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Advertencias del capítulo: (Sexo explícito y lenguaje obsceno)

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Disclaimer: Ranma y sus personajes NO me pertenece

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Nota: Esta historia es completa y absolutamente MIA, y no es permitido tomarla sin mi autorización.

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AIN'T FALLING IN LOVE

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SINGLE CHAPTER


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—¿Sabes que es lo que pretende papá con esta reunión? — Akane recogió todos los implementos para llevarlos a la mesa de comedor.

Su padre le había llamado una semana atrás, para comentarle que debía volver a casa para ese fin de semana.

Su hermana se encogió de hombros y continuo moviendo el contenido en la sartén. Era ella quien se había encargado de preparar el almuerzo ese día, aunque era así siempre cuando todas volvían a casa.

—No me ha dicho nada.

—Algo tienes que saber — Akane la observó fijamente —. Papá te cuenta todo.

—No siempre es así — la mayor negó —. También se me hizo extraño, pero cuando le pregunté, solo dijo que quería reunir a la familia.

—No — la morena sonrió —. Esta no es una simple reunión, algo se trae en manos, lo conozco.

—Yo sí sé lo que es — Nabiki, quien había ingresado a la cocina y escuchó la conversación, se acercó a ella inclinándose sobre un mesón y tomando un trozo de zanahoria del tazón de ensaladas.

—¿Aja?

—Pero no te va a gustar — le advirtió con una sonrisa divertida. Akane entrecerró los ojos.

No le había gustado desde que recibió la llamada.

En un inicio, siendo sincera, no le había sorprendido. Su padre la llamaba continuamente, pues era la primera vez que se alejaba de ella desde que tenía memoria y su salida de casa, además de emotiva, fue increíblemente estresante.

Él la llamaba casi todos los días, era un poco sobreprotector, pero dulce. El primer año no había sido fácil, pero supieron sobrellevarlo y Akane se aseguró de volver en las vacaciones y varios fines de semana para pasar sus tiempos libres con él, lo que había hecho que su padre se volviera poco a poco mas flexible.

Para ese entonces, a mitad de su segundo año de universidad, su progenitor no la llamaba tanto y ella por lo contrario, se aseguraba de comunicarse con él para que no sintiera la falta. Sabía que no le había sido fácil ver como una a una, sus hijas salían de la casa, además, luego de la muerte de su madre, él se había apegado mucho más a ellas.

Cuando Kasumi se casó con el querido Dr. Tofu, Soun había sido el primero en vitorear y alegrarse, pero un año después, Nabiki consiguió una beca quien sabe como, para estudiar en Yokohama y partió sin mirar atrás. La última había sido Akane, la pequeña, Soun habría dado un dedo de su mano porque permaneciera a su lado y a ella le dolía tener que dejarlo, sabiendo cuan solo se sentiría, pero siempre había deseado estudiar en Tokio, era su sueño, algo que compartía con su madre desde pequeña, y cuando su solicitud llegó, no dudo en aceptarla, pese a la reprobación de su padre.

Aun así, a ese tiempo, Soun había sobrellevado muy bien la soledad que le rodeaba, aunque las chicas, incluyendo a Nabiki, por sorprendente que pareciera, se habían asegurado que no sintiera la falta, comunicándose con él a cada momento. Kasumi le visitaba todos los días y les había comentado que su padre se había vuelto un gran jugador de Shōgi en la comunidad, también que había hecho muchos amigos y que había empezado también a procurar recuperar viejas amistades.

Todo parecía perfecto hasta esa llamada, donde le exigió con gran autoridad, que debía volver a casa. Akane tenia un examen demasiado importante la siguiente semana, por lo que sus planes habían sido permanecer en su pequeño apartamento luego de su trabajo a medio tiempo para estudiar, estudiar hasta que su cabeza protestara o hasta que el sueño le venciera, no obstante, no había sabido como negarse dada la insistencia de su padre y había terminado ahí.

Aun así, no podía quitarse de la mente que algo extraño sucedía. Su padre parecía contento cuando la recibió, procuró que estuviera demasiado cómoda, le había pedido que se pusiera guapa e incluso, intentó agasajarla con una actitud exageradamente dulce y cariñosa. Aunque habría deseado disfrutar de ello, algo le decía que ahí había gato encerrado, es que podía sentirlo en la piel, pues era la actitud que él siempre tomaba cuando quería algo de ellas.

—¿Qué es? — dejo los platos que tenia en manos sobre una mesita y se cruzó de brazos —. Vamos, dímelo… y no te andes por las ramas.

—¿Qué recibo yo a cambio? — Nabiki sonrió felinamente. Akane rodó los ojos.

—No empieces.

—Nabiki — susurró Kasumi en un suspiro.

—Bueno, bueno… ¿Recuerdas al tío Genma?

—El… ¿Quién? — entrecerró la mirada.

—El tío Genma, el mejor amigo de papá.

—¿El tío Genma? — Akane intentó hacer memoria.

—Recuerda que ella estaba pequeña cuando él vino.

—Solo es un año menor que yo.

—Creo que lo recuerdo — vagamente, eso era seguro —. Entonces… el tío Genma es el invitado de papá hoy ¿Es eso? — frunció el ceño —. ¿Y que tiene que ver eso conmigo?

—La familia del tío Genma está invitada hoy.

—Ahh, bueno… — no entendía nada.

—Con razón me dijo que hiciera abundante comida — comentó Kasumi.

—Sigo insistiendo ¿Qué tiene que ver eso conmigo?

—Bueno… el tío Genma viene con su esposa y su hijo…

—¿Aja?

—Él tiene tu edad.

—¿Ahh si? — empezaba a impacientarse.

—Ohh… viene la tía Nodoka también, ella es muy dulce.

—Si y Ranma… — les recordó.

—Claro, claro — Kasumi sonrió —. Seguramente esta enorme, es de tu edad, creo…

—No, es de la edad de Akane — Nabiki sonrió y volteó hacia su hermana menor, notando su ceño fruncido.

—Sigo insistiendo Nabiki ¿Qué demonios tiene que ver conmigo?

—¡Akane! — Kasumi la reprendió.

—Bueno… puede que no lo recuerdes mucho, pero tu ya conoces a Ranma… él vino hace ya varios años con el tío Genma.

—Si, creo que ustedes se hicieron buenos amigos, jugaron juntos esa tarde — comentó la mayor con dulzura.

—¿Y?

—Vaya, en realidad no recuerdas.

—¿Recordar que? — Akane tamborileó los dedos de su mano, sobre su piel, aún con los brazos cruzados.

—No me digas que… — Kasumi pareció entenderlo, observó a su hermana sorprendida e incluso dejó la estufa para acercarse a ella —. Nabiki… no puede ser lo que papá dijo esa vez ¿cierto?

—Pues si, así es — sonrió victoriosamente.

—¿El qué? — gruñó Akane entre dientes.

—¿Acaso esta loco? — ambas la ignoraron.

—Pues seguramente.

—¿No estarás equivocada?

—Lo escuche al teléfono hace unas horas, estaba hablando con el tío Genma.

—Pero…

—Alguien puede explicarme de lo que están hablando — Akane apoyó las manos en su cadera y se acercó a ellas — ¡Hola! Sigo aquí… por si se les olvido — el sarcasmo brotó de su voz con vida propia.

—Akane… — Kasumi volteó y se lamió los labios. Parecía sorprendida y precavida, eso hizo que inevitablemente, la Tendo menor se tensara.

—¿Qué?

—Veras… sabes como es papá.

—¿Aja? — Akane la miró a los ojos y luego volteó hacia Nabiki, quien sonreía divertida. Todo era muy extraño y pudo sentir como un familiar nudo de ansiedad se formaba en su estómago.

—Él cree que sabe que es lo mejor para nosotras…

—Podrías dejar de darle vueltas al asunto — musitó irritada —. Me estoy empezando a molestar.

—Pero…

—El tío Genma viene a casa con tu prometido ¿contenta? — comentó Nabiki con tranquilidad.

—¿Con mi qué?

—¡Nabiki! — Kasumi volteó hacia la castaña —¿Qué pasa contigo? No puedes soltar una noticia así, de esa manera.

—Ella quería saberlo.

—Pero tienes que ser más delicada con estas cosas.

—Bueno, como dijo Akane, muchas vueltas le das al…

—¿Cuál prometido? — la morena las interrumpió y alzó un ceja, cruzándose de brazos y con un postura bastante defensiva.

Estaba molesta, eso era seguro. Kasumi se preocupó, mientras Nabiki parecía en todo caso, divertida.

—Ranma… el hijo del tío Genma.

—Muy bien — asintió suavemente —. Aclaremos algo ¿Cómo es que tengo un prometido del que no sabia?

—Es lo que intenté decirte antes ¿Qué no escuchaste? — le explico Nabiki.

—¿Escuchar que?

—Lo de la visita del tío Genma cuando éramos pequeñas, no seas tonta Akane.

—Solo dijiste que vino idiota, solo eso ¡¿Cómo demonios es que tengo un prometido?!

—El tío Genma vino hasta aquí para presentar a Ranma a nuestro padre. Al parecer, ellos hicieron una promesa tonta durante la universidad, de que sus hijos se casarían para unir nuestras familias.

—¡¿Qué diablos…?!

—¡Akane!

—Entonces durante esa reunión, se decidió que tu serias la esposa de Ranma en un futuro, porque ustedes comparten la misma edad después de todo, nosotras dos somos mayores que él — se señaló y luego a Kasumi.

—Un momento… ¿Me estás diciendo que estoy aquí para conocer a ese chico?

—Eso parece.

—No, no — negó efusivamente con la cabeza —. Que papá lo olvide ¿Qué demonios es esto? ¿Comprometida? ¿Yo?

—Akane… papá cree que solo te está haciendo un favor, sabes que quiere que ustedes se casen.

—Entonces que lo haga Nabiki, yo no…

—Olvídalo, no me voy a casar con un pobre diablo, aspiró a otras cosas.

—¡¿Y yo si?!

—Pues no se, pero no cuentes conmigo hermanita, además… — sonrió de lado con una mirada de seguridad absoluta —. Me gustan mayores.

—Yo no se con quien demonios se va a casar ese tipo, pero no voy a ser yo.

—No tiene que ser así Akane, solo cálmate — Kasumi intentó tranquilizarla, pero estaba mas allá de todo eso, mucho más allá.

Estaba furiosa e indignada.

Con razón su padre se había comportado tan afectuoso y complaciente con ella. La estaba envolviendo en su dedo para que estuviera relajada y dispuesta antes de tirarle tremenda bomba en la cara

—No señor…

—Akane…

—Voy a hablar con él ahora…

—Akane, debes relajarte antes.

—¡Estoy relajada! — no lo estaba.

—No lo estas.

—Me lo conozco, no va a ganar en esto — negó con la cabeza y dio media vuelta saliendo apresuradamente del lugar.

—¡Nabiki! ¡¿Qué pasa contigo?! ¿Por qué se lo dijiste así?

—Ahh… — la menor la observó tranquilamente, con otro bocado de zanahoria en la boca.

Akane estaba furiosa. Sentía todo el rostro enrojecido y su corazón amenazaba con escapar de su pecho en una marcha violenta.

Ingresó al salón donde se encontraba su padre viendo televisión.

Se detuvo un segundo, para tomar una inhalación. Sabía que cuando estaba molesta, lo mejor era calmarse, tal como había dicho Kasumi. Algunas veces podía ser muy hiriente sin pretenderlo, pero le chocaba que su padre se creyera con la potestad de decidir su futuro ¡Y de que manera! ¿Cómo podía pensar que podría elegirle un esposo? ¡Así como si nada!

Intentó relajarse, pero mientras más lo pensaba, más furiosa se ponía ¡Y citarla ahí con el engaño de que deseaba verla y reunir a la familia! ¡No volvería a casa esa navidad, eso seguro!

—Papá, necesito hablar contigo — se cruzó de brazos, su voz saliendo más brusca de lo que pretendía.

—¿Qué sucede? — él volteo la mirada y la observó fijamente.

—Sobre el almuerzo de hoy ¿Hay invitados? — tendía a ser bastante directa, demasiado algunas veces, pero quería ver primero si su padre le confesaba la verdad o si seguía engañándola.

Además, no sabía si lo que Nabiki había dicho era cierto.

—Si, viene mi mejor amigo y su familia ¿Recuerdas a Genma Saotome?

¡Así que era cierto!

—¡Papa! ¡Entonces lo que Nabiki dijo…!

El sonido de un timbre cortó sus palabras. Soun se puso de pie con rapidez.

—Seguramente son ellos.

—Papá … estoy hablando.

—Luego Akane, vienen los invitados

—Yo no voy a hacer lo que… — él ni siquiera la escuchó, pues cruzó el salón y salió por el pasillo hacia la puerta — ¡Papá!

—¡Bienvenidos! — la exclamación efusiva de su padre casi la hizo saltar en su sitio —. ¡Niñas! ¡Kasumi, Nabiki, Akane, vengan aquí!

Akane miró como sus dos hermanas salían de la cocina y se acercaban.

—Ya llegaron ¿no? — Nabiki se cruzó de brazos a un lado de ella.

—Al parecer Tofu tuvo una emergencia Y va a llegar tarde — Kasumi chequeaba su celular.

—¿Le dijiste algo? — la pelicorto la miró. Akane negó, con la mirada entrecerrada, fija hacia la puerta.

—Miren quienes están aquí — su padre apareció y tras ella lo hizo una pareja de mediana edad.

Akane se acordaba apenas vagamente de Genma Saotome, era un hombre de corpulenta figura, calvo y con anteojos, muy masculino, aunque no precisamente atractivo. A su lado estaba una delicada silueta, era una mujer menuda y muy hermosa, de cabello y ojos castaños, y una tez pálida y perfecta.

Akane buscó con la mirada a algún chico de su edad, apenas recordaba a Ranma por lo que no sabia que esperar, aún así, no había nadie, ellos venían solos.

¿Acaso Nabiki le había mentido?

Volteó hacia ella y la fulminó con la mirada, su hermana se encogió de hombros y sonrió.

—Ellos son Genma y Nodoka Saotome — su padres les presentó —. Saluden.

—Un gusto — contestaron las tres al mismo tiempo.

—Es un gusto tenerla aquí — Soun se volvió hacia ellos y luego abrió los brazos —. Saotome.

—Tendo — el hombre correspondió el abrazo, el pelinegro luego saludo a la mujer.

—Un gusto verla Nodoka.

—El gusto es mío — la castaña sonrió —. Ha transcurrido un tiempo.

—Demasiado diría yo… los años no han pasado en usted.

—Sigue igual de hermosa que cuando la conocí — susurró Genma con rectitud.

—Así es — aceptó Soun —. Es una lastima que no pueda decir lo mismo de usted Saotome.

—Eso es… ¡Oiga Tendo ¿pero que le pasa?! — El otro hombre se rió —. Debería de verse al espejo, los años han sido duros con usted.

Ambos hombres siguieron discutiendo, mientras Nodoka se acercaba a las chicas.

—Un gusto niñas.

—El gusto es nuestro — Kasumi se inclinó, a lo que sus hermanas lo hicieron.

—Veamos si me acuerdo de ustedes… — llevó una mano a su barbilla, había pasado un tiempo desde que las conoció.

—Soy Kasumi, la mayor — la chica decidió ayudarle.

—Y yo soy Nabiki, la segunda.

—Entonces tu debes ser Akane — susurró Nodoka mientras giraba hacía la menor.

—Así es — inclinó el rostro.

—Es un verdadero gusto conocerte — miró a las otras chicas —. Conocerlas a todas.

—Muchas gracias.

—Te pareces tanto a tu madre Akane, eres una chica muy bonita — la mujer la tomó de las manos con dulzura, Akane no pudo evitar sonrojarse.

Usualmente era Kasumi la que era comparada con su madre, sus maneras y su personalidad dulce y tierna también ayudaba. Nabiki tenía el carácter de su padre y su disposición para los negocios, además de algunos rasgos físicos que ambas compartían con sus progenitores, Akane había sido la menos favorecida en ese sentido o eso había supuesto.

Luego de la muerte de su madre, pocas veces se hablaba de ella. Lea había afectado a todos, pero más aún a Soun, por lo que evitaban nombrarla. Que Nodoka pensara que se parecía a ella, la llenaba de un sentimiento sin igual.

—Muchas gracias.

—Si nos disculpan, voy a revisar la comida — susurró Kasumi —. Nabiki, deberías de acompañarme a servir.

—Pero… yo no quier…

—Vamos — la tomó del brazo, halándola.

—Usted me parece familiar también.

—Como ya debes saberlo, eras muy pequeña la última vez que te vi.

—Si, creo recordar al, al tío Genma.

—Si, vinimos de vacaciones los tres.

—Con su hijo.

—¿Recuerdas a Ranma? — ladeó el rostro con una sonrisa brillante.

—Si, mas o menos.

Un sonido en la puerta les distrajo. Soun volteó y la buscó con la mirada.

—Akane, ve y abre la puerta.

La morena asintió y se disculpó con Nodoka antes de alejarse, no pasó desapercibida para ella, la manera en la que una deslumbrante sonrisa cruzó los labios de la mujer.

Se acercó a la puerta y abrió sin ningún reparo, antes de encaminarse por el angosto sendero hacia el portón principal. Cuando abrió, lo primero que miró fue a un hombre de espaldas.

Era mucho más alto que ella y corpulento. Tenía el cabello negro atado en una trenza baja y floja.

—Buen día ¿Diga?

—Buenas — él volteó y le observó fijamente.

Sus ojos se encontraron y Akane observó con asombro, el par de llamativos orbes azules.

Se trataba de un hombre joven, bastante atractivo y masculino.

—¿Necesita algo?

—Esta es la… — parpadeó un poco antes de asentir y bajar la mirada a su celular —. Digo… el dojo Tendo.

—¿Así es? ¿Busca a alguien? — le miró confundida.

