Nota:
"..." pensamientos


CAPITULO 3: Una extraña técnica

Sanosuke entró al dojo con la esperanza de encontrar el desayuno listo. Ya había perdido la mayoría de su dinero en apuestas así que debía aprovechar la generosa amistad de Kaoru y Kenshin para alimentarse sin pagar como era su costumbre.
Entró a la cocina esperando encontrar a Kenshin; sin embargo, la figura de una extraña chica preparando el desayuno lo desconcertó.
— Disculpa...
— ¿Eh? ¿Quién eres? —preguntó Maya sin soltar el cuchillo con el que cortaba la verdura.
— Me llamo Sanosuke... —balbuceó mientras la admiraba de pies a cabeza— Sanosuke Sagara... Soy amigo de Kaoru.
— Me imagino que eres de ese tipo de amigos que solo se aparece cuando tiene hambre, ¿verdad? De inmediato te reconocí la facha de aprovechado.
— ¡Qué!... ¡No se a que te refieres!
— Mmm... Ahora que lo pienso creo que ya te he visto antes...
— ¿En serio?
— ¡Ya recuerdo! ¡Tu eres el bobo al que le quite todo su dinero en la casa de apuestas hace dos días!
— ¡¿Qué?!... —le observó confundido— ¿Tu eras el sujeto cubierto con una capa negra?
— Así es —sonrió muy orgullosa—. Y lamento decirte que ya me gaste todo ese dinero y necesito más. Avísame cuando quieras apostar otra vez, amigo.
— ¡Embustera...¡
— ¡No le hables así, Sanosuke! —intervino Kaoru enfadada.
— ¿Así que esta tramposa es tu amiga?... ¡Entonces dile que me devuelva todo el dinero que me estafó hace un par de días!
— ¿Dinero? ¿Cuál dinero?
— A tu amigo se le ha zafado un tornillo, Kaoru... Además de aprovechado resultó ser mentiroso —aseguró Maya mientras continuaba con su labor.
— ¡¡¡Qué!!!... ¡Ya me las pagarás!...
— Buenos días —saludó Kenshin sin entrar a la cocina. Observó de reojo a Maya. Esta vez el vagabundo no lucía la sonrisa que le caracterizaba cada día.
— Buenos días —saludó Kaoru desconcertada al verle así— ¿Te sucede algo, Kenshin?
— No... Veo que la Señorita Maya ya está preparando el desayuno.
— Así es. Por favor, vayan al comedor. Yo en un momento les serviré.
Todos obedecieron. Algunos minutos después Yahiko se les unió. Sanosuke comenzó a molestar a Kaoru refiriéndose a Maya como estafadora y mentirosa. Kaoru se dedicó a defenderla todo el tiempo mientras Kenshin permanecía muy pensativo sin dejar de mirarla.
Al ver el jugoso manjar que Maya les había preparado, no tardaron más de quince minutos en devorarlo pero Kenshin comió mas lento que de costumbre.
— ¡Todo estuvo delicioso! —exclamó Yahiko muy contento— ¡Ojala "la fea" supiera cocinar como tú o Kenshin!
— ¡¿Por qué no te callas, niño?! —replicó ella dándole un buen golpe en la cabeza.
— ¡¡No me llames niño!!
— Tengo que aceptar que cocinas muy bien, pero eso no te da derecho a ser grosera, "desabrida" ... —murmuró Sanosuke mientras daba el ultimo bocado a su desayuno.
— No solo se cocinar bien, también se pelear... ¿Te gustaría comprobarlo?
— Pues... No quisiera lastimarte...
— No te preocupes... Soporto cualquier golpe. Aún así, no te olvides que soy una mujer.
— No estás en condiciones de pelear ahora, Maya.
— Kaoru tiene razón —intervino Kenshin en tono serio— No es buena idea.
— Me encuentro bien... —aseveró desviando la mirada hacia el patio mientras se ponía de pie— Sanosuke, prometo que te devolveré tu dinero si me ganas.
