En la mansión de la familia Tachibana una de sus miembros estaba pasando por un mal momento. Ella ni siquiera sabía que hacer, sinceramente estaba pasando un muy mal momento... Se sentía realmente inutil, quería desaparecer del mundo y dejar de existir, había alguna razón por la cuál ella se sintiera de esa forma pues...

[...]

Flashback hace una semana atrás

Escuela privada geminae stellae - Patio de juegos

—¿Qué haces aquí, engendro? —Dijo una chica de la misma edad que la pequeña leona. Esta era la hija de la directora del establecimiento.

—Ailane guardó silencio y continuó comiendo el almuerzo que su madre le había hecho pero...

—¿¡Te pregunté qué carajos haces aquí!? Está es una escuela para gente normal y no para monstruos como tú —exclamó la bully mirando molesta a su víctima del día. La chica en cuestión era la típica niña mimada que pensaba que podía hacer lo que quería solo por tener dinero en otras palabras era la niña de mami y papi. Su nombre era Carolina Andrade.

—Soltando un suspiro la pequeña leona se quitó los auriculares de sus orejas para mirar molesta a su contraria...

—¿Acaso no sabes hablar o la zorra de tu madre no te enseñó que debes mirar a las personas cuando te hablan? —Preguntó de nuevo esta chica sonriendo con superioridad.

—Parece que no le han enseñado nada. Mira lo que tiene ¿no estás ya grandecita como para que tus mamis te preparen el almuerzo? —Tomó la palabra otra de las esbirros de Carolina tomando lo que no le pertenecía antes de tirarlo al piso haciendo que todo el contenido de la lonchera se esparciera en el suelo.

—Buena esa Andrea. Eso le enseñara a este engendro que solamente nosotras las personas normales tenemos el derecho a venir a esta escuela o comer como lo que somos humanos y no monstruos —se burló la líder de ese pequeño grupo.

—Chasqueando con su lengua la pequeña leona se levantó del lugar mirando siempre al frente. Ailane se puso de nuevo sus auriculares en las orejas poniendo a todo volumen una de las canciones que había encontrado de su madre. Se dispuso a irse pero...

—¿A dónde crees que vas, pequeña perra? No hemos terminado contigo —ahora le tocó hablar a otra chica de este pequeño grupo llamada Sofía quien se puso frente a la niña de ojos como el fuego.

—¿Qué no puedes hablar? Vamos di algo, ¿no te enseñaron a hablar esas estúpidas desviadas a quienes llamas madres? Que asco sería ser tú —dijo de nuevo la líder del pequeño grupo de abusivas tomando de la cola a la rubia.

—Tienes razón. ¿No sabes que están haciendo mal? Dando un mal ejemplo, sabes que todos en la escuela hablan de las desviadas de sus madres, viviendo todas juntas en una casa que vaya a saber como fue conseguida.. Quizás esa mujerzuela que te trajo el otro día se vendía cuando era joven para conseguir dinero ¿se lo imaginan? —Comentó Sofía riendo al mismo tiempo que se acercaba a la rubia para quitarle los auriculares que tenía Ailane para luego dejarlos caer al suelo y así romperlos con su pie.

—Oigan dejen de molestar a mi hermana —corriendo al lugar llegaba Tsubaki. Una niña de pelo rubio más claro que el de su hermana de mirada verde y sonrisa tierna— —¿por qué no se van de aquí y dejan de molestar a mi hermana? ¿Qué les hizo a ustedes para que le molesten?

—¿Así que eres hermana de este engendro? —Preguntó la líder de este pequeño grupo de abusivas.

—Soy su hermana menor. Tsubaki Tachibana y no permitiré que sigan molestando a mi hermana —contestó la pequeña niña de pelo rubio mirando molesta a las otras niñas quienes se reían como hienas.

—Vaya, si que es una sorpresa saber que eres hermana de este maldito monstruo, por lo tanto deben ser hijas de esas desviadas de las que todo el mundo habla ¿cierto? —Volvió a decir la líder del grupo de matonas.

—¡No te voy a permitir que hables mal de mis madres..! —Exclamó una molesta pajarita.

—Parece que tenemos a otro monstruo entre nosotras. Te íbamos a dejar en paz solo porque mi hermana te tiene un gran cariño pero veo que eres igual a esas sucias rameras a quienes llamas madres. Tengo miedo de que le pegues tu enfermedad a mi hermana —dice la bravucona de falso pelo rubio notándose un poco de su verdadero color en las puntas.

