CAPITULO 4: Pensamientos compartidos

Kenshin llevaba una charola con comida a la habitación de Maya. No había salido de ella desde que se dedicó a cuidar de Maya luego de la pelea con Sanosuke.
— Kaoru... ¿Puedo pasar? Traje algo de cenar.
Kaoru abrió la puerta tratando de hacer el menor ruido posible.
— Gracias, Kenshin.
— ¿Cómo se encuentra?
— Está dormida ahora. Estoy segura que es algo serio lo que le pasa pero no va a dejar que nadie la ayude... —murmuró cabizbaja sosteniendo la charola de comida.
— Estoy seguro que te duele mucho verla así pero tu también debes descansar. A la Señorita Maya no le gustaría verte triste cuando despierte.
— Lo sé... Me quedaré despierta un rato más por si necesita algo... Gracias por todo, Kenshin. Buenas noches.
Kaoru se despidió de él con una pequeña sonrisa antes de cerrar su puerta. Ese gesto fue suficiente para él. Hacia tanto que ella no le sonreía... Sin embargo la influencia de Maya le preocupaba de sobremanera. Esa chica no estaba dispuesta a dejarlo en paz y eso significaría que muy pronto lo apartaría de Kaoru. Sus pensamientos pesimistas comenzaron a aflorar nuevamente. Si Maya se la llevaba él no podría hacer nada por impedirlo, después de todo se sentía indigno de ella, había matado a varias personas y no podía aspirar a ser feliz al lado de una mujer como Kaoru... Sonrió al pensar que el destino habia hecho llegar a una persona tan indigna de la preocupación y el cariño de Kaoru como él y esa persona si estaba dispuesta a ayudarla y a darle la confianza y la seguridad que él no podía darle.
— "Ella desea ser amada y necesitada... Si supiera cuanto la necesito yo... que haría cualquier cosa por ella... Pero..."—camino hasta su habitación. Se sentó en el pasillo recargandose en la pared. Debía tomar una decisión. Kaoru estaba en riesgo. Si Maya cumplía su promesa de llevarsela jamás volvería a ver a la mujer a la que tanto admiraba y queria. No podía imaginarsela como parte de un grupo tan salvaje como lo era "La Jauría".

Por su parte, Kaoru dejó la charola a un lado suyo sin mostrar el menor interés por comer.
— No desperdicies la comida. Hay muchos que matarían por un solo bocado.
— ¿Eh?... ¡Maya! ¿Te sientes mejor? ¿Te sigue doliendo? ¿Quieres que te traiga algo?
— Si, necesito algo... Come, callate y vete a dormir.
— ¡Qué! ¡Deja de hacer bromas! ¡¿Tienes idea de que tan preocupada estoy por ti?!
— Preocupate por tu amado "sirviente". Si sigues tratandolo asi se ira sin decirte nada.
— ... Ya estoy preparada para cuando lo haga... —balbuceó hincandose a su lado, ocultando su triste rostro entre su cabello suelto.
— No sabes mentir, Chibi.
— Además... Prometiste llevarme contigo, ¿lo recuerdas?
— Crei que ya lo habias pensado mejor. Esto no es un juego, niña.
— En... Entiendo... ¿No me quieres a tu lado, verdad?
— Si te vas conmigo tendrás que estar consciente de las consecuencias. No volverás a ver a tu discipulo a menos que quieras que él también entre al clan.
— No... Estoy segura que Yahiko me odiará cuando sepa porqué y con quién me voy.
— Tampoco verás a tus amigos ni a tu "sirviente".
— ¡No llames de esa manera a Kenshin!... Él... El me ha salvado varias veces la vida. Me ha ayudado con el dojo y también...
— Tambien gracias a él te la pasas llorando la mayoría del dia y yo no pienso ser otra carga más para ti... Mañana mismo me iré.
— ¡No!... —suplicó agachandose aún más— Por favor, no te vayas... Primero busca al grupo. Cuando los encuentres y vuelvas a ser su lider entonces nos iremos las dos.
Kaoru parecía estar segura de lo que iba a hacer pero a su amiga no podía engañarla; además a Maya no le convenía irse aún, no hasta haber concluido aquel asunto pendiente con Battousai.
— Come y vete a tu habitación... Ya mañana seguiremos discutiendo.
— Preferiría quedarme a dormir contigo.
— Esta bien, esta bien —replicó— Ya veo que no me dejarás en paz esta noche... Ve por tu futon.
Kaoru accedió.

