes debes tomar un poco del remedio que te preparó Zullian"

Los ojos del enano se dilataron, pues recordaba el horrible sabor de la Raíz de Esdhras "¿Otra vez tengo que probar esa cosa tan desagradable?" Pensó

"Es por tu bien Gimli, bebe y deja de protestar"

Gimli juntó los labios y apretó las mandíbulas. "¡No quiero!"

El elfo levantó una ceja y forcejeó un rato con el enano, pero no consiguió que se tomara el brebaje. "Gimli" – Dijo desesperado – "Te comportas como un niño. Si yo estuviera en tu lugar, aguantaría el trago amargo, con tal de curarme"

"Mentiroso. Eres elfo y sabes que nunca te enfermarás, por eso se te hace fácil decirlo."

Legolas aprovechó ese momento para taparle la nariz a Gimli. Al principio éste se resistió pero cuando sintió que se asfixiaba, abrió la boca y….. "Arrrggggggg"

"¡Lo logré!" Exclamó el elfo con satisfacción

"Eres un bárbaro. ¿Pretendías matarme? Y yo que te consideraba mi amigo"

"¡Ay! deja a un lado los dramas, mi buen enano. Lo hice por tu bien y por si no lo has notado…ya estás recuperando tus fuerzas, pues me costó mucho trabajo que abrieras la boca"

Gimli reconoció que su amigo tenía razón y cambiando de tema, preguntó "¿Dónde está tu dama?

"Está durmiendo"

"¿Le confesaste tu amor?"

"Lo intenté pero ella estaba cansada y…"

"Francamente, ambos me estáis aburriendo con ese juego amoroso. Si no queréis que me arranque las barbas, os suplico que le habléis a la doncella cuando despierte" Gruñó Gimli

Legolas rió alegremente "Alabado seas Maese Gimli. Siempre dándome ánimos. Esta vez seguiré tu consejo y acabaré de una buena vez por todas con este asunto"

"¡Uf, otra vez se han salvado mis barbas! Ya me estábais preocupando" - Se burló – " Ahora vé y haz un ramo de flores para Zullian. Así te será más fácil declarar tus sentimientos. Créeme amigo, las mujeres caen rendidas ante esos detalles"

El elfo siguió riendo y se levantó, pero Gimli volvió a pedir otro favor "Antes que te vayas, ayúdame a sentarme. Ya me cansé de estar acostado"

Luego de acomodar al enano, Legolas, se inclinó para ver a la Princesa y notó que sus ojos estaban llenos de miedo . "¿Las pesadillas no te dejan descansar melamin? No temas pues estoy junto a ti. Recuerda mi canción " Susurró él. - Ante estas palabras ella se movió en sueños y su expresión cambió por otra más serena. - "Regresaré pronto, mi dulce Zullian, y te traeré un hermoso obsequio"

Él se alejó y se dió a la tarea de buscar las flores perfectas para la dama. Era difícil decidirse entre tanta belleza y variedad. Examinó la textura, color y olor de muchas, pero ninguna le convencía. Así se estuvo por largo tiempo, hasta que sus ojos descubrieron una flor, parecida a la rosa, que crecía entre unas rocas. Sus pétalos tenían los siete colores del arcoiris y su aroma era suave y dulce como la miel. Legolas la cortó y pensó "Nunca había visto una flor tan bella" - Se la acercó para olerla y con desilusión vió que la flor se deshizo en sus manos, soltando un polvillo azul que se introdujo en su nariz. - "Que lástima, se marchitó"

Buscó en los alredores y descubrió otra más. La cortó y se le evaporó, en las manos. "No puede ser. Buscaré más". Así se encontró con otras diez Kampilosse ( rosas salvajes ) como él las bautizó, sin embargo a todas les ocurrió lo mismo.

