Capítulo 10 .- Problemas...
En los días que siguieron muy a menudo pensaba que lo peor que había echo había sido darle mis ideas a Legolas sobre como podríamos mejorar Ithilien, porqué anduve tan ocupado a partir de ese día que con tenía casi ni tiempo para hacer lo que más me gustaba después de molestar a la gente, o sea, hacer el vago. Pero aún con tanto trabajo, al menos una vez al día tenía tiempo de buscar a Laurelyn y decirle los comentarios desagradables que me había estado preparando durante el día. La verdad es que habíamos establecido una especie de rutina. Normalmente yo la molestaba con algún comentario sobre su falta de "esencia femenina" y ella, aunque lo de haber llegado a la fiesta por haberme distraído ya no venía al caso, a diario encontraba algo que yo había echo mal... Ese día ya era muy tarde cuando Legolas consideró que ya habíamos trabajado lo suficiente. Así que yo ya tomé el camino del bosquecillo donde por regla general ella paseaba por las noches.
- Que vaya bien la cita - me dijo Legolas con una sonrisa burlona en el rostro
- ¿De que hablas? - pregunté yo confuso
- Vamos! ¿Te crees que estoy ciego? Cada día vas a ese bosque para encontrarte con la dama Laurelyn
- No es lo que tu crees! - dije yo - Sólo voy a molestarla!
- Si que te tomas molestias sólo para molestar a alguien...
- Vamos Legolas! Sabes que me encanta molestar a todo el mundo!
- Nandor... No me lo creo. En el fondo te gusta Laurelyn. ¿Por qué sino ibas a estar todo el día pensando en lo que le vas a decir cuando la veas y luego de un duro día de trabajo, en vez de irte a dormir como harías normalmente te vas a buscarla?
- ¿Cómo sabes que me paso el día pensando en lo que le diré? - empezaba a replantearme el poder élfico de Legolas
- ¿Te crees que a estas alturas me puedes esconder algo? - preguntó él de nuevo con una sonrisa
Yo lo miré unos momentos. Luego me marché sin decir nada más. Pero a medio camino del bosque me detuve. ¿Y si Legolas tenía razón? Fue un acto inconsciente y automático el que dejara de caminar hacia el bosque y cambiara de dirección para volver a la casa que Eowyn y Faramir nos habían dado a Legolas y a mi.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó Legolas sorprendido al verme entrar
- Hoy no iré a ver a Laurelyn, para que veas que no tengo ninguna cita con ella y que menos me gusta. - dije mostrándome ofendido y sentándome en la mesa
Legolas me miró con una sonrisa y luego volvió a entrar en su habitación.
- Eowyn nos invita a cenar hoy. Celebran el primer cumpleaños de su hijo Barahir - oí que decía
Entré en la habitación para oírlo mejor
- No me apetece ir - contesté tumbándome encima de mi cama y observando como Legolas decidía que ropa se iba a poner
- ¿Te acuerdas de lo que te conté acerca de la mala educación?
- Me da igual si el no ir a esa cena es de mala educación o no, además nunca he entendido esa manía de los mortales a celebrar cada maldito año que cumplen - respondí yo
- Nandor, no te voy a volver a pedir que vengas. Me vas a hacer quedar mal incluso a mi y creí que te gustaba jugar con el pequeño Barahir
- Pues si que me gusta, pero hoy no estoy de humor - respondí sin mucho entusiasmo
- ¿Te tienes que poner de mal humor sólo porque no has visto a Laurelyn? Eso tiene fácil arreglo. Seguro que ella está en la cena también
- No estoy de mal humor porqué no la he visto, y además, no me importa que esté ella en la cena, no iría ni que estuviera la mismísima dama Galadriel
Legolas me arrojó algo encima de la cara.
- Yo me voy ahora. No tardes mucho
Cuando oí que cerraba la puerta me quité lo que me había tirado, y descubrí que era otro traje para mi Con un suspiro de resignación me lo puse, preguntándome porqué siempre acababa haciendo lo que él quería. Muy poco rato después ya estaba entrando en el enorme comedor. Había una mesa muy larga con todo de gente que no conocía alrededor. Vi que Legolas me hacía una seña Me dejé caer en la silla de su lado intentando poner la peor cada de aburrimiento que había puesto nunca.
