ᴀ ᴠᴇᴄᴇꜱ ꜱᴏʟᴏ ᴍᴇ ɢᴜꜱᴛᴀ ꜱᴏÑᴀʀ, ꜰᴀɴᴛᴀꜱᴇᴀʀ, ᴛᴏᴍᴀʀ ᴜɴᴀ ʜɪꜱᴛᴏʀɪᴀ ᴄᴏᴍᴏ ᴜɴ ᴘᴏꜱᴛʀᴇ ᴏ ᴄᴏᴍᴏ ᴄᴜᴀɴᴅᴏ ᴏʏᴇꜱ ᴜɴᴀ ʙᴜᴇɴᴀ ᴄᴀɴᴄɪÓɴ, ɴᴏ ᴘɪᴇɴꜱᴀꜱ ᴇɴ ᴛᴇᴄɴɪᴄɪꜱᴍᴏꜱ, ɴɪ ᴇɴ ᴘʀᴏʙʟᴇᴍᴀꜱ, ꜱᴏʟᴏ ᴛᴇ ᴅᴇᴊᴀꜱ ʟʟᴇᴠᴀʀ ᴘᴏʀ ʟᴏ ꜰᴀɴᴛÁꜱᴛɪᴄᴏ Qᴜᴇ ᴇꜱ. ʜᴇ ᴅᴇ ᴀʜÍ ᴇꜱᴀ ʜɪꜱᴛᴏʀɪᴀ.

Dejare más notas al final explicando unos detalles, recomiendo leer esta historia mientras escuchas el album Kind of Blue de Miles Davis pero si no, basta con leer.

De mientras es todo.


BLUE IN GREEN


Ella caminó quizás unas horas sobre la lluvia, los zapatos le lastimaban, el único sonido que presentía era de las gotas al caer, no había más olor que el de la tierra mojada. Esa tarde fue poco a poco dejando todo, se quitó sus brillantes y costosas zapatillas rojas las cuales era su arma favorita, las que siempre llevaba a trabajar, las dejó en una esquina y siguió caminando. El suelo era áspero y frío, pero al menos pudo caminar, no se percató de alguna incomodidad. Su cabello, el cual perfectamente peinó en la mañana, ahora estaba hecho una sopa, su gabardina estaba tan mojada y pesada que la botó cuando le estorbo, ya no pensaba en todo el alboroto que había hecho en su casa un día antes para encontrar el atuendo adecuado y como esa gabardina finalizaba un conjunto el cual deseaba lucir un día especial.

Un día arruinado.

Ya no había más sentido a nada. Toda su vida o, al menos lo que recuerda que es suya, le dio importancia a cosas decepcionantes y banales. Cosas que ni siquiera lograba recordar, como el por qué se esmeraba tanto en lograr ciertas metas y ahora ya no importaban. Toda una imagen de ella misma hecha con los años fue destruida.

Todo un jodido plan de vida.

Verlo caer no fue lo peor, no. Fue ver el tiempo perdido, los malos ratos, todo el aguante durante años para nada, para ser la sombra de alguien que no pensó en ella ni por un momento, aun cuando ese alguien le debía mucho, aun cuando ese alguien se le fue anunciado como el amor de su vida.

¿Que estaba haciendo entonces? Su vida y sobre todo ella, era: triste, lamentable, ingenua y desolada. Aquella quien se creía fuerte, pero se quiebra tan fácil, camina con desdicha dejando atrás todo lo que en algún momento tuvo un gran valor para ella y ahora le fue arrebatado.

Hacia un terrible frío por la lluvia y un viento violento que solo le hacía sentirse peor pues con eso podía hacer una única cosa, ella recordaba.

Recordaba las noches de ausencia de su novio y como siempre terminaba durmiendo en una cama fría, una sensación de vacío justo como la de ahora. Una relación vacía, la cual nadie cuestionaba nada, se creía que no importaba tener el romance ideal, porque cada quien vivía sus vidas y de forma diferente, separados. Era patético que no notara que todo lo que le sucedió, posiblemente se anunció desde hace mucho y solo no quiso ver, incluso quizá ella tuvo parte de la culpa.

Después de trabajar por mucho tiempo en la empresa de su familia, preparándose desde joven, demostrando su capacidad día con día, saltándose días libres, trabajando en vacaciones y reduciendo su vida social, ella finalmente sería ascendida, pero no fue así. En vez de eso fue ignorada al punto que alguien más tomó ese acenso, una traición para ella. Para el quizás una oportunidad que significaba libertad. Una oportunidad que significaba dejar a uno en el abismo.

