NOTA: ESDLA ( Personajes, Dialectos, Lugares, etc. ) son propiedad de J.R.R Tolkien. Nuravar, Personajes relacionados, Lenguaje de Unicornio, Canciones, Poemas, Hechizos, y cualquier otra cosa que no reconozcan.. son ideas originales mías.
CAPITULO 5
Legolas, cerró sus ojos ante el brillo que lo rodeaba. En la distancia, creyó escuchar una canción y el sonido de cascos de caballo que se aproximaban. No les prestó mucha atención. Nada de lo que ocurría a su alrededor tenía importancia en ese momento. Dentro de él, podía sentir un torrente de sentimientos y emociones que elevaban su espíritu. Pum, pum, pum…el latido de su corazón se fue acoplando al de Zullian, hasta convertirse en uno. Su mente hizo contacto con la de ella y varios pensamientos rápidos se cruzaron entre ambos.
"¿Estoy soñando?" – Pensó él
"No, Legolas. Esto es real. Nuestro amor ha roto el hechizo. ¡Somos libres!" – Respondió ella mentalmente
"Mi amada, soy tan feliz. Ya no existe obstáculo que pueda separarnos "
"Sólo hay un pequeño inconveniente por resolver" - Objetó ella - Mi compromiso"
"De eso me encargo yo. No permitiré que te casen con otro elfo." – Pensó Legolas estrechándola con más fuerza – "Por cierto, melamin….no me has dicho quién es tu prometido"
"Nunca me interesó averiguar su nombre, sin embargo, tú lo conoces bien… El es de Mirkwood y…"
"¡A eso llamo yo, un buen beso!" - Dijo repentinamente, una voz ronca y distorsionada
"Me quitaste las palabras de la boca" - Contestó otra voz más clara
Al oír esto, los elfos abrieron los ojos y se separaron. Con vergüenza, descubrieron a Haldir y a Gimli, los cuales los miraban con expresión de sorpresa. - "Gim…Gimli…¿puedes hablar?" - Balbuceó Legolas, mientras sus mejillas se tornaban rojas.
"Sí" - Dijo el enano riendo - "La luz de vuestro amor, hace milagros. Pero no me veáis así. No tenéis por qué avergonzaros"
"Primo ¿Tú por aquí?" Dijo Zullian, con voz entrecortada
Haldir rió - "¿No se alegran de verme?"
"Por supuesto que sí" – Respondió Legolas – "Pero nos parece raro encontrarte en Fangorn"
"Llegué a Nuravar la noche que Zullian escapó. Decidí ayudar a Galahad y me uní al grupo de jinetes que salieron en su busca " – Explicó Haldir – "Nos fue difícil dar con el rastro, hasta que llegamos al Claro de Pinos. Allí supuse que los tres se habían encontrado. Luego nos dirigimos hacia el sur. Yo me adelanté para verificar si vosotros estabáis bien. Y vaya sorpresa, la que me aguardaba… Gimli recostado en un árbol, contemplando una escena muy romántica. – Suspiró antes de continuar - Un par de enamorados envueltos en luz. Nada más y nada menos que Zullian Nuvardariel, Princesa de Nuravar y mi buen amigo Legolas, Príncipe de Mirkwood "
"¡Príncipe de Mirkwood!" – Exclamó ella. Sus ojos reflejaron asombro. Ahora comprendía los enigmas de Aislynn y las palabras de su padre ( "Mi amigo Thranduil, Rey de Mirkwood, accede a que te cases con su heredero Le...." ) – " Entonces él es…"
Haldir tomó la mano derecha de Zullian y la colocó en la mano izquierda de Legolas, diciendo - "Niphredil, este es tu prometido"
"¡Prometido!" - Legolas intercambió una mirada con Zullian y Gimli. No podía creer lo que estaba escuchando.
El enano soltó una carcajada ante la expresión de perplejidad que asomaba en el rostro de su amigo – "Maese Legolas, creo que tu padre cumplió con su amenaza…" -
"Así que todo este tiempo, he estado huyendo de tí"- Dijo Zullian - "¿Por qué no me dijiste quién eras?"
"Mi lady, tú misma acordaste olvidar los títulos"- Respondió Legolas sonriendo – "¿Aún quieres cancelar el compromiso?"
"Tal vez… a menos que mi Lord me convenza de lo contrario" - Bromeó ella y con coquetería levantó una ceja
El repentino galope de varios caballos y el sonido de voces, hizo que los cuatro voltearan a ver. - "Allí vienen los demás. Vamos a recibirlos" - Dijo Haldir, corriendo a su encuentro.
Poco a poco, fueron apareciendo seis jinetes, armados con largos arcos y espadas relucientes. Cinco venían envueltos con mantos de color verde musgo y uno con capa café. Todos con los cabellos al viento, pues no traían puestas las caperuzas. Los blancos corceles, trotaban elegantemente, haciendo tintinear las campanillas de plata que adornaban sus crines trenzadas. El elfo que encabezaba la marcha tenía el porte de un Príncipe de antaño, apuesto y orgulloso. Levantando una mano, ordenó que se detuvieran. Intentó hablar, pero se le adelantó alguien más.
"¡Zullian!"- Gritó Luthany. De un salto se bajó del caballo, corrió a abrazar a la Princesa y llorando, le reclamó - "Mala, mala. No me dijiste que ibas a escapar. ¿Por qué no confiaste en mí? Tú sabes que te quiero como a una hermana"
"Yo también te quiero, Luthany. Por eso preferí dejarte a salvo en Imarillian y no exponerte a los peligros del viaje. Por favor no llores y perdóname."
