Parte 6
Yo de nuevo
La habitación era amplia y acogedora. PoseÃa dos ventanas: Una miraba hacia el Occidente, por donde una dulce luz entraba, era la hora en la cual Laurelin y Telperion mezclaban su brillo y esplendor. Desde la otra se abrÃa en un balcón, desde él podÃa apreciarse toda la ciudad. Los elfos salÃan de sus casas para disfrutar la paz del atardecer. Gracias a la altura en la que se encontraba construida la cuidad, podÃa verse desde ahÃ, Alqualondë, el puerto de los cisnes. Los Teleri, elfos del último grupo, lo habÃan bautizado de esa forma en recuerdo de su tardÃa, pero gloriosa, llegada a la tierra Bendecida. Los barcos se mecÃan suavemente al compás de las olas del mar. Las cortinas ondeaban, traslúcidas y casi imperceptibles a la vista. En el interior, el fuego danzaba en la chimenea. Un joven criado avivaba las llamas. Los dos señores observaban, uno de pie junto a la ventana oriente, el otro sentado el un solio, al centro de la habitación. Su rostro reflejaba preocupación.
- Puedes marcharte ya, Pityon- dijo Olwë al criado que esperaba nuevas ordenes, junto a la puerta - tu señor está distraÃdo esta tarde, demorará en contestarte.
El joven no se movió de su sitio.
- Ah, perdona Pityon, puedes retirarte a tu casa- dijo Finwë, saliendo de sus pensamientos.- Y toma, llévale esto a tu madre- Sacó una bolsita de entre los pliegues de su capa.
- No, señor, suficiente paga es el honor de haberle servido hoy- dicho esto hizo una reverencia y se marchó, dejando al rey con un gesto de desaprobación.
- Que orgullosos sois los Noldor! Pensé que sólo vosotros, los de la realeza, erais asÃ, pero ahora veo que lo es todo el pueblo- dijo Olwë, sacándole a Finwë una silenciosa negación con la cabeza. Cambió de tema- Desde hace años que no venÃa a Tirion y debo reconocer que cada dÃa aumenta su esplendor. DeberÃas invitarme más seguido!
- Bien sabes que eres bienvenido cuando gustes. Eres tú el ingrato que se olvida de los viejos amigos. Y de Tirion no tienes nada que envidiar, Alqualondë y tu gente también se alzan en belleza. Hace tiempo, antes de vuestra llegada, la alternativa de unir nuestros pueblos venÃa continuamente a mi mente, pero ahora veo que es mejor asÃ. Tu pueblo ha alcanzado una paz inmaculada, que no mantendrÃa si estuviera junto al mÃo.
- Cuando llegamos a Aman, las viejas rencillas entre las distintas casas desaparecieron. Desde entonces nuestros cantos han sido siempre de alegrÃa y júbilo, sin nunca dejar de recordar a los que quedaron al otro lado del mar, elevando también lamentos y ruegos- Dijo Olwë, la pérdida de su hermano Elwë Sincollo, Elu Thingol en una lengua aún extraña, habÃa sido dura tanto para él, como para su pueblo. Pero si él hubiera conocido el grandioso destino de Elwë, a quien Mandos no acogÃa aún en sus salones, seguramente habrÃa dominado sus ansias de conocer la luz de Valinor y volver a ver a viejos amigos, como Finwë - Pero vosotros los Noldor no os deleitáis con la música como nosotros, los Teleri. En cambio, tenéis conocimientos y habilidades que los mÃos ni siquiera imaginan y son sólo superados por Aulë. Tu gente es un pueblo sabio, y ese es un gran don.
Finwë sonrió como respuesta. El silencio se hizo de nuevo. Sólo se escuchaba el murmullo del viento que jugaba a través de las cortinas y el chasquido de la madera que se consumÃa lentamente en la chimenea. El rey Noldo estaba inmóvil, meditabundo, sumergido en sus pensamientos, seguramente proyectando alguna de sus responsabilidades. Olwë se impacientaba. Su amigo habÃa permanecido asà largo tiempo antes que llegara el criado a cumplir su tarea, ahora volvÃa a adoptar esa mirada dubitativa, que utilizaba cuando tenÃa algún problema. Fue cuando recordó.
- Volverá, no te preocupes- dijo de pronto, sobresaltando a Finwë- tardará un poco, pero lo hará.