Sin pedirlo dos veces Sano aceptó el reto.
— Seré considerado contigo "desabrida", te lo prometo —advirtió al tronarse los nudillos.
— Yahiko, préstame tu katana.
— Maya... Deberías olvidar esto y seguir descansando —suplicó Kaoru.
— Niña, ¿recuerdas lo que tu padre me decía cuando resultaba lastimada en los entrenamientos?... Que nunca debo temer a un reto. Mi deber es sobrevivir para proteger a los demás.
— Esto solo es una apuesta... Sanosuke puede lastimarte.
La expresión de Maya cambió de forma drástica. El comentario de Kaoru en verdad le había molestado mucho y todos lo notaron.
— ¡Si no confías en mi entonces no me pidas que yo lo haga en ti, boba!
— Lo... Lo siento... —se alejó de ella muy apenada. Kenshin se acercó y colocó su mano en el hombro de Kaoru para tranquilizarla.
— Bien. ¡Empecemos!
Maya se colocó en posición recta sosteniendo la espada frente a su rostro cerrando los ojos. Todos le miraron desconcertados.
— Oye... ¿qué estás haciendo?
Ella no respondió. Se mantuvo inmóvil y relajada.
— Esa no es la técnica Kamiya Kasshin...
— "¿Qué estará planeando?..." —meditaba Kenshin.
Desesperado, Sanosuke decidió atacar primero. A los pocos segundos, sin tener idea de qué había sucedido, terminó en el suelo ante la atónita mirada de todos.
— ¿Qué... pasó?... —balbuceó Yahiko.
— Sanosuke. ¿Te encuentras bien? —se aproximó Kaoru preocupada.
— ¡Me... Me duele... la... espalda! ¡No puedo... levantarme!
— ¿Qué le hiciste, Maya?
— En esta técnica es importante usar una espada de bambú si no deseas que el enemigo muera. Este movimiento lo aprendí cuando tenia catorce años.
— Esa técnica necesita mucha velocidad y el perfecto conocimiento del cuerpo humano... —comentó Kenshin sin dejar de observarla, luego se acercó a Sanosuke. Cuidadosamente con los dedos medio e índice le dio un rápido y fuerte apretón unos centímetros debajo de la nuca. Aunque fue doloroso esto le devolvió la movilidad a Sanosuke.
— ¡Fue increíble! Pero... Yo no vi nada. ¿Cómo lo hiciste? —preguntó Yahiko emocionado.
— Siendo mujer soy mas ligera y mi velocidad puede superar la de cualquier hombre —comentó al observar a Kenshin con esa mirada retadora que Kaoru logró distinguir. Sintió recorrer un aire frío en su espalda al notar que Kenshin miraba de la misma forma a su amiga. Algo estaba mal. Pero Kaoru ya no tuvo tiempo para deducir nada, un repentino dolor en el abdomen doblegó a Maya haciéndola caer de rodillas al suelo.
— ¡¡Maya!!... ¡Ayúdenme a llevarla a su habitación!¡Yahiko, ve por el Dr. Genzai!...
— ¡No!.. —exigió Maya débilmente, sujetando a Kaoru del kimono— Por favor... No es necesario... Sabes como odio que te preocupes por mi...
— ¡No voy a dejar que te suceda nada! ¡No quiero que te alejes de mi otra vez!... ¡No quiero me dejes sola!
Varias lagrimas corrieron por las mejillas de Kaoru. Maya intentó secarlas con sus manos mientras Yahiko y Sanosuke las observaban sorprendidos. Kenshin desvió la mirada rápidamente. El viento hacia que su cabello le cubriera los ojos y no permitiera que nadie observara su tristeza y desilusión. Kaoru aceptó que se sentía sola a pesar de todo lo que el ha hecho para demostrarle cuanto le importa.
— "Todo es mi culpa... Perdóname, Kaoru..."