"¿Y para mí no hay ni siquiera un saludo?" – Dijo Galahad frunciendo el ceño.
"Hermano, controla tu mal carácter y alégrate de ver a nuestra Niphredil sana y salva" Dijo Haldir
"¡Mi querido primo!" - Exclamó la dama, abrazándolo
"Ay, pequeña. Creo que te mereces unas cuantas palmadas, como niña malcriada. Casi me vuelves loco con tu desaparición"
"Galahad, este es un día muy feliz para mí" – Dijo Zullian – " Por favor no lo empañes con sermones" - Con alegría tomó del brazo a Legolas y dirigiéndose a los jinetes los llamó - " Venid todos, deseo que conozcáis al Príncipe de Mirkwood y a su ilustre amigo".
Todos apreciaron el brillo que había en los ojos de la dama y no les fue difícil adivinar que estaba enamorada. Con reverencias saludaron al Príncipe y se presentaron uno a uno. Al enano lo vieron con recelo y prefirieron mantener la distancia. Haldir los tranquilizó diciendo que Gimli contaba con las bendiciones de Galadriel y que su participación en la Comunidad, lo convertía en alguien de fiar.
"Creo que hay mucho de qué platicar." – Dijo Galahad luego de finalizar los saludos y presentaciones – "Antes es necesario levantar un campamento para esta noche. Mañana emprenderemos el viaje a Nuravar"
Después de instalarse, se sentaron en la hierba y charlaron largo y tendido sobre sus aventuras. El extravío de Legolas y Gimli, los sucesos en la colina, el encuentro de la Princesa con el elfo y el enano, el ataque de los orcos, los hechizos, el traslado del herido, etc. Casi todo concordaba con las suposiciones de Haldir. Las horas fueron transcurriendo y la tarde llegó a su fin. La puesta del sol tiñó el cielo con tonos rosados, naranjas y amarillos. El calor del día fue menguando ante el viento frío que venía de las montañas. Septiembre había avanzado a la mitad y muy pronto llegaría el otoño.
"Aaaaachuuuuuuu"
La condición de Legolas había comenzado a empeorar. Los estornudos se volvieron a presentar, escalofríos recorrían su espalda y de vez en cuando tosía. En todos sus años de vida, jamás se había encontrado en tan terrible situación. Siendo elfo, no tenía por qué preocuparse de las enfermedades. Ahora comprendía a los mortales y se compadecía de ellos. El dolor de cabeza que le estaba comenzando, puso de manifiesto su mal humor.
"¿Qué le pasa a Legolas? – Preguntó Haldir
"Se enfermó por culpa de unas flores que crecen a orillas del lago" – Dijo Gimli
"Sníthering, supongo" – Dijo Haldir, meneando la cabeza – "Pobre Legolas, sólo podrá curarse con un té de hojas de Mithrilorn"
"No habléis de mí como si estuviera muriendo. Estoy perfectamente bien…aaaaaaachuuuuuu" – Replicó Legolas con arrogancia.
"Que elfo tan obstinado. No acepta que está mal" – Pensó Gimli
"¡Ya te escuché!" – Protestó Legolas
"Hasta cuando dejarás de leer mis pensamientos"- Refunfuñó el enano
Haldir se llevó una mano a la boca para ocultar su risa. Le divertía verlos discutir.
Legolas estaba muy enfadado y se alejó de sus amigos. Se sentó en un tronco, tomó un puñado de piedras y con desgano las lanzó al lago, dando una mirada sombría, a las ondas que se formaron en la superficie.
Zullian lo miraba desde lejos, con preocupación. La mayoría de los habitantes de Nuravar, incluyéndola a ella, habían sido víctimas ( en alguna oportunidad) de las flores mágicas, sin embargo pocos eran los que presentaban los síntomas de su amado.
"¿A qué viene esa cara triste?" – Dijo Luthany-. "¡Alégrate. No todos los días encuentras a tu alma gemela y terminas con una maldición!… Tu padre se pondrá muy contento. Creo que el destino le ayudó a elegir a tu prometido…"
La Princesa no respondió. Su vista seguía fija en Legolas. El corazón le advertía que su felicidad se vería empañada por algo sinestro. La voz de su amiga, la sacó de sus pensamientos.
"¿Por qué te cambiaste de ropa?" – Preguntó la doncella, admirando el vestido celeste y las zapatillas.
"Me siento más cómoda con mi traje de montar, aunque esté húmedo" – Respondió ella, mientras se trenzaba el cabello y lo enrollaba por detrás de la nuca.
"Aaaaaachuuuuuu" - Los estornudos se escuchaban hasta donde ellas se encontraban
"Es una pena que tu apuesto Príncipe se haya enfermado" – Comentó Luthany
"Si amiga, es una pena…." – Suspiró Zullian con tristeza.
Al anochecer, todos cenaron alrededor de una fogata. Cuando finalizaron, los jinetes se dedicaron a contar viejas historias alternándolas con risas y canciones. Galahad, Zullian y Luthany escuchaban atentamente. Legolas, decidió no participar, se sentó junto al árbol dónde descansaba Gimli, sin decir palabra. Por su parte, Haldir estaba muy entretenido preparando una poción de color verde, la cual hervía en una olla. Tanto el aspecto como el olor de la bebida eran desagradables. En voz baja llamó a la Princesa- "Pst…Pst…Niphredil, hice este remedio para Legolas. Un sorbo será suficiente para que aminore su malestar y duerma como bebé"
"¿Estás seguro?" - Preguntó ella viendo con desconfianza la pócima – "Tú sabes que la cura es…"
"Lo sé pequeña, pero nada perdemos con intentarlo" – La interrumpió él – "Además necesitaré de tu encanto". Al principio ella se opuso, pero Haldir terminó por persuadirla.