—¿Crees que me intimidas? —Pregunta la pequeña Tsubaki mirando con una sonrisa burlesca a las matonas del colegio—. —Puede que no seamos una familia típica pero..amo a mis madres. Por eso no voy a permitir que una idiota como tú o tus amigas hablen mal de mi familia... —La pequeña niña no pudo seguir diciéndoles sus verdades a esas abusivas ya que una de ellas había golpeado con su puño cerrado a la niña de ojos verdes misma que cae en el suelo.

—Ten cuidado de a quién llamas idiota pequeña puta, aquí nosotras somos las que mandamos, si quiero puedo decirle a mi madre que es la directora de esta escuela que ustedes comenzaron a molestarnos ¿a quién crees que le creerían a nosotras que somos normales o a ustedes que son unos engendros? —Dijo Carolina poniendo su pie sobre la cabeza de la pequeña niña.

—Me importa una mierda que seas hija de la directora eso no te da el derecho de hacer... —Las palabras de Tsubaki no pudieron escapar de sus labios ya que aquella malvada niña le había pateado el estómago con fuerza dejando a la pobre sin aire.

—Ya estuvo..como dije íbamos a dejar en paz pero ahora vas a ver por qué nadie se mete con nosotras —dijo la líder del pequeño grupo de abusivas levantando de nuevo su pie para golpearla de nuevo pero...

—¿Quién crees que eres para molestar a mi linda y pequeña hermana menor? Nadie repito, nadie toca a mi Tsubaki-chan. Los que lo han hecho quedaron hechos polvo —un aura oscura rodeaba el cuerpo de Ailane quien miraba a la líder del pequeño grupo de matonas— —tampoco voy a permitir que hablas así de mis madres. Tal como dijo mi linda hermanita..puede que no seamos una familia normal pero todas nos queremos y apoyamos.. Sí eso no es una familia ¿qué carajos es entonces? Sí no quieres que te parte la puta cara te doy dos segundos para que te vayas con estas putas. De lo contrario me veré obligada a ensuciarme las manos y desobedecer a mamá Asuka y mamá Lily —terminó de decir la pequeña niña de ojos rojos como el mismo fuego. El aura que cubría el cuerpo de Ailane se hizo más grande. De la misma se podía ver la figura de un demonio con ojos del mismo color que los de su maestra...

—Crees que con decir eso te voy a tener miedo. Solo eres un engendro del... —Las palabras de esta niña quedaron en segundo plano cuando Ailane se movió rápidamente hasta llegar a ella dándole un fuerte golpe en el estómago. El puñetazo fue tan fuerte que una gran onda expansiva fue creada. Esta malvada niña escupió algo de su sangre antes de caer arrodillada en el piso.

—Excludunt, pariunt, verbo illo omni tempore uteris, nonne mater tua canis te aliud docuit? Wow homines vere stupidi sunt, sed ob aliquam causam mammam taeterrimae similis tui tuendi pugnavit. Etsi ad certum punctum es recte.. Monstrum sum et sic possum hoc facere (Engendro, engendro, todo el tiempo usas esa palabra ¿acaso la zorra de tu madre no te enseñó otra cosa? Vaya los humanos son realmente estúpidos pero por alguna razón mamá ha peleado para proteger a seres repugnantes como tú.. Aunque en cierto punto tienes razón.. Soy un monstruo y como tal puedo hacer esto) —eran las palabras de la jovencita con orejas de león misma que tenía una gran sonrisa en su rostro mostrando sus colmillos afilados ahora la sombra que cubría su cuerpo se materializa convirtiéndose en un demonio que se apoyó en los hombros de Ailane...

—¡Detente onee-chan..! —Exclamó la pequeña niña de ojos verdes mirando donde su hermana mayor.

—Esta se detuvo mirando donde la menor que se asustó al ver a su heroína comportándose de tal forma...

—Dejando escapar un pesado suspiro la leoncita se detuvo...

—Lo siento, Tsubaki-chan no quería asustarte —dijo por fin Ailane volviendo a la normalidad. Se acercó donde su hermana menor quedando a la misma altura que la rubia ojiverde quien se sonrojo por la cercanía de su hermana— —ven vamos a la enfermería para que puedan curar tus heridas

—¿He? Pero..yo..esto no es nada —tartamudeo una sonrojada niña de mirada esmeralda.