"Si Gimli estuviera cerca, diría que es brujería" - Bromeó Legolas. - " Que raro…siento un cosquilleo en mi nariz y en mis ojos se están aculmulando lágrimas….Bueno, me doy por vencido"

Se dió vuelta para regresar con Gimli y la Princesa, pero el aroma de otra Kampilosse, lo guió hasta un árbol que extendía una de sus gruesas ramas por encima del lago.. Él trepó y haciendo equilibrio llegó hasta donde florecía. La admiró un momento y cuando la iba a cortar, escuchó la voz de Zullian.

"¡Legolas! Suéltala, es una Sníthering"

Un poder oculto parecía controlar la voluntad del elfo y no obedeció. La fragancia de la flor lo embriagaba. La dama subió al árbol, pero llegó demasiado tarde. El ya había olido la flor. Ahora se sentía mareado y su nariz le ardía terriblemente. "Aaaaachuuu" - estornudó y perdió el equilibrio…

"¡SPLASH!" Escuchó Gimli y pensó "Jajajaja…¿Qué estarán haciendo ese par de elfos locos?"

Zullian intentó sostener a Legolas, pero el peso de él hizo que resbalara y ambos cayeron, abrazados, a las aguas frías del lago.

Jadeando y respirando con dificultad, él dijo "¿Por qué me empujaste?"

"Yo no te empujé. Estaba sosteniéndote" Respondió ella

"Aaaaachuuuu"

"Ay, esto no está bien. La Sníthering, te está afectando"

"Sníiiiiii" Intentó decir él pero no pudo terminar la palabra, pues volvió a estornudar

"Salgamos del agua, si no vas a empeorar" Aconsejó Zullian

"Un momento. ¿Qué pasa conmigo?" Preguntó Legolas muy molesto

"La flor mágica de Sníthering, es dañina para los elfos. Sus esporas nos provocan una enfermedad que los mortales llaman Gripe. No te preocupes que es sólo pasajera. Sus efectos duran una semana"

"Eso es ridículo. Un elfo nunca se enfermaaaaaa….chuuuuuuuu"

Ella rió y le apretó suavemente la nariz "¿Cuántas Sníthering oliste? Espero que sólo haya sido una, de lo contrario te irá peor."

"¡Por supuesto que fue sólo una!" Mintió él, pues no quería parecer como un bobo delante de ella

"No te creo" Dijo la dama, aventándole agua

"¿Me llamáis mentiroso?" Respondió él, salpicándola

"Sí. Legolas de Mirkwood es un mentiroso" Respondió ella

Así empezaron a lanzarse agua y a reír como dos niños. Sin embargo, el juego no duró mucho. Legolas pidió una tregua, luego de un ataque de estornudos y juntos nadaron hasta la orilla para reunirse con Gimli.

"Venís hechos una sopa" Bromeó el enano

"Gimli no empieces" Le advirtió Legolas

" Iré a cambiarme de ropa. Tú también debes hacer lo mismo, o será peor para tu salud" Dijo Zullian, tomando su mochila y desapareciendo detrás de unos arbustos.

El enano preguntó al elfo "¿A qué se refiere ella cuando habla de tu salud? No me digas que te enfermaste"

"Los elfos nunca se enferman, Gimli" Contestó Legolas detrás de un árbol.

"Aaaaaachuuuuu"

"¿Qué fue eso? – Dijo Gimli - "¿Estáis ensayando un nuevo grito de guerra?"

*************************

Zullian buscó las ropas de repuesto y se encontró con una sorpresa. Habían desaparecido. " Esto no puede ser, yo misma empaqué otro traje. ¿Qué haré?…no puedo quedarme con la ropa mojada " - Pensó

"Tal vez yo pueda ayudarte" Dijo una voz dulce

"¡Aislynn!"