"Es hora de tu medicina, Gimli" – Dijo Zullian, acercándose a él con una taza
"Ten cuidado" – Dijo Legolas con sarcasmo – " La última vez, me ví obligado a taparle la nariz"
El enano no dijo nada, sólo le lanzó una mirada de enojo al elfo. Respiró profundamente y se tragó el remedio.
"Muy bien, Gimli. Eres un magnífico paciente." – Lo felicitó ella – "El sabor es horrible, pero los resultados son increíbles. Ya recuperaste el habla y dentro de poco podrás moverte." - Se volteó sonriendo y le habló a Legolas – " Bueno, ahora es tu turno"
"¿Qué es esto?" - Preguntó él, recibiendo la taza que ella le ofreció.
"Es un té que preparé especialmente para ti. Contiene varias hierbas curativas. Pruébalo y te sentirás mejor" – Dijo Haldir
"Que aspecto tan desagradable" – Pensó – "Sería una ofensa para Haldir, si no lo acepto. Además quedaría mal ante los ojos de mi dama" - Suspiró y bebió un poco del líquido espumoso. Inmediatamente sus ojos se llenaron de lágrimas y las mejillas se le pusieron rojas. Hizo una mueca y…- " Puag ¡Que asco! " - escupió el té en las botas de Zullian. – "Lo siento"- Dijo él, muy apenado.
Gimli no pudo contener la risa y burlonamente comentó - "Amigo mío ¿Qué dijistéis cuando yo no quería tomar mi remedio?….ah, ya recuerdo… Dijistéis que si vos estuviéseis en mi lugar, aguantarías el trago amargo, con tal de curaros"
Legolas no soportó la humillación. Lleno de furia gritó – "¡Maldición, yo no estoy enfermo! Cuántas veces tengo que decírtelo para que lo comprenda tu cerebro de piedra."
Oroatar y Laithôn, que estaban sentados a poca distancia, murmuraron entre sí.
"Mirad al Príncipe de Mirkwood, a su edad todavía hace berrinches como chiquillo de 100 años" – Dijo Laithôn
Oroatar secundó el comentario - "Hace buena pareja con la Princesa. Los dos son caprichosos"
"¡Silencio! – Les ordenó Galahad – "Ocupad vuestro tiempo en algo más productivo. ¿Qué os parece hacer guardia toda la noche?"
"Lo sentimos, mi Lord" – Se disculparon
A oídos de Legolas llegaron las murmuraciones y se sintió ofendido. Le hubiera gustado fulminar con su mirada al par de cretinos que se burlaban de él - "Más tarde podrás vengarte" – fue el pensamiento que lo asaltó. Recuperando la calma, se disculpó con todos ( especialmente con Gimli ) por su mal comportamiento, poniendo como excusa el dolor que martillaba su cabeza. Para demostrar su arrepentimiento y buena voluntad, llenó la taza con más líquido y lo apuró de un trago.
"¡Excelente!" – Dijo la Princesa y se despidió de él con un beso en la mejilla – "¡Lissi Olóri, melamin! ( Dulces sueños mi amor )"
"Quédate un rato, Zullian. No quie…ro…dor...." – Eso fue lo último que Legolas alcanzó a decir, antes de caer sumido en un sueño profundo.
La Princesa lo cubrió con una manta y le acarició los cabellos y la frente. Un choque eléctrico la obligó a retirar su mano. Ella lo observó detenidamente y creyó ver una sombra que cruzaba por el rostro del elfo. Algo estaba cambiando dentro de él y más tarde lo obligaría a hacer cosas que por lo general nunca haría un ser bondadoso y apacible. Muy pronto todos conocerían una nueva faceta del Príncipe de Mirkwood...
"¡Alabado sea Haldir y su pócima. Por fin algo de paz!" – Dijo Gimli con socarronería – "Es horrible tener que soportar a un elfo cuando se enferma. Tal parece que tuvieran doble personalidad…"
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La media noche desplegó su manto tachonado de estrellas, las cuales fulguraban como diamantes facetados alrededor de la luna llena, que a esa hora daba la impresión de ser una gigantesca perla suspendida en el aire. El viento peinaba la hierba con sus dedos invisibles y la ondulaba como mar de esmeralda. Los grillos saltaban de arbusto en arbusto, entonando su sinfonía nocturna… cric cric, crac crac. De vez en cuando se escuchaba el crujido de alguna rama o el silbido lúgubre de las lechuzas que sobrevolaban el bosque.
Legolas, se despertó abrumado por las pesadillas. Su cabello y frente estaban empapados de sudor. La brillantez de la luna lo obligó a cerrar los ojos.- "¿Qué me pasó?" – Pensó - "Este no es el momento de descansar, estoy en una misión muy importante." - Se sentó y se estremeció por el dolor de cabeza. – " ¿Dónde están mis compañeros?… Gandalf, Aragorn, Gimli y … los hobbits?" - Lentamente escudriñó sus alrededores. Súbitamente, como si fuera un resorte se levantó gritando - "¡Los Hobbits!" - La fiebre lo hacía delirar – " ¡Los orcos se los llevaron!"
