El Dios del Saber se encuentra encerrado en conocimiento, veracidad y hechos. La magia de las pequeñas mentiras, o la inocente ignorancia no sirven de efecto placebo para quien lo conoce todo. Y el todo podría parecer infinito, pero es simplemente un pequeño bucle de finales no tan contundentes que ya puede prever.
El conocimiento lo aburre, pero quiere más y más, como un humano y un poco de cristal picado sobre la mesa, como un león en temporada de caza. El mundo se da vuelta, converge, da lugar a nuevos pequeños humanos que descubren cosas que él ya sabía.
Edward sabe que es lo que va a suceder incluso si no tiene esa habilidad específica de ver el futuro. La rutina lo encierra entre libros, y la soledad lo encierra en su corazón.
Tal vez por eso se queda sin aliento en el siguiente milenio, quizás es porque lo sabe todo que le sorprende la visión. Quizá es porque es hermoso y enigmático lo que se avecina en la puerta de su pequeña habitación en el limbo.
Es el Caos, que le sonríe y crea un sismo de una magnitud de 9.5 mientras la noche llega a su biblioteca y le hace cosas graciosas a los colores de sus libros forrados en terciopelo. El caos es grande, seguro de si mismo y avasallante nunca fue tan precioso.
-Roy Mustang, un placer señor...- El hombre de porcelana le proporciona un poquito de información de sí, y la dosis de adrenalina podría materializarse y escapar por sus poros como un sudor helado.
-Edward, llámame Ed.- Es todo lo que responde, porque el apellido de su madre es sagrado, bendito, y no cree que nadie merezca tanto detalle. Es uno de esos Dioses mañosos, y cree merece un poco de privacidad en el abismo del universo, dónde las estrellas se difuminan y el blanco asfixia hasta romper su faringe.
El Dios lo observa dubitativo, entrometido y discreto, con una contrariedad que sacude algunos planetas fuera de su eje.
-Soy el Caos, o el orden, o algo que podría ser similar.
-El equilibrio.
-Mas como...una cara de la moneda. Pero no puedo operar sin que alguien esté moderando todo lo que hago.
-Lo cuál es mucho orden, lo cual contrarresta el hecho de que seas un Caos, el Caos controlado u ordenado no existe.
-Bueno, ciertamente no, aunque las reglas no se aplican a Dios.
El saber evalúa las palabras, las cataloga y las aplica a infinitas variaciones, probabilidades y tantos resultados como realidades existen, en un 85% eso podría haber sido una blasfemia. En un 100% eso le agradaría. Y Edward lo tiene, está en su mente el hecho de controlar sus expresiones, lo guarda en ese compartimiento especial de su mente que se llama "cosas que me valen una mierda". Y eso lo hace sonreír, caninos al desnudo y el oro de sus ojos con el brillo de un querubín realizando alguna travesura.
-Dios es caprichoso e inestable como un niño de tres años.
-Pareces saber mucho para un pequeño ángel de tal vez quince siglos.
-¡Soy un Dios, bastardo tonto!
-Tu insulto hacia, te recuerdo, nuestra autoridad suprema, es más algo que podría decir mas un ángel, que un Dios.
-Genio, ¿Un ángel sería castigado al limbo 310? Los limbos son para los Dioses, y vienes con tanta mierda educada a querer sermonearme, pero bien que estás aquí ¿no?
-Tengo...permisos, de esos que todavía no fueron sellados pero mi voluntad dejo una pequeña seña antes de irse.
-¿Esa es tu estúpida forma rebuscada de decirme que has venido de forma ilegal?
-Nadie me informó que era ilegal.
-Esta en la Santa Acta que no puedes cruzar el limbo si no estás en penitencia por Dios o algún Arcángel regulador.
-Pero ya crucé, eso es una acción ilegal en si, seré castigado eventualmente, eventualmente terminaré aquí, el orden de los fac-
-Si, si, no altera el jodido producto. Eso me deja pensando porque coño no sé, golpeabas al estúpido de Hoenheim en la cara, él te castigaba, te mandaba aquí y al menos estarías en el limbo por motivos más satisfactorios que colarte como un marica.
-Como marica, me siento muy ofendido.
-Es un término humano, para referirse a homosexual o cobarde. Nunca prendería a un igual, lo que confirma dos ilegalidades de tu parte.
-¿Entonces estás castigado por homosexualidad?
La mirada del caos podría ser un retrato de esos que fueron furor en la época del renacimiento, todas pequeñas criaturas de la tierra revolucionando su propia forma de expresión artística con la devoción de un padre a su iglesia. La gracia, no la del señor, era ver a este Dios siendo una obra de arte en movimiento que se balanceaba entre la personalidad de un felino y el aura de una arpía, con una belleza casi angelical a pesar de las sombras perfectas de sus pómulos altos. La homosexualidad era necesaria para que más personas pudieran apreciar una buena cara bonita cuando está existía en forma de Roy Mustang, pero Dios le quería quitar ese conocimiento también, como si Edward Elric no fuera un engranaje de la existencia misma.