El chico asintió y la observó fijamente. Algo en su mirada la ponía nerviosa. Akane se acomodó el cabello mientras le miraba.

—Si, tengo que…

—¡Ranma! — el chillido de una mujer cortó sus palabras —. Hijo…

—¿Hijo? — Akane frunció el ceño mientras observaba como ambos se abrazaban.


—El es Ranma Saotome, mi hijo — le presento Nodoka a Soun con gran orgullo.

Akane observó al chico desde la esquina donde había tomado lugar.

Luego de que todos hubieran entrado, su padre había saludado al recién llegado con emoción y el tío Genma igual, al parecer ambos padres no habían visto al chico desde un tiempo atrás.

Sintió como alguien se ponía a su lado y cuando dirigió una mirada de reojo hacia ese lado, se dio cuenta que se trataba de Nabiki.

—Te lo dije.

—No es gracioso — se quejó entre dientes.

—Seguramente no lo es para ti, pero te aseguro que me voy a divertir.

—Zorra — la castaña se rió por lo bajo, divertida por el insulto.

—Nunca lo he negado.

—Debes haber escuchado mal — Akane se negó a ceder —. Eso de los compromisos arreglados quedó en el siglo pasado, además… papá nunca me haría eso.

—¿De verdad lo crees? — Nabiki le lanzó una mirada escéptica.

Akane se negó a aceptarlo, pero algo dentro suyo le dijo que no se confiara. Su padre las amaba más que a nada, eso era cierto, así como también lo era, que en algunas ocasiones, podía ser testarudo y demasiado arrogante cuando se trataba de lo que creía que era mejor para ellas, incluso si no estaban de acuerdo. Había sido una causa de discusión en más de algún momento, principalmente con Akane, que nunca se dejaba manipular.

Quería creer que su padre jamás le haría algo así, pero lo conocía y muy en el fondo sabía que aquello era bastante probable.

—El almuerzo está listo — Kasumi apareció con una sonrisa, deteniendo la calurosa discusión en la que habían vuelto a enfrascarse los dos hombres mayores.

—Bueno pues, pero antes… hay que presentarnos ¿no?

—Claro que si Tendo.

Soun se acercó a Kasumi y la tomó de la mano llevándola a un lado de sus hermanas. Genma también se había acercado a su primogénito palmándole la espalda.

—Él es Ranma Saotome, nuestro hijo — les comunicó el hombre con una sonrisa. Nodoka había tomado la mano del chico y se había apoyado contra su costado.

—Un gusto — el moreno se inclinó.

—Ellas son mis hijas, Kasumi, Nabiki y Akane — Soun las señaló respectivamente —. Saluden niñas.

—Un gusto — ellas también se inclinaron.

—Muy bien, con las presentaciones ya hechas ¿Por qué no pasamos a la mesa?


—Entonces... ¿Ranma? — el chico levantó la mirada de su plato y observó a Soun.

—Diga señor Tendo…

—Puedes decirme Tío Soun, somos familia.

—Así es Ranma, falta de confianza — Genma se rió.

—Si — el chico asintió —. Tío Soun.

—¿Y tú de donde venias hace un momento? ¿Creí que no vendrías?

—Es que tuve que presentar un trabajo en la universidad, le avise a mis padres que los vería aquí.

—Vaya… ¿En qué universidad estudias?

—En la de Tokio ¿no se lo había comentado Tendo? — musitó con orgullo el hombre mayor.

—No lo había hecho Saotome, pero miren que coincidencia, Akane también estudia ahí ¿no es así pulga?

La chica, que permanecía con la atención también en el plato, levantó la mirada y observó a su padre antes de mirar a Nodoka y Genma, su mirada evitó por todos los medios dirigirse hacia el hombre joven que estaba justo frente a ella, al otro lado de la mesa. Su padre le había obligado a tomar aquel asiento, por lo que lo que había dicho Nabiki empezaba a tomar sentido, aún así, no pensaba seguir su juego.

—Si, también.

—Que agradable coincidencia — exclamó una alegre Nodoka.

—Si…

—¿Qué estudias Akane?

—Ciencias políticas.

—Akane es una chica muy inteligente — alabó Soun.

—Claro que si — asintió Genma. La morena sintió como se le enrojecían hasta las orejas.

—¿Y tú Ranma? ¿Qué estudias? — indagó Kasumi.

—Licenciatura en deportes.

—Es un chico muy atlético, por lo que veo — musitó el Tendo mayor

—Lo entrene desde muy pequeño Tendo.

—E hizo un buen trabajo Saotome….

—Entonces… van a la misma universidad y… ¿Nunca se habían encontrado? — indagó Nodoka con curiosidad.

Ambos chicos levantaron la mirada y se observaron al mismo tiempo antes de negar.

—No…

—Pero es un buen momento para ser amigos… ¿no les parece? — la sonrisa de Nabiki escondía intenciones oscuras.


—Estas bromeando ¿cierto padre?

—No lo estoy Akane — Soun le dirigió una mirada seria.

—No puedes pretender que… vamos — miró a los tres adultos frente a ella —. Tienen que estar bromeando.

—No es así — su padre negó —. Esto del compromiso es muy real.

—¡Claro que no! ¡No soy una niña! ¡No puedes obligarme!

—¡Es cuestión de honor Akane!

—¿Cuál honor? — ella quería soltar una risa histérica.

—El mío, fue una promesa que hicimos con los Tendo.

—Pero yo no estaba ahí.

—Lo hicimos tu madre y yo...

—¡Papá!

—Y esta decidido…

Akane miró a su padre y luego a la pareja Saotome en busca de ayuda, pero ellos no darían su brazo a torcer, lo sabía. Finamente volteó hacia Ranma quien se había mantenido a su lado en silencio, de brazos cruzados.

—¡¿Y tú no vas a decir nada?!

El chico le dirigió una mirada de reojo y luego suspiró.

—¿Qué quieres que diga?

—¿Es que quieres casarte? ¿Estas bromeando?

—Claro que no, ni siquiera te conozco.

—Yo tampoco a ti ¡Demonios!

—¡Akane! ¡Esa boca!

—No empieces papá, no puedes soltarme esta bomba y pretender que me quede tranquila!

—Madre, esto es absurdo — Ranma suspiró y miró a su progenitora.

—Fue una promesa hijo.

—Ni siquiera la conozco.

—Para eso está el matrimonio — consoló Genma.

—Si esto es una broma, no es gracioso.

—No es ninguna broma Akane — soltó el Tendo mayor.

—Yo me voy… — dio media vuelta y se acercó a la puerta.

—Akane, ni se te ocurra salir de la habitación.

—Tío Soun, padres, con todo respeto, creo que también voy a retirarme.

—Ustedes dos, es en serio, no se les…

—¡Ranma!

El moreno ignoró el llamado de sus padres y salió del estudio en el que les habían reunido. Miró la figura de la chica, que caminaba a pasos furiosos por el pasillo.

—Shhh, tu ¡Oye! – ella se tensó, deteniéndose bruscamente y volteó hacia él, furiosa.

Ranma sonrió y se acercó a ella con las manos en los bolsillos.

—Respira un poco...

—¿Eres un idiota o que? ¿Por qué demonios no dijiste nada?

—Lo hice…

—No, no lo hiciste.

—¿Y qué querías? ¿Qué me pusiera a gritar como un loco?

—Puede ser que estés lo suficientemente idiota para no saber lo que implica un matrimonio, pero de mi parte…

—No me quiero casar contigo — soltó rápidamente

—¿Entonces? ¿Por qué no dijiste eso antes?

—¿Crees que me habrían escuchado? Conozco a mis padres… lo mejor es ignorarlos.

—Y yo conozco al mío y se que cuando algo se le mete entre ceja y ceja, no cesa hasta verlo cumplido.

—¿Y eso que? No es que fuera a hacerlo de cualquier manera, tengo mejores gustos.

—¿Que insinúas?

—Lo que dije — se cruzó de brazos.

—Favor que te haría imbécil.

—No te hagas ¿Crees que no me fije como me mirabas en la mesa? — se inclinó un paso en su dirección hasta que invadió su espacio personal. Akane se tensó, pero se negó a retroceder.

—¡Quisieras!

—Creo que eres tu quien quiere — sonrió socarronamente —. Y deberías practicar mas tus dotes de actriz, ese teatro de allá adentro fue lamentable.

—¡¿Pero qué demonios?! — Akane estaba incrédula ¿Qué se creía ese tipo?

—Si te gusto, puedes decírmelo.

—En tus sueños — dio un paso hacia atrás.

—Cobarde…

—Jamás me rebajaría contigo, no te conozco, pero lo que he visto es solo una porquería — eso hizo que el chico frunciera el ceño .

—Ni que fueras bonita… seria yo quien te haría el favor.

Akane estuvo tentada a voltearle el rostro de una bofetada y desaparecer de una vez su sonrisa arrogante.

¿Pero que se creía ese tipo? Había jugado al papel de buen chico frente a su familia y luego salía con sus ínfulas de casanova ¿Qué ella estaba interesada en el? ¡Jamás! ¡Nunca!

—Primero muerta que meterme contigo…

—Lo mismo digo — le devolvió las palabras entre dientes.

Era perder el tiempo definitivamente, Akane dio media vuelta y se alejó.

Esa fue la primera vez que Akane tuvo un encuentro conscientemente con Ranma Saotome, y esperaba que fuera la última.


Durante cada inicio de semestre, todo se volvía un auténtico caos en su día a día. Entre el trabajo que suponía arreglar sus horarios de clases y estudio, con el horario de su empleo, Akane apenas podía ver la luz del día.

Aunque era difícil, en esa ocasión, había decidido dar un paso atrás y postularse tan solo a cinco clases. Tenía media beca y con su horario actual algunas veces era demasiado difícil mantener el promedio, por lo que había hecho cálculos y creía que aquella era la mejor manera de salir adelante.

Amaba todo lo que tenia que ver con ciencias sociales, por lo que era en definitiva su materia favorita y estaba emocionada. La semana anterior, durante el inicio de semestre, la maestra al parecer tuvo un percance y fue la razón por la que había pospuesto su primera clase para ese momento.

Akane ingresó al salón con rapidez, llevando consigo todos sus implementos. El lugar estaba atestado, por lo que había escuchado, la profesora era una mujer estricta y dura, pero también tenía una dinámica excelente a la hora de enseñar por lo que habían bastantes alumnos en la clase.

Akane tomó asiento en las bancas de atrás, las únicas libres. Sacó su cuaderno de notas, su lapicero y también su teléfono. La profesora se encontraba ya en el centro del salón y había empezado a explicar su manera de tomar puntos.

La Tendo decidió tomar un tiempo para relajarse, aunque talvez debería poner atención, lo cierto es que había recorrido medio campus para llegar hasta ahí y estaba agitada. Se quitó la chaqueta y la dobló con cuidado, antes de ponerla sobre su mochila, que estaba a sus pies. Su cabello era un desastre sobre su rostro y estaba a punto de tomarlo cuando un toque en su hombro la hizo sobresaltar.

—Podrías prestarme una pluma — susurró una voz masculina.

Durante el segundo que paso antes de voltear, tuvo la intención de rodar los ojos ¿Qué clase de idiota dejaba sus lapiceros el primer día de clases?

Aun así, no podía ser agresiva, no cuando tendría que convivir con ese mismo idiota los siguientes tres meses ¿Y si les tocaba algún trabajo juntos? Lo mejor era llevarse bien con todos.

—Claro — volteó y observó los orbes verdes del chico, luego buscó en su lapicera y sacó una pluma antes de entregársela

—Gracias — musitó él con una sonrisa — Te la voy a devolver en cuanto terminemos.

—No hay problema — Akane procuro volver su atención hacia la profesora.

—Ya no busques más idiota, ya conseguí una.

—Tu fuiste el idiota que dejo su lapicero…

—Ya te dije que cambie de mochila.

—Es la misma que andabas ayer.

—Y eso que importa… lo importante es que ahora tengo una pluma que me presto la chica linda del lado.

—¿Chica linda?

Akane no podía haber confundido esa voz.

No, claro que no.

Se tensó e intentó encorvarse mientras permitía que su cabello, hasta los hombros, le cubriera el rostro.

—¿Tendo?

¡Mierda! ¡La había reconocido!

Ella se negó a voltear, como si no le hubiera escuchado.

—¿La conoces? — el chico a su lado parecía curioso.

—Algo así… Hey, tu… Tendo… ¿Cómo es que te llamas?

¿Podría ser más idiota? Akane sintió como el rostro se le enrojecía y se apresuró a apretar los puños bajo la mesa.

—Ranma — susurro el otro chico por lo bajo.

—Hey, Tendo… te estoy hablando.

—Idiota, cállate… nos van a sacar de la clase.

—Dame espacio pues…

—¿Para qué?... Oye, espera.

Con el corazón acelerado, Akane miró de reojo como el chico a su lado se movía y luego otra figura mas grande se montaba sobre él.

—Entonces ¿Vas a ignorarme? — estaba a su lado, el muy desgraciado.

Akane volteó hacia él y le dirigió una mirada fulminante, con el ceño fruncido y los ojos entrecerrados.

¿Acaso aquello era un plan maquiavélico del destino para burlarse de ella?

Miró los chispeantes y divertidos ojos azules, y tuvo el mismo impulso que dos meses atrás en el dojo, de voltearle el rostro de una bofetada.

—¿Qué demonios quieres Saotome?

—Así que me recuerdas… creí que te habías olvidado de mi.

—Eso quiero…

—Pues no parece — una sonrisa le cruzó el rostro — ¿El acoso será seguido?... porque tengo un amigo que estudia derecho y…

—Púdrete imbécil…

—Cuanta agresividad — se rió entre dientes.

Akane tuvo que soportar la siguiente hora de aquella forma, con la sensación de un nudo en el estómago y la piel erizada por la cercanía de ese individuo, quien no reparaba en soltar cualquier estupidez que le cruzara por la mente.

En cuanto la clase terminó, no dudo un segundo en ponerse de pie y salir del salón, escuchando la risa burlona del hombre.

—¡Nos vemos mañana Tendo!

[•••]

Como si la desgracia no pudiera ser peor que compartir clases con Ranma, Akane tuvo la desdicha, de formar equipo con él.

Cuando la profesora decidió dejarles aquel trabajo en pareja, Akane dio un vistazo al salón dispuesta a encontrar a un compañero. Apenas habían pasado dos semanas en clase y no había hecho ningún amigo, por lo que no tenia demasiadas opciones.

Claro que no podía haber supuesto que la brillante profesora decidiría ella misma las parejas, mucho menos que en un ataque indeterminado del destino, ella formara grupo con nada más, ni nada menos que, Ranma Saotome.

Levantó la mirada y lo observó al otro lado de la mesa, el chico parecía concentrado en el texto que tenia enfrente. Estaban en la biblioteca de la universidad y la licenciada había sido bastante inflexible cuando les dio los libros en los que podía encontrar la información para hacer el trabajo.

Aunque había tenido sus problemas para comunicarse con Ranma, tuvo que dar su brazo a torcer y pedirle encontrarse en la biblioteca. El chico había sido un idiota, pero no había faltado. Su actitud era extraña, aunque intentaba no pensar mucho en ello.

—Puedes dejar de mirarme — sus palabras lograron sobresaltarla, apartó la mirada con rapidez.

—No lo hago.

—Puedo sentir tu mirada en mi… ya te dije que si te gustó puedes decírmelo.

—En tus sueños idiota — gruñó entre dientes.

—Cuanta hostilidad.

—Es lo menos que mereces… no se como nos toca juntos en esto.

—Fue al azar, ten por seguro que si tuviera la oportunidad, no trabajaría contigo.

—Deberías agradecerlo — ella se enervo con rapidez —. Es a mi a quien le preocupa, tengo un promedio que mantener ¿sabes?

—Eres toda una nerd ¿no? — Akane le dirigió una mala mirada.

—Y tú no pareces muy inteligente, se nota a simple vista — eso le hizo fruncir el ceño.

—Para tu información, no me va mal — él levantó la mirada y se observaron fijamente.

—Pero tampoco bien.

—¿Acaso quieres pelea?

—Shhh…. — varias personas les fulminaron con la mirada.

—Mejor cállate y sigue leyendo — le reprendió Akane con dureza, podía sentir sus mejillas enrojecidas de bochorno.

—Te recuerdo que tu empezaste — susurró él entre dientes.

La morena estaba a punto de replicar, pero se detuvo a tiempo y optó por permanecer en silencio.

No sabía porque Ranma sacaba lo peor de ella y la obligaba a tomar aquella actitud infantil. Lo mejor era ignorarlo, solo debía sobrevivir a ese trabajo y luego podría fingir que no existía en su mundo.


—Akari, por favor.

—Vamos Akane, me dijiste que si.

—Porque no dejabas de insistir y necesitaba estudiar.

—Nada te cuesta acompañarme.

—Claro que si, me estas pidiendo demasiado.

—¡Eres mi mejor amiga, nada es demasiado!

Akane suspiró, frente al espejo de su tocador. Había caído en la trampa emocional de Akari una vez más y no tenía nada que decir. Cuando la chica la interrumpió de sus estudios dos días atrás para comentarle de aquella cita, ella se había negado, lo que solo la había hecho insistir más. Debía estudiar para una examen muy importante y Akane no había encontrado otra forma de detener su charla incesante, que terminar aceptando.

Odiaba las citas a ciega o cualquiera cosa que se le pareciera. No había tenido buenas experiencias hasta el momento y definitivamente, detestaba aún más pensar en una cita doble, porque entonces le impediría terminarla de una vez y tan solo levantarse de la mesa.

Aun así, Akari había conocido a aquel chico al parecer unos días atrás y estaba bastante emocionada. No habían conversado mucho sobre ello porque apenas tenía el suficiente tiempo para descansar, su horario era muy apretado esos días, pero durante aquella tarde libre del sábado, su único día de descanso en la semana, su amiga la había convencido de adentrarse en aquella tontería.