Esa fue ella.

Esa traición acabo con sus esperanzas y su única reacción después de años de aguantar tanto, teniendo una sola ilusión que ahora se desploma, solo pudo reaccionar con ira.

y así fue despedida, ella quizás de forma indirecta deseaba llegar a eso.

Pobre mujer, la lluvia aumentaba todavía más y sin rumbo, podía ir a su lujoso departamento lleno de comodidades y que era bastante grande para una pareja, aunque siempre estaba ella sola. Mejor, no quería ver a su verdugo.

No quería volver a esa vida. Ya no lo aguantaba. Deseaba que, así como la lluvia se lleva todo, se la llevara a ella también. Caminaba para perderse, al menos eso quería creerse, sabía que se estaba mintiendo, que eso tendría sus consecuencias, pero al menos por un rato, quería sentirse libre.

Llego a pequeño puente en un parque cualquiera, no estaba segura de donde estaba, ni de la hora, intento ver su reflejo en el rio, pero la lluvia no le dejaba. Pensaba en hacer cualquier tontería con tal de escapar. Pero ella sabia que no lo haría. Intento llorar, era el momento perfecto ya que con el sonido de la lluvia no podrían oírla, pasaría de eso y sería fuerte de nuevo.

Pero no pudo, no pudo llorar.

Y entre el ensordecedor ruido de la tormenta lo escucho.

—¡Oye! ¿Estás bien? -

Era un joven que aparentaba su misma edad, no lo distinguía bien, pero si de algo se acuerda era de las mechas azules y sus ojos, también azules o acaso ¿verdes?

El traía una sombrilla y le estaba diciendo algo. No recuerda ni la mitad de lo que pasó. Sólo sabe que al final, la terminó llevando a un cuarto donde aparentemente él vivía.

Bastante lejos de su zona, pero tampoco estaba mal, era un departamento estrecho, realmente se preguntaba cómo alguien podía siquiera vivir en un espacio tan pequeño y no es que realmente lo fuera si no que desde su perspectiva llena de privilegios siempre tuvo cuartos grandes aún si era para una sola persona.

—Te vas a enfermar si te quedas así, ¿quieres darte un baño o solo cambiarte? -

—Yo...-

No quería admitir que una parte de ella tenía miedo, miedo a que todo lo que una vez escuchó sobre lo peligroso que puede ser hacer las cosas de forma descuidada se haga realidad. Ella es una chica muy fuerte, pero sigue teniendo miedos, se fue con alguien que no conoce a su casa y está bajando la guardia. Aun así, todo lo que la hizo llegar a su límite ese día provocó el dejarse llevar y seguir solo su instinto callando por un momento la voz de su cabeza.

—Tomaré un baño-

—Muy bien, llevare algo para que te cambies. -

El joven le guio donde estaba el baño y le explico cuál era la llave para el agua caliente y la fría, le explico que tenía que templarlas, algo que por más tonto que sonara no entendía ella del todo, nunca le tocó una ducha fría ni un baño tan pequeño. Mientras se bañaba dejaba ir sus pensamientos, el chico era algo atractivo, le daba miedo que fuera algún tipo de delincuente que entrará al baño mientras ella se bañaba, aunque si lo hiciera quizás no le molestara.

Pero no lo hizo

Al salir del baño podía percibir un olor por toda la habitación.

Café recién hecho.

La habitación era cálida y se podía oír el sonido de la tele, se sentía a gusto por primera vez en mucho tiempo.

—¿Gustas café? -

—Huele muy bien ¿qué café es? -

—Lo compre hace dos días, ya tiré la bolsa que decía el nombre de la marca, así que no tengo idea.-

Ella lo miro perplejo y el soltó una ligera risa, algo como saber cuál es el café que está tomando no le parecía indispensable, cosa distinta para la que vivía rodeada de gente que se la pasaba admirando el café y sus cualidades, catándolo cada lunes por la mañana y bebiéndolo con ron cada viernes en la noche.

—Aquí tienes— puso el café en la mesita que tenía frente al sofá—. Voy a darme un baño, ahí tienes el control puedes poner lo que gustes. -

"Puedes poner lo que gustes"

No era del todo cierto, no tenía TV por cable con más de 200 canales diferentes, ni tenía todos los servicios de streaming, así que no, ella no podía ver lo que quisiera. Y Ese pensamiento tan cercano a su vida de siempre le hizo darse cuenta que ella casi nunca veía tele, es más llegaba tan cansada de los días en el trabajo que supuestamente ponía algo de fondo para acompañarse en su soledad antes de apagarlo e irse a dormir, nunca sabía que ver.