- Me alegra de que hayas cambiado de opinión - me dijo él
Le respondí con una especie de gruñido
Casi al instante trajeron la comida y pudimos empezar a comer. Fue entonces cuando divisé a Laurelyn, con un vestido de un tono violeta muy claro al fondo de todo de la mesa. Con su tenedor iba dando vueltas al único trozo de fruta que tenía en el plato, y tenía cara de querer empezar a llorar de un momento a otro. Intenté hacer algún movimiento para llamar su atención, pero antes de que pudiera siquiera levantar yo una mano, ella se levantó y se marchó corriendo. Otra vez en un acto totalmente automático me levanté yo también y me marché detrás de ella, por eso no pude ver a Legolas que me siguió con la mirada con una sonrisa burlona en los labios.
Encontré a Laurelyn sentada debajo de un árbol llorando, me acerqué a ella.
- ¿Estás bien? - le pregunté
- Si
- ¿Seguro? - volví a preguntar
- Si
- ¿Algún problema que no sepas solucionar? - aventuré
- No
Suspiré, harto de obtener sólo monosílabos como respuesta. Opté por una solución
- Creí que sólo lloraban las damas
Ella me miró con los ojos enrojecidos por el llanto
- Hoy no tengo humor para tonterías, Nandor. Márchate
Me senté a su lado.
- Sólo te he dicho eso para conseguir que me dijeras algo que no fuera un si o un no
Vi como una temblorosa sonrisa se formaba en sus labios, pero no dijo nada, y después de unos minutos de silencio me decidí a volver a hablar:
- Creo que Legolas me dijo una vez que siempre era bueno contar tus problemas a alguien más. No te lo digo para que me los cuentes a mi, pero podrías ir a buscar alguna amiga tuya y contárselo a ella
Estas palabras produjeron un efecto impresionante en Laurelyn, que no entendí hasta más tarde. La chica se echó a llorar desconsoladamente. Yo la miré unos momentos sin saber muy bien que hacer, pero, otra vez inconscientemente, la abracé. Ella hundió la cara en mi hombro y noté como las lágrimas empezaban a mojarme la ropa, pero no le di importancia. Poco a poco noté que se iba calmando, hasta que al fin se decidió a hablar
- ¿No decían que la era de los elfos ya había llegado a su fin y que ahora empezaba la de los hombres mortales?
La miré sin entender muy bien de que hablaba.
- Entonces... ¿por qué lo que haga o deje de hacer una elfa puede afectarme tanto? - Laurelyn levantó la vista y pude ver la rabia reflejada en sus ojos. Casi daba miedo
- ¿Qué es lo que ha pasado? - pregunté
Ella me miró directamente a los ojos, con una mirada de desconcierto
- ¿De verdad que te importa? - preguntó
- Pues claro que me importa! - exclamé
- Como que siempre me decías cosas desagradables pensé que no podías ni verme... que yo te caía mal.... - dijo con un hilillo de voz
- No es porqué me cayeses mal. Legolas es mi mejor amigo y siempre le hago lo mismo también. Es sólo mi forma de ser - intenté explicarlo de una manera que Laurelyn pudiera entenderlo.
Entonces, por primera vez me atreví a mirarla directamente a los ojos también, y entonces, sin razón aparente me vinieron unas enormes ganas de besarla. Se la veía tan indefensa y tan tierna a la vez... Sin darme cuenta me fui acercando poco a poco..
- ¡Laurelyn! ¡Que guapo es tu amigo! - oí que gritaba una voz femenina cerca de ahí
Y a partir de eso todo pasó muy deprisa. En un momento una elfa de largos cabellos dorados se abalanzó sobre mí y me besó. Yo me quedé completamente asombrado y sin saber que hacer exactamente. Luego una voz grave que no entendí que decía, la elfa que se apartaba bruscamente de mi, alguien que me levantaba bruscamente del suelo agarrándome por la camisa y descubrir que era un elfo muy corpulento que hacía dos como yo. Antes que tuviera tiempo de decir nada vi un puño que venía directamente hacia mi cara, noté un dolor agudo y un extraño calor alrededor del ojo, algo contundente me golpeó en la cabeza y luego todo se oscureció....
