Esto solía ser un Fictober, ahora solo es un reto de 31 historias cortas.
Día 21: Drowning
Fandom: Sword art online
Personajes: Rika Shinozaki/Lizbeth, Shino Asada/Sinon
Aviso: AU donde ALO es el mundo real y no un videojuego
Agradecimiento
Liz había sido bastante descuidada al regresar con todo ese material tan pesado de regreso. El saco pesaba mucho como para volar así que no le quedaba más que ir caminando, quizás se había emocionado mucho recolectando, pero no dejaba de pensar en los distintos mangos que podría hacer para las espadas o hachas que creaba.
Debió prever que el río estaría más crecido por las recientes lluvias. Aun así, creyó tener la suficiente habilidad como para cruzar haciendo uso de las distintas rocas sobresalientes, creía que sus alas le permitirían tener un mejor equilibrio para no caer. No contaba con que el agua siguiera tomando fuerza y las rocas estuvieran tan resbalosas.
Había caído en las intensas aguas, arrastrada por el peso de su saco lleno de material y herramientas. Debió deshacerse de ello para poder subir a la superficie, incluso si le dolía por lo emocionada que estaba de llevarlo a casa, lo importante tenía que ser su vida en esos momentos.
Ascendió a la superficie, pero el agua cada vez más fuerte le seguía arrastrando a lo profunda. Una, dos, tres veces chocó contra rocas y troncos, el cuerpo le dolía mucho por el constante arrastre. Seguía tragando mucha agua, iba a morir, ese tendría que ser su fin. Lo que más le dolía era pensar que no volvería a ver a sus amigas, se preguntaba si Asuna la extrañaría. Se lamentaba de no verla nunca más.
…
Sentía algo suave y cálido contra sus labios, no sabía que era, solo sabía que le gustaba aquella sensación. No lo entendía ¿Cómo podía sentir algo? ¿No se suponía que estaba muerta? También sentía como si presionaran su pecho con fuerza. De un espasmo empezó a toser y expulsó toda el agua que había tragado como si de vomito se tratara.
No le hizo sentir mejor, el cuerpo le dolía muchísimo, el arrastre del río le había lastimado más de lo que creía. Abrió los ojos con debilidad, todo parecía oscuro, no sabía si era de noche o si su visión estaba tan mal. Aun así, pudo ver una figura sobre ella, estaba borrosa y parecía que le hablaba, pero su voz no llegaba a sus oídos.
Una especie de luz parecía posarse sobre la persona que le salvó ¿Acaso era un ángel? ¿Los ángeles tenían orejas peludas? No, debía ser una Cait Sith. Era muy hermosa, tenía el cabello de un curioso azul celeste. Era una bonita imagen para llevarse al más allá. Se sentía muy débil como para mantenerse despierta.
—No te rindas —pudo escuchar aquellas palabras, su sentido de la audición estaba regresando por suerte.
Su rescatadora notó que no estaba respirando por lo que volvió a practicarle respiración cardiopulmonar. Así que de ahí venía la sensación cálida del principio. No quería morir, no sin saber quién era ella, quería ver a sus amigas de nuevo, debía esforzarse en seguir respirando.
—Eso es, tú puedes hacerlo —le gustaba su voz, parecía distante y seria, pero también le resultaba muy bonita.
—¿Q-Quien… eres? —Preguntó con debilidad, su propia voz apenas lograba brotar de su garganta, la cual le dolía por las cantidades de agua que había tragado.
—No hables, estás muy lastimada —le pidió. Sintió una de sus manos por sus mejillas—, que imprudente eres, como se te ocurre cruzar el río así, si no hubiera estado cerca cuando caíste…
Ella le había visto caer y se había lanzado a rescatarle, a ella, una completa extraña. Nunca creyó que alguien pudiera tener semejante gesto de valentía, ella debía ser impresionante. Terminó por quedarse dormida debido al cansancio, tiempo en el que su salvadora se tomó la molestia de atender y vendar todas sus heridas.
…
Despertaba eventualmente solo para darse cuenta que estaba en una especie de campamento. Durante las noches una fogata les brindaba calor y en el día su compañera le traía de comer, ya fuera algo que cazaba o que recolectaba. Estaba muy agradecida con ella.
