Hola! Aquí Saori-nee con un nuevo fanfic un poco extenso protagonizado por mi pareja favorita de la New Gen acompañadas por otras dos chicas muy familiares para suerte de Hazuki jajaja. Como ya es costumbre en mis fanfics 'M', advierto de varias escenas lemmon entre las protagonistas a continuación por si no gustan de este tipo de historias, y sin más que decir de momento ¡Comencemos! :D


Mi Ángel, mi Mejor Amiga y mi Novia

Casa de Hazuki – Atardecer

Es una tarde de viernes tranquila, las clases han terminado y ahora me encuentro esperando la llamada de mi amada Manami, quien me está esperando en su casa para quedarme a pasar la noche.

Será la primera vez que me quede la noche en su casa, y lo que es mejor, estaremos toda la noche a solas, solo ella y yo. Estoy tan nerviosa que siento mi corazón palpitar a mil por segundo.

No puedo esperar a que la noche llegue.


Flashbacks – Noches anteriores de Hazuki y Manami

Han pasado unos meses desde que Manami y yo comenzamos a salir, y desde entonces, han sido bastantes las noches en que Manami ha venido a mi casa. Y aunque mis padres siempre la reciben con los brazos abiertos, tratándola incluso como a una segunda hija, nuestras noches favoritas son aquellas en las que salen de viaje y tenemos toda la casa para poder hacer nuestras cosas sin ninguna clase de interrupción.

– Esas sí que son las noches de ensueño.

Lo que más me encanta de tener la casa para nosotras, es que al estar a solas, Manami puede ser libre y actuar como ella misma.

No como las pocas veces que hemos ido a su casa durante el día, donde aparte de cuando estamos en su habitación, Manami siempre debe actuar como la perfecta hija y estudiante para complacer a sus padres y así aprobar nuestra relación. Un ángel en todo el sentido de la palabra.

No es que no me guste la Manami perfecta y gentil, de hecho cuando la conocí, estaba perdidamente enamorada de ella, es solo que el que Manami pueda ser ella misma sin contenerse cuando esta conmigo, me hace muy feliz.

Claro que a veces lo suele llevar al extremo cuando se emociona demasiado, o como cuando actuaba como mi mejor amiga, MANA, antes de que nos conociéramos en la secundaria Saint Michael's, y aunque a veces aún extraño hablar con esa personalidad suya, prefiero mil veces a la Manami que solo me muestra cuando está a mi lado.

En todo caso, el otro día en la escuela, Manami llegó muy emocionada a clases y tras darme un beso en la mejilla, me contó que sus padres saldrían este fin de semana al extranjero, y por lo tanto, tendríamos su mansión para nosotras solas todo el fin de semana.

Por la mirada pervertida en su rostro, sabía exactamente a lo que se refería con eso, y aunque me pone algo nerviosa, también me hace muy feliz. No solo porque eso significa toda una noche de pasión incontrolable entre nosotras, sino que además, podré ver mucho más de la auténtica Manami.


Casa de Hazuki – De vuelta al Presente

Finalmente la noche llega, y con ella, el mensaje de Manami de que sus padres se han ido al aeropuerto.

Con una sonrisa en mi rostro respondo a su mensaje, tomo mi maleta y me despido de mis padres antes de salir de la casa.

Al salir, encuentro una limosina ya esperándome en la entrada, con la conductora personal de Manami al volante.

Entro al auto y así nuestro emocionante fin de semana comienza.


Casa de Manami – Noche

En pocos minutos llegamos a la entrada de su casa. Bajo del coche y me dirijo a la puerta para tocar el timbre, pero antes de que pueda hacerlo.

– ¡Hazuki!

Manami abre la puerta y me recibe con un gran beso en los labios. Siento su lengua entrar en mi boca y al separarnos una línea de saliva aún nos une.

– Bienvenida a casa, Hazuki.

– Cielos ¿Qué clase de bienvenida fue esa? – Sonriendo y limpiando la saliva de mis labios.

Manami sonríe y me toma de la mano, pero antes de entrar.

– ¡Sería todo por hoy, muchas gracias!

Se despide de su chofer y entramos juntas a la casa.

Es una casa verdaderamente impresionante y enorme, mucho más hermosa por la noche que durante el día (si eso es posible).

– Me alegra mucho que estés aquí, Hazuki. Creo que no habías estado en mi casa de noche desde la fiesta de navidad de mi familia ¿o sí?

– No, creo que no. Aunque esa noche no me quedé a dormir.

– Tal vez no, pero sí que hicimos muchas otras cosas en mi habitación esa noche ¿lo recuerdas?

– Manami…

Como olvidarlo, fue la noche en que prometimos que nos casaríamos algún día y que sin importar lo que pasara en el futuro, jamás nos separaríamos.

– No puedo esperar a pasar la noche contigo – se abraza a mi hombro.

Esto es raro, Manami esta mucho más… melosa de lo normal.

Manami también me ve un tanto extraña y me pregunta.

– ¿Qué sucede Hazuki? ¿No estás emocionada de pasar la noche en la casa de una belleza como yo?

– Claro que estoy emocionada, es solo que… hoy estás un tanto diferente.

– ¿Uh? ¿Diferente en que sentido?

– Eh… nada jaja. Solo pienso que te ves mucho más sonriente de lo normal.

– Cielos – sonrojada.

Se ve sumisa, debe retomar la delantera.

Me toma de la mano y me lleva a la cocina.

– Ven Hazuki, quiero presentarte a mis sirvientas nocturnas.

– ¡¿Eh?! Pero…

Me lleva a la cocina donde hay tres sirvientas trabajando.

– Eh, disculpen – las llama y voltean – quiero presentarles a mi novia, Hazuki de la familia Ohara.

– Buenas noches, señorita Ohara.

– Buenas noches – haciendo reverencia ante ellas.

Manami sonríe y le pregunta a una de sus sirvientas.

