Este Fanfic es una participación en la dinámica #SoulmatesFest de la página #PasiónPorLosFanfics para conmemorar el cumpleaños de Gabriela Jaeger ¡Felicidades, hermosa! espero te guste.
DISCLAIMER
Los personajes no me pertenecen, el presente escrito se hace sin fines de lucro.
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"¿Y si no?"
Sólo esas tres palabras bastaron para hacerlo cruzar media ciudad ataviado con un abrigo largo en pleno verano, lentes oscuros y gorro tejido que ocultaba su larga cabellera.
-Maldito Daisuke – mascullaba por lo bajo mientras pisaba el pavimento con demasiada fuerza recordando la plática del día anterior.
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-¡Anda, Ranma! Vamos a verla, dicen que es buenísima –
-Tonterias- contestó sin ánimo.
-¿De verdad no hay nada que le quieras preguntar? No sé, quizás, si vas a casarte con Akane-
-O con la sensual Shampoo-
-O con la rica hermana del superior Kuno-
-O con Ukyo, tiene su propio restaurante y está como quiere- completó Hiroshi alzando las cejas pícaramente.
-¿Qué tal si es con alguien más?- gritó Daisuke sorprendido - ¿Imaginas que tu hilo rojo del destino no esté atado a ninguna de ellas?-
-No tengo que preocuparme por eso ahora. Y aunque así fuera, todo tengo planeado, sé con quién me casaré –
Daisuke y Hiroshi se miraron entre sí cómplices.
-¿Y si no?- dio la estocada final su amigo hundiendo la espada de la duda en lo más profundo de su corazón.
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Afortunadamente había fingido dormir mientras los demás fijaban la ruta que seguirían esa misma tarde para aquel lugar, fue tortuoso tener que esperar un día completo para poder ir pero no podía arriesgarse a que supieran que acudiría, por lo que también se escabulló a media jornada escolar después de asegurarse que la mayoría de sus conocidos estaban ocupados ahí.
"MADAME RUBÍ" leyó en la entrada, llamó a la puerta tres veces y ésta se abrió con un rechinido.
-Pasa, Ranma- escuchó una voz profunda decirle- te estaba esperando-
Con más inquietud de la que ya llevaba entró, en el interior vislumbró a una bella dama de larga cabellera oscura mirarlo fijamente sentada ante una mesa, desde ahí le hizo un gesto con la mano para indicarle se sentara enfrente.
-¿Qué es lo que deseas?- habló finalmente.
-Usted es la adivina, debería saberlo- contestó hosco.
-¡Claro que lo sé!- respondió con una sonora carcajada- pero si realmente lo anhelas, debes decirlo en voz alta ¡Pero espera! Piensa bien lo que vas a preguntar-
Después de largos momentos en los que se debatió consigo mismo exclamó.
-¿Quién es mi alma gemela? –
-Debes estar consciente, apuesto joven, que no siempre es quien queremos que sea- le miró profundo con sus verdes ojos.
-Lo sé – afirmó decidido.
Acto seguido la mujer juntó los párpados apretando los puños, se deslizó sobre la mesa hasta quedar a escasos centímetros de Ranma, abrió los ojos y extendiendo su mano izquierda sopló sobre el masculino rostro un extraño polvo de olor dulce.
-Levanta tu mano frente a ti- dijo regresando a su lugar- durante el lapso de una hora podrás ver el hilo rojo que une tu meñique con el de tu alma gemela, no pierdas tiempo y síguelo… si es que quieres saber la verdad-
Ranma se incorporó de golpe al constatar la veracidad en las palabras de la gitana, amarrado a su dedo más pequeño observó un brillante hilo carmesí que continuaba su camino fuera de la tienda.
Corrió a la máxima velocidad que le permitían sus piernas, rehizo el camino que había andado recientemente hasta llegar a la escuela Furinkan, la hebra lo dirigío a su salón haciéndolo suspirar aliviado, sin embargo, nomás entrar se dio cuenta que en él solo había una ocupante de largo cabello y masculina vestimenta.
Con cuidado siguió el recorrido escarlata temiendo, afortunadamente éste rodeaba a Ukyo para salir por la puerta delantera del recinto. Reanudó su carrera, fue demasiado tarde cuando escuchó la voz.
-¡Airen venir a verme!-
Con terror siguio con la vista la senda carmesí, su corazon palpitó tranquilo sólo de notar que el camino continuaba atravesando entre las piernas de Shampoo.
-Lo siento, tengo el tiempo contado- exclamó volando por encima de la china.
Prosiguió hasta ver con alegría que se dirigía al Dojo Tendo. Una vez ahí anduvo velozmente, disminuyó su paso al escuchar en la cocina una dulce y conocida tonada, con preocupación se encaminó pues sabía de antemano quién estaba ahí; para su alivio, la hilaza solo la rodeaba y nuevamente salía en dirección de las escaleras.
Corrió alegremente al piso superior pero para su sorpresa se detuvo ante una puerta que más que amar, temía.
-¿Qué pasa, cuñadito? ¿Quieres comprarme fotos de Akane? Te daré buen precio-
Tragando saliva con dificultad miró el meñique de Nabiki temiendo lo peor, para su suerte, el recorrido continuaba a través de la ventana.
Atravesó aquella habitación siguiendo el camino, el hilo bajaba por el techo hasta el patio terminando en la puerta del Dojo. Con alegría imprimió mayor velocidad a su carrera hasta llegar ahí, sin embargo, se detuvo abruptamente al ver que en el interior estaba una chica que solo había visto ocasionalmente en su salón.
-Hola, Ranma- saludó con evidente nerviosismo- yo… sólo… yo…-
Ranma le ignoró mirando su mano, despacio para estar seguro fue recorriendo con la mirada el hilo rojo que comenzaba a desvanecerse lentamente pero que estaba seguro se dirigía hacia la chica; poco a poco el camino llegaba al final, decidido observó el dedo de la mujer para luego suspirar aliviado al notar que no tenía nada.
-Disculpa, Mikami, no lo encontraba pero aquí está- Akane extendió la mano dándole a la joven lo que cargaba.
En ese momento, Ranma pudo observar en la falange de Akane el final del hilo que estaba sujeto a él del mismo.
No pudo evitar que una amplia sonrisa adornara su rostro.
-¿Qué me ves?- le habló la joven enojada por haber sido abandonada sin explicación.
-Gorda- respondió enseñándole su lengua.
Obtuvo una lluvia de golpes que esquivó con facilidad mientras brincaba alegremente por el Dojo, finalmente hizo un movimiento para derribarla quedando encima de ella.
-Perdóname – susurró dejando perpleja a Akane.
Acto seguido depositó un beso sobre los labios de la chica, era mejor empezar de una vez.
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Espero hayan disfrutado la lectura tanto como yo escribiendo.
Un abrazo.