Resignada se paró a ver los alrededores de la casa, el extraño se estaba bañando, podía escuchar la regadera desde donde estaba, le daba una cierta y extraña curiosidad.

"¿Pasará algo esta noche?

¿Acaso él está esperando que yo haga algo?

¿Que estoy pensando?"

Sus pensamientos no le dejaban en paz, quería desahogar su pena con él, quería desconocerse, por eso no veía su celular, ella por el momento no tenía nombre ni apellido, pero también tenia miedo de hacer una locura de una sola noche causada por una desilusión.

Cuando el salió del baño, vio que la joven que llevó a su casa estaba viendo los adornos y cosas del departamento.

—¿Te gustan los vinilos? Podemos escuchar uno si gustas.

—Este, ¿cuál es este? —decía tomando uno de todos los discos del mueble.

—Es un disco del jazz de Miles Davis, Kind of blue es del 59, es realmente muy bueno.

—Quiero oírlo.

Ella contemplo un área del cuarto el cual se veía más limpia que los demás, perfectamente acomodada y de cierta forma única, el mueblo lleno de álbum de vinilo, se veían viejos, pero bastante cuidados, debía tenerle bastante aprecio si esa parte la conservaba mejor que lo demás. Le recordaba a como cuidaba sus materiales de dibujo los cuales sólo uso dos veces, una cuando los compro y la segunda vez cuando dibujo con su novio para mostrarle sus aficiones, aunque este no le prestó atención.

Un triste recuerdo que desencadenó otros, olvidar tu antigua vida no es algo que se pueda hacer de la noche a la mañana, sobre todo si decidiste abandonarla hace no más de 6 horas.

So what!

Pero aquel joven tal como llegó de la nada a sacarla de la lluvia, también llegó de la nada a sacar sus pensamientos. Cuando inició la primera canción del álbum.

La canción inició con un piano y un bajo, una mezcla que no le hacía distinguir el instrumento, rápido y con ritmo cortado, luego se añadía el saxofón, cada resalte parecía gritarle ¡despierta!, hasta que todos los instrumentos empezaron a sonar al ritmo, pegajoso, movido, con velocidad, como si el tiempo corriera, podía sentir que estaba escuchando una canción que describiría la prisa que sentía en cada momento, pero esa canción era más que eso, la canción tenía vida. No era una carrera, el saxofón parecía contarte una historia.

No sabía de qué, pero era interesante, volteó a ver al joven el cual vio que su cuerpo seguía un poco el ritmo.

—¿qué es esto?

—se llama "So what" te habla por sí sola ¿verdad?

—No lo niego, es particularmente llamativa.

Ella sigo su ritmo poco a poco, sin decirse nada comenzaron a bailar, sus cuerpos se movían al ritmo de la música y algunas risas salían de ellos.

—¿Quieres comer algo? —decía el joven con la amabilidad y calidez que demostraba alguien cuando se nota que le agrada la otra persona.

—Sí, muero de hambre— soltando con brusquedad y felicidad.

No tardó mucho en cocinar algo sencillo con carne y verduras para ambos, para ella cada vez el le resultaba más extraño y fascinante, pensaba que pediría una hamburguesa o una pizza como los estereotipos de la gente que no parece ir a los restaurantes siempre, o al menos esa era idea que ella tenía al verlo.

Cada canción se tomaba su tiempo.

Llegaron a la mitad de la segunda canción cuando los platillos estaban listos, comieron platicando un poco de música e incluso de arte, nunca iniciaron con las preguntas de siempre, tan comunes

"¿Como te llamas?

¿Dónde trabajas?"

No, nada de eso, nada de hablar de la vida tan horrible que hay. Solo hablaban de las cosas que les llenaban.

No fue hasta que la tercera canción sonó que todo cambió.

Inició una melodía tranquila por el piano, el piano siempre lo tenía grabado de recuerdos, pero el saxofón sonó estridentemente anunciándole que este piano, no lo protagoniza el chico de sus recuerdos, el joven que una vez amó. El piano solo era el fondo que acompañaba. Era importante pero no el principal. Ese era el saxofón, lento y único. Parecía que le hablaba de nuevo, llamaba su atención, el piano seguía ahí pero incluso un ligero sonido de la batería se hacía presentes. Y una vez que el piano tomó presencia de nuevo, ya no había recuerdos, era algo nuevo. Era su propio piano.