-Un poco de eso, un poco de lo otro.- Con un chasquido de la lengua cerro el libro que estaba leyendo por quinta vez en esa semana, si es que las semanas existían allí, y se dirigió a un sofá rojo como su túnica a unos tres pasos hacia atrás. -¿Porque dirigirse a su propio entierro, señor bastardo del Caos?
-Si me dejas usar ese nombre ante un humano sin pedir derechos de autor te lo diré.- Luego de una pausa enfáticamente larga, los rosados labios de su interlocutor soltaron un suspiro que pareció un poquito de eternidad enfrascada en cristal turbio. -Busco al Dios del conocimiento, es urgente así que...si supiera en que celda se encuentra, podría deberte un favor grande, que incluso podrías cobrarla en cómodas cuotas.
-¿Para que lo buscas? ¿Sabes que evitó colisiones planetarias, intento revivir planetas extintos, incluso a su mad-
-Si, si, cometió uno de los grandes tres tabúes, solo Dios puede con la creación, y realmente quisiera tratarte suavemente y con el respeto que merece tu hermosura, pero esto es urgente, y solo puedo hablarlo con él, si no te importa.
-Aquí, en el limbo de máxima seguridad.
-Si, ¿Dónde más estaría un Dios tan poderoso?
-¿Muerto? ¿Siendo reemplazado por un nuevo Dios?
Realmente Hoenheim podía hacer lo que quisiera con solo aplaudir un poco, o encogerse de hombros, y si Edward no fuera su jodido hijo, ya estaría siendo polvo de estrellas en algún lejana galaxia. Al parecer Mustang sabía lo mismo o tenía una idea similar, si la sonrisa de satisfacción y admiración tenía algo que decir al respecto.
-Es redundante decir que el Dios del Conocimiento no es tonto. No es un secreto que si existiera una deidad de la terquedad, Acala tendría dos títulos en su haber.
Edward hace tanto polvo no escuchaba su nombre de Dios, que casi no se reconoce en esa frase. Hubieron otros Dioses del conocimiento con otros nombres, pertenecientes a otros países, continentes, y diferentes creyentes, pero a veces perecían, a veces cometerían atrocidades en nombre del saber, y al final quedaba una amalgama de Dioses variopintos que iban desde lo hindú hasta lo egipcio. Incluso en eso el cielo era absolutamente revoltoso, al punto de que un niño alemán tenia un nombre de Dios ajeno a su origen.
A Edward le molaban más los nombres egipcios. Tenían gatos, y Al amaba los gatos, todo lo que tuviera algo que Al amaba llegaba a la categoría de superior e inmediatamente transgredía las leyes de todo lo conocido.
-Ya, me estás llamando terco, gilipollas.
El silencio que siguió a eso era lo más parecido la quietud que consiguió en mucho tiempo, si los choques planetarios, las supernovas y las vías lácteas zumbando constantemente tenían algo que decir al respecto. Tuvo que chasquear la lengua ante su mecha corta, de haberse callado que otras cosas tontas podría haber dicho aquel morocho en su desesperación por encontrar a Acala.
-Oh, Dios.
-Él está más arriba.
-Tu elocuencia es digna de tu linaje.-La ironía se suavizó en sus rasgos antes de procesar que el puto Dios del caos se inclinaba en una rodilla dispuesto a una alabanza de la realeza. -De ser cierta su afirmación, es un placer para mí conocerlo. Me presento formalmente como Seth.
El caos estuvo antes que Dios, antes que el concepto del todo y de la nada. El caos es el primer conocimiento, y la primera ignorancia, el caos estalló y creo orden. Un concepto lleno de energía que con sus esporas llenó "algo", a un nivel tan fundamental que se volvió cimientos, antigüedad y reliquia. Roy lo sabe, con sus gestos desgastados, con su mirada de mil vidas y esa oscuridad de su cabello que lleva un poco del cosmos que los rodea. Su gracia es un estallido elegante de pequeños fragmentos dispersos que crean una belleza casi colosal cuando observas la pieza completa. Seth es un retrato, es algo que un humano no puede imaginar, que un Dios no puede siquiera saborear.
Y se arrodilla, el Caos ante el conocimiento, con una entrega casi ciega, con la espalda al descubierto. La ironía de un Dios rezándole a otro podría destruir el estatus Quo, pero a él no le importa, porque primero desordena, después sana y moldea.