Se miró al espejo un momento y satisfecha con el resultado, se encaminó hacia su cama, donde estaba su bolso y demás, antes de salir de su habitación e ir en busca de Akari.

Juntas llegaron a un restaurante que se encontraba a algunas cuadras de la universidad, ellas residían en uno de los edificios de apartamentos del campus, juntas.

Akane miró a Akari, quien parecía entretenida con el celular, seguramente avisándole al chico que habían llegado. La última vez que la había visto tan emocionada por un hombre fue en el colegio, donde conoció a su único novio hasta el momento, quien resultó un patán infiel. Si ambas hubieran sabido en lo que se metían en ese entonces, no habrían terminado con el corazón roto, pero creyeron que sería lindo salir con dos mejores amigos, siendo ellas también mejores amigas, la experiencia fue lamentable y era una de las razones también, por la que no se sentía conforme con esa cita.

—Ahí esta, mira — Akari la tomó de la mano y señaló a un hombre que estaba en una mesa del fondo.

El restaurante era grande y estaba repleto, era un lugar muy bonito y con un ambiente agradable, por lo que era bastante conocido en la ciudad. Akane intentó identificar al chico que su amiga buscaba y le pareció ver una alta y fornida figura que agitaba la mano.

—¿Ryoga?

—¿Lo conoces?

¡Mierda! ¡Santísima madre!

Si Ryoga estaba ahí, el mejor amigo no podía ser otro que…

—¡Tendo! — Ranma sonrió, desde la mesa.

Akari se detuvo y la soltó para saludar a su cita y luego agitar la mano hacia el chico que estaba sentado. Luego volteó hacia Akane quien se había quedado mirando a Ranma con un ceño fruncido.

—¿Ustedes se conocen?

—Somos compañeros de clase — respondió Ryoga con una sonrisa — ¿No es así Akane?

La chica se sobresaltó, volteó hacia él, asintiendo.

—Si, somos compañeros.

—Que maravillosa coincidencia ¿no crees Akane? — la chica parecía emocionada —. Akane y yo somos mejores amigas desde primaria — le comentó a Ryoga.

—Igual que el idiota y yo… digo, él y yo… se llama Ranma, Ranma Saotome.

Eso pareció sorprender enormemente a Akari.

—¿Saotome? — miró a Akane con sorpresa.

—Si, un gusto… ¿nos conocemos?

—No, creo que no — la chica negó —. Pero Akane…

—¿Así que te contó de mi? — una sonrisa prepotente cruzó los labios del chico.

—¿Porque no nos sentamos? — tenso, Ryoga se apresuró a apartar una silla y sentar a su cita.

Akane se acercó a la mesa, dispuesta a sentarse, hasta que se detuvo, sorprendida porque Ranma se pusiera de pie y le apartara silla también. Le lanzó un ceño fruncido y se sentó, halando la silla ella sola.

—Puedo hacerlo yo misma.

—¿Feminista? — él pareció divertido.

—Autosuficiente — gruñó entre dientes.

—Vaya.

Una mesera se acercó y les llevó el menú. Mientras pedían, Akane notó que Akari y Ryoga parecían llevarse demasiado bien, en realidad habían conectado, lo cual le alegraba por su amiga.

—Si querías pedirme una cita, solo debiste preguntar — la voz masculina la hizo tensarse.

—En tus sueños.

—Entonces ¿Quieres que crea que esto es simple casualidad?

—Para mí total desgracia.

—Eres divertida Tendo.

Ella no encontraba nada divertido en toda aquella situación, pero se negaba a tener esa conversación en un lugar público y peor aún, a arruinar la cita de Akari.

Solo podía esperar que las horas pasaran rápido y rogar por que al menos fueran soportables.


—Es un idiota Akari.

—Lo se, pero es evidente que solo busca molestarte, tampoco es tan malo.

—¡¿Qué?! ¡No lo has visto cuando estamos juntos! — Akane le dio una mirada incrédula.

—Por eso te digo, yo lo he conocido un poco estos meses y te puedo asegurar que es un buen chico.

—Finge serlo… fue así en casa de mi padre y también en clases, pero cuando estamos solos muestra su verdadera cara.

—¿No crees que estas exagerando?

—¡Lo digo en serio!

—¿Y no será que le gustas? — eso logro sorprenderla.

—¡Claro que no!... solo le gusta tomarme el pelo.

—Porque eres muy susceptible.

—¡Es que enciende todos mis botones!

—Akane, solo te estoy pidiendo un favor, solo uno.

—Siempre me pides solo un favor.

—¿Pero esta vez es en serio? ¿Qué te cuesta?

—Mi paz mental.

—¡Akane! — la chica la fulminó con la mirada.

—Bien, bien… pero lo hago por ti — le advirtió con los ojos entrecerrados.

—¡Eres la mejor amiga! — Akari corrió a abrazarla. La morena le palmeo la espalda, no muy convencida. Odiaba como Akari era capaz de envolverla en su dedo con una facilidad envidiable.

Akane suspiró y decidió que estaba bien, porque se lo haría pagar en un momento. Además, no podía ser tan difícil. Si, tendría que lidiar con el idiota de Ranma una vez más, pero luego de conocerlo los últimos seis meses, ya no se le hacía tan molesto.

Mientras se cambiaba, una risita escapó de sus labios, cavilando aún más en esos pensamientos ¿A quien quería engañar? Odiaba a Ranma, era tan idiota, tan arrogante y se creía el hombre mas guapo de la universidad.

Si, no era feo, podía admitirlo para si misma. Tenía esa figura muy atlética, unos ojos muy bonitos, una sonrisa atractiva que formaba el indicio de hoyuelos en sus mejillas.

Además, su actitud era la de un completo idiota, pero tenia un humor en realidad divertido, le encantaba tomarle el pelo, pero había descubierto que era así con todos.

Era como si se hubiera liberado a toda decencia y vergüenza, y se mostrará libremente al mundo.

Se detuvo, mientras fruncía el ceño y se sentaba en su cama.

¿Qué demonios estaba pensando?

¿Estaba aceptando que Ranma le parecía agradable?

¿Estaba loca?

No, negó. Eso jamás.

Molesta, continuo vistiéndose.


Akane miró el tumulto de gente en aquel lugar. No le gustaban las fiestas, no era muy partidaria del alboroto y tener a desconocidos frotándose contra su cuerpo mientras iba de una habitación a otra, podía ser desagradable.

Además, el bullicio era atronador, pero Akari había deseado ir a su primera fiesta universitaria y no había podido negarse.

Miró a la chica que caminaba frente a ella, buscando con la mirada a su novio. Ryoga y ella habían formalizado dos meses atrás y eran tan dulce juntos que le encantaba mirarlos.

—¿Ya lo viste?

—No, pero me dijo que ya estaba aquí ¿será mejor si lo llamo?

—Creo que es una excelente idea — tuvo que gritar para asegurarse que la escuchara.

—Eso hare.

Mientras Akari marcaba al teléfono, Akane recorrió el sitio con la mirada, aún sin soltar su mano. Observó una que otra cara conocida y saludó a unas chicas a lo lejos. Se suponía que Yuka y Sayuri también se encontrarían ahí, según le habían comentado esa tarde, y dado que Akari se iría a algún lado con su novio, necesitaba encontrar un poco de compañía.

—¿Me buscas? — una voz en su oído le provocó un escalofrío instantáneo. Dio un salto lejos y volteó, mirando con el ceño fruncido, la sonrisa burlona de Ranma.

—¿Qué demonios…?

—Esa boca… — él repitió la frase que su padre había dicho, únicamente por molestarla —. Creí que no vendrías.

—¿Y como porque no?

—Porque eres un poco aburrida — encogió los hombros. Akane sintió como las orejas le ardían.

—¡Claro que no!

—¡Ranma! ¡Hola!... ¿Sabes donde esta Ryoga?

—Fue por algo de beber — el chico dio un prolongado trago a su vaso plástico mientras miraba fijamente a Akane.

—Ahh.

—En la cocina, puedes ir a buscarlo.

—Pero… — Akari miró a su amiga.

—No te preocupes, yo le hago compañía — le guiñó un ojo.

—Akari — susurró Akane en advertencia.

—Pero ustedes deben llevarse bien — se justificó la chica soltando su mano —. Te prometo que vuelvo luego.

—Akari…

—Solo dos minutos — levantó dos dedos. Akane exhaló bruscamente.

—Esta bien.

—Te amo — la abrazó con efusividad —. Ranma, por favor, cuídala.

—¡Me voy a quedar sola! – le aclaró con rapidez.

—Yo la cuido — Ranma sonrió, mientras la observaba fijamente. Akane sintió como otro escalofrío le recorría el cuerpo.

En cuanto Akari se fue, la morena dio media vuelta y se alejó.

—¡Oye!

—¡Me largo!

—Le dije a Akari que te cuidaría.

—Puedo cuidar de mi misma, además… prefiero andar sola que quedarte conmigo.

—¡Cobarde!

Eso la hizo detenerse, volteó y observó al chico, notando que estaba justo atrás de ella, cerca, muy cerca.

—¿Por qué soy cobarde?

—Porque siempre escapas de mi

—¿Escapar? — se burló —. No escapó de ti, simplemente no me interesa una entablar relación contigo.

—Cobarde... — siseo él.

—Cuando actúas así solo haces que te odie.

—Del odio al amor hay solo un paso — recitó divertido.

—Entonces eres tu el que esta enamorado de mi?

—¡Quisieras! — frunció el ceño.

— Fuiste tu quien me siguió, quien siempre me sigue y quiere conversar conmigo ¿Debo interpretarlo como un ritual extraño de cortejo?

—En tus sueños.

—En los tuyos seguramente…

—Le dije a Akari que te cuidaría, se nota que nunca has venido a un fiesta universitaria, pero las personas no son lo que uno cree.

—Ya me vi la serie de Dahmer, gracias.

Él la miró seriamente, era la primera vez que una expresión así le cruzaba el rostro en todo el tiempo que tenía de conocerlo, Akane no supo porqué la hacía sentir nerviosa.

—Bueno, te lo advertí — se encogió de hombros —. Se que crees que soy un idiota, pero si necesitas algo… puedes buscarme, voy a estar aquí un rato.

Eso logro sorprenderla.

—Lo hago por tu amiga, por tu padre y los míos — le aclaró un segundo después, lo que le llevó a fruncir el ceño.

—No necesito niñera, gracias — dio media vuelta y se alejó.

Tardó un poco, pero encontró a sus amigas en el gentío. Omitió beber a menos de que las botellas estuvieran selladas y bailó un poco. Casi una hora después, se encontró con Akari y otra hora luego, se quedó sola en un sofá, mientras revisaba su celular. Las chicas habían tenido que irse, pues presentaban un examen muy temprano en la mañana, Akari le había pedido que le diera una hora más y como no quería que fuera sola a casa, había accedido. Algunos chicos se habían acercado, con la intención de sacarla a bailar o invitarle un trago, se comportó tajantemente y hacia rato nadie mas se había aproximado.

Mientras jugaba un poco de Candy Crush, sintió como el asiento a su lado se hundía y un vaso topaba su teléfono.

—No gracias — volteó el rostro y se encontró directamente con la sonrisa de Ranma — ¿Qué haces aquí?

—Te vi dando pena sola y me acerque…

—No lo quiero y no estoy dando pena.

—Jugando mientras matas el tiempo en plena fiesta — una carcajada brotó de sus labios —. No, como se me ocurriría.

—Para tu información, decidí quedarme aquí, otros chicos se han acercado y me han invitado.

—Claro — parecía exceptivo.

—¡Es cierto!

—Vamos… tómalo.

—No me gusta tomar cualquier trago.

—Te aseguro que no le eche nada a la bebida… has visto muchos programas de asesinos seriales ¿no?

—¿Y que? — se puso a la defensiva.

—A mi también me gustan, mucho antes incluso de que ser volvieran tan famosos.

Akane suspiró y tomó el trago

—Pero bebe, que se va a calentar.

Ella entrecerró la mirada.

—¿No tendrá droga?

—¿Como lo descubriste? ¿Intuición de detective? — se rió —. Vamos, que hasta los enemigos hacen tregua de vez en cuando ¿no puedes bajar la guardia una noche?

—¿Y tu no puedes dejar de comportarte como idiota una noche?

—No soy yo quien se esta comportando como idiota — alzó una ceja y le dio un trago a su vaso, hasta terminárselo, luego intentó tonar el que ella tenia en la mano, pero Akane lo apartó —. Dijiste que no lo querías…

—No dije nada.

—¿Entonces vas a tomártelo?

—Puede ser…

—Si crees que le eché algo raro puedo tomar el primer trago.

—No sería mala idea.

—Eres una paranoica ¿sabes?

—Somos enemigos, tu lo dijiste.

—Dámelo pues — Ranma rodó los ojos —. Se lo voy a dar para que veas.

Akane se lo paso y el chico efectivamente tomó un trago.

—¿Contenta?

—Claro — ella sonrió y empezó a tomar del vaso.

—¿Así que puedes sonreír?

—Algunas veces… y solo con personas que lo merecen.

—¿Siempre tienes una contestación para todo?

—¿Como tu?

—¡Ves!... ¡Siempre estas a la defensiva!

—No es así — Ranma alzó una ceja mientras se cruzaba de brazos —. Tu me sacas de mis casillas.

—Amor a primera vista, suelo provocar eso en las mujeres.

—Y seguramente otros sentimientos y emociones.

—Si que eres el alma de la fiesta — se burló.

—Y eso que no me has conocido bien.

—¿Tienes mas sorpresas? — fingió asombrarse. Su mueca hizo que una pequeña y ligera carcajada brotará de los labios de Akane.

—Eres un idiota.

—Ya lo dijiste… — él miró el pasillo.

—¿No tienes una chica sin cerebro a quien ligar?

—Las mujeres fáciles no son lo mío.

—Eso es muy…

—Realista… ¿Acaso no conoces a algunas chicas del campus?

Lo hacia, había quienes vivían su vida sexual en total libertad y no solo mujeres.

—También existen hombres así.

—¿Feminista?

—No, creo que es parejo ¿tu no?

—Claro…

—¿Y tú eres del tipo fácil?

—¿Que piensas tu? — Akane entrecerró la mirada y le observó.

—Aun no lo he descubierto.

—¿Te interesa?

—Quisieras — volvió a reírse.

—¿Quieres otro trago mas?

—¿Pretendes emborracharme?

—Talvez — sonrió —. Admito que me agradas más así.

—No estoy borracha.

—Yo tampoco, pero estas relajada.

—¿Tu también?

—Bueno… mezclar cervezas y tragos no es inteligente, pero aún no he pasado mi límite

—Y piensas beber más…

—No sería mala idea, pero tengo una clase mañana ¿Tu no?

—No, aunque tengo turno en la tarde.

—Otro trago.

—Pero voy contigo — se levantó también.

—Sabia que no podías separarte de ti — él le dirigió una mirada divertida —. Acepta que me amas de una vez, no te reprimas.

—Eres un idiota — ella se rió.

Mientras lo seguía, se dijo que talvez Ranma no era tan malo, pero aplastó el pensamiento con rapidez. Todo aquello era porque estaba ligeramente borracha y sola, solo por eso.

Pero no había nada de malo en disfrutarlo una noche ¿no?

O al menos, la hora que debía esperar hasta que Akari finalmente decidiera irse a casa.


La luz era tan molesta, pero tan molesta.

Con frustración, Akane intentó dar un manotazo dándose cuenta de que sentía todo el cuerpo pesado.

Sus cortinas eran oscuras, por lo que no comprendía porque demonios había tanta claridad esa mañana.

¿Acaso había olvidado extenderlas la noche anterior?

Intentó moverse, pero todo el cuerpo le dolía. Tragó saliva y solo entonces notó la resequedad en su garganta.

Odiaba beber, en serio, esa sería la última vez.

Rodó sobre su espalda y se estiró, procurando contraer cada músculo en su cuerpo, solo entonces percibió el roce de las sábanas contra su piel desnuda.

Su ceño se frunció, potenciado por el inicio de un terrible dolor de cabeza. Ladeó el rostro e intentó abrir los ojos, dándose cuenta de que los sentía arenosos.

Segundo a segundo, las sensaciones que empezaron a atacarla solo hicieron que ese inicio de dia resultara el peor que jamás había sentido. Apoyó las manos en el colchón y se irguió, hasta quedar sentada.

Llevó las manos a su rostro y se acarició los ojos hasta poder abrirlo. La claridad, incluso a través de la cortina que hacia su cabello, era molesta. Le costó un poco acostumbrarse y cuando pudo, levantó el rostro despacio y miró la habitación.

Se encontraba tan desconcertada que le tomó un segundo darse cuenta que no estaba en su dormitorio. Bajó la mirada y miró con horror sus pechos desnudos, cuyos pezones se encontraban enrojecidos y tenia chupones en la piel ¡Chupones!

Volteó el rostro con rapidez y lanzó un gemido de dolor por el brusco movimiento mientras observaba con sorpresa la figura masculina de espaldas. La sábana le tapaba la parte superior del rostro, pero tenia un trasero envidiable, eso sin duda.

Con un gemido, Akane tomó la sábana en sus puños y ahogó a duras penas en ellas, el grito que quería escapar de su lastimada garganta.

Cuando se desahogo, supo que no podía seguir ahí. Se arrastró con mucho cuidado hasta la orilla de la cama y se puso de pie.

Su zona interior protestó, lo que hizo que frunciera los labios. Había pasado un largo tiempo desde que había tenido sexo y al parecer estaría sensible.

¡Ohh dios! ¡¿Qué había hecho!? ¿Y con quien?

No tenía tiempo para averiguarlo, buscó su ropa y se apresuró a pasar el pantalón como podía por sus piernas. Casi tropezó con la tela, pero eso no impidió que continuar en su labor.

Se paso la camisa por la cabeza y la acomodó en sus pechos, luego buscó su ropa interior y cuando la encontró, la metió en los bolsillos.

