El último beso
A Goten le gustaba mirar las estrellas pues a veces eran buenas consejeras. Lo bueno de vivir en el monte era que podía hacerlo cualquier noche con sólo asomarse por la ventana de su habitación.
Sin embargo, aquella noche en específico su cuarto parecía quedarle chico y era sumamente asfixiante. En su cabeza rondaba la misma frase una y otra vez sin descanso y sin piedad y por más que intentaba, no podía encontrar un poco de paz.
Miró el reloj sabiendo que a esas horas de la noche su madre no se molestaría en ir a velar su sueño y partió hacia lo profundo del bosque hasta la cascada a la que solía ir con su padre y Gohan cuando era más joven.
Se recostó y observó el cielo moverse lentamente durante eternos minutos en los que intentó liberar su mente y concentrarse sólo en el cantar de los grillos, pero todo fue inútil, sobre todo cuando sintió cerca aquel ki que sin quererlo siempre lograba localizar con facilidad.
-¿De nuevo sin sueño? -Escuchó a sus espaldas y su corazón comenzó a latir frenéticamente
-Sí, ¿y tú?
-Hay algo que no deja mi cabeza
-¿Ah, sí? -respondió, más molesto que bromista- Me imagino que tienes muchos problemas con los últimos toques de tu boda.
-...No, no es eso.
Trunks Briefs se sentó a su lado mirando hacia el horizonte como si esperara el amanecer y permaneció en silencio por un par de minutos antes de continuar:
-¿En serio no irás?
-Es lo mejor. Y si soy sincero, no quiero hablar de eso.
-Pero yo sí. Goten tú eres…
-No. Ya es suficiente. No tengo humor para esto
El pelinegro se levantó rápidamente con las intenciones de volver a su casa o de huir lo más lejos posible, lo que su mente sopesara como lo más indicado.
Trunks conocía esa actitud. Desde hacía tiempo él había estado huyendo cada que intentaba hablar con él y sabía muy bien la razón.
Desde niños habían estado juntos. Habían compartido incontables aventuras y noches de juegos que su presencia se había vuelto indispensable para el otro. Más aún, habían unido sus cuerpos en una fusión que buscaban hacer a cada momento, pues para la tierna edad a la que la aprendieron, ese era el vínculo más íntimo que conocían y era la forma en que se conectaban con sus pensamientos y almas.
Habían compartido tantas cosas que ese momento, con Trunks tomando su mano para impedir que volara, dolía de lo ajeno y tenso que se sentía su agarre.
-Tenemos que hablar de esto en algún momento, Ten.
El menor de los Son apretó los dientes dolorosamente. Las palabras volvían violentamente a su mente repitiéndose sin cesar: "Goten, voy a casarme con Mai". Y entonces su corazón volvía a deshacerse en pedazos cada vez más pequeños.
-Goten…
El sonido de su nombre dicho por él de forma suplicante había sido suficiente. Goten giró con rapidez y apresó sus labios con brusquedad, pero Trunks no lo alejó. Al contrario de lo que pensó, correspondió el beso con ferocidad mientras enterraba sus dedos en el desordenado cabello oscuro de su "mejor amigo".
Sus labios no le eran desconocidos. Había sido a la edad de 14 años cuando por primera vez experimentaron el sabor del otro y desde entonces, había iniciado un emocionante juego de buscarse y esconderse sólo para poder probarse de nuevo.
A los 16 años, los besos habían quedado cortos. Sus lenguas y sus manos habían llegado más allá, explorando por primera vez el cuerpo del otro en una de sus noches cubriendo a Número 17 en su trabajo como guardabosques.
Se habían recorrido, tal como en ese momento la mano de Goten recorría la espalda de Trunks bajo su playera; Se habían probado, tal como la boca de Trunks saboreaba el cuello del otro buscando dejar su marca.
-Goten… -suspiró el de pelo lila.
-Trunks, por favor. Mañana estarás casado. Hagámoslo una última vez…
Casi como si fuera una necesidad, cada uno se deshizo de la playera del otro rápidamente y sus labios volvieron a unirse en un beso más profundo y ansioso. El pelinegro se dio el tiempo de acercarlo tomándolo de la cadera mientras su propio rostro era acunado.