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Me incorporé con dificultad. Me sorprendió encontrarme en mi cama. Al momento me llevé una mano a la cabeza: me dolía muchísimo....
- Por Elbereth... Como me duele la cabeza... - murmuré
Entonces vi a Legolas, sentado cerca de ahí, leyendo atentamente un libro.
- ¿Estás bien? - me preguntó sin levantar la vista
- No - dije con mal humor
- Me gustaría saber porque siempre te metes en estos líos.... - dijo Legolas
- Y a mi me gustaría saber que hay en ese libro que sea tan importante como para no levantarte y venir a ver como me encuentro - repliqué yo
- Es un libro con el origen de muchos nombres. Acabo de encontrar de donde vienen el de Laurelyn ¿quieres que te lo lea?
- No
Pero claro, Legolas no me hizo ni el más mínimo caso
- Viene del nombre Laurelin, que significa canción del oro, y era el nombre del más joven de los Dos Árboles de Valinor. Sus hojas eran de color verde claro y estaban ribeteadas de oro, sus flores tenían forma de cuerno de un amarillo brillante y su rocío era una lluvia dorada. - leyó
- Este libro está equivocado. Yo te diré lo que significa Laurelyn. Ese nombre significa problemas - dije yo levantándome de la cama
- Pues cuando ella te trajo aquí parecía muy preocupada... - dijo Legolas
- ¿Ella me trajo aquí? - no conseguía recordar nada
- Y me dijo que la fueras a ver en cuanto te recuperases - añadió él con una sonrisa
- ¿Pero que pasó?
- Ella te lo podrá decir mejor que yo
Y así me encaminé hacia donde Legolas me había indicado que la podía encontrar. Pero entonces, a medio camino las imágenes de lo que había pasado se fueron sucediendo en mi mente.... Y una de ellas me dejó completamente helado.... ¿¡Había intentado besar a Laurelyn?!
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En los días que siguieron muy a menudo pensaba que lo peor que había echo había sido darle mis ideas a Legolas sobre como podríamos mejorar Ithilien, porqué anduve tan ocupado a partir de ese día que con tenía casi ni tiempo para hacer lo que más me gustaba después de molestar a la gente, o sea, hacer el vago. Pero aún con tanto trabajo, al menos una vez al día tenía tiempo de buscar a Laurelyn y decirle los comentarios desagradables que me había estado preparando durante el día. La verdad es que habíamos establecido una especie de rutina. Normalmente yo la molestaba con algún comentario sobre su falta de "esencia femenina" y ella, aunque lo de haber llegado a la fiesta por haberme distraído ya no venía al caso, a diario encontraba algo que yo había echo mal... Ese día ya era muy tarde cuando Legolas consideró que ya habíamos trabajado lo suficiente. Así que yo ya tomé el camino del bosquecillo donde por regla general ella paseaba por las noches.
- Que vaya bien la cita - me dijo Legolas con una sonrisa burlona en el rostro
- ¿De que hablas? - pregunté yo confuso
- Vamos! ¿Te crees que estoy ciego? Cada día vas a ese bosque para encontrarte con la dama Laurelyn
- No es lo que tu crees! - dije yo - Sólo voy a molestarla!
- Si que te tomas molestias sólo para molestar a alguien...
- Vamos Legolas! Sabes que me encanta molestar a todo el mundo!
- Nandor... No me lo creo. En el fondo te gusta Laurelyn. ¿Por qué sino ibas a estar todo el día pensando en lo que le vas a decir cuando la veas y luego de un duro día de trabajo, en vez de irte a dormir como harías normalmente te vas a buscarla?