—No me has dicho tu nombre —dijo ahora que era capaz de hablar nuevamente.
—Tampoco me has dicho el tuyo —respondió el hada de aspecto felino—. Soy Sinon.
—Mucho gusto Sinon, soy Lizbeth —se presentó aun con la voz débil y rasposa, seguía sin poder hablar adecuadamente—¿Por qué me sigues ayudando?
—No puedo solo dejarte así en medio del bosque —se encogió de hombros llegando a sonreír ligeramente. A Lizbeth le pareció aún más bonita sonriendo— y no me parece muy seguro moverte tanto, la siguiente aldea está algo lejos y no quiero dejarte sola mucho tiempo.
Lizbeth sintió sus mejillas calentarse, Sinon le parecía tan genial. Era amable a pesar de lo distante que lucía, no había dudado en ayudar a una extraña de otra raza.
—Tengo una amiga… que también es una Cait Sith —murmuró, mirando hacia el árbol que les proporcionaba sombra y refugio durante el día—, se llama Silica, es algo torpe, pero es muy dulce.
—¿En serio? Yo nunca había conocido un Leprechaun —respondió Sinon—, espero que no todos sean tan imprudentes como tú.
Ambas rieron ligeramente, aunque Lizbeth no tardó en quejarse del dolor, su cuerpo seguía muy lastimado. Sinon siguió cuidándole por días, cambiaba sus vendajes y le daba de comer hasta que fue capaz de sentarse y hacerlo por sí misma.
—Tu familia y amigos deben estar preocupados, si ya estás mejor creo que podría llevarte de regreso a tu aldea —le comentó el hada de aspecto felino tras un par de días más.
—Creo que ya podría levantarme, tal vez podría volar un poco —musitó. Sinon pudo percibir algo de desánimo en su voz.
—¿No quieres regresar? —Preguntó directamente.
—Claro que sí, es que… —sintió que la sangre le subía al rostro, aun así, sonrió ampliamente—me estaba acostumbrando a estar aquí contigo.
Sinon llegó a mirarle con sorpresa, así como con sus mejillas algo enrojecidas. Era extraño, nunca había pasado tanto tiempo con alguien, era alguien bastante solitaria. Le gustaba moverse de un lado a otro y evitaba mucho las aldeas con tal de no socializar demasiado. Claro que evitar a la gente no le hacía una mala persona y por eso mismo se decidió a salvar la vida de Lizbeth, incluso si era una desconocida en ese momento.
—Sigo siendo una extraña ¿No te preocupa que solo hiciera esto para pedirte dinero después o al menos algo a cambio? —Interrogó desviando la mirada.
—No creo que seas ese tipo de persona, pero si quieres puedo hacer un mejor arco cuando vuelva a mi taller —propuso ampliando su sonrisa. Sinon volvió a mirarle, llegando a sonreír tenuemente también.
—Eres una chica muy rara. —bromeó— No tiene que ser una despedida, puedo visitarte de vez en cuando…
—Eso me gustaría, no te forzaría a quedarte ya que dijiste que no te gustaban las aldeas, solo quiero poder verte de nuevo.
No recordaba haber conocido a alguien tan comprensiva como Lizbeth, vaya que podía ser encantadora. No quería ilusionarse de nuevo, no quería repetir el mismo error y confiar demasiado en una persona, pero en esas semanas cuidando de la Leprechaun se había sentido cómoda y tranquila, había encontrado un propósito al estar pendiente de su recuperación, ya no solo se trataba de seguir moviéndose de un lado a otro sin rumbo y ya no estaba segura de querer volver a eso, no extrañaba la soledad.
—Tal vez pueda quedarme hasta que termines el arco —sugirió tras un breve silencio, meneando ligeramente su peluda cola.
—Suena como un trato justo.
…
Regresar a casa se sentía bien, Asuna le había abrazado y llorado un largo rato, igualmente Silica, Leafa y Yuuki. Kirito y Klein solo le habían regañado por imprudente. Todos parecían haber estado muy preocupados por ella y más al verle con algo de daño y vendajes todavía. Al menos gracias a la magia curativa que le aplicaron pudo terminar de sanar. También introdujo a Sinon a sus amigos quienes le agradecieron inmensamente por salvar la vida de Lizbeth.