Sin embargo, fuera por el choque de sus torsos ahora desnudos o por las manos exploradoras de Goten que buscaban bajar su pantalón, que Trunks se vio obligado a retroceder dándose cuenta de la situación.
-No, espera… No puedo hacerle esto a Mai.
Goten bajó la mirada, derrotado. Si le hubieran dicho que la última vez que estaría en sus brazos sería tan sólo un año atrás, habría buscado la forma de volver en el tiempo incontables veces sólo para disfrutar de sentirlo y sentirse suyo.
Sus maños empuñadas temblaban de frustración y sus lágrimas comenzaban a escurrir por sus mejillas de forma necia. Trunks se sintió miserable ante la escena. Sabía que las lágrimas de ambos serían inevitables, pero ver a alguien tan dulce y entregado llorando por un sujeto como él hacía del momento mucho más agrio de lo que había imaginado.
Limpió sus lágrimas y apoyó su frente con la de él por un largo rato mientras se tomaban de las manos. Luego lo jaló hacia el piso para recostarse a su lado y tras un par de minutos, continuó:
-¿Tú crees…? ¿Crees que se puedan amar a dos personas al mismo tiempo?
-No lo sé -respondió con tristeza y cierto nerviosismo por las palabras que pensó que vendrían
-Yo estoy seguro de que quiero a Mai, pero…
-No tienes que decirlo…
-Sí tengo. -Sentenció, girando su cabeza para poder verlo- Te amo, Goten, en verdad.
-Y yo a ti, Trunks… pero esto no puede ser, ¿verdad?
-...No. ¿Te imaginas qué dirían nuestros padres?
-¡Ja!, pondrían el grito en el cielo si lo supieran. Aun recuerdo la expresión de Vegeta cuando nos encontró tratando de escondernos en el mismo armario en el que estaba con Bulma en la fiesta de Pan hace dos años.
-¡Ay, no! ¡Qué asco!, ¿tenías que mencionarlo? Creo que tengo un trauma desde ese día.
-Oye, oye, mi casa es pequeña, yo he escuchado a mis padres. Creo que estamos en iguales condiciones.
-¡Ja, ja! Si lo dices así, creo que ya no me siento tan desafortunado.
Trunks se acercó y sostuvo sus manos con más fuerza al tiempo que recargaba sus labios sobre el hombro de Goten. El otro metió una mano a su pantalón y dudó un rato antes de sacar una pequeña caja negra.
-Trunks… Si lo de Mai y tú no funciona, ¿te casarías conmigo?
-¿Qué? -preguntó desviando la mirada hacia la caja que ahora se mostraba abierta. Dentro alcanzó a ver un anillo plateado que lo hizo incorporarse- ¡¿QUÉ?! ¿Pero cuando…?
-Lo compré hace año y medio. Estuve ahorrando un tiempo pero no es muy lujoso
-¿Por qué nunca me lo diste?
-No sabía cómo hacerlo y luego… Y luego ya estabas saliendo con Mai
-Oh…
-Siempre he tenido la duda del por qué lo hiciste. ¿Ya no eras feliz conmigo? ¿Fue por lo que pensarían nuestras familias? Porque si es así no me importaría pelear con Vegeta incluso si me matara
-No, no es eso. Sabes que Mai también me ha gustado por mucho tiempo y cuando ella me lo preguntó yo… yo…
-No te negaste
-No supe cómo hacerlo
-Me destrozaste el corazón
-Lo sé
-Pisoteaste mis esperanzas
-Ten…
-Y aún así no puedo odiarte. -Suspiró, siguiendo su ejemplo para quedar nuevamente de frente- Trunks, ¿qué dices? si no funciona, ¿te casarías conmigo?
-No.
Goten abrió los ojos, perplejo ante la respuesta.
-No eres un premio de consolación, Ten. Lo sabes. No podría casarme por despecho.
-¿Y si no fuera por despecho? - Cuestionó, guardando la caja-¿Lo harías?
-Sí. Lo haría.
-Entonces acepto mi derrota y guardaré la esperanza, aunque sea falsa. Sólo intenten no ser tan cursis en mi presencia -sonrió
-Idiota
-Trunks. ¿Puedo besarte una última vez? Sólo como despedida.
El ruido de la cascada sirvió como la banda sonora perfecta. La mano de Goten lo empujó suavemente y permaneció sobre el pecho tonificado de Trunks cuando la cercanía entre sus rostros disminuyó.