No encontraba sus zapatos, por lo que tuvo que agacharse y sacarlos de debajo de la cama. Estaba poniéndoselos cuando le pareció escuchar un quejido.

Cuando levantó la mirada, observó con horror que el hombre se encontraba sentado y la miraba fijamente, eso no fue lo peor ¡No señor! ¡Era nada más, ni nada menos que Ranma! ¡Se había acostado con Ranma!

—¿Pensabas irte así?

Akane se obligó a bajar el rostro y se apresuró a ponerse los zapatos, pese a que las manos le temblaban.

—Akane…

Cuando terminó, se dirigió hacia la puerta y abrió. Estaba por cerrar, cuando dirigió una mirada al chico y entrecerró los ojos.

—Esto nunca pasó — soltó antes de azotar la puerta.


—Entonces ¿no vas a decirme quién es? — preguntó Akari apoyando el rostro en ambas manos.

Akane gruñó y siguió comiendo su pasta.

Había transcurrido todo el fin de semana desde la fiesta, y prácticamente dos días desde que había despertado en la habitación de Ranma, desnuda, luego de una noche de sexo desenfrenado.

Akane no podía creer lo que le había llevado a eso y para su completa desgracia y vergüenza, lo recordaba todo ¡Absolutamente todo!

Y fue apasionado, delicioso, caliente como el infierno ¡Y la peor estupidez que había hecho en la vida! ¡Se había acostado con Ranma! ¡Con Ranma!

Cuando había llegado a su apartamento, Akari seguía dormida y ella procuró tomar una ducha minuciosa y volver a descansar. Despertó hasta el mediodía y salió, guiada por el delicioso olor del almuerzo que Akari había preparado.

Había decidido no comentar nada, pero Akari lo había sabido, por supuesto que si, que ni había pasado la noche en el apartamento y que por lo tanto, durmió fuera. Fue peor cuando intentó fingirlo y la chica le dijo que no mintiera pues tenia pruebas de ello.

¡Los malditos chupones! ¡En todos lados!

¡¿Que el tipo tenia fetiches con los vampiros o que?!

Había intentado sacarle la verdad, pero Akane se negaba a ceder, no señor. Ella se llevaría ese secreto a la tumba, moriría con él y su vergüenza.

—¡Ryoga! ¡Aquí amor! — Akane se tensó, cuando Akari empezó a agitar la mano a su espalda.

Y donde estaba Ryoga, estaba…

—Tendo.

Había hecho algo muy malo en su vida pasada, eso era seguro.

—¡Puedo sentarme aquí? — preguntó mientras tomaba asiento.

—Hazlo, claro — el sarcasmo se apoderó de su voz, como si se tratara de una daga.

—¡Akane! — la riño Akari.

—¿Qué? — bajó el rostro ignorándola, fingió seguir con su comida.

Ranma estaba a su lado y eso de alguna manera, hacia que su corazón latiera aceleradamente contra su pecho. También, era más consciente que nunca de su cuerpo, tan cerca al suyo, sus muslos casi se tocaban, lo cual era irritante, porque podía sentir la piel erizada justo del lado en el que él estaba.

Seguramente todo era debido a que se había acostado con él. Podía ver las imágenes frente a sus ojos como si hubiera sido esa misma mañana. El cuerpo mas grande sobre el suyo, su fuerza mientras la dominaba, sus manos acariciándola y sus labios besando y chupando cada porción de piel que tenía al alcance, él gimiendo y gruñendo en su oído.

—Akane…

—¡Si! – su sobresaltó hizo que Akari se sorprendiera y que ambos hombres en la mesa la miraran fijamente —. Lo siento, estaba pensando en… la prueba de mañana.

—¿Tienes prueba?

—Si…

—Ahhh ya, y yo que pensaba pedirte que me acompañaras hoy.

La morena sentía todo el rostro enrojecido. Bajó la mirada, escondiéndose, y decidió seguir la misma línea de su mentira.

—Si, es una lastima.

¡¿Por qué demonios tenía que recordar esa noche en ese momento?! ¡Y justo cuando Ranma estaba a su lado!

—Tienes algo más ¿no Tendo? — el susurro en su oído logró asustarla. Volteó y notó para su vergüenza, que Ranma estaba inclinado sobre ella. Sus ojos captaron por completo su atención.

—No se de que hablas — frunció el ceño con fuerza, apretando los puños bajo la mesa.

—Claro — él sonrió, esa sonrisa odiosa, arrogante y tan ¿atractiva?

Akane sintió como el rostro se le enrojecía y volvió a voltear, en esa ocasión procurando no levantar el rostro a menos de que fuera absolutamente necesario.

¡Maldita sea!


—Es él ¿verdad?

—No se de que hablas.

—Es Ranma, por Dios ¿Cómo no pude verlo antes?

—Akari, estas loca — Akane siguió el camino dentro de su apartamento con el pulso acelerado.

Apenas habían terminado de almorzar, ya no tenía ninguna clase hasta dentro de dos horas.

Además debía pensar, porque no podía explicarse porque aún no lograba conseguir la calma que siempre la había caracterizado luego de ver a Ranma.

¿Tendría que ver con lo que había sucedido?

Nunca había tenido una noche de placer loca. De hecho, el único chico con el que había estado fue su exnovio y solo habían sido en dos ocasiones. En realidad, el sexo no la había impresionado luego de eso, por lo que creyó que podía omitirlo de su vida con facilidad. Claro que, a pesar de la horrible borrachera que se había dado el fin de semana, ella podía recordar perfectamente todo lo que sucedió luego, cuando tuvo el desagradable atino de irse con Ranma a su apartamento ¿Qué demonios la había poseído para cometer una locuras? No lo sabía, pero no podía ignorar que lo había disfrutado, mucho más de lo que habría deseado.

Sería mas fácil si él hubiera sido un amante fatal, sería sencillo ignorarlo y no preguntarse todo lo que sentiría si estuviera en sus cinco sentidos.

¡Mierda!

No paraba de pensarlo y ahora, Akari lo sabía.

—No creas que vas a salir de esta ¿bien?... Dímelo de una vez ¿Fue Ranma el chico con el que pasaste la noche del viernes?

—Akari… — intentó pasar de ella, pero la chica la tomó del brazo y la obligó a mirarla a los ojos

—¿Fue él no? ¡Soy tu mejor amiga! ¡Y estas cosas se comparten!... yo te voy a decir cuando me acueste con Ryoga, puedes asegurarlo.

—¡Akari!

—Dímelo Akane — entrecerró los ojos —. Se la verdad, pero no me voy a mover de aquí hasta que me la confirmes.

—Eres odiosa.

—Y tú eres muy mala fingiendo.

—¿Cuando yo…?

—¡Akane!

—¡¡Bien!!... está bien — se zafó de su agarre y cruzó los brazos — Dormí con Ranma ¡¿Contenta?!

—¡Lo sabia! ¡Ohhh, Dios! ¡Sabía que había sido Ranma!

—Estaba borracha.

—Y un cuerno.

—Es en serio Akari — la observó con un ceño fruncido. La efusividad de la chica descendió mientras la observaba.

—Pero ustedes se gustan.

—¿De donde sacaste eso?

—Es obvio. Se la pasan peleando a cada momento y cuando se miran, las chispas salen de sus ojos. Además… lo del compromiso…

—Eso es una estupidez de nuestros padres, además… apenas nos soportamos Akari, por eso peleamos… y lo de las chispas no se de donde lo sacaste, has estado viendo muchas películas románticas.

—Pero… te acostaste con él — la chica parecía confundida.

—Admito que el sexo fue fantástico, pero no por eso me cae mejor.

—Pero tu nunca habías hecho algo así Akane.

—Siempre hay una primera vez para todo — encogió los hombros —. Es lo que Nabiki siempre dice.

—Yo creo que tu molestia con lo del compromiso te esta cegando. Ranma es un chico agradable.

—Pues creo que hemos conocido personas distintas — se cruzó de brazos.

—Si, yo se que puede ser pesado algunas veces, pero también es muy bueno… y yo creo que le gustas — Akane odio como aquella confesión hizo que su corazón diera un vuelco, seguramente por lo difícil que se le hacía mantener la calma en esa situación.

—No lo creo Akari…

—Te lo estoy diciendo, además… si tu y el salieran, y Ryoga y yo…

—Eso fue una estupidez que hicimos en la escuela y no funciono ¿acaso no lo recuerdas?

—Claro, pero…

—Mi noche con Ranma es un error que no volverá a repetirse, en serio… debo ir a mi habitación a descansar ¿Vas a volver a la universidad?

Akari la miró fijamente y luego negó. Observó como Akane se alejaba e ingresaba a su cuarto.

Y pensar que hacia un momento estaba sulfurante de alegría ¡Que decepción!


Esa noche, pretendía realizar un trabajo para entregar la otra semana, pero Akari le había dicho que las chicas habían armado una salida y deseaban que ambas fueran.

En el último semestre de aquel año, apenas tenia tiempo más que para la universidad y el trabajo. Su vida social se limitaba a los saludos ocasionales que tenían con sus compañeros y a Akari, claro que esto incluía a Ryoga y por supuesto que a Ranma, por detestable que fuera.

Él aún seguía conservando esa actitud que podía ponerle de los nervios y aún continuaba encontrando gracioso tomarle el pelo, pero Akane empezaba a acostumbrarse de su personalidad, por lo que ya no le molestaba como antes. También, luego del idilio que habían tenido la noche de su borrachera, ambos habían llegado a en un acuerdo silencioso, una especie de tregua, por lo que a pesar de todo, no se llevaban mal. No podía presumirse como su amiga, pero al menos ya no deseaba abalanzarse sobre su cuello a cada momento.

Aquella noche por suerte, también había quedado en el olvido, al menos por parte de Ranma. Luego de unas cuentas burlas, el chico había parado de mencionarlo, para su completo tranquilidad, lo que hacía que fuera mas sencillo sobrellevar su desliz. Si fuera tan fácil para ella simplemente ignorarlo. Habían ocasiones en las que tenía vergonzosos sueños sobre ello, pero lo atribuía a la culpa que sentía por si misma, al haberse dejado manipular por el alcohol y caer en aquella situación.

Pero bueno, Ranma estaba en el olvido y esa noche era para disfrutar.

En cuanto llegaron a la discoteca, no tardaron en encontrar la mesa en la que las chicas estaban. No había bebido nada desde aquella noche, pero las chicas insistían y no había peligro al respecto.

Bebió un poco y bailó con sus amigas. Más de algún chico se acercó con algún plan de seducción en mente, pero ahora menos que nunca deseaba involucrarse con alguien y simplemente se alejó.

Estaba jugando con la pajilla en su bebida, cuando Akari lanzó un chillido de emoción

—¿Que sucede?

—¡Ryoga esta acá!

—¡¿Qué?! – eso le hizo erguirse con rapidez.

Donde estaba Ryoga estaba Ranma y una vez más lo comprobó, cuando ambos chicos se acercaron a su mesa.

—Hola — Akari saludo a su chico con un beso candente. Había bebido un poco mas de lo usual y se notaba porque se ponía mucho mas cariñosa en ese estado.

—¡Hola!

—Tendo — Ranma tenia la mirada fija en ella y Akane sintió como se le enrojecía el rostro cuando aquellos ojos azules recorrieron sus piernas cruzadas.

Llevaba un vestido negro, corto y escote. Una sensación de calor la estremeció cuando Ranma se encargo de recorrerla de arriba abajo lentamente.

—Saotome…

—¿Puedo sentarme? — preguntó, mientras tomaba asiento frente a ella. Akane sabia que él lo hacia de todos modos, por lo que no se inmutó. Descruzo sus piernas y se arregló la falda del vestido, mientras tomaba su celular y fingía tener algo importante que hacer.

Akari estaba teniendo una sesión candente de besos con Ryoga en uno de los sillones. Desde que habían tenido relaciones sexuales, apenas parecían capaces de tener las manos lejos del otro, lo que era gracioso algunas veces.

Las chicas se habían ido por algunas bebidas y esperaba que volvieran pronto porque no soportaría aquella situación mucho tiempo.

—¿Qué tienes ahí?

—¿Cómo dices? — levantó la mirada y observó que Ranma miraba su copa.

—¿Qué estas tomando?

—Una piña colada, algo sencillo — él hizo una mueca al escucharla — ¿No te gusta?

—Es muy dulce.

—Me gusta dulce — se apresuró a decir.

—Odio lo dulce — contesto él mirándola a los ojos ¿Era ella o en ese lugar hacia calor? Seguramente se debía a la bebida, había tomado cerveza en un inicio, pero no quería emborracharse y cometer una locura como antes, por lo que decidió cambiar por algo más suave.

—¡Me encanta esa canción! — Akari dejo de besuquearse con Ryoga —. Ven, vamos a bailar.

¡Desgraciada! ¿Cómo osaba dejarla a solas con Ranma?

—¿Otra celebración a la que fuiste obligada a venir? — le pregunto él con una sonrisa.

¿Por qué siempre tenia que sonreír?

—En esta ocasión fue por voluntad propia.

—¿Así que también sabes divertirte? — se burló.

—Y tú no sabes más que hacer preguntas idiotas…

—Se otras cosas — él ladeo el rostro y le dirigió una mirada intensa, que provocó un escalofrío sensual en su cuerpo. Akane odio la sensación, con todo su ser.

—Bien por ti.

—¡Volvimos! — Yuka y Sayuri por fin se aparecieron. Akane casi soltó un suspiro de alivio.

—Y parece que estas bien acompañada ¿Dónde está Akari?

—Fue a bailar con Ryoga, su novio — las chicas aún no lo conocían —. Él es Ranma Saotome, el mejor amigo de Ryoga.

—Un gusto — susurró Yuka.

—Hola Ranma — musitó la otra chica

—Hola Sayuri — le devolvió el saludo. Akane frunció el ceño.

—¿Ustedes se conocen?

—Compartimos tres clases el primer año — le comentó Ranma.

—Llevaba un tiempo sin verte — Sayuri se sentó a un lado de Akane, también frente al chico.

—Yo sí te he visto.

—¿Ahh si? ¿Y porque no has saludado?

—Siempre estas acompañada.

—La próxima vez acércate, me encanta saber de ti.

¿Acaso Sayuri estaba coqueteando abiertamente con Ranma? Akane parpadeó y le dirigió una mirada sorprendida a la chica.

—Sayuri, creo que te llaman de la caja, dejaste tu tarjeta — Yuka interrumpió.

—¡Mierda! ¡Voy! — se levanto y alejó.

Akane miró a Ranma notando que el chico la observaba fijamente.

—Parece que son buenos amigos.

—Nos llevamos bien, tuvimos algunos trabajos juntos — una sonrisa se deslizó en su boca —. ¿Por qué? ¿Celosa?

—Quisieras…

—Estoy aburrido — se apoyó en el sillón —. ¿Quieres bailar?

Akane sintió como se le aceleraba el pulso una vez mas mientras él le observaba. Seguía sin comprender cómo Ranma tenía la capacidad absoluta de agitar su interior, pero no le gustaba nada.

—No quiero.

—Vamos Tendo, no seas aburrida.

—Ranma… — miró de reojo como Yuka parecía observarles con curiosidad.

—Solo será un baile — él se puso de pie y extendió una mano en su dirección —. Prometo mantener mis manos para mi.

—No creo que…

—¡Yo sí quiero! — Sayuri volvió justo en ese momento y tomó con rapidez la mano de Ranma — Akane seguramente esta cansada, ven… baila conmigo.

Ranma pareció sorprendido, le dirigió una mirada a la morena y, luego observó a la chica y asintió.

—Vamos pues… — susurró antes de alejarse con ella.

Akane frunció el ceño mientras les observaba ir a la pista de baile. Intentó apartar la mirada, pero se dio cuenta de que no podía. Ranma tenía un buen paso y Sayuri no tenía reparo en acercarse a él y frotar sus cuerpos. No supo porqué aquel hecho en particular le pareció irritante, probablemente porque su amiga no sabia en lo que se metía con un tipo así.

¿Un tipo como?

Eso la extraño, porque mientras la pregunta hacia eco en su mente, no logró recordar si alguna vez había visto a Ranma con chicas. Si, tenia toda la pinta de casanova y en más de algún momento mientras iban juntos cuando Akari y Ryoga les pedían acompañarles, las mujeres le saludaban y coqueteaban, pero nunca había visto una actitud que indicara que el chico era un galán.

En cuanto la canción terminó, observó como Sayuri intentaba continuar bailando, pero Ranma le decía algo y luego, ambos volvieron a la mesa.

Las bebidas llegaron justo en ese momento y mientras Sayuri tomaba la suya, Ranma le pidió al mesero un trago.

La siguiente media hora, Ranma bailó al menos dos veces mas con Sayuri y una con Yuri. Akane estaba ansiosa porque esa salida terminará y volver a casa. Empezaba a ponerse de muy mal humor, por el sueño seguramente.

Ranma y Sayuri conversaban amenamente cuando se puso de pie. Fue Yuka quien se fijo en ese detalle y le preguntó a donde iba lo que llamó la atención de los otros dos.

—Al baño.

—¿Quieres que te acompañe?

—Voy sola.

Nunca había ahí a ese pub por lo que tuvo que preguntar por indicaciones. La fila para ingresar al baño fue tardada, pero una vez dentro, hizo sus necesidades y luego se lavó las manos.

Mientras se miraba al espejo, de arregló el cabello y el vestido. Su cabello era muy liso, pero se encontraba ligeramente rizado en la punta, por el sudor. Se limpio el sudor con papel y luego salió del baño. Estaba dispuesta a volver a la mesa cuando observó la figura que estaba apoyada en la pared, justo frente al baño.

—¿Qué estas haciendo aquí?

—Esperándote.

—Si, eso veo ¿Pero por qué?

—Te dije que no puedes andar sola en estos lugares.

—Estas bromeando ¿cierto?

—Es por…

—¿Mi padre? ¿Es en serio? — Akane suspiró —. Debiste haberte quedado conversando con Sayuri, se ve que estaban pasando un buen rato.