– Disculpa ¿la bañera ya esta lista?

– Así es, señorita Suoh. El agua esta como la pidió y les dejamos dos juegos de toallas y ropa interior para cuando salgan.

– Excelente, en ese caso iremos a bañarnos y mientras tanto, por favor cambien las sabanas de la cama por unas nuevas, las más cómodas que tengan. Cuando hayan terminado, por favor dejen la alcoba y no nos interrumpan por el resto de la noche ¿Entendido?

– Por supuesto, señorita Suoh.

– Muchas gracias. Vamos Hazuki – me toma de la mano, llevándome con ella – buenas noches.

– Buenas noches señorita Suoh, señorita Ohara.

– 'Hazuki' nada más esta bien – susurro para mi misma mientras Manami me lleva con ella.


Habitación de Manami

Llegamos a su habitación la cual ya esta perfectamente arreglada, excepto por la cama la cual, aún falta que le pongan las sabanas nuevas que encargó Manami.

– Y como ya sabes, esta es mi habitación. Puedes dejar tu maleta donde gustes.

La habitación de mi adorada Manami. Aunque ya he estado aquí varias veces, esta es la primera vez que estoy en ella de noche desde la fiesta de navidad. Y también es la primera vez que estoy en ella de noche con la casa completamente a solas.

El pensar en eso hace que mi corazón lata y empiece a sentir un cosquilleo en mi estómago.

– Manami… ¡Kyaaaaa, Manami!

Manami cierra la puerta de la habitación y mete su mano en mi entrepierna, por debajo de mis panties rozando sus dedos sobre mi entrada.

– Ah Hazuki, como sospechaba, estás ya tan húmeda aquí abajo. Dime ¿te excitaste solamente por entrar a mi habitación? Eres una pervertida.

– Mira quien habla... ¡Aaah, Manami!

Besa y lame mi oreja sin dejar de acariciar mis pétalos.

– Manami, espera, tus sirvientas, van a venir en cualquier momento.

– Descuida, no entrarán mientras nos escuchen hacerlo, mientras hagamos ruido, estaremos completamente a salvo.

– ¡Espera, Manami! – Aún si no entran, no quiero que nos escuchen.

Esto es malo, siento que en cualquier momento meterá sus dedos en mí, pero justo cuando pienso que va a hacerlo.

– Bien, creo que eso es suficiente por ahora.

– ¿Uh? – sorprendida.

Manami saca su mano y lame mis jugos de sus dedos.

– Tenemos toda la noche por delante, sería un desperdicio que te vinieras en este momento. Además, aún tenemos que bañarnos.

– Manami…

Termina de lamer sus dedos y con la misma mano, me toma de la mano y me lleva con ella.

– Ven, vamos a bañarnos.

– Esta bien.


Bañera de Manami

Tras quitarnos la ropa y ayudarnos a enjabonarnos, entramos juntas a la bañera y nos sentamos en lados opuestos de ella.

Esta bañera es mucho más grande que la que tengo en casa, sobre todo por el gran espacio que hay entre nosotras.

Usualmente en mi bañera apenas cabemos las dos, sentándonos ambas con las rodillas al aire y rozando nuestras vaginas, lo cual suele ayudar mucho cuando unimos nuestros labios inferiores allá abajo por debajo del agua.

Pero en esta bañera, ambas alcanzamos perfectamente a estirar nuestras piernas sin que estas se crucen en ningún momento.

Por una parte, esto hace la experiencia del baño mucho más tranquila y relajante, pero otra parte, extraño el tacto de la piel de Manami con la mía.

Manami parece notarlo y con una sonrisa me mira.

– ¿Qué pasa Hazuki? Deseas saltar sobre mi cuerpo desnudo y empezar a hacerlo desde ahorita.

– Manami – sonrojada.

Ahogo mis labios y hago un puchero bajo el agua.

– Hazuki, eres tan linda. Si tanto quieres estar conmigo ¿Por qué no vienes y te sientas aquí a mi lado?

Sin decir nada más, me pongo de pie revelando mi cuerpo desnudo momentáneamente ante ella, y me vuelvo a sentar bajo el agua, poniéndome a su lado y nuestros hombros y brazos se rozan.

– Ah, Hazuki, estoy tan emocionada por salir de aquí y comenzar a hacerlo contigo.

– Cielos, cada vez que me hablas así… haces que me sienta con más ganas – le digo muerta de la vergüenza.

– Lo sé, lo lamento Hazuki, es solo que me encanta ver la cara sonrojada que pones, mi Hazuki.

Se acerca a mí y vuelve a besar mi oreja, esta vez bajando hasta mi cuello, besándolo, lamiéndolo, succionando de él como una vampira.

– Aaaaah, Manami, espera ¡Aaaaahhh!

– Mi Hazuki, no puedo esperar a tenerte dentro de mí – besándome aún con más intensidad.

Pero nuevamente justo cuando más lo deseo, se separa y se vuelve a sentar.

– No te preocupes, Hazuki, ya casi podremos hacerlo.

– Oh, cielos.

Esto esta empezando a hacer que en verdad me moleste con ella.

Justo cuando estoy por reclamarle y pedirle que si no me va a tocar allá abajo, deje de hacer eso, Manami me interrumpe y habla.

– Debes de estar frustrada por lo mucho que te he estado estimulando y sin embargo, aún no te toco allá abajo ¿no es cierto?

– Cielos ¿podrías decirlo aunque sea con un poco de vergüenza? – aún molesta con ella.

– Lamento haberte estado haciendo eso, Hazuki. Es solo que… hay algo que quiero intentar esta noche, y creo que la única manera en la que aceptarás hacerlo, es si te dejo con estas ganas.

– ¿Eh?

Entonces tiene un plan detrás de esto. Debí imaginarlo.

– Cielos ¿Sí sabes que no necesitas dejarme con estas ganas para acceder a hacer algo pervertido contigo, cierto?