Pasaron dos horas desde entonces. Kenshin se había quedado dormido en el pasillo, sentado frente a su cuarto. Sanosuke y Yahiko estaban profundamente dormidos en su habitacion. El silencio se habia apoderado del lugar.
Un leve sonido se escuchó de repente. Alguien abrío una puerta y luego la cerró con cuidado. Era Maya. Al ver a Kenshin dormido en el pasillo intentó pasar frente a él sin despertarlo.
— ¿Va a algun lado, Señorita Maya? —preguntó él con los ojos cerrados.
— ...Creo que fui una tonta al pensar que no te darías cuenta de mi presencia, Battousai —murmuró tratando de hablar lo más bajo posible.
— Será mejor que regreses a la habitación. Si la Señorita Kaoru se da cuenta de que salió se preocupará. Si necesita algo yo se lo traeré.
— ¿Desde cuando te interesan a ti las preocupaciones de Kaoru? ¿Desde que te diste cuenta que tu eres una de ellas?
Kenshin no respondió.
— Necesito salir y no voy a pedirle permiso a nadie. Aun asi... si lo deseas puedes seguirme, asi te asegurarás que me puedo valer por mi misma aunque camine sola por las calles de Tokio a esta hora de la noche.
— Insisto en que no debería salir —advirtió diplomaticamente.
— Intenta detenerme —le sonrió retandole.
Maya se dirigió a la salida y de allí se alejó lentamente del dojo a pie. Sabía que Kenshin la seguiría y así fue. Él mantuvo su distancia detrás de ella en silencio durante un largo rato. Caminaban directamente hacia la parte más peligrosa de la ciudad.
— Chibi se molestará cuando vea que su "sirviente" no está en casa... Debiste quedarte a protegerla como es tu costumbre, ¿no crees?
Kenshin se mantuvo en silencio.
— Battousai... ¿Es cierto que estuviste casado y que mataste a tu esposa con tus propias manos?... ¿Fue por eso que dejaste de asesinar?... Me conmueves profundamente —se burló mientras ocultaba su dos manos bajo las mangas de su obi— Yo también he matado a algunas personas y he mutilado a muchas otras. Mis manos tambien estan cubiertas de sangre pero gracias a eso he protegido a quienes quiero y no me arrepiento de lo que hice como tú... Sinceramente me das lástima. Yo por Kaoru volvería a matar si es necesario, estaría a su lado si ella me lo pide, por eso voy a llevarmela y la casaré con alguno de mi jauría. Ellos si sabrán apreciarla.
— Y si ella le pidiera que dejara de matar, ¿lo haría? —preguntó molesto ante sus palabras.
— Siendo más chicas me pidió que dejara de robar y no lo hice... Apesar de eso me estimaba y admiraba.
— ¿Por eso huyó de Tokio?
— No... Hui por la supervivencia de un grupo que no tenía a nadie más que a mi. Tu mataste para beneficio de la restauración y gracias a ello muchas cosas han cambiado. ¿Ni siquiera eso valoras?
— Nada justifica matar gente.
— Nada justifica hacer sufrir a Kaoru y aún asi lo haces.
El silencio volvió de nuevo.
Repentinamente Maya se detuvo a mitad de una calle obscura. Bajó sus manos a los costados y dirigió su mirada al cielo. Había escuchado algo. Kenshin se detuvo a unos pasos de ella.
— ¡Maldición!... — exclamó ella antes de echarse a correr. Kenshin, desconcertado, no tuvo otra opción mas que seguirla.
Maya corrió tres cuadras más y dio vuelta a la derecha en un callejón estrecho. En esa esquina encontró un palo de madera en el suelo y sin mucho tiempo lo recogio para luego continuar su camino. Kenshin aún la seguia.






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Autora:

Muchas gracias por los comentarios. Continuaré subiendo los capitulos muy pronto...