- ¿Cómo sabes que me paso el día pensando en lo que le diré? - empezaba a replantearme el poder élfico de Legolas
- ¿Te crees que a estas alturas me puedes esconder algo? - preguntó él de nuevo con una sonrisa
Yo lo miré unos momentos. Luego me marché sin decir nada más. Pero a medio camino del bosque me detuve. ¿Y si Legolas tenía razón? Fue un acto inconsciente y automático el que dejara de caminar hacia el bosque y cambiara de dirección para volver a la casa que Eowyn y Faramir nos habían dado a Legolas y a mi.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó Legolas sorprendido al verme entrar
- Hoy no iré a ver a Laurelyn, para que veas que no tengo ninguna cita con ella y que menos me gusta. - dije mostrándome ofendido y sentándome en la mesa
Legolas me miró con una sonrisa y luego volvió a entrar en su habitación.
- Eowyn nos invita a cenar hoy. Celebran el primer cumpleaños de su hijo Barahir - oí que decía
Entré en la habitación para oírlo mejor
- No me apetece ir - contesté tumbándome encima de mi cama y observando como Legolas decidía que ropa se iba a poner
- ¿Te acuerdas de lo que te conté acerca de la mala educación?
- Me da igual si el no ir a esa cena es de mala educación o no, además nunca he entendido esa manía de los mortales a celebrar cada maldito año que cumplen - respondí yo
- Nandor, no te voy a volver a pedir que vengas. Me vas a hacer quedar mal incluso a mi y creí que te gustaba jugar con el pequeño Barahir
- Pues si que me gusta, pero hoy no estoy de humor - respondí sin mucho entusiasmo
- ¿Te tienes que poner de mal humor sólo porque no has visto a Laurelyn? Eso tiene fácil arreglo. Seguro que ella está en la cena también
- No estoy de mal humor porqué no la he visto, y además, no me importa que esté ella en la cena, no iría ni que estuviera la mismísima dama Galadriel
Legolas me arrojó algo encima de la cara.
- Yo me voy ahora. No tardes mucho
Cuando oí que cerraba la puerta me quité lo que me había tirado, y descubrí que era otro traje para mi Con un suspiro de resignación me lo puse, preguntándome porqué siempre acababa haciendo lo que él quería. Muy poco rato después ya estaba entrando en el enorme comedor. Había una mesa muy larga con todo de gente que no conocía alrededor. Vi que Legolas me hacía una seña Me dejé caer en la silla de su lado intentando poner la peor cada de aburrimiento que había puesto nunca.
- Me alegra de que hayas cambiado de opinión - me dijo él
Le respondí con una especie de gruñido
Casi al instante trajeron la comida y pudimos empezar a comer. Fue entonces cuando divisé a Laurelyn, con un vestido de un tono violeta muy claro al fondo de todo de la mesa. Con su tenedor iba dando vueltas al único trozo de fruta que tenía en el plato, y tenía cara de querer empezar a llorar de un momento a otro. Intenté hacer algún movimiento para llamar su atención, pero antes de que pudiera siquiera levantar yo una mano, ella se levantó y se marchó corriendo. Otra vez en un acto totalmente automático me levanté yo también y me marché detrás de ella, por eso no pude ver a Legolas que me siguió con la mirada con una sonrisa burlona en los labios.
Encontré a Laurelyn sentada debajo de un árbol llorando, me acerqué a ella.
- ¿Estás bien? - le pregunté
- Si
- ¿Seguro? - volví a preguntar
- Si
- ¿Algún problema que no sepas solucionar? - aventuré
- No
Suspiré, harto de obtener sólo monosílabos como respuesta. Opté por una solución
- Creí que sólo lloraban las damas
Ella me miró con los ojos enrojecidos por el llanto
- Hoy no tengo humor para tonterías, Nandor. Márchate
Me senté a su lado.
- Sólo te he dicho eso para conseguir que me dijeras algo que no fuera un si o un no
Vi como una temblorosa sonrisa se formaba en sus labios, pero no dijo nada, y después de unos minutos de silencio me decidí a volver a hablar:
- Creo que Legolas me dijo una vez que siempre era bueno contar tus problemas a alguien más. No te lo digo para que me los cuentes a mi, pero podrías ir a buscar alguna amiga tuya y contárselo a ella
Estas palabras produjeron un efecto impresionante en Laurelyn, que no entendí hasta más tarde. La chica se echó a llorar desconsoladamente. Yo la miré unos momentos sin saber muy bien que hacer, pero, otra vez inconscientemente, la abracé. Ella hundió la cara en mi hombro y noté como las lágrimas empezaban a mojarme la ropa, pero no le di importancia. Poco a poco noté que se iba calmando, hasta que al fin se decidió a hablar
- ¿No decían que la era de los elfos ya había llegado a su fin y que ahora empezaba la de los hombres mortales?