– Lo sé, pero… es solo que el día de hoy quiero intentar… algo especial.

– ¿Uh? – oh no ¿Qué traerá entre manos? – ¿Qué cosa?

– Hazuki ¿Qué te parecería hacerlo con tres chicas? Dos chicas además de mí.

– ¡¿Eeeeeeeeeeeehhhhhh?! ¿D-De qué estás hablando? ¡¿Hablas de una orgía?!

– Jajaja no, no hablo de eso, aunque me encantó ver tu cara asustada jajaja.

Hago otro puchero enojada bajo el agua.

– ¿Has escuchado hablar de los juegos de rol?

– ¿Juegos de rol?

– Ya sabes, cuando las parejas fingen ser otras personas para… darle algo de pasión a la acción.

– Oh – ya veo a donde va – ¿Tú quieres que finja… ser otra persona?

– Para nada. Al contrario, esta noche, quiero interpretar a otras dos chicas. Unas chicas de tu pasado que seguro ya conoces, además de yo misma como la tercera, y después de haberlo hecho y venirte con nosotras, me digas cuál de ellas te gustó más.

– Esto – confundida – no es que no quiera hacerlo, pero ¿Hay alguna razón por la cual quieras… hacer eso?

– Solo quiero experimentar y darte el mayor placer posible en el proceso.

– Cielos – aún más sonrojada.

– ¿Qué dices, Hazuki? ¿Cumplirías este capricho a tu chica amada?

– Manami… – lo pienso – De acuerdo, por ti lo haré con mucho gusto.

– ¡Genial! Gracias Hazuki. Nada más por eso, me aseguraré de hacerte venir mucho esta noche hasta dejarte completamente seca.

– No si yo lo consigo primero, Manami.

Nos besamos en la bañera y Manami sale de ella, revelándome su cuerpo desnudo y mojado.

– ¡Muy bien, en ese caso no perdamos más tiempo y salgamos de una vez!


Habitación de Manami

Al salir de la bañera, nos secamos juntas y quedamos de ponernos nuestra ropa interior por separado antes de vernos. Manami se cambiaría en su baño, y yo lo haría en su habitación.

Al salir del baño, me encuentro con que las sirvientas ya han colocado las sabanas nuevas en la cama de Manami e incluso han dejado unas barras y bebidas energéticas sobre la mesa de noche.

– Cielos, no se que me daría más vergüenza, que Manami les haya pedido que las dejaran ahí, o que las sirvientas las hayan colocado por voluntad propia.

Mejor dejo pensar en eso y abro mi maleta para sacar… lo que había traído para esta noche. Me sonrojo nada más de verlo.

Es un conjunto de lencería erótica morada oscuro que consiste de un bracier casi transparente, unas panties y unas medias largas y negras también casi transparentes.

– Se supone que esto es lo que usaría una adulta para verse sexy ¿no?

Me veo al espejo en mi conjunto recién comprado y no puedo evitar sonrojarme.

Aún recuerdo cuando lo compré en internet la semana pasada.

La página decía que no llegaría hasta dentro de dos días por la mañana. Cuando al día siguiente después de clases me llegó el mensaje de que el paquete llegaría a mi casa en 30 minutos, tuve que salir corriendo para recogerlo antes que mis padres lo hicieran.

Afortunadamente llegué justo a tiempo y mis padres no se enteraron de nada. Aunque no creo que me hubieran regañado por ello, habría sido terrible tener que explicarles por qué había comprado esto.

Me veo al espejo en este conjunto tan erótico y adulto. Me pregunto si en verdad se verá bien en alguien como yo, pero al seguirme viendo al espejo, me doy cuenta que…

– Me veo… sexy – sonrío frente al espejo.

Con más confianza en mí misma, tomo una de las ligas de Manami y arreglo mi cabello del modo que le gusta a Manami (como MANA se lo solía peinar en una coleta) y paso a acostarme en su cama.

Me pregunto como debería recibirla cuando salga del baño, quizás en una posición sexy, o en una posición de niña inocente, o quizás como una dominatriz lista para jugar con ella.

Al final me da demasiada pena hacer cualquiera de esas poses y decido simplemente esperarla sentada en la cama.

Me pregunto cuando más tardará, hasta que finalmente abre la puerta del baño y de ella…

– Buenas noches, Hazuki-san.

– ¿Ma-Manami?


Habitación de Manami – Primera Chica

Manami sale del baño vistiendo un conjunto de lencería blanca muy erótica y casi transparente que le da la apariencia de una sexy ángel caída del cielo.

Al verla de esa manera, tan tierna y sexy, siento que la fuerza me abandona y Manami camina hacia conmigo con una sonrisa en el rostro.

– Me da mucho gusto verte en mi habitación esta noche, Hazuki-san.

– ¿Hazuki-san?

– Así es, normalmente solo podemos vernos en clases, pero cada día que estamos en el salón y te sientas a mi lado, no puedo evitar pensar en lo mucho que deseo tenerte aquí conmigo, Hazuki-san.

– Manami…

Coloca un dedo sobre mis labios.

– No soy Manami, soy tu ángel. Así es como solías llamarme antes de conocernos ¿lo recuerdas?

– Mi ángel.

Ya veo, está interpretando su papel del ángel que suele interpretar en la escuela para las maestras y compañeras. La chica dulce y amable que pensaba que era cuando me enamoré de ella en el primer semestre.

– ¿Este es el rol que deseas interpretar?

Sonrío ante lo tierna que es y pongo mi mano en su mejilla, provocando que se sonroje.

– También me da mucho gusto estar aquí contigo esta noche, mi ángel.

– Hazuki-san… Están tan sexy y bella esta noche – se sonroja – Se que debo ser una chica pura y buena, pero al estar contigo, haces que me vuelva loca.

– Manami-san – le sonrío – déjame hacerte sentir bien.

Nos sentamos en la cama y me coloco detrás de Manami, rodeándola con mis piernas y uso mis manos para acariciar su abdomen.