Los que estaban durmiendo, despertaron asustados al escuchar el grito. Rápidamente, tomaron sus arcos y se dispusieron a ver lo que sucedía.
"Yrch, yrch" – Seguía gritando él, con voz aguda. Tambaleándose, por el dolor que dominaba su cuerpo, logró llegar hasta su arco y comenzó a lanzar flechas a los árboles.
"¿Qué es todo este escándalo?" – Preguntó Galahad muy enojado- "¿Dónde están los orcos?"
"No hay orcos, Señor" - Contestó Oroatar – "El Príncipe se despertó gritando como loco"
"¡Glorfindel! Elrond te envió a ayudarme ¿cierto?. El anillo está en peligro…" – Dijo Legolas, corriendo de un lado para otro.
"Está disvariando y ahora me confunde con mi padre" – Pensó Galahad.
"Amigo, ven acá. No hay peligro cerca" – Dijo Haldir
"Tú eres uno de ellos." – Respondió Legolas, apuntándolo con una flecha. - "Estoy seguro que el Enemigo te ordenó que me envenenaras con ese líquido asqueroso. Me las vas a pagar"
"Por favor, melamin. Baja tu arco. Haldir no pretende hacerte daño" – Le suplicó Zullian, interponiéndose entre los dos.
De pronto, todos fueron testigos de una escena horripilante, la cual los dejó atónitos. El cabello rubio y los ojos azules de Legolas, se tornaron blancos, el semblante se le desencajó y su piel adquirió una palidez mortal. La oscura magia de la Sníthering estaba apoderándose de la voluntad del elfo, controlando sus emociones y pensamientos, extendiéndose en su interior y envenenando su alma inocente… Una voz siniestra, habló por él - "Tú no existes. Eres un sueño absurdo que me ha perseguido desde niño. Desaparece de mi vista en este momento" – Se rió como loco y soltó la flecha que tenía tensa en el arco, la cual pasó zumbando cerca de la dama.
Ella apenas logró reaccionar y esquivarla, pero la punta todavía alcanzó a rasgar la delicada piel de su hombro izquierdo. Si el elfo no hubiera estado tan enfermo y si ella no hubiera sido tan ágil, seguramente le hubiera traspasado el corazón. La herida no era profunda, pero sí considerable. Múltiples gotas de sangre se derramaron y mancharon la manga de su blusa. El dolor y el susto provocaron que se mareara y perdiera el equilibrio.
Legolas parpadeó y su apariencia volvió a la normalidad. Con dificultad logró disipar la maldad que lo estaba dominando. Se acercó a Zullian para ayudarla a levantarse pero en cuestión de segundos, las sombras nublaron sus sentidos y nuevamente se transformó. – "¿Te lastimé, preciosa?" – Se burló – "Tal vez yo pueda curarte". Con brusquedad la agarró de un brazo y la obligó a pararse. Zullian se sacudió y él la sujetó con más fuerza, enterrándole un par de garras filosas. - "Y bien querida." – continuó- "Qué te parece mi nueva apariencia ¿Aún me amas?"
"Tú no eres mi Legolas." – Respondió ella, apartando su vista de esos ojos de hielo que la miraban con malicia - "Eres un parásito que está invadiendo su cuerpo"
"Te equivocas, pequeña. Este es el verdadero Legolas. Tu prometido… si quieres puedo demostrártelo…" – Se inclinó para besarla y ella le mordió el labio inferior. Él dejó de hacer presión, pero no la soltó. Se limpió con la lengua la sangre que emanaba de su labio y rió cínicamente - "Ay, Zullian. Tus besos son más dulces que la miel y penetrantes como el aguijón de una abeja. Sin embargo… tu hazaña te costará muy caro"- Le estrujó el hombro herido y la dama gimió del dolor.
Luthany fue la primera en salir del trance, que al parecer afectaba a todos. Empuñando una daga, se abalanzó contra él gritando "Quita tus sucias manos de ella. Demasiado daño le has causado"
El príncipe se volteó con agresividad y sintió el poder oculto que fluyó por todo su ser. Extendiendo una mano le ordenó a la daga que volara hacia él. Luthany lo contempló estupefacta. El se rió en sus narices y alzando la mano la tiró al suelo, sin necesidad de tocarla. Con crueldad, dijo- "¡Estúpida. Pensaste que podías lastimarme con este juguetito!"
"¡Luthany!" - Gritó Laithôn, corriendo a ayudar a su hermana
Galahad, Haldir y los jinetes sacaron sus espadas y se dispusieron a atacar a Legolas. El los vió con indiferencia. Murmuró unas palabras en un idioma extraño e hizo que todos se quedaran tiesos como estatuas de piedra. –"Mi tiempo es muy valioso, como para perderlo con niños como ustedes. Además tengo asuntos pendientes con mi Lady." - La daga relumbró con la luz de luna. Era evidente que Legolas, o mejor dicho el ser que lo poseía, deseaba matar a la Princesa.
Zullian no esperó más. Su espíritu guerrero se encendió dentro de ella. Con una maniobra rápida logró soltarse de sus garras y arrebatarle el puñal. Él se puso furioso e intentó pegarle. Ella evadió el golpe y le sostuvo con firmeza la mano. El movimiento de la dama lo sorprendió, pero con maña logró zafarse y tomarla por la espalda. Ella no se intimidó. Giró sobre sí misma y con la gracia que caracterizaba su técnica de combate, lo tumbó a la hierba y se montó encima de él para inmovilizarlo. - "Ente del mal, libera a Legolas en este instante" – Dijo ella alzando la voz. Sus ojos resplandecían como llamarada verde-azul.