Se tomaron su tiempo, ambos explorando el olor del rostro del otro como tantas veces lo habían hecho entre risas. Acariciaron sus mejillas con las yemas de los dedos apenas rozando su piel y luego sus labios se encontraron tiernamente.
Sí, Trunks quería a Mai y siempre velaría por su bienestar y seguridad. Por eso era tan raro que únicamente con Goten sintiera que su cuerpo estaba completo.
Primero pensó que la conexión había nacido con la fusión. Que la necesidad de hacerla era por sentirse como un poderoso individuo. Sin embargo cuando lo besó por primera vez y se quedó con las mejillas ardiendo en color rojo, supo que definitivamente los sentimientos estaban involucrados.
El menor también lo había descubierto y por años, su tiempo juntos había sido el momento más feliz de sus vidas. El brillo de sus ojos, las sonrisas en sus rostros, los encuentros secretos a mitad de la noche, todo había sido perfecto en cada ocasión. Pero eso estaba acabando, tal como una vela que se extingue al paso de las horas y solamente quedarían los recuerdos de ese último beso.
Se abrazaron una vez más cuando el beso terminó y Trunks acarició el cabello oscuro de Goten tal como era su costumbre después de entregarse el uno al otro.
-Inventa una excusa creíble para no ir o todos preguntarán
-No. Te veré ahí.
-Quiero evitarte ese sufrimiento, ya entendí que no es justo
-Estaré bien. Y si esta es tu decisión, sé que serás feliz con Mai. Ella es una buena chica
-Sí, lo es
-Trunks. Después de esto, ¿conservaré a mi mejor amigo?
El millonario sonrió con dulzura pero con un deje de nostalgia en sus ojos.
-No puedo imaginar mi vida de otra forma.
-¡Jaja! Entonces tendré que conformarme… Muchas gracias por todo.
Ambos se acurrucaron nuevamente por las horas suficientes como para que el cielo comenzara a aclararse. Con el amanecer como testigo, se dieron un último abrazo, tan fuerte que parecía imposible despegarse y Trunks partió sin mirar atrás.
-Así que esto era lo que pasaba. -Escuchó de nuevo a sus espaldas, quedándose congelado
Lo vio sentarse de reojo, mirando el amanecer como él lo hacía y ofreciéndole la playera que aún seguía en el piso.
-¿Por qué no nos dijiste? Tu madre estaba muy preocupada porque habías estado actuando raro
-¡Papá! ¿Qué…? ¿Qué haces aquí? ¿Desde hace cuánto que…?
-Vegeta me contó sus sospechas. -Comenzó, invitándolo a tomar asiento con él- Me dijo que Trunks parecía dudar de su decisión. Pero él no es del tipo de personas que hablaría con Trunks de estos temas, ya sabes.
-¿Q-qué?
-El otro día me dijo que los vio besarse y me gritó que si Trunks quería eso, tendría que emparentar conmigo a la fuerza. Y luego me golpeó porque era mi culpa que mis hijos fueran guerreros de clase baja o algo así.
-¡¿NOS VIO?!...
-Sí, pero yo tenía mis dudas hasta este momento.
-¡Vegeta nos vio!
-¿Entonces? ¿Qué son exactamente?
-Nosotros… Creo que eso ya no importa. Él se casa en unas horas de todas formas.
-Ah, tienes razón. ¿Y tú? ¿Estás bien con eso?
-¡Claro! A pesar de todo es mi mejor amigo y yo sólo quiero que sea feliz.
Goku lo miró, dándole una sonrisa y agitando el cabello rebelde de su hijo.
-Has crecido mucho, Goten. Ya eres todo un adulto.
-Jeje, sí.
Su padre colocó su mano sobre su hombro y lo miró fijo unos segundos. Goten sólo atinó a esconder su rostro.
-¿Sabes algo? Incluso los adultos tienen permitido llorar.
Y mientras el sol terminaba de salir, Goten se refugió en los brazos de su padre como si tuviera 7 años de nuevo, simplemente sacando su alma en cada una de sus lágrimas.
A Goten le gustaba mirar las estrellas pues a veces eran buenas consejeras. Lo bueno de vivir en el monte era que podía hacerlo cualquier noche con sólo asomarse por la ventana de su habitación.