– ¿Se siente bien, ángel?

– Ah, Hazuki-san, se siente muy bien.

– Me alegra escucharlo, seguro te sentirás mejor con esto.

– ¡Aaaaah!

Llevo mis manos más arriba, metiéndolas por debajo de su bracier y empiezo a acariciar sus pechos casi planos.

– ¡Aaaaaah! Hazuki.

– Me llamas por mi primer nombre, estás más atrevida esta noche, Manami-san.

– No puedo evitarlo, tus manos se sienten demasiado bien, aaaahhh…

Dirige su propia mano a su entrepierna, pero antes de que pueda meterla, la detengo.

– ¿Hazuki-san?

– Todavía no, mi ángel. Primero quiero que te sientas bien con esto.

Continuo acariciando las tetas de Manami, haciendo especial énfasis en sus pezones y darles un ocasional pellizco.

– ¡Aaaaahh! ¡Hazuki-san!

– Tienes unos pezones muy sensibles, mi ángel. Mira nada más lo erectos que están.

– Están así por ti, Hazuki. Solamente cuando pienso en ti se ponen así de duros y allá abajo, siento que… siento que… aaaah… ¡Aaaaaaahhhh!

Al final, Manami ya no aguanta más y se termina viniendo, manchando con sus jugos las pantis blancas de su conjunto erótico.

Se recarga contra mí para recuperar la respiración.

– Hazuki-san… ¿Qué acaba de pasar?

– Te acabas de venir, mi ángel, pero descuida, aún no he terminado contigo.

– ¿Eh? ¡Aaaaah! ¡Hazuki-san!

La acuesto en la cama, colocando su cabeza en la almohada y me dirijo hacia abajo, observando sus panties.

– Mira nada más lo mojadas que están, jamás imaginé que la honorable hija de la familia Suoh, fuera una chica tan sucia.

– Aaaah, Hazuki – gime aparentemente excitada por mis insultos, y sonrío.

– Anda, vamos a quitarlas para que no te enfermes.

– ¡Aaaaah! ¡Hazuki-san, espera!

Sin escuchar su protesta, remuevo sus panties y medias blancas, dejándola completamente desnuda de la cintura para abajo, únicamente con su bracier blanco para cubrir su desnudez.

– La vagina de mi querida Manami-san, tan rosada y mojada, como la de un ángel.

– No te le quedes viendo tanto tiempo, me avergüenza.

Manami cubre su rostro rojo de la vergüenza.

No sé si es el que Manami este actuando de una manera completamente diferente a la que lo hace cuando lo hacemos juntas (normalmente, ella es quien toma la iniciativa), pero el verla actuar de esa manera, tan inocente, tierna y avergonzada, me hace desear hacerle mucho más y tomar la iniciativa.

– Me aseguraré de saborear cada milímetro de tu vagina, Manami-san. Buen provecho.

– ¡Aaaaaaah! ¡Hazukiiiiii!

Llevo mi cara a su entrepierna y comienzo a lamer su vagina, insertando mi lengua allá adentro y haciendo círculos en su interior, recolectando la mayor cantidad de sus jugos en mi boca.

– ¡Aaaaaah! ¡Hazuki! Ahí, justo ahí, se siente muy bien, se siente fabuloso ¡Hazuki! ¡Aaaaaaaaaahhhhh!

Manami agarra mi cabeza con más fuerza y la entierra en su vagina al tiempo que levanta su bracier y usa sus manos para acariciarse sus casi nulas tetas.

Cuando el final se acerca, Manami toma con aún más fuerza mi cabeza y sus jugos salen de ella, alcanzando así el segundo orgasmo de la noche.

Bebo tantos como puedo cuando salen y cuando termina de venirse, suelta mi cabeza dejándose caer sobre la cama.

– Gracias por la comida, Mi ángel.

Paso los jugos en mi boca y sonrío al verla descansar agotada.

Me acuesto a su lado para besarla en los labios y unir nuestras lenguas.

– Ángel mío, no sabes cuán feliz estoy de pasar contigo esta noche.

– Hazuki…

Nos besamos, saboreando el dulce sabor de la otra, y al separarnos una mezcla de saliva y jugos aún une nuestros labios.

Me acuesto a su lado para tener nuestro descanso post-sexo, pero en ese momento.

– Gracias por una noche tan fabulosa, Hazuki-san.

Me besa una vez más y se levanta tomando su lencería blanca con ella hacia el baño de donde salió en primer lugar.

– Nos vemos.

Me sonríe antes de salir y se encierra en aquel baño.

– ¿Uh? ¿Qué acaba de…?

No entiendo lo que acaba de pasar. Supongo que es lo normal pasar al baño después de tener sexo con tu novia, pero ¿por qué se despidió? No planeará dejarme aquí sola toda la noche ¿o sí?

Decido ir a preguntarle, pero justo cuando estoy por ir con ella, la puerta del baño se abre y de ella sale.

– Buenas noches, Hazuki.

– ¿Ma-Manami-san?


Habitación de Manami – Segunda Chica

Manami vuelve a salir, con el cabello arreglado como siempre lo suele usar y esta vez con una sexy y madura lencería roja. La hace ver mayor de lo que en realidad es.

Además, muestra una sonrisa completamente diferente a la que tenía hace un momento, una sonrisa que muestra dominancia, liderazgo y lujuria.

– ¿Qué pasa, Hazuki? ¿No estabas esperando verme?

– ¿Manami?

Con esa misma sonrisa se acerca y me da un empujón hacia la cama, poniéndose en cuatro encima de mí, tomándome de las muñecas.

– Así es, esa soy yo, tu adorada y dulce novia, Manami.

Ya veo, esta vez no esta interpretando ningún papel, esta es la Manami que conozco y adoro.

– Ya veo – algo aliviada – pensé que ibas a llegar interpretando a otra personalidad.

