Capítulo 9 .- Laurelyn

Cuando llegué a mi habitación (una hora después que la fiesta hubiese empezado) encontré encima de mi cama uno de esos trajes tan formales y mortalmente aburridos. Arrugué la nariz en un gesto de desaprobación.

Entonces vi que también había una nota de Legolas

"Póntelo sin protestar, que ya estoy viendo tu cara de desaprobación mirando la ropa"

Miré otra vez el traje.. ¿Era absolutamente necesario?

Con un suspiro de resignación lo cogí

Un rato después, al salir de mi habitación me sentía como un payaso. Nunca me había gustado vestirme así...

Entré en el salón que ya estaba lleno de gente.. Llegaba tarde.. ¡Genial! Estaba seguro que en cuanto me viera Legolas me soltaría el discurso acerca de que llegar tarde a una fiesta a la que habías sido invitado especialmente era de muy mala educación.

Al entrar vi a Legolas en un rincón, estaba con Eowyn, dos hombres y otra chica que estaba de espaldas.

Me acerqué esperando que a Legolas no le diera por darme el discurso con toda esa gente presente.

- ¡Nandor! – exclamó al verme - ¿Dónde estabas?

- Umm... Estaba muy cansado y me quedé profundamente dormido debajo de un árbol... hacía un sol demasiado agradable - mentí

- En este caso te perdono. Mira, éste es Faramir esposo de Eowyn, y los hermanos de Eowyn; Éomer y Laurelyn.

Cuando me giré de cara a la chica a la que Legolas había presentado como Laurelyn me quedé de piedra: era la misma chica de antes, la del pequeño juego con las espadas. Lo que ahora ya no vestía esas ropas de hombre; se las había cambiado por un lindo vestido azul con adornos plateados digno de cualquier princesa, y también se había recogido su melena castaña (antes ondeante al viento) en un complicado recogido que le daba un aire muy femenino.

Vi que ella también se sorprendía al verme y que después de la expresión de sorpresa iba apareciendo una expresión de terror.

- Así que la dama Laurelyn se parece a usted – le dije a Eowyn

- ¡Oh no! En absoluto! – exclamó Eowyn – A Laurelyn no le gustan nada las batallas y todo esto, lo cual es una suerte. Al rey Théoden nunca le gustó eso. A mi me lo permitió, pero a ella se lo prohibió totalmente

- Pero... – empecé yo

- Pero a mi no me importa en absoluto! – me cortó Laurelyn – La sola idea de coger una espada me da pánico.

La miré extrañado, sin acabar de comprender, pero luego fue como si una luz se encendiera en mi cabeza (cosa que pocas veces ocurre en mi...). Lo vi todo claro: Eowyn y Laurelyn habían crecido juntas y las dos habían visto como Éomer empezaba a ser educado como un guerrero y ellas como damas. Poco a poco lo que hacía Éomer les fue pareciendo más y más interesante, y por eso insistieron mucho en que querían aprender las mismas cosas que él, pero el rey Théoden, que estaba a cargo de las dos, sólo se lo permitió a Eowyn, por ser la mayor de las dos. Laurelyn, entonces, tuvo que aprender a escondidas y delante de la otra gente hacer ver que todo lo relacionado con batallas y armas le horrorizaba.

Así que decidí no hacer ningún comentario. Vi como Laurelyn se relajaba al ver que yo no decía nada más

-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:- :-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-

Como ya he dicho en otras ocasiones, las fiestas y los bailes me aburren en exceso, por lo que decidí salir a tomar un poco el aire.

- ¿Te importa que te acompañe?

Me giré y descubrí que Laurelyn me había seguido.

- No, no me importa – respondí con indiferencia

Caminamos en silencio hasta que ella se decidió a hablar

- Gracias por no decir nada a Eowyn respecto a lo que viste esta tarde

- Podía haberlo echo, sin embargo – contesté yo

- Entonces yo le habría contado a tu amigo Legolas que simplemente llegaste tarde porque te olvidaste completamente de la fiesta – respondió ella

- No hubieras sido capaz – dije tranquilamente

- Te aconsejo que no me pongas a prueba... – dijo ella con la mirada amenazante

La miré unos momentos sin decir nada. Simplemente me fascinaba su carácter

- ¿Qué miras tan fijamente? – preguntó ella con tono enojado - ¿Es que tengo algo raro en la cara?

- Estaba pensando que no parece que sepas lo que es comportarte como una dama... Lo mínimo que podrías hacer es tratar de usted a un invitado – dije con una sonrisa burlona

- Nunca me ha gustado la idea de ser una dama – contestó ella frunciendo el ceño – Pero la verdad es que tu tampoco pareces saber muy bien como se comportan los elfos a pesar de ser uno. Los elfos nunca dicen lo que piensan, se lo guardan todo, no hacen comentarios sarcásticos, no hablan con una completa desconocida con familiaridad...

- ¿Ahora resultarás ser una experta en elfos? – pregunté molesto – Pero resulta que yo acepto que soy diferente a los demás elfos. Es así y no puedo cambiarlo.

- ¿Pues sabes qué? Que yo prefiero a los elfos normales, porque tu eres insoportable – contestó ella.

- ¿Te crees que hablar contigo es muy agradable? Podría estar haciendo montones de cosas mejores en este momento – dije aún molesto por sus comentarios

- Pues ya te libro de esto tan desagradable. Te busqué para darte las gracias y ya te las he dado – Laurelyn me saludó dándome la mano

- Y también me has insultado

- Bueno, creo que te lo merecías

Nos quedamos unos momentos mirándonos fijamente.

- Creí que te ibas – dije yo al fin

- Y me voy – Laurelyn volvió a entrar en la casa.

Al poco rato entré yo también. Divisé a Legolas en un rincón, solo, cruzado de brazos. Me acerqué a él.

- Te lo estás pasando en grande ¿eh? – le dije sarcásticamente

- Sabes que no me gustan las multitudes – contestó él con una débil sonrisa - ¿Dónde estabas tu?

- Ampliando mi vida social – contesté yo sin pensar

- ¿A quien le has estado dando la lata ya? – me preguntó sin comprender

- Oye... ¿tu crees que soy insoportable? – le pregunté a Legolas sin responder a su pregunta.

- Por supuesto que no! ¿De donde has sacado esto?

- Pero cuando me conociste lo pensaste ¿verdad?

- Nandor... Cuando nos conocimos ni yo te soportaba a ti, ni tu a mi...

- ¿Pero lo pensaste o no?

- Si.

- ¿Doy esa impresión si no se me conoce bien? – empezaba a desesperarme

- Quizá si... Pero creo que es todo culpa de esa manía tuya de molestar siempre a uno u otro... ¿Pero a que diablos viene todo esto?

- Nada, nada... Que me voy a dormir

Y mientras iba hacia mi habitación me di cuenta que lo que debía hacer a partir de aquel día era molestar a Laurelyn. Normalmente mi víctima favorita era Legolas, pero como llevaba ya tantos cientos de años haciendo lo mismo, él ya había aprendido a ignorar mis comentarios. Por eso me tenía que buscar a una nueva víctima. Y en ese momento me pareció tan absurdamente obvio que fuese Laurelyn que casi me reí de no haber caído en esto antes.

-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:- :-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-

Ahí está otro!!!! ¿Qué os ha parecido? Mmm... no es muy largo, pero el próximo prometo que si que lo va a ser!!!! Algo especial en el próximo.... Ah! Y este fic pronto llegará a su fin, pero ya tengo preparada su continuación... jejeje, no os vais a librar de mi tan fácilmente...

Dejen reviews please!!!!

-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:- :-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-