Cabalgamos bajo la lluvia
Nota de Artanis: Mi primer fic en Fanfiction.net!!! Estoy tratando de llenar espacios en mi escritura, mis fics son siempre de acción/aventura, pero no tengo mucha experiencia en este género u_u. Esta historia es, o trata de ser, muy triste, no todas tienen un final feliz. Es producto de un dÃa que andaba depresivamente depresiva, yo soy asà y no me culpen, además lo empecé a escribir de noche, como a las 1:45 Am. Esta enmarcado en el periodo de tiempo entre la llegada de los últimos elfos al Reino Bendecido, en plenitud de su gloria, antes de la destrucción de los Arboles de Valinor. Temo que para entender bien mi fic tendrán que haber leÃdo el Silmarillon. Este fic está inspirado en otros de esta misma página, que hablan de personajes conocidos cuando eran pequeños y todo eso (no se preocupen, chicas sólo inspirado, el tema es diferente) quiero que vayan descubriendo de a poco quien es el protagonista (aunque presiento que no les gustará buaaa!! soy una incomprendida)
PD: Más que un fic en capÃtulos, esta es una historia larga (más de lo que yo querrÃa) asà que no me voy a interponer entre ustedes y ella hasta el final. Intenten seguir mi ritmo de escritura please!
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El dÃa era gris, las nubes negras opacaban la luz diurna de Laurelin, el árbol dorado. CorrÃa una brisa, que mecÃa la hierba siempre verde de Valinor. El paisaje era hermoso, pero un poco sombrÃo. El niño se estremeció, sentÃa frÃo. La suave brisa se convertÃa en viento y él estaba solo, fuera de las caballerizas. No demostraba tener más de siete años solares, según el cálculo de los mortales, quienes no despertaban aún, pero habÃa vivido mucho más que cualquiera de ustedes. Sus cabellos eran oscuros y los traÃa recogidos en una coleta, costumbre no muy común entre los eldar, un mechón le caÃa sobre los ojos, que eran negros y demostraban sagacidad, pero también mostraban que la llama de su espÃritu aún no lo consumÃa, el peso de los recuerdos aún era ligero. En la mano derecha sostenÃa las riendas de dos caballos nobles. Una ráfaga de viento tiró de su capa de plata, y le revolvió el cabello, ahora soplaba con más fuerza.
Todo sea por la expedición- dijo el niño, mirando las nubes- espero que papá llegue pronto.
Miraba hacia el horizonte, un relámpago manchó el cielo, dándole a todo un áureo color. Volteó y divisó, lejana, la figura de su padre. TraÃa puesto un atuendo de caza y su rubia cabeza estaba escondida bajo una capucha. Avanzaba dando grandes zancadas, con las manos en los bolsillos.
Un trueno desgarró el silencio matutino en que se encontraba Tirion. Uno de los caballos, asustado, tiró fuertemente de las riendas, lanzando al niño al suelo. Con una agilidad extraordinaria se levantó y sin temor se acercó al caballo encabritado.
Quildë, Lomëlion, quildë *tranquilo, Lomëlion, tranquilo- dijo el pequerño, acariciándole el costado.
El caballo obedeció a esa clara voz de inmediato, aunque de seguro, nunca la habÃa escuchado. Su padre estaba a unos cuatro pasos de él observando la escena.
Anda luumello! * Cuánto tiempo! - pensó decir el niño, irónicamente, pero el rostro afable de su padre, hizo esbozar en su rostro una dulce sonrisa y de sus labios sólo brotó un -Alassea Ree, atar. *Buenos dÃas, padre.
Aiya, hinya * Hola ,hijo mÃo- respondió el elfo, quitándose la capucha- Hermoso corcel, ¿No crees?
Hermoso en verdad- dijo el niño y al mismo tiempo el caballo le acercaba el hocico a la cara
Es un regalo de Inwë de los Vanyar, a los elfos de Tirion y Alqualondë.- Dijo el padre, en cuclillas, intentando ponerle una capa gruesa al pequeño- Es mas bien un reto. Nadie en Valimar logró acercársele y no respondÃa a nombre alguno. Pero ahora, acabo de ver a mi pequeño hijo calmarlo y llamarle Lomëlion. Serás un gran jinete algún dÃa.
¿Puedo montarlo yo, atar?
No lo creo, el potro vuelve a la caballeriza, usaremos otro caballo.
Por favor, atarincë *papito. No me sucederá nada- dijo el niño con su mejor sonrisa.
No es por eso, hÃna *hijo, es el caballo el que me preocuparÃa, en ese caso.- después de pensarlo un rato dijo- Está bien, pero no lo agobies demasiado.
El elfo subió al otro caballo y se alejó por el campo vacÃo. El niño trepó al lomo del caballo negro, con dificultad y en un momento habÃa desaparecido como su padre.