– ¿Y por qué haría eso? A la única que deseo que veas, es a mí.

– ¿Uh?

Acariciándome la mejilla, en señal de posesión.

– Toda tú, y todo tu cuerpo me pertenecen ¿no es así, Hazuki?

– Manami… yo… ¡Aaaaah! ¡Manami!

Manami baja mis medias y mis panties de un jalón, dejándome solamente el bracier para cubrir mis tetas y mi desnudez completa.

– La vagina de mi querida Hazuki, tan linda y tan hermosa… y tan deliciosa.

Acerca su nariz a olfatearla y da un fuerte respiro.

– Huele tan deliciosa como siempre.

– ¡¿Qué cosas estás diciendo?! Deja de verla y olerla tanto.

El aire de su nariz hace que me excite aún más.

– Dirás eso, pero tu inferior no miente. Esta ya tan lleno de jugos, esta tan húmeda que estoy segura que mi dedo entrará… así.

– ¡Aaaaaaaahhhh! ¡Manami!

Un solo dedo de ella es más que suficiente para hacerme sentir en las nubes.

– Cielos ¿ves como sí estás excitada, Hazuki? Mi dedo entró tan fácilmente en tu vagina. Esta tan cálido aquí dentro.

– ¡Aaaaahhh! Manami.

– ¿Qué pasa, Hazuki? Acaso ¿Quieres más? Muy bien, tus deseos son mis ordenes.

– ¡Aaaaahhh!

Inserta un segundo dedo en mí y siento que me vuelvo loca de la excitación.

Los inserta y saca una y otra vez de mi interior, al tiempo que se inclina y besa mis labios con su lengua.

– Hazuki… el sonido que haces allá abajo mientras te los meto es tan pervertido.

– Manami… quiero… también quiero que te sientas bien.

– Entonces hagámoslo, juntas.

Se separa de mí por un momento para sentarse en la cama y se quita sus panties rojas para quedar desnuda al igual que yo.

Nos besamos y acostamos en la cama, usando nuestras manos para tocarnos y darnos placer allá abajo.

Insertamos y sacamos nuestros dedos, sintiendo el calor de la otra y usando el pulgar para acariciar aquella gema por encima de nuestras vaginas, el verdadero mejor amigo de toda mujer.

– Aaaaah, Manami, ahí, ahí es donde me gusta, Manami.

– Hazuki, sígueme acariciando, sígueme acariciando ahí ¡Aaaaah!

Continuamos haciendo este movimiento mientras nos abrazamos y besamos acostadas sobre la cama, una a un lado de la otra, mientras nos restregamos las tetas con las de la otra, y desabrochamos nuestros bracieres quedando ambas completamente desnudas.

Seguimos acariciándonos, turnándonos para acariciar y besar las tetas de la otra, y al poco tiempo, sentimos que el final ya se acerca.

– Hazuki, ya no voy a aguantar más, me vengo, me voy a venir.

– También yo Manami ¡Aquí viene!

– ¡Aaaaaaaaaaaahhhhh!

Ambas terminamos al mismo tiempo y nuestros jugos salen expulsados de nuestras vaginas manchando las sábanas de la cama.

Nos recostamos, chocando nuestras frentes y al final, nos miramos sonrientes a los ojos.

– Estuviste fabulosa, Hazuki.

– Manami – sonrojada – tú también estuviste increíble.

– Gracias Hazuki, mi Hazuki.

Nos damos un último beso en los labios, y después de habernos hecho venir tres veces, pensé que ya sería la hora de dormir, pero en ese momento.

– Bueno, tengo que irme.

– ¡¿Eh?!

– ¿No lo recuerdas? Aún no hemos terminado, y todavía hay una chica más que desea hacerlo contigo.

– ¡¿EH?! Pero…

– Pero hagas lo que hagas, recuerda Hazuki que al final del día, tú eres solo mía.

Sonríe y me da un beso en los labios antes de recoger su ropa interior roja y regresar al baño.

– Nos vemos en un rato.

Se encierra y me vuelvo a quedar a solas.

– Que rayos…

En esta ocasión, decido mejor no levantarme y esperar a que salga.

Me acuesto un rato para descansar en lo que sale, pero a los pocos segundos la puerta se abre y…

– Manami ¿Ahora que…? ¡Kyaaaa! ¡Manami!


Habitación de Manami – Tercera Chica

Manami sale corriendo del baño y se lanza sobre la cama, colocándose encima de mí y usa una soga roja para amarrarme.

En menos de 30 segundos, me tiene completamente atada a la cama de brazos y piernas, mirándome con orgullo desde arriba.

– ¡MANAMI! ¿Qué rayos estás…?

– ¡¿A quién estás llamando Manami?! ¿Es que acaso ya no me recuerdas? ¿Tu leal y más cercana amiga?

– ¡¿MA-MANA?!

Al voltear a verla, la encuentro de pie sobre la cama encima de mí, vestida con una lencería negra muy madura y unas medias negras con las que me aplasta.

Además lleva su cabello naranja amarrado en una coleta a la derecha y sus clásicos lentes rojos que la caracterizan.

Mirándome desde arriba con una sonrisa de dominancia, perversidad y lujuria.

– Cuanto tiempo, Hazuki ¿Acaso ya te habías olvidado de mí?

– ¡MANAMI! – Me mira enojada, regañándome – Quiero decir… MANA – sonríe – ¡¿Qué crees que estás haciendo?!

– ¿Acaso no es obvio? Voy a recuperar lo que es mío – me apunta con un dedo – ¡Tu cuerpo me pertenece, Hazuki!

– MANA…

Ya había olvidado lo loca que se volvía cuando la interpretaba. Pero…

– ¿Tienes algún problema con eso?

– Mi problema no es eso, mi problema es… ¡¿Por qué estoy atada?!

MANA observa con orgullo su atadura a mi cuerpo por brazos y piernas.