Sin embargo, aquella noche en específico su cuarto parecía quedarle chico y era sumamente asfixiante. En su cabeza rondaba la misma frase una y otra vez sin descanso y sin piedad y por más que intentaba, no podía encontrar un poco de paz.
Miró el reloj sabiendo que a esas horas de la noche su madre no se molestaría en ir a velar su sueño y partió hacia lo profundo del bosque hasta la cascada a la que solía ir con su padre y Gohan cuando era más joven.
Se recostó y observó el cielo moverse lentamente durante eternos minutos en los que intentó liberar su mente y concentrarse sólo en el cantar de los grillos, pero todo fue inútil, sobre todo cuando sintió cerca aquel ki que sin quererlo siempre lograba localizar con facilidad.
-¿De nuevo sin sueño? -Escuchó a sus espaldas y su corazón comenzó a latir frenéticamente
-Sí, ¿y tú?
-Hay algo que no deja mi cabeza
-¿Ah, sí? -respondió, más molesto que bromista- Me imagino que tienes muchos problemas con los últimos toques de tu boda.
-...No, no es eso.
Trunks Briefs se sentó a su lado mirando hacia el horizonte como si esperara el amanecer y permaneció en silencio por un par de minutos antes de continuar:
-¿En serio no irás?
-Es lo mejor. Y si soy sincero, no quiero hablar de eso.
-Pero yo sí. Goten tú eres…
-No. Ya es suficiente. No tengo humor para esto
El pelinegro se levantó rápidamente con las intenciones de volver a su casa o de huir lo más lejos posible, lo que su mente sopesara como lo más indicado.
Trunks conocía esa actitud. Desde hacía tiempo él había estado huyendo cada que intentaba hablar con él y sabía muy bien la razón.
Desde niños habían estado juntos. Habían compartido incontables aventuras y noches de juegos que su presencia se había vuelto indispensable para el otro. Más aún, habían unido sus cuerpos en una fusión que buscaban hacer a cada momento, pues para la tierna edad a la que la aprendieron, ese era el vínculo más íntimo que conocían y era la forma en que se conectaban con sus pensamientos y almas.
Habían compartido tantas cosas que ese momento, con Trunks tomando su mano para impedir que volara, dolía de lo ajeno y tenso que se sentía su agarre.
-Tenemos que hablar de esto en algún momento, Ten.
El menor de los Son apretó los dientes dolorosamente. Las palabras volvían violentamente a su mente repitiéndose sin cesar: "Goten, voy a casarme con Mai". Y entonces su corazón volvía a deshacerse en pedazos cada vez más pequeños.
-Goten…
El sonido de su nombre dicho por él de forma suplicante había sido suficiente. Goten giró con rapidez y apresó sus labios con brusquedad, pero Trunks no lo alejó. Al contrario de lo que pensó, correspondió el beso con ferocidad mientras enterraba sus dedos en el desordenado cabello oscuro de su "mejor amigo".
Sus labios no le eran desconocidos. Había sido a la edad de 14 años cuando por primera vez experimentaron el sabor del otro y desde entonces, había iniciado un emocionante juego de buscarse y esconderse sólo para poder probarse de nuevo.
A los 16 años, los besos habían quedado cortos. Sus lenguas y sus manos habían llegado más allá, explorando por primera vez el cuerpo del otro en una de sus noches cubriendo a Número 17 en su trabajo como guardabosques.
Se habían recorrido, tal como en ese momento la mano de Goten recorría la espalda de Trunks bajo su playera; Se habían probado, tal como la boca de Trunks saboreaba el cuello del otro buscando dejar su marca.
-Goten… -suspiró el de pelo lila.
-Trunks, por favor. Mañana estarás casado. Hagámoslo una última vez…
Casi como si fuera una necesidad, cada uno se deshizo de la playera del otro rápidamente y sus labios volvieron a unirse en un beso más profundo y ansioso. El pelinegro se dio el tiempo de acercarlo tomándolo de la cadera mientras su propio rostro era acunado.
Sin embargo, fuera por el choque de sus torsos ahora desnudos o por las manos exploradoras de Goten que buscaban bajar su pantalón, que Trunks se vio obligado a retroceder dándose cuenta de la situación.
-No, espera… No puedo hacerle esto a Mai.