"Vamos, mátame" – Contestó con voz chillona, sintiendo la fría hoja de acero sobre su cuello – "Recuerda que ahora soy parte de él. ¿Sacrificarás al amor de tu vida?" - Por un instante liberó al elfo de su influencia e hizo que recobrara su apariencia normal. Era un truco para engañarla.
La Princesa no supo qué decir o hacer. No podía lastimarlo. Tenía que haber otra forma de vencerlo, pero estaba tan turbada que no podía pensar en algún conjuro. De pronto vislumbró un rayo de esperanza y bajó la guardia.
Inmaculadamente blanco, con porte altivo y trote suave, lleno de gracia y belleza, el unicornio Aislynn hizo su aparición. -. "Sombra de Sníthering. Tu tiempo en este mundo ha terminado" – Dijo con voz imperiosa – "El hechizo de tu ama Sibelle se ha roto. Desaparece y deja en paz al Príncipe"
"Tus palabras no significan nada para mí, unicornio." – Respondió la voz siniestra – "Dentro de este cuerpo soy feliz y no dependo de la bruja para vivir" – Concentró su poder. Se impulsó hacia delante y cayó encima de la distraída dama. - "Él es mío" – Gruñó - "Y su amada también lo será".
La cabeza de Zullian daba vueltas, pues con el impacto se la había golpeado. Sus mejillas y labios se tornaron de un rojo intenso. Se sentía sofocada por la presión de la daga sobre su garganta. Ella sabía que al hacer el más mínimo movimiento, el filo cortaría su piel. Sus hermosos ojos reflejaron angustia.
El encantamiento que pesaba sobre los jinetes de Nuravar desapareció. Galahad les indicó que formaran un amplio círculo alredor de Legolas y la Princesa - "Alistad vuestros arcos y disparad a mi señal"- Dijo. El unicornio levantó su cuerno y le suplicó que esperara.
Gimli miraba con desesperación todo lo que estaba sucediendo. Se sentía impotente. Le hubiera gustado saltar de su lecho y ayudar. – "Tengo que hacer algo" – Pensó – " No es justo que se lastimen entre sí. Nuestros problemas siempre son causados por maleficios y brujos. Ay, si tan sólo Gandalf estuviera con nosotros." – Meditó un rato y recordó que podía comunicarse con el elfo mentalmente. Se concentró y pensó "Amigo, reacciona. Estás haciendo sufrir a Zullian. Vuelve en ti. Eres fuerte. Tu puedes pasar esta prueba. "
La mano de Legolas tembló. Muy en el fondo sabía que Gimli tenía razón. Cerca de él podía sentir el corazón de la doncella que latía muy deprisa. Sus ojos blancos se clavaron en los de ella. Esa mirada inocente conmovió su alma. El remordimiento lo embargó y por sus mejillas resbaló una lágrima y luego otra más. Estaba librando una batalla interna. Tiró el puñal y se apartó de la Princesa. Utilizando su propia voz, dijo - "¡Melamin, perdona todo el daño que te he causado! Aprovecha esta oportunidad y corre antes que el monstruo se apodere de mí. Ordénale a tus primos que acaben conmigo. Ya no existe remedio que pueda salvarme. "
"No te des por vencido. Resiste Legolas." - Dijo ella con la voz entrecortada por el llanto.
"Me siento muy débil para luchar" – Respondió él a medio desfallecer – "Esta criatura me está consumiendo" – Se llevó una mano a la cabeza y se quejó – "El dolor que me provoca es insoportable."
"A si i-Dhúath ú-orthor, ú or le a ú or nin. ( Las sombras no tendrán dominio, sobre ti o sobre mí. ) " – Dijo Zullian apretando sus puños y viéndolo fijamente. En su mirada ardía la esperanza y la determinación. Tomando con sus dos manos el rostro del elfo, añadió – "¡Ya veremos si puede con los dos!. Confía en mí…. yo compartiré tu sufrimiento y te daré mi fuerza."
Legolas esbozó una pequeña sonrisa, la abrazó con delicadeza para no lastimarla y susurró - "Vanimeldë Zullian, i cálë hendelyato envinyanta nin súle ( Querida Zullian, la luz de tus ojos alivia mi espíritu )"
Todos contemplaron la escena conmovidos. Se dieron cuenta del gran amor que había entre ellos. Sólo Luthany puso el grito en el cielo – "¡Eso es peligroso. Ambos podrían morir.! Galahad, no puedes permitir que hagan semejante locura".
"Ella sabe lo que hace. Ten fe" – Respondió él, y volteándose a los demás ordenó - "¡Tangado haid! ( Mantengan sus posiciones )"
La tensión se apoderó del ambiente. El bosque parecía comprender lo grave de la situación y en un instante todo se quedó en completo silencio. Después de solicitar la bendición de Aislynn, la Princesa preguntó – "¿Estás listo Legolas?" - El respondió con un movimiento de cabeza. - " Bien, aquí vamos…"
hatswimnë isoar souryë
hatswouryë isoar imnë
etlorounel ightliel rossc heti inel
Ioffer ouryavë ymü figtar othares
Oulsiel, earthamel ndaë minduë
Otwhalsev ecomebar holewell
Eleaser ouryavë renni agicalmë
Eleaser heti agicalmë foar ovelië
( Lo que es mío es tuyo
lo que es tuyo es mio
permite que nuestra luz cruce las barreras
Te ofrezco mi don de compartir
alma, corazón y mente
Dos mitades se convertirán en un todo
Libera tu magia interna
Libera la magia del amor )
La estrella de su frente despidió luz azul y se unió otra vez al aura verde del Príncipe. Negros nubarrones ocultaron la luna y las estrellas. Relámpagos rasgaron el cielo y cayó una llovizna pertinaz Las aguas del lago se agitaron y la tierra tembló. Una silueta negra y deforme salió del cuerpo del elfo, arrastrándose en el suelo como un gusano. Tratando de escapar del resplandor.