—¿Celosa? — sonrió.

—Olvídalo — intentó seguir su camino, pero Ranma la tomó de la muñeca.

—Podría haber estado bailando y charlando contigo.

—No me interesa.

—¿Estas segura? — él se acercó, hasta que sus pechos se tocaron. Akane intentó retroceder, pero Ranma la tomó de la cintura.

—Suéltame…

—No quiero…

—En serio ¡Suéltame Saotome!

—No se que demonios sucede contigo o porque finges odiarme tanto.

—¡Te odio!

—Sabes que no es así — él bajo la mirada y observó sus labios, luego volvió a levantarla y miró sus ojos — ¿O es que acaso te acuestas con todos los que odias?

—¿Que demonios…? — Akane sintió como se le enrojecía el rostro — ¡Dijimos que no mencionaríamos nunca nada!

—Yo no dije nada.

—Eso fue un error.

—No lo creo, se que lo disfrutaste y yo también.

—Ya te lo dije, fue por la borrachera ¡Jamás me acostaría contigo en mis cinco sentidos! ¡Ahora suéltame!

—No lo voy a hacer.

—¡Te digo que me sueltes! ¡Nunca va a suceder de nuevo! ¡¿Oyes?! ¡NUNCA!

—¿En serio lo crees? — Ranma sonrió y acto seguido la tomó del cabello, y la obligó a levantar el rostro antes de plantarle un beso.

Akane lanzó un gemido y empezó a removerse, pero él era mucho mas fuerte y fue imposible resistir su asalto ¡Y que bien besaba el condenado! Sintió como su lengua salía y cuando ingreso a su boca, sólo basto una caricia para que ella sintiera que le temblaban las piernas.

Ranma ladeó el rostro y persuasivamente la obligó a voltear hacia el lado contrario. Su lengua continuó deslizándose sobre la suya, una y otra vez, y Akane sintió como cada toque construía una sensación de calentura dentro de su cuerpo.

—¡Oye tu!... ¡Te dijo que la soltaras!

La morena se sintió desconcertada cuando Ranma se apartó con brusquedad. Apenas abrió los ojos para observar con horror como un hombre golpeaba a Ranma en el rostro y le hacia caer en el piso.

El chico gimió, también confundido y se irguió con el ceño fruncido

—¡Ranma!

—¡¿Que demonios sucede contigo?!

—No la toques si ella no quiere ¡Pervertido!

—Que, no… ¡Ranma! — Akane se acercó a el, asustada.

—¡¿No es lo que crees?! — intentó defenderse, consciente del alboroto que rápidamente se creaba a su alrededor.

—Te dijo varias veces que la soltaras, los estoy viendo desde hace rato… te voy a enseñar a respetar cuando una mujer dice que "no" — intentó írsele encima.

Akane lanzó un gemido y se puso frente a Ranma, dispuesta a aclarar el malentendido, pero entonces el hombre prácticamente estaba sobre ellos. Sintió como un brazo rodeaba su cintura y luego se vio lanzada a un lado. Casi tropezó y cayó contra la pared, cuando recuperó el equilibrio, observó con horror que el hombre estaba sobre Ranma, golpeándolo.

El chico se mantenía con los brazos cruzados, escudando su cuerpo, Akane lanzó un chillido y se acercó a ellos rápidamente

—¡No! ¿Qué haces? Lo estas lastimando ¡Suéltalo!

—Él te estaba acosando.

—¡No es así, es mi prometido!

—¿Qué? — el chico se detuvo y la miró desconcertado. Ranma aprovecho el momento para quitárselo de encima, con un ceño fruncido.

—Ranma ¿estas bien?

—¿Es tu prometido? — preguntó el hombre tirado a un lado.

—S-si… solo era una… discusión.

—¿Segura? — lanzó una mirada fulminante a Ranma — ¿Qué sea tu prometido no le da derecho a obligarte?

Akane temblaba, miró a Ranma buscando heridas y luego al chico. No entendía muy bien cómo habían terminado en esa situación.

—Fue un malentendido… — volvió su atención a Ranma y le acarició el brazo — ¿Estas bien?

El chico no respondió y solo se puso de pie. No hizo ninguna mueca, ni lanzó ningún pequeño sonido. Akane miró con preocupación como el labio le sangraba.

—¿Ranma?

Él la miró y luego dio media vuelta y se alejó. Akane no sabía que hacer, pero no dudó en seguirlo.

—¿Ranma?

—Ya entendí ¿okey?

—No era mi intención que pasara eso — él se dirigía hacia la salida.

—Yo me lo busque por idiota…

—No, espera – le tomó de la mano –. Estas sangrando.

—¿Y te importa? — la miró de reojo, molesto.

—¡Claro que si!... hay que curarte ¿tienes otra herida?

—Puedo tratarme solo, me voy – se zafó de su agarre y salió del establecimiento.

Akane dudo solo un segundo antes de seguirlo. Miró que el chico se alejaba y se apresuró a correr hacia él.

—Ranma…

—No molestes Tendo.

—Ranma, por favor — le tomó de la mano.

—Akane…

—Podemos ir a mi apartamento, queda a algunas cuadras. No te vayas así ¿no tienes otra herida?

—Ya viste que no estas a salvo conmigo.

—Ranma, solo quiero curarte.

El moreno suspiró y finalmente volteó, y la observó. Akane miró que la esquina de su boca empezaba a inflamarse y le pareció visualizar un pequeño moretón en su mejilla, seguramente por el primer puñetazo.

—¡Por favor!

—Vamos.

—Voy a llamar a un taxi o… podemos caminar.

—No es seguro — él negó —. Tengo transporte, vamos – tomó su mano y la llevo consigo.

Akane se sintió un poco nerviosa mientras caminaban juntos de aquella manera, pero lo adjudico a la situación que había sucedido. Intentó recordar que debía mandarle un mensaje a Akari para que no se preocupara por su paradero.

Cuando Ranma se detuvo y la soltó, ella buscó su auto con la mirada, hasta que notó que se acercaba a una motocicleta.

—¿Una moto?

—Si ¿Algún problema?

—No, es solo que… — observó que el chico tomaba el casco que estaba colgado y luego sacaba otro de un espacio en el asiento.

—Has montado una ¿cierto? — Akane negó.

—Nunca, no creo que sean seguras.

—Soy un buen conductor, estas segura conmigo.

Él le ayudó a ponerse el casco y a subir. Ya conocía su apartamento, por lo que Akane no necesito darle indicaciones. Se trataba de un edificio de diez pisos, el suyo quedaba en el último. Subieron en silencio, ella abrió y le indicó que tomara asiento mientras iba por un botiquín.

Cuando volvió, Ranma estaba en el comedor, en una silla, chateando al teléfono.

—Aquí esta… veamos... — se sentó frente a él —. Solo veo dos heridas ¿tienes otra?

—No visibles al menos — el tipo había golpeado su abdomen fuerte.

—Bien, veamos — Akane sacó un trozo de algodón y lo empapó de alcohol —. Vamos a empezar con el labio, va a doler.

—Bien.

La chica frunció el ceño mientras se inclinaba y apoyaba el algodón en la herida de su labio. Ranma apenas se inmutó, pero hizo una ligera mueca que duró unos segundos.

—¿No duele?

—Arde…

—Creí que lo haría aún más.

—No es para tanto. Entrenaba de pequeño… esto no es nada.

—Ohh…

Cuando terminó, le aplicó una pomada para la inflamación y que ayudaba con la cicatrización.

—Esta listo.

—Gracias…

—Si… — se arregló el flequillo —. Lamento en serio lo que paso.

—Me lo busque yo mismo.

—Lo sé, pero si lo hubiera sabido.

—No había manera que lo hicieras. Esta bien — encogió los hombros —. No es para tanto.

—Te dolerá mañana — le miró a los ojos.

—Es tolerable.

—Pero…

—¿Es tanta la culpa Tendo que ya hasta te preocupas por mi?

—No seas bobo — frunció el ceño.

—Se de algo que me haría sentir mejor.

—¿La pomada no funciono? Se supone que tiene analgésico.

—No lo hizo.

—No tengo otra — miró el botiquín —. Pero puedo ir a comprarla.

—No es necesario que compres nada.

—¿Entonces? – le miró extrañada.

—Un beso… dame un beso y te perdono.

—¿Un que? ¿Estas loco? — lo fulminó con la mirada —. Eso no es gracioso, no bromees con algo así.

—No estoy bromeando.

—Tu te lo buscaste, lo dijiste ¿no?

—Pero puedes compensármelo, solo será un beso.

—Pero…

Ranma la miró con seriedad. Akane sabía que aquello era estúpido, de verdad estúpido, pero mientras miraba sus ojos, no supo porqué no pudo negarse. Tampoco pensó en ello mientras asentía y se inclinaba con los ojos cerrados.

Sus labios hicieron contacto con los de Ranma. Sintió como los dedos masculinos se enredaban rápidamente en su cabello y toda su piel estalló, en un poderoso escalofrío mientras él la obligaba a ladear el rostro y capturaba su labio inferior entre los suyos, succionándolo suavemente.

Akane lanzó un suspiro y siguió su ritmo, devolviéndole la caricia. Cuando la lengua de Ranma intentó ingresar en la boca, no dudo en abrirse a él. El primer toque la hizo gemir, un segundo provoco otro escalofrío a su cuerpo y el tercer la obligó a tomarle de la camisa e intentar acercarse a él.

Casi se sintió desconcertada, cuando Ranma se alejó. Él la observaba con los ojos entrecerrados y su mirada le quemaba la piel. Akane se mordió el labio inferior y volvió a inclinarse, para capturar su boca en otro beso.

Sus lenguas se encontraron rápidamente y se apresuró a tomar entre sus manos el rostro masculino. Cuando se separaron jadeaba, Ranma la miró fijamente y la agarró de las caderas, haciendo que se pusiera de pie y se acercara a él. Akane no podía controlar su respiración, todo su cuerpo quemaba y el latido de su corazón era tan atronador que incluso podía escucharlo en sus oídos.

Ranma deslizó las manos por su cadera, hasta su trasero y la morena sintió como su propia respiración escapaba en un silbido mientras el chico descendía las caricias por la parte trasera de sus muslos hasta las rodillas. Él la obligó a abrirse y a sentarse sobre él. El vestido protestó, pero luego, sus manos grandes lo subieron hasta que fue solo su ropa interior la única barrera entre su cuerpo y la de Ranma.

Akane lanzó un gemido cuando él volvió a besarla. Sus manos seguían en sus caderas y percibió perfectamente como el bulto bajo su intimidad crecía en volumen y dureza. También estaba excitándose, podía sentir la humedad en su interior y como sus pechos empezaban a pesar y sus pezones se erguían, adoloridos por caricias.

—Ranma…

—Quiero hacértelo — él se alejó y deslizó la nariz en su cuello, olfateándole la piel.

—Mmm — Akane suspiró cuando empezó a besarle los hombros y luego el pulso.

—Se que también quieres… — una mano subió y envolvió uno de sus senos. Akane lanzó un gemido y suspiró, cuando Ranma deslizó dos dedos atrapando su sensible pezón.

—Yo no…

—No mientas, se que te excita que te toque…

—Ranma — las llamas de pasión amenazaban con consumirla. Nunca se había sentido tan excitada en su vida y con apenas unas cuantas caricias.

—Se que quieres Akane, yo también deseo hundirme en ti.

¡Mierda!

La morena abrió los pesados ojos y los fijo en la expresión seria de Ranma. Su mirada parecía quemarle la piel.

Sintió como tomaba la tela de su escote y solo basto un tirón para que su pecho saltara a la vista, desnudo. Ranma la miró fijamente mientras acariciaba el pezón con el pulgar e incluso, cuando se inclinó y lo llevó dentro de sus labios.

Akane sintió como las palpitaciones en su interior se volvían dolorosas. Las succiones de Ranma en su pezón no hacían sino construir aquella sensación que amenazaba con partirla en dos, esa que había experimentado una única vez en sus brazos.

—¿Quieres que me detenga? — él lo hizo , mientras se erguía y le observaba a los ojos —. No voy a continuar si tu no quieres.

Ella podría terminar toda aquella locura ahí mismo. Había dicho una y otra vez que algo así no sucedería y si pretendía que no lo hiciera, tenia el poder en la mano para detenerlo en ese momento.

Pero lo deseaba.

La piel le quemaba y su interior se amenazaba con derretirse, necesitándolo.

Intentó no pensarlo demasiado mientras se ponía de pie y se alejaba un paso. No intentó acomodar su vestido o tapar su pecho mientras extendía una mano hacia Ranma. Él frunció el ceño y la tomó, poniéndose de pie.

Akane lo guió a su habitación e ingresó primero, fue Ranma quien cerró y le puso pestillo

—¿Estas segura? — no lo estaba, pero no quería pensar en eso, volteó y se apresuró a tomarle del cabello, obligándole a bajar el rostro para capturar sus labios rápidamente.

Ranma la abrazó de la cintura y la obligó a retroceder, mientras se acercaba a la cama. Cuando las piernas de Akane tocaron el colchón, él la soltó, apoyó una mano en su pecho y la empujó. Akane soltó un gemido y rebotó. Se irguió en sus codos y miró como Ranma daba un paso hacía atrás y se empezaba a quitar la ropa. Admiró sin vergüenza cada porción que revelaba de su cuerpo, no se había equivocado cuando pensó que Ranma poseía un físico envidiable. Era evidente que hacia ejercicio, eso solo lo hacía aún más guapo.

Cuando él quedó totalmente desnudo, se puso un condón y luego, se irguió, sin vergüenza, antes de acercarse a ella. Akane miró fijamente su miembro. No había esperado que fuera tan grande, pero ahora comprendía porque se había sentido sensible a la mañana siguiente de su primer encuentro.

—No tienes que preocuparte, me tomaste una vez sin problemas.

—¡No me preocupo! — le aclaró con las mejillas enrojecidas.

Ranma se rió, se puso de rodillas entre sus piernas y le indicó que se arrastrará un poco más arriba, luego apoyó las manos en sus hombros y deslizó el vestido por sus caderas. La dejo solo en ropa interior, Akane estaba avergonzada, pero se negó a demostrarlo, era la primera vez que tenia sexo con la luz encendida, pero no deseaba que Ranma lo supiera, la última vez no contaba, porque estaba borracha, en ese momento, tener sus cinco sentidos era una maldición.

—Me gusta el color de tus pezones — él se inclinó, apoyó las manos a cada lado de su cabeza y le dio un beso que le robo el aliento.

Cuando se alejó, le besó el cuello y luego el pulso, mordió su hombro y siguió descendiendo, entre besos pequeños hasta capturar el pezón izquierdo y empezar a succionarlo. Sus caricias no fueron suaves, ni dulces. Él dio tirones fuertes y cada uno de ellos, mandó una descarga de placer justo entre sus piernas.

Akane sintió como su piel se incendiaba, como el cuerpo le quemaba. Los escalofríos iniciaron en su piel y el razonamiento lentamente se esfumó, dando paso poco a poco la pasión, la locura y el deseo.

Ranma le dio la misma atención a su otro pecho mientras su mano descendía por su abdomen y se metía en su braga.

Sus dedos se deslizaron lentamente por su intimidad, dos de ellos se apoyaron en su perla inflamada, acariciándola en círculos antes de explorar más abajo. Akane suspiró cuando sintió como uno de sus dígitos acariciaba su sensible entrada y gimió cuando el mismo se deslizó poco a poco dentro, invadiéndola sensualmente.

Ranma puso especial atención a sus pezones mientras la masturbaba. Estaba tan húmeda, que la intromisión fue sencilla, tras unos tentativas embistes, él se atrevió a meter otro dedo dentro y empezó ese vaivén que hizo un auténtico nudo en su pecho.

—Ranma… — gimió suavemente, intentando alzar las caderas a su encuentro. Él no respondió, pero deslizó el pulgar ocasionalmente por su clítoris mientras continuaba a penetrándola y la caricia vaga traía otro estremecimiento de placer a todo su cuerpo.

El sudor estalló en su piel, Akane levantó las caderas cada vez que él ingresaba y las bajo cuando intentaba abandonarla. Estaba demasiado excitada, pero tan insatisfecha y vacía. Lo necesitaba, lo necesitaba a él.

—Ranma…

—Ya casi — susurró entre dientes.

Akane no sabía que esperaba, pero no podía soportarlo, empezó a agitarse, Ranma mordió su pezón y eso mandó una carga sobresensorial a través de todo su cuerpo. Ella sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas.

—Estas lista — él se alejó y se acomodó nuevamente entre sus piernas.

Akane le miró agitada y levantó las caderas cuando le quitó la braga. Miró la erección del chico, grande, erguida, notablemente dolorosa y sintió como un sordo eco nacía justo en su interior. Arrastró las caderas un poco más abajo y abrió bien las piernas, permitiéndole a el todo el espacio.

Ranma frunció el ceño, apoyó una mano y se inclinó, mientras permitía que su erección acariciara los pliegues sensibles. Akane ahogó un suspiro mientras él mojaba la cabeza de su miembro en su humedad, levantó la mirada y se observaron un momento a los ojos, antes de que ambos fijaran la mirada en su unión.

Akane se mordió el labio inferior cuando él se apoyo en su entrada y gimió mientras la primera pulgada ingresaba tras un segundo de presión.

—Ya… — Ranma lucía agitado, pero ella también lo estaba.

Y se quemaba. Todo su cuerpo parecía consumido por las llamas.

—Ranma…

—Si — él asintió y siguió avanzando, ingresando lentamente, muy lentamente, centímetro a centímetro en su interior, hasta que sus caderas se aplastaron contra la cuna de sus muslos y hasta que se sintió tan llena que fue abrumante.

¿Había sido así la primera vez? No lo sabia, pero le costó un poco recuperar la respiración

—Voy a moverme

—S-si.