Pero Edward se identifica como humano, por rebeldía, por amor, por mamá. Ed no reza, no resbala, y estalla, estalla, estalla como siempre, con mucho corazón y poca precaución. Y el saber nunca sirvió, son solo letras en su mente, hechos en su conciencia, y se arrodilla también. Porque es ingenuo y nadie lo visito en algunas eternidades, y no es más que nadie, un poco más que todo. Fundamental para el mundo ahí abajo, pero nada para estar aquí arriba.
-No seas estúpido, tu eres una leyenda, prácticamente deberías ser Dios.
Deberían hacer una revista de popularidad de dioses y colocar a Roy en el primer puesto, como Dios de la belleza, o alguna frase inventada de esas, que a las pequeñas hormigas del planeta tierra tanto les gusta profesar a otras hormigas. Ed también es una hormiga, más a una escala de un rinoceronte siendo pisado por elefantes, pero es en esa misma línea de pensamiento la que prefiere mantenerse. Roy sonríe, y se convierte en una video infinito y perfecto fotograma por fotograma.
La portada de de revista cambia sus colores primavera-verano a un invierno en la Antártida tan rápido que casi parece una máscara. Ed deja de respirar solo un micro segundo en la escala de un todo, antes de que la mirada fija hiper concentrada de su invitado se desvíe hacia los libros de la estantería a la izquierda.
-Bueno, eso es lo que quiero, si se me permite soñar.
La implicaciones son más grandes de lo que se permite afirmar. Pero la curiosidad es parte del saber, y los instintos básicos son eso, no están para ser frenados con una orden simple ni compleja. Así que el pregunta, y al diablo todo, si está es la llave que estaba buscando antes de patear la puerta el solo, bienvenido sea el milagro.
-Mi tercer trabajo, aparte de la terquedad, es cumplir sueños, así que dime chico, que puede hacer este humilde Dios.
-Se que odias al Dios actual, y creo que tú sabes lo conveniente que es para alguien de la facción rebelde que el conocimiento mismo odie a su rival, parece casi poético.
-La poesía de patear culos, si.
-Necesito que les enseñes a los demás todo lo que hay que saber, tú conoces los poderes de todo el regimiento de arcángeles y más, tienes en un rango de maestría todos los poderes de uno. Incluso puedes inventar lo que sea con solo unir el contenido de un libro con otro que probablemente nunca se nos haya ocurrido a nosotros. No me sirve tanto músculo si no tengo alguien que los les enseñe como usarlos, que se convierta en símbolo de seguridad y calma.
-¿Porque yo sería la seguridad y calma?
-Incluso sabes la respuesta.
Si, tener a Acala de su lado les daría la garantía de una posible victoria, el saber da seguridad ante lo desconocido y la seguridad es una calma entre tanta ansiedad antes de una gran guerra.
-Podrías ser Dios o...yo como el nuevo líder a cargo podría concederte lo que sea, solo...por favor piénsalo, esta tiranía no puede continuar, cada medio siglo estalla un nuevo planeta y se crean otros con una fecha de caducidad extremadamente corta, Dios no escucha a nadie y simplemente parece estar planeando algo en tanta destrucc-
-Si, si, ¿Crees que no lo sé mejor que nadie?- Edward frunce el seño ante el chiste fácil que ve venir a la distancia. -No-
-¿Como no lo va a saber el Dios del saber?- Responde con una risa irónica que bien podría ser de un Dios demasiado viejo para esta y las siguientes vida, o la curvatura de un niño cumpliendo con su travesura mas deseada. -Disculpa, eso estaba en bandeja de plata.
-Bandeja de plata la que te partiré por la cabeza. Oye, ya no importa, nunca llegaremos a un acuerdo si sigo tus estupideces ¿sabes?
-No sé mejor que tu, seguramente.
-Oh Dios, líbrame de este bastardo.
-Más bien nosotros nos libraremos de él.
-Ay, creo que no aceptaré esa tregua después de todo, no si sigues así de idiota, así que no asumas que nos libraremos "juntos" de él.
-Vamos "sabes" que quieres.
Edward dejó de responder, ya no tenía caso discutir con un Dios mas viejo que él pero que tenia la edad mental de un querubín recién aparecido. Sus frustraciones se fueron con un fuerte suspiro que podría haber sido un huracán en el trópico de haber sido el tipo de deidad indicada para el trabajo. Se dio media vuelta hacia la ventana, dispuesto a cortar el ambiente alegre por el que estaban transitando e ir por un rumbo que definitivamente les interesaría mas a ambos. Acala sabia irónicamente que si, aceptaría, pero este Dios debía tener sus propias aspiraciones y motivos, sus propios contactos y métodos, alguna forma en la que entró en este limbo y evadió toda la seguridad como si fuera un fantasma que nadie conoce.