- A que te refieres?
- Bien sabes de quien hablo. Curufinwë, tu hijo, no está en Tirion. No es cierto? 'No está aquÃ, el ambiente es liviano y tranquilo'- Esto último no lo dijo en voz alta.
- No, no se encuentra en la ciudad- dijo Finwë, decidido a no contarle nada de lo que habÃa sucedido.
- No puedes fingir indiferencia. Te conozco desde que ambos éramos unos jóvenes incautos. Esos trucos no sirven conmigo
- Me tratas como a un niño!- el comentario habÃa cambiado el rostro del Noldo, pero la pose de Olwë hizo estallar la risa en Finwë, una risa deliciosa, sincera, sin trabas. Ambos reyes volvieron a ser niños por un momento. Pasada la agitación agregó:
- Te importa Curufinwë, lo sé.
- Por supuesto que me importa, es mi hijo, no?- La mirada se hizo grave. Se levantó de su asiento y se dirigió hacia la ventana, donde se encontraba su amigo.- Él es toda mi familia. Perdió la vista en la pradera. Su hijo no debÃa andar lejos. - Me preocupa. Tomó una decisión sin mi consentimiento y esperaba mi apoyo. QuerÃa marchar con Oromë hacia las costas desconocidas. DiscutÃamos, me irrité y le grité que se fuera. No pudo cumplir mejor la orden.
- Y no te aflijas por ello. Todos cometemos errores. No deberÃas cargar con toda la culpa. Tu hijo no es la vÃctima. Él cometió la falta.
- Pero, es normal que un joven pase tanto tiempo lejos de casa, sin extrañarla y volver?.
- Cuanto tiempo lleva en el campo?
- Setenta y cinco dÃas, y medio, para ser exactos.
- Bueno, es bastante. Pero, ya lo conoces.
- Que quieres decir con eso?
- Curufinwë es, como decirlo, pues es bastante obstinado, cuando tiene un propósito en mente. 'Cómo decirle a tu mejor amigo que su hijo es un malcriado?'- pensó.
- Es decidido y enérgico, firme, si hablamos de convicción. CaracterÃsticas de un gobernante.
- No lo dudo. Pero también es intransigente y exaltado 'y caprichoso', creo que MÃriel presagió todo esto, por algo lo nombró Fëanáro.
- Si, tienes razón. Aunque no puedes negar que es sutil de mente, me atrevo a decir que es el más hábil de Tirion. Las pocas creaciones que me ha mostrado son maravillosas, a los ojos de un Vanya, Noldo, o Telerin.
- Pero eso no le sirve de nada, él nunca se detiene a pensar si lo que hace le agrada a los demás, o si lo que hace esta bien o mal. Recuerdas lo que sucedió el año pasado, en las fiestas de verano?
Un vergonzoso incidente habÃa ocurrido en esa fecha. Se celebraba en Tirion un banquete para los elfos que despertaron en Cuiviénen y los que habÃan nacido en Beleriand. Los jóvenes Noldor fueron invitados a Alqualondë donde tuvieron su propia celebración con los Teleri nacidos en Valinor. La fiesta fue todo éxito, pero se abrieron demasiadas botellas de Mirúvorë entre los nobles de ambas casas. Todo culminó con la expulsión de Fëanor y sus amigos, prohibiendo, los mayores, otras celebraciones de este estilo hasta que cada uno de los implicados cumpliera más edad.
- Pensé que ya no habÃa resentimientos, pero no he visto al joven Vanwë desde ese dÃa.
- No los hay entre nosotros, mi hijo no desea encontrarse con el tuyo, podrÃa echársele encima de nuevo.
- Pero él comenzó la riña, no lo recuerdas? Insultó a Fëanáro y bueno... este lo golpeó.
- El problema se podrÃa haber solucionado sin llegar a los golpes. Además, tu hijo le quebró un brazo al mÃo.
- Y el tuyo le hizo un corte en la mejilla al mÃo, afortunadamente sanaron bien y hoy no queda huella de esas heridas, excepto el rencor.
- Sigo pensando que tu hijo es demasiado libre.
- Nunca se es demasiado libre, siempre estamos sujetos a algo, de por vida. La libertad es una de las cosas que los quendi no tendremos nunca completamente.
- Tú ganas, libre no era la palabra adecuada, pero sabes a lo que me refiero, como siempre.