"¡ Hado sí ! ( Disparad ahora ) " – Ordenó Galahad.
Las flechas surcaron el aire iluminadas por la magia del unicornio:
El poder del amor es más fuerte que tus cadenas
Regresa a la oscuridad donde moran las sombras
Vete, apártate de nuestra vista
Llévate contigo la tristeza de esta noche fría
La sombra desapareció dando un alarido largo y agudo.que se fue perdiendo entre los susurros nocturnos.
"¡Hurra!" – Exclamó Gimli y a su voz se unieron las risas de los elfos que celebraron con cantos su victoria.
Legolas y Zullian yacían inconcientes, uno al lado del otro. Aislynn fue la primera en acercarse. Con su cuerno plateado, curó las heridas de la dama. Luego de examinarlos, dijo – "Dejad de festejar y venid pronto"
Luthany, Galahad y Haldir, acudieron al llamado.
"¿Qué sucede?" – Preguntó Galahad
"¡Los dos están ardiendo en fiebre!" – Respondió Aislynn
"¿Cómo es eso posible?" – Preguntó Haldir – "Creí que el hechizo había acabado con la sombra y su dominio"
"Destruímos al espíritu que moraba en las Sníthering, pero no la enfermedad." – Explicó Aislynn con tono grave - "Trece flores fueron las que infectaron a Legolas. Al compartir su alma con mi niña, ella también enfermó. El desgaste físico y mental de la prueba que acaban de pasar es terrible. Debemos llevarlos hoy mismo a Nuravar o de lo contrario morirán"
"¡Eso es imposible!" – Dijo Luthany llorando – "No existe un caballo tan veloz que pueda realizar en pocas horas una jornada de tres días. Ni el mismo Rayo de Plata es capaz de lograrlo"
"Yo puedo hacer que vuestros caballos sean veloces." – Dijo el unicornio, meneando su cola – "O aún mejor…puedo hacer que todos llegueís a vuestro destino en menos de lo que respiráis." - Se quedó un rato en silencio observando el rostro de incredulidad de los elfos. Relichó y se paró en dos patas antes de continuar – "Galahad dile a los demás que se preparen para partir. Haldir tú llevarás a Legolas. Luthany deja de llorar y encárgate de Zullian. Yo le explicaré a Gimli lo que ocurre…por cierto necesitaré que alguién lo lleve en su caballo. La parihuela sale sobrando en estos momentos." - Para su satisfacción, los tres salieron corriendo y cumplieron en poco tiempo con sus instrucciones.
Cuando todos estuvieron listos, Aislynn se dispuso a hacer un encantamiento. Con su cuerno dibujo un círculo en el aire y dando tres golpes en el suelo, entonó:
Vientos del tiempo, reúnanse a nuestro alrededor
Abran el portal que nos permita llegar
a nuestro amado Hogar.
Aceleren nuestro viaje, y acorten la jornada
Permitan que hoy sea mañana
El aire rugió y formó un túnel de luz plateada. Aislynn fue la primera en entrar. Los jinetes azuzaron a sus corceles, los cuales se precipitaron detrás del unicornio. Gimli iba montando junto con Tasarion y se sentía como un bulto que rebotaba de aquí para allá. Era incómodo viajar en esas condiciones. Su movilidad no había regresado y parecía muñeco de madera. Sus ojos se abrieron desmesuradamente, cuando arrivaron ante un enorme paderón de piedra natural. Un río corría por delante y una fina cascada caía desde lo alto. Aislynn alzó su cuerno y el agua se desplegó como cortina. Una puerta de piedra gris hizo su aparición. Estaba tallada con runas que se entrecruzaban y formaban diferentes figuras. En el centro se podía ver el dibujo de dos unicornios sosteniendo con sus patas una estrella de ocho picos. Aislynn susurró unas palabras y la puerta se abrió suave y silenciosamente. Pasaron por un túnel iluminado con esferas de cristal, que flotaban en el interior y llegaron a un valle amplio, el cual atravesaron rápidamente. En la distancia se podía apreciar Imarillian ( La ciudad de Nuravar ). El estrépito con que entraron interrumpió el descanso de los habitantes. Las lámparas se encendieron en lo alto de los enormes Mithrilyrn ( árboles de plata ) y algunos murmullos cruzaron de talan en talan.
A Gimli le pareció familiar el lugar - "Muy parecido a Caras Galadon" – Pensó- Luego su atención se desvió hacia el final del camino donde se dibujaba la silueta de un palacio sobre una colina.