—Sonriendo la jovencita con orejas de león pegó su frente con la ajena..

—Eres una tonta, Tsubaki-chan..hacer..eso por mí..yo.. no tengo palabras para decirte que.. —Habló con palabras entrecortadas mientras las lágrimas estaban brotando de sus ojos rojos. Ailane podría ser la típica niña fría y cortante pero su personalidad cambiaba cuando estaba junto a su hermana menor o sus hermanitos.

—No tienes que decir nada.. Lo haría una y mil veces si fuera necesario por que yo... —Las palabras de la pequeña niña de ojos verdes quedaron silenciadas por el sonido del canto de los pajaritos. Pero las mejillas rojas de su hermana mayor eran la prueba de que la pequeña leoncita se sintió flechada por primera vez.

—De la cabeza de la jovencita de ojos rojos empezó a salir humo. Todo por qué era la primera vez que le pasaba algo así. Se puso de pie y sin esperar a que su hermanita menor dijera algo o se opusiera Ailane tomó en sus brazos a la más bajita...

—O-O-Onee-chan.. ¿Qué haces? —Preguntó Tsubaki-chan quien también estaba sonrojada.

—Solo te llevaré a la enfermería para que te curen..es todo —responde llevando un lindo rubor en sus mejillas la leoncita.

—Gracias..onee-chan —murmuró la menor de ojos verdes apoyando su cabeza en el pecho de su heroína.

Fin del flashback..

[...]

Volviendo al tiempo actual - Resicencia Tachibana

Cuarto de Ailane y Tsubaki - Interior

—¡Ahhh...! ¡Qué haré! ¡No puedo estar enamorada de mi propia hermana..! Eso-Eso está muy mal... —Decía la pequeña leona de ojos rojos tomando su cabeza con ambas manos—. —Pero yo tengo sangre demoníaca en mis venas..además soy una semi-humana como mamá Lily lo que significa que..si —tras pensar algo que era del mundo adulto Ailane se soltó la cabeza para luego darse de golpes contra su escritorio donde estaba haciendo sus tareas— —No puedo estar pensando en tonterías como esa.. No,claro que no..Somos hermanas y, el que tenga sentimientos por ella están mal, algún día Tsubaki-chan crecerá. Conocerá a algún chico y se enamorará..perderé a mi hermanita.. la vi crecer.. Estuve con ella desde hace mucho tiempo.. Ella será feliz sin mi y yo también tendré que hacer algo para olvidar estos tontos sentimientos...

—En ese momento la puerta del cuarto que era compartido por las dos hermanas fue abierta dejando ver que debajo del pórtico estaba la pequeña Xian mirando a su hermana mayor..

—¿Qué sucede Xian? —Preguntó la leona mirando con una pequeña sonrisa a la menor que ya contaba con cinco años de edad.

—Yùzǎo māmā shuō wǎnfàn zuò hǎole, nǐ dé xià lóu, bùrán huì lěng de (Mamá Tamamo dijo que la cena estaba lista que bajes que si no va a enfriarse) —dijo la pequeña niña de cabellos castaños en un perfecto Chino.

—Shì zhēn de, wǒ wàngle jǐn zi māmā zhèngzài jiào wǒ de mèimeimen zhōngwén, zhīdào wǒ yào liànxí xī'ān. Wǒ mǎshàng jiù xiàlái wǒ bìxū wánchéng wǒ de zuòyè (Es cierto, olvidaba que mamá Kinshiko estaba enseñando chino a mis hermanas menores y conociendo a Xian iba a querer practicar. Enseguida bajaré tengo que terminar con mis tareas) —responde Ailane sonriendo a su pequeña hermana quien ya estaba en el cuarto de sus hermanas mayores.

—La pequeña asintió sin borrar su sonrisa—. —Onee-chan ¿te sucede algo?

—He..yo.. —Viéndose descubierta la leoncita miró a un lado mientras se rascaba la mejilla nerviosa.

—Onee-chan. ¿Te sientes triste? —Preguntó la pequeña monita de cabellos castaños.

—Soltando un pesado suspiro Ailane miró a su hermana menor...