El unicornio se acercó y acarició con su cuerno plateado, la cabeza de la doncella: "Este es un día especial. No puedes presentarte ante tu prometido, vestida con ropas de viaje…"

"¿Mi prometido?" Preguntó ella

"Vamos niña, no hay tiempo que perder vístete" - Ordenó Aislynn – "Busca detrás de ese sauce, allí encontrarás todo lo que necesites"

La Princesa hizo lo que el unicornio le indicó y se encontró con un cofre de cedro, tallado con diseños intricados. Adentro había un hermoso vestido de seda celeste, bordado con hilos de plata y adornado con pequeños cristales, los cuales brillaban como gotas de rocío. Sin pensarlo dos veces ella se lo puso y notó que le tallaba perfectamente. La blusa dejaba al descubierto sus hombros y ceñía su pequeña cintura. Las amplias mangas caían suavemente hasta las rodillas.

"¡Es precioso! " Exclamó ella, sosteniendo entre sus manos los extremos de la falda y girando.

"Todavía faltan los zapatos y los demás accesorios" Dijo Aislynn

La dama cubrió sus pies con unas lindas zapatillas que hacían juego con el vestido. El cuello lo adornó con un collar de plata y gemas celestes. Luego se deshizo la trenza y sus largos cabellos se deslizaron como cascada de oro por su espalda hasta llegar a las caderas, donde se le formaron unos rizos. Se quitó el exceso de agua y lo cepilló varias veces. Ensayó varios peinados, pero al final decidió dejarlo suelto.

El unicornio la miró detenidamente antes de dar su aprobación "Nuvardariel, te ves deslumbrante…"

Mientras tanto, Gimli seguía platicando con Legolas " Llevas mucho tiempo cambiándote de ropa. ¿Cuándo vas a salir?"

"Aquí estoy Gimli" - Respondió él – "¿Cómo luzco?"

El enano levantó una ceja, pues el elfo estaba vestido con un traje similar al que se había quitado. " Luces igual que siempre. Tu nariz está roja y tus ojos irritados" – Hizo una pausa y empezó a reír, o al menos eso parecía que estaba haciendo. El poder curativo de la Raíz de Esdhras estaba actuando en él y ya podía emitir algunos sonidos.

"¿Qué tienes Gimli?"

"Jajaja…tu cabeza…¿Estás usando algún tratamiento para el cabello?…o…¿estás experimentando con un nuevo peinado?" Pensó

"Gim.." – Dijo Legolas, pero sus palabras se ahogaron cuando posó sus ojos en la hermosa doncella que caminaba hacia él, irradiando luz, Los dorados cabellos ondulando en el viento y la piel de porcelana, cubierta en seda, plata y cristal. Una estrella a plena luz del día. Saliendo de su asombro, él logró decir "¡Por Elbereth!" e hizo una reverencia.

Zullian devolvió la reverencia. Luego, preguntó al enano "¿Qué es lo que te divierte, Gimli? El enano señaló con los ojos a Legolas y ella rió. " Oh, ya comprendo, es… tu cabello…"

El elfo se llevó las manos a la cabeza y supo cual era el motivo de la risa. Las plantas acuáticas, se le habían enredado en el pelo, formando un bulto enmarañado. Con frustración, Legolas, se empezó a quitar las hierbas que le colgaban, pero sólo consiguió enredarse más.

La Princesa lo tomó de la mano y dijo " Siéntate en esta piedra, te voy a ayudar" Sacó su cepillo y con cuidado se dió a la tarea de desenredar y arrancar las hierbas.

"Auch" Se quejaba él, cuando ella le halaba el pelo. "Qué vergüenza." – Pensó – "¿Por qué me tienen que ocurrir estas cosas? Quiero lucir bien para ella y sólo consigo hacer el ridículo.. Por lo menos, no estoy estornudando"

"Aguarda un poco más." – Susurró ella en su oído – "Sólo me falta hacer, las dos pequeñas trenzas que usas detrás de tus orejas" Con una habilidad increíble separó los cabellos y los trenzó - "¡He terminado!" - Exclamó ella, con voz triunfante y admirando su obra

