[Drabble]

En el aula

—Giyū T. & K. Shinobu—

—Hacerle una propuesta tan indecente a una de sus alumnas —musitó Shinobu temblando—, debería darle vergüenza, profesor.

Disclaimer:

Kimetsu no Yaiba © Koyoharu Gotōge

En el aula © Adilay Fanficker

Advertencias: Semi-UA. —Unido a Kimetsu Gakuen. / Un poco de OOC.

Aclaración: Este fic participa en el FLUFFTOBER 2022 realizado por la página en Facebook: "Es de fanfics".

Día 17: Beso en la mano.

Notas:

Me sorprende reconocer que no he hecho ningún fanfic de esta ship. :D

Aquí tenemos a mi primer giyushino de este reto.


NO PLAGIEN, NO RESUBAN Y TAMPOCO TRADUZCAN SI YO NO LO HE AUTORIZADO. —Gracias.



Sintiendo su corazón latir deprisa, Shinobu Kochō se hallaba impactada ante lo que estaba presenciando.

—Su… suéltame…

Por primera vez en mucho tiempo, su voz tembló y esa seguridad con la que siempre se mostraba, se rompió.

—No —fue la respuesta que recibió de su (todavía) profesor de educación física, quien la veía fijamente a los ojos.

Ella no sabía exactamente por qué, pero esa era una mirada tan intensa que no encontraba forma de eludirla y alejarse de él. Algo raro considerando que, por lo regular, era ella quien siempre tenía la situación entre ellos bajo control.

Ya hace algunas horas que el salón de clases donde estaban se había vaciado.

Él la citó aquí, donde nadie podría molestarlos, y justo cuando estaban hablando de lo hiperactivos que eran Tanjiro, Inosuke y Zenitsu…

Giyū Tomioka le recordó a su alumna, Shinobu Kochō, que habían tenido sexo en este mismo salón hace casi un mes y le preguntó si podrían repetirlo.

Ella, saliendo abruptamente de su eje, se alteró y lanzó su mano derecha al rostro del profesor. Este, sorprendiéndola, sujetó su muñeca con un poco de fuerza y ahora aquí estaban:

Shinobu sentada en el escritorio con su profesor de pie, delante de ella, sujetándole la muñeca, y peligrosamente cerca de su enrojecido rostro.

—Hacerle una propuesta tan indecente a una de sus alumnas —musitó Shinobu temblando—, debería darle vergüenza, profesor.

—Curioso —susurró él sin sentirse atacado de ninguna forma.

—¿Mmm?

Los ojos azules de Giyū se deslizaron lento hacia el escritorio donde ella estaba sentada.

—Justo aquí era donde recodabas cómo me llamaste alguna vez.

Sus ojos volvieron a ella, y ese rostro inexpresivo, le mostró más de lo que Shinobu quería reconocer.

—Por favor, ¿podrías sólo decirlo?

Dándose cuenta de que estaba conteniendo la respiración, Shinobu cedió a la necesidad de inhalar profundo, sin dejar de sentirse acorralada.

—¿Cómo me llamabas cuando éramos cazadores de demonios, hace ya muchos años?

Tomioka-san —susurró ella, abriendo un poco inconscientemente sus labios dado a que él se había acercado demasiado, casi rozándola, con su boca.

—Casi.

Shinobu frunció un poco el ceño.

—Así es como te llamaba —susurró convencida de ello.

—No. ¿Cómo me llamabas cuando estábamos solos?

Cada vez más inquieta, ella trató de hacer memoria, pero resulta que no era tan fácil cuando todo aquello había ocurrido hace más de 100 años en una vida pasada, y menos ahora que él estaba tan cerca.

Podía oler su perfume, sentir su calor y percibir su deseo hacia ella.

—Yo…

—Vamos, puedes recordarlo. Yo sé que sí.

Shinobu parpadeó con lentitud.

¿Cómo lo…?

Cariño —bisbiseó entre dientes, un susurro en extremo silencioso que apenas y pudieron oír ambos.

Una ligera curva se apoderó de los labios de Tomioka-sensei, quien se alejó un poco, atrajo con lentitud la muñeca que aún tenía bajo su poder, y, sin dejar de ver a su querida alumna, besó el dorso de su pequeña y suave mano.

Un toque casi inocente que le provocó mil y un sensaciones a la joven.

—Sigue sonando lindo —dijo una vez que la soltó delicadamente, dio 3 pasos hacia atrás, sin borrar esa expresión triunfante de su rostro.

Libre por fin, Shinobu pudo mirar seria y todavía sonrojada a su maestro.

—¿Ahora quieres que te lleve a casa? —preguntó yendo hasta la puerta.

Pero no vio venir el momento en el que Shinobu bajó del escritorio y le dio alcance con la finalidad de sujetar con fuerza la manga derecha de su sudadera con las intenciones de hacerlo darse la vuelta, sujetarlo del cuello de la playera y obligarlo a flexionar las rodillas, dejando que ella posase sus labios sobre los de él.

La puerta del aula se cerró de golpe.

FIN—


¡Espero que les haya gustado y gracias por leer!


Reviews?


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