Afueras de Ontario, Canadá:

¿En qué momento todo se fue cuesta abajo?

El dolor era cada vez más insoportable, y mientras este crecía, los gritos iban llegando a todos los rincones de la pequeña cabaña frente al lago donde pasaron los últimos meses juntos escondidos del resto de la civilización, y agradecían en silencio estar a varios kilómetros del pueblo más cercano y así evitar preguntas y confusiones.

Aunque no es como si aquellas personas se tomaran el tiempo de hacerles preguntas antes de atacarlos como las otras veces después de todo. Hasta el momento no entendían el porqué de aquellos ataques, pero suponían que tenía que ver con el hechizo lanzado.

Y, de cualquier manera, ¿cómo podrían explicar que eran 3 hombres escondiéndose de aquellos que querían hacerles daño, culpados cruel e injustamente de algo que no hicieron (y que nunca lograron comprender), y que ahora se encontraban dando a luz a los hijos de sus parejas que, pese a que los trataron horriblemente y abandonaron, aun amaban con todo el corazón?

Sobre todo, ¿cómo explicarían que eran las personificaciones de Finlandia, Italia del Norte y Canadá?

Solos en aquella escondida cabaña en la que intentaban sobrevivir esos horribles meses, rodeados solamente de árboles y un lago, deseando tener la compañía de sus amigos, de sus familias, de sus amados.

Que ese hechizo se rompiera por fin, volver todo a la normalidad, a cuando aún eran felices.

Cuando todo era perfecto.

- ¿Creen que ya les llego la carta? - pregunto nervioso el de lentes, tratando al mismo tiempo de regular la respiración

- Confio en Erland, sé que lo lograra - respondió a su lado el nórdico con su siempre presente sonrisa – no se preocupen, además están Peter, Sebastian, Michael y los demás para ayudarlo…y con suerte Lukas…

Una nueva contracción, esta vez más fuerte que las anteriores detuvo su plática. El castaño alzo la vista hacia la puerta, casi esperado que "ÉL" la abriera y fuera corriendo a ayudarlo. De reojo vio como sus amigos también traían la misma expresión mientras miraban la entrada, pero sabían muy bien que no pasaría. Ellos no aparecerían. Estaban solos en esto, y las crueles palabras volvían nuevamente a atormentarlos como todos los días desde que todo ese caos sucedió.

"Mentirosos"

"Traidores"

"Me aseguraré que nadie quiera ayudarlos. Después de todo, eso es lo que merecen personas como ustedes"

"No son bienvenidos aquí"

"Siempre serás invisible Matthew"

"No perteneces a los nórdicos Tino"

"Nunca dejaras de ser un cobarde Feliciano"

Corría el tiempo, sabían que no les quedaba mucho, sabían que pasaría pronto. Las fuerzas empezaban a abandonarlos de a poco.

Era inevitable.

Lentamente Tino, Feliciano y Matthew se tomaron de las manos dándose el apoyo que necesitaban antes de empezar con la horrible labor de parto.

No estaban solos completamente. Al menos se tenían a ellos, y en este momento era lo que importaba.

Junta de las naciones

Londres, Inglaterra:

Lo que debería ser una junta para resolver los distintos problemas que tenían, acabo rápidamente en caos. Arthur caía en su silla en estado de shock, tratando de asimilar todo lo que estaba aconteciendo.

Naciones gritándose unas a otras, micronaciones reunidas a un lado de la sala hablando de manera rápida y desesperada. Varios dirigiéndose a las salidas lo más rápido que podían, mientras otros se reunían para ver cómo arreglar la situación.

Podía sentir la mirada acusadora de sus mejores amigos en él, haciendo que se hunda más en su asiento con una gran vergüenza y tristeza por lo que ahora recordaba que hizo. Y Francis? Levanto la vista buscando desesperadamente a aquel rubio a quien amaba con locura, sin embargo, no pudo encontrarlo por ninguna parte.

¿¡Por qué rayos no me dijiste la verdad!?

мне жаль Fredka! Se lo prometí a tus padres

¿Alguna idea de donde pueden estar?

Ninguna…tal vez Francia lo sepa

En unos minutos empezaremos a buscarlos, será mejor que estén preparados

¡Ese bastardo! ¡Te juro que cuando lo vuelva a ver lo matare yo mismo por lo que le hizo a il mio fratellino!

A un lado veía como Noruega agarraba con fuerza la carta que recibieron, releyendo una y otra vez antes de caer al suelo entre lágrimas, siendo abrazado por un Mathias igual de emocionado y un Emil confundido pero que igualmente decidía quedarse junto a su hermano.

La imagen de aquellos 2 rubios y el peliblanco huyendo rápidamente de la sala de juntas gritando con desesperación los nombres de sus parejas, esperando encontrarlos cerca jamás desaparecería de su memoria.

"Porque yo ocasione todo"

¿Qué fue lo que hice…?