Goten bajó la mirada, derrotado. Si le hubieran dicho que la última vez que estaría en sus brazos sería tan sólo un año atrás, habría buscado la forma de volver en el tiempo incontables veces sólo para disfrutar de sentirlo y sentirse suyo.
Sus maños empuñadas temblaban de frustración y sus lágrimas comenzaban a escurrir por sus mejillas de forma necia. Trunks se sintió miserable ante la escena. Sabía que las lágrimas de ambos serían inevitables, pero ver a alguien tan dulce y entregado llorando por un sujeto como él hacía del momento mucho más agrio de lo que había imaginado.
Limpió sus lágrimas y apoyó su frente con la de él por un largo rato mientras se tomaban de las manos. Luego lo jaló hacia el piso para recostarse a su lado y tras un par de minutos, continuó:
-¿Tú crees…? ¿Crees que se puedan amar a dos personas al mismo tiempo?
-No lo sé -respondió con tristeza y cierto nerviosismo por las palabras que pensó que vendrían
-Yo estoy seguro de que quiero a Mai, pero…
-No tienes que decirlo…
-Sí tengo. -Sentenció, girando su cabeza para poder verlo- Te amo, Goten, en verdad.
-Y yo a ti, Trunks… pero esto no puede ser, ¿verdad?
-...No. ¿Te imaginas qué dirían nuestros padres?
-¡Ja!, pondrían el grito en el cielo si lo supieran. Aun recuerdo la expresión de Vegeta cuando nos encontró tratando de escondernos en el mismo armario en el que estaba con Bulma en la fiesta de Pan hace dos años.
-¡Ay, no! ¡Qué asco!, ¿tenías que mencionarlo? Creo que tengo un trauma desde ese día.
-Oye, oye, mi casa es pequeña, yo he escuchado a mis padres. Creo que estamos en iguales condiciones.
-¡Ja, ja! Si lo dices así, creo que ya no me siento tan desafortunado.
Trunks se acercó y sostuvo sus manos con más fuerza al tiempo que recargaba sus labios sobre el hombro de Goten. El otro metió una mano a su pantalón y dudó un rato antes de sacar una pequeña caja negra.
-Trunks… Si lo de Mai y tú no funciona, ¿te casarías conmigo?
-¿Qué? -preguntó desviando la mirada hacia la caja que ahora se mostraba abierta. Dentro alcanzó a ver un anillo plateado que lo hizo incorporarse- ¡¿QUÉ?! ¿Pero cuando…?
-Lo compré hace año y medio. Estuve ahorrando un tiempo pero no es muy lujoso
-¿Por qué nunca me lo diste?
-No sabía cómo hacerlo y luego… Y luego ya estabas saliendo con Mai
-Oh…
-Siempre he tenido la duda del por qué lo hiciste. ¿Ya no eras feliz conmigo? ¿Fue por lo que pensarían nuestras familias? Porque si es así no me importaría pelear con Vegeta incluso si me matara
-No, no es eso. Sabes que Mai también me ha gustado por mucho tiempo y cuando ella me lo preguntó yo… yo…
-No te negaste
-No supe cómo hacerlo
-Me destrozaste el corazón
-Lo sé
-Pisoteaste mis esperanzas
-Ten…
-Y aún así no puedo odiarte. -Suspiró, siguiendo su ejemplo para quedar nuevamente de frente- Trunks, ¿qué dices? si no funciona, ¿te casarías conmigo?
-No.
Goten abrió los ojos, perplejo ante la respuesta.
-No eres un premio de consolación, Ten. Lo sabes. No podría casarme por despecho.
-¿Y si no fuera por despecho? - Cuestionó, guardando la caja-¿Lo harías?
-Sí. Lo haría.
-Entonces acepto mi derrota y guardaré la esperanza, aunque sea falsa. Sólo intenten no ser tan cursis en mi presencia -sonrió
-Idiota
-Trunks. ¿Puedo besarte una última vez? Sólo como despedida.
El ruido de la cascada sirvió como la banda sonora perfecta. La mano de Goten lo empujó suavemente y permaneció sobre el pecho tonificado de Trunks cuando la cercanía entre sus rostros disminuyó.
Se tomaron su tiempo, ambos explorando el olor del rostro del otro como tantas veces lo habían hecho entre risas. Acariciaron sus mejillas con las yemas de los dedos apenas rozando su piel y luego sus labios se encontraron tiernamente.