Los dos callaron súbitamente. Alguien golpeaba la puerta.
- Alassea ree, Aran Meletyalda *Buenos dÃas, su majestad- dijo un elfo, interrumpiendo en la quietud de la sala, sin fijarse en Olwë- los centinelas vieron a Lomëlion, el corcel bruno, venir desde el bosque al sur de la ciudad hace un momento, cundunya *mi prÃncipe no estaba con él.
Finwë suspiró y con la palma de la mano puesta en la frente, dijo:
- Gracias Anissar, continúen vigilando. Cómo está el caballo?- preguntó intentando disimular su ansiedad.
- Intentaban detenerlo, para dejarlo en las caballerizas, cuando me dirigÃa hacia acá. Señor, hay algo más, uno de los guardias logró sacarle una bolsa que tenÃa amarrada en el lomo.
- Si Anissar, yo mandé a atar ese paquete, esta mañana.
- Y yo mismo lo hice, como usted ordenó- contestó el elfo dispuesto a continuar- En él encontramos todo lo que contenÃa... y un "mensaje"- enfatizó esto último.
- En verdad? Pues traedmelo inmediatamente.
Anissar desapareció tras la puerta, hablaba en el pasillo con una mujer. Ella se negaba a entrar. Por fin cedió y ambos cruzaron el umbral. En lo que pareció una amplia reverencia, la joven criada extendió en el suelo una tela. La sirvienta se retiró rápidamente, después de ver los ojos de desconcierto del rey. A los pies de este estaba lo que en un pasado cercano habÃa sido una camisa blanca, fina y elegante, las mangas bordadas con hilos dorados, en ellas redondos botones de plata. HabÃa sido una hermosa camisa, esa mañana. Ahora rasgada y sucia, pisadas lucÃa en vez de destellos. El color carmÃn de algún fruto silvestre la teñÃa.
Ai, I quellë sará enwino aran
Ah, la amarga derrota del anciano rey
Man ahyanë? Vintane i canwa?
Que cambió? La orden se desvaneció?
Tira i leuco atanon raicar quettar
Vigila las torcidas palabras del padre de la vÃbora
Namarië Olwë, enomentuvalve mi mindo, atar!
Adiós Olwë, nos vemos en la torre, padre!
Nadie habló. El rostro de Finwë habÃa perdido el color. En el exterior ya no se oÃan las risas ni los cantos de los niños que jugaban en la calle. Por un momento toda Tirion estuvo en silencio, la brisa dejó de soplar en la ventana, la leña dejó de crepitar, agonizantemente. Todo calló, como esperando la sentencia de un juez. Al menos Olwë mantenÃa una sonrisa en sus labios. Anissar bajó la vista. El rey por fin habló.
- No debió haberlo hecho. Perdónale, amigo.
- No hay problema. Mi hijo también lo llama de muchas formas- dijo el tererin, el tono mordaz del mensaje no lo habÃa dañado en lo absoluto.
- Y yo que pensaba que los prejuicios se habÃan olvidado entre ellos. No lo entiendo. Que mal le causé, amigo? Nada. Sólo envié ese paquete, no quise darle alguna molestia. Si no le hubiera enviado vestimenta adecuada...
- No te preocupes más, tómalo todo como una nota humorÃstica. Y quizá sà le causaste molestia. Lo has herido en su orgullo, ignorándole por todo este último tiempo. Esta es su reacción ante ese hecho, y a mi parecer ha quedado muy mal parado. Cuando se sepa todo en la velada de esta noche...
- No Olwë, por favor. No menciones esto a nadie, no deseo quitarle protagonismo a los bardos y a sus historias. Cuento con tu discreción?
- Claro que la tienes, fue una mala broma.
- Joven insensato, por supuesto que lo veré en la torre! Anissar, dile a los guardias que abandonen la búsqueda.- Los ojos del centinela brillaron ante esta gran decisión, rápidamente corrió al pasillo. Después, Finwë, moviéndose hacia la puerta, dijo- Acompáñame Olwë, admirarás la belleza de Tirion, aunque la hora dulce haya acabado.
- Lo haré encantado, pero antes dime ¿Cómo supo tu hijo de mi estadÃa en la ciudad?
- No lo sabÃa
La amplia puerta de madera se cerró a su paso.