Nota de Artanis: Mi primer fic en Fanfiction.net!!! Estoy tratando de llenar espacios en mi escritura, mis fics son siempre de acción/aventura, pero no tengo mucha experiencia en este género u_u. Esta historia es, o trata de ser, muy triste, no todas tienen un final feliz. Es producto de un dÃa que andaba depresivamente depresiva, yo soy asà y no me culpen, además lo empecé a escribir de noche, como a las 1:45 Am. Esta enmarcado en el periodo de tiempo entre la llegada de los últimos elfos al Reino Bendecido, en plenitud de su gloria, antes de la destrucción de los Arboles de Valinor. Temo que para entender bien mi fic tendrán que haber leÃdo el Silmarillon. Este fic está inspirado en otros de esta misma página, que hablan de personajes conocidos cuando eran pequeños y todo eso (no se preocupen, chicas sólo inspirado, el tema es diferente) quiero que vayan descubriendo de a poco quien es el protagonista (aunque presiento que no les gustará buaaa!! soy una incomprendida)
PD: Más que un fic en capÃtulos, esta es una historia larga (más de lo que yo querrÃa) asà que no me voy a interponer entre ustedes y ella hasta el final. Intenten seguir mi ritmo de escritura please!
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El dÃa era gris, las nubes negras opacaban la luz diurna de Laurelin, el árbol dorado. CorrÃa una brisa, que mecÃa la hierba siempre verde de Valinor. El paisaje era hermoso, pero un poco sombrÃo. El niño se estremeció, sentÃa frÃo. La suave brisa se convertÃa en viento y él estaba solo, fuera de las caballerizas. No demostraba tener más de siete años solares, según el cálculo de los mortales, quienes no despertaban aún, pero habÃa vivido mucho más que cualquiera de ustedes. Sus cabellos eran oscuros y los traÃa recogidos en una coleta, costumbre no muy común entre los eldar, un mechón le caÃa sobre los ojos, que eran negros y demostraban sagacidad, pero también mostraban que la llama de su espÃritu aún no lo consumÃa, el peso de los recuerdos aún era ligero. En la mano derecha sostenÃa las riendas de dos caballos nobles. Una ráfaga de viento tiró de su capa de plata, y le revolvió el cabello, ahora soplaba con más fuerza.
Todo sea por la expedición- dijo el niño, mirando las nubes- espero que papá llegue pronto.
Miraba hacia el horizonte, un relámpago manchó el cielo, dándole a todo un áureo color. Volteó y divisó, lejana, la figura de su padre. TraÃa puesto un atuendo de caza y su rubia cabeza estaba escondida bajo una capucha. Avanzaba dando grandes zancadas, con las manos en los bolsillos.
Un trueno desgarró el silencio matutino en que se encontraba Tirion. Uno de los caballos, asustado, tiró fuertemente de las riendas, lanzando al niño al suelo. Con una agilidad extraordinaria se levantó y sin temor se acercó al caballo encabritado.
Quildë, Lomëlion, quildë *tranquilo, Lomëlion, tranquilo- dijo el pequerño, acariciándole el costado.
El caballo obedeció a esa clara voz de inmediato, aunque de seguro, nunca la habÃa escuchado. Su padre estaba a unos cuatro pasos de él observando la escena.
Anda luumello! * Cuánto tiempo! - pensó decir el niño, irónicamente, pero el rostro afable de su padre, hizo esbozar en su rostro una dulce sonrisa y de sus labios sólo brotó un -Alassea Ree, atar. *Buenos dÃas, padre.
Aiya, hinya * Hola ,hijo mÃo- respondió el elfo, quitándose la capucha- Hermoso corcel, ¿No crees?
Hermoso en verdad- dijo el niño y al mismo tiempo el caballo le acercaba el hocico a la cara
Es un regalo de Inwë de los Vanyar, a los elfos de Tirion y Alqualondë.- Dijo el padre, en cuclillas, intentando ponerle una capa gruesa al pequeño- Es mas bien un reto. Nadie en Valimar logró acercársele y no respondÃa a nombre alguno. Pero ahora, acabo de ver a mi pequeño hijo calmarlo y llamarle Lomëlion. Serás un gran jinete algún dÃa.
¿Puedo montarlo yo, atar?
No lo creo, el potro vuelve a la caballeriza, usaremos otro caballo.
Por favor, atarincë *papito. No me sucederá nada- dijo el niño con su mejor sonrisa.
No es por eso, hÃna *hijo, es el caballo el que me preocuparÃa, en ese caso.- después de pensarlo un rato dijo- Está bien, pero no lo agobies demasiado.
El elfo subió al otro caballo y se alejó por el campo vacÃo. El niño trepó al lomo del caballo negro, con dificultad y en un momento habÃa desaparecido como su padre.