¿Como nadie podría notar la ausencia del mismísimo Seth?, ¿Como toda la extrema seguridad de este asqueroso y blindado lugar no pudo derribarlo?
-¿Como confiar en ti, como has llegado, quienes más están de tu lado?
No habían preguntas suficientes para saberlo todo y tener el mapa completo, no habian certezas de victoria o un margen de maniobra para elaborar un plan de contingencia contra este hombre que lo que tenía de hermoso seguro lo tenía de peligroso.
Roy era una estatua, de esas que los humanos crean con un esfuerzo casi sacrificado para darle forma al arte, para tener la mínima oportunidad de pasar a la inmortalidad con su trabajo, como una hermosa competencia de sangre sudor y lagrimas en la que incluso perder lucia con una especie de belleza sufrida digna de guardar en la memoria. Pero él era una estatua que incluso el paso del tiempo no corroía o alteraba, como una mascara intacta de un tiempo mejor, con un enigma como velo envolviendo todo su rostro, cayendo por su cuerpo.
Habían abismos en esos ojos, estrellas muriendo y colisiones de tamaño planetario, cálculos y entresijos mas allá de su imaginación. Roy estaba en una desesperación deliberada, como si se hubiera permitido conscientemente caer al improviso solo por esta única vez, como alucinado por ver a Edward y sus habilidades, aún si no supiera que hacer después.
-Puede funcionar sin ti. No va acabar bien.
El rubio inhala profundamente, analizando antes de responder por impulso, abriendo sus instintos en el borde del precipicio, intentando hacerle caso a Al, su pequeño ángel, en todas esas veces que le dijo que deje de ser un temerario, que piense antes de hacer, que su enorme inteligencia sirve para entrelazar hilos y no para destruir la piedra. Pero no puede, y lo primero que intenta decir queda bloqueado por el movimiento de esos labios perfectamente rosados y las notas de una voz más profunda que el agujero de un volcán inactivo.
-Ni para ti, ni para mi, aunque sería un final feliz, para algunos al menos.
-¿Me estas amenaza-
-Necesitas salir de aquí, ¿como Dios puede encerrar a su fuente de sabiduría en un cuarto de dos por dos y esperar que el mundo siga girando igual, que nadie note tu ausencia?
La pausa es solo tomar aire, alejar la indignación y retomar los estribos aun si mira hacia la puerta de la habitación con una ansiedad casi tangible.
-¿No quieres recuperar a tu hermano?
¿Que si quiere recuperarlo? Quier quebrar jodidamente los cimientos de todo lo que exista, buscar debajo del magma mismo y arrancarlo de donde sea que este, de una pieza, quiere abrazarlo y perderlo nunca más, anhela, necesita, casi sufre por comprar un estúpido gato y entregárselo, llevárselo a la tierra que tanto ama y quedarse con él, sin este maldito titulo que tiene en el jodido reino de los cielos.
¿Y quien es él para preguntar? ¿Que sabe, como lo sabe?
Pero el puede. El bastardo puede tener consciencia de muchas cosas, y esta construyendo ahora mismo una llama ardiente dentro de su pecho, con un tono de desafío y sus pies clavados en el suelo aun cuando comienzan a intentar derribar la puerta de su confinamiento personal que reforzó con todo el acero que pueda existir. Y el universo sabe que el rubio es un inventor absoluto, con una ciencia humana que destaca entre el poder de aquellos otros déspotas que se jactan de sus poderes divinos.
Edward va a aceptar esta mierda, a su manera, luchando como si fuera un mortal, como si solo llevara la sangre de mamá, va a tomar el brazo que pueda y si las consecuencias le caen encima al menos Al no estará implicado en esto.
Porque todo esto es por él.
Se acomoda su capa roja y acomoda sus manoplas de metal en sus brazos, y espera que esa sea la respuesta que buscaba el bastardo, que al parecer lo entiende cuando se coloca a su lado en frente de la puerta, esperando el momento justo en que la presa caiga y se entere de que no tiene posibilidad ante los cazadores mas despiadados de la selva.
Roy lo mira, casi como a una joya, como a una victoria, con certezas entre el pliegue de sus cejas, con un encanto casi angelical en la caída de sus parpados.
Seth lo intuye, cuando prende fuego el metal hasta el punto de hacerlo líquido mientras sus persecutores caen, que tiene un aliado, que es todo menos orden, que es información mezclada e impredecible. Acala brilla como el sol pero se oculta como una nube en la noche mientras golpea con una decisión absoluta y una precisión fina.
Edward es su aliado. Y es salvaje, lo mas bonito de la humanidad, consciente de que el saber es caos, y va a usarlo.