_________________________________________________________________________
Concluye la parte 6. En este no aparece en ningún momento Fëanor. El tema central de este capÃtulo y el pasado es el mismo, esta vez visto desde el otro lado. Finwë es un buen padre, y no demuestra ser duro, no es exigente ni nada. Después sabrán porque Fëanor lo considera asÃ. Mi escritura sufre un cambio rotundo. Utilice la mayor parte del tiempo diálogos, habÃa perdido la costumbre. No se preocupen volveré a mi fuerte, las descripciones. El comportamiento de Fëanor su debe a que es todavÃa muy joven, al menos para el resto de los elfos.
Y yo pensaba que era la única que se sentÃa atraÃda por la personalidad de este Noldo!! Al parecer Gala me comprende a la perfección. Gracias a todas por sus Reviews! Me alegro muchÃsimo cada vez que paso por aquà y los leo... y releo... y vuelvo a leer (todos necesitamos subirnos el ánimo algunos dÃas ; )
PD: Si Tolkien resucitara, volverÃa a morir si lee el Quenya de este capÃtulo. Descanse en paz, maestro, hago lo mejor que puedo.
Los nombres:
Pityon: El criado de Finwë (inventado por mÃ) Es la traducción, según las raÃces etimológicas, del nombre Pablo. Sólo se me ocurrió meter a un Pablo en la historia. Pablo viene del latÃn Paulus, que significa "pequeño" Las palabras en Quenya para "pequeño" son titta o pitya. Los adjetivos acabados en -a pueden ser transformados a nombres masculinos cambiando el final por -on (Ejemplo: Saura - Sauron) Los nombres masculinos correspondientes son Titton y Pityon.
Vanwë: Hijo de Olwë (inventado) Al principio lo puse porque sonaba bien. Después le busqué un significado coherente y apareció el adjetivo vanwa que significa perdido, ido, nunca más tenido, desaparecido : S Lo dejé porque termina en -wë, que quiere decir persona, una gran cantidad nombres de elfos (varones) tienen ese sufijo.
Anissar: Guardia de las puertas de Tiron (también inventado)Después de la sorpresa que me llevé al ver que Vanwë tenÃa significado, no seguà averiguando : ) por lo menos "suena" élfico.
Namarië
Yo de nuevo
La habitación era amplia y acogedora. PoseÃa dos ventanas: Una miraba hacia el Occidente, por donde una dulce luz entraba, era la hora en la cual Laurelin y Telperion mezclaban su brillo y esplendor. Desde la otra se abrÃa en un balcón, desde él podÃa apreciarse toda la ciudad. Los elfos salÃan de sus casas para disfrutar la paz del atardecer. Gracias a la altura en la que se encontraba construida la cuidad, podÃa verse desde ahÃ, Alqualondë, el puerto de los cisnes. Los Teleri, elfos del último grupo, lo habÃan bautizado de esa forma en recuerdo de su tardÃa, pero gloriosa, llegada a la tierra Bendecida. Los barcos se mecÃan suavemente al compás de las olas del mar. Las cortinas ondeaban, traslúcidas y casi imperceptibles a la vista. En el interior, el fuego danzaba en la chimenea. Un joven criado avivaba las llamas. Los dos señores observaban, uno de pie junto a la ventana oriente, el otro sentado el un solio, al centro de la habitación. Su rostro reflejaba preocupación.
- Puedes marcharte ya, Pityon- dijo Olwë al criado que esperaba nuevas ordenes, junto a la puerta - tu señor está distraÃdo esta tarde, demorará en contestarte.
El joven no se movió de su sitio.
- Ah, perdona Pityon, puedes retirarte a tu casa- dijo Finwë, saliendo de sus pensamientos.- Y toma, llévale esto a tu madre- Sacó una bolsita de entre los pliegues de su capa.
- No, señor, suficiente paga es el honor de haberle servido hoy- dicho esto hizo una reverencia y se marchó, dejando al rey con un gesto de desaprobación.
- Que orgullosos sois los Noldor! Pensé que sólo vosotros, los de la realeza, erais asÃ, pero ahora veo que lo es todo el pueblo- dijo Olwë, sacándole a Finwë una silenciosa negación con la cabeza. Cambió de tema- Desde hace años que no venÃa a Tirion y debo reconocer que cada dÃa aumenta su esplendor. DeberÃas invitarme más seguido!