La primera embestida fue extraña, talvez porque toda la situación lo era o porque no tenía relaciones con regularidad. Akane intentó acomodarse, descansó la espalda contra la cama y miró a Ranma, quien apoyado en sus dos brazos, la miraba fijamente.

Su rostro quemaba y su corazón parecía decidido a escapar de su pecho y no volver, podía sentir una presión justo en su intimidad, mientras los movimientos de Ranma tomaban coordinación y poco a poco se hacían mas audaces.

—Ranma…

Él se inclinó y la besó. Sus lenguas se encontraron y los escalofríos empezaron. Akane gimió, levantó las piernas y las envolvió alrededor de la cadera masculina. Ranma le apretó un pecho, sus dientes rasparon la piel de su cuello y hombros, y luego, sus manos posesiva y fuertes, la tomaron de la cadera y la atrajeron con fuerza hacia él, como si necesitará llegar aún más adentro, como si no pudiera lograrlo.

—Akane…

Ella gimió y enredó los dedos dentro de su cabellera húmeda, tomando los mechones con fuerza y acercando su rostro a sus labios, para besarle ansiosamente.

Ranma gruñó, cuando ella se abrió aún más y eso le llevó hasta el fondo. La sensación de su mástil, duro y grueso, dentro suyo, solo aumentó aquella presión en su interior, hasta que ella no podía soportarlo, hasta que un nudo se formó en su vientre y se le olvidó como respirar. Ranma lanzó un juramento, apretó los dedos en su cadera y le dio una embestida, dura, potente.

—Ranma... ya casi — ella podía sentirlo.

Y quería acercarlo aún más, cada vez más. Pero luego, el placer se volvió insoportable, le ardían los pezones y se sentía caliente, húmeda y sin aliento.

—Espera… — no podría soportarlo, estaba segura —. Ranma, espera — un chillido brotó de sus labios, pero el chico no cedió.

La miró directamente con un ceño fruncido y cuando Akane empezó a agitarse, tomó sus manos y entrelazo sus dedos obligándola con su cuerpo a soportarlo, a recibirlo, a abrazarlo.

—Ohh Dios… — ella cerró los ojos y gritó, justo cuando el estremecimiento más violento y delicioso invadía su cuerpo —. Ohh… mi…

—Mierda — Ranma gruñó y estrelló sus caderas duramente contra ella, mientras con un gemido se dejaba ir.

Akane no paraba de temblar. El placer era demasiado, demasiado intenso, demasiado sorpresivo, tan delicioso

Ella gimió, con lágrimas en los ojos y se encogió, correspondiendo a duras penas el beso de Ranma.

Creyó que podía morir en ese momento y justo cuando pensó que no podía soportarlo, todo se detuvo y un último gemido brotó de sus labios mientras se dejaba caer en la cama, sin fuerzas, satisfecha, temblorosa y agotada.

—Me sigues apretando, mierda — Ranma gimió y retrajo las caderas, antes de salir de su interior y tirarse a su lado.

Akane cerró las piernas, notando la sensibilidad en su interior. Llevó las manos a su rostro y se limpio el sudor antes de erguirse los brazos y suspirar.

—Eso fue grandioso — Ranma parecía satisfecho, se sentó y se quitó el condón, enrollándolo de la punta y tirándolo a un lado.

—Lo fue — susurró suavemente, mientras se erguía con lentitud y recogía las piernas, intentando tapar su desnudez un poco.

Aun sentía como si su cuerpo flotara, pero no podía ignorar la realidad, mucho menos la voz en su cabeza que la reprendía por haber cedido tan rápidamente.

—Cierto nena — él se inclinó y le dio un beso rápido, tenia una sonrisa en el rostro cuando se alejó, misma que se borro instantáneamente al observar su expresión —¿Qué sucede?

—Yo no… – ella intentó negar, mientras se acomodaba el cabello tras la oreja.

Ranma la observó finamente, por un segundo, y luego frunció el ceño.

—Te arrepientes ¿no?

—¿Que? ¡No!

—Lo haces — él se puso de pie —. Te dije que lo haríamos solo si tu querías, pero no voy a pasar por esta mierda de nuevo, ni siquiera por ti.

—Espera…

—¡Me voy! — se inclinó para recoger su ropa.

—Ranma, espera… no estoy acostumbrada a esto sabes…

—¿A que? ¿Al sexo? o ¿Al sexo con tus enemigos?

—No digas eso, no es así.

—Pero lo piensas — se paso el bóxer por las piernas.

—No, es solo que… no estoy acostumbrada al sexo casual… me siento fuera de mi… zona de confort.

—¿Casual? – Ranma entrecerró la mirada.

—Sabes de lo que hablo, tu y yo apenas nos llevamos bien.

—Pues en la cama hace un momento, no decías eso.

—No seas idiota.

—Como sea — negó y terminó de abrocharse el pantalón.

—Ranma… — Akane busco su bata a un lado del sillón y se la puso antes de acercarse al chico.

—No te preocupes, se que tengo que fingir que no sucedió nada.

—Por favor Ranma ¿no podemos hablar como adultos?

—Fuiste tu la que huiste la primera vez.

—Pues eres tú quien lo hace ahora.

—¿Y que quieres entonces? — apoyó las manos en su cintura —. Vamos, dilo.

—Tu y yo apenas nos llevamos bien.

—Aja…

—Pero somos adultos y podemos sobrellevarlo. Al parecer solo nos entendemos en la cama.

—¿Y eso que? — entrecerró la mirada.

—Nada, solo decía.

—Bien — él respiro —. Entonces, en la cama si estoy bien para ti, pero fuera de ella no.

—No es así.

—Tu lo dijiste.

—Estas tergiversando todo.

—¿Entonces?

—Nada ¡Mira! Ya estamos peleando… antes no era así.

—Tu me odias, ya entendí.

—No te odio, algunas veces creo que soy yo quien no te cae bien.

—Nunca dije eso.

—Pero lo parece

—Claro que no — negó, luego suspiró —. Bien, no hay odio de por medio ¿Y que?

—No lo se... — bajó la mirada.

Ranma frunció el ceño y la observó fijamente antes de decidirlo.

—Si en la cama nos llevamos bien, porque no seguir así.

—¿Cómo? — Akane levantó el rostro de golpe.

—Si, al parecer tenemos más química ahí que fuera de ella.

—¿Qué estas diciendo?

—Eso… que podemos ser amigos con derechos o en nuestro caso… conocidos con derecho.

—¿Tener sexo solo así?

—Fuiste tu quien dijo que nos llevábamos mejor en la cama.

—Porque es cierto.

—¡Ves! El sexo es bueno entre nosotros, ninguno tiene una pareja y bueno, estamos comprometidos por nuestros estúpidos padres, no le veo nada de malo.

—¿Estas mal de la cabeza?

—¿Por qué?

—Tener sexo porque si, es…

—¿Sales con alguien? — entrecerró la mirada.

—¡No!

—Yo tampoco — encogió los hombros —. Pero soy hombre, me gusta el sexo y el sexo contigo es bueno, es mejor que buscar cualquier otra chica.

—¡Olvídalo! — Akane se sintió profundamente ofendida por sus palabras.

—No lo quise decir de esa manera, no empieces — rodó los ojos

—Tu lo dijiste.

—Sabes de lo que hablo. Mira tu… disfrutaste de lo de hace rato tanto como yo ¿no crees que seria bueno repetirlo sin vergüenza?

—Es inmoral.

—Al diablo eso, estamos comprometidos y es por mutuo acuerdo, ambos somos adultos.

—Pero…

—No seas una niña Akane — se cruzó de brazos

—No lo soy…

—¿Entonces? – la miró fijamente.

Akane no entendía como habían llegado a aquella conversación. Ranma y ella siendo amigos con derecho ¡Que locura!

Pero él tenía razón, el sexo había sido fantástico y le había gustado mucho, pensar en repetirlo se escuchaba muy bien, demasiado. Pero nunca había hecho algo así, se escuchaba tan sucio, además ¿Y si terminaba enamorándose de él?

No, eso nunca.

Eran adultos, seria por mutuo acuerdo y Ranma tenía razón, estaban comprometidos ¿Podía eso disminuir de alguna manera aquella indecencia?

—Puedes pensarlo si quieres — Ranma parecía dudoso.

—Hagámoslo

—¿Segura? — él le dirigió una mirada sorprendida.

—Pero habrán reglas.

—Claro — aceptó al instante —. Las reglas nos harán sentir cómodos.

—¿Has tenido una amiga con derecho antes?

—Nunca… — Akane entrecerró la mirada.

—Nada de mentiras, primera regla.

—¡No te estoy mintiendo!

—Bien… — dio media vuelta y se acercó a la cama —. Vamos a hacernos pruebas de enfermedades sexuales.

—¿Que demonios estas insinuando? — Ranma se enervo con rapidez.

—Nada, yo también me haré una idiota, es por seguridad tuya y mía.

—Bien.

—Somos exclusivos, si vas a acostarte con alguien mas, tengo que saberlo. No quiero que tengas un encuentro con cualquier mujer y luego vengas a mi.

—¡Óyeme! ¿Pero que clase de hombre crees que soy?

—Entonces puedo tener sexo con cualquier chico y luego llamarte para que vengas? – Ranma frunció el ceño con rapidez —. Eso pensé.

—Si llegas a tener sentimientos por alguien más o te gusta otro chico, tengo que saberlo ¿Te gusta alguien ahora?

—¡Nadie! — negó —. Pero eso va para ti también

—Lo se — rodó los ojos.

—Nadie debe saberlo.

—Es imposible que Akari o Ryoga lo sepan, viven con nosotros.

—Okey, pero nadie mas aparte de ellos, no quiero estar en boca de nadie.

—Te estas pasando Tendo — Ranma entrecerró la mirada.

—Nada de celos, nada de peleas y nada de tonterías ¿okey?

—¿Y los sentimientos? Si te enamoras de mi…

—¡No me voy a enamorar de ti!

—Si sucede…

—Te lo voy a decir inmediatamente.

—¿Segura? — dudó.

—Claro, y tu también tienes que decírmelo.

—Bien.

—No podré verte los sábados, es mi único día libre y lo aprovecho para estudiar… algunos viernes tampoco, porque voy a casa de mi padre.

—Bien, si sucede avisa.

—Lo haré — asintió —. No pidas fotos, ni mensajes calientes, ni nada. Odio eso.

—Esta bien… ¿Si te llamo estarás disponible?

—¿No será por días o fechas?

—¿Sexo calendarizado? ¡Ni lo sueñes!

—Tiene razón — aceptó, se escuchaba horrible —. Te voy a mandar mi horario para que lo sepas, tu mándame el tuyo.

—Bien — Ranma buscó su celular y lo encendió. Akane escuchó el sonido de un mensaje entrante en su propio celular —. Ya lo hice.

—Bueno…

—En cuanto al sexo… ¿Hay algo que no te guste? – se acercó a la cama y se sentó a su lado.

—Creo que todo lo que… ya sabes — señaló la cama —. Todo estuvo bien.

—¿Fetiches?

—¡Ninguno! ¡No!... — frunció el ceño —. ¿Tu los tienes?

—Tampoco, aunque… hay algo que me enciende.

Akane sintió como todo el rostro se le ruborizaba. No estaba nada acostumbrada a una platica sexual abierta.

—¿Qué es?

—El encaje ¿Tienes?

—Bueno, tengo algunos.

—Si esto va a durar un poco… puedo… comprar alguna prenda ¿no? — pareció confundido.

Se supone que era por mutuo acuerdo y no lo veía mal, en realidad. Aún así, le costó un poco contestar.

—Creo que si.

—Bien.

—Y cuando esto se termine…

—Pues se termino, quedaremos talvez como buenos amigos ¿no?

—Eso creo – Akane asintió.

—Puedes decirme si algo te hace sentir incomoda o si quieres… terminarlo.

—Bien.

—Y el lugar en el que nos encontremos será…

—Aquí, en mi apartamento.

—¿Y en el mío?

—No, prefiero aquí.

—¿Porque? ¿Es algo de poderío femenino o que?

—En realidad — suspiró, habían prometido no mentir —. En esta cama solo he dormido yo y tu, aunque no dormiste… el punto es que… no se cuantas chicas has llevado a tu cama.

—Cambio las sábanas cada semana.

—No es el punto.

—Se por donde vas — musito con los labios apretados, pero luego suspiró —. Bueno, no tengo problema de venir aquí.

—Creo que eso sería todo de mi parte.

—¿Los besos están bien para ti? — indagó el Saotome.

—¿Si, porque? — le miró extrañado —. ¿Los amigos con derecho no se besan?

—Algunos creen que es muy personal.

—¿Más personal que el sexo? ¿En serio?

—Bueno… si no hay problema – encogió un hombro.

—No lo creo…

—Bien — Ranma miro su reloj de mano —. Creo que voy a irme ya ¿Puedo verte mañana?

—¿Tan pronto?

—¿Hay algún problema?

—No, bueno… como hoy apenas… — miró la cama y luego a Ranma, quien la observaba con seriedad. Con las mejillas enrojecidas, Akane asintió.

—Esta bien.

—En la noche ¿A qué horas esta bien? ¿Tienes turno en tu trabajo?

—Salgo a las seis.

—Puedo pasarte recogiendo si quieres — se ofreció.

—No quiero molestarte

—No es molestia.

—Bien, sabes donde que…

—Se donde trabajas.

—¿Como?

—Ya ves — con una sonrisa, se inclinó y le dio un rápido beso —. Nos vemos luego, conozco la salida.

—Te voy a acompañar.

—Bien.

En la puerta, Ranma volvió a arrinconarla y le dio otro candente beso. Cuando se fue, Akane volvió a la habitación y se tiro en su cama.

¿Que demonios había hecho?


—Buenos días Akari.

—Hola Ranma — la chica suspiró y evitó por todos los medios dirigir una mirada al chico en ropa interior.

Ranma, no tenia vergüenza alguna, pero era algo a lo que se había acostumbrado los últimos seis meses.

Pese a que Akane, Ryoga y ella lo habían reprendido, el chico continuaba como si nada, saliendo de la habitación de Akane en ropa interior. Al menos ya no salía en pelotas, la vez que lo había hecho, Akari por poco terminó casi desmayada en el piso.

—Buenos días… ¡Ranma! ¡Akari esta aquí! ¡Que no tienes vergüenza! — Akane, que acaba de salir de la habitación, fulminó con la mirada al chico.

—Solo vine por agua — él encogió los hombros y se encaminó con un vaso hacia la habitación, pasando a un lado de la chica y plantándole un rápido beso.

Akari no entendía su relación. Akane se la había explicado varias veces y el mismo Ranma en una ocasión, pero ella no podía entender como lo que ellos tenían, podía ser simplemente calificado como amigos con derecho.

Los últimos meses, ella misma se había sorprendido por el enorme cambio que había tenido la relación de ambos chicos. Pasaron de odiarse a estar todo el tiempo juntos. Se llevaban muy bien, talvez demasiado, algunas veces incluso se había sentido desplazada por Ranma sobre el cariño de Akane, pero luego, la Tendo decía que jamás seria así, pues el aprecio que ella tenia por el chico era en su mejor caso, como amigos.

Pero los amigos no hacían lo que ellos hacían, mucho menos los amigos con beneficio. Iba más allá del sexo, por mucho que ambos creyeran haberlo controlado.

Ranma había pasado de llegar ocasionalmente y encerrarse en la habitación de Akane unas horas, a prácticamente quedarse toda la noche a dormir. Llegaba incluso cuando su amiga era visitada por la laguna carmesí, mes a mes. La llevaba al trabajo y la traía de vuelta, pasaban todos los días juntos, a cada hora y aunque la mayoría de personas en la universidad asumían que ambos estaban en una relación, solo ella y Ryoga, sabían la verdadera naturaleza de su lazo.

Claro que ambos habían estado en desacuerdo, pero Ranma y Akane tenían muchas cosas en común, una de ellas era una extrema testarudez, por lo que no fue una sorpresa cuando hicieron casi omiso a sus advertencias.

A ella personalmente no le molestaba su relación. Tal como ambos decían, eran adultos y sabían en lo que se estaban metiendo, pero ella había visto una vez ya como a Akane le rompían el corazón, ambas lo habían vivido juntas, lloraron juntas y lo superaron juntas. No creía que Ranma fuera a lastimarla, ella seguía pensando que ambos tenían sentimientos por el otro aunque no estaban dispuestos a aceptarlos, pero también sabía que aquel tipo de relación no siempre terminaba bien.

Le preocupaba que su amiga tomara tan a la ligera toda aquella situación. Si, de las dos, era ella la más sentimental, pero Akane poseía un corazón noble y sentimientos delicados también. Ella podía creer que sería sencillo, separar su relación física con Ranma, de su corazón, pero lo cierto era que no poseía una gota de cinismo en el cuerpo.

Esperaba estar equivocada, porque entonces tendría que ayudarla a recuperar los pedazos rotos de su corazón.


—¿Sigues llevándote mal con él?

—Como no tienes idea, es un insoportable — susurró Akane con el ceño fruncido.

Lo habían vuelto a hacer. Tanto su padre como los de Ranma, habían vuelto a confabularse para armar aquella treta.

Parecían en verdad decididos a casarlos, claro que ellos no sabía la realidad de su situación.

Akane se tentó a levantar la mirada y observó a Ranma, quien desde el sofá, con su madre, le dirigió también una mirada.

Le había suplicando que fingieran apenas soportarse, no quería que sus padres usarán su relación para llevarlos por el camino de un compromiso obligado.

Ranma había accedido de buena gana, luego de la persuasión debida. Akane sintió como se le enrojecía el rostro.

Llevaba casi un año de interactuar con Ranma y poco más de ocho meses desde que habían iniciado aquella extraña relación.

Creyó que en algún punto, la carga emocional de algo así, podría pesarle, pero no había sucedido y en realidad, cada día se convencía aún más de que había tomado la decisión correcta cuando acepto la propuesta de Ranma aquella noche.