La canción era triste y melancólica

—Esta canción me hace recordar a la lluvia de hace rato— dijo ella contemplando la ventana cerrada.

—¿Sabes que aún está lloviendo? -

—Me refiero a cuando yo estaba ahí, el por qué estaba yo ahí. -

—¿Sabes? Esta es una canción tranquila y triste, pero muestra mucho más. Es elegante quizás, tal vez pérdida, con el cabello alborotado, sin zapatos, sin suéter— ambos estaban sentados en el sillón viéndose el uno al otro mientras conversaban, mientras escuchan la canción, él puso su mano con la de ella como señal de apoyo —. ¿Hay alguna historia detrás? -

—Es demasiado tonta esa historia como para decirla, no, no es algo que valga la pena— ella desvió la mirada, se sentía avergonzada de todo lo que estaba haciendo, aun cuando dijo que se dejaría llevar.

—Las cosas tontas solo son a lo que decidimos darle ese significado, para algunos la música y el arte son tonterías, para mi tienen mucho valor y otras veces el saber el nombre de una marca de café suena tonto para mí— Ella sonrió ante su chiste y el delicadamente con sus dedos guio el mentón de la chica de nuevo a sus ojos—. No hay nada tonto en algo que te haya puesto tan mal, incluso si es una cosa pequeña, nunca será una tontería tus sentimientos. -

El piano protagonizado de nuevo y con él las lágrimas aparecían.

—¿Cómo un extraño puede decirme cosas más dulces que toda la gente que he conocido hasta ahora? — trataba de secar sus lágrimas —. ¿Te vas aprovechar de mi acaso? -

—Hablas tan sería que no se si lo dices en broma— el tomo sus manos para que dejara de frotarse los ojos —. Si unas palabras de apoyo tan sencillas son tanto para ti, no me quisiera imaginar por lo que has pasado, vamos llora, está bien, sácalo todo. -

Ella lloró, primero lento y callado, luego un poco más fuerte y después intensamente. Él tomaba sus manos, luego la soltó y después extendió sus brazos hacia ella.

El la abrazaba mientras ella lloraba.

Era como la canción que seguían escuchando un "Blue in green".

El resto de la noche se desvaneció.

Ella despertó en una cama que no conocía, alado estaba un hombre que parecía un ángel. Por un segundo su mente le engaño y pensó que habían pasado la noche juntos.

Tontas fantasías que una vez más vuelven aparecer.

Su mente se aclaró, lo recordaba con el ritmo y entonación de "Flamenco sketches"

Después de que ella llorara, no volvieron hablar del tema, él le habló un poco de las cosas que ella parecía haber estado observando, hablaron de algunos libros, de cómo él se interesó en varias cosas, pero se enfocó en la música. Ella habló del arte, de los lugares a los cuales alguna vez viajó de otra perspectiva de su mundo.

Ambos son de mundos distintos.

Había algunos discos viejos, los cuales eran la colección de cortometrajes independientes de una amiga de él, vieron algunas interesantes, otras tan malas que hacían sacar su mejor labia.

—Yo creo que trata de decir algo, quizás la parte donde todo se queda en negro como por 3 minutos, era una reflexión sobre nosotros mismos. —decía ella.

—Yo creo que es bastante mala y se les olvidó quitarle la tapa en esa escena. -

Ambos reían.

Ya era de madrugada, fueron a dormir.

Ella en la recamara, él en el sofá, esa era la idea, pero en un acto de sinceridad ella le pidió que se quedara.

—¡Espera! No puedo dormir hace mucho frío. -

—Te traeré otra cobija entonces. -

—¡No!, sé que es atrevido, pero, solo no quiero sentir el frio de dormir sola de nuevo. -

No es una frase con mucha coherencia.

—Bien, pero quizás ronque. -

—Puedo vivir con eso. -

Y lo hará...

Ambos durmieron de espaldas al otro, aunque había algo de tensión en ellos, la confianza de esa noche demostraba que no necesitaban algo pasional para desahogarse, sonaba tan infantil para ella, pero parecía haber una conexión.

Despertaron ambos viéndose de frente, abrazados.

No hubo conversación, solo palabras de cortesía, como si se conocieran de toda la vida, - "¿Quieres desayunar algo?"-. - "Si, gracias"-.