Trabajar en un arco nuevo para Sinon no le llevó mucho tiempo, incluso si hubiera querido retrasar lo más posible el proceso con tal de que ella no se marchara pronto. Igual, no estaba en ella el retrasar su trabajo, le gustaba hacer las cosas lo mejor posible. También le había preparado un carcaj lleno de flechas, quería ofrecerle lo mejor de su trabajo.
—Espero que hayas disfrutado un poco el tiempo aquí.
Lizbeth le había citado en una pequeña colina desde la cual podrían ver perfectamente el atardecer. Dejó el arco y el carcaj nuevo en el suelo mientras tomaba asiento a su lado. Sinon lo tomó para apreciarlo con más detalle, era muy hermoso y el color era similar al de su cabello.
—Es increíble, de verdad eres impresionante —le halagó mientras pasaba sus dedos por su nueva arma.
—Lo sé, es parte de mi agradecimiento por salvarme —sonrió bastante orgullosa de su resultado—, me alegra que te guste, ya eres muy buena con el arco, pero ahora serás la mejor.
—¿Cómo estás segura de que no soy la mejor?
Ambas rieron tras aquella broma. La brisa soplaba cada vez más fría, anunciando el invierno que pronto llegaría. Suponía que Sinon debía marcharse antes de que las nevadas llegaran o tendría que quedarse más tiempo en la aldea.
—Gracias por salvarme, no estaría aquí de no ser por ti —le habló con un poco más de seriedad.
—No vuelvas a ser tan imprudente o tendré que estar siempre cerca de ti para cuidarte.
El hada de cabello rosa abrió sus ojos con sorpresa, sus pecosas mejillas comenzaron a tornarse rojas cuando sintió una de las manos contrarias posarse sobre la suya. La Cait Sith le miraba con su naturalidad serenidad, pero una pequeña sonrisa parecía formarse en sus labios.
Era curioso que a raíz de un evento trágico se hubieran conocido y se hubieran vuelto cercanas. Admiraba a Sinon, era valiente, era fuerte, ágil y elegante, había podido apreciar eso cuando la veía volar, trepar a un árbol o cazar. Tenía todo el aire de una persona solitaria y fría, pero eso no le quitaba ser amable y gentil, prueba de ello fue todo el tiempo que dedicó a cuidarle abnegadamente.
—Yo no quiero que te vayas —admitió con la voz un tanto quebradiza, no podía seguir ocultando que la extrañaría—, sé que no te gustan las aldeas, es solo que voy a extrañarte mucho.
—Tal vez decida quedarme un poco más, solo para asegurarme que estarás bien. —dejó el arcó sobre sus piernas para usar su mano y limpiar un poco sus lágrimas— no sabía que eras una llorona.
—No soy una llorona… —se quejó frunciendo un poco sus cejas—¿De verdad te quedarías?
—¿Entonces porque lloras si te digo que me quedaré? —Insistió.
Probablemente fue un acto muy impulsivo de su parte, como mucho de lo que hacía en general, pero no pudo evitarlo al notar que estaban tan cerca la una de la otra. A Sinon le había tomado un poco por sorpresa, aunque no le molestaba en lo más mínimo, incluso pudo permitirse corresponderle con cariño lo poco que duró el roce entre sus labios.
—Esa es la otra parte de mi agradecimiento —murmuró la herrera. Ahora sentía mucha vergüenza y creyó que tendría que disculparse o algo parecido. Sin embargo, la felina solo volvió a juntar sus labios en otro beso más corto.
—Creo que puedes seguir agradeciéndome un poco más —propuso de forma pícara.
Ambas sonrieron antes de continuar con otro beso. Se permitieron apreciar la puesta de sol cómodamente con la compañía de la otra, Lizbeth le agradecería siempre el que le salvara y se quedara como parte de su vida y Sinon también agradecía por fin haber encontrado un motivo para confiar en sus sentimientos y dejar de huir.
FIN
Holas, espero que les haya gustado esta pequeña y extraña historia. Tenía muchas ganas de escribir un GL y no soy muy fan de la saga SAO, pero le tomé mucho cariño a estas dos y dije ¿Por qué no? Espero que les guste si es que alguien lo lee XD. Nos leemos