Su relación también había avanzado, talvez a pasos agigantados. Sentía un cariño verdadero por Ranma y ellos se llevaban muy bien. El sexo seguía siendo igual de maravilloso, lo cierto era que todo estaba marchando perfecto.

—Creo que deberías intentarlo Akane.

—¿Que cosa? — frunció el ceño y miró a Kasumi.

—Llevarte mejor con Ranma, se ve que es un buen chico.

—Es un idiota y un pedante, no creo que nunca nos llevamos bien — fingió rápidamente.

—Estuve pensando en algo ¿sabes? — empezó Nabiki. Akane frunció el ceño y miró a su hermana. Nada de lo que Nabiki ideara podía ser bueno —. Ranma esta a dos años de graduarse de la universidad, entonces será un gran licenciado. Talvez no sería mala la idea de un matrimonio con él.

—Yo no quiero casarme.

—No estoy hablando de ti hermanita.

—¿Y quien…? ¿Tú?

—¿Por qué no?

—Pero… dijiste que aspiraban a mejores cosas.

—Una puede cambiar de opinión.

—Pero… ni siquiera te gusta.

—Yo nunca dije eso, solo míralo — señaló al chico con la barbilla —. Es muy guapo, no se puede negar.

—Eso es…

—Seguramente hace el amor deliciosamente.

—¡Nabiki! — reprendió Kasumi.

—No seas mojigata, de las tres tú eres la casada. Mira que ni Akane, que es la menor, se escandaliza ¿Y que dices Akane?

La chica miró a Ranma con el ceño fruncido, notando que parecía tener una charla profunda con su madre, y luego miró a su hermana.

No supo porqué un nudo se formó en su pecho, mucho menos la razón por la que sentía que todo el rostro le ardía. Apretó los puños con fuerza y suspiró, antes de sonreír socarronamente.

—Escuche en la universidad, que la tiene pequeña…


—Hombre, no puedo creer que finalmente te mudaste a Tokio.

—El traslado no fue sencillo, tuve un problema con dos clases y sabrás que tenia que solucionarlo. Me niego a repetirlas, ya fue muy difícil mantener el promedio.

—Ni que lo digas.

Ranma miro con una sonrisa a Shinnosuke Mineko, el primo de Ranma. Había sido una sorpresa cuando Ryoga le había llamado una hora atrás para pedirle que fuera por su primo al aeropuerto, pues tenía una prueba muy importante que presentar. La última vez que Ranma recordaba haber visto a Shinnosuke, fue seis años atrás, cuando eran unos niños, pero el chico era muy agradable y le había caído muy bien.

Seguía siendo un sujeto amigable y luego de un saludo de bienvenida, el chico había empezado a hablarle con gran familiaridad, lo que le había dado la pauta para que conversaran con tranquilidad.

—¿Y Ryoga esta aquí?

Luego de dejar las maletas en el apartamento, le había dicho al chico que lo llevaría a la universidad. Era la hora del almuerzo y Ryoga estaba esperándolo con Akane y Akari, se suponía que juntos le darían el recorrido de la universidad a Shinnosuke.

—Me dijo que estaría aquí.

—Creo que lo veo — el chico señaló una mesa al fondo —. Dijiste que esta con su novia y la mejor amiga de su novia ¿no?

—Si, ven, vamos…

Mientras se acercaban, Ranma escuchó el carraspeo del chico.

—Oye ¿Cuál de las dos es la novia?

—La de cabello verde ¿Por qué?

—La otra chica de cabello negro es la amiga.

—Si — frunció el ceño y se detuvo, mirando al chico. Shinnosuke también se detuvo, con la mirada fija en Akane — ¿La conoces?

—No, que va… aunque no me molestaría. Esta hermosa.

Ranma bufó y apretó los puños mientras lo observaba fijamente.

—No te lo recomiendo amigo.

—¿Por qué? ¿Sales con ella? — le dirigió una mirada confundida.

—No, pero… he escuchado cosas.

—Tontos rumores.

—No es así… ella… es hija de un yakuza, al último tipo con el que salió, le cortaron el pene.

—¿Qué? ¿Por qué? — pareció escandalizado.

—Porque la dejo, el tipo no aguanto la presión de involucrarse con una familia así ¿Te imaginas?

—Pero, cortarle el pene.

—Dijo que si no estaba con ella, no estaría con nadie más. Fue horrible.

—¿Estas seguro? — Shinnosuke parecía preocupado.

—No te miento

—¿Y es seguro que estemos ahí, con ella?

—Somos sus amigos, no te preocupes, pero vamos hombre — le dio una palmada, con una sonrisa y lo instó a acercarse a la mesa

Shinnosuke parecía tenso y se sentó en la esquina opuesta de la mesa, dándole la libertad a Ranma de sentarse frente a Akane. Ryoga saludo al chico efusivamente y le presentó a todos. El Mineko parecía nervioso, pero poco a poco fue relajándose.

Cuando terminaron de almorzar, todos se pusieron de pie.

Ranma le dirigió una mirada a Akane con el ceño fruncido, antes de carraspear al resto del grupo.

—Yo me disculpo, pero acabo de recordar un trabajo que debo entregar. Lo siento Shinnosuke.

—Te veo en el apartamento de todos modos, tenemos que ponernos al día.

—Si, claro.

—Bueno, nos vemos luego — se despidió Ryoga.

—Yo… tampoco voy a ir — susurró Akane.

—¿Y eso porqué? — Akari la miró fijamente y luego volteó hacia Ranma, quien fingió estar interesado en el celular.

—Es sobre el trabajo en grupo que te estaba contando, los chicos me acaban de preguntar si nos podemos reunir ahora.

—¿Estas segura? — Akari lucía escéptica.

—Claro. Te veo luego — se despidió con un beso.

—Vamos al mismo piso ¿no? ¿Te acompañó?

—Claro.

Akane lo siguió hasta que salieron de la cafetería y caminaron el pasillo principal. Las escaleras y ascensores quedaban a la izquierda, pero Ranma la tomó de la mano y la dirigió hacia la derecha.

Akane le siguió el paso sin protestar hasta los parqueos, donde el chico la guío a su motocicleta y la ayudó a subir.

No tardaron más de unos minutos en llegar a su edificio y otros más en subir hasta su apartamento, ambos en silencio.

En cuanto cruzaron la puerta, Akane estaba dispuesta a preguntarle a Ranma que era aquello tan importante que deseaba hablar con ella, pero el chico bajó el rostro y la besó, tomándola ahí mismo, contra la puerta del recibidor.


—¿Ranma sigue sin contestarte? — indagó Akari.

—Al parecer tiene el teléfono apagado— susurró Akane mirando WhatsApp.

—Seguramente se le apago, le he dicho que cambie de teléfono, la batería últimamente le falla demasiado.

—Le he dicho lo mismo.

—Bueno, seguramente esta en el apartamento. Me dijo que iba a reunirse ahí con un compañero para un trabajo, al parecer tiene un informe en dúo.

Akane asintió. La última vez que había hablado con Ranma fue en la mañana y el chico parecía demasiado ocupado. Últimamente era así y ya habían pasado dos semanas desde la última vez que se habían estado juntos, pues los horarios de ambos chocaban demasiado con el nuevo inicio de semestre.

Akari y Ryoga le habían propuesto una noche de relajación en el apartamento de los chicos. Una película, comida chatarra y buena compañía se escuchaba genial esos días.

Era una lastima que Ranma no supiera que iba para allá, pero también sería una gran sorpresa y se sentía extraño aceptar que lo extrañaba mucho.

En cuanto llegaron al piso, se encaminaron hacia el apartamento, todo se escuchaba en silencio, por lo que Ryoga empezó a murmurar diciendo que seguramente Ranma no estaba.

En cuanto abrió la puerta, el chico se apartó, permitiéndole el paso a ellas dos.

La sonrisa en el rostro de Akane se borró, mientras observaba a una chica casi sobre Ranma. El chico estaba sentado en el piso, habían cuadernos, libros y útiles por todos lados, era evidente que habían estado trabajando. Claro que la escena en sí, era bastante comprometedora cuando ella casi estaba sobre su cuerpo, a horcadas.

—¡Mierda! —gruñó Ryoga.

—Shampoo, hazte para allá, ya te dije que no me… ¡Akane!

La morena asintió, dio media vuelta y salió del apartamento sin decir una palabra. Ni Akari, ni Ryoga, intentaron detenerla.

—Mierda, Akane ¡Espera! ¡Quítate, maldición!

La morena suspiró, presionó el botón del ascensor y esperó hasta que llegó. Ingresó en un paso y apretó la tecla del lobby.

—¡Akane! — Ranma metió el brazo justo cuando el ascensor estaba por cerrarse. Lucía agitado, con el cabello despeinado y estaba sin zapatos — ¡Espera! ¡No es lo que parece! ¡Déjame explicarte!

—No tienes que explicarme nada. No somos novios – se cruzó de brazos.

—Pero… no eso que crees. Shampoo y yo…

—¿Te acostaste con ella?

—¡¿Que?! ¡No!

—La primera regla es no mentir — frunció el ceño.

—¡No te estoy mintiendo! ¡No he dormido con ninguna otra mujer desde que tu y yo estamos juntos!

Akane asintió y suspiró.

—¿Has dormido antes con ella?

—Akane… — negó con la cabeza.

—La verdad Ranma.

—Una vez.

—Bien… me voy — asintió tranquilamente —. Puede que creas que esto es por lo que vi, pero no es así. Te lo prometo.

—Akane, déjame explicarte, Shampoo..

—No tienes que explicarme Ranma, no has dormido con ella y me estas diciendo verdad, esas son las reglas. No me debes nada más, tu y yo no somos novios.

—Pero…

—Tengo que irme ¿Puedes apartarte?

—Solo escúchame.

—Te prometo que estamos bien Ranma, pero debo irme.

—Akane, por favor.

—Te estoy diciendo que estamos bien — sonrió —. Confío en ti y se que me dijiste la verdad. Talvez mañana tengas algo de tiempo o… tu me avisas, tengo libre.

Ranma comprendió que no cedería, la conocía muy bien.

—Bien… yo… voy a estar ahí — él dio un indeciso paso hacia atrás.

Akane volvió a marcar el número del lobby y el ascensor empezó a cerrar.

—Adiós Ranma — susurró suavemente, con una ligera sonrisa.

—Nos vemos mañana.

Akane asintió y miró su reflejo en el ascensor un momento.

Estaba bien.

Todo estaba bien.

Bien…

Se apresuró a limpiar la lágrima que rodó por su mejilla derecha.


La música era ensordecedora, molesta y agobiante.

¿Porque demonios había terminado ahí?

Definitivamente prefería un viernes en casa y no aquella mierda.

Se acercó a sus amigos para disculparse por dejarles a mitad de la noche.

Había llamado a Akane muy temprano. Las últimas semanas apenas había podido verla y extrañaba sus encuentros, más allá del sexo. Lamentablemente, la chica no había podido encontrarse con él esa noche, pues tenía un compromiso de trabajo con un compañero de clases.

Lo del pub había venido después y dado que Ryoga tenía una cita con Akari y Shinnosuke no se encontraba en la ciudad, creyó que salir un poco no le caería tan mal.

Había sido una pesadilla y prefería volver a la soledad de su apartamento.

Salió de la discoteca y se acercó a su motocicleta. La noche estaba fresca, pronto empezaría el invierno, por lo que se cerró la chaqueta. Arrancó unos minutos después y se encaminó por el boulevard principal.

Dado la hora, no fue raro encontrar a varias parejas y familias en la calle. Se detuvo en un semáforo en rojo y volteó el rostro, observando su alrededor.

Fue como si fuera el destino, cuando su mirada se enfocó en una ventana y observó con sorpresa que Akane estaba ahí, en esa cafetería, charlando animadamente con un hombre.

Su ceño se frunció al instante y sacó su teléfono celular de una vez.

Ella le habla dicho que estaría haciendo un trabajo ¿Le había mentido? ¿Tenía una cita con otro hombre?

—Hola…

—¿Donde estas? — preguntó con seriedad.

En un restaurante, avanzando en el trabajo con mi compañero de clases ¿Sucede algo?

—¿En un trabajo?

—Si, bueno… ya avanzamos la mayor parte, ahora estoy tomando un café antes de irme. Creo que el resto puedo hacerlo en casa… pero no contestaste mi pregunta ¿Pasa algo?

—¿Quien es Akane? — Ranma observó como el chico se inclinaba y escuchó su voz también. Frunció el ceño y apretó los labios.

Es un amigo — susurro la chica al hombre —. Ranma

—Dijiste que ya terminaste ¿Podemos vernos?

¿Hoy? — pareció sorprendida.

—Si, hoy… ¿O tienes algún pendiente?

No, claro que no… creí que esto tardaría más, pero ya terminamos. Creo que estaría bien.

—Puedo pasar por ti, si quieres.

Tendrías que venir desde el edificio. No, mejor nos encontramos allá.

—Estaba haciendo un recado fuera ¿Dónde estas?

Es una cafetería en el centro, Bakery Love, la…

—La conozco, llego en un momento — Ranma colgó. Observó como la chica parecía disculparse con el hombre y empezaba a guardar sus cosas.

Un pitido logró sobresaltarlo.

—¡Muévete!

Con un movimiento, cerró el casco de su moto y le sacó el dedo medio al conductor bullicioso de atrás, antes de arrancar.

Ahora debía dar una vuelta antes de encontrarse con Akane.


El lunes, mientras se encontraba en la cafetería, Akane finalmente puede darse un momento de paz. Con los exámenes finalmente habían terminado, por fin podía tener un poco de respiro y talvez ver a Ranma mas seguido.

Recordó el encuentro que habían tenido el viernes, dos días atrás, cuando él pasó a la cafetería por ella. No había esperado que Ranma la buscara luego de haberse negado a verlo, pero le había alegrado.

No habían estado mucho tiempo juntos las últimas semanas y extrañaba a Ranma para ser sincera. El último encuentro había sido fogoso y caliente como el infierno y no pudo evitar que los colores subieran a su rostro al recordarlo.

—¡Tendo! — sintió como Ranma se deslizaba a su lado y cuando volteó, recibió un sorpresivo beso en los labios.

—¡Ranma! — miró a los lados, para asegurarse que nadie los hubiera visto. Se suponía que debían tener su relación a escondidas.

—¿Qué? — el chico sonrió y pasó un brazo por sus hombros sobre la silla — ¿Qué estas comiendo? — se inclinó y tomó una patata asada con su tenedor — ¿No me compraste nada a mi?

—Un sándwich y papas fritas.

—Eres un amor — se rió él y se apresuró a tomar su almuerzo.

—Mañana invitas tu — le advirtió.

—¡Bruja!

Ese día, ni Akari, ni Ryoga se encontraban ahí, pues ambos habían faltado con permiso, ya que durante el fin de semana, Akari había sido invitada a conocer a los señores Ibiki.

—Entonces…

—¡Oye Saotome! — un chico se acercó a la mesa. Ranma volteó y sonrió antes de saludarle con una palmada.

—Hey ¿Qué tal?

—Hola Akane — la saludo. Habían compartido la misma clase que tuvo con Ranma casi un año atrás.

—Hola Tsukasa.

—Oye, Ranma… eres un desgraciado, mira que dejarnos botados el viernes en el pub.

El moreno se tensó y le dirigió una mirada rápida al chico.

—Tsukasa…

—¿El viernes? — susurró Akane.

—Seguramente te fuiste de casanova ¿no? Mira que varias chicas quedaron preguntando por ti, incluso Shampoo.

—Shampoo.

—¡Tsukasa! — llamó alguien desde otra mesa.

—¡Voy!... nos vemos luego chicos.

Ambos observaron como el rubio se alejaba.

—Akane…

—Me dijiste que estabas haciendo un recado.

—No fue…

—¿Me mentiste Ranma? ¿En serio me mentiste?

—No lo hice, estas confundido todo.

—¿Porque esa chica te quedó buscando? — lo miró a los ojos — ¿Te gusta Ranma? Dijimos que si sentíamos algo por alguien, lo diríamos.

—¿Qué? ¡Claro que no me gusta! — Akane entrecerró los ojos — ¡No te estoy mintiendo!

—Esta bien.

—¿Adonde vas? — miró como ella se apresuraba a guardar las cosas en su mochila —. Akane…

—Tengo algo que hacer.

—Pero no has comido — notó su plato medio lleno.

—No tengo hambre y es un trabajo importante.

—Pero…

—Nos vemos luego — la chica se levantó y alejó sin dejarle terminar.

—Mierda — con brusquedad, Ranma apartó su plato y se dejó caer contra el asiento —. ¡Maldito Tsukasa!


—¡Te extrañe! — susurro Akari dándole un apretado abrazo.

—Solo fueron tres días.

—¿Y eso que? No es mi culpa que tu seas una despegada emocional.

—Ohh vamos…

—¿Y que ha pasado estos días?

—Lo mismo de siempre ¿no? — tomó la maleta que tenia la chica y la llevó a su habitación. Akari la siguió.

—¿Y con Ranma?

—Todo bien — encogió los hombros.

—¿Akane?... — pero Akari la conocía mejor que nadie y no fue una sorpresa cuando se dio cuenta que algo andaba mal — ¿Estas segura?

Akane suspiró. Lo cierto es que nada estaba bien, ella no se sentía bien y no comprendía lo que sucedía.

Creyó que después de la noche del viernes todo volvería a la calma usual, pero luego, se había enterado que Ranma le había mentido y ya no sabía que esperar ¿Y si le había mentido en algo mas? ¿Y si estaba en una relación también con esa chica? O talvez solo habían sido las circunstancias, no era tan inflexible como para creer que no se podía dar la situación, aún así, le hacía sentir incomoda aquella omisión.

—Ranma paso por mi el viernes luego de un trabajo con Hiro ¿Te acuerdas que te lo conté?

—Aja — Akari se habia sentado en la cama y Akane tomo asiento también, a un lado de ella.

—Terminamos un poco antes y justo él me llamó y me dijo que quería verme. Estuvimos juntos esa noche.