– ¿Ah, eso? Es una nueva técnica que aprendí en internet que deseo probar contigo esta noche. Se llama Shibari.

– ¿Shibari?

– Así es, es el arte de la atadura sensual, dramática y erótica, el cual el día de hoy, tendrás la oportunidad de experimentar de primera mano. Prepárate, Hazuki. No me contendré en lo absoluto.

Lo dice mientras saca un dildo morado detrás de ella y lo lame lista para la acción.

– ¡Kyaaaaaaa! ¡MANAAAAAA!

Me voltea de panza contra la cama para que no lo vea, se acuesta encima de mí y me besa el cuello y la espalda al tiempo que roza el dildo sobre mi entrada allá abajo, aún sin meterlo.

– ¿Cómo se siente, Hazuki? Estar atada de esta manera sin ninguna oportunidad de moverte ¿Te hace sentir más excitada?

– MANA… Aaaaaahhhh…

– Tomaré ese gemido como un sí. ¿Eh? ¿Qué dices Hazuki? ¿Quieres que meta ya este dildo en tu vagina?

Todavía rozándolo contra mis labios exteriores sin meterlo.

– Eso no…

– Bueno, tus deseos son mis ordenes, Hazuki

– ¡AAAAAAAAHHHH! ¡MANA!

Inserta el dildo dentro de mí y comienza a meterlo y sacarlo una y otra vez con su mano.

– Oh Hazuki, el sonido que sale de tu vagina cuando lo saco es tan pervertido y tan dulce. Hace que me vuelva loca.

– ¡Aaaaaah! ¡MANA!

Aunque no es la primera vez que Manami mete un así dildo dentro de mí, el que lo haga ahora mientras estoy atada y ni siquiera pueda verlo, hace que me sienta más excitada.

– ¿Pero que estoy diciendo? Ni siquiera puedes ver como entra y sale de tu interior. Ven, vamos a voltearte para que lo veas.

– ¡Aaaaaaah! ¡MANA!

MANA me voltea poniéndome de espaldas sobre la cama y levantando mis piernas para que vea perfectamente el dildo dentro de mí.

– Y esto aun puede mejorar con el Strap-on.

– ¿Strap qué?

MANA saca un Strap-on de su cajon de noche, el cual amarra a su cintura y amarra el dildo que esta dentro de mí en él.

– Ahora puedo penetrarte como si estuviera amarrado a mí ¿No es eso fabuloso?

– Ahhh… MANA… – Roja de la vergüenza.

MANA sonríe y procede a acomodar mis piernas alrededor de mi cintura para penetrarme, haciéndome que lo observe.

– Por favor, sientete bien conmigo, Hazuki.

– ¡Aaaaaaah! ¡MANA!

MANA comienza su moviemiento de caderas, metiendo y sacando el dildo amarrado a ella dentro de mí, y mientras lo hace, puedo ver perfectamente mis jugos saliendo de mi vagina y resbalando sobre mis muslos y panza hasta mi ombligo mientras me penetra.

– Se siente bien ¿No es así, Hazuki? ¿Acaso no adoras ser dominada por una belleza como yo?

– MANA…

MANA continua penetrándome, liberando sus tetas de su bracier negro para quedar completamente desnuda al igual que yo, para acariciarlas mientras mueve sus caderas y así, sentirnos bien las dos mientras lo hacemos.

Mientras lo hace, aprovecho mi pocisión para intentar deshacer las sogas de mi cuerpo sin que se de cuenta.

– ¡Ah, Hazuki! Ya no voy a aguantar más, tu rostro mientras te lo meto es tan sexy y pervertido. Me vengo ¡Me voy a venir!

– ¡MANAAAAAAAA!

– ¡Hazukiiiiii! ¡Aaaaaaaahhhh!

Ambas nos terminamos viniendo y al caer agotada sobre mi cuerpo desnudo, el dildo finalmente sale de mi vagina, permitiendo que nuestros jugos se rieguen sobre la cama.

Respiramos con nuestros cuerpos sudorosos y desnudos juntos, únicamente con la soga roja que aún me amarra entre nosotras.

– Hazuki, estuviste estupenda, me sentí como en las nubes contigo moviéndome allá abajo. Ahora ¿te parece sí…? ¡¿AH?!

Sin embargo, al estar tan concentrada en sus movimientos, no se dio cuenta que he logrado liberarme y se sorprende al verme desamarrada con la soga en mis manos y con una mirada claramente furiosa.

– ¿Ha-Hazuki?

– Conque probando cosas nuevas sin mi permiso ¿Eh?

– Ah, sí bueno, sobre eso…

– Ya lo verás MANA, ahora ¡Yo seré la que te domine a ti!

– ¡Kyaaaaa! ¡Hazuki!

En poco tiempo la agarro, y al ser más fuerte que ella, no me cuesta trabajo tomarla de ambas manos y amarrarle ambas muñecas juntas.

Una vez tengo sus muñecas amarradas, amarro la cuerda contra la cama para evitar que escape y dejarla acostada. Totalmente a mi merced.

– ¡¿Ah?! ¿Pero qué estás haciendo, Hazuki?

– Dándote una lección. Esta vez no será contigo, o con el ángel o con mi novia con quien lo haga ¡Lo haré solamente contigo, Manami!

– ¡Aaaaaah! ¡Hazuki!

Levanto su pierna, dejando su vagina completamente abierta y la uno a la mía haciendo que se besen y comienzo mi movimiento de cadera, provocando que se choquen una y otra vez allá abajo.

– ¡Aaaaaaahhh! ¡Hazuki!

– ¿Qué sucede, Manami? No se siente tan bien cuando eres tú la amarrada ¿verdad?

– Al contrario, se siente fabuloso, quiero que me domines, quiero que me hagas tuya ¡Por Favor!

– Manami…

Aunque a veces pueda parecer una chica dominante y abusiva, en el interior, solo es una chica que desea ser amada por quien es… y de cierta manera, que le digan lo que hay que hacer.