—Es un problema..algo que no podrías entender, Xian. Quizás cuando crezcas entenderás bien —responde la leoncita quien se puso de pie poniéndose de rodillas frente a la pequeña.

—Pero quiero saber —Xian infló sus cachetes haciendo un tierno puchero mismo que hizo reír a su onee-chan.

—De acuerdo pero será nuestro secreto ¿vale? —Ailane quien estaba mirando a la pequeña Xian sonrió recibiendo como respuesta el asentimiento de su hermanita.

—No le diré nada a nadie. Es una promesa onee-chan —responde la menor dando pequeños saltitos en su lugar.

—Bien. La razón por la que me siento tan mal..es por qué.. Me gusta alguien y no tengo la menor idea de como decirle..es decir, tengo miedo.. —susurró en voz baja la niña de ojos como el fuego que oculta su mirar entre los mechones de su cabello.

—¿Miedo? Pensé que tú como mamá Lily o mamá Asuka eran valientes ¿por qué tienes miedo onee-chan? —Preguntó la menor de pelo castaño ladeando su cabecita.

—A veces..hasta mamá Lily o cualquier otra de nuestras mamás puede tener miedo pero la clase de miedo es otra.. Yo temo ser rechazada o que me vean como un bicho raro —susurró con su voz rota. La pequeña leona bajo su cabeza.

—Sin entender lo que su hermana mayor decía Xian puso ambas manos sobre las mejillas ajenas entonces dijo…

—Onee-chan no es cobarde.. ¡Ella es valiente como ninguna! ¡..Onee-chan..! ¡Onee-chan es mi heroína..! —Terminó exclamando la pequeña niña mientras lloraba.

—Xian..tú… —En ese momento los ojos de Ailane se abrieron como si fueran platos y delante de ella estaba su linda hermana de pelo rubio diciendo las mismas palabras que dijo Xian—. "Onee-chan no eres ninguna cobarde… ¡Eres mi heroína!

—Onee-chan..no eres ninguna cobarde.. Eres la heroína de todas nosotras. Por eso quiero que..sigas adelante… —Dijo Xian entre lágrimas. Las lágrimas también se apoderaron de la más alta que tomó entre sus brazos a la más bajita.

—Gracias monita. Creo que ahora estoy segura de lo que debo hacer. Estoy segura de que podré seguir adelante —susurró la leoncita soltando a su hermanita. Enseguida Ailane limpió las lágrimas de su hermana menor.

—¿Segura? —Preguntó la pequeña de cabello castaño.

—Con una gran sonrisa la jovencita de ojos rojos como el fuego asintió—. —Estoy segura de ello

—Xian saltó a los brazos de su hermana mayor rodeando el cuello de la mayor con sus bracitos. Siendo cargada por su gran heroína…

—¿Vamos a comer? Tengo hambre, quizás mamá Asuka y las demás ya llegaron —dijo por lo bajo la pequeña leoncita.

—¡Sí! ¡Vamos tengo hambre, mi pancita está haciendo ruiditos! —La pequeña levantó sus brazos por encima de su cabecita haciendo que su hermana mayor riera divertida.

—Sin que ninguna de las dos pequeñas supiera. Alguien las estaba escuchando detrás la puerta escondida como una sombra estaba Lily-chan una de las esposas de la ahora castaña sonriendo mientras limpiaba una traviesa lágrima que escapaba de sus ojos…

—Hemos criado bien a nuestras hijas..Darling… Ellas pronto no nos van a necesitar por el momento rezaré para que ellas sigan siendo tan unidas como ahora cuando crezcan —dijo Lily-chan por lo bajo. La leona se retiró del lugar con una sonrisa teniendo su mano sobre su vientre.

[...]

Esa misma noche en la cena..

Comedor principal de la casa

—¿Alguna sabe dónde está Darling? —Preguntó Sumire-chan mirando a todos lados.

—Se está tardando mucho —respondió Rosia-chan quien estaba sentada en su lugar junto a Rararin.

—Le habrá pasado algo —mencionó Gon-chan notándose preocupada por su esposa.

—Muerdete la lengua mujer. No digas esas cosas —dijo Coco-chan mirando molesta a su amiga.

—Parece que a alguien ya le picó el bichito del amor. ¿Desde cuando te preocupas tanto por Darling, Coco-chan? —Bromeó Kirin estando al lado de Emma-chan.

