HERMANO MAYOR
Whumptober: DÍA 2 "NOWHERE TO RUN/Caged".
No había mucho qué decir cuando nos vimos en esa situación: encerrados en una habitación oscura, por una abuela que nos odiaba y una madre despreocupada que un día dejó de venir a vernos, a nosotros, sus pequeñines dulces que le creían todas sus excusas y palabras lastimeras, y que la perdonarían apenas regresara de quién sabe dónde.
Mejor dicho, no quise decir nada, porque no tenía fuerzas para ello.
La abuela cumplió con su amenaza de no subirnos comida y de repente nos vimos sin saber qué hacer para aguantar el hambre.
Dejé de contar los días en los que no recibimos alimento, eso me ayudaba a no enloquecer por el rugir de mi estómago. Trataba de concentrarme en mi lectura, mi único medio para escapar de ese lugar.
Chris y yo nos aseguramos de darles a los gemelos nuestras reservas, nosotros podíamos aguantar el hambre mucho mejor, buscando diferentes maneras de distraernos: Leyendo, tomando agua y durmiendo. Dejamos el ajedrez, pensar también requería fuerzas, y debíamos conservarlas.
Era peor levantarnos con los gritos de Carrie pidiendo comida. Oír llorar a los gemelos me desgarraba, y sabía que a Chris también. Pero, mientras él se mantenía con esperanzas de que mamá viniera a salvarnos, yo la maldecía por haberse ido de repente, sin avisar, dejándonos solos con esa vieja. Cory y Carrie se terminaron las últimas galletas y entonces supieron que no podíamos darles alimento, aunque nos lo pidieran a gritos.
Dormíamos horas y horas, y dormidos no sentíamos ni dolor ni hambre, ni soledad ni amargura.
Uno de aquellos días, estuvimos los cuatro acostados en las dos camas, sin poder movernos, desorientados y débiles por el hambre. Mis fuerzas se redujeron tanto que no podía seguir leyendo, veía por momentos la habitación como una borrosa visión. Si tuviéramos un poco de sol, quizás estuviéramos aguantando algo más, pero la oscuridad nos rodeaba ¿Así moriríamos? ¿Cómo ratas en un ático?
Aturdida y fatigada, volví la cabeza a la cama de Chris y a Cory. Mi hermanito tenía los ojos semi abiertos, mirando hacia el techo. Y mi hermano mayor…
Vaya, Chris siempre tenía algo qué hacer frente a alguna situación.
Tengo que admitir que, si hubiese tenido consciencia y fuerzas, lo estaría admirando y a la vez rogando que se detuviese.
Había leído libros en donde los hermanos mayores eran heroicos y cariñosos, defendiendo a sus hermanos de chicos grandes y protegiendo a sus hermanas de malos pretendientes. Lo que estaba mirando sobrepasada el límite.
Chris era un buen chico, no importaba si la abuela prefiriese que su existencia sea borrada, Chris siempre se mantenía positivo y con la cabeza en alto, aún en los peores momentos. Pero no era como esos hermanos de los libros. Él defendía a nuestra madre, nunca estaba de mi lado y yo me enojaba por eso. Él aguantaría de todo por esa mujer que nos traicionaba día a día, mirando después por sus hermanos pequeños y su hermana casi mujer
Sin embargo, en esos instantes, no pude sentir nada de aquella amargura, mirando a mi hermano mayor levantándose para sacar su navaja y cortarse una muñeca, frunciendo el ceño y entornando los ojos ante el dolor del filo.
Fue un corte que en seguida le hizo sangrar. Con cuidado trató de no dejar caer ninguna gota y acercó la muñeca ensangrentada a la boca de Cory, y le hizo beber. Sus ojitos hundidos se abrieron de par en par, protestando en silencio mientras bebía la sangre de Chris. Luego se levantó y se recostó junto a Carrie, haciéndole beber su sangre sin que ella objetara, aunque fuese una melindrosa con todo lo que comía, hasta que se secó.
Yo aparté la cabeza de aquel espectáculo, asqueada por lo que tenía que hacer Chris, y llena de admiración porque era capaz de hacerlo. Siempre estaba a la altura de cualquier problema difícil.
Entonces comprendí que los hermanos heroicos no eran ficticios, sino que el mío era real. Y quise llorar y huir cuando Chris se acercó a mi lado de la cama y se sentó en el borde, mirándome durante un momento muy largo. Sonrió un poco, y encontré un brillo extraño en sus ojos, dedicado a mí. Levantó la navaja y se dispuso a hacerse una segunda herida en la misma muñeca, para que también yo pudiera alimentarme con su sangre, pero le detuve y le quité la navaja, la tiré lo más lejos posible.
No solo no quería beber sangre, sino que no quería privarlo a él de sus fuerzas. Mi hermano era fuerte, pero no lo suficiente. Esto no era un libro de fantasía, era la realidad, una espantosa pesadilla.
—Nos va a dejar morir de hambre, Chris —le dije con una voz apagada, pero tratando de no sonar débil, sino me haría lo mismo que a los gemelos.
—Cathy, la vieja no es tonta, nos traerá comida pronto, antes de que mamá vuelva de dondequiera que esté.
Demostrándole que yo también estaba a la altura, me levanté de la cama apoyándome en mis brazos temblorosos. Rechacé la ayuda de Chris y levanté el mentón mientras caminaba hacia nuestras pocas pertenencias para sacar unas vendas.
Me puse a vendarle la muñeca cortada.
No quería llorar, pero fue levantar mi rostro y verle sonreír de agradecimiento que terminó por llenarme los ojos de lágrimas, y él solo suspiró.
Su amor por mamá era fuerte, pero comprendí que también nos quería a nosotros. Él sería capaz de comerse hasta las ratas que vivían en el ático para coger fuerzas y seguir dándonos su sangre.
Mi cuerpo entero se escarapeló cuando vi que no estaba equivocada. Chris sacó una de las ratas muertas de las ratoneras y empezó a despellejarla.
Su mirada me lo dijo todo. Yo intenté no vomitar.
DISCLAIMER: Los personajes y la saga le pertenecen a V.C. Andrews. Yo solo tomé la escena y algunos diálogos.
¿Whumptober y los Dollanganger? Por supuesto.
Diré siempre que mi personaje favorito es Chris, a pesar de sus errores y lo demás.