Galahad se adelantó y habló con los guardias que custodiaban la entrada. Al poco tiempo apareció el Rey Galenor y su esposa, los cuales se asustaron al ver a su hija en tan mal estado. Las preguntas surgieron pero el tiempo apremiaba. Haldir explicó rápidamente lo ocurrido. Instalaron a Zullian y a Legolas en cuartos separados y al poco tiempo una doncella les llevó el té de hojas de Mithrilorn, la cura para la gripe de Sníthering…
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Desde hacía una semana, los habitantes de Mirkwood, habían notado el ajetreo que se vivía dentro del Palacio. Día y noche era un ir y venir de elfos cargando bultos con provisiones, preparando equipajes, enviando y recibiendo mensajes, alistando caballos, etc. Algo importante estaba ocurriendo, pero se mantenía en el más estricto secreto.
En el Salón del Trono, Neldor ( Neldorin para sus amigos ) observaba en silencio los movimientos de su tío. Sus ojos verdes brillaban con curiosidad mientras escuchaba la conversación.
"Si escogéis esta ruta, llegaréis a vuestro destino en tres o cuatro meses" – Dijo un consejero.
"¿Qué?" – Gritó Thranduil – "Eso es demasiado"
"Pero su Majestad, así evitaréis el ataque de los orcos que andan dispersos por esas regiones y…."
"Su Alteza" – Interrumpió un sirviente – "Acaban de llegar dos caballeros. Dicen que traen un mensaje importante para usted"
"Pronto, hacedlos pasar" – Ordenó otro consejero
Dos elfos vestidos de verde oscuro y portando el emblema de unicornio, se presentaron ante Thranduil y lo saludaron con reverencias. - "Su Majestad". – Dijo uno de ellos – " Nuestro Rey nos ha encomendado serviros de guía y escoger a vuestra escolta real"
"Perfecto" – Dijo Thranduil con una sonrisa en los labios – "Galenor siempre piensa en todo". - Les pidió a los caballeros que se acercaran y les tendió un listado. Por horas estuvieron entrevistando elfos y escogiendo a los mejores. Luego se dedicaron a estudiar mapas, leer manuscritos y revisar que todo estuviera en orden.
Neldor estaba impaciente. Deseaba que su tío se quedara sólo para poder sacarle alguna información. Estaba decidido a permanecer allí hasta descubrir el misterio. Por fin se le presentó la oportunidad. Caminando hacia Thranduil, preguntó – "¿Puedo ayudaros en algo?
"¡Neldorin, hijo mío!" – Exclamó el Rey – "Pensé que me encontraba solo."
"Perdonadme si os he interrumpido"
"No hijo, para nada. Acércate y ayúdame a arreglar este desorden"
Neldor sonrió y se dedicó a recoger y enrollar los pergaminos que se encontraban desperdigados por el suelo. Con diplomacia inició su interrogatorio - "¿Tío, vaís a salir de viaje?"
"Sí. Tengo asuntos muy importantes por resolver" Respondió Thranduil
"¿Se podría saber qué asuntos?" – Preguntó Neldor, tras una pausa.
"¡Válgame hijo! ¿A qué vienen tantas preguntas?"
"Es que habéis estado actuando muy raro ultimamente…bueno, desde que Legolas se marchó, para ser exactos"
El Rey suspiró antes de hablar – "Hoy estoy de buen humor y te confiaré un secreto. Prométeme que no se lo dirás a nadie…en especial a las doncellas del reino" – Neldor dejó a un lado los pergaminos y llevándose la mano al corazón, prometió solemnemente. Este gesto causó gracia en Thranduil, el cual continuó – "Bien, desde antes que el insensato de Legolas desobedeciera mis órdenes y se uniera a esa Comunidad, hicimos un pacto. Al regresar del Concilio, debería elegir esposa. Le advertí que si no lo hacía yo mismo elegiría por el…" – Aquí el semblante le cambió y somatando una mesa dijo, como hablando consigo mismo – "Y acaso cumplió…¡NO!… el muy rebelde prefirió enfrascarse en una misión suicida" – Caminó de un lado para otro ante la mirada de susto de su sobrino, el cuál sabía lo terrible que era el Rey cuando se enfadaba.
"Por favor tío, no te enojes. Ya sabemos que Legolas está sano y salvo. Mithrandir te envió un mensaje con las águilas"
"¿Sano y salvo?… Ja, recorriendo mundo con un ¡ENANO!" – La voz de Thranduil resonaba por todo el recinto – "¡Qué horror!. Cada vez que lo pienso me da coraje. Ay, no sé lo que ocurre con mi hijo." – Suspiró - "¡Legolas, Legolas eres mi orgullo y también mi dolor de cabeza.! Tal vez si Isilmë viviera, todo sería distinto..." – Neldor puso su mano en el hombro de su tío, para recordarle que no estaba solo. - "Creo que me estoy saliendo del tema ¿cierto?" – Dijo el Rey, recuperando la calma – "Bueno, como te iba diciendo… no tuve necesidad de escogerle esposa. Mi amigo Galenor, Rey de Nuravar, me ofreció la mano de su hija, Zullian Nuvardariel. Hace un año arreglamos el compromiso. Por esa razón debo viajar, para afinar algunos detalles y fijar la fecha de la boda"
"¡La Princesa Rebelde!" – Exclamó Neldor, pensando en voz alta - "Pocos son los afortunados, que han visto semejante belleza" - Acercándose más a su tío y hablando en voz baja preguntó – "¿Crees que Legolas acepte casarse con ella?"
"Deberá casarse." – Dijo Thranduil – "No le voy a pedir su opinión. Ya le he dado varias oportunidades, pero él no se interesa por ninguna doncella."