- Bien sabes que eres bienvenido cuando gustes. Eres tú el ingrato que se olvida de los viejos amigos. Y de Tirion no tienes nada que envidiar, Alqualondë y tu gente también se alzan en belleza. Hace tiempo, antes de vuestra llegada, la alternativa de unir nuestros pueblos venÃa continuamente a mi mente, pero ahora veo que es mejor asÃ. Tu pueblo ha alcanzado una paz inmaculada, que no mantendrÃa si estuviera junto al mÃo.
- Cuando llegamos a Aman, las viejas rencillas entre las distintas casas desaparecieron. Desde entonces nuestros cantos han sido siempre de alegrÃa y júbilo, sin nunca dejar de recordar a los que quedaron al otro lado del mar, elevando también lamentos y ruegos- Dijo Olwë, la pérdida de su hermano Elwë Sincollo, Elu Thingol en una lengua aún extraña, habÃa sido dura tanto para él, como para su pueblo. Pero si él hubiera conocido el grandioso destino de Elwë, a quien Mandos no acogÃa aún en sus salones, seguramente habrÃa dominado sus ansias de conocer la luz de Valinor y volver a ver a viejos amigos, como Finwë - Pero vosotros los Noldor no os deleitáis con la música como nosotros, los Teleri. En cambio, tenéis conocimientos y habilidades que los mÃos ni siquiera imaginan y son sólo superados por Aulë. Tu gente es un pueblo sabio, y ese es un gran don.
Finwë sonrió como respuesta. El silencio se hizo de nuevo. Sólo se escuchaba el murmullo del viento que jugaba a través de las cortinas y el chasquido de la madera que se consumÃa lentamente en la chimenea. El rey Noldo estaba inmóvil, meditabundo, sumergido en sus pensamientos, seguramente proyectando alguna de sus responsabilidades. Olwë se impacientaba. Su amigo habÃa permanecido asà largo tiempo antes que llegara el criado a cumplir su tarea, ahora volvÃa a adoptar esa mirada dubitativa, que utilizaba cuando tenÃa algún problema. Fue cuando recordó.
- Volverá, no te preocupes- dijo de pronto, sobresaltando a Finwë- tardará un poco, pero lo hará.
- A que te refieres?
- Bien sabes de quien hablo. Curufinwë, tu hijo, no está en Tirion. No es cierto? 'No está aquÃ, el ambiente es liviano y tranquilo'- Esto último no lo dijo en voz alta.
- No, no se encuentra en la ciudad- dijo Finwë, decidido a no contarle nada de lo que habÃa sucedido.
- No puedes fingir indiferencia. Te conozco desde que ambos éramos unos jóvenes incautos. Esos trucos no sirven conmigo
- Me tratas como a un niño!- el comentario habÃa cambiado el rostro del Noldo, pero la pose de Olwë hizo estallar la risa en Finwë, una risa deliciosa, sincera, sin trabas. Ambos reyes volvieron a ser niños por un momento. Pasada la agitación agregó:
- Te importa Curufinwë, lo sé.
- Por supuesto que me importa, es mi hijo, no?- La mirada se hizo grave. Se levantó de su asiento y se dirigió hacia la ventana, donde se encontraba su amigo.- Él es toda mi familia. Perdió la vista en la pradera. Su hijo no debÃa andar lejos. - Me preocupa. Tomó una decisión sin mi consentimiento y esperaba mi apoyo. QuerÃa marchar con Oromë hacia las costas desconocidas. DiscutÃamos, me irrité y le grité que se fuera. No pudo cumplir mejor la orden.
- Y no te aflijas por ello. Todos cometemos errores. No deberÃas cargar con toda la culpa. Tu hijo no es la vÃctima. Él cometió la falta.
- Pero, es normal que un joven pase tanto tiempo lejos de casa, sin extrañarla y volver?.
- Cuanto tiempo lleva en el campo?
- Setenta y cinco dÃas, y medio, para ser exactos.
- Bueno, es bastante. Pero, ya lo conoces.
- Que quieres decir con eso?
- Curufinwë es, como decirlo, pues es bastante obstinado, cuando tiene un propósito en mente. 'Cómo decirle a tu mejor amigo que su hijo es un malcriado?'- pensó.
- Es decidido y enérgico, firme, si hablamos de convicción. CaracterÃsticas de un gobernante.