Claro que es demasiado orgullosa para admitirlo, pero para eso me tiene a mí, para leer lo que realmente quiere.

– De acuerdo, Manami ¡Hagámonos sentir bien juntas!

– ¡Aaaaaahhhh! ¡Hazuki!

Levanto aún más su pierna y empujo con más fuerza mi vagina contra la suya, provocando que se besen y emitan un sonido muy sucio y excitante por toda la habitación.

– ¡Hazuki, Hazuki sigue así, sigue besándome allá abajo, quiero que nuestras vaginas se besen con más fuerza ¡Aaaaaaaaaahhhh!

Jamás había visto a Manami tan excitada como lo esta ahora, parece que el que la este dominando de esta manera, la hace muy feliz.

– Manami-san ¿Te excita estar amarrada mientras lo hacemos?

– Así es, Hazuki. Estaba esperando que tomarás la iniciativa e hicieras estas cosas conmigo. Quiero que me lo hagas, quiero que hagas lo que quieras conmigo.

– Manami – sonrojada, conmovida – En ese caso prepárate, Manami. Te dejaré bien en claro que eres solamente eres mía y de nadie más.

– ¡Aaaaaaaaaahhhh! ¡Hazuki!

Continuo moviendo mis caderas, haciendo que nuestras vaginas se besen más allá abajo y más de nuestros jugos salgan.

Manami aprieta sus manos atadas con fuerza, dolor, retorciéndose mientras siente nuestros jugos combinados caer y resbalarse contra sus muslos, sin poder hacer nada más para defenderse.

– ¡Aaaaaahhhh! ¡Hazuki! Ya no puedo más, me vengo ¡Me voy a venir!

– Yo también Manami, mi querida Manami, mi ángel, mi mejor amiga, mi novia ¡Aaah! ¡AAAAAAAAAHHHHHH!

– ¡AAAAAAAAAHHHH!


Habitación de Manami – Unos minutos después

Tras haber terminado de hacer el amor, procedí a desatar a Manami quien finalmente se quedó en la cama, y se acostó a mi lado con una sonrisa mucho más grande que la que jamás le haya visto.

– Aún no puedo creer que estes aquí en mi cama, Hazuki – acariciando mi cuerpo desnudo a su lado – acostada, con tu cuerpo sudado y desnudo después de haber hecho el amor, es como un sueño hecho realidad para mí.

– Manami – muy sonrojada. Siempre me avergüenza cuando Manami habla de esa manera.

– El haberlo hecho tanto esta noche, de tantas maneras, me hace la chica más feliz en todo el mundo, Hazuki.

Me abraza con todas sus fuerzas.

Esto sí que es raro, esta es una nueva faceta que jamás había visto antes en Manami.

No esta siendo dulce y cortés como mi ángel, tampoco dominante y abusiva como MANA, ni sarcástica y lujuriosa como Manami. Esta vez esta actuando toda risueña, alegre e infantil. Debe ser la actitud más pura de Manami que le haya visto nunca. Su estado natural cuando esta feliz.

– También me alegra haber pasado esta noche contigo, Manami.

Me acerco a darle un beso en los labios que la sonroja.

– Cielos ¿Acaso intentas provocarme para que volvamos a hacerlo? Ya son las 3 de la mañana.

Es cierto, llevamos haciéndolo ya por más de cinco horas seguidas. Dios, que vergüenza.

– Creo que será mejor que ya durmamos, mañana tendremos todavía todo el día para nosotras.

– Y también toda la noche – Manami con una sonrisa pervertida.

Es cierto, los padres de Manami no regresarían hasta el día siguiente, todavía tendríamos todo el día de mañana para nosotras solas.

– Me pregunto si mi cuerpo aguantará.

Manami ríe como una niña enamorada ante mi reacción.

Al verla actuar de esa manera tan infantil y risueña, me pregunto "Dios ¿Cómo puede alguien amar a otra persona tanto de esta manera?"

– Será mejor que ya durmamos, Manami.

– Estoy de acuerdo, pero antes, me gustaría preguntarte ¿Cuál sexo te gustó más? ¿El de la ángel, el de tu novia, o el de tu mejor amiga?

– ¿Uh?

En otras palabras, me pregunta a cuál de sus actitudes prefiero más. La dulce y amable que usa en clases, la directa y dominante que usaba cuando éramos amigas en internet, o la "auténtica" Manami que puede ser, solamente cuando está conmigo.

Es tan tierna.

Me acerco a darle un beso en los labios y le respondo.

– Todas ellas al mismo tiempo.

– ¿Uh?

– ¿Aún no lo entiendes, Manami? Amo absolutamente todo de ti, cada detalle, desde la manera en que eres dulce y amable en el salón de clases, hasta la manera en que eres dura y dominante cuando hablamos como amigas. Todo ello ha hecho que me enamoré de ti, todo eso es lo que te hace Manami y no cambiaría nada de ti, ni elegiría una sobre la otra.

– Hazuki.

– Te Amo Manami, todo lo que eres, no hace más que te ame más.

– Hazuki – conmovida – muchas gracias por aceptarme como soy. Te Amo.

– Yo también te Amo, Manami.

Nos besamos y acostamos a dormir abrazadas, conmigo entre los brazos de Manami.

Pero antes de dormir me hace una última pregunta.

– Por cierto, sigue en pie la promesa que nos hicimos en la fiesta de navidad ¿verdad? La de casarnos algún día.

– Manami – la volteo a ver sin separarme de sus pechos y le respondo – tendrás que aguantarme por el resto de tu vida.

Sonríe y me besa la frente.

– Buenas noches, Hazuki.

– Buenas noches, Manami.


Bonus Short Story – Al Día Siguiente

A la mañana siguiente, los rayos del sol entran por las cortinas del cuarto de Manami, iluminando mi rostro y con ello, poco a poco empiezo a despertar.