"Ay, tío. Tú sabes que Legolas tiene más corazón para la aventura que para el romance." – Se burló Neldor
"De todas maneras, veremos si otro corazón rebelde es capaz de conquistarlo" – Dijo Thranduil
"¿Un alma gemela?…Eso será muy interesante…" - Rió Neldor – "Ahora, ya comprendo por qué tanto misterio y cuidado al escoger a tus acompañantes. Sólo los puros de corazón pueden entrar al Reino de Nuravar….- Se quedó pensativo por un momento y luego formuló otra pregunta – " Tío…. ¿Puedo acompañarte?"
"Dudo que permitan el acceso, a un diablillo travieso como tú" – Dijo Thranduil, viendo con una sonrisa el puchero que su sobrino estaba haciendo – "Ay, Neldorin. ¿Cuándo madurarás? Ya tienes 2,500 años y es hora que dejes de comportarte como un elfo pequeño…Creo que Legolas te ha influenciado bastante….- Le palmeó la espalda y continuó – "Estoy bromeando hijo, no me mires con esos ojos de tristeza. Si te dejo aquí es porque necesito que te encargues de cuidar el reino en mi ausencia." - La expresión de Neldor cambió para satisfacción de su tío – " Y hablando de matrimonios…¿No habrá por allí alguna doncella que te interese?"
"Tío, no me digas que te estás dedicando a casamentero." Bromeó Neldor
"¿Qué dices?" – Dijo el Rey frunciendo el ceño. Era obvio que no le había gustado el comentario de su sobrino.
Neldorin salió corriendo antes que Thranduil se pusiera más furioso. Una sonrisa traviesa iluminó su rostro. - "Ya quiero ver la cara que pone Legolas cuando se entere del compromiso. Ah, cómo me voy a divertir… Si regresa antes que mi tío, lo voy a atormentar." – Pensó
Al día siguiente, Thranduil partió hacia Nuravar acompañado por una escolta de 30 elfos, entre ellos sus principales consejeros. El viaje duró aproximadamente un mes y no hubo mayores complicaciones en el camino, excepto por el ataque de pequeños grupos de orcos, los cuales eran vencidos por los diestros arqueros del Bosque Negro. A finales de septiembre llegaron a Fangorn. Uno de los guías se adelantó para informar a Galenor sobre la llegada de Thranduil. El Rey de Nuravar salió a su encuentro y lo escoltó a Imarillian. Durante el trayecto se pusieron al tanto de las últimas novedades acontecidas en ambos reinos, pero el tema principal lo ocupó Legolas y Zullian.
"¿Los dos se conocieron?" – Preguntó Thranduil
"Sí. Cuando mi hija estaba huyendo." – Respondió Galenor – "El enano me ha contado algunas cosas. No es tan antipático después de todo. Además, él unió a nuestros hijos…de cierta manera."
"No lo sé…" – Dijo Thranduil – "….esa amistad no me convence, pero si entró a Nuravar, eso significa que tiene buen corazón…"
Al cabo de dos días llegaron al Palacio. Lo primero que solicitó Thranduil, fue que lo llevaran donde estaba Legolas. – "Me preocupa que esté enfermo." – Dijo - "Nunca pensé que unas flores fueran tan dañinas y el asunto del espíritu que se apoderó de él, no me gusta nada. Tengo muchas dudas al respecto"
"Yo también las tengo, amigo mío"- Dijo Galenor – "Galahad y los otros no me ha contado todo lo que saben. Sospecho que Zullian y tu hijo guardan un secreto"
Los reyes solicitaron hablar con Eriol, el elfo encargado de las curaciones y éste les informó que tanto el Príncipe como la Princesa, habían sido dados de alta esa misma mañana. – "El reposo de una semana y el remedio de Mithrilorn, fueron efectivos para su recuperación" – Explicó – "El unicornio Aislynn, también donó uno de sus cabellos mágicos para mezclarlos con la pócima." – Después de una pausa dijo – "Seguidme por favor y os llevaré con ellos"
Los tres subieron por una amplia escalinata de mármol. Al llegar al segundo nivel, cruzaron dos largos corredores que conducían a la habitación del Príncipe. La puerta estaba entreabierta y hasta afuera se podían escuchar muchas risas y voces. La que más sobresalía era la de Gimli.
Dejad de jugar como chiquillos traviesos" – Dijo Haldir con tono de enfado – "Esto no es divertido"
"Arrgggggggg" – Gritó Gimli – "Me las váis a pagar…a la una, a las dos y a las tres"
"¡Ay!" – Exclamó Luthany – "Creo que me tragué una pluma."
"Tú será mi próxima víctima" – Rió Legolas
"Eso es lo que tú crees" – Dijo Zullian
"Hmm… parece que se están divirtiendo" – Dijo Thranduil – "¿Crees que tu hija y mi hijo se lleven bien?
"Ahora mismo lo descubriremos" – Sonrió Galenor, guiñando un ojo – "Prepárate para sorprenderlos"
Suavemente, empujaron la puerta y se toparon con una lluvia de plumas de ganso, que flotaban por todos lados. Dos cojines salieron volando como proyectiles y fueron a dar en el estómago de los recién llegados, los cuales se pusieron furiosos.
"¡LEGOLAS!" – Gritó Thranduil
"¡ZULLIAN!" – Vociferó Galenor
Todos en la habitación palidecieron. Nadie hizo el intento por moverse o hablar. El silencio era tan grande que se podía escuchar el zumbido de una mosca…
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