—El color rojo pronto viajó hasta el rostro de la dragona quien miró al costado…

—Coco-chan tiene razón Darling se está tardando mucho ¿vamos a buscarla? —Preguntó la chiquilla de cabellera rojiza y pecas.

—Ella vendrá pronto después de todo tenemos una sorpresa para ella —habló Natsumi-chan sonriendo por lo bajo.

—Mi hermana mayor pronto vendrá. Ella nunca nos dejaría con el corazón en la boca —comentó la pequeña Mía-chan ganándose la mirada de todas las chicas. Por esta razón ella terminó tan roja como el cabello de Suzaku que estaba a su lado riendo por lo bajo.

—Todas las mujeres de la casa estaban preocupadas por su demonio idiota. Algunas ya querían salir a buscarla pero…

—Perdón por llegar tarde chicas —dijo la dueña de la casa luciendo el cabello de otro color ganándose la mirada de sus esposas e hijas.

—¿Quién eres tú? —Preguntó Chisato-chan mirando molesta a la castaña vestida con un traje similar a una bruja.

—¿Qué le hiciste a mi esposa? —Ahora habló Sumire-chan.

—Ya tengo lista mi arma —mencionó Shiki-chan sacando lo que parecía ser un pistola de rayos.

—Las esposas de la demonio le miraban molestas algunas otras confundidas por la aparición de una desconocida…

—Chicas..soy yo Asuka —responde la mujer de cabello castaño sonriendo nerviosa.

—¿Cómo puedes probarlo? —Habló Mami-chan ya estando transformada lista para atacar a la intrusa.

—Haber cómo lo digo… Soy Asuka Ángel Gabriel Tachibana. Mi nombre de demonio es Suikyo y tengo hijos con ustedes chicas. Tengo 32 años. Le temo a las..gallinas.. Soy de boca. Me gusta leer en mi tiempo libre y también fui una saintia cuando era más joven. Además soy la mano derecha del patriarca ¿qué más puedo decirles para que me crean? —Terminó de decir la recién llegada.

—Sospechoso —hablaron algunas chicas en coro mirando a la de cabello castaño.

—En ese momento Tama-chan llegó con la pequeña Sumi-chan y Kiki-chan quienes estaban llorando pero cuando vieron a la demonio ellas se calmaron. Las dos bebés estiraron sus bracitos como intentando alcanzar a esa mujer que entró en la casa de la familia Tachibana..

—¿Sumi-chan que haces despierta tan tarde? —Preguntó Sumire.

—Kiki-chan.. —Fue el turno de su madre de pelo blanquecino tomar la palabra. Chii-chan como su amiga y compañera idol se pusieron de pie aunque…

—Hola mis bebés ¿qué hacen despiertas tan tarde? —Dijo la mujer de cabellera castaña acercándose a su esposa de pelo rosa tomando con cuidado a ambas bebés quienes se le quedaron mirando unos minutos a la desconocida antes de sonreír y acomodarse en el pecho de la oji azul—. —Las extrañe mucho mis pequeñas princesas, mamá está aquí

—Sí, las niñas no están llorando.. Entonces eso quiere decir que eres tú.. Darling —comentó una de las esposas de la ahora castaña quien tenía sus ojos cerrados. Acunando a sus bebés que ya estaban dormidas..

—Sí es lo que he tratado de decirles, chicas —sonrió de forma nerviosa la dueña de casa.

—¿Qué te pasó? —Preguntó Rararin.

—Pasaron muchas cosas pero se las diré luego de que lleve a estas pequeñas a su cuarto —dijo la dueña de casa al darse la vuelta para emprender su camino a la planta alta con sus hijas.

—Entonces eres algo así como una diosa ¿cierto? —Preguntó Gon-chan mirando a su esposa que tiene el pelo castaño.

—Sí, es que pasaron muchas cosas, pero lo bueno pude despertar a mi verdadero yo —contestó Ceres o mejor dicho Asuka.

—Cómo debemos llamarte ahora Darling —mencionó confundida Chii-chan.

—Mi nombre es Ceres pero nunca me acostumbré a ese nombre así que pueden seguir llamándome como siempre lo han hecho —respondió la castaña picando con su dedo la punta de la nariz de su esposa.

—Hay algo que no entiendo, mi amor —dice Rararin mirando donde su esposa.

—¿Qué pasa? —Asuka habló teniendo una pequeña gran sonrisa.