Sí, Trunks quería a Mai y siempre velaría por su bienestar y seguridad. Por eso era tan raro que únicamente con Goten sintiera que su cuerpo estaba completo.
Primero pensó que la conexión había nacido con la fusión. Que la necesidad de hacerla era por sentirse como un poderoso individuo. Sin embargo cuando lo besó por primera vez y se quedó con las mejillas ardiendo en color rojo, supo que definitivamente los sentimientos estaban involucrados.
El menor también lo había descubierto y por años, su tiempo juntos había sido el momento más feliz de sus vidas. El brillo de sus ojos, las sonrisas en sus rostros, los encuentros secretos a mitad de la noche, todo había sido perfecto en cada ocasión. Pero eso estaba acabando, tal como una vela que se extingue al paso de las horas y solamente quedarían los recuerdos de ese último beso.
Se abrazaron una vez más cuando el beso terminó y Trunks acarició el cabello oscuro de Goten tal como era su costumbre después de entregarse el uno al otro.
-Inventa una excusa creíble para no ir o todos preguntarán
-No. Te veré ahí.
-Quiero evitarte ese sufrimiento, ya entendí que no es justo
-Estaré bien. Y si esta es tu decisión, sé que serás feliz con Mai. Ella es una buena chica
-Sí, lo es
-Trunks. Después de esto, ¿conservaré a mi mejor amigo?
El millonario sonrió con dulzura pero con un deje de nostalgia en sus ojos.
-No puedo imaginar mi vida de otra forma.
-¡Jaja! Entonces tendré que conformarme… Muchas gracias por todo.
Ambos se acurrucaron nuevamente por las horas suficientes como para que el cielo comenzara a aclararse. Con el amanecer como testigo, se dieron un último abrazo, tan fuerte que parecía imposible despegarse y Trunks partió sin mirar atrás.
-Así que esto era lo que pasaba. -Escuchó de nuevo a sus espaldas, quedándose congelado
Lo vio sentarse de reojo, mirando el amanecer como él lo hacía y ofreciéndole la playera que aún seguía en el piso.
-¿Por qué no nos dijiste? Tu madre estaba muy preocupada porque habías estado actuando raro
-¡Papá! ¿Qué…? ¿Qué haces aquí? ¿Desde hace cuánto que…?
-Vegeta me contó sus sospechas. -Comenzó, invitándolo a tomar asiento con él- Me dijo que Trunks parecía dudar de su decisión. Pero él no es del tipo de personas que hablaría con Trunks de estos temas, ya sabes.
-¿Q-qué?
-El otro día me dijo que los vio besarse y me gritó que si Trunks quería eso, tendría que emparentar conmigo a la fuerza. Y luego me golpeó porque era mi culpa que mis hijos fueran guerreros de clase baja o algo así.
-¡¿NOS VIO?!...
-Sí, pero yo tenía mis dudas hasta este momento.
-¡Vegeta nos vio!
-¿Entonces? ¿Qué son exactamente?
-Nosotros… Creo que eso ya no importa. Él se casa en unas horas de todas formas.
-Ah, tienes razón. ¿Y tú? ¿Estás bien con eso?
-¡Claro! A pesar de todo es mi mejor amigo y yo sólo quiero que sea feliz.
Goku lo miró, dándole una sonrisa y agitando el cabello rebelde de su hijo.
-Has crecido mucho, Goten. Ya eres todo un adulto.
-Jeje, sí.
Su padre colocó su mano sobre su hombro y lo miró fijo unos segundos. Goten sólo atinó a esconder su rostro.
-¿Sabes algo? Incluso los adultos tienen permitido llorar.
Y mientras el sol terminaba de salir, Goten se refugió en los brazos de su padre como si tuviera 7 años de nuevo, simplemente sacando su alma en cada una de sus lágrimas.
Hola!
Sufrí un poco haciendo esta historia, porque me gusta el Trumai pero el Truten es amor.
He pensado en hacer un par de capítulos más para saber en qué termina la boda, pero al mismo tiempo me gusta dejar las cosas así de trágicas. Lo pensaré, no sé si esto tendrá apoyo, para empezar, pero ya veré.
Desde ya, gracias por leer.