- No lo dudo. Pero también es intransigente y exaltado 'y caprichoso', creo que MÃriel presagió todo esto, por algo lo nombró Fëanáro.
- Si, tienes razón. Aunque no puedes negar que es sutil de mente, me atrevo a decir que es el más hábil de Tirion. Las pocas creaciones que me ha mostrado son maravillosas, a los ojos de un Vanya, Noldo, o Telerin.
- Pero eso no le sirve de nada, él nunca se detiene a pensar si lo que hace le agrada a los demás, o si lo que hace esta bien o mal. Recuerdas lo que sucedió el año pasado, en las fiestas de verano?
Un vergonzoso incidente habÃa ocurrido en esa fecha. Se celebraba en Tirion un banquete para los elfos que despertaron en Cuiviénen y los que habÃan nacido en Beleriand. Los jóvenes Noldor fueron invitados a Alqualondë donde tuvieron su propia celebración con los Teleri nacidos en Valinor. La fiesta fue todo éxito, pero se abrieron demasiadas botellas de Mirúvorë entre los nobles de ambas casas. Todo culminó con la expulsión de Fëanor y sus amigos, prohibiendo, los mayores, otras celebraciones de este estilo hasta que cada uno de los implicados cumpliera más edad.
- Pensé que ya no habÃa resentimientos, pero no he visto al joven Vanwë desde ese dÃa.
- No los hay entre nosotros, mi hijo no desea encontrarse con el tuyo, podrÃa echársele encima de nuevo.
- Pero él comenzó la riña, no lo recuerdas? Insultó a Fëanáro y bueno... este lo golpeó.
- El problema se podrÃa haber solucionado sin llegar a los golpes. Además, tu hijo le quebró un brazo al mÃo.
- Y el tuyo le hizo un corte en la mejilla al mÃo, afortunadamente sanaron bien y hoy no queda huella de esas heridas, excepto el rencor.
- Sigo pensando que tu hijo es demasiado libre.
- Nunca se es demasiado libre, siempre estamos sujetos a algo, de por vida. La libertad es una de las cosas que los quendi no tendremos nunca completamente.
- Tú ganas, libre no era la palabra adecuada, pero sabes a lo que me refiero, como siempre.
Los dos callaron súbitamente. Alguien golpeaba la puerta.
- Alassea ree, Aran Meletyalda *Buenos dÃas, su majestad- dijo un elfo, interrumpiendo en la quietud de la sala, sin fijarse en Olwë- los centinelas vieron a Lomëlion, el corcel bruno, venir desde el bosque al sur de la ciudad hace un momento, cundunya *mi prÃncipe no estaba con él.
Finwë suspiró y con la palma de la mano puesta en la frente, dijo:
- Gracias Anissar, continúen vigilando. Cómo está el caballo?- preguntó intentando disimular su ansiedad.
- Intentaban detenerlo, para dejarlo en las caballerizas, cuando me dirigÃa hacia acá. Señor, hay algo más, uno de los guardias logró sacarle una bolsa que tenÃa amarrada en el lomo.
- Si Anissar, yo mandé a atar ese paquete, esta mañana.
- Y yo mismo lo hice, como usted ordenó- contestó el elfo dispuesto a continuar- En él encontramos todo lo que contenÃa... y un "mensaje"- enfatizó esto último.
- En verdad? Pues traedmelo inmediatamente.
Anissar desapareció tras la puerta, hablaba en el pasillo con una mujer. Ella se negaba a entrar. Por fin cedió y ambos cruzaron el umbral. En lo que pareció una amplia reverencia, la joven criada extendió en el suelo una tela. La sirvienta se retiró rápidamente, después de ver los ojos de desconcierto del rey. A los pies de este estaba lo que en un pasado cercano habÃa sido una camisa blanca, fina y elegante, las mangas bordadas con hilos dorados, en ellas redondos botones de plata. HabÃa sido una hermosa camisa, esa mañana. Ahora rasgada y sucia, pisadas lucÃa en vez de destellos. El color carmÃn de algún fruto silvestre la teñÃa.
Ai, I quellë sará enwino aran
Ah, la amarga derrota del anciano rey
Man ahyanë? Vintane i canwa?
Que cambió? La orden se desvaneció?
Tira i leuco atanon raicar quettar
Vigila las torcidas palabras del padre de la vÃbora
Namarië Olwë, enomentuvalve mi mindo, atar!