En ese momento, Legolas, se armó de valor. Se puso de pié y giró hacia la doncella. Con un dedo, le levantó la barbilla y la miró fijamente, buscando en sus ojos verdemar la respuesta que tanto ansiaba. Ella no pestañeó. Se quedó inmóvil. Su corazón latía más rápido de lo normal. Con alegría, él advirtió, que habían desaparecido las sombras que nublaban los sentimientos de la princesa y esto lo animó a acercarse más. Lentamente y con suavidad, acarició el rostro de Zullian. Recorrió sus dedos por la estrella de la frente, la nariz, las mejillas blancas (que se sonrosaban con su tacto ) y por último los labios. "¡Tú eres mi vida, mi corazón… mi amada inmortal! La que me ha acompañado desde mi niñez, por el sendero de los sueños." – Dijo, sin desprender sus ojos de los de ella – "Jamás imaginé que vivieras en Fangorn. Siempre pensé que me estabas esperando, al otro lado del mar."

Zullian tomó las manos de él entre las suyas y sonriendo dijo " Melamin, yo también he soñado contigo, desde que era niña. Muchas veces canté para ti y te llamé. Con ansias he aguardado por nuestro encuentro. Desde el momento que te ví, mi corazón supo que te pertenecía, más las dudas y el miedo, no me permitían aceptarlo."

Legolas, rodeó con su brazo la pequeña cintura de la doncella, y la atrajo hacia él. Dulcemente susurró "¡Aiya Zullian! Anvanya eleniel. Cormamin lindua ele lle… ¡ Inyë tye-méla! ( ¡Salve Zullian! La más bella de las estrellas. Mi corazón canta al verte….Te amo )" - Se inclinó y con delicadeza le dió el primer beso, de amor verdadero, que uniría a las almas gemelas para siempre.

Un aura de color azul, se formó alrededor de ella y se entrelazó con el aura verde que emanaba de él. La luz fue aumentando hasta convertirse en un resplandor de color dorado, que los hizo desaparecer de la vista de Gimli, el cual observaba la escena muy emocionado. Zullian y Legolas se estrecharon con fuerza mientras su alma, mente y corazón se fundían en uno solo. De esta manera se cumplió la profecía y el hechizo de Sibelle se rompió.

El bosque entero se regocijó y el viento cantó entre los árboles. Flora y Fauna anunciaron el suceso por órdenes de Bárbol.

Hmmm, ummmm, tummm.

Cantad aves, soplad viento,

Que el sol brille, y el agua se

desborde de alegría

Una nueva Era empieza

Lágrimas y miedos se alejan

Hmmmmm, ummm, tammm

Creced hierba

Despertad árboles

Que se abran los capullos de las flores

Bailad y reiros criaturas de Fangorn

Una nueva Era empieza

Las dudas se disipan y reluce la verdad

Hmmm, ummm, timmmm

Hojaverde y Nuvardariel,

Almas Gemelas que se reencuentran

juntos estaréis por siempre

Una nueva Era empieza

El amor venció, las sombras de la maldad

"Me sorprendes Venerable" Dijo Aislynn "Había olvidado lo bien que cantas"

"Hmmmm, brrrrrrr, immmmm. Gracias. El amor que flota en el aire me sirve de inspiración " Dijo el Ent mientras contemplaba su barba gris. Emitió una serie de sonidos, parecidos a un tambor y añadió " Los jinetes se acercan. ¿Queréis que los detenga?"

"No, Bárbol. Déjalos pasar. Es tiempo de que todos regresen a Nuravar" Dijo el Unicornio

"Brumbrambras, hmmmmm… supongo que con esto hemos terminado con nuestro trabajo. ¿Vienes conmigo o te vas a quedar un rato más?"

Aislynn meneó la crin blanca y dijo con voz grave "Me quedaré. Presiento que el Príncipe, necesitará de mi ayuda. El aroma de trece Sníthering es peligroso para un elfo." – Suspiró tristemente - "¡Ay! Sibelle de Angmar, hizo una última jugada"

*************************