– ¿Uh?

Al ver que ya es de mañana, me siento en la cama y estiro bostezando. Observo a Manami todavía durmiendo tranquilamente a mi lado.

Sonrío al verla dormir tan a gusto, pero mi sonrisa no dura demasiado, ya que al darme la vuelta, veo.

– Buenos días, señorita Ohara.

– ¡Kyaaaaaaa!

Dos de las sirvientas, están ya dentro del cuarto haciendo sus quehaceres del día.

Recogen nuestra ropa interior del suelo para lavarla, las sábanas mojadas con nuestros jugos e incluso desamarran la soga roja con la que nos atamos de la cama y la guardan en uno de los cajones.

– Buen día, señorita Ohara ¿Cómo pasó su noche? ¿Tuvo una noche placentera?

– Eso… – roja de la vergüenza.

– Lamentamos haber interrumpido mientras dormían, ya es pasado mediodía y no sabíamos a que hora iban a bajar.

– ¡¿Eh?! ¿En serio?

Reviso mi celular y efectivamente, ya eran las 12:15 de la mañana.

– El desayuno ya esta listo para cuando usted y la señorita Suoh deseen bajar a desayunar, y también ya hemos preparado su ropa para cuando deseen vestirse.

– ¿Uh? ¡Kyaaaaa!

Hasta ese momento no me había dado cuenta que estaba completamente desnuda (al igual que Manami) y de inmediato, tomo la sábana para cubrir mis tetas de ellas.

– Estaremos atentas a cualquier orden.

Sin más que decir, las sirvientas toman las sábanas y la ropa interior para lavar, y salen de la habitación.

Cuando han salido, de inmediato levanto a Manami, agitándola hasta que despierta.

– ¡Manami!

– ¿Uh? ¿Qué pasa, Hazuki? – bastante adormilada.

– ¿Cómo que qué pasa? Tus sirvientas, ellas entraron y…

– No te preocupes por eso Hazuki, es lo normal, tú solo has como que no están y déjalas hacer su trabajo.

– ¡Pero ellas entraron y estábamos desnudas!

– No veo cual es el problema. Ellas nunca harían un comentario inapropiado al respecto y además siempre me han visto desnuda. Desde que era una niña cuando me ayudaban a bañarme y vestirme, hasta el día de hoy, cuando entran a mi cuarto como el día de hoy y me pillan durmiendo desnuda cuando hace mucho calor. Así que no te preocupes por eso, Hazuki, son de plena confianza.

– ¡Pero ese no es el problema! – decido mejor dejarlo pasar y suspiro dejándome caer en la cama a su lado.

Aunque cuando me acuesto, siento algo muy raro en la espalda.

– ¿Uh? ¿Pero qué es esto? – lo tomo en mis manos para verlo y – ¡Aaaaaah!

Es el dildo morado que ayer había usado Manami, todavía amarrado al strap-on.

– Vaya ¿Pero como llegó eso ahí? – Manami divertida al verlo – Parece que fue una suerte que las sirvientas no lo vieran también cuando entraron ¿verdad?

– Hhmm… Cielos.

Conociéndolas, seguro que lo habrían tomado para lavarlo junto con el resto de nuestra ropa en el suelo.

Manami observa el dildo en mis manos y con una sonrisa pervertida, me pregunta.

– ¿Qué piensas? ¿Quieres intentar usarlo conmigo?

– ¡¿Eh?! Manami ¿Tan temprano en la mañana?

– ¿Por qué no? Además, ya pasa de mediodía.

– Ese es exactamente mi punto, ni siquiera hemos desayunado, no creo que tengamos la energía para ello.

– Anda vamos, será divertido. Nos turnaremos para usarlo en lo que consigo uno de doble lado.

– Manami.

– Además, el único desayuno que deseo, esta aquí delante de mí.

– ¡Aaaaaahh! ¡Manami!

En ese momento, Manami toma una de mis tetas y la lleva directo a su boca, chupándola al tiempo que coloca el dildo entre mis manos y lo dirige a su vagina para meterlo dentro de ella.

– ¡Hazuki! ¡Aaaaaaaahhhhh!

Nos besamos y comenzamos una nueva ronda de sexo en la mañana.

Parece que será una larga mañana y un aún más largo fin de semana entre nosotras.


Bonus Short Story 2 – Sobre las Sirvientas

Mientras tanto en la cocina, las sirvientas terminan de preparar el desayuno, cuando escuchan los gemidos viniendo de arriba y el sonido de la cama al moverse.

– ¡Aaaaaaahhh! ¡Sí! ¡Hazuki! ¡Justo ahí! ¡Aaaaaaahhh! – desde arriba.

– Parece que la señorita Suoh y la señorita Ohara han comenzado a divertirse nuevamente.

– Así parece, seguro que todavía no bajaran pronto.

– ¿Deberíamos dejar de preparar el desayuno?

– Todavía no, estuvieron haciéndolo ayer toda la noche, por lo que seguro ahora sólo tendrán energía para una ronda.

– Cuando bajen estarán muertas de hambre, así que hay que prepararles un desayuno delicioso y lleno de energía.

– ¡Okay!

Las sirvientas continúan con sus labores y cuando bajamos, ninguna de ellas menciona nada en lo absoluto.

Sin duda alguna, las mejores sirvientas que Manami podría tener.


¡Hasta aquí esta historia!

Desde mi fanfic pasado de Hazuki y Manami había deseado escribir una historia casi completamente lemmon entre ellas dos, así que me alegra por fin haberla hecho y de paso explotar las distintas personalidades de Manami y su lado algo masoquista jajaja pobrecita Hazuki, pero así la ama.

Todavía quedan algunas historias más de la New Gen para este año ¡Así que no se las pierdan! Hasta entonces, nos seguiremos leyendo c:

PD: ¡Totalmente de acuerdo en que Hazuki es la dominante pasiva de la relación! jajaja :D