Adiós Olwë, nos vemos en la torre, padre!
Nadie habló. El rostro de Finwë habÃa perdido el color. En el exterior ya no se oÃan las risas ni los cantos de los niños que jugaban en la calle. Por un momento toda Tirion estuvo en silencio, la brisa dejó de soplar en la ventana, la leña dejó de crepitar, agonizantemente. Todo calló, como esperando la sentencia de un juez. Al menos Olwë mantenÃa una sonrisa en sus labios. Anissar bajó la vista. El rey por fin habló.
- No debió haberlo hecho. Perdónale, amigo.
- No hay problema. Mi hijo también lo llama de muchas formas- dijo el tererin, el tono mordaz del mensaje no lo habÃa dañado en lo absoluto.
- Y yo que pensaba que los prejuicios se habÃan olvidado entre ellos. No lo entiendo. Que mal le causé, amigo? Nada. Sólo envié ese paquete, no quise darle alguna molestia. Si no le hubiera enviado vestimenta adecuada...
- No te preocupes más, tómalo todo como una nota humorÃstica. Y quizá sà le causaste molestia. Lo has herido en su orgullo, ignorándole por todo este último tiempo. Esta es su reacción ante ese hecho, y a mi parecer ha quedado muy mal parado. Cuando se sepa todo en la velada de esta noche...
- No Olwë, por favor. No menciones esto a nadie, no deseo quitarle protagonismo a los bardos y a sus historias. Cuento con tu discreción?
- Claro que la tienes, fue una mala broma.
- Joven insensato, por supuesto que lo veré en la torre! Anissar, dile a los guardias que abandonen la búsqueda.- Los ojos del centinela brillaron ante esta gran decisión, rápidamente corrió al pasillo. Después, Finwë, moviéndose hacia la puerta, dijo- Acompáñame Olwë, admirarás la belleza de Tirion, aunque la hora dulce haya acabado.
- Lo haré encantado, pero antes dime ¿Cómo supo tu hijo de mi estadÃa en la ciudad?
- No lo sabÃa
La amplia puerta de madera se cerró a su paso.
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Concluye la parte 6. En este no aparece en ningún momento Fëanor. El tema central de este capÃtulo y el pasado es el mismo, esta vez visto desde el otro lado. Finwë es un buen padre, y no demuestra ser duro, no es exigente ni nada. Después sabrán porque Fëanor lo considera asÃ. Mi escritura sufre un cambio rotundo. Utilice la mayor parte del tiempo diálogos, habÃa perdido la costumbre. No se preocupen volveré a mi fuerte, las descripciones. El comportamiento de Fëanor su debe a que es todavÃa muy joven, al menos para el resto de los elfos.
Y yo pensaba que era la única que se sentÃa atraÃda por la personalidad de este Noldo!! Al parecer Gala me comprende a la perfección. Gracias a todas por sus Reviews! Me alegro muchÃsimo cada vez que paso por aquà y los leo... y releo... y vuelvo a leer (todos necesitamos subirnos el ánimo algunos dÃas ; )
PD: Si Tolkien resucitara, volverÃa a morir si lee el Quenya de este capÃtulo. Descanse en paz, maestro, hago lo mejor que puedo.
Los nombres:
Pityon: El criado de Finwë (inventado por mÃ) Es la traducción, según las raÃces etimológicas, del nombre Pablo. Sólo se me ocurrió meter a un Pablo en la historia. Pablo viene del latÃn Paulus, que significa "pequeño" Las palabras en Quenya para "pequeño" son titta o pitya. Los adjetivos acabados en -a pueden ser transformados a nombres masculinos cambiando el final por -on (Ejemplo: Saura - Sauron) Los nombres masculinos correspondientes son Titton y Pityon.
Vanwë: Hijo de Olwë (inventado) Al principio lo puse porque sonaba bien. Después le busqué un significado coherente y apareció el adjetivo vanwa que significa perdido, ido, nunca más tenido, desaparecido : S Lo dejé porque termina en -wë, que quiere decir persona, una gran cantidad nombres de elfos (varones) tienen ese sufijo.
Anissar: Guardia de las puertas de Tiron (también inventado)Después de la sorpresa que me llevé al ver que Vanwë tenÃa significado, no seguà averiguando : ) por lo menos "suena" élfico.
Namarië