—Bien.

—Pero… ayer me enteré que al parecer no estaba haciendo un recado en el centro como me había hecho creer.

—¿No?

—Venia de un pub.

—Ohhh — Akari pareció sorprendida —. Entonces te mintió.

—Eso le dije.

—¿Y eso fue lo que te molesto?

—Bueno, sabes de la regla…

—La de "No mentiras"

—Aja, pero… al parecer, estaba con esa chica con la que lo vimos en su apartamento hace dos meses… esa, Shampoo.

—¿En serio? ¿Esta saliendo con ella?

—Al parecer solo se encontraron ahí de casualidad. Le pregunté a Ranma si ella le gustaba, pero lo negó.

—Entonces…

—No se… pero es molesto — se acarició el flequillo.

Akari la miró fijamente.

—¿Estas celosa?

—¿Cómo? — la morena volteó sorprendida — ¿Por qué estaría celosa?

—Bueno, creo que cualquiera lo estaría en ese caso. Yo estaría verde si eso me pasara con Ryoga.

—Hay un detalle Akari… Ranma y yo no estamos en una relación… — se levantó —. Voy a revisar si subieron algún trabajo a la plataforma ¿Quieres algo en especial para comer? Hoy me toca la cena.

—Lo que sea esta bien.

—Okey.

Y Akane salió de la habitación con una inusual presión en el pecho.


Había sido una auténtica sorpresa que Akane aceptara esa salida, aunque la mayor influenza sin duda había sido por parte de Akari.

En cuanto el semestre había terminado y las vacaciones de verano dieron comienzo, Akane se había ido a casa de su padre.

Ranma apenas había sabido algo de ella, pues la chica no pasaba pendiente del teléfono, lo que era muy frustrante.

Casi habían transcurrido tres semanas desde que Akane había partido y la única manera que se le ocurrió para verla, fue ofrecer aquel viaje.

Akari estaba emocionada y con la influencia de Ryoga, Ranma logró que invitara a Akane.

El moreno sintió un golpe en el pecho cuando la vio aparecer, con un vestido blanco y el cabello suelto sobre los hombros.

La chica les había saludado efusivamente a todos y Ranma no dudo en inclinarse y darle un beso rápido.

Luego de nadar un poco, Ryoga y Akari decidieron buscar algún local para comer. Akane le había pedido una bebida y Ranma no dudo un segundo en buscarla para ella.

Mientras volvía, no pudo evitar notar que un par de chicos estaban cerca de Akane.

Ella parecía incomoda y cuando se acercó, se dio cuenta que era porque ellos estaban acosándola.

—Solo tienes que acompañarnos.

—Piérdanse — exclamó Akane.

—¿Necesitan algo? — el moreno les observó fijamente, con ambas bebidas en mano.

—Es solo que…

—Están molestando a mi novia ¿Acaso quieren problemas?

Ranma observó como se alejaban y tomó asiento a un lado de Akane, extendiéndole el refresco. Ella llevaba un traje de baño amarillo, de dos piezas, que se pegaba a cada una de sus deliciosas curvas. no era extraño que los hombres la observarán o intentarán invitarla a salir. Ranma se sintió profundamente irritado.

—La próxima vez que suceda, debes decirles que tu novio ya vuelve, se alejaran rápido.

—No tengo novio.

—Pero ellos no lo sabes… no viste hace un momento, cuando se creyeron que estábamos juntos.

—Si — Akane bajó la mirada y le dio un pequeño sorbo al refresco, cabizbaja.

Y Ranma volteó, molesto e incómodo.


En la última semana de vacaciones, Ranma decidió que podrían tener una última salida juntos antes de volver a su rutina normal en la universidad.

Cuando le escribió a Akane ofreciéndole un viaje, la chica no dudo en aceptar, pero rápidamente Ranma se aseguró de aclararle que solo irían ellos dos. Aunque Akane pareció dudosa, terminó aceptando.

Ranma había logrado conseguir unos boletos con unos ahorros que tenia. Eran para un fin de semana en un hotel, por lo que, decidió que sería mejor que fuera el último fin de semana de vacaciones y fingió con sus padres, que debía volver antes a la universidad.

No había visto a Akane en todas las vacaciones a excepción de la tarde en la playa, por lo que no pudo evitar el estremecimiento que le recorrió cuando por fin pudo tener una mirada de ella.

Se había cortado el cabello hasta los hombros y lucía guapa con un vestido azul cielo. Ranma la saludo con un beso y le indicó donde se encontraba el hotel.

Se trataba de un lugar con aguas termales, bastante bonito. Quedaba en la ciudad de Odaho, en un pueblo grande, con una población mayormente china.

En cuanto entraron a la habitación y dejaron las maletas de lado, Akane volteó, para preguntarle a Ranma el primer destino, pero ninguna palabra salió de sus labios y al menos esa tarde, permanecieron a la habitación.

A la mañana siguiente, Ranma había armado todo un itinerario, luego del desayuno, decidieron visitar un arrecife muy bello, caminaron por un sendero rocoso en lo alto de una montaña y visitaron unas catacumbas bastante famosas. Durante las vacaciones, el poblado tenía todas las noches, una especie de feria, a la que fueron invitados por uno de los lugareños.

"Deben ir, les aseguro que les encantará. Hay bastantes tiendas con artículos y artesanías, además de comida nacional… y esta también el mejor restaurante de fideos, justo en la zona."

Luego del almuerzo, tanto Akane como Ranma habían decidido volver a la habitación por un baño, que terminó en un gratificante encuentro sexual. Al final terminaron una siesta de la que no despertaron hasta horas después, para solo alistarse y partir hacia la feria.

—Esto está muy bonito — Akane sonrió, mientras observaba su alrededor con emoción.

Le había sorprendido enormemente que Ranma la buscara en las vacaciones y aún más, que la hubiera invitado a un lugar tan bonito solo los dos juntos.

La visita a la playa, casi un mes atrás también había sido un buen detalle, pero sus amigos estaban ahí y fue más una salida en grupo que algo íntimo.

Miró al chico, quien sin titubeos, la llevaba de la mano. Observó sus dedos entrelazados y nuevamente sintió como se le aceleraba el corazón. No sabía muy bien que esperar de todo eso, pero de alguna manera se sentía diferente a todas las veces que habían estado juntos.

Anduvieron por todo el lugar y probaron algo de comer y dulces. El amable señor que atendida la posada, les había comentado de unos fideos excepcionales y Ranma estaba ansioso por probarlos.

En cuanto llegaron, les atendió una señora con un marcado acento chino.

—¿Mesa para dos?

—Así es — Ranma no dudo en afirmarlo.

—Hace una hermosa pareja joven — susurró con una sonrisa. Akane sintió que se sonrojaba y miró a Ranma rápidamente, notando que solo sonreía.

—Muchas gracias.

—Por aquí.

Era un lugar bastante grande y estaba repleto. Habían varias personas esperando fuera, pero la mujer les explicó que las parejas eran más fáciles de colocar.

En cuanto se sentaron, Akane se disculpó de Ranma para ir al baño. Miró su reflejo en el espejo. Tenía la piel enrojecida y podía sentir el rápido latido de su corazón contra su pecho.

La mujer les había confundido con una pareja y Ranma no lo había negado.

Sabía que tampoco era lógico revelar la verdadera naturaleza de su relación, pero normalmente él decía que ellos eran solo amigos.

¿Estaba pensando de más las cosas?

Miro sus ojos brillantes, su tez ruborizada y notó que las manos le temblaban. Se inclinó y abrió el grifo para enjuagarse el rostro.

—No te confundas Akane — se dijo en un susurro.

No podía pensar demasiado las cosas. No era conveniente, y ella y Ranma tenían reglas.

La mas importante de todas era no involucrar los sentimientos y romperla sería catastrófico para cualquiera de los dos, pues terminarían con un corazón roto.

Decidió regresar a la mesa, mucho más tranquila.

—Ya volví… — cuando levantó la mirada, observó con total sorpresa que había una chica inclinada sobre Ranma.

Sus manos le sostenían el rostro apretadamente y se miraban a los ojos.

Ella podría reconocer aquella melena violeta en cualquier lado.

—¡Akane!... Shampoo ¿Qué haces?

—Si te acordaste Ranma — exclamó la chica emocionada —. Te acordaste de mi pueblo de origen y cuando te hable del restaurante de mi abuela

—Estas loca, eso no…

La morena suspiró, dio media vuelta y se alejó.

—¡Akane! ¡Espera! ¡Mierda Shampoo! ¡Suéltame!

La Tendo no se detuvo. Recorrió todo el pueblo hasta el hotel y se disculpó con el anciano que estaba en recepción diciéndole que había perdido a su novio en el lugar y que lo iba a esperar dentro. El señor fue muy amable al brindarle la llave de repuesto y Akane subió hasta la habitación donde cerró con un portazo y tomó su maleta.

Había sido una estúpida.

Una auténtica idiota.

Ranma la había llevado ahí, justo ahí, donde vivía esa chica con la que al parecer si tenia una relación.

Estaba tan furiosa, tan indignada.

Y tan dolida.

Odiosamente dolía.

Sintió como las lágrimas le llenaban los ojos, pero se apresuró a limpiarlas de golpe.

—¡Akane! — escuchó un portazo y luego los pesados zapatos de Ranma por el pasillo.

—Akane ¿Por qué te fuiste…? — él miró el panorama y como ella metía todo dentro de su maleta apresuradamente —¿Adonde vas?

—Me largo.

—Pero… ¿Qué? — parpadeó confundido —. Espera… deja eso — se acercó a ella e intentó quitarle la maleta.

—Déjame — Akane lo empujó.

—Pero… ¡¿Por qué estas llorando?!

—¡Me voy!

—No puedes irte, es de noche y… ¿Qué demonios Akane?

—No me importa. Encontrare la forma de volver a Tokio.

—Espera — Ranma sintió como su respiración se aceleraba — ¿Qué es esto? ¿Me estás terminando?

Akane levantó la mirada y le observó fijamente con el ceño fruncido. Tenia el rostro enrojecido y las pestañas húmedas por las lágrimas.

—No se puede terminar algo que nunca empezó – siseo antes de cerrar la maleta. Cuando intentó bajarla de la cama. Ranma se lo impidió.

—¿Que es esto? ¿Es por de Shampoo? Porque si es así…

—¡Es por todo!

—Mira — se lamió los labios, ansioso —. Esa mujer está loca, te lo digo en serio. No te mentí cuando te dije que dormí solo una vez con ella, fue hace mucho tiempo y te aseguro ¡Por Dios! Que jamás la volvería a tocar.

—Rompiste una de las promesas — Akane sollozó y Ranma sintió como se le partía el corazón.

—Por lo del pub, si… mentí, pero te aseguro que nada paso ahí.

Ella negó y bajó la maleta de un tirón.

—Espera… Akane, estas molesta, lo entiendo, pero hay que hablarlo.

—No quiero hablar nada… se termino – intentó pasar a su lado.

—¡Esto es absurdo!... Akane, por favor.

—No quiero hablar — negó.

—Eres mi mejor amiga, no hagas esto.

Ella volteó y le miró fijamente, antes de zafarse de su agarre.

—¡Ese es el problema! Que fui tan estúpida como para creer que podía sostener una relación de amistad y sin compromisos, mientras ignoraba mi corazón.

—¿Qué significa eso? — Ranma frunció el ceño.

—Que tu rompiste una promesa y yo también. Ambos lo hicimos… esto se acabó Ranma — le dijo antes de salir de la habitación.

El moreno se detuvo un segundo, incrédulo y con un agujero en el que pecho que amenazaba por consumirlo

¿Como había terminado todo tan mal?

Apenas unas horas atrás, Akane y él habían estado acurrucados en la cama, en esa misma habitación.

" Tu rompiste una promesa y yo también"

"Fui tan estúpida como para creer que podía sostener una relación de amistad y sin compromisos, mientras ignoraba mi corazón. "

El corazón de Akane.

Su propio corazón dolía.

—¡Akane!

Escuchó un portazo y reaccionó rápidamente. En cuanto salió, corriendo, se fijó que la chica estaba esperando el ascensor.

—Akane, eres mi mejor amiga.

—Lo sé Ranma — la voz de ella se escuchaba quebrada, rota —. No me busques.

—Akane, por favor.

—Solo dame tiempo — sollozó.

—¿Y mientras que hago yo?

—Vuelve a tu vida de siempre, antes de conocerme.

—No puedo Akane, estas en todos lados.

—Lo lamento, nunca debí haber accedido a esta relación.

—No digas eso — le pidió dolido.

—Fui yo quien fallo.

—¿Por qué? — se acercó a ella y la tomó del brazo, haciéndola voltear. Akane tenía el rostro lloroso y enrojecido. Ranma sintió como el pecho le dolía.

—Suéltame Ranma — le pidió ella.

—Dime porque…

—¿El ascensor?

—Yo te voy a decir porque rompí la promesa ese día.

—Ranma…

—Salí del pub, apenas estuve ahí media hora, estaba aburrido y quería verte, pero me dijiste que tenias un trabajo con compañero. Cuando volvía hacia mi apartamento, me detuve en semáforo rojo y mientras esperaba, casualmente volteé y te vi — Akane pareció sorprendida —. Si, a ti… estabas con ese don nadie y parecías divertirse ¿Recuerdas cuando te llame?

La chica asintió.

—Creí que me habías mentido y tenias una cita, estaba tan furioso, tan celoso, pero tu me dijiste todo lo que yo estaba viendo, no me mentiste, ni ocultaste nada en ningún momento, pero la sensación no se fue y por eso… en tu apartamento ¿Te acuerdas lo que paso en el recibidor? — Akane asintió —. Cuando te hago el amor, es el único momento en el que siento que me perteneces.

—Ranma…

—Me gustaste desde inicio, pero sabía que estabas en contra de lo del compromiso y te hice creer que tampoco me agradabas. Intenté acercarme a ti, pero soy un idiota y en lugar de llamar tu atención, solo te alejabas, hasta la primera vez que te hice mía y creí que tendría una oportunidad también, pero solo me dijiste que lo olvidara.

Akane recordó aquello, en realidad se había comportado como una perra con él.

—Ranma…

—Y luego, nuestro encuentro en el pub que terminó en tu apartamento, si tener esta relación era mi única manera de tenerte, claro que la aceptaba… aceptaría cualquier maldita cosa porque fueras mía.

—Ranma… — Akane sintió como un nudo atravesaba su garganta. Ranma la soltó y dio un paso para atrás.

—¿Cual fue la promesa que rompiste?

—Me enamoré de ti.

Ranma inhaló profundamente y asintió.

—¿Es en serio?

—Si…

—Si doy un paso al frente Akane, no te voy a dejar ir ¿escuchas? Necesito que lo entiendas.

La morena sollozó y asintió, dando un paso al frente y acortando ella misma la distancia.

—Soy yo quien no te va a dejar ir — susurró sobre sus labios mientras le abrazaba por el cuello.

Ranma la tomó de la cintura y la alzó, antes de poseer su boca.

Akane le correspondió al instante, con toda la pasión y el amor del que era capaz. Sintió como el chico la tomaba de la cintura y se apresuró a abrir las piernas y rodearle.

Ranma empezó a caminar de vuelta a la habitación, mientras la tomaba firmemente de los glúteos.

—La maleta.

—Vuelvo luego por ella — susurró ingresando a la habitación y cerrando de un portazo.

En cuanto llegaron a la cama, Ranma la dejo sobre el colchón con cuidado y lentamente la desvistió, acariciando con ternura cada parte de su cuerpo. Akane se sintió amada y se encargó de devolverle cada beso y caricia.

Cuando se unieron finalmente, la sensación fue infinitamente mejor a cualquier cosa que hubiera experimentado hasta el momento y el termino "hacer el amor" de pronto tomó sentido frente a sus ojos.

Fue más que solo una unión física, mas que placer, que goce y que la necesidad de buscar la culminación.

Fueron sus corazones encontrándose, sus almas entrelazándose y ellos uniéndose, de una manera mucho más allá de la física.

Habían tenido relaciones tantas veces, pero fue en esa ocasión en la que, por primera vez, hicieron el amor.

—Te amo… — susurró Akane con dulzura, mientras le acariciaba el pecho desnudo.

—Yo también te amo — Ranma sonrió y se inclinó, depositando un beso en su frente mientras la abrazaba apretadamente contra su costado.

Porque aunque habían tenido un inicio difícil, lo cierto es que el final siempre sería el mismo, eso era lo sucedía con las almas gemelas.

Sin importar el tiempo, la distancia o las dificultades, ellas se encontraban.

Y eso eran ellos, justamente, el uno para el otro.

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FIN DEL CAPÍTULO


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NOTAS DEL CAPÍTULO:

Hola mis bellas

¿Qué les pareció el capitulo?

Espero que haya sido de aun agrado, pese a lo extenso del relato, quienes han leído mis historias sabes que tiendo a explayarme un poco de mas, lo siento.

Este fic participa en la dinámica #Welovefanfics de las maravillosas chicas de Mundo Fanfics Ranma y Akane. Muchas gracias por crear estos bonitos retos y por la invitación.

Creo que se volvió evidente quien fue el primer en enamorarse aquí y me encantó que en este caso fuera Ranma. La última parte no contiene un lemon como tal, pues era una demostración física de su amor, más que solo sexo, porque eso las expresiones románticas.

Les costó un poco a nuestros chicos, pero terminaron juntos porque se pertenecen y son el uno para el otro. Amo las temáticas de almas gemelas.

Muchas gracias si llegaron hasta aquí, he tenido problemas horribles con la plataforma y mi día hoy fue horroroso, me disculpo por la hora.

La actualización que prometí, me esta dando problemas, pero espero subirla mañana o a inicios de la otra semana.

E hice un fanart para estar historia también, me encantaría saber su opinión. Perdón por los horrores ortográficos, en cuanto tenga un tiempo, voy y los corrijo.

Nos leemos luego, besos y abrazos.

15/10/2022

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