Ya tenía su anterior ropa, ya estaba peinada, aunque no tan perfecta como siempre y no tenía zapatos, pero era lo de menos.

Una de las cosas que no pudo botar fue su bolso.

Era una mentira que deambulaba sin rumbo, sabía que al final del viaje pediría un taxi y regresaría a su casa, pero ese chico se atravesó y retrasó su plan hasta el día siguiente.

Y ya se retrasó mucho, era hora de despertar del sueño.

Apenas prendió el celular empezó a vibrar de la cantidad de mensajes que había llegado, incluso él lo notó, ella volvió a guardar el celular, quería despertar con calma.

Desayunaba con alguien, no lo conocía, pero le agradaba mucho más que la mayoría de conocidos que tenía. Alguien que para nada se le acerca al tipo de personas y estatus que ella frecuenta, en una casa tan pequeña, pero llena de tesoros. Él era como el café que ella estaba tomando, era delicioso, pero no sabía su nombre, tendría ese sabor por un tiempo y quizás no volvería a saber de él. Si así es como se quedaría el, en sus recuerdos.

La hora de irse estaba cerca, ya no había nada a lo que aferrarse. Así pues, se soltó y volvió a su realidad.

—Muchas gracias, tengo que irme. -

Pero el volvió aparecer tomando su mano antes de caer.

—Puedes venir a desahogarte de nuevo, o solo a tomar café cuando gustes. -

"¿Volver? No. Eso significaría que esto no es un sueño, significaría conocernos y llenarnos de problemas. Quizás conocer otros álbumes de jazz, bailar y reír de malas películas. Quizás avanzar más, todo lo que puede ocasionar un volvernos a ver".

"Tu eres un sueño y eso es todo"

—No creo, vivo muy lejos. -

—Llegaste hasta aquí caminando, no creo que la distancia sea el problema. -

—Ya no recuerdo como llegué aquí. -

—Eso suena a una excusa, puedes usar el teléfono y guardar este lugar, pero si estoy siendo demasiado insistente discúlpame entonces. -

"No es eso, solo tengo miedo"

—Está bien, gracias por recibirme. -

"Extraño artista.

Extraño artista que no se fija en el café que toma.

Extraño artista, que no se fija a quien deja entrar a su casa y consuela.

Eso es, un extraño.

Me voy dejando un sueño, sin saber de él. No me fijaré donde vives, ni pensaré en tus ojos, ¿verdes? ¿azules? Ya ni siquiera los recuerdo."

Ella salió del departamento, descalza, decidida. Había tenido una recaída, pero hoy se levantaba, nada había cambiado... ¿Verdad?

—Me llamo Luka Couffaine, vuelve cuando tu así lo quieras— dijo por asomo en la puerta para regresarse sin pena después de la bomba que saco.

"Extraño artista...

Luka, el artista.

Luka, el artista que no se fija en el café que toma.

Luka, el que me saco de la lluvia y mis tristezas.

Luka, el que tiene un "blue in green" en los ojos.

Un nombre que ahora no podré olvidar."

Para ella él era injusto y que eso era trampa, quería que solo fuera un bello recuerdo para seguir con su vida, pero él no se lo iba permitir, ella aún podía irse, debía irse, pero sabía que ahora no iba poder olvidar ese nombre, que fue real.

Seguía avanzando, aun así.

"Nada podrá hacerme olvidar esa noche.

Pero quizás si vuelvo habrá más noches.

¿Qué clase de hombre no se aprovecha de tu vulnerabilidad y en vez de eso te abraza hasta que dejes de llorar?"

¿Vivir en el sueño o vivir la realidad?

Ella era fuerte, decidida e inteligente. Tomó su decisión.

Tocó la puerta de inmediato.

—Mi nombre es Kagami Tsurugi. Volveré esta noche, así que prepárate. -

Una vez dicho su nombre ya no habría marcha atrás para ambos.


NOTAS

Hay llore con mi propio one shot. Jajaja que cosas.

Quería escribir sobre otra de las parejas que me gustan y para darle más peso a todo esto de conocerse añadí sus nombres hasta el final (a pesar de que aparezcan en el inicio del fic). Espero nadie se haya sentido incomodo de leer tanto El/Ella.

Y vamos que final abierto, bueno medio abierto, sabemos que decisión tomo pero no lo que pasara de esto, porque habrá consecuencias obviamente.

Quizás un día me anime hacerle una continuación, quizás desde el punto de vista del novio o de Luka

Quiero darle gracias a Lordthunder1000 por ayudarme con la edición