—Dijiste hace un momento que despertaste tu verdadera yo ¿qué quisiste decir con ello? —Fue la pregunta hecha por Rararin quien esperaba la respuesta de su mujer.

—Es algo difícil de explicar jeje —rió la ahora castaña.

—Ya hemos terminado de comer. Nosotras nos vamos a dormir, que tengan buenas noches mamás —dijo Ailane mirando al frente.

—Buenas noches cariño —responde Rosia-chan.

—Descansen niñas —la siguiente fue Rararin en despedir a sus hijas.

—Sueñen con los angelitos —fue lo dicho por Gon-chan.

—Ustedes también descansen, mamás —mencionó Tsubaki-chan tomando la mano de su hermana mayor. Ambas niñas pronto salieron del comedor pasando por la sala para ir a la planta alta aunque…

—Las dos hermanas de pelo rubio sin decir nada en todo el camino a la planta alta disfrutaron del calor de la otra. Para ambas aunque estuviera mal que sintieran algo más que un amor fraternal querían por ese momento ser libres y no pensar en nada más que en ellas…, sin embargo, habría muchas personas que dirían que estaba mal que dos hermanas tuvieran sentimientos románticos que las involucran a ellas.. Pero por más que tuvieran que pelear contra el mundo. Las dos niñas estarían dispuestas a romper las barreras que se atraviesen en su camino. Quizás así en un futuro ellas podrían llegar a ser felices y así decir ningún problema un "te quiero con todas las letras"

¡Fin!

[...]

Planta alta - Cuarto de Ailane y Tsubaki - Interior

—¿Estás dormida, onee-chan? —Pregunta la pequeña de ojos verdes a su hermana quien estaba dándole la espalda.

—No, no puedo dormir ¿qué pasa, Tsubaki-chan no puedes dormir? —Rió por lo bajo la leoncita.

—Que mala eres, onee-chan —respondió la pequeña niña de mirada esmeralda.

—Lo siento.. —Susurró Ailane.

—Solo quiero decirte que gracias por haberme defendido aquella vez.. si no hubiera sido por ti..habría terminado muy lastimada —dijo la pequeña niña de pelo rubio escondiendo su rostro con las sábanas.

—Ailane sonrió por lo bajo. Se levantó de su cama para ir a la cama de su hermana. Sin esperar a que le dijera algo la pequeña leona se metió debajo de las sábanas ajenas encontrándose con el rostro rojo de su hermanita…

—¿Onee-chan..? —Susurró con la voz casi rota por los nervios de tener a su hermana mayor junto a ella. Tsubaki podía sentir el perfume de su heroína llenando sus fosas nasales esto había hecho que ella se sonrojara.

—Tsubaki..quiero decirte que… Yo… —Por momentos el corazón de Ailane pensaba salir de su cuerpo por lo nerviosa que estaba aunque al final decidió hacerlo correcto—. —Yo quiero decirte que siempre voy a protegerte. Cómo tu hermana mayor siempre estaré para ti, incluso cuando escojas a un tonto como tu novio, estaré para ti cuando te lastimen..después de todo soy tu hermana..tu hermana mayor.. —Decir esa palabra dos veces para la pequeña leoncita fue como sentir que alguien tomaba su corazón y lo hacía pedazos con sus manos—. —Buenas noches, mi linda hermanita… Mi pequeña Tsubaki…

—Tras esas palabras que fueron como si se estuviera clavando un puñal la jovencita de ojos rojos se dio la vuelta quedando a espaldas de su hermana menor. Tsubaki-chan tenía sus ojos llenos de lágrimas por qué pensaba en su infantil mente que su hermana iba a decirle que sentía lo mismo que ella sentía por la chica de melena rubia. Pero un golpe de realidad hizo que empezará a llorar mirando por unos momentos el cielo raso de su cuarto para enseguida voltear y decir en voz baja…

—Eres una idiota… De verdad eres una idiota.. Hermana… —Dijo con la voz rota. La pequeña niña de ojos verdes ocultaba sus ojos entre los mechones de su cabello mientras lloraba hasta quedarse dormida. Sintiendo el dolor de su corazón que ahora mismo estaba hecho pedazos por culpa de su hermana de quien se había enamorado…

[...]

A la mañana siguiente

En las afueras de la casa…

—Hace mucho tiempo que no venía aquí…