La miré sin entender muy bien de que hablaba.
- Entonces... ¿por qué lo que haga o deje de hacer una elfa puede afectarme tanto? - Laurelyn levantó la vista y pude ver la rabia reflejada en sus ojos. Casi daba miedo
- ¿Qué es lo que ha pasado? - pregunté
Ella me miró directamente a los ojos, con una mirada de desconcierto
- ¿De verdad que te importa? - preguntó
- Pues claro que me importa! - exclamé
- Como que siempre me decías cosas desagradables pensé que no podías ni verme... que yo te caía mal.... - dijo con un hilillo de voz
- No es porqué me cayeses mal. Legolas es mi mejor amigo y siempre le hago lo mismo también. Es sólo mi forma de ser - intenté explicarlo de una manera que Laurelyn pudiera entenderlo.
Entonces, por primera vez me atreví a mirarla directamente a los ojos también, y entonces, sin razón aparente me vinieron unas enormes ganas de besarla. Se la veía tan indefensa y tan tierna a la vez... Sin darme cuenta me fui acercando poco a poco..
- ¡Laurelyn! ¡Que guapo es tu amigo! - oí que gritaba una voz femenina cerca de ahí
Y a partir de eso todo pasó muy deprisa. En un momento una elfa de largos cabellos dorados se abalanzó sobre mí y me besó. Yo me quedé completamente asombrado y sin saber que hacer exactamente. Luego una voz grave que no entendí que decía, la elfa que se apartaba bruscamente de mi, alguien que me levantaba bruscamente del suelo agarrándome por la camisa y descubrir que era un elfo muy corpulento que hacía dos como yo. Antes que tuviera tiempo de decir nada vi un puño que venía directamente hacia mi cara, noté un dolor agudo y un extraño calor alrededor del ojo, algo contundente me golpeó en la cabeza y luego todo se oscureció....
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Me incorporé con dificultad. Me sorprendió encontrarme en mi cama. Al momento me llevé una mano a la cabeza: me dolía muchísimo....
- Por Elbereth... Como me duele la cabeza... - murmuré
Entonces vi a Legolas, sentado cerca de ahí, leyendo atentamente un libro.
- ¿Estás bien? - me preguntó sin levantar la vista
- No - dije con mal humor
- Me gustaría saber porque siempre te metes en estos líos.... - dijo Legolas
- Y a mi me gustaría saber que hay en ese libro que sea tan importante como para no levantarte y venir a ver como me encuentro - repliqué yo
- Es un libro con el origen de muchos nombres. Acabo de encontrar de donde vienen el de Laurelyn ¿quieres que te lo lea?
- No
Pero claro, Legolas no me hizo ni el más mínimo caso
- Viene del nombre Laurelin, que significa canción del oro, y era el nombre del más joven de los Dos Árboles de Valinor. Sus hojas eran de color verde claro y estaban ribeteadas de oro, sus flores tenían forma de cuerno de un amarillo brillante y su rocío era una lluvia dorada. - leyó
- Este libro está equivocado. Yo te diré lo que significa Laurelyn. Ese nombre significa problemas - dije yo levantándome de la cama
- Pues cuando ella te trajo aquí parecía muy preocupada... - dijo Legolas
- ¿Ella me trajo aquí? - no conseguía recordar nada
- Y me dijo que la fueras a ver en cuanto te recuperases - añadió él con una sonrisa
- ¿Pero que pasó?
- Ella te lo podrá decir mejor que yo
Y así me encaminé hacia donde Legolas me había indicado que la podía encontrar. Pero entonces, a medio camino las imágenes de lo que había pasado se fueron sucediendo en mi mente.... Y una de ellas me dejó completamente helado.... ¿¡Había intentado besar a Laurelyn?!
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